Capítulo 61 Capítulo 63
Harry Potter y los Métodos de la Racionalidad
Capítulo 62
El Experimento de
la Prisión Stanford, Final
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Minerva echó un
vistazo al reloj, las manos doradas y los números plateados, el
movimiento circular. Los Muggles lo habían inventado, y hasta que lo
hicieron, a los magos no les había importado saber la hora.
Campanas, sincronizadas con un reloj de arena, habían servido a
Hogwarts para sus primeras clases cuando fue construida. Era una de
las cosas que los puristas de sangre deseaban que no fueran verdad, y
por lo tanto Minerva lo sabía.
Ella había recibido
un Sobresaliente en sus É.X.T.A.S.I.S. en sus Estudios Muggle, lo
que ahora parecía ser una marca de vergüenza, considerando cuán
poco ella sabía. Su yo más joven se había dado cuenta, incluso
entonces, que la clase era una estafa, enseñada por un sangre pura,
supuestamente porque los hijos de Muggle no podían apreciar lo que
los hijos de magos necesitaban que les contaran, y de hecho la Junta
de Gobernadores no aprobaba a los Muggles para nada. Pero cuando ella
tenía diecisiete el grado de Sobresaliente era lo que le importaba
principalmente, lo recordaba con tristeza...
¡Si Harry Potter
y Voldemort luchan su guerra con armas Muggle no quedará nada de
este mundo excepto fuego!
Ella ni siquiera
podía imaginarlo, y la razón por la cual no podía imaginarlo era
que no podía imaginar a Harry combatiendo con Quien-Tú-Sabes.
Ella había
enfrentado al Señor Oscuro cuatro veces y sobrevivió cada vez, tres
veces con Albus para protegerla y una vez con Moody a su lado. Ella
recordaba el daño, la cara como serpiente, las tenues escamas verdes
desperdigadas sobre la piel, los ojos rojos brillantes, la voz que se
reía con un siseo agudo y no prometía nada excepto crueldad y
tormento: el monstruo puro y completo.
Y Harry Potter era
fácil de visualizar en su mente, la expresión luminosa sobre la
cara de un joven niño que tambaleaba entre tomar lo ridículo
seriamente y lo serio ridículamente.
Y pensar en los dos
encarándose a punta de varita era demasiado doloroso para ser
imaginado.
No tenían derecho,
ningún derecho de poner todo eso sobre un niño de once años. Ella
sabía lo que el Director había decidido para él el día de hoy,
porque le habían contado los arreglos; y de haber sido ella a la
misma edad habría rabiado y gritado y llorado y sentido inconsolable
durante semanas, y...
Harry
no es un estudiante de primer año ordinario,
Albus había aseverado. Él
está marcado como el igual del Señor Oscuro, y tiene poder que el
Señor Oscuro no conoce.
La terrible y hueca
voz explotando desde la garganta de Sybill Trelawney, la profecía
verdadera y original, haciendo eco una vez más a través de su
mente. Ella tenía la sensación de que no significaba lo que el
Director pensó, mas no había forma de poner la diferencia en
palabras.
Y aún si parecía
ser verdad, que si había algún niño de once años en la Tierra
entera que podía soportar ésta carga, ese niño se aproximaba a su
oficina ahora. Y si ella pronunciaba algo como 'pobre Harry' enfrente
de él... bueno, a él no le gustaría.
Así
que ahora tengo que hallar la forma de matar a un Mago Oscuro
inmortal,
Harry había hablado en el primer día que lo descubrió. Realmente
desearía que me lo hubiera dicho antes de que iniciara mis
compras...
Ella había sido
Jefa de la Casa de Gryffindor por suficiente tiempo, había visto
suficientes amigos morir, para saber que había algunas personas que
no podías salvar de convertirse en héroes.
Hubo un llamado a la
puerta, y la Profesora McGonagall pronunció, "Pase."
Cuando Harry entró,
su cara tenía la misma fría, alerta mirada que le había visto en
el Lugar de Mary; y se preguntó por un instante si él había estado
vistiendo esa misma mascara, esa misma identidad, todo el día.
El joven niño se
sentó en la silla frente a su escritorio, y habló, "¿Así que
ya es momento de que me informen qué está pasando?" Las
palabras neutrales, no las palabras afiladas que debieron acompañar
a esa expresión.
Los ojos de la
Profesora McGonagall se alzaron por la sorpresa antes de que los
pudiera detener, y exclamó, "¿El Director no le contó nada,
Sr. Potter?"
El niño sacudió su
cabeza. "Sólo que él había recibido una advertencia de que yo
podría estar en peligro, pero que ahora estaba a salvo."
