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jueves, 5 de diciembre de 2013

Harry Potter y los Métodos de la Racionalidad Capítulo 18

Capítulo 17             Capítulo 19

HARRY POTTER Y LOS MÉTODOS DE LA RACIONALIDAD

Capítulo 18
Las Jerarquías de Dominancia

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Habla la Verdad

 
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Cualquier J. K. Rowling suficientemente avanzado es indistinguible de la magia.

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"Eso no suena como la clase de cosa que yo haría, ¿o sí?"

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Era hora del desayuno en la mañana del Viernes. Harry le dio otra enorme mordida a su tostada y luego intentó hacerle recordar a su cerebro que zamparse su desayuno no lo haría llegar a los calabozos más pronto. De todos modos tenían una hora completa de estudio entre el desayuno y el inicio de Pociones.

¡Pero calabozos! ¡En Hogwarts! La imaginación de Harry ya estaba esbozando las grietas, los puentes estrechos, las antorchas en candelabros, y parches de musgo brillante. ¿Habría ratas? ¿Habría dragones?

"Harry Potter," llamó una silenciosa voz detrás de él.

Harry miró por encima de su hombro y se encontró contemplando a Ernie Macmillan, inteligentemente vestido en una túnica de bordes amarillos y viéndose un poco preocupado.

"Neville pensó que debía advertirte," Ernie habló en voz baja. "Creo que él está en lo correcto. Ten cuidado del Maestro de Pociones en nuestra clase de hoy. Los Hufflepuffs mayores nos dijeron que el Profesor Snape puede ser muy antipático con las personas que no le caen bien, y principalmente no le caen bien los que no son de Slytherins. Si le pasas de listo con él... podría ser verdaderamente malo para ti, por lo que he escuchado. Sólo mantén tu cabeza abajo y no le des ninguna razón para que se fije en ti."

Hubo una pausa mientras Harry procesaba esto, y luego alzó sus cejas. (Harry deseaba alzar una ceja, como Spock, pero nunca había sido capaz de lograrlo.) "Gracias," Harry expresó. "Puede que me hayas evitado un montón de problemas."

Ernie asintió, y regresó a la mesa de Hufflepuff.

Harry continuó comiendo su tostada.

Alrededor de cuatro mordidas después alguien dijo "Perdóname," y Harry se volteó para ver a un Ravenclaw mayor que él, que se veía un poco preocupado -

Tiempo después, Harry estaba finalizando su tercer plato de tocino. (Había aprendido a comer pesado al desayuno. Siempre podía comer un almuerzo ligero si es que no terminaba usando el Giratiempo.) Y aún así hubo otra voz detrás de él pronunciando "¿Harry?"

"Sí," Harry contestó cansadamente, "Procuraré no llamar la atención del Profesor Snape -"

"Oh, eso es irremediable," interrumpió Fred.

"Completamente irremediable," concordó George.

"Así que hicimos que los elfos domésticos te hornearan un pastel," reveló Fred.

"Vamos a poner una vela en el pastel por cada punto de casa que pierdas para Ravenclaw," informó George.

"Y haremos una fiesta para ti en la mesa de Gryffindor durante el almuerzo," dijo Fred.

"Esperamos que eso te anime después," concluyó George.

Harry tragó su última mordida de tocino y se volteó. "De acuerdo," habló Harry. "No iba a preguntar esto después del Profesor Binns, de verdad que no, ¿pero si el Profesor Snape es así de malo por qué no ha sido despedido?"

"¿Despedido?" indagó Fred.

"¿Te refieres, a dejarlo ir?" cuestionó George.

"Sí," Harry afirmó. "Es lo que haces con los malos profesores. Los despides. Entonces contratas a un mejor profesor en su lugar. Ustedes no tienen sindicatos o contratos indefinidos aquí, ¿o sí?"

Fred y George estaban paralizados en casi el mismo modo en que los ancianos cazadores-recolectores tribales podrían haberse paralizado si hubieras intentado contarles sobre calculo.

"No lo sé," respondió Fred tras un rato. "Nunca había pensado sobre ello."

"Yo tampoco," agregó George.

"Sí," suspiró Harry, "Me dicen eso a menudo. Los veo al almuerzo, chicos, y no me culpen si no hay velas en ese pastel."

Fred y George se rieron al tiempo, como si Harry hubiera dicho algo divertido, y le hicieron una reverencia y regresaron a Gryffindor.

Harry retrocedió a la mesa del desayuno y agarró un cupcake. Su estomago ya se sentía lleno, pero tenía el presentimiento de que esa mañana podría necesitar muchas calorías. (1)

Mientras se comía su cupcake, Harry pensó en el peor profesor que había conocido hasta ahora, el Profesor Binns de Historia. El Profesor Binns era un fantasma. De lo que Hermione había dicho sobre fantasmas, no parecía que ellos fueran completamente consciente de sí mismos. No había descubrimientos famosos hechos por fantasmas, o algún trabajo original, sin importar quienes fueran en vida. Los fantasmas tendían a tener problemas recordando el siglo presente. Hermione había explicado que ellos eran como retratos accidentales, impresos en la materia circundante por un estallido de energía psíquica acompañando la repentina muerte de un mago.

Harry se había chocado con algunos profesores estúpidos durante sus abortadas incursiones dentro de la educación estándar Muggle – su padre había sido un poco más quisquilloso cuando se trataba de seleccionar estudiantes de posgrado como tutores, por supuesto – pero la clase de Historia fue la primera vez que había encontrado un profesor que literalmente no era sensitivo.

Y lo mostró, también. Harry se había rendido tras cinco minutos y empezó a leer un libro de texto. Cuando fue claro que el "Profesor Binns" no iba a objetar, Harry había llegado hasta su monedero y cogido tapones para los oídos.

¿Los fantasmas no requerían un salario? ¿Era por eso? ¿O era literalmente imposible despedir a alguien de Hogwarts incluso si moría?

Ahora parecía que el Profesor Snape iba a ser absolutamente horrible a cualquiera que no fuera un Slytherin y ni siquiera se le había ocurrido a nadie terminar su contrato.

Y el Director le había prendido fuego a una gallina.

"Discúlpame," le llegó una preocupada voz detrás suyo.

"Lo juro," Harry anunció sin voltearse, "este lugar es casi un ocho y medio por ciento tan malo como Papá dijo que sería Oxford."


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Harry pisó con fuerza los corredores de piedra, viéndose ofendido, molesto, e injuriado todo a la vez.

"¡Calabozos!" Harry chilló. "¡Calabozos! ¡Estos no son calabozos! ¡Esto es un sótano! ¡Un sótano! "

Algunas de las chicas de Ravenclaw lo miraron extrañadas. Los chicos ya estaban acostumbrados a él para ese momento.

Era como si el nivel en que se encontraba el salón de Pociones estuviera localizado en lo que era llamado los "calabozos" por la sencilla razón de que estaba debajo del suelo y era ligeramente más frío que el castillo principal.

¡En Hogwarts! ¡En Hogwarts! ¡Harry había estado esperando toda su vida y aún estaba esperando y si había algún lugar sobre la faz de la Tierra que tuviera calabozos decentes tendría que ser Hogwarts! ¿Tendría Harry que construir su propio castillo si quería ver un pequeño abismo sin fondo?

Poco tiempo después llegaron al salón de Pociones y Harry se animó considerablemente.

El salón de Pociones tenía extrañas criaturas preservadas flotando en enormes frascos sobre estanterías que cubrían cada centímetro de espacio entre las paredes de los armarios. Harry había avanzado lo suficiente en su lectura como para identificar algunas de las criaturas, como el Zabriskan Fontema. Aunque la araña de cincuenta centímetros se veía como una Acromántula pero era demasiado pequeña para ser una. Intentó preguntarle a Hermione, pero ella no estaba muy interesada en ver ni cerca hacia donde él estaba señalando.

Harry estaba mirando una gran bola de polvo con ojos y pies cuando el asesino penetró en el cuarto.

