Capítulo 44 Capítulo 46
Harry Potter y los Métodos de la Racionalidad
Capítulo 45
Humanismo, Parte
3
Harry Potter del Futuro |
La canción de
Fawkes gentilmente divagó hacia la nada.
Harry se sentó
desde donde había estado acostado, sobre la hierba golpeada por el
invierno, Fawkes todavía posado sobre su hombro.
Hubo respiraciones
contenidas a su alrededor.
"Harry,"
dijo Seamus con voz temblorosa, "¿estás bien?"
La paz del fénix
seguía dentro de él, y la calidez, provenía desde donde Fawkes
reposaba. Calidez, esparciéndose a través suyo, y la memoria de la
canción, todavía viva ante la presencia del fénix. Cosas terribles
le habían sucedido, pensamientos terribles lo habían recorrido.
Había recuperado una memoria imposible, a cambio de todo lo que el
Dementor había hecho que él mismo profanara. Una extraña palabra
seguía haciendo eco en su mente. Y todo eso podía ser puesto en
espera, mientras el fénix todavía brillara rojo y dorado bajo el
sol poniente.
Fawkes le canturreó.
"¿Algo que yo
tengo que hacer?" Harry le preguntó a Fawkes. "¿Qué?"
Fawkes ladeó su
cabeza en dirección al Dementor.
Harry miró el
horror invisible aún dentro de su jaula, y luego de nuevo al fénix,
confundido.
"¿Sr.
Potter?" inquirió la voz de Minerva McGonagall detrás de él.
"¿Está
usted bien?"
Harry se puso de pie
y se giró.
Minerva McGonagall
lo estaba observando, con expresión muy preocupada; Albus Dumbledore
al lado de ella lo estudiaba cuidadosamente; Filius Flitwick se
mostraba tremendamente aliviado; y todos los estudiantes no hacían
otra cosa que mirar.
"Creo
que sí, Profesora McGonagall," Harry contestó calmadamente.
Casi había pronunciado Minerva
antes de frenarse. Mientras Fawkes estuviera sobre su hombro, al
menos, Harry estaría bien; podría ser que colapsara un momento
después de que Fawkes se fuera, pero por alguna razón pensamientos
como esos no parecían importantes. "Creo que estoy bien."
Debió haber gritos
de alegría, o suspiros de alivio, o algo, sin embargo nadie sabia
que decir, ninguno de ellos.
La paz del fénix se
alargó.
Harry se volteó.
"¿Hermione?" él llamó.
Todos con la más
mínima pizca de romance en sus corazones contuvieron su aliento.
"Realmente no
sé cómo expresar mi agradecimiento apropiadamente," Harry
explicó en voz baja, "no más de lo que sé sobre cómo
disculparme. Todo lo que puedo afirmar es que si te preguntas si fue
o no lo correcto para hacer, es que sí lo fue."
El niño y la niña
se miraron directamente a los ojos.
"Lo siento,"
Harry dijo. "Sobre lo que va a pasar a continuación. Si algo
que pueda hacer -"
"No,"
Hermione replicó. "No hay nada que puedas hacer. Sin embargo,
está bien." Entonces le dio la espalda a Harry y se alejó
caminando, hacia el camino que llevaba a las puertas de Hogwarts.
Un número de chicas
observaron a Harry con expresión intrigada, y luego la siguieron.
Mientras avanzaban, podías escuchar el inicio del excitado
interrogatorio.
Harry las vio
partir, se giró para contemplar a los otros estudiantes. Lo habían
visto en el suelo, gritando, y...
Fawkes acarició su
mejilla, brevemente.
...y eso los
ayudaría, algún día, comprender que el Niño-Que-Vivió también
podía ser herido, podía estar angustiado. Así cuando ellos
estuvieran heridos y angustiados, recordarían haber visto a Harry
gimoteando en el suelo, y sabrían que su propio dolor y problemas no
significaba que nunca iban a lograr nada. ¿Había calculado el
Director eso, cuando había permitido que otros estudiantes se
quedaran y observaran?
