Capítulo 105 Capítulo 107
Harry Potter y los Métodos de la Racionalidad
HPMOR.COM por ThornSanguine |
Capítulo 106: La verdad, Parte 3
Tras dar solamente un paso dentro de la cámara prohibida de Dumbledore, Harry soltó un chillido y saltó para atrás y se estrelló con el Profesor Snape, haciendo que los dos quedaran tirados uno sobre el otro.
El Profesor Snape se puso de pie a sí mismo y volvió a ponerse frente a la puerta. Su cabeza se giró para ver a Harry. "Estoy protegiendo esta puerta por órdenes del Director," dijo el Profesor Snape con su usual tono sardónico. "Váyase de inmediato, o le voy a quitar Puntos de Casa."
Esto era aterrador hasta los huesos, sin embargo la atención de Harry estaba ocupada por el gigantesco perro de tres cabezas que había brincado hacia adelante, nada más para ser detenido a varios metros de Harry por las cadenas sobre sus tres cuellos.
"Eso - eso - eso - " Harry dijo.
"Sí," el Profesor Quirrell pronunció a una cierta distancia de su espalda, "ese es en efecto el ocupante usual de la cámara, que está prohibida para todos los estudiantes, especialmente para los de primer año."
"¡Eso no es seguro ni para los estándares de los magos!" Dentro de la cámara, la enorme bestia negra liberó un aullido a varias voces, gotas de saliva blanca volando desde esas tres bocas con colmillos.
El Profesor Quirrell suspiró. "Está encantado para no comer estudiantes, nada más los escupe a través de la puerta. Ahora, niño, ¿cómo recomendarías tú que lidiemos con esta peligrosa criatura?"
"Ah," Harry tartamudeó, intentando pensar por encima de los ladridos continuados del guardián de la cámara. "Ah. Si es como el Cerbero de la leyenda Muggle de Orfeo y Eurídice, entonces tenemos que cantar para que se duerma y así poder pasar -"
"Avada Kedavra."
La bestia de tres cabezas fue derribada.
Harry se volteó a contemplar al Profesor Quirrell, quien a su vez lo observaba con decepción extrema, como si fuera a preguntar si acaso Harry no había asistido a ninguna de sus clases, nunca.
"Pues yo asumí," Harry habló, aún intentando controlar su respiración, "que avanzar a través de este reto de cualquier manera diferente a la usada por alguien de primer año, quizá podría disparar una alarma."
"Esa es una mentira, niño, simplemente no recordaste tus lecciones al enfrentar la ocasión en la vida real. En cuanto a las alarmas, he pasado meses desactivando todas las alarmas y señales de aviso puestas sobre estas cámaras."
"¿Entonces por qué razón me envió a mí por delante, exactamente?"
El Profesor Quirrell solamente sonrió. Se veía más significativamente malvado que lo usual.
"No importa," Harry expresó, y penetró lentamente dentro de la cámara, sus extremidades todavía temblando.
La cámara era toda de piedra, iluminada por una pálida luz azul que brillaba desde los rincones arqueados engastados en la pared; como si la luz de un cielo gris estuviera pasando a través de las ventanas, aunque no había ventanas. Al otro lado de la cámara había una trampilla de madera sobre el suelo, con sólo un anillo sobresaliendo. En la mitad de la cámara yacía un gigantesco perro muerto con tres cabezas sin vida.
Harry se giró hacia uno de los rincones arqueados y miró por dentro. No había nada allí excepto el resplandor azul sin origen, así que caminó hacia el siguiente, al tiempo que escrutaba la pared a su paso.
"Qué," preguntó el Profesor Quirrell, "¿estás haciendo?"
"Investigando el cuarto," Harry respondió. "Podría haber una pista, o una inscripción, o una llave que vamos a necesitar después, o algo -"
"¿Hablas en serio, o estás intentando hacernos perder el tiempo deliberadamente? Responde en Lengua Parsel."
Harry miró para atrás. "Hablaba en sserio," siseó Harry. "Habría hecho lo missmo de venir por mi cuenta."
El Profesor Quirrell se dio un breve masaje sobre su frente. "Confieso," él explicó, que tu enfoque te habría servido bien en, digamos, explorando la tumba de Amon-Set, así que no te voy a llamar idiota, aunque aún así. El falso rompecabezas, la forma externa del reto, es un juego creado para los de primer año. Simplemente tenemos que bajar por la trampilla."
Bajo la trampilla había una planta gigante, algo que era como una enorme dieffenbachia con anchas hojas emergiendo del tallo central como una escalera en espiral, pero de un color más oscuro que la dieffenbachia normal, con ramas como tentáculos surgiendo del tallo central y que estaban colgando. La base se esparcía a lo ancho con hojas y tentáculos más grandes, como prometiendo acolchar la caída de cualquiera. Por debajo había otra cámara de piedra similar a la primera, con los mismos rincones como falsas ventanas arqueadas, emitiendo la misma luz de gris-azul.
"El pensamiento obvio sería bajar sobre la escoba que está dentro de mi monedero, o arrojar algo pesado para vez si aquellos tentáculos son trampas," Harry argumentó, echando un vistazo para abajo. "Pero supongo que usted me va a indicar que sólo debemos bajar caminando sobre las hojas." Ciertamente parecían como si fueran escaleras en espiral.
"Después de ti," dijo el Profesor Quirrell.