Minerva
estaba teniendo problemas para encontrar su mirada. ¿Cómo le podían
hacer
esto a él, cómo podían cargar esto sobre un niño de once años,
esta guerra, este destino, esta profecía... y ellos ni siquiera
confiaban
en él...
Se forzó a sí
misma a contemplar a Harry directamente, y vio que sus ojos verdes
estaban calmados mientras se posaban sobre ella.
"¿Profesora
McGonagall?" el niño inquirió con calma.
"Sr.
Potter," arguyó la Profesora McGonagall, "me temo que no
es mi derecho explicar, sin embargo si después de ésto el Director
todavía
no le cuenta nada, usted puede venir conmigo y yo le gritaré a él
por usted."
Los ojos del niño
se abrieron de par en par, algo del Harry real mostrándose a través
de una hendidura antes de que la mascara se volviera a acomodar.
"En cualquier
caso," la Profesora McGonagall explicó enérgicamente. "Lamento
la molestia, Sr. Potter, mas necesito pedirle que use su Giratiempo
para regresar seis horas hasta las tres de la tarde, y darle el
siguiente mensaje al Profesor Flitwick: Plata en el árbol. Demande
al Profesor que anote el tiempo en el que usted le dio ese mensaje.
Después de eso el Director desea encontrarse con usted cuando a
usted le convenga."
Hubo una pausa.
Entonces el niño
habló, "¿Soy sospechoso de hacer un uso incorrecto de mi
Giratiempo, entonces?"
"¡No
por mí!"
La Profesora McGonagall respondió a toda prisa. "Lamento
el inconveniente, Sr. Potter."
Hubo otra pausa, y
entonces el joven niño se encogió de hombros. "Va a desbaratar
mi agenda de sueño pero supongo que no se puede evitar. Por favor
permita que los elfos de casa sepan que si pido un desayuno mañanero
a las, digamos, tres A.M., debo recibirlo."
"Por supuesto,
Sr. Potter," ella concedió. "Gracias por entender."
El
niño se levantó de su silla y le dirigió una inclinación de
cabeza formal, luego se deslizó hasta la puerta con su mano ya yendo
debajo de su camisa en donde aguardaba su Giratiempo; y ella casi lo
llamó ¡Harry!
Sólo que no sabía qué más decir después de eso.
En vez de eso
esperó, sus ojos sobre el reloj.
¿Cuánto necesitaba
esperar para que Harry Potter regresara en el tiempo?
No necesitaba
esperar nada, en realidad; si él ya lo había hecho, entonces ya
había pasado...
Minerva sabía,
entonces, que ella lo estaba dilatando porque estaba nerviosa, y
darse cuenta de ello la entristeció. Travesuras, sí, travesuras
inenarrables impensables con toda la prudencia y precaución de una
roca cayendo – ella no sabía cómo el niño había engañado al
Sombrero para que no lo Seleccionara en Gryffindor donde él
obviamente pertenecía – sin embargo nada oscuro o dañino, jamás.
Bajo esas diabluras su bondad corría tan profunda y verdadera como
la de los gemelos Weasley, aunque ni siquiera la Maldición Cruciatus
habría logrado que ella lo reconociera en voz alta.
"Expecto
Patronum,"
ella invocó, y luego, "Ve con el Profesor Flitwick, y trae su
respuesta tras preguntarle lo siguiente: '¿El Sr. Potter te dio un
mensaje de mi parte, cuál fue ese mensaje, y cuándo lo recibiste?'"
...
Una hora antes,
habiendo usado el último giro de su Giratiempo tras ponerse la Capa
de Invisibilidad, Harry plegó el reloj de arena de vuelta dentro de
su camisa.
Y se dirigió a los
calabozos de Slytherin, con zancadas tan largas y rápidas como se lo
permitieron sus piernas invisibles, aunque sin correr. Por fortuna la
oficina de la Subdirectora ya estaba en un nivel bajo de Hogwarts...
Unas cuantas
escaleras después, devorando dos escalones a la vez mas no tres,
Harry se detuvo en un corredor cuya vuelta final llevaba a la entrada
de los dormitorios de Slytherin.
Harry tomó un
pedazo de pergamino (no de papel) de su rollo, cogió una Pluma
Vuelapluma (no un bolígrafo) de su monedero, y le indicó a la
pluma, "Escribe estas letras exactamente como te las digo:
Z-P-G-B-S-Y, espacio, F-V-Y-I-R-E-B-A-G-U-R-G-E-R-R."