Ese fue el primer pensamiento que cruzó la mente de Harry cuando vio al Profesor Severus Snape. Había algo silencioso y letal en el modo en que este hombre caminaba entre los escritorios de los niños. Su túnica estaba desaliñada, su pelo manchoso y grasiento. Había algo en él que era como una reminiscencia de Lucius, aunque ellos dos no se parecían remotamente en nada, y tú podías tener la impresión que donde Lucius te mataría con impecable elegancia, este hombre simplemente te mataría.

"Siéntense," ordenó el Profesor Severus Snape. "Ahora."

Harry y unos cuantos niños que había estado de pie hablando los unos con los otros se precipitaron hacia los escritorios. Harry había planeado terminar sentado al lado de Hermione pero de algún modo se encontró sentándose en el escritorio más cercano al lado de Justin Finch-Fletchley (era una sesión Doble, Ravenclaw y Hufflepuff) lo que lo ponía dos escritorios a la izquierda de Hermione.

Severus se sentó detrás del escritorio del profesor, y sin la más mínima transición o introducción, llamó, "Hannah Abbott."

"Aquí," respondió Hannah con voz ligeramente temblorosa.

"Susan Bones."

"Presente."

Y así siguió, nadie se atrevió a pronunciar una palabra discordante, hasta:

"Ah, sí. Harry Potter. Nuestra nueva... celebridad."

"La celebridad está presente, señor."

La mitad de la clase se estremeció, y algunos de los más listos repentinamente parecieron querer correr hacia la puerta mientras el salón de clases aún existiera.

Severus sonrió anticipadamente y llamó al siguiente estudiante en su lista.

Harry exhaló un suspiro mental. Eso había pasado demasiado rápido para que el pudiera hacer algo al respecto. Oh bueno. Claramente a este hombre no le gustaba, por alguna razón. Y cuando Harry pensó sobre ello, era mucho mejor que este profesor de Pociones lo molestara a él que, digamos, Neville o Hermione. Harry era mucho mejor para defenderse a sí mismo. Sí, probablemente era lo mejor.

Cuando el llamado a lista fue completado, Severus barrió con su mirada penetrante a toda la clase. Sus ojos estaban tan vacíos como un cielo nocturno sin estrellas.

"Ustedes están aquí," Severus explicó con apagada voz que los estudiantes en la parte de atrás tuvieron problemas para escuchar, "para aprender la sutil ciencia del arte exacto de hacer pociones. Aquí habrá muy poco de estúpidos movimientos de varita y muchos de vosotros dudaréis que esto sea magia. No espero que lleguéis a entender la belleza de un caldero hirviendo suavemente, con sus vapores relucientes, el delicado poder de los líquidos que se deslizan a través de las venas humanas,” esto en un acariciador, tono de regodeo, “hechizando la mente, engañando los sentidos,” esto sólo se estaba poniendo más y más raro. “Puedo enseñaros cómo embotellar la fama, preparar la gloria, hasta detener la muerte - si sois algo más que los alcornoques a los que habitualmente tengo que enseñar."

Severus se las arregló para notar la mirada de escepticismo sobre la cara de Harry, o al menos sus ojos saltaron inesperadamente a donde Harry estaba sentado.

"¡Potter!" espetó el profesor de Pociones. "¿Qué obtendré si añado polvo de raíces de asfódelo a una infusión de ajenjo?"

Harry parpadeó. "¿Estaba eso en Dibujos mágicos y Pociones?" cuestionó. "Acabo de terminar de leerlo, y no recuerdo nada que utilizara ajenjo -"

La mano de Hermione se alzó y Harry le disparó una mirada feroz que causó que esa mano se levantara incluso más alto.

"Bah, bah." Severus habló con voz de seda. "Es evidente que la fama no lo es todo."

"¿En serio?" Harry preguntó. "Pero usted nos acaba de explicar que nos enseñará como embotellar la fama. Diga, ¿cómo funciona eso, exactamente? ¿La bebes y te conviertes en una celebridad?"

Tres cuartos de la clase se estremecieron.

La mano de Hermione descendió lentamente. Bueno, eso no era sorprendente. Ella podría ser su rival, pero ella no era la clase de chica que seguiría adelante cuando se había vuelto claro que el profesor estaba intentando humillarlo deliberadamente.

Harry se estaba esforzando en mantener su temperamento bajo control. La primera replica que había cruzado su mente había sido 'Abracadabra'.

"Vamos a intentarlo de nuevo," prosiguió Severus. "Potter, ¿dónde buscarías si te digo que me
encuentres un bezoar?"

"Eso tampoco está en el libro de texto," Harry respondió, "pero en un libro Muggle leí que un tricobezoar es una masa de pelo solidificada encontrada en el estómago humano, y los Muggles solían creer que curaría cualquier veneno -" (2)

"Incorrecto," Severus interrumpió. "Un bezoar es encontrado en el estómago de una cabra, no está hecho de pelo, y curará la mayoría de venenos pero no todos."

"No dije que esa era la respuesta, dije que eso fue lo que leí en un libro Muggle -"

"Nadie está interesado en tus patéticos libros Muggle. Último intento. ¿Cuál es la diferencia, Potter, entre acónito y luparia?"

Con eso fue suficiente..

"Sabe," Harry habló con voz helada, "en uno de mis muy fascinantes libros Muggle, ellos describen un estudio en que las personas logran verse inteligente al hacer preguntas sobre hechos aleatorios que únicamente ellos saben. Aparentemente los espectadores sólo se dieron cuenta que los interrogadores sabían y los interrogados no, y fallaban en ajustarse a la injusticia subyacente en el juego. Así que, Profesor, ¿puede contarme cuántos electrones están presentes en el extremo orbital de un aromo de carbón?"

La sonrisa de Severus se anchó ampliamente. "Cuatro," contestó. "Es un hecho inútil que nadie debería molestarse en escribir, sin embargo. Y para su información, Potter, asfódelo y ajenjo
producen una poción para dormir tan poderosa que es conocida como Filtro de Muertos
en Vida. En lo que se refiere a acónito y luparia, es la misma planta, que también es llamada aconitum, como usted sabría si hubiera leído Mil Hierbas Mágicas y Hongos. Pensó que no necesitaba abrir el libro antes de venir, ¿eh, Potter? Todos ustedes deberían estar copiando eso para que no sean tan ignorantes como él." Severus hizo una pausa, viéndose bastante complacido consigo mismo. "Y eso serán... ¿cinco puntos? No, que sean diez puntos de Ravenclaw por su descaro."

Hermione jadeó, junto con un número de otros.

"Profesor Severus Snape," Harry expresó. "No creo haber hecho algo para haberme ganado su enemistad. Si hay algún problema que usted tenga conmigo sobre el que yo no sepa, le sugiero que nosotros -"

"Cállese, Potter. Diez puntos menos para Ravenclaw. El resto, abran sus libros en la página 3."

Hubo únicamente una ligera, solamente una tenue sensación de quemadura en la parte de atrás de la garganta de Harry, y para nada hubo humedad en sus ojos. Si llorar no era una estrategia efectiva para destruir a este profesor de Pociones entonces llorar no tenía razón de ser.

Muy despacio, Harry se sentó derecho en su asiento. Era como si toda su sangre hubiera sido drenada y reemplazada con nitrógeno líquido. Sabía que había estado intentando controla su temperamento pero ya no podía recordar por qué.

"Harry," susurró Hermione frenéticamente dos escritorios más allá, "alto, por favor, todo está bien, no los contaremos -"

"¿Hablando en clase, Granger? Tres -"

"Así que," habló con una voz más fría que el Kelvin cero, "¿cómo hace uno para diligenciar una queja formal contra un profesor abusivo? Va uno y habla con la Directora Adjunta, escribe una carta al Consejo Directivo... ¿le importaría explicarme cómo funciona?"

La clase estaba completamente congelada.

"Detención por un mes, Potter," Severus habló, sonriendo incluso más ampliamente.

"Me niego a reconocer su autoridad como un profesor y no asistiré a ninguna detención que usted me otorgue."

Las personas dejaron de respirar.

La sonrisa de Severus se desvaneció. "Entonces tú serás -" su voz se detuvo en seco.

