Capítulo 40 Capítulo 42
Harry Potter y los Métodos de la Racionalidad
Capítulo 41
Anulación
Directa
Draco tienes que dejarme ir |
El mordiente viento
de Enero aulló alrededor de los vastos, limpios muros de piedra que
demarcaban los limites materiales del castillo de Hogwarts,
susurrando y silbando con extraños movimientos mientras soplaba
contra ventanas cerradas y torres de piedra. La nieve más reciente
había desaparecido casi por completo, pero ocasionalmente parches de
derretido y recongelado hielo seguían pegándose a la superficie de
piedra y destellaban con la reflejada luz del sol. Desde la
distancia, debía verse como si Hogwarts estuviera parpadeando
cientos de ojos.
Un repentino golpe
de viento hizo retroceder a Draco, e intentó, imposiblemente,
presionar su cuerpo un poco más a la piedra, que se sentía como
hielo y olía como hielo. Un instinto completamente inútil parecía
convencido de que iba a ser arrojado a los muros exteriores de
Hogwarts, y que la mejor forma de prevenir esto era retorcerse
alrededor con reflejos involuntarios y posiblemente vomitar.
Draco
estaba intentando muy fuerte para no
pensar en los seis pisos de aire vacío por debajo de él, y
enfocarse, más bien, en cómo iba a matar a Harry Potter.
"Sabe,
Sr. Malfoy," dijo la jovencita a su lado con una voz
convencional, "si una vidente me hubiera revelado que algún día
estaría colgando de los dedos en los muros de un castillo,
intentando no bajar la mirada o pensar en qué tan duro gritaría
Mamá si me pudiera ver, no hubiera tenido ni
idea de cómo sucedería, excepto
que sería la culpa de Harry Potter."
...
Antes:
Los dos Generales
aliados pasaron por encima del cuerpo de Longbottom, sus botas
pisando el suelo casi en perfecta sincronía.
Únicamente un
soldado permanecía entre ellos y Harry, un chico de Slytherin
llamado Samuel Clamons, cuya mano estaba blanca y aferrada sobre su
varita, sostenida hacia arriba para mantener su Muro Prismático. La
respiración del chico era muy agitada, sin embargo su expresión
mostraba la misma fría determinación que encendía los ojos de su
general, Harry Potter, quien estaba de pie atrás del Muro Prismático
en un corredor sin salida que estaba al lado de una ventana abierta,
con sus manos misteriosamente ocultas atrás de su espalda.
La batalla había
sido ridículamente difícil, para un enemigo que estaba siendo
superado en número dos-a-uno. Debió haber sido fácil, el Ejército
Dragón y el Regimiento Rayo de Sol se habían combinado fácilmente
en las sesiones de práctica, habían combatido el uno contra el otro
lo bastante como para conocerse muy bien en efecto. La Moral estaba
alta, ambos ejércitos sabían que en esta ocasión no estaban
solamente luchando para ganar para sí mismos, sino peleando por un
mundo libre de traidores. A pesar de las sorprendidas protestas de
ambos generales, los soldados del ejército fusionado insistieron en
llamarse a sí mismos el Ejérmiento Drayo Dramione, y produjeron
parches para sus insignias con una carita feliz envuelta en llamas.
Mas
los soldados de Harry habían oscurecido sus propias insignias – no
se veía como pintura, más como si hubieran quemado
esa parte de sus uniformes – y lucharon a través de los niveles
superiores de Hogwarts con una furia desesperada. La fría ira que
Draco a veces había visto en Harry parecía haber introducido dentro
de sus soldados, y combatieron como si no se hubiera tratado de un
juego. Y Harry había vaciado entera su bolsa de trucos, como las
diminutas bolas de metal (Granger las había identificado como "bolas
rodadoras") sobre los pisos y las escaleras, haciéndolas
intransitables hasta que fueran limpiadas, sólo que el ejército de
Harry ya había practicado el Encantamiento Levitador coordinado y
podían hacer volar a sus propios miembros justo
sobre
los obstáculos que habían hecho...
No
podías traer al juego dispositivos de afuera, pero podías
Transformar cualquier cosa que desearas durante
el juego, siempre y cuando fuera seguro. Y eso no era justo cuando
estabas combatiendo a un chico criado por científicos, que conocía
cosas como bolas rodadoras y patinetas y cuerdas elásticas.
