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miércoles, 21 de diciembre de 2016

Harry Potter y los Métodos de la Racionalidad Capítulo 62

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Harry Potter y los Métodos de la Racionalidad


Capítulo 62


El Experimento de la Prisión Stanford, Final

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Minerva echó un vistazo al reloj, las manos doradas y los números plateados, el movimiento circular. Los Muggles lo habían inventado, y hasta que lo hicieron, a los magos no les había importado saber la hora. Campanas, sincronizadas con un reloj de arena, habían servido a Hogwarts para sus primeras clases cuando fue construida. Era una de las cosas que los puristas de sangre deseaban que no fueran verdad, y por lo tanto Minerva lo sabía.

Ella había recibido un Sobresaliente en sus É.X.T.A.S.I.S. en sus Estudios Muggle, lo que ahora parecía ser una marca de vergüenza, considerando cuán poco ella sabía. Su yo más joven se había dado cuenta, incluso entonces, que la clase era una estafa, enseñada por un sangre pura, supuestamente porque los hijos de Muggle no podían apreciar lo que los hijos de magos necesitaban que les contaran, y de hecho la Junta de Gobernadores no aprobaba a los Muggles para nada. Pero cuando ella tenía diecisiete el grado de Sobresaliente era lo que le importaba principalmente, lo recordaba con tristeza...

¡Si Harry Potter y Voldemort luchan su guerra con armas Muggle no quedará nada de este mundo excepto fuego!

Ella ni siquiera podía imaginarlo, y la razón por la cual no podía imaginarlo era que no podía imaginar a Harry combatiendo con Quien-Tú-Sabes.

Ella había enfrentado al Señor Oscuro cuatro veces y sobrevivió cada vez, tres veces con Albus para protegerla y una vez con Moody a su lado. Ella recordaba el daño, la cara como serpiente, las tenues escamas verdes desperdigadas sobre la piel, los ojos rojos brillantes, la voz que se reía con un siseo agudo y no prometía nada excepto crueldad y tormento: el monstruo puro y completo.

Y Harry Potter era fácil de visualizar en su mente, la expresión luminosa sobre la cara de un joven niño que tambaleaba entre tomar lo ridículo seriamente y lo serio ridículamente.

Y pensar en los dos encarándose a punta de varita era demasiado doloroso para ser imaginado.

No tenían derecho, ningún derecho de poner todo eso sobre un niño de once años. Ella sabía lo que el Director había decidido para él el día de hoy, porque le habían contado los arreglos; y de haber sido ella a la misma edad habría rabiado y gritado y llorado y sentido inconsolable durante semanas, y...

Harry no es un estudiante de primer año ordinario, Albus había aseverado. Él está marcado como el igual del Señor Oscuro, y tiene poder que el Señor Oscuro no conoce.

La terrible y hueca voz explotando desde la garganta de Sybill Trelawney, la profecía verdadera y original, haciendo eco una vez más a través de su mente. Ella tenía la sensación de que no significaba lo que el Director pensó, mas no había forma de poner la diferencia en palabras.

Y aún si parecía ser verdad, que si había algún niño de once años en la Tierra entera que podía soportar ésta carga, ese niño se aproximaba a su oficina ahora. Y si ella pronunciaba algo como 'pobre Harry' enfrente de él... bueno, a él no le gustaría.

Así que ahora tengo que hallar la forma de matar a un Mago Oscuro inmortal, Harry había hablado en el primer día que lo descubrió. Realmente desearía que me lo hubiera dicho antes de que iniciara mis compras...

Ella había sido Jefa de la Casa de Gryffindor por suficiente tiempo, había visto suficientes amigos morir, para saber que había algunas personas que no podías salvar de convertirse en héroes.

Hubo un llamado a la puerta, y la Profesora McGonagall pronunció, "Pase."

Cuando Harry entró, su cara tenía la misma fría, alerta mirada que le había visto en el Lugar de Mary; y se preguntó por un instante si él había estado vistiendo esa misma mascara, esa misma identidad, todo el día.

El joven niño se sentó en la silla frente a su escritorio, y habló, "¿Así que ya es momento de que me informen qué está pasando?" Las palabras neutrales, no las palabras afiladas que debieron acompañar a esa expresión.

Los ojos de la Profesora McGonagall se alzaron por la sorpresa antes de que los pudiera detener, y exclamó, "¿El Director no le contó nada, Sr. Potter?"

El niño sacudió su cabeza. "Sólo que él había recibido una advertencia de que yo podría estar en peligro, pero que ahora estaba a salvo."

Minerva estaba teniendo problemas para encontrar su mirada. ¿Cómo le podían hacer esto a él, cómo podían cargar esto sobre un niño de once años, esta guerra, este destino, esta profecía... y ellos ni siquiera confiaban en él...

Se forzó a sí misma a contemplar a Harry directamente, y vio que sus ojos verdes estaban calmados mientras se posaban sobre ella.

"¿Profesora McGonagall?" el niño inquirió con calma.

"Sr. Potter," arguyó la Profesora McGonagall, "me temo que no es mi derecho explicar, sin embargo si después de ésto el Director todavía no le cuenta nada, usted puede venir conmigo y yo le gritaré a él por usted."

Los ojos del niño se abrieron de par en par, algo del Harry real mostrándose a través de una hendidura antes de que la mascara se volviera a acomodar.

"En cualquier caso," la Profesora McGonagall explicó enérgicamente. "Lamento la molestia, Sr. Potter, mas necesito pedirle que use su Giratiempo para regresar seis horas hasta las tres de la tarde, y darle el siguiente mensaje al Profesor Flitwick: Plata en el árbol. Demande al Profesor que anote el tiempo en el que usted le dio ese mensaje. Después de eso el Director desea encontrarse con usted cuando a usted le convenga."

Hubo una pausa.

Entonces el niño habló, "¿Soy sospechoso de hacer un uso incorrecto de mi Giratiempo, entonces?"

"¡No por !" La Profesora McGonagall respondió a toda prisa. "Lamento el inconveniente, Sr. Potter."

Hubo otra pausa, y entonces el joven niño se encogió de hombros. "Va a desbaratar mi agenda de sueño pero supongo que no se puede evitar. Por favor permita que los elfos de casa sepan que si pido un desayuno mañanero a las, digamos, tres A.M., debo recibirlo."

"Por supuesto, Sr. Potter," ella concedió. "Gracias por entender."

El niño se levantó de su silla y le dirigió una inclinación de cabeza formal, luego se deslizó hasta la puerta con su mano ya yendo debajo de su camisa en donde aguardaba su Giratiempo; y ella casi lo llamó ¡Harry! Sólo que no sabía qué más decir después de eso.

En vez de eso esperó, sus ojos sobre el reloj.

¿Cuánto necesitaba esperar para que Harry Potter regresara en el tiempo?

No necesitaba esperar nada, en realidad; si él ya lo había hecho, entonces ya había pasado...

Minerva sabía, entonces, que ella lo estaba dilatando porque estaba nerviosa, y darse cuenta de ello la entristeció. Travesuras, sí, travesuras inenarrables impensables con toda la prudencia y precaución de una roca cayendo – ella no sabía cómo el niño había engañado al Sombrero para que no lo Seleccionara en Gryffindor donde él obviamente pertenecía – sin embargo nada oscuro o dañino, jamás. Bajo esas diabluras su bondad corría tan profunda y verdadera como la de los gemelos Weasley, aunque ni siquiera la Maldición Cruciatus habría logrado que ella lo reconociera en voz alta.

"Expecto Patronum," ella invocó, y luego, "Ve con el Profesor Flitwick, y trae su respuesta tras preguntarle lo siguiente: '¿El Sr. Potter te dio un mensaje de mi parte, cuál fue ese mensaje, y cuándo lo recibiste?'"

...

Una hora antes, habiendo usado el último giro de su Giratiempo tras ponerse la Capa de Invisibilidad, Harry plegó el reloj de arena de vuelta dentro de su camisa.

Y se dirigió a los calabozos de Slytherin, con zancadas tan largas y rápidas como se lo permitieron sus piernas invisibles, aunque sin correr. Por fortuna la oficina de la Subdirectora ya estaba en un nivel bajo de Hogwarts...

Unas cuantas escaleras después, devorando dos escalones a la vez mas no tres, Harry se detuvo en un corredor cuya vuelta final llevaba a la entrada de los dormitorios de Slytherin.

Harry tomó un pedazo de pergamino (no de papel) de su rollo, cogió una Pluma Vuelapluma (no un bolígrafo) de su monedero, y le indicó a la pluma, "Escribe estas letras exactamente como te las digo: Z-P-G-B-S-Y, espacio, F-V-Y-I-R-E-B-A-G-U-R-G-E-R-R."

Había dos clases de códigos en la criptografía, códigos que evitaban que tu hermano menor leyeran tus mensajes y códigos que prevenían que los grandes gobiernos leyeran tus mensajes, y éste era el primer tipo de código, pero era mejor que nada. En teoría, nadie debía leerlo de todos modos; y aún si lo hacían, no recordarían nada interesante a menos que lo descifraran primero.

Harry entonces puso esa pieza de pergamino dentro de un sobre cerrado, y con su varita derritió un poco de cera verde para sellarlo.

En principio, por supuesto, Harry pudo haber hecho todo eso horas antes, sin embargo por alguna razón esperar hasta después de haber escuchado el mensaje de los propios labios de la Profesora McGonagall se parecía menos a Molestar Al Tiempo.

Entonces Harry puso el sobre dentro de otro sobre, que ya contenía otra hoja de papel con otras instrucciones, y cinco Sickles plateados.

Cerró ese sobre (que ya tenía un nombre escrito en el exterior), lo selló con más cera verde, y presionó un último Sickle dentro de ese sello.

Luego Harry puso ese sobre dentro del último sobre en el cual estaba escrito con largas letras el nombre "Merry Tavington".