Había dos clases de
códigos en la criptografía, códigos que evitaban que tu hermano
menor leyeran tus mensajes y códigos que prevenían que los grandes
gobiernos leyeran tus mensajes, y éste era el primer tipo de código,
pero era mejor que nada. En teoría, nadie debía leerlo de todos
modos; y aún si lo hacían, no recordarían nada interesante a menos
que lo descifraran primero.
Harry entonces puso
esa pieza de pergamino dentro de un sobre cerrado, y con su varita
derritió un poco de cera verde para sellarlo.
En
principio, por supuesto, Harry pudo haber hecho todo eso horas antes,
sin embargo por alguna razón esperar hasta después
de haber escuchado el mensaje de los propios labios de la Profesora
McGonagall se parecía menos a Molestar Al Tiempo.
Entonces Harry puso
el sobre dentro de otro sobre, que ya contenía otra hoja de papel
con otras instrucciones, y cinco Sickles plateados.
Cerró ese sobre
(que ya tenía un nombre escrito en el exterior), lo selló con más
cera verde, y presionó un último Sickle dentro de ese sello.
Luego
Harry puso ese
sobre dentro del último sobre en el cual estaba escrito con largas
letras el nombre "Merry Tavington".
Y Harry asomó la
cabeza en la vuelta de la esquina donde el retrato ceñudo que servía
como puerta a los dormitorios de Slytherin aguardaba; como él no
deseaba que el retrato recordara no haber visto a alguien invisible,
Harry usó el Encantamiento Levitador para hacer que el sobre flotara
hacia el hombre ceñudo, y lo golpeó suavemente con el sobre.
El hombre ceñudo
observó el sobre, contemplándolo a través de un monóculo,
suspiró, y se giró para darle la cara hacia el interior de los
dormitorios de Slytherin, y llamó, "¡Mensaje para Merry
Tavington!"
Ahí fue cuando al
sobre se le permitió caer al suelo.
Unos cuantos
momentos después la puerta del retrato se abrió, y Merry recogió
el sobre del piso.
Ella lo abriría y
hallaría un Sickle y un sobre dirigido a una estudiante de cuarto
año llamada Margaret Bulstrode.
(Los Slytherins
hacían éste tipo de cosas todo el tiempo, y un Sickle
definitivamente constituía una orden apremiante.)
Margaret
abriría su
sobre, y encontraría cinco Sickles junto con un sobre para ser
dejados en un salón de clases sin usar...
...después
de que ella usara su Giratiempo para regresar cinco horas...
...donde ella se
toparía con otros cinco Sickles esperándola, si llegaba allí
pronto.
Y un invisible Harry
Potter estaría esperando en ese cuarto entre las tres PM y las tres
treinta, sólo en caso de que alguien intentara la prueba obvia.
Bueno, había sido
obvia para el Profesor Quirrell, al menos.
También había sido
obvio para el Profesor Quirrell que (a) Margaret Bulstrode tenía un
Giratiempo y que (b) ella no era muy estricta sobre cómo lo usaba,
por ejemplo al decirle a su hermana menor buenas piezas de chisme
"antes" que alguien más las hubiera escuchado.
Algo
de la tensión se fue de Harry mientras se alejó del retrató en la
puerta, todavía invisible. De alguna forma su mente se las había
arreglado para preocuparse sobre el plan, incluso sabiendo
que ya había tenido éxito. Ahora sólo faltaba la confrontación
con Dumbledore, y su día habría acabado... iría a las gárgolas
del Director a las 9PM, ya que hacerlo a las 8PM parecería más
sospechoso. De éste modo el podía clamar que simplemente había
malentendido lo que la Profesora McGonagall había querido decir con
"después"...
El oscuro dolor se
agarró al corazón de Harry al pensar una vez más en la Profesora
McGonagall.
Por lo que Harry se
retiró un poco más dentro de su lado oscuro, que había vestido la
expresión de calma y mantenido la fatiga fuera de su rostro, y
siguió caminando.
Habría un ajuste de
cuentas, mas a veces tenías que tomar prestado todo lo que pudieras
el día de hoy, y dejar que los pagos llegaran mañana.
...
Incluso
el lado oscuro de Harry se estaba sintiendo exhausto para cuando la
escalera en espiral lo hubo llevado a la gran puerta de roble que era
el portal final a la oficina de Dumbledore; pero ya que Harry ahora
estaba legalmente
cuatro horas más allá de su hora natural para ir a la cama, era
seguro mostrar algo de esa fatiga, la física aunque no la emocional.
