ATARDECER
Capitulo 4
Amante
Amante
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“Tendré que conformarme con
aceptar la manera en que se presenta, ante mis ojos, esta realidad.
No es la racionalidad la que me impide creerlo, son una serie de
prejuicios ideológicos. Después de todo, el principio mismo de la
ciencia es que algo inexplicable ocurrió y la vida se creó.”
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Cuatro horas
después, tras haber sido alimentado con sangre de oso, reconstruido
y alimentado de nuevo, volví a ser yo mismo. Las voces de todos
resonaron nuevamente en mi cabeza.
¡Pobre hijo mio! – Esme.
Esto me recuerda aquellas dos
ocasiones con Emmett – Carlisle.
Ojala no tengamos que romperlo de
nuevo – Jasper.
¡Eso fue tan emocionante! –
Emmett.
Espero que no me guarde rencor por
haberlo golpeado – Rosalie.
Edward interponiéndose entre la
chica Swan y Jessica Stanley. Estoy delante de unas puertas metálicas
gigantescas que parecen sacadas de una película de ciencia ficción;
cada una tiene un número diferente pintado en letras rojas: 1, 38,
48, 78, 44, 40, 78, 16, 56. Un brillo que cae del cielo y se
transforma en una luz que ciega mi visión, ¿qué demonios estoy
viendo? – Alice.
Sólo
entonces me permití abrir los ojos. La luz inundaba la habitación a
través de un ventanal que reemplazaba toda una pared. Cerca del
ventanal había un canapé negro y un sofá Barcelona 1930 de
Mies Van der Rohe. Al lado de la puerta un escritorio y por encima de
este un gran televisor de pantalla plana pegado a la pared. El
equipo de música y la librería vertical dominaban otro muro. Todo
estaba decorado en champagne y colores dorados. Afuera se podían ver
los arboles azotados por el viento cada vez más frío, como era de
esperarse teniendo en cuenta que Alice había previsto que comenzaría
a nevar el próximo Lunes.
Estábamos en mi
cuarto.
“Estoy bien.”
Anuncié. “Rosalie, no estoy enojado contigo, al
contrario, les agradezco a todos por haberme detenido antes de que
pudiera matar a alguien. Lamento haberte mordido Emmett.”
“No te preocupes. Me gusta la
cicatriz.” Bromeó Emmett.
“Edward,”
inició Carlisle, “¿por qué crees que perdiste el
control de ese modo?”
Durante el instante
en que consideré la pregunta pude sentir sus ojos y pensamientos
clavados sobre mí, normalmente no me era tan difícil concentrarme,
pero era la primera vez que...
“La sangre de Isabella Swan huele
mejor que la sangre de cualquier otro ser humano.”
Afirmé. “Y creo que el curso de acción más razonable
es irme de Forks. Ustedes pueden quedarse. Yo no.”
Me vi
a mi mismo hablando con Tanya a través de la visión de mi hermana:
“Eres mil veces más adorable que las estrellas, Tanya.
Por supuesto, tú ya lo sabes.”
“Ir con el Clan de Denali no es
una mala idea.” Señaló
Alice.
“Guau, eso es demasiado radical.”
Intervino Emmett. “Al menos tendrías que esperar a matar
a la chica Swan antes de irte.”
“¡No deseo hacerle daño!”
Hablé con voz más alta de lo que quería. Apreté los puños para
calmarme.
“Tranquilo Edward.”
Replicó Emmett con una sonrisa. “No digo que la chica
Swan TENGA que morir, sólo que en caso de que
la mates no será tan malo, créeme.”
Me
sentí desbordado. El recuerdo de las dos personas cuya sangre
suplicó ser bebida por Emmett apareció frente a mi, como un
recordatorio del llamado que mi hermano no pudo ignorar. A pesar de
estar lleno, la garganta me ardió. A través de una visión había
percibido el olor de Isabella Swan; ese era el único recuerdo que
tenía de su olor y, aún así, lograba desesperarme.
“Tal vez para ti.”
Argumenté. “No quiero tener su muerte en mi consciencia,
ya tengo suficiente sangre en mis manos. Además, su olor es
imposiblemente delicioso, aún más de lo que fueron para ti esos dos
desafortunados eventos tuyos.”
“La inmortalidad es demasiado
larga para vivir lamentándose.”
Concluyó Emmett, cruzándose de brazos y dando el asunto por
zanjado.
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“Alice, sobre esos números.”
Le comenté a mi hermana antes de partir, del modo más casual que me
fue posible. Ni Alice ni yo deseábamos que el resto de la familia se
enterara.