Los ojos de Harry
fueron de regreso hacia el alto manto andrajoso, casi sin pensar, y
sin estar realmente consciente de qué estaba hablando, Harry
pronunció, "No debería existir."
"Ah,"
comentó una seca, precisa voz. "Pensé que podría pensar algo
así. Lamento mucho comunicarle, Sr. Potter, que los Dementores no
pueden ser asesinados. Muchos lo han intentado."
"¿En serio?"
Harry inquirió, todavía con la mente ausente. "¿Qué
intentaron?"
"Hay un cierto
hechizo extremadamente peligroso y destructivo," el Profesor
Quirrell informó, "cuyo nombre no revelaré aquí; un hechizo
de fuego maldito. Es lo que usarías para destruir un artefacto
antiguo como el Sombrero Seleccionador. No tiene efecto sobre los
Dementores. Ellos son imperecederos."
"No son
imperecederos," rechazó el Director. Las palabras dulces, su
expresión afilada. "No poseen la vida eterna. Son heridas en el
mundo, y atacar una herida únicamente la hace más grande."
"Mmm,"
Harry preguntó. "¿Supongamos que lo arrojamos al Sol? ¿Sería
destruido?"
"¿Arrojarlo
al Sol?"
chilló el Profesor Flitwick, viéndose como si fuera a desmayarse.
"Parece
improbable, Sr. Potter," el Profesor Quirrell opinó secamente.
"El Sol es muy extenso, después de todo; dudo que el Dementor
tenga algún efecto sobre el Sol. Pero no es una prueba que yo
quisiera intentar, Sr. Potter, sólo por si las dudas."
"Ya veo,"
Harry espetó.
Fawkes canturreó
una última vez, agitó sus alas alrededor de la cabeza de Harry, y
luego despegó apartándose de Harry. Se lanzó a sí mismo derecho
hacia el Dementor, soltando un enorme y perforador grito de desafío
que hizo eco alrededor del campo. Y antes de que cualquiera pudiera
reaccionar, se produjo un fogonazo de fuego, y Fawkes había
desaparecido.
La paz se
desvaneció, un poco.
La calidez se
desvaneció, un poco.
Harry respiró
profundamente, y exhaló de nuevo.
"Aja,"
Harry dijo. "Todavía vivo."
Otra vez el
silencio, una vez más la ausencia del animo; nadie parecía saber
cómo responder -
"Es bueno saber
que se ha recuperado totalmente, Sr. Potter," el Profesor
Quirrell apuntó con firmeza, como negando cualquier otra
posibilidad. "Ahora, ¿creo que era el turno de la Señorita
Ransom?"
Eso inició otra
discusión, en la cual el Profesor Quirrell estaba en lo correcto y
todos los demás estaban equivocados. El Profesor de Defensa señaló
que, a pesar de las comprensibles emociones de todos los
involucrados, la oportunidad de que un problema similar le ocurriera
a otro estudiante estaba cerca de lo infinitesimal; más aún porque
ya conocían la forma de evitar accidentes con las varitas. Y
mientras tanto, había otros estudiantes que necesitaban aprovechar
su mejor oportunidad para lanzar un Encantamiento Patronus, o
aprender la sensación de un Dementor para que así pudieran huir, y
descubrir su propio grado de vulnerabilidad...
Al final resultó
que Dean Thomas y Ron Weasley de Gryffindor eran los únicos que
seguían dispuestos a acercarse al Dementor, lo que simplificó el
entuerto.
Harry echó un
vistazo en dirección al Dementor. La palabra hizo eco en su mente de
nuevo.
De
acuerdo,
Harry pensó para sí mismo, si
el Dementor es un acertijo, ¿cuál es la respuesta?
Y con tan sólo eso,
fue obvio.
Harry contempló la
deslustrada, ligeramente corroída jaula.
Vio lo que yacía
debajo del alto, agujereado manto.
Eso era, entonces.