La puerta de roble
se abrió de par en par –
De antemano los ojos
de Harry ya se habían enfocado en la dirección del gran escritorio,
en el trono detrás de aquello; así que le tomó un momento
registrar que el trono estaba vacío, el escritorio desolado en el
centro excepto por un solitario volumen encuadernado en cuero; y
entonces Harry cambió su mirada de dirección para ver al mago de
pie a un lado de sus horribles cosas, los desconocidos y misteriosos
aparatos amontonados en una esquina del escritorio. Fawkes y el
Sombrero Seleccionador ocupaban sus respectivos percheros, una
brillante y fogosa llama crujía en un rincón que Harry hasta ahora
se daba cuenta era una chimenea, y había dos sombrillas y tres
pantuflas rojas para el pie rojo. Todas las cosas en su lugar y
apariencia acostumbrada excepto el mago anciano en sí mismo, de pie
y alto vestido con una túnica negra muy formal. Fue una conmoción
para sus ojos, esa túnica sobre esa persona, era como si Harry
hubiera visto a su padre luciendo un traje de negocios.
Muy antigua era la
apariencia de Albus Dumbledore, y afligida.
"Hola, Harry,"
saludó el mago anciano.
Dentro
de una identidad alterna auto-mantenida como una construcción de la
Oclumancia, un Harry-inocente que absolutamente no tenía ni idea de
lo que estaba sucediendo inclinó su cabeza fríamente, y pronunció,
"Director. Espero que ya haya escuchado la confirmación de
parte de la Subdirectora McGonagall, así que si está bien por
usted, realmente
quisiera saber qué está pasando."
"Sí,"
concordó el mago anciano, "es hora, Harry Potter." La
espalda se enderezó, nada más un poco pues el mago ya estaba de
pie; pero de alguna forma incluso ese pequeño cambio hizo que el
mago pareciera una cabeza más alto, y más fuerte aunque no más
joven, formidable aunque no peligroso, su potencia reunida sobre él
como un manto. Con una clara voz, entonce, él habló: "Éste
día tu guerra contra Voldemort ha iniciado."
"¿Qué?"
exclamó el Harry exterior que no sabía nada, mientras algo viendo
desde adentro pensó más o menos lo mismo sólo que con mucha más
profanidad de por medio.
"Bellatrix
Black ha sido tomada de Azkaban, ella escapó de una prisión de la
que no se podía escapar," el mago anciano explicó. "Es
una hazaña que carga la firma de Voldemort como ninguna otra que
hubiera visto antes; y ella, su más fervorosa sirviente, es uno de
los tres requisitos que él debe obtener para revivir con un nuevo
cuerpo. Tras diez años el enemigo que derrotaste ha regresado, como
fue predicho."
Ninguna parte de
Harry pudo pensar que pronunciar ante eso, al menos no durante los
pocos segundos antes de que el mago anciano continuara.
"No cambia
mucho para ti, por ahora," explicó el mago anciano. "He
empezado a reconstituir la Orden del Fénix que te servirá, he
alertado a las pocas almas que pueden y deberían entender: Amelia
Bones, Alastor Moody, Bartemius Crouch, ciertos otros. De la profecía
– sí, hay una profecía – yo no les he contado, pero saben que
Voldemort ha regresado, y saben que tú jugarás un rol vital. Ellos
y yo lucharemos tu guerra en sus etapas iniciales, mientras tú
creces en fuerza, y quizá sabiduría, aquí en Hogwarts." Las
manos del mago anciano se alzaron, como si estuviera suplicando. "Así
que para ti, por ahora, sólo hay un cambio, y te imploro que
comprendas su necesidad. ¿Reconoces el libro sobre mi escritorio,
Harry?"
La parte interna de
Harry estaba gritando y golpeando su cabeza contra paredes
imaginarias, mientras el Harry exterior se giró y contempló a lo
que resultó ser -
Hubo una pausa
bastante larga.
Entonces
Harry respondió, "Es una copia de El
Señor de los Anillos
de J. R. R. Tolkien."
"Reconociste
una frase de ese libro," prosiguió Dumbledore, mirada intensa
en sus ojos, "por lo que asumo que lo recuerdas bien. Si estoy
equivocado, por favor corrígeme."
Harry nada más se
lo quedo viendo.
"Es importante
entender," expuso Dumbledore, "que éste libro no es una
descripción realista de una guerra mágica. John Tolkien nunca luchó
contra Voldemort. Tu guerra no será como en los libros que has
leído. La vida real no es como en las historias. ¿Comprendes,
Harry?"
Harry, muy lento,
asintió sí; y luego sacudió su cabeza en un no.
"En
particular," declaró Dumbledore, "hay una cosa ciertamente
tonta que Gandalf hace en el primer libro. Él comete muchos errores,
así actúa el mago de Tolkien; sin embargo hay un error que es el
más imperdonable. Ese error es éste: Cuando Gandalf tuvo la primera
sospecha, aunque fuera momentánea, de que Frodo poseía el Anillo
Único, debió llevarse a Frodo para Rivendell en
el acto.