Y Harry asomó la cabeza en la vuelta de la esquina donde el retrato ceñudo que servía como puerta a los dormitorios de Slytherin aguardaba; como él no deseaba que el retrato recordara no haber visto a alguien invisible, Harry usó el Encantamiento Levitador para hacer que el sobre flotara hacia el hombre ceñudo, y lo golpeó suavemente con el sobre.

El hombre ceñudo observó el sobre, contemplándolo a través de un monóculo, suspiró, y se giró para darle la cara hacia el interior de los dormitorios de Slytherin, y llamó, "¡Mensaje para Merry Tavington!"

Ahí fue cuando al sobre se le permitió caer al suelo.

Unos cuantos momentos después la puerta del retrato se abrió, y Merry recogió el sobre del piso.

Ella lo abriría y hallaría un Sickle y un sobre dirigido a una estudiante de cuarto año llamada Margaret Bulstrode.

(Los Slytherins hacían éste tipo de cosas todo el tiempo, y un Sickle definitivamente constituía una orden apremiante.)

Margaret abriría su sobre, y encontraría cinco Sickles junto con un sobre para ser dejados en un salón de clases sin usar...

...después de que ella usara su Giratiempo para regresar cinco horas...

...donde ella se toparía con otros cinco Sickles esperándola, si llegaba allí pronto.

Y un invisible Harry Potter estaría esperando en ese cuarto entre las tres PM y las tres treinta, sólo en caso de que alguien intentara la prueba obvia.

Bueno, había sido obvia para el Profesor Quirrell, al menos.

También había sido obvio para el Profesor Quirrell que (a) Margaret Bulstrode tenía un Giratiempo y que (b) ella no era muy estricta sobre cómo lo usaba, por ejemplo al decirle a su hermana menor buenas piezas de chisme "antes" que alguien más las hubiera escuchado.

Algo de la tensión se fue de Harry mientras se alejó del retrató en la puerta, todavía invisible. De alguna forma su mente se las había arreglado para preocuparse sobre el plan, incluso sabiendo que ya había tenido éxito. Ahora sólo faltaba la confrontación con Dumbledore, y su día habría acabado... iría a las gárgolas del Director a las 9PM, ya que hacerlo a las 8PM parecería más sospechoso. De éste modo el podía clamar que simplemente había malentendido lo que la Profesora McGonagall había querido decir con "después"...

El oscuro dolor se agarró al corazón de Harry al pensar una vez más en la Profesora McGonagall.

Por lo que Harry se retiró un poco más dentro de su lado oscuro, que había vestido la expresión de calma y mantenido la fatiga fuera de su rostro, y siguió caminando.

Habría un ajuste de cuentas, mas a veces tenías que tomar prestado todo lo que pudieras el día de hoy, y dejar que los pagos llegaran mañana.

...

Incluso el lado oscuro de Harry se estaba sintiendo exhausto para cuando la escalera en espiral lo hubo llevado a la gran puerta de roble que era el portal final a la oficina de Dumbledore; pero ya que Harry ahora estaba legalmente cuatro horas más allá de su hora natural para ir a la cama, era seguro mostrar algo de esa fatiga, la física aunque no la emocional.

La puerta de roble se abrió de par en par –

De antemano los ojos de Harry ya se habían enfocado en la dirección del gran escritorio, en el trono detrás de aquello; así que le tomó un momento registrar que el trono estaba vacío, el escritorio desolado en el centro excepto por un solitario volumen encuadernado en cuero; y entonces Harry cambió su mirada de dirección para ver al mago de pie a un lado de sus horribles cosas, los desconocidos y misteriosos aparatos amontonados en una esquina del escritorio. Fawkes y el Sombrero Seleccionador ocupaban sus respectivos percheros, una brillante y fogosa llama crujía en un rincón que Harry hasta ahora se daba cuenta era una chimenea, y había dos sombrillas y tres pantuflas rojas para el pie rojo. Todas las cosas en su lugar y apariencia acostumbrada excepto el mago anciano en sí mismo, de pie y alto vestido con una túnica negra muy formal. Fue una conmoción para sus ojos, esa túnica sobre esa persona, era como si Harry hubiera visto a su padre luciendo un traje de negocios.

Muy antigua era la apariencia de Albus Dumbledore, y afligida.

"Hola, Harry," saludó el mago anciano.

Dentro de una identidad alterna auto-mantenida como una construcción de la Oclumancia, un Harry-inocente que absolutamente no tenía ni idea de lo que estaba sucediendo inclinó su cabeza fríamente, y pronunció, "Director. Espero que ya haya escuchado la confirmación de parte de la Subdirectora McGonagall, así que si está bien por usted, realmente quisiera saber qué está pasando."

"Sí," concordó el mago anciano, "es hora, Harry Potter." La espalda se enderezó, nada más un poco pues el mago ya estaba de pie; pero de alguna forma incluso ese pequeño cambio hizo que el mago pareciera una cabeza más alto, y más fuerte aunque no más joven, formidable aunque no peligroso, su potencia reunida sobre él como un manto. Con una clara voz, entonce, él habló: "Éste día tu guerra contra Voldemort ha iniciado."

"¿Qué?" exclamó el Harry exterior que no sabía nada, mientras algo viendo desde adentro pensó más o menos lo mismo sólo que con mucha más profanidad de por medio.

"Bellatrix Black ha sido tomada de Azkaban, ella escapó de una prisión de la que no se podía escapar," el mago anciano explicó. "Es una hazaña que carga la firma de Voldemort como ninguna otra que hubiera visto antes; y ella, su más fervorosa sirviente, es uno de los tres requisitos que él debe obtener para revivir con un nuevo cuerpo. Tras diez años el enemigo que derrotaste ha regresado, como fue predicho."

Ninguna parte de Harry pudo pensar que pronunciar ante eso, al menos no durante los pocos segundos antes de que el mago anciano continuara.

"No cambia mucho para ti, por ahora," explicó el mago anciano. "He empezado a reconstituir la Orden del Fénix que te servirá, he alertado a las pocas almas que pueden y deberían entender: Amelia Bones, Alastor Moody, Bartemius Crouch, ciertos otros. De la profecía – sí, hay una profecía – yo no les he contado, pero saben que Voldemort ha regresado, y saben que tú jugarás un rol vital. Ellos y yo lucharemos tu guerra en sus etapas iniciales, mientras tú creces en fuerza, y quizá sabiduría, aquí en Hogwarts." Las manos del mago anciano se alzaron, como si estuviera suplicando. "Así que para ti, por ahora, sólo hay un cambio, y te imploro que comprendas su necesidad. ¿Reconoces el libro sobre mi escritorio, Harry?"

La parte interna de Harry estaba gritando y golpeando su cabeza contra paredes imaginarias, mientras el Harry exterior se giró y contempló a lo que resultó ser -

Hubo una pausa bastante larga.

Entonces Harry respondió, "Es una copia de El Señor de los Anillos de J. R. R. Tolkien."

"Reconociste una frase de ese libro," prosiguió Dumbledore, mirada intensa en sus ojos, "por lo que asumo que lo recuerdas bien. Si estoy equivocado, por favor corrígeme."

Harry nada más se lo quedo viendo.

"Es importante entender," expuso Dumbledore, "que éste libro no es una descripción realista de una guerra mágica. John Tolkien nunca luchó contra Voldemort. Tu guerra no será como en los libros que has leído. La vida real no es como en las historias. ¿Comprendes, Harry?"

Harry, muy lento, asintió sí; y luego sacudió su cabeza en un no.

"En particular," declaró Dumbledore, "hay una cosa ciertamente tonta que Gandalf hace en el primer libro. Él comete muchos errores, así actúa el mago de Tolkien; sin embargo hay un error que es el más imperdonable. Ese error es éste: Cuando Gandalf tuvo la primera sospecha, aunque fuera momentánea, de que Frodo poseía el Anillo Único, debió llevarse a Frodo para Rivendell en el acto. Podría haber pasado una vergüenza, ese mago anciano, de haber resultado sus sospechas falsas. Podría haber encontrando embarazoso comandar a Frodo, y Frodo habría estado grandemente incómodo, necesitando hacer a un lado muchos otros planes y pasatiempos. Mas un poco de vergüenza, y embarazo, e incomodidad, es nada comparado a la perdida de toda tu guerra, cuando los nueve Nazgul descendieron en picada sobre la Comarca mientras tú estabas leyendo viejos pergaminos en Minas Tirith, y se llevan el Anillo sin perder el tiempo. Y no sería Frodo solamente quien habría sufrido; toda la Tierra Media habría caído en la esclavitud. De no haberse tratado de una mera historia, Harry, ellos habrían perdido su guerra. ¿Captas a qué me refiero?"

"Eh..." contestó Harry, "no exactamente..." Había algo sobre Dumbledore cuando se comportaba así, que hacía difícil permanecer apropiadamente frío; su lado oscuro tenía problemas con lo raro.

"Entonces lo diré con todas sus letras," concluyó el mago anciano. Su voz era severa, sus ojos estabas tristes. "Frodo debió haber sido movido a Rivendell de inmediato por el propio Gandalf – y Frodo nunca debió haber dejado Rivendell sin guardia. No tendría porque haber ocurrido la noche de terror en Bree, no Quebradas de los Túmulos, no Amon Sûl donde Frodo fuera herido, pudieron haber perdido su guerra por completo en cualquiera de esas veces, ¡por el descuido de Gandalf! ¿Entiendes ahora a qué me refiero, hijo de Michael y Petunia?"

Y el Harry que nada sabía lo comprendió.

Y el Harry que nada sabía vio que era la más ingeniosa, sabia, inteligente y sensata, la acción correcta por hacer.

Y el Harry que nada sabía pronunció justo lo que un inocente Harry habría hablado, mientras el observador silencioso gritaba por la confusión y agonía.

"Usted se refiere," Harry contestó, su voz temblando pues las emociones internas iban traspasando hacia la calma exterior, "a que no voy a ir a casa de mis padres en vacaciones."