"¿Expulsado, iba usted a decir?" Harry, por otro lado, estaba sonriendo finamente. "Pero parece que usted duda de su habilidad para llevar a cabo esa amenaza, o teme las consecuencias si lo hace. Yo, por el otro lado, no tengo duda ni temor del prospecto de encontrar una escuela con profesores menos abusivos. O quizá debería contratar tutores privados, como es mi acostumbrada práctica, y que me enseñen a mi máxima velocidad de aprendizaje. Tengo suficiente dinero en mi bóveda. Algo sobre recompensas en un Señor Oscuro que yo derroté. Pero hay profesores en Hogwarts que me gustan bastante, por lo que creo que será más fácil si hallo el modo de deshacerme de usted."

"¿Deshacerse de mí?" Severus dijo, ahora también sonriendo finamente. "Que presunción tan divertida. ¿Cómo se supone que usted hará eso, Potter?"

"Entiendo que hay un número de quejas sobre usted de parte de estudiantes y de sus padres," una suposición pero una segura, "lo que únicamente deja la cuestión de por qué usted no se ha ido aún. ¿Están las finanzas de Hogwarts tan apretadas como para permitirse un verdadero profesor de Pociones? Yo podría pagarlo, de ser así. Estoy seguro de que podrían encontrar un mejor profesor si ofrecieran el doble de su actual salario."

Dos polos de hielo irradiaron un helado invierno a través del salón de clases.

"Descubrirá," Severus explicó suavemente, "que el Consejo Directivo no apoyará en lo más mínimo su oferta."

"Lucius..." Harry supuso. "Por eso es que usted aún está aquí. Quizá debería charlar con Lucius sobre ello. Creo que él desea encontrarse conmigo. ¿Me pregunto si tengo algo que él quiere?"

Hermione sacudió su cabeza frenéticamente. Harry lo notó por la esquina de su ojo, pero toda su atención estaba sobre Severus.

"Eres un chico tonto," Severus aseveró. No estaba sonriendo para nada, ya. "No tienes nada que Lucius valore más que mi amistad. Y si lo tuvieras, tengo otros aliados." Su voz se endureció. "Y encuentro potencialmente improbable que no fueras Seleccionado en Slytherin. ¿Cómo fue que te las arreglaste para quedarte por fuera de mi Casa? Ah, sí, porque el Sombrero Seleccionador clamó que estaba bromeando. Por primera vez en la historia registrada. ¿Qué estabas hablando realmente con el Sombrero Seleccionador, Potter? ¿Tenías algo que este quería?"

Harry contempló fijamente la fría mirada de Severus y recordó que el Sombrero Seleccionador le había advertido no ver a nadie a los ojos mientras estuviera pensando sobre - Harry bajó su mirada hacia el escritorio de Severus.

"¡Pareces extrañamente reluctante a verme a los ojos, Potter!"

Un impacto de repentino entendimiento - "¡Así que era usted de quien el Sombrero Seleccionador me estaba advirtiendo!"

"¿Qué?" interrogó la voz de Severus, sonando efectivamente sorprendida, aunque por supuesto Harry no lo vio a la cara.

Harry se levantó de su escritorio.

"Siéntate, Potter," ordenó una voz enojada de algún lugar por encima de donde él no estaba mirando.

Harry lo ignoró, y miró alrededor del salón de clases. "No tengo intención de permitir que un profesor poco profesional arruine mi tiempo en Hogwarts," Harry anunció mortalmente calmado. "Creo que abandonaré esta clase, y ya sea que contraté un tutor para enseñarme Pociones mientras estoy aquí, o si el Consejo en verdad es de mente muy cerrada, aprenderé en el verano. Si alguno de ustedes decide que no desea ser abusados por este hombre, mis clases estarán abiertas para ustedes."

"¡Siéntate, Potter!"

Harry cruzó a zancadas el cuarto y sujetó el pomo de la puerta.

Este no se giró.

Harry se volteó lentamente, y atrapó fugazmente a Severus sonriendo groseramente antes de recordar desviar la mirada.

"Abra esta puerta."

"No," replicó Severus.

"Me está haciendo sentir amenazado," dijo una voz tan helada que no sonó como Harry para nada, "y eso es un error."

La voz de Severus se rió. "¿Qué pretendes hacer sobre ello, chiquillo?"

Harry tomó seis largos pasos alejándose de la puerta, hasta que estuvo cerca de la parte trasera de los escritorios.

Luego Harry se enderezó a sí mismo y elevó su mano derecha en un terrible movimiento, dedos listos para chasquear.

Neville gritó y se ocultó bajo su escritorio. Otros niños retrocedieron o instintivamente alzaron sus brazos para escudarse.

"¡Harry no!" chilló Hermione. "¡Lo que sea que le vayas a hacer, no lo hagas!"

"¿Han enloquecido todos ustedes? " ladró la voz de Severus.

Lentamente, Harry bajó su mano. "No iba a herirlo, Hermione," Harry explicó, su voz un poco más baja. "Sólo iba a estallar la puerta."

Aunque ahora que Harry lo recordaba, no debías Transformar cosas que fueran a ser quemadas, lo que quería decir que regresar en el tiempo y hacer que Fred o George Transformarán algunas cuidadosamente medidas cantidades de explosivos podría de hecho no haber sido una buena idea...

"Silencio," pronunció la voz de Severus. (3)

Harry intentó preguntar "¿Qué?" y descubrió que no salió ningún sonido.

"Esto se ha vuelto ridículo. Creo que se te ha permitido meterte a ti mismo en suficientes problemas por un día, Potter. Eres el estudiante más perturbador y rebelde que haya visto, y no recuerdo cuántos puntos tiene Ravenclaw en este momento, pero estoy seguro de que puedo lograr eliminarlos todos. Diez puntos menos para Ravenclaw. Diez puntos menos para Ravenclaw. ¡Diez puntos menos para Ravenclaw! ¡Cincuenta puntos menos para Ravenclaw! ¡Ahora siéntese y vea al resto de la clase tomar su lección!"

Harry puso su mano dentro de su monedero e intentó decir 'marcador' pero por supuesto ninguna palabra salió. Por un breve momento eso lo detuvo; y luego se le ocurrió a Harry deletrear M-A-R-C-A-D-O-R usando movimientos de dedos, lo cual funcionó. B-L-O-C y tenía un bloc de papel. Harry se acercó a un escritorio vacío, no en el que se había sentado originalmente, y garabateó un breve mensaje. Arrancó la hoja de papel, guardó el marcador y el bloc en un bolsillo de su túnica para tenerlos a la mano, y mostró su mensaje, no a Snape, sino al resto de la clase.

ME VOY
¿ALGUIEN MÁS
NECESITA SALIR?

"Estás loco, Potter," Severus aseguró con frío desprecio.

Aparte de eso, nadie habló.

Harry le dirigió una irónica reverencia al escritorio del profesor, camino hacia una pared, y con un movimiento suave abrió la puerta de un armario, entró, y cerró de un portazo la puerta detrás suyo.

Se pudo escuchar el apagado sonido de alguien chasqueando sus dedos, y luego nada.

En el salón de clases, loes estudiantes se miraron entre ellos confundidos y asustados.

La cara del Maestro de Pociones estaba completamente enfurecida. Cruzó el salón con terribles pasos largos y abrió la puerta del armario con un jalón.

El armario estaba vacío.

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Una hora antes, Harry escuchó desde adentro del armario cerrado. No le llegó sonido alguno de afuera, pero tampoco había punto en tomar riesgos.

C-A-P-A, sus dedos deletrearon.

Una vez que fue invisible, cuidados y lentamente entreabrió la puerta y fisgoneó. No parecía haber nadie en el salón de clases.

La puerta no estaba bloqueada.

Fue cuando Harry estuvo afuera del peligroso lugar y dentro del corredor, invisible y salvo, que algo de la ira disminuyó y se dio cuenta de lo que acababa de hacer.

Lo que acababa de hacer.

El rostro invisible de Harry estaba petrificado en absoluto horror.

