¡No
me eche el polvo encima!
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Acababa
de sentarme para tomar un descanso en el trabajo, cuando vi que había
una mancha al lado de un cliente quien bebía su guarapo con
parsimonia. Dicha mancha consistía en residuos de un pastel de pollo
de un cliente anterior que había comido a toda prisa. El cliente
actual parecía no haber reparado en la mancha, pues casi se sentó
encima.
Me
apresuré a levantarme, cogí un trapo y limpié con fuerza la
mancha. Mis golpes de higiene debieron ser más vigorosos de lo que
pretendí, pues el cliente se volteó para mirarme y espetó con voz
ácida: “¡No me eche el polvo encima!”
En el
exterior, sonreí y pedí disculpas. En el interior, me enojé.
¿Acaso no estaba limpiando para su comodidad? Éste y otros
argumentos me los tragué hasta que el cliente se fue.
Eventualmente
la rabia dio paso a la reflexión.
Me di
cuenta que a ese cliente no le importaba realmente si le había caído
polvo encima o no, lo único que quería era tener la razón. Es un
mal común de la humanidad, buscar hallar sentirse bien consigo
mismos en vez de hallar la verdad.
Pensé
en desavenencias que tuve con clientes anteriores. Hubo uno que no se
bajó de su camión, y cuando me subí a la puerta para entregarle su
guarapo, quitó el freno de mano, haciéndome tambalear y derramar
algo del jugo en el asiento del pasajero. El cliente me acusó de ser
torpe y de haber actuado similar en ocasiones anteriores: era la
primera vez que lo veía en el negocio, y la primera vez que me
sucedía algo así.
Podría
relatar muchos casos así, como el de la señora gorda que dejó caer
a su hijo pequeño y en vez de admitir su responsabilidad hizo callar
al lloroso niño obligando a éste a comer un pastel de pollo; o el
señor que se enojó porque el café estaba tibio en vez de
hirviendo.
Antes
me quedaba atrapado en el enojo, pero hoy quiero trascender. Siempre
habrá personas que busquen tratar mal a otras, con poca razón o
incluso sin motivo alguno. ¿Quiero permitir que esos nocivos
personajes me arruinen el día? Creo que la paz interior es uno de
los bienes más preciosos que podemos poseer. No hay que permitir que
los sociópatas ganen, no me parece justo.
Mi
novia me hizo caer en cuenta hace poco que la ira no se me pasa tan
pronto como yo quisiera. Pasó horas atrapado en una calma aparente,
intranquilo. Reconocerlo es el primer paso. ¿Es inevitable que me de
ira? ¿Llegará el día en que no me molesten las groserías ajenas?
¿O aprenderé a calmarme más rápido?
El
desarrollo de la inteligencia emocional es un proceso lento.
Escrito entre el 5 de
Enero y el 9 de Enero de 2017.
+Rhaidot
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