"Los verás de nuevo," el mago anciano se apresuró a explicar. "Les pediré que vengan aquí para estar contigo, les extenderé cada cortesía durante su visita. Sin embargo no vas a ir a casa para las vacaciones, Harry. No vas a ir a casa para el verano. Ya no irás a almorzar en el Callejón Diagon, ni siquiera con el Profesor Quirrell para cuidarte. Tu sangre es el segundo requisito que Voldemort necesita para alzarse tan fuerte como antes. Por lo que nunca volverás a dejar los limites de las protecciones Hogwarts sin una razón vital, y con un guarda lo suficientemente fuerte como para repeler cualquier ataque durante el tiempo suficiente como para que tú llegues a un lugar seguro. "

El agua estaba empezando en las esquinas de los ojos de Harry. "¿Es eso una petición?" inquirió su voz tambaleante. "¿O una orden?"

"Lo lamento, Harry," el mago anciano respondió con suavidad. "Tus padres verán la necesidad, espero; pero si no... Me temo que no tienen otra opción; la ley, aunque equivocada, no los reconoce como tus guardianes. Lo siento, Harry, y entenderé si me desprecias por ello, mas debe ser hecho."

Harry le dio la espalda, miró la puerta, ya no podía contemplar más a Dumbledore, no podía confiar en su propio rostro.

Éste es el costo para ti mismo, opinó Hufflepuff dentro de su mente, es justo porque tú impusiste costos sobre otros. ¿Cambiará eso tu perspectiva de todo el asunto, en la forma en que el Profesor Quirrell cree que cambiará?

Automáticamente, la mascara del inocente Harry exclamó exactamente lo que habría dicho: "¿Están mis padres en peligro? ¿Necesitan ellos ser movidos aquí?"

"No," replicó la voz del mago. "No lo creo así. Los Mortífagos aprendieron, hacia el final de la guerra, a no atacar a las familias de la Orden. Y si Voldemort ahora está actuando sin sus antiguos compañeros, él todavía sabe que soy yo quien toma las decisiones por el momento, y él conoce que no le daré nada por cualquier amenaza hacia tu familia. Le enseñé que no me rindo ante el chantaje, y por eso él no lo intentará."

Harry lo volvió a encarar, y vio frialdad en la cara del mago anciano que combinaba con el cambio de su voz, los ojos azules de Dumbledore tras las gafas se habían endurecido como el acero, no encajaban con la persona mas sí con la formal túnica negra.

"¿Es eso todo, entonces?" cuestionó la voz temblorosa de Harry. Después él pensaría sobre ésto, después pensaría en alguna respuesta astuta, después le preguntaría al Profesor Quirrell si había alguna manera de convencer al Director de que estaba equivocado. En ese momento, mantener la mascara requería toda la atención de Harry.

"Voldemort usó un artefacto Muggle para escapar de Azkaban," el mago anciano dijo. "Él te está observando y aprendiendo de ti, Harry Potter. Pronto un hombre llamado Arthur Weasley por orden del Ministerio impondrá un edicto para que cese todo el uso de artefactos Muggle en las batallas del Profesor de Defensa. En el futuro, cuando tengas una buena idea, guardala para ti mismo."

No parecía importante por comparación. Harry nada más asintió, y preguntó una vez más, "¿Es eso todo?"

Hubo una pausa.

"Por favor," suplicó el mago anciano con un susurro. "No tengo derecho a pedir tu perdón, Harry James Potter-Evans-Verres, pero por favor, al menos dime que entiendes el por qué." Había agua en los ojos del mago anciano.

"Lo entiendo," afirmó la voz del Harry exterior que sí entendía, "O sea... Ya había estado pensando en algo así... reflexionando si podía lograr que mis padres y usted me permitieran quedarme en Hogwarts durante el verano como los huérfanos, para poder leer en la biblioteca de aquí, como sea todo es más interesante en Hogwarts..."

Un ahogado sonido surgió de la garganta de Albus Dumbledore.

Harry se giró otra vez hacia la puerta. No era un escape indemne, mas era un escape.

Dio un paso hacia adelante.

Su mano cogió el pomo de la puerta.

Un grito desgarrador partió el aire -

Como si fuera en cámara lenta, al tiempo que Harry se giró, vio al fénix ya lanzándose a través del aire y aleteando hacia él.

Desde el verdadero Harry, el que conocía su verdadera culpa, salió un asomó de pánico, pues no había pensado en eso, no lo había anticipado, se había preparado para encarar a Dumbledore mas se había olvidado de Fawkes -

Aleteo, aleteo, y aleteo, tres veces las alas del fénix aletearon como el estallido y apagón de un fuego, la duración parecía pasar demasiado lento mientras Fawkes se remontaba por encima de los misterios dispositivos para llegar hacia donde Harry aguardaba de pie.

Y el ave roja-dorada estaba flotando frente a él con gentiles movimientos de ala, balanceándose en el aire como la flama de una vela.

"¿Qué sucede, Fawkes?" inquirió el falso Harry confundido, observando al fénix a los ojos, como lo haría si fuera inocente. El Harry real, sintiendo el mismo malestar horrendo que sintió cuando la Profesora McGonagall había expresado su confianza en él, pensó: ¿Me volví malvado el día de hoy, Fawkes? Yo no creí que fuera malvado... ¿Me odias ahora? Si me convierto en algo que un fénix odia, quizá debería rendirme sin más, rendirme ahora y confesar -

Fawkes gritó, el más terrible chillido que Harry hubiera llegado a escuchar, un chillido que puso todos los dispositivos a vibrar e hizo despertar a todas las figuras que dormían dentro de sus retratos.

Perforó a través de todas las defensas de Harry como si fuera una espada caliente cortando mantequilla, todas sus capas colapsaron como globos estallados con agujas, reajustaron sus prioridades en un instante pues él recordó la única cosa que era importante; las lágrimas empezaron a verterse libremente por los ojos de Harry, bajando por sus mejillas, su voz ahogada pues las palabras salían de su garganta como si estuviera tosiendo lava -

"Fawkes dice," la voz de Harry pronunció, "él quiere que yo, haga, algo, sobre, los prisioneros, en Azkaban -"

"¡Fawkes, no!" exclamó el mago anciano. Dumbledore se adelantó, acercándose al fénix con una mano suplicante. La voz del mago anciano era casi tan desesperada como había sido el grito del fénix. "¡No puedes pedirle eso, Fawkes, no es más que un niño!"

"Usted fue a Azkaban," Harry susurró, "usted llevó a Fawkes consigo, él vio – usted vio – usted estuvo ahí, usted vio - ¿POR QUÉ NO HIZO NADA? ¿POR QUÉ NO LOS DEJÓ SALIR?"

Cuando los instrumentos dejaron de vibrar, Harry se dio cuenta que Fawkes había gritado al mismo tiempo que él, que ahora el fénix estaba volando al lado de Harry y encarando a Dumbledore a su lado, la cabeza rojo-dorada a la altura de la suya.

"Puedes," murmuró el mago anciano, "¿puedes en verdad escuchar la voz del fénix tan claramente?"

Harry estaba llorando tan fuerte que casi no podía hablar, por todas las puertas de metal que había pasado, las voces que había escuchado, las peores memorias, las desesperadas suplicas que oía al caminar, todo había explotado dentro de su mente como una flama a causa del grito del fénix, todos los bastiones internos derribados. Harry no sabía si en realidad podía escuchar la voz del fénix claramente, si habría entendido a Fawkes sin haberlo sabido de antemano. Todo lo que Harry sabía era que tenía una excusa plausible para mencionar las cosas que el Profesor Quirrell le había dicho que nunca debía comentar en una conversación desde hoy en adelante; porque esto era justamente lo que un inocente Harry habría dicho, lo que habría hecho, de haber escuchado con tanta lucidez. "Ellos están sufriendo – tenemos que ayudarlos – "

"¡Yo no puedo!" lloró Albus Dumbledore. "¡Harry, Fawkes, no puedo, no hay nada que yo pueda hacer!"

Otro grito desgarrador.

"¿POR QUÉ NO? ¡NADA MÁS VAYA Y SÁQUELOS!"

El mago anciano retiró su vista del fénix, sus ojos se posaron sobre los de Harry. "Harry, ¡explica a Fawkes de mi parte! ¡Cuéntale que no es tan simple! Los fénix no son meros animales mas son animales, Harry, no pueden asimilar -"

"Yo tampoco lo comprendo," Harry declaró, con voz temblorosa. "¡No comprendo por qué están alimentando a los Dementores con prisioneros! ¡Azkaban no es una prisión, es una cámara de tortura y ustedes están torturando a esas personas hasta la MUERTE!"

"Percival," argumentó el mago anciano con voz ronca "Percival Dumbledore, mi propio padre, Harry, ¡mi propio padre murió dentro de Azkaban! ¡Lo sé, sé que es un horror! ¿Pero que quieres de mí? ¿Destrozar Azkaban por la fuerza? ¿Quieres que declare una abierta rebelión contra el Ministerio?"

¡CAW!

Hubo una pausa, y la voz temblorosa de Harry dijo, "Fawkes no sabe nada sobre los gobiernos, él nada más quiere que usted – saque a los prisioneros afuera – de sus celdas – y él le ayudará a pelear, si alguien se interpone en su camino – y – ¡y yo también lo haré, Director! ¡Iré con usted y destruiré cualquier Dementor que se acerque! Nos preocuparemos sobre las consecuencias políticas después, apuesto que usted y yo juntos podemos salirnos con la nuestra -"

"Harry," murmuró el mago anciano, "los fénix no entienden cómo ganar una batalla puede perder una guerra." Las lagrimas descendían por las mejillas del mago anciano, secándose dentro de su barba plateada. "La batalla es todo lo que conocen. Son buenos, sin embargo no son sabios. Por eso es que escogen a los magos para que sean sus maestros."

