Capítulo 16 Capítulo 18
HARRY POTTER Y LOS MÉTODOS DE LA RACIONALIDAD
Capítulo 17
Localizando la Hipótesis
HARRY POTTER Y LOS MÉTODOS DE LA RACIONALIDAD
Capítulo 17
Localizando la Hipótesis
................................................
"Esta," Dumbledore señaló,
"era la roca de tu padre." Fuente original
|
Tú siempre has sido J. K. Rowling.
Nota histórica: En el calendario
Romano, los "Idus" de un mes referido al día 15 de Marzo,
Mayo, Julio, y Octubre, y al día 13 de todos los otros meses. (1)
................................................
"Comienzas a ver el patrón,
escucha el ritmo del mundo."
................................................
Jueves.
Si querías ser específico, 7:24am en
la mañana del Jueves.
Harry se estaba sentando en su cama, un
libro de texto yaciendo flojamente en sus inmóviles manos.
Harry acababa de tener una idea para
una verdaderamente brillante prueba experimental.
Significaría esperar una hora extra
para el desayuno, pero para eso era que él tenía barras de cereal.
No, esta idea absoluta y positivamente tenía que ser comprobada ya
mismo, inmediatamente, ahora.
Harry puso el libro de texto a un lado,
saltó de la cama, corrió alrededor de su cama, sacó el nivel
caverna de su baúl, bajó las escaleras corriendo, y empezó a mover
cajas de libros alrededor. (En serio que necesitaba desempacar y
llenar las estanterías en algún punto pero él estaba en el medio
de su concurso de lectura con Hermione y quedándose retrasado por lo
que no tenía el tiempo.)
Harry encontró el libro que quería y
corrió de regreso por las escaleras.
Los otros chicos se estaban preparando
para bajar a desayunar en el Gran Comedor e iniciar el día.
"¿Discúlpame puedes hacer algo
por mí?" preguntó Harry. Él estaba volteando páginas en el
indice del libro mientras hablaba, halló la página con los primeros
diez diez mil primos, abrió esa página, y le arrojó el libro a
Anthony Goldstein. "Elige dos números de tres dígitos de esa
lista. No me digas cuáles son. Sólo tienes que multiplicarlos entre
ellos y dime el producto. Oh, ¿y puedes hacer el calculo dos veces
para que lo rectifiques doblemente? Por favor asegúrate de que
tienes la respuesta correcta, No estoy seguro de que va a pasarme a
mí o al universo si haces un error de multiplicación."
Hablaba mucho sobre lo que había sido
la vida en ese dormitorio los últimos días el que Anthony ni
siquiera se molestara en preguntar algo como "¿Por qué me
abordas tan repentinamente?" o "Eso parece realmente
extraño, ¿cuáles son tus razones para preguntar?" o "¿A
qué te refieres, no estás seguro de que va a pasar con el
universo?"
Anthony aceptó sin palabras el libro y
extrajo un pergamino y una pluma. Harry le dio la espalda y cerró
los ojos, asegurándose de no ver nada, bailando hacia atrás y
adelante y saltando arriba y abajo con impaciencia. Cogió un bloc de
papel y un lapicero mecánico y se preparó para escribir.
"De acuerdo," Anthony habló,
"Ciento ochenta y un mil, cuatrocientos veintinueve."
Harry escribió 181,429. Él repitió
lo que acababa de escribir, y Anthony lo confirmó.
Luego Harry bajo a toda prisa dentro
del nivel caverna de su baúl, miró su reloj (el reloj mostraba las
4:28 lo que quería decir 7:28) y luego cerró sus ojos.
Más o menos treinta segundos después,
Harry escuchó el sonido de pasos, seguidos por el sonido del nivel
caverna del baúl deslizarse al cerrarse. (Harry no estaba preocupado
por sofocarse. Un Encantamiento automático de Ambientador era parte
de lo que conseguías si estabas dispuesto a comprar un baúl
realmente bueno. No era la magia maravillosa, no tenía que
preocuparse sobre las facturas de electricidad.)
Y cuando Harry abrió sus ojos, él vio
justo lo que había estado esperando ver, una pieza doblada de papel
sobre el piso, el regalo de su futuro yo.
Llamen a la pieza de papel "Papel-2".
Harry arrancó una pieza de papel de su
bloc.
Llama a ese "Papel-1". Era,
por supuesto, la misma pieza de papel. Incluso podías ver, si lo
veias de cerca, que los bordes irregulares coincidían.
Harry revisó en su mente el algoritmo
que él seguiría.
Si Harry abría el Papel-2 y estaba en
blanco, entonces él escribiría "101 x 101" en el Papel-1,
lo doblaría, lo estudiaría por una hora, regresaría en el tiempo,
botaría el Papel-1 (que por lo tanto se convertiría en el Papel-2),
y abandonaría el nivel de caverna para unirse a sus compañeros de
dormitorio para desayunar.
Si Harry abría el Papel-2 y tenía dos
números escritos dentro, Harry multiplicaría aquellos números
entre sí.
Si su producto era igual a 181,429,
Harry escribiría aquellos dos números en el Papel-1 y enviaría el
Papel-1 de regreso en el tiempo.
De otro modo Harry sumaría 2 al número
en la derecha y escribiría el nuevo par de números en el Papel-1. A
menos de que eso hiciera el número en la derecha más grande que
997, en cuyo caso Harry sumaría 2 al número en la izquierda y
escribiría 101 en la derecha.
Y si el Papel-2 mostraba 997 x 997,
Harry dejaría el Papel-1 en blanco.
Lo que significaba que el único bucle
estable posible en el tiempo era uno en que el Papel-2
contuviera los dos factores primos de181,429.
Si esto funcionaba, Harry podría
usarlo para recuperar cualquier clase de respuesta que fuera fácil
de revisar pero difícil de encontrar. Él no solamente habría
demostrado que P=NP una vez que tenías un Giratiempo, este truco era
más general que eso. Harry podría usarlo para hallar las
combinaciones en cerraduras con clave, o contraseñas de alguna
clase. Tal vez incluso hallar la entrada de la Cámara de los
Secretos de Slytherin, si Harry pudiera descubrir algún modo
sistemático de describir todas las localizaciones en Hogwarts. Sería
una trampa asombrosa incluso para los estándares de trampa de Harry.
Harry tomó el Papel-2 en su temblorosa
mano, y lo desdobló.
En el Papel-2 se podía leer con una
letra manuscrita ligeramente tambaleante:
NO TE METAS CON EL TIEMPO
Harry escribió "NO TE METAS CON
EL TIEMPO" en el Papel-1 con una letra manuscrita ligeramente
tambaleante, la dobló con pulcritud, y resolvió no hacer ningún
experimento verdaderamente brillante sobre el Tiempo hasta que
tuviera al menos quince años.
Hasta lo máximo que Harry conocía,
ese había sido el resultado de un experimento más aterrador en toda
la historia de la ciencia.
Había sido un tanto difícil para
Harry concentrarse en leer su libro de texto durante la hora
siguiente.
Así fue como el Jueves de Harry
inició.
................................................
Jueves.
Si querías ser especifico, 3:32pm del
Jueves en la tarde.
Harry y todos los otros chicos de
primer año salieron a un campo cubierto de hierba con Madam Hooch,
de pie al lado del suministro de escobas de Hogwarts. Las chicas
aprenderían a volar por separado. Aparentemente, por alguna razón,
las chicas no querían aprender cómo volar en presencia de los
chicos.
Harry había estado un poco
desorientado todo el día. Simplemente no podía dejar de preguntar
cómo ese bucle estable de tiempo en particular había sido
seleccionado como tal, en retrospectiva, entre un amplio margen de
posibilidades.
También: ¿seriamente, escobas?
¿Él iba a volar sobre, básicamente, un segmento de linea? ¿No era
esa prácticamente la forma simple más inestable que podrías
hallar, casi como intentar sujetar un punto en una canica? ¿Quién
había seleccionado ese diseño para un dispositivo de vuelo,
entre todas las posibilidades? Harry había estado esperando que
solamente fuera una forma figurativa de hablar, pero no, ellos
estaban de pie en frente de lo que se veía para todo el mundo como
ordinarias escobas de madera para la cocina. ¿Se había quedado
alguien obsesionado con la idea de las escobas y fallado en
considerar algo más? Tenía que ser eso. No era posible que los
diseños más óptimos para limpiar cocinas y volar terminaran
por coincidir si los creabas sin influencia alguna.
Era un día despejado con un brillante
cielo azul y un brillante sol que estaba suplicando meterse en tus
ojos y hacerte imposible ver, si ibas a intentar volar alrededor del
cielo. La tierra estaba perfecta y seca, oliendo positivamente
horneada, y de algún modo se sentía muy, muy dura bajo los zapatos
de Harry.
Harry siguió recordándose a si mismo
que el más bajo común denominador esperado para niños de once años
era aprender esto y por lo tanto no podía ser tan difícil.
"Pongan su mano derecha sobre su
escoba, o mano izquierda si son zurdos," llamó Madam Hooch. "Y
digan, ¡ARRIBA!"
"¡ARRIBA!" todos gritaron.
La escoba brinco ansiosa dentro de la
mano de Harry.
Lo que lo puso como el primero de la
clase, por una vez. Aparentemente pronunciar "¡ARRIBA!"
era mucho más complicado de lo que se veía, y la mayoría de las
escobas estaban rodando por el suelo o intentando avanzar un par de
pulgadas hacia sus aspirantes a pilotos.
(Por supuesto Harry habría apostado su
dinero a que Hermione lo había hecho al menos igual de bien cuando
fue su turno para intentarlo, más temprano ese día. No era posible
que hubiera algo que él pudiera dominar en el primer intento
y que burlara a Hermione, y si lo había y resultaba que eso
era montar escobas en lugar de cualquier cosa intelectual,
Harry preferiría morir.)
Tomó un tiempo que todos consiguieran
tener sus escobas en frente de ellos. Madam Hooch les mostró como
montar y entonces caminaron por el campo, corrigiendo agarres y
posturas. Aparentemente incluso entre los pocos niños a los que se
les había permitido volar en casa, no se les había enseñado a
hacerlo correctamente.
Madam Hooch inspeccionó el campo de
chicos, y asintió. "Ahora, cuando sople mi silbato, ustedes
patearan el suelo, con fuerza."
Harry trago saliva con fuerza,
intentando calmar el sentimiento de mareo en su estómago.
