El olvido
Revoloteó
entre las hojas buscando un nombre, el que fuera.
—Azogue. —Pudo leer en voz alta. La sonrisa se desdibujó tan pronto como
apareció. El significado de lo que había leído se perdió en el
vacío de su mente.
Se
quedó sentado sin ninguna noción del tiempo hasta que su estómago
rugió.
—Hambre. —Mencionó. Nadie quedaba a su alrededor para alimentarlo: había
sido uno de los últimos en contagiarse del olvido. La desesperación
lo fue dominando a medida que el quejido intermitente del vientre se
hizo más fuerte. No reconoció sus propias lágrimas al limpiarse
los ojos con el dorso de la mano. Las lamió. El sabor de la carne
salada en su lengua fue la respuesta a la dolencia en su vientre.
Cuando
lo encontraron, se había comido los dedos, manos y antebrazos.
Estaba royendo los codos.
Bid my blood to run por Nomadic Lass |
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