"¿Puede usted traer a los Dementores donde yo pueda atacarlos?" La voz de Harry ya era suplicante. "Tráigalos en grupos de a quince – creo que puedo destruir esa cantidad a la vez sin lastimarme a mí mismo – "

El mago anciano negó con su cabeza. "Fue bastante difícil pasar la perdida de uno – podrían darme uno más, pero nunca dos – son considerados posesiones nacionales, Harry, armas en caso de guerra – "

La furia destelló entonces en Harry, resplandeció como el fuego, podría haber venido del hombro donde reposaba un fénix, y podría haber venido de su propio lado oscuro, y las dos iras se mezclaron dentro de él, la fría y la caliente, y fue una extraña voz la que surgió desde su garganta, "Dime algo. ¿Qué tiene que hacer un gobierno, qué tienen que hacer los votantes con su democracia, qué tienen que hacer las personas de un país, antes de que me vea forzado a decidir que ya no estoy en el mismo lado de ellos?"

Los ojos del mago anciano se abrieron por completo al observar al niño con un fénix sobre el hombro. "Harry... son aquellas tus palabras, o las del Profesor de Defensa – "

"Porque tiene que haber algún punto, ¿no es así? Y si no es Azkaban, ¿dónde es, entonces?"

"Harry, escucha, por favor, ¡óyeme! ¡Los magos no podrían vivir juntos si cada uno declarara rebelión contra los demás, cada vez que difieren! Siempre habrá algo – "

"¡Azkaban no es un mero algo! ¡Es malvado!"

"¡Sí, incluso malvado! ¡Incluso algunos males, Harry, pues los magos no son perfectamente buenos! Y de todos modos es mejor que vivamos en paz, que en caos; y si tú y yo acabáramos con Azkaban por la fuerza ese sería el principio del caos, ¿no lo puedes ver?" La voz del mago anciano era suplicante. "¡Y es posible oponerse a la voluntad de tus iguales abiertamente o en secreto, sin odiarlos, sin declararlos malvados y enemigos! ¡No creo que las personas de éste país merezcan eso de ti, Harry! E incluso si algunos de ellos lo merecen – ¿qué hay de los niños, qué hay de los estudiantes en Hogwarts, que hay de las muchas buenas personas mezcladas con las malas?"

Harry contempló hacia su hombro donde Fawkes se había posado, vio los ojos del fénix observándolo a su vez, no brillaban y aún así iluminaban, flamas rojas en un mar de fuego dorado.

¿Qué piensas, Fawkes?

"¿Caw?" Dijo el fénix.

Fawkes no comprendía la conversación.

El joven niño miró al mago anciano, y habló con densa voz, "O tal vez los fénix son más sabios que nosotros, más listo que nosotros, quizá ellos nos siguen por ahí esperando que algún día los escuchemos, que algún día lo entendamos, que algún día simplemente saquemos, los prisioneros, afuera, de sus celdas -"

Harry se giró, abrió la puerta de roble y atravesó la escalera y cerró con un portazo la puerta tras él.

El hueco de la escalera empezó a rotar, Harry empezó a descender, y él puso su cara dentro de sus manos, y principio a llorar.

No fue hasta que estuvo a la mitad del fondo que notó la diferencia, se dio cuenta del calor que seguía esparciéndose a través de él, y percibió que -

"¿Fawkes?" Harry susurró.

- el fénix seguía sobre su hombro, acomodado ahí como lo había visto unas cuantas veces sobre Dumbledore.

Harry volvió a ver dentro de los ojos, flamas rojas dentro de fuego dorado.

"Tú no eres mi fénix ahora... ¿o sí?"

¡Caw!

"Oh," Harry dijo, su voz temblando un poco, "Me alegra escuchar eso, Fawkes, porque no creo – que el Director – no creo que él lo merezca -"

Harry se detuvo, respiró profundamente.

"No creo que él se merezca eso, Fawkes, estaba intentando hacer lo correcto..."

¡Caw!

"Pero estás enojado con él y quieres probar un punto. Lo comprendo."

El fénix acarició su cabeza contra el hombro de Harry, y la gárgola de piedra se hizo suavemente a un lado para permitir que Harry pasara hacia los corredores de Hogwarts.

Capítulo 61             Capítulo 63


...

Nota del Traductor

Por poco alcancé a terminar a tiempo. Éste será el último capítulo del año 2016. Voy a tomarme una semana de vacaciones para pasar tiempo de calidad con mi novia y después reasumiré la traducción.

El próximo episodio es bastante largo, es probable que lo terminé a finales de Enero.

Después trabajaré en preparar los tres libros PDF en que se dividen los primeros 63 capítulos de HPMOR y entonces regresaré al capítulo 64 que constituye varios Omakes.

Creo que será un gran año para Harry Potter y los Métodos de la Racionalidad.

Creo que éste episodio es lindo, con todo el asunto de Fawkes y las dudas que Harry tiene sobre sí mismo. Me hace cuestionarme las diferencias entre la ley y la justicia, entre lo bueno y lo correcto, entre el Hermione X Ron y el Hermione X Harry.

Les doy un agradecimiento generalizado por haberme acompañado durante otro año. ¿Será que en el 2017 llegaremos al final de HPMOR? Lo dudo, pero espero que al menos avancemos un buen trecho.

Y un agradecimiento personalizado a Dorabel Essa, cuyos comentarios en brasileño me han divertido y animado bastante .

Como siempre, gracias por leer.

...

Escrito por Less Wrong / Eliezer Yudkowsky


Traducido al español por Rhaidot


martes, 6 de diciembre de 2016

Harry Potter y los Métodos de la Racionalidad Capítulo 61

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Harry Potter y los Métodos de la Racionalidad


Capítulo 61


El Experimento de la Prisión Stanford, Parte 11, Secretos y Sinceridad

minerva hpmor

A través de la flama verde se arremolinaron, a través de la red Floo giraron, el corazón de Minerva corriendo con un latido de horror que no había sentido en diez años y tres meses, los corredores entre el espacio los tosieron y escupieron en el vestíbulo de Gringotts (el receptor Floo más seguro en el Callejón Diagon, la conexión más difícil de interceptar, el camino más rápido para salir de Hogwarts sin un fénix). Un asistente duende se giró hacia ellos, sus ojos se ensancharon, él comenzó una inclinación ligeramente respetuosa -

¡Determinación, Destinación, Deliberación!

Y los dos Aparecieron en el callejón justo en la parte trasera del Lugar de Mary, varitas afuera y alzadas, girando espalda contra espalda y las palabras de un Encantamiento Anti-Desilusionador ya surgiendo de los labios de Severus.

El callejón estaba vacío.

Cuando ella se giró para ver a Severus, su varita ya estaba golpeando su propia cabeza produciendo un sonido similar al del romper un huevo, al tiempo que sus labios conjuraban palabras de invisibilidad; él adquirió los colores que lo rodeaban, se convirtió en un difuminado de lo que estaba alrededor, el borrón se movía y se igualaba con lo que había detrás de él y entonces ya no hubo nada allí.

Ella bajó su varita y dio un paso adelante para recibir su propio Desilusionador -

Atrás de ella, el inconfundible sonido de una explosión de fuego.

Ella giró y vio a Albus allí, su larga varita ya esgrimida y levantada en su mano derecha. Sus ojos estaban ensombrecidos bajo sus gafas de media luna, y Fawkes sobre sus hombros había desplegado sus alas coloreadas por el fuego dispuesto para volar y pelear.

"¡Albus!" ella exclamó. "Pensé -" Ella acababa de verlo partir para Azkaban, y pensó que ni siquiera un fénix podía regresar de allí con tanta facilidad.

Entonces se dio cuenta.

"Ella escapó," confirmó Albus. "¿Tu Patronus lo alcanzó?"

El latido en su corazón creció en fuerza, el horror en sus venas se solidificó. "Él dijo que estaba aquí, en el lavabo -"

"Tengamos la esperanza de que haya hablado con la verdad," la interrumpió Albus, la varita golpeó suavemente su cabeza produciendo una sensación de agua goteando sobre ella, y un momento después los cuatro (incluso Fawkes había sido vuelto invisible, aunque a veces veías un chasquido de algo como fuego en el aire) estaban corriendo hacia el frente del restaurante. Hicieron una pausa ante la puerta mientras Albus susurró algo, y un momento después uno de los clientes visibles a través de la ventana se levantó con una expresión vaga sobre su rostro y abrió la puerta como si fuera a echar una mirada rápida en busca de algún amigo; y los tres entraron por ahí, pasaron corriendo a un lado de los inocentes clientes (Severus ya estaba identificando sus caras, sabía Minerva, y Albus descubriría cualquier Desilusionador) hacia la señal que apuntaba al lavamanos -

Una envejecida puerta de madera marcada con la señal de un inodoro, se abrió de par en par con un portazo, y los cuatro rescatadores invisibles penetraron en el lugar.

El pequeño aunque limpio cuarto de madera estaba vacío, se veían frescas gotas de agua en el fregadero, sin embargo no había rastro de Harry, únicamente una hoja de papel dejada sobre la tapa cerrada del inodoro.

Ella no pudo respirar.

La hoja de papel se elevó en el aire pues Albus la cogió, y un momento después fue arrojada en su dirección.

M: ¡Qué me pidió el sombrero que le dijera?

- H

"Ah," Minerva pronunció en voz alta por la sorpresa, su mente requiriendo un momento para ubicar la pregunta, no era el tipo de cosa que olvidabas mas ella no había estado pensando en ese modo, realmente – "Soy una jovenzuela impúdica y que debía salirme de sus dominios."

"¿Eh?" titubeó en el aire la voz de Albus, como si incluso él pudiera ser sorprendido.

Y luego la cabeza de Harry Potter apareció, suspendida en el aire a un lado del inodoro, su rostro frío y alerta, el Harry demasiado-adulto que ella había visto a veces, ojos que apuntaban para atrás y adelante y alrededor.