"Mantengan sus escobas firmes,
elévense unos cuantos metros, y luego vuelvan a bajar de inmediato
inclinándose ligeramente hacia adelante. A mi silbato - tres - dos
-"
Una de las escobas se disparó hacia el
cielo, acompañada por los gritos de un chico joven - de horror, no
de gusto. El chico estaba girando a un ritmo vertiginoso mientras
ascendía, sólo podían vislumbrar a ratos su pálida cara -
Como si fuera en cámara lenta, Harry
se estaba elevando en su propia escoba y rebuscando su varita, aunque
realmente él no sabía que era lo que planeaba hacer, había tenido
exactamente dos sesiones de Encantamientos y la última había
sido sobre el Encantamiento Flotante pero Harry únicamente había
sido capaz de lanzar el hechizo exitosamente una de cada tres veces y
ciertamente él no era capaz de hacer levitar personas -
Si hay algún poder oculto en mi
interior, ¡deja que se revele a si mismo AHORA!
"¡Regresa, chico!" gritó
Madam Hooch (lo que tenía que ser la más inútil de las
instrucciones imaginables para lidiar con una escoba fuera de
control, viniendo de un instructor de vuelo, y una sección
completamente automática del cerebro de Harry agregó a la Madam
Hooch a su lista de tontos).
Y el chico se cayó de la escoba.
Parecía moverse muy lentamente a
través del aire, al principio.
"¡Wingardium Leviosa!"
exclamó Harry.
El hechizo falló. Pudo sentir que
fallaba.
Hubo un golpe sordo y un distante
sonido crujiente, y el chico yaciendo bocabajo sobre una pila de
hierba.
Harry enfundó su varita y corrió
hacia allá a toda velocidad. Llegó al lado del chico al mismo
tiempo que Madam Hooch, y Harry cogió su monedero e intentó
recordar oh dios cuál era el nombre no importa él sólo intentaría
"¡Conjunto de Sanación!" y saltó dentro de su mano y -
"Muñeca rota," Madam Hooch
anunció. "¡Cálmate, chico, sólo tiene una muñeca rota!"
Hubo una especie de sacudida mental
cuando la mente de Harry logró salir del Modo de Pánico.
El
Conjunto de Sanación de Emergencia Plus yacía abierto en
frente suyo, y había una jeringa de fuego liquido en la mano de
Harry, lo que habría logrado mantener el cerebro del chico oxigenado
si acaso se hubiera roto el cuello.
"Ah..." Harry exhaló con
desfallecida voz. Su corazón estaba retumbando tan fuerte que casi
no podía escucharse a si mismo jadeando por respirar. "Hueso
roto... de acuerdo... ¿Cuerdas Ajustables?"
"Eso es únicamente por
emergencias," espetó Madam Hooch. "Guárdalo, él está
bien." Ella se paro a un lado del chico, ofreciéndole una mano.
"Vamos, chico, todo está bien, ¡arriba!"
"¿De verdad no va a hacerlo
montar la escoba de nuevo?" Harry preguntó con horror.
Madam Hooch le envió a Harry una
mirada feroz. "¡Por supuesto que no!" Ella jaló al chico
por su brazo bueno para ponerlo de pie - Harry vio con sorpresa que
era Neville Longbottom de nuevo, ¿qué pasaba con él?
- y ella se volteó hacia todos los expectantes niños. "¡Ninguno
de ustedes debe moverse mientras llevo este chico al ala de hospital!
Dejen esas escobas en donde están o estarán por fuera de Hogwarts
antes de que puedan decir 'Quidditch.' Vamos, querido."
Y Madam Hooch salió caminando con
Neville, quien estaba sujetando su muñeca e intentando calmar su
lloriqueo.
Cuando ya no se pudieron escuchar, uno
de los Slytherins soltó una risita.
Eso hizo explotar a los otros.
Harry se volteó y los miró. Era un
buen momento para memorizar algunos rostros.
Y Harry vio que Draco estaba caminando
hacia él, acompañado por el Sr. Crabbe y el Sr. Goyle. El Sr.
Crabbe no estaba sonriendo. El Sr. Goyle decididamente lo estaba. El
mismo Draco estaba vistiendo una controlada cara que se retorcía
ocasionalmente, de lo que Harry había inferido que Draco pensaba que
er gracioso pero no veía ventaja política para ser ganada al reírse
ahora en lugar de hacerlo más adelante en los calabozos de
Slytherin.
"Bien, Potter," Draco comentó
en voz baja, aún con esa cara muy controlada que estaba
retorciéndose ocasionalmente, "Sólo quería decir que, cuando
tomas ventaja de las emergencias para demostrar liderazgo, tú te
quieres ver como si estuvieras en total control de la situación, en
vez de, por ejemplo, entrar en completo pánico." El Sr. Goyle
se rió, y Draco le dirigió una mirada de reprimenda. "Pero
probablemente anotaste unos cuantos puntos de todos modos. ¿Necesitas
alguna ayuda reuniendo ese kit de sanador?"
Harry se volteó a ver el Conjunto de
Sanación, lo que alejó su propia cara de la de Draco. "Creo
que estoy bien," Harry contestó. Puso la jeringa de vuelta en
su lugar, restableció los pestillos, y se levantó.
Ernie Macmillan llegó justo cuando
Harry estaba retornando el conjunto de regreso al monedero de piel de
moke.
"Gracias, Harry Potter, en nombre
de Hufflepuff," Ernie Macmillan pronunció formalmente. "Fue
un buen intentó y una buena idea."
"Una buena idea en efecto,"
dijo Draco arrastrando las palabras. "¿Por qué nadie más en
Hufflepuff tuvo sus varitas afuera? Quizá si todos ustedes
hubieran ayudado en lugar de solamente Potter, lo podrían haber
atrapado. ¿Creía que los Hufflepuffs eran dados a permanecer
juntos?"
Ernie lo vio como si estuviera dividido
entre ponerse enojado y querer morir de la vergueza. "No
pensamos en ello a tiempo -"
"Ah," interrumpió Draco, "no
pensaron en ello, supongo que por eso es mejor tener un
Ravenclaw como amigo que a todos los de Hufflepuff."
Oh, demonios, cómo se suponía que
Harry iba a manejar esto... "No estás ayudando," Harry
expresó con un tono dócil. Esperando que Draco lo interpretaría
eso como tú estás interfiriendo con mis planes, por favor
cállate.
"¿Oigan, qué es esto?"
cuestionó el Sr. Goyle. Se paró en la hierba y recogió algo más o
menos del tamaño de una canica, una bola de vidrio que se veía como
si estuviera llena de una arremolinada niebla blanca.
Ernie parpadeó. "¡La Recordadora
de Neville!"
"¿Qué es una Recordadora?"
preguntó Harry.
"Se pone roja si has olvidado
algo," Ernie respondió. "No te dice qué olvidaste, sin
embargo. Dámela, por favor, y yo se la entregaré a Neville
después." Ernie extendió su mano.
Una inesperada mueca iluminó la cara
del Sr. Goyle cuando él se volteó y salió corriendo.
Ernie se quedó quieto durante un
momento de sorpresa, y luego gritó "¡Oye!" y persiguió
al Sr. Goyle.
Y el Sr. Goyle agarró una escoba,
saltó con un fluido movimiento y la llevó al aire.
A Harry se le cayó la mandíbula. ¿No
había jurado Madam Hooch que eso haría que lo expulsaran?
"¡Ese idiota!" Draco
siseó. Abrió su boca para gritar -
"¡Oye!" gritó Ernie.
"¡Eso es de Neville! ¡Devuélvelo!"
Los Slytherins comenzaron a animar y a
silbar.
La boca de Draco se cerró. Harry vio
la repentina mirada de indecisión en su rostro.
"Draco," Harry explicó en un
tono bajo, "si no le ordenas a ese idiota que regrese al suelo,
la profesora va a regresar y -"
"Ven por ella, Hufflepuffle! "
replicó el Sr. Goyle, y un gran silbido surgió de los Slytherins.
(2)
"¡Yo no puedo!"
susurró Draco. "¡Todos en Slytherin pensaran que soy débil! "
"Y si el Sr. Goyle es expulsado,"
siseó Harry, "¡tu padre va a pensar que eres un
tarado!"
El rostro de Draco se retorció en
agonía.
En ese momento -
"Oye, Slytherslime,"
retó Ernie, "¿nadie te dijo que los Hufflepuffs permanecen
juntos? ¡Varitas afuera, Hufflepuff!" (3)
Y hubo súbitamente todo un montón de
varitas apuntando en la dirección del Sr. Goyle.
Tres segundos después -
"¡Varitas afuera, Slytherin!"
corearon como cinco diferentes Slytherins.
Y hubo todo un montón de varitas
apuntando en la dirección de Hufflepuff.
Dos segundos después -
"¡Varitas afuera, Gryffindor!"
"¡Has algo, Potter!"
susurró Draco. "¡Yo no puedo ser el que detenga esto tienes
que ser tú! ¿Te deberé un favor sólo piensa algo no se supone que
eres brillante?"
En más o menos cinco segundos y medio,
se dio cuenta Harry, alguien iba a lanzar el Maleficio Sumerio de
Golpe Simple y para cuando hubiera terminado y los profesores
hubieran terminado de expulsar gente los únicos chicos que quedarían
de su año serían Ravenclaws.
"¡Varitas afuera, Ravenclaw!"
llamó Michael Corner quien aparentemente se estaba sintiendo dejado
a un lado del desastre.
"¡GREGORY GOYLE!"
estalló Harry. "¡Te reto a un concurso por la posesión de
la Recordadora de Neville!"
Hubo una brusca pausa.
"¿Oh, de verdad?" intervino
Draco en el más ruidoso arrastre de palabras que Harry hubiera
escuchado jamás. "Eso suena interesante. ¿Qué clase de
concurso, Potter?"
Eh...
"Concurso" había sido tan
lejos como la inspiración de Harry había llegado. Qué tipo de
concurso, él no podía proponer "ajedrez" porque Draco no
sería capaz de aceptarlo sin que se viera extraño, él no podía
proponer "echar un pulso" porque el Sr. Goyle lo
destrozaría - (4)
"¿Qué tal esto?" Harry
planteó en voz alta. "Gregory Goyle y yo estaremos alejados uno
del otro, y no se permite que nadie más se acerque a ninguno de
nosotros. No usaremos nuestras varitas y tampoco lo puede hacer nadie
más. Yo no me muevo de donde estoy ubicado, y tampoco lo hace él. Y
si puedo ponerle mis manos encima a la Recordadora de Neville,
entonces Gregory Goyle renuncia a todas sus reclamaciones a esa
Recordadora que él está sosteniendo y me la dará a mí."
