Rima II
Saeta que voladora
cruza, arrojada al azar,
y que no se sabe dónde
temblando se clavará;
hoja que del árbol seca
arrebata el vendaval,
sin que nadie acierte el surco
donde al polvo volverá;
gigante ola que el viento
riza y empuja en el mar,
y rueda y pasa, y se ignora
qué playa buscando va;
luz que en cercos temblorosos
brilla, próxima a expirar,
y que no se sabe de ellos
cuál el último será;
eso soy yo, que al acaso
cruzo el mundo sin pensar
de dónde vengo ni a dónde
mis pasos me llevarán.
Al principio solamente apreciaba el primer verso de este poema, me gusta la imagen de la saeta construida de una manera tan vivida. Al releer el poema pude ver el conjunto y comprendí que la verdadera grandeza está en el final aunque no lo parezca, y que cada verso es una suma a ese final que es a la vez poderoso y trágico.
Rima L
Lo que el salvaje que con torpe mano
hace de un tronco a su capricho un dios,
y luego ante su obra se arrodilla,
eso hicimos tú y yo.
Dimos formas reales a un fantasma,
de la mente ridícula invención,
y hecho el ídolo ya, sacrificamos
en su altar nuestro amor.
Corto y contundente, la re-evaluación de una relación que no era tan grandiosa como se había pensado en el pasado. Como alguien que ha estado en más de una relación tóxica en el pasado, este poema me conmovió y me dolió.
Rima LIX
Yo sé cuál el objeto
de tus suspiros es;
yo conozco la causa de tu dulce
secreta languidez.
¿Te ríes?... Algún día
sabrás, niña, por qué.
Tú acaso lo sospechas,
y yo lo sé.
Yo sé cuándo tú sueñas,
y lo que en sueños ves;
como en un libro, puedo lo que callas
en tu frente leer.
¿Te ríes?... Algún día
sabrás, niña, por qué.
Tú acaso lo sospechas,
y yo lo sé.
Yo sé por qué sonríes
y lloras a la vez;
yo penetro en los senos misteriosos
de tu alma de mujer.
¿Te ríes? ... Algún día
sabrás, niña, por qué;
mientras tú sientes mucho y nada sabes,
yo, que no siento ya, todo lo sé
Y este sin duda alguna es mi favorito de entre los favoritos. Habla de cinismo y amor al mismo tiempo, de la experiencia y desilusión que trae la vida contrastando con la ilusión de la juventud. Para mí este poema la condensa la obra completa de Bécquer mejor que cualquier.
Si es cierto que para ser poeta hay que sufrir, pocos tendrán la oportunidad de superar a Bécquer. Pobre, huérfano, desafortunado, amante traicionado, enfermo y finalmente muerto de tuberculosis. Cuando pienso en su vida, la mía me parece un poco menos mala. Hasta en eso Bécquer es inspiración.
¿Cuáles son sus poemas favoritos de Bécquer y por qué? Comentarios abajo o en mi correo rhaidot@gmail.com
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