Acababa de oponerse a un profesor tres ordenes de magnitud más allá de lo que hubiera hecho antes. Había amenazado con irse de Hogwarts y podría tener que cumplirlo. Había perdido todos los puntos que Ravenclaw tenía y luego había usado el Giratiempo...

Su imaginación le mostró a sus padres gritándole por ser expulsado, la Profesora McGonagall decepcionada de él, y fue demasiado doloroso y no lo pudo soportar y no podía pensar en ninguna forma de salvarse -

Harry se permitió pensar que si enojarse lo había metido en todos esos problemas, entonces tal vez cuando estuviera enojado pensaría alguna forma de salir, las cosas parecían más claras de algún modo cuando él estaba enojado.

Y el pensamiento que Harry no se permitió pensar era que él no era capaz de enfrentar su futuro si no estaba enojado.

Así que lanzó sus pensamientos hacía atrás y recordó la ardiente humillación -

Bah, bah. Es evidente que la fama no lo es todo.

Diez puntos de Ravenclaw por su descaro.

La helada calma se esparció a través de sus venas como una onda reflejada y regresando desde un
interruptor automático, y Harry exhaló profundamente.

De acuerdo. De regreso a la cordura.

De hecho se estaba sintiendo un poco decepcionado de su no-enojado yo colapsando así y queriendo nada más que salirse del problema. El Profesor Severus Snape era el problema de todos. Normal-Harry había olvidado eso y deseaba un modo de protegerse a sí mismo. ¿Y dejar a todas las demás victimas aguantando? La pregunta no era cómo protegerse a sí mismo, la pregunta era cómo destruir al profesor de Pociones.

Así que este es mi lado oscuro, ¿cierto? Era un termino lleno de prejuicio, teniendo en cuenta que mi lado claro parece ser más egoísta y cobarde, sin mencionar confundido y alarmista.

Y ahora que estaba pensando claramente, era igualmente claro que hacer a continuación. Ya se había otorgado una hora extra para prepararse, y podía conseguir cinco horas más si lo requería...

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Minerva McGonagall esperaba en la oficina del Director.

Dumbledore estaba sentado en su acolchado trono detrás de su escritorio, vestido con cuatro capas de túnicas formales de lavanda. Minerva se sentó en una silla delante de él, en posición opuesta a Severus quien ocupaba otra silla. Encarando a los tres había un taburete vacío.

Estaban esperando por Harry Potter.

Harry, Minerva pensó desesperadamente, ¡prometiste que no morderías a ningún profesor!

Y en su mente ella pudo ver muy claramente la replica, la cara enojada de Harry y su indignada respuesta: ¡Dije que no mordería a nadie que no me mordiera primero!

Hubo un llamado en la puerta.

"¡Adelante!" Dumbledore contestó.

La puerta se abrió de par en par, y Harry Potter entró. Minerva casi suelta un alarido. El chico se veía calmado, tranquilo, y en completo control de sí mismo.

"Buenos dí-" La voz de Harry se cortó repentinamente. Se le cayó la mandíbula.

Minerva siguió la mirada de Harry, y vio que Harry estaba contemplando a Fawkes donde el fénix estaba sentado sobre su percha dorada. Fawkes exhibió sus alas rojo-doradas como si se trataran de la vacilación de una flama, y agachó su cabeza en un calculado saludo con la cabeza para el chico.

Harry se volteó a mirar fijamente a Dumbledore.

Dumbledore le guiñó un ojo.

Minerva sintió que ella se estaba perdiendo algo.

Una inesperada incertidumbre cruzó el rostro de Harry. Su calma tambaleó. El miedo se asomó en sus ojos, luego la ira, y luego el chico estaba calmado de nuevo.

Un escalofrío recorrió la espina dorsal de Minerva. Algo no estaba bien allí.

"Por favor siéntate," pidió Dumbledore. Su cara estaba seria de nuevo.

Harry se sentó.

"Así que, Harry," inició Dumbledore. "Este día he escuchado un reporte de parte del Profesor Snape. ¿Te importaría contarme con tus propias palabras qué fue lo que pasó?"

La mirada de Harry se desvió desdeñosamente hacia Severus. "No es complicado," relató el chico, sonriendo ligeramente. "Intentó abusar de mí en el mismo modo que ha estado abusando a todo no-Slytherin en la escuela desde el día en que Lucius se lo impuso a usted. En cuanto a los otros detalles, pido una conversación privada con usted en relación a ello. Difícilmente se puede esperar que un estudiante que está reportando un comportamiento abusivo de parte de un profesor pueda hablar francamente en frente de dicho profesor, después de todo."

Esta vez Minerva no pudo ocultar su respiración agitada.

Severus simplemente se rió.

Y la cara del Director se puso más grave. "Sr. Potter," el Director aclaró, "uno no habla de un profesor de Hogwarts en tales términos. Me temo que usted actúa bajo una terrible equivocación. El Profesor Severus Snape tiene mi plena confianza, y le sirve a Hogwarts por mi requerimiento, no por el de Lucius Malfoy."

El silencio duro unos momentos.

Cuando el chico habló de nuevo su voz era hielo. "¿Me estoy perdiendo algo aquí?"

"Un buen número de cosas, Sr. Potter," contestó el Director. "Debería entender, para empezar, que el propósito de esta reunión es discutir cómo disciplinarlo por los eventos de esta mañana."

"Este hombre a aterrorizado su escuela por años. Hablé con los estudiantes y recolecté historias para asegurarme de que habría suficiente para una campaña publicitaria para agrupar a los padres en contra suya. Algunos de los estudiantes más jóvenes lloraron mientras me las contaron. ¡Yo casi lloro cuando las escuché! ¿Usted le permitió a este abusador correr libremente? ¿Usted le hizo esto a sus estudiantes? ¿Por qué?" (4)

Minerva tragó un bulto en su garganta. Ella había – pensado que, a veces, pero de algún modo ella nunca -

"Sr. Potter," dijo el Director, su voz más severa, "esta reunión no es sobre el Profesor Snape. Es sobre usted y su displicencia por la disciplina escolar. El Profesor Snape ha sugerido, y concuerdo con él, que tres meses completos de detención serán un apropiado -"

"Declinado," Harry interrumpió fríamente.

Minerva estaba sin palabras.

"Esto no es una petición, Sr. Potter," el Director explicó. Toda, la fuerza entera de la penetrante mirada del mago estaba concentrada en el chico. "Este es tu castig-"

"Usted me explicará por qué permitió que este hombre lastimara a los niños bajo su cuidado, y si su explicación no es suficiente entonces comenzaré mi campaña publicitaria con usted como el objetivo."

El cuerpo de Minerva se balanceó con la fuerza de ese golpe, con la pura crudeza de ese lese majeste. (5)

Incluso Severus se veía sorprendido.

"Eso, Harry, sería extremadamente imprudente," Dumbledore elaboró despacio. "Soy la pieza primaria oponiéndose a Lucius en el tablero. Si tú hicieras algo así eso lo fortalecería enormemente, y no pensé que ese fuera el lado que habías escogido."

El chico permaneció quieto por un largo momento.

"Esta conversación se vuelve cada vez más privada," Harry habló. Su mano se sacudió en la dirección de Severus. "Bótelo de aquí."

Dumbledore sacudió su cabeza. "Harry, ¿no te dije que Severus Snape goza de toda mi confianza?"

El rostro del chico mostró su sorpresa. "¡El abuso de este hombre lo hace vulnerable! ¡No soy el único que podría iniciar una campaña publicitaria contra usted! ¡Esto es una locura! ¿Por qué está haciendo esto?"

Dumbledore suspiro. "Lo lamento, Harry. Tiene que ver con cosas que tú no estás, en este momento, listo para escuchar."

El chico contempló a Dumbledore. Luego se volteó a mirar a Severus. Luego de nuevo a Dumbledore.

"Eso es locura," el chico afirmó lentamente. "Usted no lo ha refrenado porque piensa que él es parte del patrón. Que Hogwarts necesita un Maestro de Pociones malvado para ser una apropiada escuela mágica, al igual que necesita un fantasma para enseñar Historia."