Hubo una pausa mientras los rostros de
alivio de las personas se transmutaban en confusión.
"¡Ja, Potter!" exclamó
Draco con fuerza. "¡Me gustaría verte hacer eso! ¡El
Sr. Goyle acepta!"
"¡Adelante!" celebró Harry.
"¿Potter, qué? "
murmuró Draco, lo que de algún modo hizo sin mover sus labios.
Harry no sabía cómo responder sin
mover los suyos.
Las personas estaban bajando sus
varitas, y el Sr. Goyle descendió con gracia al suelo, vi endose
harto confundido. Algunos Hufflepuffs se fueron hacia el Sr. Goyle,
pero Harry les lanzó una desesperada mirada de plegaria y ellos
retrocedieron.
Harry camino hacía el Sr. Goyle y se
detuvo a unos cuantos pasos, lo suficientemente lejos para que ellos
no se pudieran tocar el uno al otro.
Lentamente, deliberadamente, Harry
guardó su varita.
Todos los demás retrocedieron.
Harry tragó saliva. Sabía en lineas
general lo que quería hacer, pero tenía que ser hecho de tal
modo que nadie entendiera lo que él había hecho -
"De acuerdo," Harry dijo en
voz alta. "Y ahora..." Respiró profundamente y alzó una
mano, los dedos listos para chasquear. Hubo jadeos de quienes habían
escuchado sobre los pasteles, que eran prácticamente todos.
"¡Convocó la locura de Hogwarts! ¡Feliz feliz retumbo
retumbo pantano pantano pantano!" Y Harry chasqueó sus
dedos.
Varias personas se estremecieron.
Y nada pasó.
Harry dejó que el silencio de alargara
por un rato, desarrollándose, hasta...
"Mmm," alguien dijo. "¿eso
es todo?"
Harry miró al chico que había
hablado. "Ve en frente de ti. ¿Ves ese parche de tierra que se
ve árido, sin ninguna hierba?"
"Um, sí," respondió el
chico, un Gryffindor (¿Dean algo?).
"Excava ahí."
Ahora Harry estaba recibiendo muchas
miradas extrañadas.
"Este, ¿por qué?" cuestionó
Dean algo.
"Sólo hazlo," opinó Terry
Boot con una voz fatigada. "No hay punto en preguntarle por qué,
confía en mí."
Dean algo se arrodillo y empezó a
extraer el barro.
Tras un minuto más o menos, Dean se
volvió a poner de pie. "No hay nada aquí," Dean anunció.
Oh. Harry había estado planeando
regresar en el tiempo y enterrar un mapa del tesoro que llevaría a
la Recordadora de Neville la cual el pondría allí tras obtenerla
del Sr. Goyle...
Entonces Harry se dio cuenta de que
había una forma más simple que no amenazaría tanto el secreto de
los Giratiempos.
"¡Gracias, Dean!" Harry
comentó en voz alta. "Ernie, ¿buscarías en el suelo por donde
Neville cayó y ver si puedes encontrar la Recordadora de Neville?"
Todos se veían incluso más
confundidos.
"Sólo hazlo," reiteró Terry
Boot. "Lo seguirá intentando hasta que algo funcione, y lo más
aterrador es que -"
"¡Merlín!" chilló
Ernie. Él estaba sosteniendo la Recordadora de Neville. "¡Está
aquí! ¡Justo donde se cayó!"
"¿Qué?" clamó el
Sr. Goyle. Miró hacia abajo y vio...
...que él aún estaba sujetando la
Recordadora de Neville.
Hubo una pausa bastante larga.
"Eh," interrogó Dean algo,
"eso no es posible, ¿o sí?"
"Es un hueco en la trama,"
explicó Harry. "Me hice a mí mismo lo suficientemente raro
como para distraer el universo por un momento y se olvidó de que
Goyle ya había recogido la Recordadora."
"No, espera, quiero decir, eso es
totalmente no posible -"
"Disculpen, ¿no estamos todos
aquí de pie esperando volar en escobas? Sí lo estamos. Así que a
callar. Como sea, una vez que ponga mis manos sobre la Recordadora de
Neville, el concurso ha terminado y Gregory Goyle tiene que renunciar
a todos sus reclamos sobre la Recordadora que él está sujetando y
dármela a mí. Esos fueron los términos, ¿recuerdan?" Harry
estiró una mano y le hizo señas a Ernie. "Nada más haz que
ruede hasta aquí, ya que no se supone que nadie se acerqué hasta
mí, ¿de acuerdo?"
"¡Un momento!" gritó un
Slytherin - Blaise Zabini, Harry no era propenso a olvidar ese
nombre. "¿Cómo sabemos que esa es la Recordadora de Neville?
Tú pudiste solamente tirar otra Recordadora allí -"
"El Slytherin es fuerte en él,"
Harry bromeó, sonriendo. "Pero tienes mi palabra de que la que
está sosteniendo Ernie es de Neville. No hay comentarios sobre la
que Gregory Goyle está sujetando." (5)
Zabini se volteó hacia Draco.
"¡Malfoy! No vas a dejar que se salga con la suya -"
"Tú, cállate," ladró el
Sr. Crabbe, de pie detrás de Draco. "¡El Sr. Malfoy no
necesita que tú le digas que hacer!"
Buen secuaz.
"Mi apuesta fue con Draco, de la
Noble y Más Antigua Casa de Malfoy," Harry habló. "No
contigo, Zabini. He hecho lo que el Sr. Malfoy quería verme hacer, y
en cuanto al juicio de la apuesta, le dejo eso al Sr. Malfoy."
Harry inclinó su cabeza hacia Draco y alzó sus cejas ligeramente.
Eso debía permitirle a Draco salvar las apariencias lo suficiente.
Hubo una pausa.
"¿Tú prometes que de hecho esa
es la Recordadora de Neville?" Draco preguntó.
"Sí," Harry respondió. "Esa
es la que regresará a Neville y que era suya originalmente. Y la que
Gregory Goyle esta sujetando es para mí."
Draco asintió, viéndose decidido. "No
pondré en duda la palabra de la Noble Casa de Potter, entonces, sin
importar qué tan raro haya sido todo esto. Y la Noble y Más Antigua
Casa de Malfoy mantiene su palabra también. Sr. Goyle, dele eso al
Sr. Potter -"
"¡Oye!" Zabini protestó.
"Él no ha ganado aún, él no ha puesto sus manos sobre
-"
"¡Cógela, Harry!" dijo
Ernie, y le arrojó la Recordadora.
Harry atrapó fácilmente la
Recordadora en el aire, siempre había tenido buenos reflejos para
eso. "Listo," concluyó Harry, "yo gano..."
Harry se fue quedando callado. Todas
las conversaciones de detuvieron.
La Recordadora estaba resplandeciendo
con un rojo brillante en sus manos, destellando como un sol miniatura
que arrojaba sombras sobre la tierra a plena luz del día.
................................................
Jueves.
Si querías ser especifico, 5:09pm de
la tarde del Jueves, en la oficina de la Profesora McGonagall,
después de la clase de vuelo. (Con una hora extra para Harry
deslizarse dentro de ella.)
La Profesora McGonagall sentada en su
taburete. Harry en el asiento caliente en frente del escritorio.
"Profesora," Harry afirmó
con firmeza, "¡Slytherin estaba apuntando sus varitas a
Hufflepuff, Gryffindor estaba apuntando sus varitas a Slytherin,
algún idiota llamó varitas afuera en Ravenclaw, y yo tuve
quizá cinco segundos para evitar que todo estallara hasta el cielo!
¡Fue todo en lo que pude pensar!"
La cara de la Profesora McGonagall
estaba cansada y enojada. "¡Usted no debe usar el Giratiempo
de ese modo, Sr. Potter! ¡Es el concepto de secreto algo que
usted no entiende?"
"¡Ellos no saben cómo lo
hice! ¡Ellos nada más piensan que yo realmente puedo hacer cosas
extrañas al chasquear mis dedos! ¡He hecho otras cosas extrañas
que no pueden ser hechas ni siquiera con el Giratiempo, y yo haré
más cosas como esa, y este caso no va a sobresalir!
¡Tenía que hacerlo, Profesora!"
"¡Usted no tenía que
hacerlo!" espetó la Profesora McGonagall. "¡Todo lo que
necesitabas hacer era poner a este Slytherin anónimo de
vuelta al suelo y guardar las varitas! ¡Usted pudo haberlo retado a
un juego de Snap Explosivo pero no, usted tenía que usar el
Giratiempo en un modo flagrante e innecesario!"
"¡Fue todo en lo que puede
pensar! ¡Ni siquiera sé que el Snap Explosivo es, ellos no
habrían aceptado un juego de ajedrez y de haber escogido echar un
pulso habría perdido!"
"¡Entonces usted debió haber
escogido echar un pulso!"
Harry parpadeó. "Pero es ese caso
yo habría perdido -"
Harry se detuvo.
La Profesora McGonagall se veía muy
enojada.
"Lo siento, Profesora McGonagall,"
Harry se disculpó en voz baja. "Honestamente no pensé en ello,
y usted tiene la razón, tendría que haberlo hecho, habría sido
brillante si yo lo hubiera hecho, pero simplemente no se me
ocurrió..."
La voz de Harry se fue apagando. Fue
bruscamente aparente para él que tuvo muchas más opciones.
Podría haberle pedido a Draco sugerir algo, se lo podría
haber pedido a la multitud... su uso del Giratiempo había
sido flagrante e innecesario. Hubo un espacio gigante de
posibilidades, ¿por qué sólo había escogido esa?
Porque había visto una forma para
ganar. Ganar posesión de un nada importante artilugio que los
profesores habrían recuperado del Sr. Goyle de todos modos.
La intención de ganar. Eso era lo que
lo había vencido.
"Lo siento," Harry repitió.
"Por mi orgullo y mi estupidez."
La Profesora McGonagall pasó una mano
a través de su frente. Algo de su ira pareció disiparse. Pero su
voz aún salió con mucha dureza. "Una muestra más como esta,
Sr. Potter, y usted tendrá que devolver ese Giratiempo. ¿Me hago
entender con suficiente claridad?"