Nunca había visto algo así y no
quiero alertar a los demás. Esas puertas y ese brillo en el cielo me
asustan. Por cierto, ¿que era eso de interponerse entre Isabella
Swan y Jessica Stanley?
“Por un segundo quise regresar y
protegerla de la temible amenaza que representa una adolescente
chismosa y sin dientes. No es más que un sentimiento de culpa, no
significa otra cosa.” Abracé
a Alice por última vez y luego salí corriendo.
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¡No puedo creer lo que estás
haciendo Edward! –
Se lamentó Alice echándome una
mirada de reproche.
Asentí. Estaba de
acuerdo con ella. Sin embargo, no podía declamar un discurso sobre
mí inconmensurable estupidez – para hablar tendría que respirar
de la agonizante ambrosía – y además no quería correr el riesgo
de despertar a mi Isabella durmiente.
Casi llego hasta el
territorio de nuestros primos. Cuando faltaba poco, acepté que no
había dejado de pensar en Isabella Swan ni por una milésima de
segundo. Me detuve, a solas con mis pensamientos por primera vez en
un largo tiempo.
Regresé a Forks a
toda prisa, más rápido de lo que cualquier automóvil podría
moverse. Pude captarla con mayor facilidad – esto confirmó mis
sospechas sobre lo que me pasaba con ella – de la que podía
encontrar a mi propia familia. Atraído por una fuerza gravitacional
irresistible llegué hasta su casa, donde para mi sorpresa me
encontré con Alice. Estaba haciendo un puchero y su expresión era
acusadora.
“¿Voy a herirla?”
Cuestioné alarmado.
“¡Regresaste! Juraste que te
ibas, tal vez para no volver, y no te quedaste ni un día. Podrías
habernos evitado la angustia; especialmente a Esme, sabes como se
pone con tus escapadas”
“No fue intencional. Alice, por
favor, no juegues conmigo y responde mi pregunta.”
Del modo más
infantil, Alice me sacó la lengua.
“No, no le vas a poner un dedo
encima. Nos vamos a quedar toda la noche viéndola dormir; tú sin
respirar para evitar la tentación.”
Momentos después
estábamos en su cuarto, tal y como Alice lo había predicho.
No puedo creer que tu pareja
perfecta sea humana; es tan improbable que parece el mal chiste de un
dios particularmente cruel.
Me encogí de
hombros.
¿Qué planeas a hacer? Sí. Sé que
aún no te lo has preguntado. Por eso indago, porque quiero que
pienses en ello para poder verlo. ¡Oh! Quieres conocerla
apropiadamente. Hablar con ella y... ¿No más? Edward, ¡lo que
anhelo saber es cuándo la vas a transformar en vampiro!
Considerar
transformar a Isabella en vampiro me horrorizó. ¡No! ¡Nunca! No
quería destruir su alma inmortal ni arruinar su posibilidad de vivir
y disfrutar al máximo una vida normal, una vida sin la maldición de
la sed eterna.
No puedo verla como vampiro Edward.
¿Esa es tu decisión? Puedo verte junto a ella. Estás loco. Lo que
te propones es imposible. No puedes hacerlo. Ni siquiera Carlisle fue
capaz de seguir al lado de Esme cuando eligió dejarla vivir como
humana, tuvo que alejarse. Edward, Isabella es tu pareja, la única
destinada para ti. ¿Quieres terminar como Marcus cuando ella muera
de vejez? Si es que antes ella no tiene un simple accidente en esa
horrible excusa de camión y se parte el cuello.
El razonamiento de
Alice me llevó a pensar en los Volturi. En el terrible secreto que
únicamente Aro y yo compartíamos. Secreto que, de saberse,
provocaría un conflicto entre mi familia y nuestros gobernantes.
Forcé ese secreto a lo más profundo de mi mente; no quería correr
el tonto riesgo de que Alice se enterara mediante una visión.
Sin dejar de
contemplar a Isabella, comencé a usar lenguaje de señas para
comunicarme con Alice, moviendo mis manos a una velocidad que un ser
humano jamás podría seguir.