La Profesora
McGonagall se acercó y habló con Harry. Ella no había visto lo
peor, así que nada más había un poco de agua resplandeciente en
sus ojos. Harry le comunicó que necesitaba conversar con ella
después e inquirir una cuestión que él había demorado desde hace
tiempo, pero que eso no tenía que ocurrir ya mismo, si ella estaba
ocupada. Ella produjo una cierta expresión que sugirió que le
habían alejado de algo importante; y Harry se lo manifestó, y
añadió que honestamente ella no tenía por qué sentirse culpable
sobre irse. Esto le mereció una mirada afilada, mas entonces ella se
fue, presurosa, con la promesa de que hablarían más adelante.
Dean Thomas invocó
su oso blanco otra vez, incluso ante la presencia del Dementor; y Ron
Weasley puso un adecuado escudo de niebla chispeante. Lo que concluyó
el día, al menos hasta donde a todos les importaba, y el Profesor
Flitwick empezó a guiar a los estudiantes de regreso a Hogwarts.
Cuando fue claro que Harry tenía el propósito de quedarse atrás,
el Profesor Flitwick lo observó de manera inquisitiva; y Harry, por
su parte, fijó la vista de manera significante hacia Dumbledore.
Harry no supo que concluyó el Profesor Flitwick de eso, pero tras
una afilada mirada de advertencia, su Jefe de Casa partió.
Y asó únicamente
permanecieron Harry, el Profesor Quirrell, el Director Dumbledore, y
un trío de Aurores.
Hubiera sido mejor
deshacerse del trío primero, sin embargo a Harry no le se ocurrió
una buena manera de lograrlo.
"De acuerdo,"
dijo el Auror Komodo, "vamos a llevarlo de regreso."
"Disculpen,"
Harry arguyó. "Me gustaría tener otra oportunidad con el
Dementor."
...
La
petición de Harry halló una cierta cantidad de oposición de la
variedad estás
completamente loco,
aunque sólo fue el Butnaru quien de hecho lo expresó en voz alta.
"Fawkes me
pidió que lo hiciera," Harry declaró.
Eso no venció toda
la oposición, a pesar de la expresión de sorpresa que produjo en el
rostro de Dumbledore. El argumento siguió, y estaba empezando a
desgastar la paz remanente del fénix, lo que molestó a Harry, mas
nada más un poco.
"Vean,"
Harry explicó, "estoy muy seguro de qué fue lo que hice mal
antes. Hay un tipo de persona que tiene que usar una clase diferente
de pensamiento cálido y féliz. Sólo permitan que lo intente, ¿de
acuerdo?"
También esto
demostró no ser persuasivo.
"Me parece,"
el Profesor Quirrell señaló finalmente, observando a Harry con ojos
como rendijas, "que si no lo dejamos hacer esto bajo
supervisión, él podría, en algún punto u otro, fugarse y buscar a
un Dementor por su cuenta. ¿Lo acuso falsamente, Sr. Potter?"
Hubo una pausa
horrorizada ante esto. Pareció un buen momento para jugar su carta
del triunfo.
"No
me importa si el Director mantiene su propio Patronus activo,"
Harry propuso. Porque
yo estaré ante la presencia de un Dementor de todos modos, Patronus
o no.
Esto produjo
confusión, incluso el Profesor Quirrell se mostró intrigado; pero
el Director finalmente accedió, ya que no era probable que Harry
pudiera ser herido a través de cuatro Patronus.
Si el Dementor no
pudiera atravesar tu Patronus en algún nivel, Albus Dumbledore, no
verías un hombre desnudo al cual es doloroso ver...
Harry no lo
pronunció en voz alta, por razones obvias.
Y empezaron a
avanzar hacia el Dementor.
"Director,"
Harry inquirió, "suponga que la puerta de Ravenclaw le pregunta
a usted este acertijo: ¿Qué yace en el centro de un Dementor? ¿Qué
respondería?"
"Miedo,"
dijo el Director.