"Sí," Harry contestó. "Lo
entiendo y lo lamento."
"Entonces, Sr. Potter, se le
permitirá conservar el Giratiempo por ahora. Y considerando el
tamaño del debacle que usted, de hecho, evitó, no reduciré ningún
punto de Ravenclaw."
Además usted no podría explicar
por qué redujo los puntos. Pero Harry no era lo suficientemente
tonto para decir eso en voz alta.
"Más importante, ¿por qué la
Recordadora se puso así?" Harry cuestionó. "¿Significa
que he sido Desmemorizado?"
"Eso me intriga también," la
Profesora McGonagall habló despacio. "si fuera así de simple,
creo que las cortes usarían Recordadoras, y no lo hacen. Lo
investigaré, Sr. Potter." Ella suspiró. "Se puede retirar
ahora."
Harry empezó a levantarse de su silla,
luego se detuvo. "Um, lo siento, tenía algo más que quería
contarle -"
Difícilmente podías ver el titubeo.
"¿De qué se trata, Sr. Potter?"
"Es sobre el Profesor Quirrell -"
"Estoy segura, Sr. Potter, que no
es nada de importancia." La Profesora McGonagall pronunció las
palabras con gran apuro. "¿Seguramente escuchó al Director
decirle a los estudiantes que ustedes no tendrían que molestarnos
con quejas sin importancia sobre el Profesor de Defensa?"
Harry estaba bastante confuso. "Pero
esto podría ser importante, ayer yo tuve esta repentina
sensación de perdición cuando -"
"¡Sr. Potter! ¡Yo también tengo
una sensación de perdición! ¡Y mi sensación de perdición está
sugiriendo que usted no debería terminar esa frase!"
A Harry se le quedó la boca abierta.
La Profesora McGonagall había tenido éxito; Harry estaba sin
palabras.
"Sr. Potter," continuó la
Profesora McGonagall, "si usted ha descubierto algo que pueda
ser interesante sobre el Profesor Quirrell, por favor siéntase libre
de no compartirlo conmigo o con nadie más. Ahora creo que usted me
ha quitado suficiente de mi valioso tiempo -"
"¡Usted no es así!"
Harry estalló. "¡Lo siento pero esto parece increíblemente
irresponsable! Por lo que he escuchado hay una especie de maldición
sobre la posición de Defensa, y si usted ya sabe que hay algo
que está mal, yo hubiera creído que estarían prevenidos -"
"¿Está mal, Sr. Potter?
Yo ciertamente espero que no." La cara de la
Profesora McGonagall no tenía expresiones. "Después de que el
Profesor Blake fue atrapado en un armario con no menos que tres
Slytherins de quinto año el pasado Febrero, y un año antes de eso,
el Profesor Summers falló tan completamente como un educador que las
estudiantes pensaron que un boggart era una clase de mueble, sería
catastrófico si algún problema con el extraordinariamente
competente Profesor Quirrell llamará mi atención en este momento, y
me atrevo a pensar que la mayoría de nuestros estudiantes fallarían
sus T.I.M.O. y sus E.X.T.A.S.I.S. de Defensa."
"Ya veo," Harry expresó
lentamente, absorbiéndolo todo. "Así que en otras palabras, lo
que sea que este mal con el Profesor Quirrell, usted desesperadamente
no quiere saberlo hasta el final del año escolar. Y ya que estamos
en Septiembre, él podría asesinar al Primer Ministro en televisión
en vivo y salirse con la suya en cuanto a usted le concierne."
La Profesora McGonagall lo observó sin
pestañear. "Tengo la certeza de que yo nunca seré escuchada
aprobando tal declaración, Sr. Potter. En Hogwarts nos esforzarnos
por ser pro-activos con respecto a cualquier cosa que amenace
la realización educacional de nuestros estudiantes."
Como los Ravenclaws de primer año
que no pueden mantener sus bocas cerradas. "Creo que la
entiendo completamente, Profesora McGonagall."
"Oh, lo dudo, Sr. Potter. Lo dudo
muchísimo." La Profesora McGonagall se inclinó hacia adelante,
su cara endureciéndose otra vez. "Ya que usted y yo hemos
discutido asuntos mucho más sensibles que este, le hablaré con
franqueza. Usted, y nadie más que usted, ha reportado esta
misteriosa sensación de perdición. Usted, y nadie más que usted,
es un magneto caótico de una clase que yo nunca había visto. Tras
nuestro pequeño viaje de compras al Callejón Diagon, y luego
el Sombrero Seleccionador, y luego el pequeño episodio de hoy,
puedo ver muy bien que estoy destinada a sentarme en la oficina del
Director y escuchar algún divertido cuento sobre el Profesor
Quirrell en el cual usted y nadie más que usted juega un rol de
protagonista, tras el cual no habrá otra opción excepto despedirlo.
Ya estoy resignada a ello, Sr. Potter. Y si ese triste evento toma
lugar antes de los Idus de Mayo, lo colgaré a la entrada de Hogwarts
usando sus propios intestinos e introduciré abejas de fuego dentro
de su nariz. ¿Ahora me entiende completamente?"
Harry asintió, sus ojos muy abiertos.
Entonces, tras un segundo, "¿Qué recibo si puedo hacer que
pase en el último día del año escolar?"
"¡Salga de mi oficina!"
................................................
Jueves.
Algo tenía que haber con los Jueves en
Hogwarts.
Eran las 5:32pm del Jueves en la tarde,
y Harry estaba de pie al lado del Profesor Flitwick, en frente de la
gárgola de piedra que guardaba la entrada de la oficina del
Director.
Apenas había regresado de la oficina
de la Profesora McGonagall hacia los cuartos de estudio de Ravenclaw
cuando uno de los estudiantes le contó que se reportara en la
oficina del Profesor Flitwick, y allí Harry se enteró que
Dumbledore quería hablar con él.
Harry, sintiéndose harto aprehensivo,
le había preguntado al Profesor Flitwick que si el Director le había
contado de que se trataba.
El Profesor Flitwick se había encogido
de hombros de un modo impotente.
Aparentemente Dumbledore he había
dicho que Harry aún era demasiado joven para invocar las palabras de
poder y locura.
¿Feliz feliz retumbo retumbo
pantano pantano pantano? Harry lo pensó pero no lo dijo en voz
alta.
"Por favor no se preocupe
demasiado, Sr. Potter," chilló el Profesor Flitwick de algún
lugar cerca de donde estaban los hombros de Harry. (Harry estaba
agradecido de la gigantesca barba hinchada del Profesor Flitwick,
era difícil acostumbrarse a un Profesor que no solamente era más
bajo que él pero además hablaba con una voz más aguda.) "El
Director Dumbledore puede parecer un poco raro, o muy raro, o incluso
extremadamente raro, pero él nunca a herido a un estudiante de modo
alguno, y no creo que nunca lo vaya a llegar a hacer." El
Profesor Flitwick le dio a Harry una sonrisa alentadora. "¡Sólo
ten eso en mente todo el tiempo y de seguro no entraras en pánico!"
Esto no estaba ayudando.
"¡Buena suerte!" chilló el
Profesor Flitwick, y se acercó a la gárgola y murmuró algo que
Harry falló en escuchar del todo. (Por supuesto, la contraseña no
sería buena si podías escuchar a cualquiera pronunciándola.) Y la
gárgola de piedra se hizo a un lado con un natural y muy ordinario
movimiento que Harry encontró muy perturbador, porque la gárgola
aún se veía solida, inamovible piedra todo el tiempo.
Detrás de la gárgola había una
escalera ascendente en espiral. Había algo abrumadoramente hipnótico
sobre ello, e incluso más perturbador que la espiral giratoria
no te debería llevar a ningún lugar.
"¡Sube adelante!" chilló
Flitwick.
El muy nervioso Harry se paró en la
espiral, y se encontró a si mismo, por alguna razón que su cerebro
no pudo ni tan siquiera visualizar, moviéndose hacia adelante.
Detrás de él la gárgola regreso a su
lugar con un golpe seco, y la escalera espiral siguió girando y
Harry siguió siendo elevado, y tras un momento más bien
vertiginoso, Harry se encontró a si mismo en frente de una puerta de
roble con una aldaba de un Grifo de cobre.
Harry se estiró y giró el pomo de la
puerta.
La puerta se abrió en su totalidad.
Y Harry vio el cuarto más interesante
que jamás había visto en su vida.
Había pequeños mecanismos metálicos
que zumbaban o cloqueaban o cambiaban de forma lentamente o emitían
pequeñas bocanadas de humo. Había docenas de fluidos misteriosos en
docenas de contenedores con forma extraña, todos burbujeando,
hirviendo, supurando, cambiando de color, o alterándose en
interesantes formas que desaparecían medio segundo después de que
tú las veías. Había cosas que se veían como relojes con muchas
manecillas, inscritos con números o en lenguajes irreconocibles.
Había un brazalete sosteniendo un cristal lenticular que
resplandecía con miles de colores, y un ave posada en lo alto de una
plataforma dorada, y un vaso de madera lleno con algo que se veía
como sangre, y una estatua de un halcón incrustada en esmalte negro.
La pared estaba repleta de retratos de personas durmiendo, y el
Sombrero Seleccionador estaba posicionado casualmente en una percha
que también sostenía dos sombrillas y tres pantuflas rojas para el
pie izquierdo. (6)
En el medio de todo ese caos había un
pulcro escritorio de roble negro. Antes del escritorio había un
taburete de roble. Y detrás del escritorio había un muy
bien-acolchado trono conteniendo a Albus Percival Wulfric Brian
Dumbledore, quien estaba adornado con una larga barba plateada, un
sombrero que era como un hongo gigantesco aplastado, y lo que para
ojos Muggle habría parecido tres capas brillantes pijamas rosadas.
Dumbledore estaba sonriendo, y sus
brillantes ojos deslumbraban con una alocada intensidad.
Con algún tropiezo, Harry se sentó en
frente del escritorio. Detrás suyo la puerta se cerró con un
ruidoso azote.
"Hola, Harry," saludo
Dumbledore.
"Hola, Director," Harry
replicó. ¿Así que lo trataba de a nombre? Dumbledore le pediría
ahora que lo llamara -
"¡Por favor, Harry!" Exclamó
Dumbledore. "Director suena tan formal. Sólo llámame Dir que
es más corto."
"Por supuesto, Dir," aceptó
Harry.
Hubo una pequeña pausa.