"Qué está pasando -" el niño inició.

Albus, visible una vez más junto con ella y Fawkes, avanzó hacia adelante en un instante, su mano izquierda se extendió y arrancó un cabello de la cabeza de Harry (produciendo un chillido asombrado por parte del niño), Minerva aceptó el cabello en su propia mano, y un momento después Albus levantó al niño mayormente invisible en sus brazos y hubo un estallido de fuego rojo-dorado.

Y Harry Potter estaba a salvo.

Minerva dio unos cuantos pasos hacia adelante, se apoyó contra la pared donde Albus y Harry habían estado, intentando recuperar su serenidad.

Ella había... perdido algunos hábitos, en diez años desde que la Orden del Fénix se había disuelto.

A su lado, Severus brillo hasta ser visible. Su mano derecha ya estaba extrayendo el matraz de entre su túnica, su mano izquierda ya estirándose hacia ella demandante. Ella le dio el cabello de Harry, y tras un momento, lo soltó dentro del matraz de la inacabada Poción Multijugos, que de inmediato empezó a fermentar y burbujear al tiempo que alcanzaba la potencia que le permitiría a Severus actuar su parte como la carnada.

"Eso fue inesperado," el Maestro de Pociones dijo lentamente. "¿Por qué nuestro Director no retiró al Sr. Potter antes, me preguntó, si iba a llegar tan lejos como para retorcer el Tiempo? No debió haber nada previniendo que lo hiciera así... en efecto, tu Patronus debió haber hallado al Sr. Potter ya a salvo..."

Ella no había pensado en eso, un descubrimiento diferente había saltado al frente de su mente. No era ni de cerca tan horroroso como el que Bellatrix Black hubiera escapado de Azkaban, sin embargo -

"¿Harry tiene una capa de invisibilidad? " ella espetó.

El Maestro de Pociones no respondió; se estaba encogiendo.

...

Tick-snick, drip-blip, ding-ring-ting-

Todavía la molestaba, aunque se había relegado fuera de su atención tras un tiempo; y cuando y si ella se volvía Directora, tenía el propósito de Silenciarlos a todos. ¿Cuál Director de Hogwarts, ella se cuestionaba, había sido el primero en ser tan inconsiderado como para crear un dispositivo que hacía ruido, para pasarlo a sus sucesores?

Estaba sentada en la oficina del Director usando un escritorio que ella misma había Transformado rápidamente, haciendo algunos de las cientos de pequeños papeleos necesarios que mantenían a Hogwarts girando sin parar; se podía perder en ello fácilmente, y evitaba que pensara en otras cosas. Albus había señalado una vez, sonando más bien burlón, que Hogwarts parecía funcionar con mayor agilidad cuando había una crisis externa sobre la cual ella intentaba no pensar...

...hace diez años, esa fue la última vez que Albus había pronunciado eso.

Hubo un campaneo que indicaba a un visitante que se aproximaba.

Minerva siguió leyendo su pergamino actual.

La puerta se abrió de par en par, revelando a Severus Snape, quien dio tres pasos hacia adentro y demandó sin hacer pausa alguna, "¿Alguna palabra de parte de Ojo-Loco?"

Albus ya se estaba levantando de su silla, al tiempo que ella guardó sus pergaminos y deshizo el escritorio. "El Patronus de Moody se está reportando al yo que está en Azkaban," Albus declaró. "Su Ojo no vio nada; y si el Ojo de Vance no ve una cosa, entonces tal cosa no existe. ¿Tu reporte?"

"Nadie ha intentado tomar mi sangre por la fuerza," Severus respondió. Entregó una rápida mueca de una sonrisa. "Excepto el Profesor de Defensa."

"¿Qué?" exclamó Minerva.

"Me vio como un impostor antes de que yo pudiera abrir mis labios, y con bastante razón me atacó de inmediato, demandando saber la localización del Sr. Potter." Otra mueca como imitación de sonrisa. "Gritar que yo era Severus Snape no pareció tranquilizarlo, por alguna razón. Creo que ese hombre me mataría por un Sickle y daría a cambio cinco Knuts. Tuve que paralizar a nuestro buen Profesor Quirrell, lo que no fue sencillo, y entonces él reaccionó pobremente al maleficio. 'Harry Potter', naturalmente alarmado, salió corriendo y le dijo al propietario, y el Profesor de Defensa fue llevado a San Mungos -"

"¿San Mungos?"

"- donde dijeron que él probablemente había estado trabajando demasiado durante semanas antes de colapsar, tal era su estado de agotamiento. Tu precioso Profesor de Defensa está bien, Minerva, el paralizador puede haberle ayudado al forzarlo a tomar un par de días de descanso. Después decliné la oferta de usar un Floo a Hogwarts, y regresé al Callejón Diagon y anduve por ahí; pero nadie parece haber querido tomar la sangre del Sr. Potter el día de hoy."

"Nuestro Profesor de Defensa está en las mejores manos, de eso estoy seguro," declaró Albus. "Asuntos más importantes comandan nuestra atención, Minerva."

Le requirió considerable esfuerzo traer su atención de vuelta, mas al final volvió a sentarse, y Severus hizo un gesto para conjurar una silla para sí mismo, y los tres se sentaron juntos para iniciar su concilio.

Se sentía como un impostor que había usado Poción Multijugos, sentada entre aquellos dos. La guerra no era su arte, ni la intriga. Ella tenía que esforzarse para mantenerse un paso por delante de los gemelos Weasley, y a veces ella fallaba en eso. Estaba sentada aquí, en últimas, únicamente porque había escuchado la profecía...

"Enfrentamos," el Director habló primero, "un misterio realmente alarmante. Sólo puedo pensar en dos magos que hayan organizado este escape."

Minerva apenas y logró respirar. "¿Hay una oportunidad de que no sea Quien-Tú-Sabes?"

"Me temo que sí," reiteró el Director.

Ella echó una mirada a su lado y vio que Severus parecía tan confundido como ella misma. ¿Temer que el Señor Oscuro no estuviera de regreso? Ella habría dado casi cualquier cosa para que eso fuera verdad.

"Así que," Albus expuso pesadamente, "nuestro primer sospechoso es Voldemort, levantándose de nuevo y en busca del poder para resucitarse a sí mismo. He estudiado muchos libros que desearía no haber leído, investigando cada posible opción para regresar, y he hallado no más que tres. Su camino más fuerte para la vida es la Piedra Filosofal, que Flamel asevera ni siquiera Voldemort podría crear por su cuenta; por ese camino se elevaría más grande y más terrible que antes. No hubiera pensado que Voldemort fuera capaz de resistirse a la tentación de la Piedra, todavía menos porque una trampa tan obvia es un reto a su inteligencia. Sin embargo su segunda opción es casi tan poderosa: La carne de su sirviente, dada por voluntad; la sangre de su enemigo, tomada por la fuerza; y el hueso de su ancestro, legado sin saberlo. Voldemort es un perfeccionista -" Albus le echó una ojeada a Severus, quien asintió para mostrar su acuerdo, "- y ciertamente él buscaría la combinación más poderosa: la carne de Bellatrix Black, la sangre de Harry Potter, y el hueso de su padre. La opción final de Voldemort es seducir a una victima y drenar su vida por un largo periodo de tiempo; en cuyo caso Voldemort sería débil comparado a su poder anterior. Su motivación para llevarse misteriosamente a Bellatrix es clara. Y si la está manteniendo a ella en reserva, para usarla nada más en caso de que no pueda obtener la Piedra, eso explicaría por qué ningún intento de secuestro fue hecho sobre Harry éste día."

Minerva miró otra vez de reojo a Severus, lo vio escuchando atentamente pero sin sorpresa.

"Lo que no es claro," el Director continuó, "es cómo Voldemort pudo haber organizado éste escape. Una muñeca muerta fue dejada en lugar de Bellatrix, se suponía que su escape pasara desapercibido; y aún cuando eso salió mal, los Dementores no pudieron encontrarla tras su primera advertencia. Azkaban ha permanecido impenetrable durante siglos, y no puedo imaginar medio alguno por el cual Voldemort podría haber logrado esto."

"Eso significa poco," Severus dijo, sin expresión. "Para que el Señor Oscuro haga lo que nosotros no podemos imaginar requiere solamente que él tenga una mejor imaginación."

Albus asintió con severidad. "Infortunadamente hay ahora otro mago que se ríe de las imposibilidades. Un mago quien, no hace mucho, desarrolló un nuevo y poderoso Encantamiento que pudo haber cegado a los Dementores ante el escape de Bellatrix Black. Y está implicado por otras razones, también."

El corazón de Minerva estaba perdiéndose algunos latidos, no supo cómo, o por qué, pero una terrible aprehensión estaba cayendo sobre ella en cuanto a quién -

"¿Quién sería ese?" inquirió Severus, sonando confundido.

Albus se recostó en el asiento y pronunció las fatales palabras, las mismas que ella tanto temía: "Harry James Potter-Evans-Verres."

"¿Potter?" cuestionó el Maestro de Pociones, lo más conmocionado que ella lo había llegado a escuchar con esa voz que usualmente era como la seda. "Director, ¿es acaso uno de sus chistes? ¡Él está en su primer año en Hogwarts! Un berrinche y unas cuantas bromas infantiles con una capa invisible no lo hacen -"

"No es un chiste," intervino Minerva, su voz apenas por encima de un murmullo. "Harry ya está haciendo descubrimientos originales en Transformación, Severus. Aunque desconocía que también estaba investigando Encantamientos."

"Harry no es un estudiante de primer año ordinario," el Director declaró solemnemente. "Él está marcado como el igual del Señor Oscuro, y tiene poder que el Señor Oscuro no conoce."

Severus la estaba contemplando, y tenías que conocerlo bien para reconocer que su mirada era suplicante. "¿Debo tomar esto seriamente?"

Minerva simplemente asintió.

"¿Alguien más conoce éste... nuevo y poderoso Encantamiento?" Severus interrogó.