Era un error
bastante simple. El Dementor se aproximaba, y te provocaba miedo. El
miedo dolía, sentías el miedo debilitarte, querías que el miedo se
fuera.
Era natural pensar
que el temor era el problema.
Así que concluyeron
que el Dementor era una criatura de temor puro, que no había más
allí que temer que el miedo mismo, que el Dementor no podía dañarte
si no tenías miedo...
Pero...
¿Qué yace en el
centro de un Dementor?
Miedo.
¿Qué es tan
horrible que la mente se rehúsa a verlo?
Miedo.
¿Qué es
imposible de matar?
Miedo.
...no encajaba del
todo, una vez que lo considerabas.
Aunque era lo
bastante claro por qué las personas estarían reluctantes a mirar
más allá de la primera respuesta.
Las
personas comprendían
el miedo.
Las
personas sabían lo que supuestamente debían hacer
con el miedo.
Así que, enfrentado
con un Dementor, no sería exactamente confortante preguntar: '¿Qué
tal si el temor no es más que un efecto secundario en vez de el
problema principal?'
Llegaron muy cerca
de la jaula del Dementor protegida por cuatro Patronus, cuando se
produjeron cuatro inhalaciones violentas provenientes de los tres
Aurores y el Profesor Quirrell. Todas las caras se voltearon para
contemplar al Dementor, como si escucharan; había horror sobre el
rostro del Auror Goryanof.
Entonces el Profesor
Quirrell levantó su cabeza, con expresión dura, y escupió hacia el
Dementor.
"No le gustó
que le arrebataran su presa, supongo," Dumbledore comentó con
calma. "Bueno. Si se vuelve necesario, Quirinus, siempre habrá
refugio para ti en Hogwarts."
"¿Qué fue lo
que pronunció?" inquirió Harry.
Todos giraron la
cabeza hacia él.
"¿No lo
oíste...?" Dumbledore dudó.
Harry sacudió su
cabeza.
"Se dirigió a
mí," explicó el Profesor Quirrell, "dijo que me conocía,
y que me cazaría algún día, a donde fuera que intentara
esconderme." Su rostro era rígido, sin señal de estar
atemorizado.
"Ah,"
Harry comentó. "No me preocuparía por eso, Profesor Quirrell."
No
es como si los Dementores pudieran hablar de verdad, o pensar; la
estructura que tienen la toman prestada de tu propia mente y
expectativas...
Ahora
todos lo estaban mirando con expresiones muy
raras.
Los Aurores se ojeaban nerviosamente entre ellos, al Dementor, a
Harry.
Y se quedaron de pie
directamente en frente de la jaula del Dementor.
"Son heridas en
el mundo," Harry declaró. "No es más que una corazonada,
pero supongo que el que pronunció eso fue Godric Gryffindor."
"Sí..."
admitió Dumbledore. "¿Cómo lo sabes?"
Es
una confusión común,
pensó Harry, que
los mejores racionalistas eran Seleccionados en Ravenclaw, sin dejar
otros para otras Casas. Esto no es así; ser Seleccionado en
Ravenclaw indica que tu virtud más fuerte es la curiosidad, inquirir
y desear conocer la respuesta verdadera. Y esta no es la única
virtud que un racionalista necesita. A veces tienes que trabajar duro
en un problema, y perseverar por un tiempo. A veces necesitas un plan
ingenioso para resolverlo. Y a veces lo que necesitabas más que nada
para ver la respuesta, es el coraje para enfrentarlo...
La vista de Harry
fue hacia lo que yacía debajo del manto, el horror que era mucho
peor que cualquier momia en descomposición. Rowena Ravenclaw también
podría haberlo sabido, porque era un acertijo bastante obvio una vez
que lo veías como acertijo.
Y también era obvio
porque los Patronus eran animales. Los animales no lo sabían, y por
eso estaban protegidos del miedo.