"¿Sabes," preguntó
Dumbledore, "que eres la primer persona que me toma la palabra
en eso?"
"Ah..." Harry titubeó.
Intentó controlar su voz a pesar de la brusca sensación de
hundimiento en su estómago. "Lo siento, yo, ah, Director, usted
me pidió que lo hiciera por eso yo lo hice -"
"¡Dir, por favor!" pidió
Dumbledore animadamente. "Y no hay porque sentirse preocupado,
no te voy a arrojar por la ventana sólo porque cometiste un error.
¡Te daré varias advertencias primero, si estás haciendo algo mal!
Además, lo qué importan no es cómo la gente te habla, es lo que
ellos estén pensando."
Él nunca a herido a un estudiante,
sólo sigue recordando eso y de seguro no entraras en pánico.
Dumbledore sacó una pequeña caja del
metal y la abrió, mostrando unas pequeñas protuberancias amarillas.
"¿Caramelos de limón?" invitó el Director.
"Er, no gracias, Dir,"
rechazó Harry. ¿Darle a un estudiante LSD cuenta como herirlos,
o acaso cae en la categoría de inofensiva diversión? "Usted,
um, dijo algo sobre que yo era demasiado joven como para invocar las
palabras del poder y la locura?" (7)
"¡Qué sin duda lo eres!"
Dumbledore afirmó. "Afortunadamente las Palabras del Poder y la
Locura se perdieron hace setecientos años y nadie tiene la más
mínima idea de cuales son. Sólo fue una pequeña observación."
"Ah..." Harry dijo. Era
consciente de que su boca se estaba quedando abierta. "¿Por qué
me llamó aquí, entonces?"
"¿Por qué?"
Dumbledore repitió. "Ah, Harry, si yo fuera por ahí todo el
día preguntando por qué hago cosas, ¡nunca tendría tiempo
para hacer ni una sola cosa! Soy una persona muy ocupada, sabes."
Harry asintió, sonriendo. "Sí,
fue una lista muy impresionante. Director de Hogwarts, Jefe de Magos
del Wizengamot, y Jefe Supremo de la Confederación Internacional de
Magos. Me disculpo por preguntarlo pero es algo que me ha estado
dando vueltas en la cabeza, ¿es posible obtener más de seis horas
si usas más de un Giratiempo? Porque es muy impresionante si está
haciendo todo eso con tan sólo treinta horas al día."
Hubo otra pequeña pausa, durante la
cual Harry estuvo sonriendo. Él estaba un poco aprehensivo, de hecho
muy aprehensivo, pero una vez que se había vuelto claro que
Dumbledore estaba molestándolo deliberadamente, algo dentro de él
se había rehusado absolutamente a sentarse y tomarlo como si
fuera un zoquete indefenso.
"Me temo que a el Tiempo no le
gusta ser estirado demasiado," explicó Dumbledore tras la
ligera pausa, "y aún así nosotros mismos parecemos ser
demasiado grandes para él, y por ello es una lucha constante encajar
nuestras vidas dentro del Tiempo."
"En efecto," Harry admitió
con solemnidad grave. "Es por eso que es mejor llegar a nuestros
asuntos rápidamente."
Por un momento Harry se preguntó si él
había ido demasiado lejos.
Entonces Dumbledore se rió entre
dientes. "Directo al punto deberíamos ser." El Director se
inclinó hacia adelante, ladeando su sombrero de hongo aplastado y
cepillando su barba contra su escritorio. "Harry, este Lunes tu
hiciste algo que debió haber sido imposible incluso con un
Giratiempo. O más bien, imposible con únicamente un
Giratiempo. ¿De dónde provinieron esos dos pasteles, me preguntó?"
Un voltio de adrenalina se disparó y
recorrió Harry. Había hecho eso usando la Capa de Invisibilidad,
aquella que le había sido dada en una caja de Navidad con una nota,
una nota en la que se podía leer: Si Dumbledore veía una
oportunidad para poseer una de las Reliquias de la Muerte él nunca
la dejaría escapar de su alcance....
"Un pensamiento natural,"
Dumbledore prosiguió, "es que ya que ninguno de los estudiantes
de primer año presentes no eran capaces de lanzar tal hechizo,
alguien más estaba presente, y aún así invisible. Y si nadie más
lo podía ver, por ello, sería muy fácil para ese alguien arrojar
los pasteles. Uno podría además sospechar que ya que tienes un
Giratiempo, tú eras quien estaba invisible; y ya que el hechizo
Desilusionador está mucho más allá de tus actuales habilidades,
usted tenía una capa de invisibilidad." Dumbledore sonrió en
modo conspirador. "¿Estoy siguiendo el rastro correcto hasta
ahora, Harry?"
Harry estaba paralizado. Él tenía el
presentimiento de que contar una completa mentira no sería lo más
sabio, y posiblemente no le ayudaría en lo más mínimo, y no podía
pensar en otra cosa más para decir.
Dumbledore sacudió una amistosa mano.
"No te preocupes, Harry, no has hecho nada malo. Las capas de
invisibilidad no van en contra de las reglas – supongo que son lo
suficientemente raras para que nadie se haya molestado jamás en
ponerlas en la lista. Pero realmente me estaba intrigando algo
completamente diferente."
"¿Oh?" Harry inquirió con
la voz más normal que pudo lograr.
Los ojos de Dumbledore destellaron con
entusiasmo. "Veras, Harry, después de haber estado en unas
cuantas aventuras tiendes a captar este tipo de cosas. Comienzas a
ver el patrón, a escuchar el ritmo del mundo. Empiezas a albergar
sospechas antes del momento de la revelación. Eres
El-Niño-Que-Vivió, y de algún modo una capa invisible llegó a tus
manos tan sólo cuatro días después de que has descubierto nuestra
Bretaña mágica. Tales capas no estás a la venta en el Callejón
Diagon, pero hay una que podría hallar su camino hasta su
dueño destinado. Y así que no puedo evitar preguntarme si por
alguna extraña casualidad has encontrado no solamente una
capa de invisibilidad, sino la Capa de Invisibilidad, una de
las tres Reliquias de la Muerte y con la reputación de ocultar a su
dueño de los ojos de la Muerte misma." La mirada de Dumbledore
era brillante y ansiosa. "¿Puedo verla, Harry?"
Harry tragó con fuerza. Había un gran
flujo de adrenalina en su sistema y era enteramente inútil, este era
el mago más poderoso en el mundo y no había forma de que el pudiera
llegar hasta la puerta y no había lugar en Hogwarts para esconderse
incluso si lo lograra, estaba a punto de perder la Capa que había
pasado a través de los Potters por quien sabe cuanto tiempo -
Lentamente Dumbledore se recostó en su
alta silla. La brillante luz se había ido de sus ojos, y él se veía
confundido y arrepentido. "Harry," habló Dumbledore, "si
no quieres, sólo tienes que decir que no."
"¿Puedo?" Harry graznó.
"Sí, Harry," aseguró
Dumbledore. Su voz ahora sonaba triste, y preocupada. "Es como
si me tuvieras miedo, Harry. ¿Puedo preguntarte qué he hecho para
merecer tu desconfianza?"
Harry tragó
saliva. "¿Hay alguna forma de que usted pueda prometer un
juramento mágico vinculante de que usted
no se llevará mi capa?"
Dumbledore sacudió su cabeza
lentamente. "Los Juramentos Inquebrantables no deben ser usados
a la ligera. Y además, Harry, si tú no conoces el hechizo ya, sólo
tendrías mi palabra de que el hechizo fue vinculante. Aún así
seguramente te das cuenta de que no necesito tu permiso para
ver la Capa. Soy lo suficientemente poderoso para tomar la capa por
mi mismo, monedero de piel de moke o no." El rostro de
Dumbledore era muy serio. "Pero eso es algo que no haré. La
Capa es tuya, Harry. No te la arrebataré. Ni siquiera para verla por
tan sólo un momento, a menos de que decidas mostrármela. Esa es una
promesa y un juramento. De necesitar prohibirte usarla dentro de los
terrenos de la escuela, te pediré que vayas a tu bóveda en
Gringotts y la guardes allí."
"Ah..." Harry murmuró.
Volvió a tragar con fuerza, intentando calmar el flujo de adrenalina
y pensar razonablemente. Extrajo el monedero de piel de moke de su
cinturón. "Si de verdad no necesita mi permiso...
entonces lo tiene." Harry le tendió el monedero a Dumbledore, y
mordió su labio con fuerza, enviándose esa señal a si mismo en
caso de que fuera Desmemorizado después.
El anciano mago penetró en el
monedero, y sin pronunciar ninguna palabra de convocación, sacó la
Capa de Invisibilidad.
"Ah," suspiró Dumbledore.
"Estaba en lo correcto..." Él dejó caer la
brillante malla de terciopelo negro por su mano. "Cientos
de años, y aún tan perfecta como el día en que fue hecha. Hemos
perdido muchas de nuestras artes con los años, y ahora yo no puedo
hacer a cosa como esta, nadie puede. Puedo sentir su poder como un
eco en mi mente, como una canción cantada por siempre sin nadie para
escucharla..." El mago vio por encima de la Capa."No la
vendas," él aconsejó, "no se la des a nadie como
posesión. Piensa dos veces antes de mostrársela a cualquiera, y
reflexiona tres veces otra vez antes de revelarla como una de las
Reliquias de la Muerte. Úsala con respeto, porque es en efecto una
Cosa de Poder."
...y luego le devolvió la Capa a
Harry.
Harry la metió dentro de su monedero.
El rostro de Dumbledore recuperó su
seriedad. "¿Puedo preguntar de nuevo, Harry, cómo es que
llegaste a desconfiar de mí?"
De repente Harry se sintió
avergonzado.
"Había una nota con la Capa,"
Harry explicó en voz baja. "Decía que usted intentaría
quitarme la Capa, si sabía sobre ella. No sé quién dejó la nota,
sin embargo, de verdad no lo sé."
"Ya... veo," Dumbledore dijo
despacio. "Bueno, Harry, no impugnaré los motivos de quién sea
que te haya dejado la nota. ¿Quién sabe pero a lo mejor ellos
podrían tener las mejores intenciones? Ellos te dieron la Capa,
después de todo."
Harry asintió, impresionado por la
comprensión de Dumbledore, y desconcertado por el marcado contraste
con su propia actitud.