"Eso no suena como la clase de cosa que yo haría, ¿o sí?" cuestionó Dumbledore, sonriendo.

"Inaceptable," Harry replicó categóricamente. Su mirada era fría y oscura. "No toleraré el acoso o el abuso. He considerado muchas formas posibles de lidiar con este problema, pero lo haré simple. O este hombre se va, o yo lo haré."

Minerva jadeó otra vez. Algo extraño parpadeo en los ojos de Severus.

Ahora fueron los ojos de Dumbledore los que se volvieron fríos. "Expulsión, Sr. Potter, es la amenaza final que puede ser usada contra un estudiante. No se acostumbra que sea usada como amenaza de parte de los estudiantes contra el Director. Esta es la la mejor escuela mágica en todo el mundo, y una educación aquí no es una oportunidad dada a todos. ¿Está usted bajo la impresión de que Hogwarts no puede salir adelante sin usted?"

Y Harry se quedó allí sentado, sonriendo ligeramente.

Un repentino horror cayó sobre Minerva. Seguramente Harry no lo haría -

"Usted olvida," Harry amenazó, "que usted no es el único que puede ver patrones. Esto se vuelve más privado. Ahora envíelo -" Harry sacudió una mano hacia Severus otra vez, y luego se detuvo a mitad de la frase y en la mitad del gesto.

Minerva pudo ver en el rostro de Harry, el momento cuando lo recordó.

Ella le había contado, después de todo.

"Sr. Potter," reiteró el Director, "una vez más, Severus Snape cuenta con mi plena confianza."

"Usted se lo reveló," susurró el chico. "Grandísimo tonto."

Dumbledore no reaccionó al insulto. "¿Revelar qué?"

"Que el Señor Oscuro está vivo."

"¿En el nombre de Merlín de qué estás hablando, Potter?" gritó Severus en tono de puro asombro e indignación.

Harry lo miró brevemente. "Oh, con que somos un Slytherin, entonces," Harry opinó. "Lo estaba comenzando a dudar."

Y luego hubo silencio.

Finalmente Dumbledore habló. Su voz era dulce. "Harry, ¿de qué estás hablando?"

"Lo siento, Albus," Minerva murmuró.

Severus y Dumbledore se voltearon a verla.

"La Profesor McGonagall no me lo contó," añadió la voz de Harry, más apresurado y menos calmado de lo que había estado. "Lo deduje. Se lo dije, puedo ver los patrones también. Lo deduje, y ella controló su reacción al igual que Severus lo hizo. Pero su control estuvo una pizca por debajo de la perfección, y pude darme cuenta de que era control, no algo genuino."

"Y le conté," prosiguió Minerva, su voz temblando un poco, "que usted, y yo, y Severus eramos los únicos que lo sabíamos."

"Lo que ella hizo como una concesión para prevenir que yo simplemente fuera por ahí haciendo preguntas, como amenacé en hacerlo si ella no hablaba," Harry relató. El chico se rió entre dientes brevemente. "Realmente tendría que haberme acercado a uno de ustedes cuando estuviera solo y expresar que ella me lo había dicho todo, para ver si dejaban escapar algo más. Probablemente no habría funcionado, pero habría valido la pena." El chico sonrió otra vez. "La amenaza aún está sobre la mesa y espero ser instruido completamente en algún punto."

Severus le estaba dando a ella una mirada de absoluto desprecio. Minerva alzó su barbilla y lo toleró. Sabía que se lo merecía.

Dumbledore se recostó en su acolchado trono. Minerva no había visto sus ojos tan fríos desde el día en que su hermano había muerto. "Y amenazas con abandonarnos a Voldemort si no cumplimos sus deseos."

La voz de Harry era una afilada navaja. "Lamento informarle que usted no es el centro del universo. No estoy amenazando con alejarme de la Bretaña mágica. Estoy amenazando con alejarme de usted. No soy un pequeño y manso Frodo. Está es mi misión y si usted quiere estar adentro jugará con mis reglas."

La cara de Dumbledore aún estaba congelada. "Estoy comenzando a dudar su idoneidad como el héroe, Sr. Potter."

Harry a su vez lo vio con ojos igualmente fríos. "Yo estoy comenzando a dudar su idoneidad como mi Gandalf, Sr. Dumbledore. Boromir fue al menos un error plausible. ¿Qué está haciendo este Nazgúl en mi Comunidad?"

Minerva estaba completamente perdida. Ella miró a Severus, para ver si él estaba siguiendo esto, y vio que Severus había apartado su rostro del campo de visión de Harry y estaba sonriendo.

"Supongo," Dumbledore elaboró lentamente, "que desde su perspectiva es una pregunta razonable. Por lo que, Sr. Potter, si el Profesor Snape lo deja a usted en paz de ahora en adelante, ¿será esta la última vez que este asunto surja, o lo encontraré aquí cada semana con una nueva demanda?"

"¿Dejarme a en paz?" La voz de Harry estaba indignada. "¡No soy su única victima y ciertamente no soy el más vulnerable! ¿Se ha olvidado usted de que tan indefensos son los niños? ¿De cuánto se pueden lastimar? ¡De ahora en adelante Severus tratará a todo estudiante de Hogwarts con la apropiada cortesía profesional, o usted buscará otro Maestro de Pociones, o se buscará otro héroe!"

Dumbledore empezó a reír. Con toda su garganta, con calidez, una risa divertida, como si Harry hubiera realizado un baile cómico en frente de él.

Minerva no se atrevió a moverse. Sus ojos vacilaron y ella pudo ver que Severus estaba igualmente inmóvil.

La expresión de Harry creció en frialdad. "Usted está equivocado conmigo, Director, si piensa que esto es un chiste. Esto no es una petición. Este es su castigo."

"Sr. Potter -" Minerva alcanzó a pronunciar. Ella ni siquiera sabía que iba a decir. Simplemente no lo podía dejar pasar.

Harry le hizo un gesto de silencio y continuó hablando con Dumbledore. "Y si esto le parece descortés," Harry avanzó, su voz ligeramente menos dura, "no pareció menos descortés cuando usted me lo dijo a mí. Usted no tendría que hablarle así a nadie a quien considere un verdadero ser humano en lugar de un niño subordinado, y yo lo trataré con la misma cortesía que usted me trató a mí -"

"Oh, en efecto, muy bien efectuado, ¡este es mi castigo si alguna vez hubo uno! Por supuesto usted está aquí haciendo chantaje es para salvar a sus compañeros estudiantes, ¡no para salvarse usted mismo! ¡No puedo imaginar por qué lo pensé de otro modo!" Dumbledore reía incluso más fuerte ahora. Golpeó con su puño tres veces sobre el escritorio.

La mirada de Harry era de incertidumbre. Su rostro se volteó hacía ella, dirigiéndose a ella por primera vez. "Discúlpeme," Harry cuestionó. Su voz parecía estar temblando. "¿Necesita él tomar su medicación o algo por el estilo?"

"Ah..." Minerva no tenía idea de que podía ella decir.

"Bueno," Dumbledore clamó. Se limpió las lágrimas que se habían formado en sus ojos. "Perdónenme. Lamento la interrupción. Por favor continué con el chantaje."

Harry abrió su boca, luego la cerró de nuevo. Se veía un poco inseguro. "Ah... él también tiene que dejar de leer las mentes de los estudiantes."

"Minerva," Severus clamó, su voz letal, "usted -"

"El Sombrero Seleccionador me advirtió," lo cortó Harry.

"¿Qué?"

"No puedo revelar nada más. Como sea creo que eso es todo. He terminado."

Silencio.

"¿Ahora qué?" Minerva preguntó, cuando se volvió aparente que nadie más iba a pronunciar palabra.

"¿Ahora qué?" Dumbledore repitió. "Pues que, ahora el héroe gana, por supuesto."

"¿Qué?" corearon Severus, Minerva, y Harry.