Cuidadosamente Harry puso un pie sobre la hoja y descubrió que en efecto soportaba su peso. Luego Harry echó un vistazo hacia el cuarto que iban a abandonar, para ver si había algo digno de tener en cuenta.
El enorme perro muerto llamaba tanto la atención en sí mismo que era difícil enfocarse en cualquier otra cosa.
"Profesor Quirrell," Harry propuso, omitiendo la frase su enfoque para lidiar con obstáculos tiene ciertas falencias, "¿qué tal si alguien mira por la puerta y ve que el Cerbero está muerto?"
"Entonces probablemente ya se habrán dado cuenta de que hay algo mal con Snape," replicó el Profesor Quirrell. "Aunque ya que insistes..." El Profesor de Defensa caminó hacia el cadáver de tres cabezas y le puso encima su varita. Empezó a recitar algo en lo que sonaba como Latín que fue acompañado por una sensación creciente de aprehensión, el Niño-Que-Vivió sintiendo el poder del Señor Oscuro como siempre lo había hecho.
La última palabra pronunciada fue "Inferius" y fue acompañada por una urgencia final de ALTO, NO.
Y el perro de tres cabezas se alzó hasta ponerse de pie, sus seis ojos vacíos y ausentes, girando para vigilar la puerta una vez más.
Harry se quedó mirando el enorme Inferius con una horrible sensación de pesadez en su estómago, la tercera peor sensación que había llegado a sentir en su vida.
Sabía que había visto y sentido este procedimiento antes, sólo que sin la pronunciación en Latín.
El centauro que lo había confrontado en el Bosque Prohibido estaba muerto. El Profesor de Defensa lo había atacado con un Avada Kedavra real, no uno falso.
En alguna parte en el fondo de su mente, Harry había pensado que si era capaz de traer a Hermione de regreso entonces podría volver al código de no matar a nadie, la ética de Batman. La mayoría de personas pasaban su vida entera sin matar a nadie en todo tipo de aventuras.
Y eso no iba a pasar.
Ni siquiera se había dado cuenta, el día que había perdido su última oportunidad para ganar. Incluso si Hermione era resucitada, ahora, Harry no habría pasado a través de todo este desastre sin que hubiese muerto nadie.
Ni siquiera se había enterado del nombre del centauro.
Harry no dijo nada. El Profesor de Defensa bien podía confirmar la acusación en Lengua Parsel o mentir en lenguaje normal, y de cualquier manera el Profesor de Defensa tendría más razones para sospechar de las siguientes acciones de Harry. Sin embargo Harry sabía que - aunque no sabía cómo iba a detener al Profesor Quirrell, aunque no se atrevía a realizar ningún acto de traición positiva, quizá ni siquiera a tomar la decisión, hasta que fuera casi tiempo de ganar - nunca habría un acuerdo amigable entre el Señor Voldemort y él, pues dos espíritus tan diferentes no podían existir en el mismo mundo.
Y fue como si esa resolución, ese conocimiento de oposición, pudiera invocar una fuerza de lo que Harry había creído era su lado oscuro. Harry había dejado de llamar a su lado oscuro deliberadamente desde el día en que había asesinado al trol. Sin embargo su lado oscuro nunca había sido algo separado de él. Había sido algo recordado de Tom Riddle. Harry no sabía cómo había ocurrido eso, pero cogiendo la suposición y corriendo con ella, cuales fueran los ecos de habilidad cognitiva que estaban en su lado oscuro debían estar ahí para ser usados por él. No como un modo separado, como Harry había conceptuado al principio, sino como meros patrones neuronales con una fuerte tendencia a encadenarse entre sí ya que alguna vez habían formado parte de una conexión entera.
Esto infortunadamente no cambiaba el hecho de que el Profesor Quirrell tenía las mismas habilidades con mucha más experiencia de vida como respaldo, y además tenía la pistola.
Harry se giró, y puso ambos pies sobre la planta gigante, y empezó a descender la escalera en espiral proveída por las hojas. Le había requerido a Harry demasiado tiempo en esta ocasión, pero ya se había recuperado hasta cierto punto, a pesar del dolor que todavía le pesaba como agua espesa. No era una vara de frío acero en su espina dorsal, sin embargo era algo recto y sólido a pesar de todo. Iba a perseverar para avanzar, primero ver a Hermione regresar a la vida, y luego, de alguna manera, detener al Profesor Quirrell. O detener al Profesor Quirrell primero y luego conseguir la Piedra para sí mismo. Tenía que haber algo, alguna posibilidad, alguna oportunidad que se presentaría a sí misma, alguna manera de detener a Voldemort y devolver la vida a Hermione...
Harry continuó su descenso.
A sus espaldas, el perro de tres cabezas esperó, protegiendo la entrada.
...
Capítulo 105 Capítulo 107
Nota del Traductor (1 de Marzo de 2.020)
La dieffenbachia es una tipo de planta tropical, llamada de interiores porque es tolerante a la sombra.
El próximo capítulo está alrededor de las 4.500 palabras, por lo que espero publicarlo el 8 de Marzo en mi Patreon y el 15 de Marzo en mi blog y FFN..
Faltan 16 capítulos para el final de Harry Potter y los Métodos de la Racionalidad.
Esta entrada fue posible gracias a Rocio Tou, Sergio Andres Rodriguez Vargas, Nkp, Richard Nole, y Kbrem.
Si lo deseas puedes apoyarme en el Patreon de Rhaidot.
Gracias por leer.
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