El Director le lanzó una mirada apologética -

De alguna manera ella supo, lo supo antes que él lo revelara, y tuvo deseos de gritar con toda la fuerza de sus pulmones.

- y él contestó, "Quirinus Quirrell."

"Por qué," ella clamó, con una voz que debió haber derretido la mitad de los dispositivos en la oficina, "el Sr. Potter tan siquiera le CONTÓ a nuestro Profesor de Defensa sobre este nuevo y brillante Encantamiento para salir de prisiones -"

El Director pasó una mano fatigada y arrugada a través de su frente igualmente arrugada. "Quirinus estaba ahí por casualidad, Minerva. Ni siquiera yo lo vi como algo malo en su momento." El Director titubeó. "Y Harry afirmó que este Encantamiento era demasiado peligroso para ser explicado a alguno de nosotros; y cuando le volví a preguntar, este día, insistió que todavía no lo había explicado a Quirinus, ni había bajado sus barreras de Oclumancia ante la presencia del Profesor de Defensa -"

"¿El Sr. Potter es un Oclumante? ¿Le diste una capa de invisibilidad y es inmune al Veritaserum y es amigo de los gemelos Weasley? Albus, ¿tienes alguna idea de lo que has soltado sobre ésta escuela?" Su voz era ya casi un grito. "¡Para su séptimo año no quedará nada de Hogwarts excepto un hueco humeante en el suelo!"

Albus volvió a recostarse en su gran silla acolchada, y comentó, sonriendo, "No te olvides del Giratiempo."

Ella gritó entonces, pero en voz baja.

Severus arrastró las palabras, "¿Debería enseñarle a fabricar Poción Multijugos, Director? Pregunto únicamente en aras de ser exhaustivo, en caso de que no esté satisfecho con la magnitud de su desastre local."

"Quizá el próximo año," respondió Albus. "Mis queridos amigos, la pregunta ante nosotros es si Harry Potter ha participado en la salida de Bellatrix Black de Azkaban, que es demasiado espíritu juvenil incluso para mis tolerantes estándares."

"Excúseme, Director," Severus declaró con una de las sonrisas más secas que ella le había visto dirigir hacia Albus, "sin embargo registraré mi opinión de que la respuesta para eso es no. Éste es el trabajo del Señor Oscuro, puro y simple."

"Entonces por qué," Albus replicó, y ahora no había nada de humor en su voz, "cuando planeé retirar a Harry inmediatamente después de su llegada al Callejón Diagon, ¿descubrí que esto resultaría en una paradoja?"

Minerva se hundió aún más dentro de su silla, dejó caer su codo izquierdo encima del brazo duro y sin acolchar, apoyó su cabeza dentro de su mano, y cerró sus ojos en desesperación.

Había un proverbio que circulaba, entre unos pocos, que rezaba que sólo un Auror entre treinta estaba calificado para investigar casos que involucraban Giratiempos; y que de aquellos pocos, la mitad que ya no estaban locos, pronto lo estarían.

"Así que usted sospecha," la voz de Severus conjeturaba, "que Potter fue del Callejón Diagon a Azkaban, entonces regresó en el tiempo al Callejón Diagon después para ser recogido por nosotros -"

"Precisamente," explicó la voz de Albus. "Aunque también es posible que Voldemort o sus sirvientes observaran para asegurarse de que Harry si llegó al Callejón Diagon, antes de que ellos iniciaran su intento contra Azkaban. Y que tuvieran a alguien con un Giratiempo que pudiera enviar el mensaje de su éxito, para dar inicio al secuestro. En efecto, fue mi sospecha de esta posibilidad que causó que yo te enviara a ti y a Minerva en su propia misión, antes de que yo mismo fuera a Azkaban. Pensé que su fuga fracasaría, mas si retirar a Harry Potter significara observar el hecho de su eventual fracaso, entonces yo mismo no podría haber ido a Azkaban tras haber interactuado con él, pues el futuro de Azkaban no puede tocar su pasado. Cuando, dentro de Azkaban, no recibí reporte alguno de tu parte o de Minerva, ni de Flitwick a quien le pedí que intentara contactarse con ustedes, supe que su interacción con Harry Potter había sido una interacción con el futuro de Azkaban, indicando que alguien estaba enviando mensajes a través del tiempo -"

Entonces la voz de Albus se detuvo.

"Pero Director," arguyó Severus, "usted regresó del futuro de Azkaban e interactuó con nosotros..."

La voz del Maestro de Pociones se apagó.

"Sin embargo Severus, si yo hubiera recibido reporte de tu parte y de Minerva sobre la seguridad de Harry, yo no habría, en primer lugar, regresado en el tiempo para -"

"Director, creo que debemos dibujar diagramas para ésto."

"De acuerdo, Severus."

Hubo el sonido de pergaminos siendo esparcidos sobre la mesa, y luego las plumas garrapateando, y más argumentos.

Minerva se quedó sentada en su silla, cabeza reposando dentro de su mano, ojos cerrados.

Había una historia que ella había escuchado una vez sobre un criminal que había poseído un Giratiempo que el Departamento de Misterios había sellado para él, en un caso extremo de mal juicio sobre quien necesitaba uno; y hubo un Auror que había sido asignado a rastrear a éste desconocido criminal del tiempo, a quien también se le dio un Giratiempo; y la historia terminó con ambos en el ala de San Mungo para Demencias Totalmente Irrecuperables.

Minerva sentada allí con sus ojos cerrados, esforzándose por no escuchar, intentando no pensar sobre ello, y procurando no enloquecerse.

Tras un rato, cuando la discusión pareció haber mermado, ella habló en voz alta, "El Giratiempo del Sr. Potter está restringido a las horas entre las nueve PM y la medianoche. ¿Acaso el caparazón fue alterado, Albus?"

"No según mis Encantamientos más discernidores," contestó Albus. "Pero los caparazones son cosas nuevas; y derrotar las precauciones de los Innombrables sin dejar rastro de la derrota... podría no ser imposible."

Ella abrió sus ojos, y contempló a Severus y al Director mirando con intensidad a un pergamino cubierto con garabatos enredados que sin duda alguna la habrían enloquecido de haberlos comprendido.

"¿Han llegado ustedes a alguna conclusión?" Minerva preguntó. "Y por favor no me revelen cómo llegaron hasta allí."

Severus y el Director se miraron entre sí, entonces se giraron para verla a ella.

"Hemos concluido," el Director explicó con gravedad, "que bien Harry estuvo involucrado o no lo estuvo; que bien Voldemort tiene acceso a un Giratiempo o no lo tiene; y que sin importar lo que pudiera haber pasado dentro de Azkaban, nadie habría visitado la tumba de Little Hangleton durante el periodo en que Moody la estuvo vigilando dentro de mi propio pasado."

"En resumen," arrastró Severus las palabras, "no sabemos nada, querida Minerva; aunque al menos parece probable que otro Giratiempo estuvo involucrado, de alguna manera. Mi propia sospecha es que Potter ha sido sobornado, engañado, o amenazado para que envíe mensajes de regreso en el tiempo, quizá incluso sobre éste escape de prisión. No haré la sugerencia obvia de quién está jalando sus hilos. Pero sugiero que a las nueve de la noche de hoy, comprobemos si Potter es capaz de viajar las seis horas completas hacia atrás hasta las tres de la tarde, para ver si había usado su Giratiempo."

"Eso parece sabio de hacer en cualquier caso," reconoció Dumbledore. "Mira que se haga, Minerva, y ordena a Harry que vaya a mi oficina al tiempo que le convenga, después de eso."

"¿Sin embargo ustedes todavía sospechan que Harry haya estado involucrado directamente en el escape mismo de la prisión?" Minerva inquirió.

"Posible mas improbable," contestó Severus, al mismo tiempo que Albus respondió, "Sí."

Minerva se pinchó la punta de su nariz, respiró profundamente, lo dejó salir. "Albus, Severus, ¡qué posible razón tiene el Sr. Potter para hacer semejante cosa!"

"Ninguna que yo pueda pensar," admitió Albus, "sin embargo es un hecho que solamente la magia de Harry, de todos los medios conocidos para mí, podrían haber -"

"Alto," pidió Severus. Toda expresión desaparecida de su cara. "Un pensamiento se me ocurre, debo revisar -" El Maestro de Pociones cogió un puñado de polvos Floo, cruzó con zancadas largas el cuarto hacia la chimenea – Albus agitó su varita a toda prisa para encenderla – y luego tras una flama verde, y las palabras "Oficina del Jefe de la Casa de Slytherin," Severus se había ido.

Ella y Albus se miraron entre sí y se encogieron de hombros; y Albus regresó a estudiar el pergamino.

Fueron sólo unos minutos después que Severus surgió por fuera del Floo, sacudiendo rastros de ceniza de sí mismo.

"Bueno," expresó el Maestro de Pociones. Otra vez un rostro sin emociones. "Me temo que el Sr. Potter sí tiene un motivo."

"¡Habla!" solicitó Albus.

"Encontré a Lesath Lestrange en la sala común de Slytherin, estudiando," expuso Severus. "No fue reluctante a verme a los ojos. Y parece que al Sr. Lestrange no le gustaba pensar en sus padres dentro de Azkaban, dentro del frío y la oscuridad, con los Dementores chupando su vida, hiriéndolos cada segundo de cada día, y le dijo así al Sr. Potter con tales palabras, y le suplicó a él que los sacara de allí. Ya que, ven ustedes, el Sr. Lestrange había escuchado que el Niño-Que-Vivió podía hacer cualquier cosa."

Ella y Albus intercambiaron oteadas.

"Severus," Minerva opinó, "de seguro... ni siquiera Harry... tiene más sentido común que eso..."

Su voz se fue apagando.

"El Sr. Potter piensa que es un Dios," Severus afirmó sin expresión, "y Lesath Lestrange se arrodilló ante él para rezar y llorar de todo corazón."