Y así habían
llegado a esto.
Los sobrevivientes
de las fuerzas aliadas habían arrinconado los últimos remanentes
del ejército de Harry Potter en un corredor sin salida.
Weasley
y Vincent se habían lanzado sobre Longbottom al mismo tiempo,
moviéndose juntos como habían practicado por semanas en vez de
horas, y de algún modo Longbottom había logrado maldecirlos a ambos
antes de desfallecer.
Y ahora eran Draco y
Granger y Padma y Samuel y Harry, y por la expresión de Samuel, su
Muro Prismático no podía durar mucho más.
Draco ya había
levantado su varita hacia Harry, esperando a que el Muro Prismático
cayera bajo su propio peso; no había necesidad de desperdiciar un
Maleficio Perforador antes de eso. Padma alzó su propia varita a
Samuel, Granger apuntó la suya a Harry...
Harry seguía
escondiendo sus manos detrás de su espalda, en lugar de apuntarlos
con su varita; y mirándolos con una cara que podría haber estado
labrada en hielo.
Podría haber sido
una finta. Probablemente no lo era.
Hubo un breve, tenso
silencio.
Y ahí fue cuando
Harry habló.
"Soy el villano
ahora," el jovencito amenazó con frialdad, "y si creen que
los villanos son fáciles de acabar, mejor piénsenlo de nuevo. Si me
derrotan cuando estoy luchando seriamente, permaneceré derrotado;
mas si pierden, estaremos haciendo esto una y otra vez."
El chico trajo sus
manos adelante, y Draco vio que Harry estaba usando guantes extraños,
con un material grisáceo sobre las puntas de los dedos, y hebillas
que ajustaban los guantes a sus muñecas con firmeza.
A un lado de Draco,
la General Rayo de Sol quedó con la boca abierta por el horror; y
Draco, sin tan siquiera preguntar por qué, disparó un Maleficio
Perforador.
Samuel se tambaleó,
dejó escapar un grito al trastabillar, sin embargo mantuvo el Muro;
y si Padma o Granger disparaban ahora, gastarían sus propias fuerzas
tanto que podrían haberlo perdido todo.
"¡Harry!"
gritó Granger. "¡No
puedes hacerlo en serio!"
Harry ya estaba en
movimiento.
Y mientras se
escabullía por la ventana abierta, su voz fría dijo, "Avancen
si se atreven."
...
El viento helado
aulló alrededor de ellos.
Las brazos de Draco
estaban comenzando a sentirse cansados.
...Había resultado
que, ayer, Harry le había demostrado a Granger cuidadosamente
exactamente como Transformar los guantes que él estaba usando ahora
mismo, que usaban algo llamado 'setas gecko'; y cómo pegarlas a
parches Transformados del mismo material a las puntas de sus zapatos;
y Harry y Granger habían, en un inocente juego de niños, intentado
trepar alrededor de las paredes y del techo.
Y que, también
ayer, Harry había equipado a Granger con un gran total de
exactamente dos dosis de Poción de Caída de Pluma para que cargara
con ella en su monedero, "sólo por si las dudas".
No
que Padma los hubiera seguido, de todos modos. Ella
no estaba loca.
Draco despegó la
mano derecha con maña, la estiró tanto como pudo, y la estampó
sobre la piedra otra vez. A su lado, Granger hizo lo mismo.
Ya
habían tragado la Poción de Caída de Pluma. Era doblar los limites
de las reglas del juego, pero la poción no se activaría a menos que
uno de ellos cayera realmente, y siempre y cuando no
cayeran ellos no estaban usando el objeto.
El Profesor Quirrell
los estaba observando.
Los
dos estaban perfectamente,
completamente, absolutamente a salvo.
Harry Potter, por
otro lado, iba a morir.
"Me pregunto
por qué Harry está haciendo esto," comentó la General Granger
en un tono reflexivo, al tiempo que despegaba las puntas de los dedos
de una mano en la pared con un sonido viscoso. Su mano volvió a
bajar para pegarse casi tan pronto como la había levantado. "Tendré
que preguntarle eso después de que lo mate."
Era asombroso lo
mucho que ellos dos estaban encontrando tener en común.
Draco en verdad no
tenía ganas de hablar, sin embargo se las arregló para mascullar, a
través de los dientes apretados, "Podría tratarse de venganza.
Por la cita."