"Bueno, ciertamente él nos ha arrinconado," Dumbledore afirmó, sonriendo felizmente. "Pero Hogwarts necesita un malvado Maestro de Pociones, o no sería una apropiada escuela mágica, ¿verdad? ¿Qué tal si el Profesor Snape es únicamente malvado hacia los estudiantes de quinto año en adelante?"

"¿Qué?" cantaron ellos tres de nuevo.

"Si son las víctimas más vulnerables por las que usted está preocupado. Quizá estés en lo correcto, Harry. Tal vez he olvidado con el pasar de las décadas lo que es ser un niño. Por lo que haremos un compromiso. Severus continuara otorgándole injustos puntos a Slytherin e imponiendo una laxa disciplina en su Casa, y él seguirá siendo horrible a los estudiantes no-Slytherin que estén en su quinto año y adelante. Para los otros él será aterrador, pero no abusivo. Él prometerá leer sólo las mentes cuando la seguridad de los estudiantes lo requiera. Hogwarts tendrá su Maestro de Pociones, y las víctimas más vulnerables, como usted lo pone, estarán a salvo."

Minerva McGonagall estaba tan sorprendida como jamás lo había estado en su vida. Ella ojeó a Severus con incertidumbre, cuyo rostro había quedado completamente neutral, como si él no pudiera decidir que clase de expresión tendría que estar poniendo.

"Supongo que es aceptable," Harry admitió. Su voz sonaba un poco rara.

"No puede estar hablando en serio," Severus habló, su voz tan inexpresiva como su rostro.

"Estoy muy a favor de esto," Minerva dijo lentamente. Estaba tan a favor que su corazón estaba palpitando salvajemente bajo tu túnica. "¿Pero que podríamos contarle a los estudiantes? Ellos podrían no haber cuestionado esto mientras Severus estaba... siendo horribles con todos, pero -"

"Harry puede explicarle a los estudiantes que él descubrió un terrible secreto de Severus he hizo algo de chantaje," elaboró Dumbledore. "Es verdad, después de todo; él descubrió que Severus estaba leyendo mentes, y él ciertamente nos chantajeó."

"¡Esto es una locura!" explotó Severus.

"¡Mua ja ja!" celebró Dumbledore.

"Ah..." Harry opinó incierto. "¿Y si alguien me pregunta por qué los de quinto año y más allá fueron dejados a un lado? No los culparía por estar airados, y esa parte no fue exactamente mi idea -"

"Diles," propuso Dumbledore, "que no fuiste tú quien sugirió el compromiso, que fue todo lo que pudiste conseguir. Y luego te rehusarás a declarar algo más. Eso, también, es verdad. Hacer esto es todo un arte, lo iras aprendiendo con la práctica."

Harry asintió despacio. "¿Y los puntos que él le quitó a Ravenclaw?"

"No deben ser regresados."

Fue Minerva quien lo dijo.

Harry se la quedó viendo.

"Lo siento, Sr. Potter," ella se disculpó. Ella lo lamentaba, pero tenía que ser hecho. "Tienen que haber algunas consecuencias por su mal comportamiento o esta escuela se caerá a pedazos."

Harry se encogió de hombros. "Aceptable," concordó categóricamente. "Pero en el futuro Severus no atacará a las conexiones de mi Casa quitándome puntos, ni desperdiciará mi valioso tiempo con detenciones. De llegar a sentir que mi comportamiento requiere corrección, él puede comunicar sus preocupaciones a la Profesor McGonagall."

"Harry," Minerva indagó, "¿continuaras sometiéndote a la disciplina escolar, o vas a estar por encima de la ley, como lo estaba Severus?"

Harry la vio. Algo cálido tocó su mirada, brevemente antes de que fuera aplastado. "Continuaré siendo un estudiante ordinario para cada miembro del colegio que no sea un loco o un malvado, teniendo en cuenta que ellos no estén bajo la presión de otros que sí lo estén." Harry observó un instante hacia Severus, luego se volvió hacia Dumbledore. "Dejen a Minerva en paz, y seré un estudiante regular de Hogwarts en su presencia. Sin privilegios especiales o inmunidades."

"Hermoso," Dumbledore concluyó sinceramente. "Manifestado como por un verdadero héroe."

"Y," ella agregó, "el Sr. Potter debe disculparse públicamente por sus acciones de hoy."

Harry le otorgó otra mirada. Esta con poco de escepticismo.

"La disciplina de la escuela ha sido gravemente lastimada por sus acciones, Sr. Potter," Minerva aseguró. "Tiene que ser restaurada."

"Creo, Profesora McGonagall, que usted sobrestima considerablemente la importancia de lo que usted llama disciplina escolar, comparado a tener Historia enseñada por un profesor vivo o no torturar a sus estudiantes. Mantener el estado actual de la jerarquía y reforzar sus reglas parece mucho más sabio y moral e importante cuando tú están en la cima y haciendo el refuerzo que cuando estás en el fondo, y puedo citar estudios sobre este efecto si es requerido. Podría seguir durante varias horas sobre este punto, pero lo dejaré hasta allí."

Minerva sacudió su cabeza. "Sr. Potter, usted subestima la importancia de la disciplina porque usted no está en necesidad de ella -" Ella hizo una pausa. Eso no había salido bien, y Severus, Dumbledore, e incluso Harry le estaban dando extrañas miradas. "Para aprender, me refiero. No todos los niños pueden aprender ante la ausencia de autoridad. Y serán los otros niños los que sufrirán, Sr. Potter, si ven su ejemplo como uno a ser seguido."

Los labios de Harry se curvaron en una torcida sonrisa. "El primer y último recurso es la verdad. La verdad es que no me debí haber molestado, no tendría porque haber interrumpido la clase, no tuve por qué haber hecho lo que hice, y establecí un mal ejemplo para todos. La verdad es que también Severus Snape se comportó de un modo impropio para un profesor de Hogwarts, y que de ahora en adelante él será más atento de los sentimientos heridos de los estudiantes de cuarto año y menores. Ambos podríamos salir y hablar la verdad. Puedo vivir con eso."

"¡En tus sueños, Potter!" espetó Severus.

"Después de todo," argumento Harry, sonriendo siniestramente, "si los estudiantes ven que las reglas son para todos... para los profesores también, no sólo para los pobres estudiantes indefensos que no consiguen nada excepto sufrimiento del sistema... por lo que, los efectos positivos en la disciplina escolar deberían ser tremendos."

Hubo una breve pausa, y luego Dumbledore se rió. "Minerva está pensando que estás más en lo cierto de lo que ciertamente tienes derecho a estar."

La mirada de Harry se apartó de Dumbledore, directo hacia el piso. "¿Está usted leyendo su mente?"

"El sentido común a veces es confundido con la Legeremancia," respondió Dumbledore. "Discutiré este asunto con Severus, y ninguna disculpa será requerida de tu parte a menos que él se disculpe también. Y ahora declaro este tema concluido, al menos hasta el almuerzo." Hizo una pausa. "Sin embargo, Harry, me temo que Minerva desea hablar contigo sobre un asunto adicional. Y eso no es el resultado de ninguna presión de mi parte. Minerva, ¿serías tan amable?"

Minerva se levantó de su silla y casi se cayó. Había demasiada adrenalina en su sangre, su corazón estaba palpitando demasiado rápido.

"Fawkes," llamó Dumbledore, "acompáñala, por favor."

"Yo no -" ella empezó a decir.

Dumbledore le dirigió una mirada, y ella guardó silencio.

El fénix salió disparado a través del cuarto como una fluida lengua de flamas dando un salto, y aterrizó sobre su hombro. Ella se sintió la calidez a través de su túnica, por todo su cuerpo.

"Por favor venga conmigo, Sr. Potter," ella pidió, firmemente esta vez, y salieron por la puerta.

................................................

Se quedaron de pie sobre las escaleras rotatorias, descendiendo en silencio.

Minerva no sabía que decir. Ella no conocía a esta persona que estaba parada a su lado.

Y Fawkes comenzó a canturrear.

Era tierna, y suave, como una fogata sonaría si tuviera una melodía, y se apoderó de la mente de Minerva, facilitando, calmando, suavizando lo que tocaba...