El anciano mago prosiguió. "Pero
tú y yo somos piezas de juego de un mismo color, creo. El niño que
finalmente derrotó a Voldemort, y el anciano quien lo detuvo lo
suficiente para que tú salvaras el día. No reprimiré tu precaución
contra mí, Harry, todos debemos hacer lo mejor para ser sabios. Sólo
te pediré que pienses dos veces y reflexiones tres veces más, la
próxima vez que alguien te diga que desconfíes de mí."
"Lo siento," Harry se
disculpó. Se sentía miserable a esas alturas, él acababa de hacer
sentir mal a quien era esencialmente Gandalf, y la bondad de
Dumbledore sólo lo estaba haciendo sentir peor. "No tendría
porque haber desconfiado de usted."
"Ay, Harry, en este mundo..."
El anciano mago sacudió su cabeza. "Ni siquiera puedo decir que
fuiste imprudente. Tú no me conocías. Y la verdad hay algunos en
Hogwarts en quienes tú no deberías confiar. Quizá incluso algunos
que tu llamas amigos."
Harry tragó con fuerza. Eso sonaba
bastante ominoso. "¿Como quién?"
Dumbledore se levantó de su silla, y
empezó a examinar uno de sus instrumentos, un reloj con ocho
manecillas de longitud variable.
Tras unos momentos, el anciano mago
habló de nuevo. "Él probablemente te parezca muy encantador,"
inició Dumbledore. "Cortés – contigo al menos. Bien hablado,
tal vez incluso admirable. Siempre listo con una mano auxiliadora, un
favor, una palabra de consejo -"
"¡Oh, Draco Malfoy! "
Harry exclamó, sintiéndose muy aliviado de que no se tratará de
Hermione o algo así. "Oh no, no no no, usted lo entendió todo
mal, él no me está convirtiendo, yo lo estoy convirtiendo a él."
Dumbledore se quedó congelado en donde
él estaba contemplando el reloj. "¿Tú estás qué? "
"Voy a convertir a Draco Malfoy
del Lado Oscuro," Harry explicó. "Ya sabe, hacerlo uno de
los buenos."
Dumbledore se enderezó y se volteó
hacia Harry. Tenía una de las expresiones más estupefactas que
Harry le hubiera visto nunca a alguien, y mucho menos a alguien con
una larga barba plateada. "¿Estás seguro," cuestionó el
anciano mago tras un momento, "que él está listo para ser
redimido? Me temo que cual sea la bondad que creas que ves dentro de
él no es más que un pensamiento ilusionado – o peor aún, un
señuelo, un cebo -"
"Eh, poco probable," Harry
elaboró. "Quiero decir si él está intentando hacerse pasar
como uno de los buenos él es increíblemente malo haciéndolo. La
cuestión no es que Draco venga a mí siendo todo encanto y yo
decidiendo que él debe tener oculto en su interior un núcleo de
bondad muy adentro. Yo lo elegí para ser redimido específicamente
porque él es el heredero de la Casa Malfoy y si tienes que escoger a
una persona para ser redimida, sería obviamente él."
El ojo izquierdo de Dumbledore se
crispó. "¿Pretendes sembrar semillas de amor y bondad dentro
del corazón de Draco Malfoy porque esperas que el heredero de Malfoy
probará ser valioso para ti?"
"¡No sólo para mí! "
Harry replicó con indignación. "¡Para toda la Bretaña
mágica, si esto funciona! ¡Y él mismo obtendrá una vida
más feliz y mentalmente más saludable! Mire, no tengo suficiente
tiempo como para convertir a todos los que estén en el Lado
Oscuro y tengo que preguntarme dónde puede ganar la Luz la mayor
ventaja lo más pronto posible -"
Dumbledore se rió. Riéndose más duro
de lo que Harry habría esperado, casi aullando. Era positivamente
indecoroso. Un anciano y poderoso mago debería reírse en
profundos y resonantes tonos, no carcajearse tan duro que terminara
por ahogarse. Harry una vez se había caído de su silla mientras
veía la película Sopa de Ganso de los Hermanos Marx, y así
de duro era como Dumbledore se estaba riendo. (8)
"No es tan divertido,"
Harry comentó tras un rato. Estaba comenzando a preocuparse por la
cordura de Dumbledore otra vez.
Dumbledore se puso bajo control de
nuevo con un visible esfuerzo. "Ah, Harry, un síntoma de la
enfermedad llamada sabiduría es que empiezas a reírte de lo que
nadie más piensa que es gracioso, porque cuando tú eres sabio,
Harry, ¡empiezas a entender los chistes!" El anciano mago se
limpió las lágrimas de sus ojos. "Ah, yo. Ah, yo. El daño del
mal recae a menudo sobre el propio mal."
El cerebro de Harry se tomó un momento
para ubicar las familiares palabras... "¡Oiga, esa es una frase
de Tolkien! ¡Gandalf la pronuncia!"
"Theoden, de hecho," corrigió
Dumbledore.
"¿Usted es hijo de Muggles?"
Harry pregunto impactado.
"Me temo que no," respondió
Dumbledore, sonriendo de nuevo. "Nací setenta años antes de
que ese libro fuera publicado, querido niño. Pero parece que mis
estudiantes hijos de Muggles tienden a pensar lo mismo en cierto
modo. He acumulado no menos de veinte copias de El Señor de los
Anillos y tres colecciones de las obras completas de Tolkien, y
atesoró cada una de ellas." Dumbledore sacó su varita y la
sostuvo en alto y realizó una pose. "¡No pasarás! ¿Qué
tal se ve?"
"Ah," Harry farfulló
mientras se aproximaba a un completo apagón
cerebral, "creo que le hace falta un Balrog." y las
pijamas rosas y el sombrero de hongo aplastado no estaban ayudando en
lo más mínimo.
"Ya veo." Dumbledore suspiró
y sombríamente enfundo su varita en su cinturón. "Me temo que
ha habido pocos preciosos Balrogs en mi vida últimamente. En la
actualidad todo es reuniones en el Wizengamot donde debo intentar
desesperadamente prevenir que cualquier trabajo sea hecho, y cenas
formales donde políticos extranjeros compiten para ver quién es el
más obstinado de los tontos. Y ser misterioso con las personas,
saber cosas que no habría forma que yo supiera, hacer afirmaciones
crípticas que sólo pueden ser entendidas en retrospectiva, y todas
las otras pequeñas maneras en que los poderosos magos se divierten a
si mismos después de que han abandonado el patrón que les permitía
ser héroes. Y hablando de ello, Harry, tengo un cierto algo para
entregarte, algo que le perteneció a tu padre."
"¿Así?" preguntó Harry.
"Vaya, quien lo habría imaginado."
"Así es en efecto," concordó
Dumbledore. "Supongo que es un poco predecible, ¿no es así?"
Su cara se volvió solemne. "No obstante..."
Dumbledore regresó a su escritorio y
se sentó, abriendo uno de los cajones al hacerlo. Introdujo ambas
manos, y, esforzándose un poco, jaló un muy grande y pesado objeto
del cajón, el cual luego deposito en su escritorio de roble con un
pesado golpe.
"Esta," Dumbledore señaló,
"era la roca de tu padre."
Harry se la
quedo mirando. Era ligeramente gris, descolorida, de forma irregular,
de bordes afilados, e prácticamente una normal y ordinaria gran
roca. Dumbledore la había depositado para que reposara en la sección
más amplia disponible, pero aún así tambaleaba
inevitablemente en su escritorio.
Harry alzó la vista. "Esto es un
chiste, ¿cierto?"
"No lo es," negó Dumbledore,
sacudiendo su cabeza y viéndose muy serio. "Recuperé esto de
las ruinas del hogar de James y Lily en el Valle de Godric, donde
también te hallé; y la he guardado desde entonces hasta ahora, para
el día cuando te la pudiera pasar."
En la mixtura de hipótesis que le
servían a Harry como modelo del mundo, la locura de Dumbledore
estaba elevándose rápidamente en probabilidad. Pero aún había una
sustancial cantidad de probabilidad localizada en otras
alternativas... "Um, ¿es está una roca mágica?"
"No hasta donde yo lo sé,"
respondió Dumbledore. "Pero te aconsejo con el más grande
rigor que la mantengas cerca de tu persona todo el tiempo."
De acuerdo. Dumbledore estaba loco
probablemente pero si él no lo estaba... bien, sería
demasiado embarazoso meterse en problemas por ignorar el
inescrutable consejo del anciano mago. Esa tenía que ser como el #4
en la lista del Top 100 de los Modos de Fallar Evidentes.
Harry dio un paso adelante y puso sus
manos sobre la roca, intentando encontrar algún angulo por el cual
poderla levantar sin cortarse. "La pondré en mi monedero,
entonces."
Dumbledore se quedó paralizado. "Eso
puede no ser lo suficientemente cercano a tu persona. ¿Y qué tal si
tu monedero de piel de moke se pierde, o es robado?"
"¿Usted piensa que yo sólo
debería cargar una gran roca a donde quiera que vaya?"
Dumbledore le otorgó a Harry una
mirada seria. "Eso podría resultar ser sabio."
"Ah..." Harry dudo. Se veía
bastante pesada. "Pienso que los otros estudiantes me harán
preguntas al respecto."
"Diles que te ordené que lo
hicieras," propuso Dumbledore. "Nadie te hará más
preguntas, ya que todos piensas que estoy loco." Su cara aún
estaba perfectamente seria.
"Eh, para ser honesto si usted
anda por ahí ordenando a sus estudiantes cargar enormes rocas como
que puedo ver porque las personas pensarían eso."
"Ah, Harry," reflexionó
Dumbledore. El anciano mago hizo un gesto, un revoloteó de una mano
que cubrió todos los instrumentos alrededor del cuarto. "Cuando
somos jóvenes creemos que lo sabemos todo, y por ello creemos que si
no vemos una explicación para algo, entonces ninguna explicación
existe. Cuando somos más viejos nos damos cuenta de que todo el
universo trabaja por un ritmo y una razón, incluso si nosotros
mismos no lo sabemos. Es únicamente nuestra propia ignorancia lo que
nosotros creemos es locura."
"La Realidad siempre tiene leyes,"
replicó Harry, "incluso si no las conocemos."
"Precisamente, Harry,"
aseveró Dumbledore. "Entender esto – y veo que tú sí
lo entiendes – es la esencia de la sabiduría."
"Así qué... ¿por qué
tengo que cargar esta roca exactamente?"
"De hecho no puedo pensar en
ninguna razón," fue la respuesta de Dumbledore.