Podría haber pasado una vergüenza, ese mago anciano, de haber
resultado sus sospechas falsas. Podría haber encontrando embarazoso
comandar a Frodo, y Frodo habría estado grandemente incómodo,
necesitando hacer a un lado muchos otros planes y pasatiempos. Mas un
poco de vergüenza, y embarazo, e incomodidad, es nada comparado a la
perdida de toda tu guerra, cuando los nueve Nazgul descendieron en
picada sobre la Comarca mientras tú estabas leyendo viejos
pergaminos en Minas Tirith, y se llevan el Anillo sin perder el
tiempo. Y no sería Frodo solamente quien habría sufrido; toda la
Tierra Media habría caído en la esclavitud. De no
haberse tratado de una mera historia, Harry, ellos habrían perdido
su guerra. ¿Captas a qué me refiero?"
"Eh..."
contestó Harry, "no exactamente..." Había algo sobre
Dumbledore cuando se comportaba así, que hacía difícil permanecer
apropiadamente frío; su lado oscuro tenía problemas con lo raro.
"Entonces lo
diré con todas sus letras," concluyó el mago anciano. Su voz
era severa, sus ojos estabas tristes. "Frodo debió haber sido
movido a Rivendell de inmediato por el propio Gandalf – y Frodo
nunca debió haber dejado Rivendell sin guardia. No tendría porque
haber ocurrido la noche de terror en Bree, no Quebradas de los
Túmulos, no Amon Sûl donde Frodo fuera herido, pudieron haber
perdido su guerra por completo en cualquiera de esas veces, ¡por el
descuido de Gandalf! ¿Entiendes ahora a qué me refiero, hijo de
Michael y Petunia?"
Y el Harry que nada
sabía lo comprendió.
Y
el Harry que nada sabía vio que era la más ingeniosa, sabia,
inteligente y sensata, la acción correcta
por hacer.
Y
el Harry que nada sabía pronunció justo lo que un inocente Harry
habría
hablado, mientras el observador silencioso gritaba por la confusión
y agonía.
"Usted se
refiere," Harry contestó, su voz temblando pues las emociones
internas iban traspasando hacia la calma exterior, "a que no voy
a ir a casa de mis padres en vacaciones."
"Los
verás
de nuevo," el mago anciano se apresuró a explicar. "Les
pediré que vengan aquí para estar contigo, les extenderé cada
cortesía durante su visita. Sin embargo no vas a ir a casa para las
vacaciones, Harry. No vas a ir a casa para el verano. Ya no irás a
almorzar en el Callejón Diagon, ni siquiera con el Profesor Quirrell
para cuidarte. Tu sangre es el segundo requisito que Voldemort
necesita para alzarse tan fuerte como antes. Por lo que nunca
volverás a dejar los limites de las protecciones Hogwarts sin una
razón vital, y con un guarda lo suficientemente fuerte como para
repeler cualquier ataque durante el tiempo suficiente como para que
tú llegues a un lugar seguro. "
El agua estaba
empezando en las esquinas de los ojos de Harry. "¿Es eso una
petición?" inquirió su voz tambaleante. "¿O una orden?"
"Lo lamento,
Harry," el mago anciano respondió con suavidad. "Tus
padres verán la necesidad, espero; pero si no... Me temo que no
tienen otra opción; la ley, aunque equivocada, no los reconoce como
tus guardianes. Lo siento, Harry, y entenderé si me desprecias por
ello, mas debe ser hecho."
Harry le dio la
espalda, miró la puerta, ya no podía contemplar más a Dumbledore,
no podía confiar en su propio rostro.
Éste
es el costo para ti mismo,
opinó Hufflepuff dentro de su mente, es
justo porque tú impusiste costos sobre otros. ¿Cambiará eso tu
perspectiva de todo el asunto, en la forma en que el Profesor
Quirrell cree que cambiará?
Automáticamente,
la mascara del inocente Harry exclamó exactamente lo que habría
dicho: "¿Están mis padres en peligro? ¿Necesitan ellos
ser
movidos aquí?"
"No,"
replicó la voz del mago. "No lo creo así. Los Mortífagos
aprendieron, hacia el final de la guerra, a no atacar a las familias
de la Orden. Y si Voldemort ahora está actuando sin sus antiguos
compañeros, él todavía sabe que soy yo quien toma las decisiones
por el momento, y él conoce que no le daré nada por cualquier
amenaza hacia tu familia. Le enseñé que no me rindo ante el
chantaje, y por eso él no lo intentará."