Sin
embargo Harry sabía, y siempre lo sabría, y nunca sería capaz de
olvidar. Intentó enseñarse a sí mismo a enfrentar la realidad sin
retroceder, y aunque Harry todavía no había dominado ese arte, de
todos modos esas ranuras habían sido impresas dentro de su mente, el
reflejo aprendido de contemplar hacia
el pensamiento doloroso en lugar de huir. Harry nunca sería capaz de
olvidar al pensar en pensamientos cálidos y felices sobre algo más,
y por eso el hechizo no había funcionado para él.
Así
que Harry pensaría en un pensamiento cálido y feliz que no
era sobre
algo diferente.
Harry extrajo su
varita que el Profesor Flitwick le había devuelto, puso sus pies en
la postura inicial para el Encantamiento Patronus.
Dentro de su mente,
Harry descartó los últimos remanentes de paz del fénix, puso a un
lado la calma, el estado ensoñado, recordó más bien el grito
perforador de Fawkes, y se preparó a sí mismo para la batalla.
Llamó a todas las piezas y elementos de sí mismo a despertar. Elevó
dentro de sí mismo todas las fuerzas que el Encantamiento Patronus
requería cada vez, para ponerse en el punto mental correcto para el
cálido y feliz pensamiento final; recordó todas las cosas
brillantes.
Los libros que su
padre le había comprado.
La sonrisa de su
Mamá cuando Harry había hecho a mano su tarjeta para el día de la
madre, una cosa elaborada que había usado media libra de partes
electrónicas sobrantes del garaje para producir luces destellantes y
timbrar con una suave tonada, y le había llevado tres días en
construir.
La Profesora
McGonagall afirmando que sus padres había muerto bien,
protegiéndolo. Como en efecto había sido.
Darse cuenta que
Hermione estaba manteniendo su ritmo e incluso yendo más rápido que
él, que podían ser verdaderos rivales y amigos.
Embaucando a Draco
afuera de la oscuridad, observarlo lentamente caminar hacia la luz.
Neville y Seamus y
Lavender y Dean y todos los demás que lo veían como un ejemplo a
seguir, todos por los él pelearía para defender si algo amenazaba a
Hogwarts.
Todo lo que hacia la
vida digna de ser vivida.
Su varita se levantó
hacia la posición inicial para el Encantamiento Patronus.
Harry pensó en las
estrellas, la imagen que casi contuvo al Dementor aún sin un
Patronus. Sólo que esta vez, Harry añadió el ingrediente perdido,
él no lo había visto realmente mas había visto las fotos y el
vídeo. La Tierra, resplandeciendo azul y blanca reflejando la luz
del sol mientras flotaba en el espacio, en medio del vacío negro y
los brillantes puntos de luz. Pertenecía ahí, dentro de esa imagen,
porque era lo que le daba un significado a todo lo demás. La Tierra
era lo que hacía las estrellas significantes, las hacía más que
incontrolables reacciones en fusión, porque era la Tierra la que
algún día colonizaría la galaxia, y cumpliría la promesa del
cielo nocturno.
¿Seguirían
plagados por los Dementores, los hijos de los hijos de los hijos, los
distantes descendientes de la raza humana al viajar de una estrella a
otra? No. Por supuesto que no. Los Dementores no eran más que
pequeñas molestias, palideciendo hacia la nada bajo la luz de la
promesa; no eran imposibles de asesinar, ni invencibles, nada de eso.
Tenías que sobreponerte a las pequeñas molestias, si eras uno de
los pocos afortunados y desafortunados en nacer sobre la Tierra; en
la Antigua Tierra, como sería recordada algún día. Eso también
era parte de lo que significaba estar vivo, si eras uno del pequeño
manojo de seres conscientes nacidos al principio de todas las cosas,
antes de que la vida inteligente llegara totalmente a la cima del
poder. Que el mucho más vasto futuro dependía de lo que tú
hicieras aquí, ahora, en los primeros días del amanecer, cuando
todavía había tanta oscuridad para combatir, y molestias temporales
como los Dementores.