"...usted no puede."
Dumbledore asintió. "Pero sólo
porque yo no pueda pensar en ninguna razón no significa que no haya
una razón."
Los instrumentos tintinearon.
"De acuerdo," admitió Harry,
"Ni siquiera estoy seguro de que debería estar diciendo esto,
pero es que esta simplemente no es la forma correcta de lidiar
nuestra admitida ignorancia de cómo funciona el universo."
"¿No lo es?" cuestionó el
anciano mago, viéndose sorprendido y decepcionado.
Harry tuvo la
sensación de que esta conversación no iba a resultar en su favor,
pero él siguió con ella a pesar de ello. "No. Ni siquiera sé
si esa falacia tiene un nombre oficial, pero si tuviera que inventar
uno yo mismo, sería 'privilegiando la
hipótesis' o algo como eso. Cómo puedo poner esto formalmente...
um... suponga que tiene un millón de cajas, y únicamente una de las
cajas contiene un diamante. Y tiene una caja llena de detectores de
diamantes, y cada detector de diamante se encendiera en la presencia
de un diamante, y se apagara la mitad de las veces en cajas que no
contuvieran un diamante. Si usted utiliza veinte detectores en todas
las cajas, usted tendrá, en promedio, usted quedará con un
candidato falso y un candidato verdadero. Y luego tomará uno o dos
detectores más antes de que usted quede con el candidato verdadero.
El punto es que cuando hay muchas respuestas posibles, la mayoría
de la evidencia que usted necesita trata solamente en localizar
la verdadera hipótesis de un millón de posibilidades – atrayendo
su atención en primer lugar. La cantidad de evidencia que usted
necesita para juzgar entre dos o tres posibles candidatos es mucho
más pequeña por comparación. Así que si usted sólo se adelanta
sin evidencia y promueve una posibilidad particular para enfocar su
atención, se está saltando la mayoría del trabajo. Como, que usted
vive en una ciudad donde hay un millón de personas, y hay un
asesinato, y un detective dice, bueno, no tenemos nada de evidencia,
¿por lo que hemos considerado la posibilidad de que Mortimer
Snodgrass lo hizo?" (9)
“¿Y lo hizo?" interrogó
Dumbledore.
"No," continuó Harry. "Pero
luego resulta que el asesino tenía cabello negro, y Mortimer tenía
cabello negro, por lo que todos son como, ah, parece que Mortimer lo
hizo después de todo. Por lo que es injusto para Mortimer que la
policía lo promueva a su atención sin tener buenas razones
ya en mano para sospechar de él. Cuando hay muchas posibilidades, la
mayoría del trabajo se va sólo en localizar la respuesta
verdadera – empezar a prestarle atención a ella. Usted no necesita
pruebas, o la clase de evidencia oficial que los científicos
o cortes demandan, pero usted necesita alguna clase de pista,
y esa pista tiene que discriminar esa posibilidad particular de entre
un millón de otras posibilidades. De otro modo usted no puede
simplemente coger la respuesta de la nada. Usted ni siquiera puede
arrancar una posibilidad valiosa de pensarse de la nada. Y tiene que
haber un millón de otras cosas que yo podría hacer además de
cargar la roca de mi padre. Sólo porque soy ignorante sobre el
universo no quiere decir que estoy inseguro de cómo debería razonar
ante la presencia de mi incertidumbre. Las leyes para pensar con
probabilidades no dejan de ser de hierro en comparación a las
anticuadas leyes que gobiernas la lógica, y lo que usted hizo no
es permitido." Harry hizo una pausa. "A menos, por
supuesto, que usted tenga alguna clase de pista que no este
mencionando."
"Ah," dijo Dumbledore. Poso
sus dedos sobre su mejilla, viéndose pensativo. "Un argumento
interesante, ciertamente, pero no lo desglosa hasta el punto donde
haces una analogía entre un millón potencial de asesinos siendo
únicamente uno de ellos quien cometió el asesinato, ¿y elegir uno
de los muchos posibles cursos de acción, cuando muchos posibles
cursos de acción podrían ser sabios? No digo que cargar la roca de
tu padre sea el mejor posible curso de acción, únicamente que es
más sabio que no hacerlo."
Dumbledore
una vez más se introdujo dentro del mismo cajón del escritorio al
que había accedido antes, esta vez parecía que estaba explorando en
el interior – al menos su brazo como que se estaba moviendo.
"Insistiré," Dumbledore continuó mientras Harry aún
estaba intentando elegir cómo replicar a esa completamente
inesperada respuesta, "que es un concepto
erróneo de los Ravenclaws que todos los niños listos son
Seleccionados allí, dejando ninguno para las otras Casas. Esto no es
así; ser Seleccionado en Ravenclaw indican que tu eres movido por tu
deseo de saber cosas, que no es lo mismo a ser inteligente." El
mago estaba sonriendo mientras se doblaba sobre el cajón. "Sin
embargo, tú sí pareces bastante inteligente. Menos como un
ordinario joven héroe y más cómo un joven antiguo mago. Creo que
pude haber tomado el acercamiento equivocado contigo, Harry, y que tú
podrías ser capaz de entender cosas que muy pocos podrían
comprender. Así que debería arriesgarme, y ofrecerte otra
reliquia familiar."
"No querrá decir..." jadeó
Harry. "¿Mi padre... poseía otra roca? "
"Discúlpame," reveló
Dumbledore, "aún soy más viejo y más misterioso que tú
y si alguna revelación para ser hecha yo haré la revelación,
gracias... ¡oh, dónde está esa cosa!" Dumbledore
penetró aún más allá dentro del cajón del escritorio, y aún más
allá. Su cabeza y hombros y todo el torso desaparecieron adentro
hasta que sólo sus caderas y piernas estaban apoyándose afuera,
como si el cajón del escritorio se lo estuviera comiendo.
Harry no pudo evitar preguntarse qué
tantas cosas habían allí y cómo se vería el inventario completo.
Finalmente Dumbledore se levantó del
cajón, agarrando el objetivo de su búsqueda, el cual el ubicó
sobre el escritorio al lado de la roca.
Era un usado,
de bordes irregulares, comido por los
gusanos libro de texto: Elaboración de Pociones Nivel Intermedio
por Libatius Borage. Había una foto de un vial humeante en la
portada.
"Esto," Dumbledore entonó,
"era el libro de texto de Pociones de quinto año de tu madre."
"Que yo debo cargar conmigo todo
el tiempo," intervino Harry.
"Que guarda un terrible
secreto. Un secreto cuya revelación podría resultar ser tan
desastrosa que yo te pido que prometas – y requiero que lo jures
seriamente, Harry, sin importar lo que puedas pensar de todo esto –
nunca contarle a nadie o o cualquier otra cosa."
Harry sopesó el el libro de texto de
Pociones de quinto año de tu madre, el cual, aparentemente, guardaba
un terrible secreto.
El problema era que Harry sí
tomaba los juramentos como este muy seriamente. Cualquier juramento
era un Juramento Inquebrantable si era hecho por la persona correcta.
Y...
"Me siento sediento," Harry
confesó, "y para nada eso es una buena señal."
Dumbledore falló enteramente en
realizar cualquier pregunta sobre esta críptica afirmación. "¿Lo
juras, Harry?" preguntó Dumbledore. Sus ojos observando los de
Harry con intensidad. "De otro modo no te lo puedo contar."
"Yes," aceptó Harry. "Lo
juro." Ese era el problema con ser un Ravenclaw. No te podías
rehusar a una oferta como esa o tu curiosidad te comería vivo, y
todos los demás lo sabían.
"Y yo juro a cambio," se
comprometió Dumbledore, "que lo que estoy a punto de contarte
es la verdad."
Dumbledore abrió el libro, al parecer
al azar, y Harry se inclinó para ver.
“¿Ves esas notas," Dumbledore
preguntó en una voz tan baja que casi era un susurro, "escritas
en los margenes del libro?"
Harry miró ligeramente de soslayo. Las
páginas amarillas describían algo llamado una poción de
esplendor de águila, muchos de los ingredientes eran objetos que
Harry no reconocía para nada y cuyos nombres no parecían ser
derivados del Ingles. Garabateado en el margen estaba una anotación
manuscrita que rezaba, ¿me preguntó que pasaría si usaras
sangre de Thestral aquí en lugar de las moras azules? e
inmediatamente debajo había una replica con diferente manuscrita, te
enfermarías por semanas y quizá morirías.
"Las veo," señaló Harry.
"¿Qué hay de ellas?"
Dumbledore apuntó al segundo
garabateo. "El de esta letra escrita a mano," él confesó,
aún en voz baja, "fueron escritos por tu madre. Y esta
letra escrita a mano," moviendo su dedo para indicar el primer
garabateo, "fueron escritos por mí. Yo me volvía invisible y
entraba a su dormitorio furtivamente mientras ella estaba durmiendo.
Lily pensaba que una de sus amigas las estaba escribiendo y ellas
tenían las más asombrosas peleas."
Ese fue el punto exacto en que Harry se
dio cuenta de que el Director de Hogwarts estaba, en efecto,
loco.
Dumbledore lo estaba viendo con una
expresión seria. "¿Entiendes las implicaciones de lo que te
acabo de contar, Harry?"
"Ehhh..." Harry dijo. Su voz
estaba como atorada. "Lo siento... Yo... realmente no..."
"Ah bueno," prosiguió
Dumbledore, y suspiro. "Supongo que tu ingenio tiene limites
después de todo, entonces. ¿Tendríamos que pretender que no te
hable sobre nada de esto?"
Harry se levantó de su silla,
engalanado con una sonrisa fija. "Por supuesto," Harry
habló. "Sabe de hecho se está volviendo muy tarde y tengo un
poco de hambre, así que voy a bajar para cenar, de verdad" y
Harry se fue en linea recta hacia la puerta.
El pomo de la puerta falló por
completo en girarse.
"Me hieres, Harry," reconoció
la voz de Dumbledore en tonos más bajos que provenían detrás suyo.
"¿No te das cuenta al menos de que lo que te acabo de confesar
es una señal de confianza?"
Harry se volteó lentamente.
En frente de él había un muy poderoso
y muy loco mago con una larga barba plateada, un sombrero como un
hongo gigante aplastado, y vistiendo lo que para ojos Muggle hubieran
sido tres capas de brillantes pijamas rosadas.
Detrás de él había una puerta que
parecía no querer funcionar en este momento.