“N–o
t–e–n–g–o
m–i–e–d–o d–e
c–o–n–v–e–r–t–i–r–m–e e–n M–a–r–c–u–s,
l–o ú–n–i–c–o q–u–e m–e p–r–e–o–c–u–p–a
e–s c–a–e–r e–n m–i p–r–o–p–i–a
o–s–c–u–r–i–d–a–d. T–e a–g–r–a–d–e–z–c–o
t–u p–r–e–o–c–u–p–a–c–i–ó–n, l–e
c–o–m–p–r–a–r–é a I–s–a–b–e–l–l–a e–l
a–u–t–o–m–ó–v–i–l m–á–s s–i–m–i–l–a–r
a u–n t–a–n–q–u–e q–u–e p–u–e–d–a.”
Lo entiendo, a ninguno de nosotros
– excepto Emmett – le agradó tener que enfrentar a
Edward Berserk. Pero esto es diferente. Tienes que ceder Edward, no
puedes tener una relación con ella si...
En ese momento, una
serie de visiones cayeron sobre Alice como una hilera de piezas de
domino dejándose tumbar una sobre otra.
Isabella... ella...esta chica va a
ser nuestra amiga a pesar de ser humana. Ella va a ser mi primera
amiga.
“¿Q–u–é h–a–y d–e
R–o–s–a–l–i–e?
Es nuestra hermana Edward – y la
amo – sin embargo
hay mucho que nunca he podido compartir con ella. Lo que veo con
Isabella es, una relación más profunda, similar a la que tengo
contigo. Pero tú eres un hombre e Isabella es especial, no es como
nadie que haya conocido hasta ahora o que vaya a conocer. Ella podrá
estar a nuestro lado sin sentir temor, ¿cómo es eso tan siquiera
concebible?.
“Yo no me robé el cerezo el 23 de
Enero, fue Cleo en la noche de Luna llena.”
Murmuró Isabella dormida.
Edward, si no puedo ver a Isabella
transformada como vampiro –
ni tan siquiera como una breve posibilidad –
significa que tendrás la fuerza y determinación para controlarte a
pesar de todo. ¿Qué sigue a continuación?
“H–a–b–l–a–r c–o–n
l–a f–a–m–i–l–i–a.”
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La reacción de mi
familia fue la esperada. Carlisle se enorgullecía de mí y respetaba
mi determinación. Esme hubiera preferido que convirtiera a Isabella
en un monstruo como nosotros con tal de no verme sufrir ni un poco.
Rosalie no quería verse involucrada con una humana y mi decisión
coincidía con su propia perspectiva sobre la inmortalidad, por lo
que su apoyo era de cincuenta por ciento. Emmett me felicitó por
quedarme y me llamó tonto por complicarme la vida. A Jasper le
preocupaba llegar a perder el control con mi amada, mas Alice le
aseguro que no la veía lastimada por causa de él, lo que confieso
nos alivió tanto a Jasper como a mí.
La segunda noche
acompañando a Isabella robé una vieja blusa que había usado ese
día. Cuando regresé a casa le explique el plan a mi familia y nos
coordinamos para tomar turnos aspirando su enloquecedora esencia.
Todos reconocieron que el olor de Isabella era más agradable de lo
usual, aunque ninguno sintió algo tan desbordante como yo. Carlisle
pensó que era raro como a él le había sucedido lo mismo con Esme,
y se preguntó si de algún modo mi pareja humana había nacido para
ser transformada en vampiro, al menos desde un punto de vista
genético. No me enojé con Carlisle porque se trataba de una mera
observación científica de su parte.
Fue extraño oler
por primera vez a mi pareja. El golpe fue duro, sin embargo no tenía
comparación con la visión de Alice. No me hice ilusiones – este
entrenamiento no haría menos penoso estar al lado de ella en cada
ocasión – pero al menos Isabella no moriría, y eso era lo único
que me interesaba. Fue interesante comprobar como mi percepción
mental era un sentido aún más desarrollado que mi nariz. Desde
luego mi sentido del olfato era infinitamente superior al de un ser
humano ordinario, mas palidecía al lado de mi capacidad para invadir
la mente de otros. Para mí, la visión de Alice había sido una
experiencia más intensa que el entrenamiento con la blusa de
Isabella.
La noche antes de
regresar a clases – que por primera vez esperaba con anticipación
– Alice se acercó a mí con sus pequeños saltos y una sonrisa
encantadora que aparecía con frecuencia desde que tuvo la
premonición de su amistad con Isabella.
Ella ya ha pulido todos los detalles
de su malvado plan para investigar el pedazo de mi piel que tiene en
su poder.
“Entonces es tiempo
de que yo elabore mi propio plan.”
Concluí con una sonrisa ladina.
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Nota del Autor
El siguiente capítulo se titula Trance y ya está en proceso de edición... Desde hace un largo rato :S
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