Mamá y Papá, la
amistad de Hermione y el viaje de Draco, Neville y Seamus y Lavender
y Dean, el cielo azul y el brillante Sol y las otras cosas
resplandecientes, la Tierra, las estrellas, la promesa, todo lo que
la humanidad era y todo lo que se convertiría...
Sobre la varita, los
dedos de Harry se movieron en las posiciones iniciales; estaba listo,
ahora, para pensar el tipo indicado de pensamiento cálido y feliz.
Y los ojos de Harry
se fijaron directamente a lo que permanecía por debajo del manto
agujereado, miró recto hacia lo que había sido nombrado Dementor.
El vacío, la ausencia, el hueco en el universo, la falta de color y
espacio, la herida abierta a través de la cual se escapaba la
calidez del mundo.
El miedo que exudaba
robaba todos los pensamientos felices, su cercanía drenaba tu poder
y fuerza, su beso destruiría todo lo que eras.
Te
conozco ahora,
Harry pensó al tiempo que su varita giraba una, dos, tres y cuatro
veces, mientras sus dedos se deslizaban hacia las distancias
correctas, he
comprendido tu naturaleza, simbolizas la Muerte, mediante algunas
leyes de la magia tú eres una sombra que la Muerte lanza sobre el
mundo.
Y la Muerte es
algo que yo nunca aceptaré.
Sólo es una cosa
de niños, de la cual la especie humana aún no ha madurado.
Y algún día...
La superaremos...
Y las personas ya
no tendrán que decir adiós nunca más...
La varita se alzó y
apuntó directo hacia el Dementor.
"¡EXPECTO
PATRONUM!"
El pensamiento
explotó de él como una represa rota, descendió desde su brazo
hacia su varita, explotó desde ahí como un relámpago de luz
blanca. Luz que se volvió corpórea, tomó una forma y substancia.
Una
figura con dos brazos, dos piernas, y una cabeza, de pie; el animal
Homo sapiens,
la apariencia de un ser humano.
Destellando más y
más brillante mientras Harry proyectaba toda su fuerza en el
hechizo, resplandeciendo con luz incandescente más luminosa que el
sol ocultándose, los Aurores y el Profesor Quirrell protegieron sus
ojos sorprendidos -
Y algún día
cuando los descendientes de la humanidad se hallan esparcido de
estrella a estrella, no les contarán a los niños sobre la historia
de la Antigua Tierra hasta que sean lo suficientemente mayores para
poderlo tolerar; ¡y cuando aprendan al respecto llorarán al conocer
que tal cosa como la Muerte existió tan siquiera una vez!
La figura de un
humano se iluminó más brillante que el Sol del mediodía, tan
radiante que Harry podía sentir el calor reflectándose sobre su
piel; y Harry envió todo su desafío a la sombra de la Muerte,
abriendo todas las compuertas dentro de sí para hacer más
fulgurante esa brillante forma y aún más luminosa y todavía más
resplandeciente.
No eres
invencible, y algún día la especie humana de acabará.
Te eliminaré si
puedo, por el poder de la mente y la magia y la ciencia.
No me arrodillaré
por temor a la Muerte, no mientras tenga una oportunidad de ganar.
No permitiré que
la Muerte me toque, no permitiré que la Muerte toque a aquellos que
amo.
Y aún si me
eliminas antes de que yo te elimine,
Otro tomará mi
lugar, y luego otro,
Hasta que la
herida en el mundo sea sanada al final...
Harry bajó su
varita, y la destellante figura humana se desvaneció.
Lentamente, exhaló.
Como si despertara
de un sueño, como si abriera sus ojos tras haber dormido, la mirada
de Harry se alejó de la jaula, contempló alrededor y vio a todos
los que lo estaban observando.
Albus Dumbledore lo
estaba mirando fijamente.
El Profesor Quirrell
lo estaba mirando fijamente.
El trío de Aurores
lo estaba mirando fijamente.
Todos lo estaban
contemplando como si él acabara de destruir un Dementor.
El manto desgarrado
yacía vacío dentro de la jaula.
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