Harry lo volvió a
encarar, y vio frialdad en la cara del mago anciano que combinaba con
el cambio de su voz, los ojos azules de Dumbledore tras las gafas se
habían endurecido como el acero, no encajaban con la persona mas sí
con la formal túnica negra.
"¿Es eso todo,
entonces?" cuestionó la voz temblorosa de Harry. Después él
pensaría sobre ésto, después pensaría en alguna respuesta astuta,
después le preguntaría al Profesor Quirrell si había alguna manera
de convencer al Director de que estaba equivocado. En ese momento,
mantener la mascara requería toda la atención de Harry.
"Voldemort usó
un artefacto Muggle para escapar de Azkaban," el mago anciano
dijo. "Él te está observando y aprendiendo de ti, Harry
Potter. Pronto un hombre llamado Arthur Weasley por orden del
Ministerio impondrá un edicto para que cese todo el uso de
artefactos Muggle en las batallas del Profesor de Defensa. En el
futuro, cuando tengas una buena idea, guardala para ti mismo."
No parecía
importante por comparación. Harry nada más asintió, y preguntó
una vez más, "¿Es eso todo?"
Hubo una pausa.
"Por favor,"
suplicó el mago anciano con un susurro. "No tengo derecho a
pedir tu perdón, Harry James Potter-Evans-Verres, pero por favor, al
menos dime que entiendes el por qué." Había agua en los ojos
del mago anciano.
"Lo entiendo,"
afirmó la voz del Harry exterior que sí entendía, "O sea...
Ya había estado pensando en algo así... reflexionando si podía
lograr que mis padres y usted me permitieran quedarme en Hogwarts
durante el verano como los huérfanos, para poder leer en la
biblioteca de aquí, como sea todo es más interesante en
Hogwarts..."
Un ahogado sonido
surgió de la garganta de Albus Dumbledore.
Harry se giró otra
vez hacia la puerta. No era un escape indemne, mas era un escape.
Dio un paso hacia
adelante.
Su mano cogió el
pomo de la puerta.
Un grito desgarrador
partió el aire -
Como si fuera en
cámara lenta, al tiempo que Harry se giró, vio al fénix ya
lanzándose a través del aire y aleteando hacia él.
Desde
el verdadero Harry, el que conocía su verdadera culpa, salió un
asomó de pánico, pues no había pensado en eso, no lo había
anticipado, se había preparado para encarar a Dumbledore mas se
había olvidado de Fawkes
-
Aleteo, aleteo, y
aleteo, tres veces las alas del fénix aletearon como el estallido y
apagón de un fuego, la duración parecía pasar demasiado lento
mientras Fawkes se remontaba por encima de los misterios dispositivos
para llegar hacia donde Harry aguardaba de pie.
Y el ave roja-dorada
estaba flotando frente a él con gentiles movimientos de ala,
balanceándose en el aire como la flama de una vela.
"¿Qué
sucede, Fawkes?" inquirió el falso Harry confundido, observando
al fénix a los ojos, como lo haría si fuera inocente. El Harry
real, sintiendo el mismo malestar horrendo que sintió cuando la
Profesora McGonagall había expresado su confianza en él, pensó:
¿Me
volví malvado el día de hoy, Fawkes? Yo no creí que fuera
malvado... ¿Me odias ahora? Si me convierto en algo que un fénix
odia, quizá debería rendirme sin más, rendirme ahora y confesar
-
Fawkes gritó, el
más terrible chillido que Harry hubiera llegado a escuchar, un
chillido que puso todos los dispositivos a vibrar e hizo despertar a
todas las figuras que dormían dentro de sus retratos.
Perforó a través
de todas las defensas de Harry como si fuera una espada caliente
cortando mantequilla, todas sus capas colapsaron como globos
estallados con agujas, reajustaron sus prioridades en un instante
pues él recordó la única cosa que era importante; las lágrimas
empezaron a verterse libremente por los ojos de Harry, bajando por
sus mejillas, su voz ahogada pues las palabras salían de su garganta
como si estuviera tosiendo lava -
"Fawkes dice,"
la voz de Harry pronunció, "él quiere que yo, haga, algo,
sobre, los prisioneros, en Azkaban -"
"¡Fawkes,
no!"
exclamó el mago anciano. Dumbledore se adelantó, acercándose al
fénix con una mano suplicante. La voz del mago anciano era casi tan
desesperada como había sido el grito del fénix. "¡No puedes
pedirle eso, Fawkes, no es más que un niño!"
"Usted
fue a Azkaban," Harry susurró, "usted llevó a Fawkes
consigo, él vio – usted
vio – usted estuvo ahí,
usted vio - ¿POR
QUÉ NO HIZO NADA? ¿POR QUÉ NO LOS DEJÓ SALIR?"