"En serio,"
dudó Granger. "Después de todo este tiempo."
Pega. Despega.
"Muy dulce de
su parte," añadió Granger.
Pega. Despega.
"Supongo que
encontraré alguna forma verdaderamente romántica de agradecérselo,"
juró Granger.
Pega. Despega.
"¿Qué
tiene él contra ti?"
preguntó Granger.
Pega. Despega.
El viento helado
aulló a su alrededor.
...
Uno podría pensar
que se sentiría más seguro tener suelo bajo tus pies de nuevo.
Pero si el suelo era
un techo inclinado de azulejos con listones de madera sin aserrar, el
cual tenía mucho más hielo que el que había en las paredes de
piedra, y estabas corriendo por ahí a toda velocidad...
Entonces
estarías tristemente
equivocado.
"¡Luminos!"
gritó Draco.
"¡Luminos!"
exclamó Granger.
"¡Luminos!"
clamó Draco.
"¡Luminos!"
bramó Granger.
La figura distante
estaba esquivando y virando al tiempo que corría, y ni uno solo de
sus tiros lo alcanzó, sin embargo estaban ganando terreno.
Hasta que Granger se
resbaló.
Era
inevitable, en retrospectiva, en la vida real no era posible
correr sobre tejados inclinados y congelados a una gran velocidad.
Y
también inevitable, porque sucedió sin la más mínima reflexión,
que Draco se giró y agarró el brazo derecho de Granger, y la
atrapó,
sólo que ella ya había perdido demasiado balance, ella estaba
cayendo y arrastrando a Draco consigo, todo pasó tan rápido -
Se produjo un
fuerte, doloroso impacto, por el peso de Draco al pegarse contra el
tejado sumado al peso de Granger también, y si ella hubiera caído
un poco más cerca del borde lo podrían haber logrado, mas en vez de
eso su cuerpo se inclinó otra vez y sus piernas se resbalaron y su
otra mano sujetó frenéticamente...
Y así fue como
Draco terminó sosteniendo el brazo de Granger en un agarre
desesperado, mientras que la otra mano de ella se asía
frenéticamente del borde del tejado y las puntas de los zapatos de
Draco se habían clavado en medio de una teja.
"¡Hermione!"
la voz de Harry chilló distante.
"Draco,"
susurró la voz de Granger, y Draco bajó la vista.
Eso podría haber
sido un error. Había mucho aire debajo de ella, nada excepto aire,
estaban en el borde de un tejado que sobresalía de los muros
principales de Hogwarts.
"Él
va a venir a ayudarme," murmuró la chica, "sin embargo
primero va a usar Luminos
con nosotros dos, no hay forma de que no lo haga. Tienes que dejarme
ir."
Debió
haber sido la cosa más fácil del mundo.
No
era más que una sangre sucia, sólo una sangre sucia, ¡una
mera sangre sucia!
¡No
siquiera iba a salir lastimada!
...El cerebro de
Draco no estaba escuchando a nada de lo que Draco estaba diciendo
ahora.
"Hazlo,"
Hermione Granger susurró, sus ojos brillando sin una pizca de temor,
"hazlo, Draco, hazlo, ¡tú puedes vencerlo por tu cuenta
tenemos
que ganar Draco!"
Se produjo el sonido
de alguien corriendo y que se estaba acercando.
Oh, se
racional...
La voz en la cabeza
de Draco se escuchaba horrendamente similar a las lecciones
impartidas por Harry Potter.
¿...vas a
permitir que tu cerebro gobierne tu vida?
...
Conclusión, 1:
Estaba
requiriendo un poco de esfuerzo para Daphne Greengrass mantenerse a
sí misma callada, mientras Millicent Bulstrode recontaba la historia
en el cuarto común de las chicas de Slytherin (un lugar confortable
y templado en los calabozos que cruzaban debajo del Lago de Hogwarts,
con pescados nadando al lado de cada ventana, y muebles en los que
podías acostarte si lo querías). Principalmente porque, en la
opinión de Daphne, era una historia perfectamente buena sin todas
las mejoras
de Millicent.
"¿Y entonces
qué?" corearon Flora y Hestia Carrow.
"General
Granger alzó la vista hacia él," Millicent continuó
dramáticamente, "y pronunció, '¡Draco! ¡Tienes que dejarme
ir! No te preocupes por mí, Draco, ¡prometo que estaré bien!' ¿Y
qué suponen ustedes que Malfoy hizo entonces?"