"¿Qué es eso? " Harry susurró a su lado. Su voz era inestable, tambaleándose, cambiando de tono.

"La canción del fénix," contestó Minerva, sin estar realmente consciente de lo que estaba diciendo, toda su atención estaba sobre la extraña música tranquila. "Ella, también, cura."

Harry alejó su rostro de ella, pero ella alcanzó a entrever algo que agonizaba.

El descenso pareció tomar demasiado tiempo, o tal vez era la música la que se tomaba un tiempo muy largo, y cuando ellos salieron por la apertura donde una gárgola había estado, ella estaba sujetando la mano de Harry firmemente entre las de ella.

Mientras la gárgola regresaba a su lugar, Fawkes abandonó el hombro de ella, y se abalanzó a flotar en frente de Harry.

Harry contempló a Fawkes como alguien hipnotizado por la siempre-cambiante luz de fuego.

"¿Qué voy a hacer, Fawkes?" murmuró Harry. "No los podría haber protegido de no haber estado enojado."

Las alas del fénix siguieron batiéndose, continuó flotando en ese lugar. No había otro sonido excepto el de las alas al agitarse. Entonces hubo un destello como el de un fuego resplandeciente y volviendo a surgir, y Fawkes se había ido.

Ambos parpadearon, como despertando de un sueño, o quizá volviendo a dormir de nuevo.

Minerva bajó la mirada.

El rostro joven de Harry Potter la vio a ella.

"¿Son los fénix personas?" cuestionó Harry. "Quiero decir, ¿son lo suficientemente listos como para contar como personas? ¿Podría hablar con Fawkes si yo supiera cómo?"

Minerva parpadeó varias veces. Luego parpadeó de nuevo. "No," Minerva negó, su voz temblando. "Los fénix son criaturas de poderosa magia. Esa magia le da a su existencia un pesado significado que ningún simple animal podría poseer. Ellos son fuego, luz, sanación, renacimiento. Pero al final, no."

"¿Dónde puedo conseguir uno?"

Minerva se agachó y lo abrazó. Ella no lo había planeado, pero no tuvo otra opción en esta cuestión.

Cuando se levantó ella encontró difícil hablar. Pero tenía que preguntar. "¿Qué pasó hoy, Harry?"

"Tampoco sé las respuestas a ninguna de las preguntan importantes. Aparte de eso de verdad preferiría no pensar sobre ello por un tiempo."

Minerva tomó su mano entre las suyas otra vez, y anduvieron el resto del camino en silencio.

Fue un corto viaje, ya que naturalmente la oficina de la Directora Adjunta estaba cerca de la oficina del Director.

Minerva se sentó detrás de su escritorio.

Harry se sentó en frente de su escritorio.

"Así que," Minerva susurró. Ella hubiera dado casi cualquier cosa para no tener que hacer esto, o no ser la que tuviera que hacerlo, o porque fuera en otro momento pero no este. "Hay una cuestión de disciplina escolar. De la cual usted no está exento."

"¿A saber?" interrogó Harry.

Él no lo sabía. No lo había descubierto todavía. Sintió como se le cerraba la garganta. Pero había trabajo para hacer y ella no lo eludiría.

"Sr. Potter," pidió la Profesora McGonagall, "Necesito ver su Giratiempo, por favor."

Toda la paz del fénix se desvaneció de su rostro y Minerva se sintió como si lo acabara de apuñalar.

"¡No!" Harry exclamó. Su voz llena de pánico. "¡Lo necesito, No seré capaz de asistir a Hogwarts, no podré dormir!"

"Usted podrá dormir," ella replicó. "El Ministerio ha enviado el caparazón protector para su Giratiempo. Lo encantaré para que se abra únicamente entre las horas de 9PM y medianoche."

La cara de Harry se retorció. "Pero – pero yo -"

"Sr. Potter, ¿cuántas veces ha usado usted el Giratiempo desde el Lunes? ¿Cuántas horas?"

"Yo..." Harry dudó. "Un momento, déjeme sumarlo -" Bajó la mirada hacia su reloj.

Minerva sintió un ataque de tristeza. Ella lo había pensado así. "No fue solamente dos veces al días, entonces. Sospecho que si le preguntara a sus compañeros de dormitorio, descubriría que usted ha estado esforzándose para permanecer el tiempo suficiente para irse a dormir a una hora razonable, y despertando cada vez más y más temprano cada mañana. ¿Correcto?"

El rostro de Harry le informó de todo lo que ella necesitaba saber.

"Sr. Potter," ella explicó gentilmente, "hay estudiantes a quienes no se les puede confiar un Giratiempo, porque se vuelven adictos a ellos. Les damos pociones que prolonguen sus ciclos de sueño por la cantidad de tiempo necesaria, pero terminan usando el Giratiempo para más que asistir a sus clases. Y por eso debemos quitárselos. Sr. Potter, usted ha usado el Giratiempo como su solución para todo, frecuentemente de un modo muy tonto. Lo usó para recuperar la Recordadora. Se desvaneció en un armario de un modo aparente para otros estudiantes, en lugar de regresar después de que usted estuviera afuera y venir a mí a hacia alguien más para que llegara y abriera la puerta."

Por la mirada en el rostro de Harry él no había pensado en ello.

"Y más importante," ella prosiguió, "usted debió simplemente haberse quedado sentado en clase del Profesor Snape. Y verla. E irse al final de la clase. Como usted habría hecho de no haber poseído un Giratiempo. Hay algunos estudiantes a quienes no se les puede confiar un Giratiempo, Sr. Potter. Usted es uno de ellos. Lo siento."

"¡Pero lo necesito!" Harry espetó bruscamente. "¿Qué tal si hay Slytherins amenazándome y tengo que escapar? Me mantiene a salvo -"

"Todo estudiante en este castillo corre el mismo riesgo, y le puedo asegurar que que logran sobrevivir. Ningún estudiante ha muerto es este castillo desde hace cincuenta años. Sr. Potter, usted me entregará su Giratiempo y lo hará ahora."

El rostro de Harry se desfiguró en agonía, pero extrajo el Giratiempo de su túnica y se lo dio.

De su escritorio, Minerva sacó uno de los caparazones protectores que habían sido enviados a Hogwarts. Ella destapó la cobertura para envolverla alrededor del reloj de arena del Giratiempo, y luego ella impuso su varita sobre la cobertura para completar el encantamiento.

"¡Esto no es justo!" Harry chilló. "Hoy salvé a la mitad de of Hogwarts del Profesor Snape, ¿es correcto que yo sea castigado por ello? Vi la expresión en su cara, ¡usted odiaba lo que él estaba haciendo!"

Minerva no habló por unos momentos. Ella estaba encantando.

Cuando terminó y alzó la vista, ella sabía que su cara esa severa. Tal vez era algo equivocado para hacer. Y entonces de nuevo era lo indicado para hacer. Había un niño obstinado en frente suyo, y eso no quería decir que el universo estaba roto.

"¿Justo, Sr. Potter?" ella espetó. "¡Tuve que diligenciar dos reportes con el Ministerio sobre el uso público de un Giratiempo en dos días consecutivos! ¡Sea extremadamente agradecido de que se le permitió retener el Giratiempo incluso en forma restringida! ¡El Director hizo una llamada Floo para suplicarles personalmente y si usted no fuera El-Niño-Que-Vivió probablemente eso no hubiera bastado!"

Harry quedó boquiabierto ante ella.

Ella sabía que él estaba viendo el rostro furibundo de la Profesora McGonagall.

Los ojos de Harry se desbordaron con lágrimas.

"Lo siento," él susurró, su voz ahora ahogada y rota. "Lamento, haberla, decepcionado..."

"También lo siento, Sr. Potter," ella sentenció duramente, y le entregó el nuevo restringido Giratiempo. "Puede irse."

Harry se volteó y huyó de su oficina, sollozando. Escuchó sus pies repiqueteando en el distante pasillo, y luego el sonido cortante cuando la puerta se cerró con un portazo.

"También lo siento, Harry," ella le murmuró al silencioso cuarto. "También lo siento."