Cuando los
instrumentos dejaron de vibrar, Harry se dio cuenta que Fawkes había
gritado al mismo tiempo que él, que ahora el fénix estaba volando
al lado de Harry y encarando a Dumbledore a su lado, la cabeza
rojo-dorada a la altura de la suya.
"Puedes,"
murmuró el mago anciano, "¿puedes en verdad escuchar la voz
del fénix tan claramente?"
Harry
estaba llorando tan fuerte que casi no podía hablar, por todas las
puertas de metal que había pasado, las voces que había escuchado,
las peores memorias, las desesperadas suplicas que oía al caminar,
todo había explotado dentro de su mente como una flama a causa del
grito del fénix, todos los bastiones internos derribados. Harry no
sabía si en realidad podía escuchar la voz del fénix claramente,
si habría entendido a Fawkes sin haberlo sabido de antemano. Todo lo
que Harry sabía era que tenía una excusa plausible para mencionar
las cosas que el Profesor Quirrell le había dicho que nunca
debía comentar en una conversación desde hoy en adelante; porque
esto era justamente lo que un inocente Harry habría dicho, lo que
habría hecho, de haber
escuchado con tanta lucidez. "Ellos están sufriendo – tenemos
que ayudarlos – "
"¡Yo
no
puedo!"
lloró Albus Dumbledore. "¡Harry, Fawkes, no
puedo,
no hay nada que yo pueda hacer!"
Otro grito
desgarrador.
"¿POR QUÉ
NO? ¡NADA MÁS VAYA Y SÁQUELOS!"
El
mago anciano retiró su vista del fénix, sus ojos se posaron sobre
los de Harry. "Harry, ¡explica a Fawkes de mi parte! ¡Cuéntale
que no es tan simple! Los fénix no son meros animales mas son
animales, Harry, no pueden asimilar -"
"Yo
tampoco lo comprendo," Harry declaró, con voz temblorosa. "¡No
comprendo por qué están alimentando
a los Dementores con prisioneros! ¡Azkaban no es una prisión, es
una cámara de tortura y ustedes están torturando a esas personas
hasta la MUERTE!"
"Percival,"
argumentó el mago anciano con voz ronca "Percival Dumbledore,
mi propio padre, Harry, ¡mi propio padre murió dentro de Azkaban!
¡Lo sé, sé que es un horror! ¿Pero
que quieres de mí?
¿Destrozar Azkaban por la fuerza? ¿Quieres que declare una abierta
rebelión contra el Ministerio?"
¡CAW!
Hubo una pausa, y la
voz temblorosa de Harry dijo, "Fawkes no sabe nada sobre los
gobiernos, él nada más quiere que usted – saque a los prisioneros
afuera – de sus celdas – y él le ayudará a pelear, si alguien
se interpone en su camino – y – ¡y yo también lo haré,
Director! ¡Iré con usted y destruiré cualquier Dementor que se
acerque! Nos preocuparemos sobre las consecuencias políticas
después, apuesto que usted y yo juntos podemos salirnos con la
nuestra -"
"Harry,"
murmuró el mago anciano, "los fénix no entienden cómo ganar
una batalla puede perder una guerra." Las lagrimas descendían
por las mejillas del mago anciano, secándose dentro de su barba
plateada. "La batalla es todo lo que conocen. Son buenos, sin
embargo no son sabios. Por eso es que escogen a los magos para que
sean sus maestros."
"¿Puede usted
traer a los Dementores donde yo pueda atacarlos?" La voz de
Harry ya era suplicante. "Tráigalos en grupos de a quince –
creo que puedo destruir esa cantidad a la vez sin lastimarme a mí
mismo – "
El mago anciano negó
con su cabeza. "Fue bastante difícil pasar la perdida de uno –
podrían darme uno más, pero nunca dos – son considerados
posesiones nacionales, Harry, armas en caso de guerra – "
La
furia destelló entonces en Harry, resplandeció como el fuego,
podría haber venido del hombro donde reposaba un fénix, y podría
haber venido de su propio lado oscuro, y las dos iras se mezclaron
dentro de él, la fría y la caliente, y fue una extraña voz la que
surgió desde su garganta, "Dime algo. ¿Qué tiene que hacer un
gobierno, qué tienen que hacer los votantes con su democracia, qué
tienen que hacer las personas
de un país,
antes de que me vea forzado a decidir que ya no estoy en el mismo
lado de ellos?"