"¡Él
respondió '¡Nunca!'," gritó Charlotte Wiland, "¡y la
agarró con más firmeza!"
Todas las chicas que
estaban escuchando excepto Pansy Parkinson asintieron.
"¡No!"
reveló Millicent. "Él la dejó caer. Y luego dio un salto y le
disparó al General Potter. El fin."
Hubo una pausa
paralizante.
"¡No
puedes hacer
eso!" protestó Charlotte.
"Ella
es una sangre
sucia,"
opinó Pansy, sonando confundida. "¡Por supuesto
que la dejó caer!"
"Bueno,
Malfoy no debió haberla sujetado en primer lugar, ¡entonces!"
replicó Charlotte. "Pero una vez que la agarró, ¡él tenía
que seguir sosteniéndola! ¡Especialmente
en la cara de un cierto peligro aproximándose!" Tracey Davis,
sentada al lado de Daphne, estaba asintiendo para mostrar que estaba
de acuerdo.
"No veo por
qué," dijo Pansy.
"Eso
es porque no tienes ni la más mínima pizca de romance dentro de
ti," replicó Tracey. "Además, no se puede andar por ahí
dejando caer a las chicas. Un chico que bota a una chica de ese
modo... él dejaría caer a cualquiera.
Él te botaría a ti,
Pansy."
"¿A
qué te refieres, botarme?"
Pansy preguntó.
Daphne
ya no lo pudo resistir más. "Sabes," Daphne añadió
siniestramente, "estás desayunando un día en nuestra mesa, y
sin previo aviso, Malfoy te
suelta,
¡y estás cayendo de lo más alto de Hogwarts! ¡Eso es lo que
pasa!"
"¡Sí!"
concordó Charlotte. "¡Él es un tirador de brujas!"
"¿Sabes
por qué cayó Atlantis?" se mofó Tracey. "Porque alguien
como Malfoy la
dejó caer,
¡ese es el por qué!"
Daphne
bajo su voz. "De hecho... que tal si fue Malfoy el que hizo que
Hermione, o sea la General Granger, ¿se resbalara en primer lugar?
¿Qué tal si se ha revelado para hacer que todos
los hijos de Muggle se tropiecen y caigan?"
"¿Estás
insinuando que - ?" Tracey se quedó con la boca abierta.
"¡Correcto!"
Daphne exclamó dramáticamente. "¿Qué tal si Malfoy es – el
heredero de Resbaladín?"
"¡El próximo
Señor Resbalón!" aulló Tracey.
Lo
que era una linea demasiado buena para que alguna se quedara callada,
así que al caer la noche se había esparcido por todo Hogwarts, y a
la mañana siguiente era el encabezado del Quibbler.
...
Conclusión, 2:
Esa tarde Hermione
se aseguró de ir al acostumbrado salón de clases bien temprano,
sólo para poder estar a solas, en una silla, pacíficamente leyendo
un libro, cuando Harry llegara allí.
Si había alguna
forma en que una puerta crujiera de manera apologética, así fue
como crujió la puerta al abrirse.
"Este,"
inició la voz de Harry Potter.
Hermione siguió
leyendo.
"Yo,
este, como que lo siento, no era mi intención que en verdad
te cayeras del techo o algo así..."
Había sido una
experiencia bastante entretenida, en realidad.
"Yo,
ah... no tengo mucha experiencia pidiendo disculpas, me arrodillaré
si lo deseas, o te voy a comprar algo costoso, ¿Hermione
no sé cómo disculparme contigo por esto qué puedo hacer nada más
dime?"
Ella siguió leyendo
el libro en silencio.
No
era como si ella
tuviera idea de cómo podía disculparse Harry, tampoco.
Ahora mismo
únicamente estaba sintiendo una especie de rara curiosidad por lo
que sucedería si seguía leyendo su libro por un rato más.
Capítulo 40 Capítulo 42
Nota del traductor
Para más información sobre las setas gecko.
Y pues sí, regresó a poner las notas de traducción al final del capítulo. Reitero que estaré una semana en compañía de mi novia por unos días así que el siguiente capitulo de HPMOR tendrá algo de retraso, quiero disfrutar al máximos el tiempo con mi pareja.
Muchas gracias por su paciencia y por este esta traducción.
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