Minerva se quedó observando a Severus, sintiendo el estómago revuelto. Había estudiado religión Muggle – era la razón más común para necesitar el Encantamiento Desmemorizador para los padres Muggles de algunos magos – y ella sabía suficiente como para comprender lo que Severus acababa de explicar.

"En cualquier caso," prosiguió el Maestro de Pociones. "Busqué dentro del Sr. Lestrange para ver si sabía cualquier cosa sobre el escape de su madre. No había escuchado nada. Pero en el instante que lo descubra, concluirá que la persona responsable fue Harry Potter."

"Ya veo..." Albus habló despacio. "Gracias, Severus. Estas son buenas noticias."

"¿Buenas noticias?" Minerva espetó.

Albus la oteó, su rostro ahora tan inexpresivo como el de Severus; y ella recordó, conmocionada, que el propio Albus – "Es la mejor razón posible que puedo imaginar para remover a Bellatrix de Azkaban," Albus señaló con calma. "Y si no es Harry, recordemos, que entonces ciertamente se trata del propio Voldemort haciendo sus primeros movimientos. Sin embargo no seamos apresurados a juzgar mientras hay tanto que desconocemos todavía, mas pronto lo sabremos."

Albus una vez más se levantó de su escritorio, dio zancadas largas para llegar a la chimenea aún encendida, lanzó otro puñado de polvo verde, y metió su cabeza dentro de las flamas. "Departamento de Refuerzo de la Ley Mágica," él pronunció, "Oficina de la Directora."

Tras un momento, la voz de Madam Bones surgió clara y afilada, "¿Qué ocurre, Albus? Estoy algo ocupada."

"Amelia," dijo Albus, "Te suplicó que compartas cualquier descubrimiento que hayas hecho con relación a éste asunto."

Hubo una pausa. "Oh," replicó la fría voz de Madam Bones desde el resplandeciente fuego, "¿y es esa una vía en doble sentido entonces, Albus?"

"Podría serlo," el mago anciano declaró con serenidad.

"Si cualquier Auror muere a causa de tu reticencia, viejo entrometido, te haré el completo responsable."

"Entiendo, Amelia," Albus arguyó, "sin embargo no deseo dar un inicio innecesario a la alarma e incredulidad -"

Bellatrix Black ha escapado de Azkaban! ¿Qué alarma o incredulidad piensas que yo llamaría innecesaria, en vista de los acontecimientos?"

"Puede ser que te haga recordar tus palabras," comentó el mago anciano dentro de las flamas verdes. "Porque si descubro que mis temores no son infundados, yo te lo revelaré. Ahora, Amelia, te suplico, si has hallado cualquier cosa sobre este asunto, por favor compártela."

Hubo otra pausa, y luego la voz de Madam Bones añadiendo, "Tengo información que conseguí dentro de cuatro horas en el futuro, Albus. ¿Aún la quieres?"

Albus hizo una pausa -

(sopesando, Minerva sabía, la posibilidad de que él podría querer regresar más de dos horas a partir de este instante; pues no se podía enviar información más que seis horas para atrás en el tiempo, sin importar la cadena de Giratiempos,)

- y finalmente dijo, "Sí, por favor."

"Tuvimos un golpe de suerte," declaró la voz de Madam, "una de las Aurores que atestiguó el escape era una hija de Muggles, y ella nos contó que el hechizo de Fuego-Volador, como lo estábamos llamando, podría no ser ningún hechizo en realidad, sino un artefacto Muggle."

Como un puño en el estómago, así fue como se sintió, y la pesadez en la panza de Minerva se redobló. Cualquiera que observara una batalla de la Legión del Caos sabía de que manos se trataba...

La voz de Madam Bones continuó. "Trajimos a Arthur Weasley de la Oficina Contra el Uso Incorrecto de los Artefactos Muggles – él sabe más sobre artefactos Muggle que cualquier otro mago con vida – le dimos la descripción de los Aurores en la escena, y lo descifró. Fue un artefacto Muggle llamado un cabezón, y lo llaman así porque tienes que estar mal de la cabeza para pilotar uno. Apenas hace seis años uno de sus cabezones explotó, asesinó cientos de Muggles en un instante y casi hace arder la Luna en llamas. Weasley afirma que los cabezones usan un tipo especial de ciencia llamada reacción opuesta, así que el plan es desarrollar un maleficio que evitará que esa ciencia funcione alrededor de Azkaban."

"Gracias, Amelia," Albus manifestó gravemente. "¿Es eso todo?"

"Voy a revisar si obtenemos algo para dentro de seis horas," contestó la voz de Madam Bones, "de ser así no me lo comentarán a mí, pero les ordenaré que te lo informen a ti. ¿Tienes algo que quieras revelarme, Albus? ¿Cuál de las posibilidades será?"

"No aún, Amelia," Albus respondió, "mas podría tener una palabra para ti pronto."

Se levantó del fuego, entonces, que volvió a convertirse en ordinarias llamas amarillas. Cada minuto de los años del mago anciano, casa segundo natural desde su nacimiento y cada segundo que el Giratiempo había añadido, todo eso más unas cuantas décadas extras por el estrés, fue visible sobre las lineas de su cara.

"¿Severus?" el mago anciano preguntó. "¿Qué fue en realidad?"

"Un cohete," afirmó el mestizo Maestro de Pociones, quien había crecido en el pueblo Muggle de Spinner's End. "Una de las más impresionantes tecnologías Muggle."

"¿Qué tan probable es que Harry conozca tales artes?" inquirió Minerva.

Severus arrastró las palabras, "Oh, un niño como el Sr. Potter conoce todo sobre los cohetes; eso, querida Minerva, es una certeza. Debes recordar que las cosas se hacen diferente en el mundo Muggle." Severus hizo una mueca. "Sin embargo los cohetes son peligrosos, y costosos..."

"Harry ha robado y escondido una cantidad desconocida de dinero de su bóveda en Gringotts, quizá miles de Galeones," comentó el Director, recibiendo sendas miradas gemelas de desaprobación, "Ese no fue mi plan, pero cometí el error de enviar al Profesor de Defensa a supervisar a Harry en el retiro de cinco Galeones para regalos de Navidad..." El Director se encogió de hombros. "Sí, estoy de acuerdo, pura tontería en retrospectiva, continuemos."

En silencio Minerva golpeó su cabeza unas cuantas veces contra el respaldo de su silla.

"A pesar de todo, Director," Severus expuso. "Sólo porque los Mortífagos nunca usaron artefactos Muggle en la primera guerra, eso no significa que él sea ignorante. Cayeron cohetes sobre Bretaña como armas, en el lado Muggle de la guerra de Grindelwald. Si él pasó el verano de aquellos años en un orfanato Muggle, como usted nos contó, Director... entonces él, también, ha escuchado de los cohetes. Y si ha estado oyendo reportes del Sr. Potter y sus batallas burlescas usando artefactos Muggle, ciertamente aprendería las fuerzas de su enemigo e intentaría multiplicarlas para sí mismo. Justo así es como él piensa; cualquier poder que vea él procurará tomar para sí mismo."

El mago anciano seguía de pie quieto, completamente inmóvil, incluso los pelos de su barba congelados como si fueran cables sólidos; y le llegó el pensamiento a Minerva, el pensamiento más aterrador que ella había tenido en su vida, que Albus Dumbledore estaba petrificado en ese lugar por el horror.

"Severus," Albus Dumbledore clamó, con voz casi rota, "¿te das cuenta de lo que afirmas? ¡Si Harry Potter y Voldemort luchan su guerra con armas Muggle no quedará nada de este mundo excepto fuego!"

"¿Qué?" espetó Minerva. Ella había escuchado de las pistolas, por supuesto, mas esas ni siquiera eran tan peligrosas para una bruja experimentada -

Severus habló como si ella no estuviera en el cuarto. "Entonces quizá, Director, él está enviando una advertencia deliberada a Harry Potter de exactamente eso; diciendo que cualquier ataque con armas Muggle será respondido con retaliación similar. Comande al Sr. Potter cesar su uso de tecnología Muggle en sus batallas; eso le mostrará que el mensaje ha sido recibido... y no le de más ideas." Severus hizo una mueca. "Aunque, pensando en ello, el Sr. Malfoy – y por supuesto la Señorita Granger – bueno, pensándolo mejor parece más sabio una prohibición total sobre la tecnología -"

El mago anciano presionó ambas manos contra su frente, y de sus labios surgió una voz inestable, "Comienzo a esperar que sea Harry quien esté detrás de éste escape... oh, Merlín nos defienda a todos, qué he hecho, qué he hecho, ¿qué sucederá con el mundo?"

Severus se encogió de hombros. "De los rumores que he escuchado, Director, las armas Muggle son apenas ligeramente peores que los más... recónditos aspectos de la hechicería -"

"¿Peores?" Minerva se quedó con la boca abierta, y luego la cerró forzosamente.

"Peor que cualquier peligro en estos años de declinación," añadió Albus. "No peor que aquello que borró a Atlántida del Tiempo."

Minerva se lo quedó mirando fijamente, sintiendo el sudor deslizarse por toda su espina dorsal.

Severus continuó, todavía dirigiéndose a Albus. "Todos los Mortífagos excepto Bellatrix lo habrían traicionado, todos los que lo apoyaban le habrían dado la espalda, todos los poderes del mundo convergerían para destruirlo, de haber sido él imprudente con cualquier potencia verdaderamente peligrosa. ¿Es ésto acaso tan diferente, entonces?"

Algo de movimiento, algo de color, había regresado al rostro del mago anciano. "Quizá no..."

"Y en cualquier caso," Severus dijo con una sonrisa ligeramente condescendiente, "las armas Muggle no son fáciles de obtener, no por miles de Galeones o miles de miles."