Los ojos del mago
anciano se abrieron por completo al observar al niño con un fénix
sobre el hombro. "Harry... son aquellas tus palabras, o las del
Profesor de Defensa – "
"Porque
tiene que haber algún
punto, ¿no es así? Y si no es Azkaban, ¿dónde es, entonces?"
"Harry,
escucha, por favor, ¡óyeme! ¡Los magos no podrían vivir juntos si
cada uno declarara rebelión contra los demás, cada vez que
difieren! Siempre habrá algo
– "
"¡Azkaban
no es un mero algo! ¡Es malvado!"
"¡Sí,
incluso malvado! ¡Incluso algunos males, Harry, pues los magos no
son perfectamente buenos! Y de todos modos es mejor que vivamos en
paz, que en caos; y si tú y yo acabáramos con Azkaban por la fuerza
ese sería el principio del caos,
¿no lo puedes ver?" La voz del mago anciano era suplicante. "¡Y
es posible oponerse a la voluntad de tus iguales abiertamente o en
secreto, sin odiarlos,
sin declararlos malvados y enemigos! ¡No creo que las personas de
éste país merezcan eso de ti, Harry! E incluso si algunos de ellos
lo merecen – ¿qué hay de los niños, qué hay de los estudiantes
en Hogwarts, que hay de las muchas buenas personas mezcladas con las
malas?"
Harry contempló
hacia su hombro donde Fawkes se había posado, vio los ojos del fénix
observándolo a su vez, no brillaban y aún así iluminaban, flamas
rojas en un mar de fuego dorado.
¿Qué piensas,
Fawkes?
"¿Caw?"
Dijo el fénix.
Fawkes no comprendía
la conversación.
El
joven niño miró al mago anciano, y habló con densa voz, "O
tal vez los fénix son más sabios que nosotros, más listo que
nosotros, quizá ellos nos siguen por ahí esperando que algún día
los escuchemos,
que algún día lo entendamos,
que algún día simplemente saquemos,
los prisioneros, afuera,
de sus celdas
-"
Harry se giró,
abrió la puerta de roble y atravesó la escalera y cerró con un
portazo la puerta tras él.
El hueco de la
escalera empezó a rotar, Harry empezó a descender, y él puso su
cara dentro de sus manos, y principio a llorar.
No fue hasta que
estuvo a la mitad del fondo que notó la diferencia, se dio cuenta
del calor que seguía esparciéndose a través de él, y percibió
que -
"¿Fawkes?"
Harry susurró.
- el fénix seguía
sobre su hombro, acomodado ahí como lo había visto unas cuantas
veces sobre Dumbledore.
Harry volvió a ver
dentro de los ojos, flamas rojas dentro de fuego dorado.
"Tú no eres mi
fénix ahora... ¿o sí?"
¡Caw!
"Oh,"
Harry dijo, su voz temblando un poco, "Me alegra escuchar eso,
Fawkes, porque no creo – que el Director – no creo que él lo
merezca -"
Harry se detuvo,
respiró profundamente.
"No creo que él
se merezca eso, Fawkes, estaba intentando hacer lo correcto..."
¡Caw!
"Pero estás
enojado con él y quieres probar un punto. Lo comprendo."
El fénix acarició
su cabeza contra el hombro de Harry, y la gárgola de piedra se hizo
suavemente a un lado para permitir que Harry pasara hacia los
corredores de Hogwarts.
Capítulo 61 Capítulo 63
...
Nota del
Traductor
Por poco alcancé a terminar a tiempo. Éste será el último
capítulo del año 2016. Voy a tomarme una semana de vacaciones para
pasar tiempo de calidad con mi novia y después reasumiré la
traducción.
El próximo episodio es bastante largo, es probable que lo terminé a
finales de Enero.
Después trabajaré en preparar los tres libros PDF en que se dividen
los primeros 63 capítulos de HPMOR y entonces regresaré al capítulo
64 que constituye varios Omakes.
Creo que será un gran año para Harry Potter y los Métodos de la
Racionalidad.
Creo que éste episodio es lindo, con todo el asunto de Fawkes y las
dudas que Harry tiene sobre sí mismo. Me hace cuestionarme las
diferencias entre la ley y la justicia, entre lo bueno y lo correcto,
entre el Hermione X Ron y el Hermione X Harry.
Les doy un agradecimiento generalizado por haberme acompañado
durante otro año. ¿Será que en el 2017 llegaremos al final de
HPMOR? Lo dudo, pero espero que al menos avancemos un buen trecho.
Y un agradecimiento personalizado a Dorabel Essa, cuyos comentarios
en brasileño me han divertido y animado bastante .
Como siempre, gracias por leer.
...
Escrito
por Less
Wrong / Eliezer Yudkowsky
Traducido
al español por Rhaidot
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