................................................

Quince minutos habían pasado de la hora del almuerzo.

Nadie le estaba hablando a Harry. Algunos de los Ravenclaws le estaban disparando miradas de ira, otros de simpatía, unos cuantos de los más jóvenes hasta lo veían con admiración, pero nadie le estaba hablando. Ni siquiera Hermione había intentado acercarse.

Fred y George se habían ubicado cautelosamente cerca. No habían pronunciado nada. La oferta era clara, y su opción. Harry les había dicho que iría cuando fuera el momento del postre, no antes. Ellos habían asentido y alejado rápidamente.

Era probablemente la mirada totalmente inexpresiva que el rostro de Harry estaba haciendo.

Los otros seguramente pensaron que él estaba controlando su ira, o desaliento. Ellos sabían, porque habían visto a Flitwick venir y llevarlo, que él había sido llamado a la oficina del Director.

Harry estaba intentando no sonreirá, porque si sonreía, empezarían a reírse, y si comenzaba a reírse, no se detendría hasta que las buenas personas con camisas blancas vinieran a llevárselo a rastras.

Era demasiado. Simplemente todo era demasiado. Harry casi se había ido al Lado Oscuro, su lado oscuro había hecho cosas que en retrospectiva parecían dementes, su lado oscuro había ganado una victoria imposible que podría haber sido real y que podría haber sido un puro capricho de un Director loco, su lado oscuro había protegido a sus amigos. Él ya no podía lidiar más con ello. Necesitaba que Fawkes cantara para él otra vez. Necesitaba usar el Giratiempo para irse y tomarse una hora silenciosa para recuperarse pero eso ya no era una opción y la pérdida era como un hoyo en su existencia pero él no podía pensar en ello porque podría iniciar a reírse.

Veinte minutos. Todos los estudiantes que iban almorzar habían llegado, casi ninguno se había ido.

El tintineo de una cuchara recorrió el Gran Comedor.

"Si pudiera tener su atención por favor," Dumbledore expresó. "Harry Potter tiene algo que él quisiera compartir con todos nosotros."

Harry respiró profundamente y se levantó. Camino hacia la Mesa de Profesores, con todos los ojos posados sobre él.

Harry se volteó y miró hacía las cuatro mesas.

Se estaba volviendo más y más difícil no sonreír, pero Harry mantuvo su cara inexpresiva mientras habló su breve y memorizado discurso.

"La verdad es sagrada," Harry clamó con voz apagada. "Una de mis más atesoradas posesiones es un botón en el que se puede leer 'Habla la verdad, incluso si tu voz tiembla'. Esta, entonces, es la verdad. Recuerden eso. No estoy diciendo esto porque me hayan obligado a hacerlo, lo digo porque es la verdad. Lo que hice en la clase del Profesor Snape fue tonto, estúpido, infantil, y una violación inexcusable de las reglas de Hogwarts. Interrumpí el salón de clases y privé a mis compañeros estudiantes de su irreemplazable tiempo de aprendizaje. Todo porque fallé en controlar mi temperamento. Tengo la esperanza de que ni uno de ustedes siga mi ejemplo. Yo ciertamente intentaré no seguirlo de nuevo."

Muchos de los estudiantes observando a Harry tenían solemnes, infelices miradas sobre sus rostros, como las que uno podría esperar ver en una ceremonia marcando la derrota de un campeón caído. En las partes más jóvenes la mesa de Gryffindor esas miradas eran casi universales.

Hasta que Harry alzó su mano.

Él no la levantó alto. Eso podría haber parecido perentorio. Evidentemente él no la levantó hacia Severus. Harry sólo alzó su mano al nivel de su pecho, y suavemente chasqueó sus dedos, un gesto que fue más visto que oido. Fue posible que la mayoría de la Mesa de Profesores no lo viera para nada.

Este demostrativo gesto de rebeldía obtuvo repentinas sonrisa de los estudiantes más jóvenes y los Gryffindors, y heladas miradas de desprecio de parte de los de Slytherin, y ceños y expresiones preocupadas de todos los demás.

Harry mantuvo su cara inexpresiva. "Gracias," él remató. "Eso es todo."

"Gracias, Sr. Potter," dijo el Director. "Y ahora el Profesor Snape tiene algo que compartir con todos nosotros también."

Apaciblemente Severus se puso de pie desde su lugar en la Mesa de Profesores. "Se ha traído a mi atención," él deliberó, "que mis propias acciones jugaron una parte en provocar la conocidamente inexcusable ira del Sr. Potter, y en la discusión resultante me he dado cuenta de que he olvidado qué tan fácilmente pueden ser lastimados los sentimientos de los jóvenes e inmaduros -"

Hubo un sonido de muchas personas emitiendo sofocos ahogados al mismo tiempo.

Severus continuó como si no hubiera escuchado. "El salón de clases de Pociones es un lugar peligroso, y aún siento que la disciplina estricta es necesaria, pero de ahora en adelante seré más consciente de la... fragilidad emocional... de los estudiantes en cuarto año y menores. Mi reducción de puntos de Ravenclaw aún permanece, mas revocaré la detención del Sr. Potter. Gracias."

Hubo un solitario aplaudo desde la dirección de Gryffindor y más rápido que el rayo la varita de Severus estaba en su mano y "¡Quietus!" silenció al ofendedor.

"Aún demandaré disciplina y respeto en todas mis clases," Severus siseó fríamente, "y cualquiera que tonteé conmigo lo lamentará."

Él se sentó.

"¡Gracias también!" el Director Dumbledore celebró alegremente. "¡Prosigamos!"

Y Harry, aún sin expresión, comenzó a caminar de regreso hacia su silla en Ravenclaw.

Hubo una explosión de conversaciones. Dos palabras eran claramente identificables al principio. La primera fue un inicial "Qué -" construyendo muchas frases diferentes tales como "Qué acaba de pasar -" y "Qué demonios -" La segunda fue "¡Scourgify!" mientras los estudiantes limpiaban la comida derramada y bebidas escupidas sobre ellos mismos, el mantel, y los unos sobre los otros.

Algunos estudiantes estaban llorando abiertamente. Así lo hacia la Profesora Sprout.

En la mesa de Gryffindor, donde un pastel esperaba con cincuenta y una velas sin encender, Fred murmuró, "Creo que podríamos estar fuera de nuestra liga aquí, George."

Y desde ese día en adelante, sin importar lo que Hermione intentará contarle a cualquiera, sería una leyenda aceptada de Hogwarts que Harry Potter podría hacer que cualquier cosa pasará al chasquear sus dedos.



Capítulo 17             Capítulo 19

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Notas del traductor


(2) Bezoar

(3) “Silencio” en español en el original.

(4) En inglés Harry habla de una “ newspaper campaign”, lo que indica que muy apropiadamente para el año (1991) una campaña que recurrirá a los periódicos, pero “campaña periódico” no suena muy bien para usarlo en la traducción.

(5) Lesa majestad, delito de orden público que atenta contra los reyes o la cabeza del gobierno, llamese primer ministro o presidente. Pueden leer más aquí


Estas dos semanas logré un buen ritmo de traducción, el mejor hasta ahora. Cuando logró hacer dos páginas diarias, sin prisas ni errores, todo brilla espléndidamente :D
El siguiente capítulo es muy especial. Fue el capítulo que me hizo brincarme como veinte capítulos por pura y mórbida curiosidad, ¿qué excusa les puedo dar? ¡Quirrell es lo máximo! Nunca habría pensado decir eso tras el primer libro de Harry Potter, lol.
Esta semana estuve escuchando el álbum Random Access Memories de Daft Punk, muy bueno como música de fondo para escribir. Y también para leer HPMOR, claro
Diseñé un botón de “Habla la verdad, incluso si tu voz tiembla” porque se me hizo muy asombroso andar por ahí con uno de ellos, así podríamos discernir a los racionales de los que no ;)
Hasta el próximo capítulo y que tengan muchos éxitos, sigan aferrándose a sus sueños cada día un poco más :)

Visita HPMOR para encontrar todo sobre esta historia en inglés.


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