¿Acaso Harry no sólo Transforma los dispositivos que usa en sus batallas? pensó Minerva, pero antes de que ella pudiera abrir su boca para preguntar -

La chimenea eructó llamas verdes, en ese momento, y la cara de Pius Thicknesse, el asistente de Madam Bones, apareció allí adentro. "¿Jefe Supremo?" interrogó Thicknesse. "Tengo un reporte para usted, transmitido desde -" Los ojos de Thicknesse titubearon sobre Minerva y Severus, "hace seis minutos."

"Seis horas en el futuro, te refieres," aclaró Albus. "Éstos dos lo pueden escuchar; entrega tu reporte."

"Sabemos cómo fue hecho," expuso Thicknesse. "En la celda de Bellatrix Black, escondida en una esquina, había un vial de pociones; y comprobando los rastros de fluidos remanentes mostró que se trataba de una poción de Animago."

Hubo una larga pausa.

"Ya veo..." Albus concluyó con pesadez.

"¿Disculpe?" inquirió Minerva. Ella no entendía.

La cabeza de Thicknesse se giró hacia ella. "Un Animago, Madam McGonagall, en su forma Animal, son de menor interés para los Dementores. Todos los prisioneros son revisados antes de su ingreso a Azkaban; y de ser Animagos, su forma Animal es destruida. Sin embargo no habíamos considerado que alguien protegido por un Encantamiento Patronus mientras tomaba la poción y realizaba la meditación, podría ser capaz de convertirse en Animal después de estar dentro de Azkaban -"

"Hasta donde sé," Severus interrumpió, luciendo su cara de desprecio acostumbrada, "la meditación de Animago requiere considerable tiempo."

"Bueno, Sr. Snape," ladró Thicknesse, "los registros enseñan que Bellatrix Black era una Animaga antes de ser sentenciada a Azkaban y su forma fue destruida; ¡por lo que tal vez su segunda meditación no necesitó tanto tiempo como la primera!"

"No habría considerado que fuera posible para ningún prisionero de Azkaban hacer tal cosa..." Albus reflexionó. "Mas Bellatrix Black era una hechicera poderosa antes de su encarcelamiento, y ella podría haberlo hecho si cualquier bruja podía hacerlo. ¿Puede Azkaban ser protegido contra éste método?"

"Sí," afirmó la confiada cabeza de Pius Thicknesse. "Nuestro experto asevera que es casi inimaginable que una meditación de Animago pudiera ser realizada en menos de tres horas, sin importar la experiencia. Todas las visitas a los prisioneros que se les permita recibirlas serán limitadas a dos horas de ahora en adelante, y los Dementores nos informarán si cualquier Encantamiento Patronus es mantenido en las áreas de la prisión por más tiempo que eso."

Albus se mostró infeliz ante eso último, pero asintió. "Ya veo. No habrá más intentos de esa clase, por supuesto, mas no relajen su vigilancia. Y cuando a Amelia se le cuente sobre ésto, dile que tengo información para ella."

La cabeza de Pius Thicknesse se desvaneció sin otra palabra.

"¿No habrá más intentos...?" preguntó Minerva.

"Porque, querida Minerva," Severus arrastró las palabras, no habiéndose quitado del todo su habitual desprecio, "si el Señor Oscuro hubiera planeado liberar algún otro de sus sirvientes de Azkaban, él no habría dejado el vial de poción para indicarnos cómo fue hecho." Severus hizo una mueca. "Confieso que... a pesar de todo no veo por qué ese vial fue dejado allí."

"Es algún tipo de mensaje..." Albus habló despacio. "Y no puedo ver qué significa, para nada..." Él tamborileó con sus dedos sobre el escritorio.

Por un largo minuto o tres, el mago anciano se quedó contemplando la nada, con una arruga en el rostro; mientras Severus también se quedó sentado en silencio.

Entonces Albus sacudió su cabeza por la desesperación, e inquirió, "Severus, ¿comprendes ésto?"

"No," respondió el Maestro de Pociones, y con una sonrisa sardónica, "lo que probablemente es mejor para todos nosotros; lo que sea que él pretendía que concluyéramos de ello, esa parte de su plan ha fallado."

"Están seguros, ahora, de que se trata de Quien-Tú... ¿es Voldemort?" interrogó Minerva. "¿No podría ser otro Mortífago que concibió éste astuto plan?"

"¿Y que supiera también sobre cohetes?" Severus replicó secamente. "No creo que los otros Mortífagos estuvieran tan encariñados con los Estudios Muggle. Se trata de él."

"Ajá, es él," Albus expuso. "Azkaban ha permanecido impenetrable durante años, para caer únicamente ante una poción de Animago ordinario. Es demasiado astuto y también imposible, lo que fue desde siempre la firma de Voldemort desde que era conocido como Tom Riddle. Cualquiera que desee forjar esa firma tendría que ser tan inteligente como el propio Voldemort. Y no hay nadie más en el mundo que accidentalmente sobrestimaría mi ingenio, y dejarme un mensaje del cual yo no puedo comprender nada."

"A menos que él lo haya evaluado con exactitud," Severus explicó con tono neutral, "en cuyo caso todo ésto es justamente lo que él pretendía que usted pensara."

Albus suspiró. "En efecto. Pero aún si él me ha engañado perfectamente, podemos al menos estar confiados en la conclusión de que no fue Harry Potter."

Debió haber sido un alivio, y aún así Minerva sintió el escalofrío recorrer su espina dorsal y sus venas, sus pulmones y sus huesos.

Ella recordaba conversaciones como ésta.

Ella recordaba conversaciones como ésta hace diez años atrás, de un tiempo cuando la sangre había corrido a chorros través de Bretaña, cuando los magos y brujas a los que había enseñado alguna vez en clase habían sido masacrados por cientos, recordaba las casas ardiendo y los gritos de los niños y los destellos de luz verde -

"¿Qué le dirás a Madam Bones?" ella susurró.

Albus se levantó de su escritorio y caminó hasta el centro del cuarto, su mano tocando ligeramente los dispositivos, aquí un instrumento de luz, por allí un instrumento de sonido; ajustó sus gafas con una mano, usó la otra mano para acomodar la larga barba plateada contra su túnica, y entonces finalmente el mago antiguo dio la vuelta y los encaró.

"Le contaré lo poco que conozco sobre el Arte Oscura llamada horrocrux, por la cual una alma es privada de la muerte," explicó Albus Dumbledore, con una voz suave que pareció llenar todo el cuarto, "y le revelaré lo que podría ser hecho con la carne de la sirviente."

"Le informaré que voy a reconstituir la Orden del Fénix."

"Le diré que Voldemort ha regresado."

"Y que la Segunda Guerra Mágica ha empezado."

...

Algunas horas después...

El anticuado reloj sobre la pared en el despacho de la Subdirectora tenía manecillas doradas, y números plateados que conformaban la cara del reloj; sin hacer sonido cosquilleaba y se sacudía a través de sus movimientos, pues tenía un encantamiento Silenciador sobre sí.

La mano dorada de la hora se aproximaba al número nueve, la mano dorada del minuto hacia lo mismo, los dos componentes enlazados del Tiempo acercándose entre ellos, pronto estarían en el mismo lugar y nunca colapsarían.

Eran las 8:43 PM, y se acercaba el momento cuando el Giratiempo de Harry se abriría, para ser comprobado en la única forma que ningún hechizo imaginable podía engañar, a menos que el hechizo pudiera sobrepasar las leyes del Tiempo mismo. Ningún cuerpo o mente, ningún conocimiento o substancia, podía alargar unas siete horas extras en un mismo día. Ella improvisaría un mensaje, y le pediría a Harry llevar el mensaje de regreso en seis horas para el Profesor Flitwick a las 3PM, y ella le preguntaría al Profesor Flitwick si lo había recibido a esa hora.

Y el Profesor Flitwick le indicaría que en efecto él lo había recibido a las 3PM.

Y ella le diría a Severus y Albus que tuvieran un poco más de fe en Harry la próxima vez.

La Profesora McGonagall invocó el Encantamiento Patronus, y le ordenó a su resplandeciente gato, "Ve donde el Sr. Potter, y pronuncia lo siguiente para él: Sr. Potter, por favor venga a mi oficina tan pronto como escuche ésto, sin hacer nada más en el camino."

Capítulo 60             Capítulo 62


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Nota del Traductor

El próximo capítulo lo tendré listo como mínimo en dos semanas. Tiene el mote de final para la saga de la Prisión de Standford pero no se apresuren a celebrar, porque después siguen las Conclusiones y ese es un capítulo de extensión larga que podría tardarme un mes en traducir. Y sumando el omake, faltan dos meses para que yo por fin empiece a trabajar en la versión PDF de HPMOR. Si quieren hacer recomendaciones de dónde puedo ponerlo disponible para comodidad de todos, hagan un comentario para hacérmelo saber. Creo que en primer lugar lo pondré en mi blog, mas sigo abierto a sugerencias.

Éste capítulo es muy intenso, podemos ver todo desde la perspectiva de Minerva y conocer más a Dumbledore y Severus. Una vez más, en éste episodio podemos ver como usando las pistas correctas se puede llegar a una conclusión equivocada.

Tras leer la parte sobre lo perfeccionista que es Voldemort y cómo era lógico que buscara a su sirviente más fiel y fuerte, me hace pensar que la verdadera causa de la caída del Voldemort canon es haber escogido la mano de Colagusano. Es un pensamiento muy divertido para mí, no sé para otros. Igualmente, el intercambio sobre el desastre local que es Harry, precioso.

Creo que no me quedó tan mal el Photoshop de Minerva, para ser cosa elaborada en minutos desde luego.

Ya casi llega Diciembre época de feliz reencuentro con mi novia y eso me pone de buen humor. También les deseo a ustedes felices fiestas.

Agradecimientos especiales a MadameNullaRen, SrtaPoetry y Dorabel Essa que me enviaron comentarios que me alegraron mucho.

Como siempre, gracias por leer.

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Escrito por Less Wrong / Eliezer Yudkowsky


Traducido al español por +Rhaidot