Dumbledore se veía bastante
entristecido y cansado, como si él quisiera apoyarse en el bastón
de un mago que no tenía. "En verdad," dijo Dumbledore,
"intentas cualquier cosa nueva en lugar de seguir el mismo
patrón cada vez por ciento diez años, y las personas empiezan a
correr por todas partes." El anciano mago sacudió su cabeza
apenado. "Esperaba más de ti, Harry Potter. He escuchado que
tus propios amigos también creen que estás loco. Sé que ellos
están equivocados. ¿No creerás lo mismo de mí?"
"Por favor abra la puerta,"
Harry pidió, su voz temblando. "Si usted quiere que yo confié
de nuevo en usted, abra la puerta."
Detrás suyo hubo el sonido de una
puerta abriéndose.
"Había más cosas que planeaba
contarte," Dumbledore explicó, "y si te vas ahora, no
sabrás cuales eran."
A veces Harry odiaba
absolutamente ser un Ravenclaw.
Él nunca a lastimado a un
estudiante, le recordó el lado Gryffindor de Harry. Sólo
sigue recordando eso y asegúrate de no entrar en pánico. No vas a
salir corriendo únicamente porque las cosas se están poniendo
interesantes, ¿o sí?
¡No puedes alejarte corriendo del
Director! Gritó su parte Hufflepuff. ¿Qué tal si él
empieza a reducir Puntos de Casa? ¡Él podría hacer tu vida escolar
muy difícil si decide que no le caes bien!
Y una pieza de si mismo que a Harry no
le gustaba mucho pero no se las podía arreglar para silenciarla
estaba reflexionando sobre las ventajas potenciales de ser uno de los
pocos amigos de este loco anciano mago quién además resultaba ser
el Director, Jefe de Magos, y Jefe Supremo. E infortunadamente su
Slytherin interior era mucho mejor que Draco en convertir a las
personas al Lado Oscuro, porque estaba explicando las cosas como
pobre tipo, parece que necesita alguien con quien hablar, ¿no es
así? Y tú no quieres que un hombre tan poderoso termine por poner
su confianza en alguien menos virtuoso, ¿o sí? y me preguntó que
clase de increíbles secretos Dumbledore podría revelarte si, ya
sabes, te vuelves su amigo e incluso puedo apostar que el debe tener
una colección de libros muy interesante.
Todos ustedes son un puñado de
lunáticos, Harry pensó hacía toda la asamblea, pero había
sido vencido en una votación por unanimidad
por cada parte que era un componente de si mismo.
Harry se volteó, dio un paso hacia la
puerta abierta, la alcanzó, y deliberadamente la cerró de nuevo.
Era un sacrificio sin costo teniendo en cuenta que se iba a quedar de
todos modos, Dumbledore podría controlar sus movimientos de todos
modos, pero quizá impresionaría a Dumbledore.
Cuando Harry regresó vio que el
poderoso mago loco estaba sonriendo una vez más y se veía amistoso.
Eso era bueno, tal vez.
"Por favor no haga eso de nuevo,"
Harry aseveró. "No me gusta estar atrapado."
"Lo lamento mucho, Harry,"
dijo Dumbledore en lo que sonaba como un tono de sincera disculpa.
"Pero sería terriblemente tonto dejarte ir sin la roca de tu
padre."
"Por supuesto," Harry
concordó. "No era razonable de mi parte esperar que la puerta
se abriera sin que hubiera puesto los objetos de misión en mi
inventario."
Dumbledore sonrió y asintió.
Harry fue hacia el escritorio, volteó
su monedero de piel de moke al frente de su cinturón, y, con algún
esfuerzo, se las arregló para levantar la roca con sus brazos de
once años y la absorbió.
Pudo sentir el peso disminuir
lentamente mientras el encantamiento de Boca Ampliada se comía a la
roca, y el eructo que lo siguió fue muy ruidoso y tuvo un distintivo
sonido de lamento.
El libro de texto de Pociones de quinto
año de tu madre (que guardaba un secreto que en efecto era
terrible) siguió poco después.
Y luego el Slytherin interior de Harry
hizo una taimada sugestión para congraciarse con el Director, la
cual, para su mala suerte, había sido perfectamente inclinada de tal
forma que había logrado ganarse casi todo el apoyo de la facción
Ravenclaw.
"Así que," Harry inició.
"Um. Mientras estoy por aquí, ¿supongo que no le molestaría
darme un recorrido por su oficina? Estoy un poco curioso por lo que
algunas de estas cosas hacen," y ese fue su acuerdo para el mes
de Septiembre.
Dumbledore lo contempló fijamente, y
luego asintió con una diminuta mueca. "Me siento halagado por
tu interés," reconoció Dumbledore, "pero me temo que no
hay mucho que decir." Dumbledore dio un paso hacia la pared y
señaló a la pintura de un hombre durmiente. "Estos son
retratos de antiguos Directores de Hogwarts." Se volteó y
apuntó a su escritorio. "Este es mi escritorio." Apuntó a
su silla. "Esta es mi silla -"
"Discúlpeme," Harry
interrumpió, "me estaba preguntando sobre estos." Harry
apuntó a un pequeño cubo que estaba susurrando suavemente
"blorple... blorple... blorple". (10)
"Oh, ¿las pequeñas
supercherías?" comprendió Dumbledore. "Venían junto con
la oficina del Director y no tengo absolutamente ni la más mínima
idea de lo que hacen la mayoría. Aunque este reloj con ocho
manecillas cuenta el número de, digamos estornudos, que tienen las
brujas zurdas dentro de los bordes de Francia, no creerías cuánto
trabajo tomó precisar eso. Y este con los cachivaches dorados
es mi propia invención y Minerva nunca, jamás va a descubrir qué
es lo que está haciendo."
Dumbledore dio un paso hacia el
perchero mientras Harry aún estaba procesando esto. "Aquí por
supuesto tenemos el Sombrero Seleccionador, creo que ustedes dos ya
se conocieron. Me dijo que bajo ninguna circunstancia debía ser
puesto de nuevo sobre tu cabeza. Eres sólo el estudiante número
catorce en la historia al que se le ha dicho eso, Baba Yaga fue otra
y te contaré sobre los otros doce cuando seas mayor. Esto es una
sombrilla. Esto es otra sombrilla." Dumbledore caminó un poco y
se dio la vuelta, ahora sonriendo ampliamente. "Y por supuesto,
la mayoría de las personas que vienen a mi oficina quieren ver a
Fawkes."
Dumbledore estaba de pie al lado del
ave sobre la plataforma dorada.
Harry se acercó, muy confundido.
"¿Este es Fawkes?"
"Fawkes es un fénix," aclaró
Dumbledore. "Muy raras, muy poderosas criaturas mágicas."
"Ah..." Harry soltó. Bajó
su cabeza y miró dentro de los diminutos, ojos negros decorativos,
que no mostraban signos del más pequeño poder o inteligencia.
"Ahhh..." Harry volvió a
decir.
Él estaba muy seguro de reconocer la
forma del ave. Era muy difícil fallar.
"Umm..."
¡Di algo inteligente! La mente
de Harry se rugió a si misma. ¡No te quedes parado farfullando
tonterías!
¿Bueno qué rayos se supone que
diga? La mente de Harry replicó.
¡Lo que sea!
Te refieres, a cualquier cosa además
de "Fawkes es una gallina" -
¡Sí! ¡Lo que sea menos eso!
"Así que, ah, ¿qué clase de
magia hacen los fénix, entonces?"
"Sus
lágrimas tienen el poder de sanar," Dumbledore contestó. "Son
criaturas de fuego, y se mueven entre todos los lugares tan
fácilmente como el fuego puede extinguirse en un lugar y propagarse
en otro. El tremendo esfuerzo de su magia innata envejece sus cuerpos
rápidamente, y aún así están tan cerca a la inmortalidad como
cualquier criatura que exista en este mundo, porque cuando sus
cuerpos les fallan ellos se inmolan a si mismos en una explosión de
fuego y dejan atrás un nonato, o algo como un huevo."
Dumbledore se acercó e inspeccionó la gallina, quedándose
paralizado. "Hm... se ve un poco paliducho,
me parece."
Para cuando esta afirmación se
registro por completo en la mente de Harry, la gallina ya estaba
ardiendo en llamas.
El pico de la
gallina se abrió, pero no tuvo tiempo para nada más que un
solitario graznido antes de que empezara a
marchitarse y arder. La llamarada fue breve, intensa, y
enteramente
auto-suficiente; no había olor de
quemadura.
Y luego el fuego murió segundos
después de haber iniciado, dejando detrás un diminuto, patético
montón de cenizas sobre la plataforma dorada.
"¡No te veas tan horrorizado,
Harry!" exclamó Dumbledore. "Fawkes no ha sido lastimado."
La mano de Dumbledore se introdujo en un bolsillo, y luego la misma
mano procedió a examinar entre las cenizas y mostró un huevo
amarillento. "¡Mira, aquí está el huevo!"
"Oh... guau... asombroso..."
"Pero ahora de verdad tenemos que
encargarnos de nuestros asuntos," Dumbledore propuso. Dejando el
huevo detrás en las cenizas de la gallina, él regresó a su trono y
se sentó allí. "Casi es momento de cenar, después de todo, y
no quisiéramos tener que usar nuestros Giratiempos."
Hubo una violenta lucha de poder en el
Gobierno de Harry. Slytherin y Hufflepuff habían intercambiado
bandos tras ver al Director de Hogwarts encender fuego a una gallina.
"Sí, cosas," se movieron los
labios de Harry. "Y luego la cena."
Estás farfullando tonterías otra
vez observó el Crítico Interno de Harry.
"Bueno," Dumbledore dijo. "Me
temo que tengo una confesión para hacer, Harry. Una confesión y una
disculpa."
"Las disculpas son buenas"
¡eso ni siquiera tiene sentido! ¿De que estoy hablando?
El anciano mago suspiró profundamente.
"Puede que no sigas siendo tan comprensivo tras escuchar lo que
te voy a decir. Me temo, Harry, que te he estado manipulando toda tu
vida. Fue yo quien te consigné al cuidado de tus malvados padrastros
-"
"¡Mis padrastros no son
malvados!" espetó Harry bruscamente. "¡Mis padres,
quiero decir!"
"¿No lo son?" Dumbledore
cuestionó, con aspecto sorprendido y decepcionado. "¿Ni tan
siquiera un poco malvados? Eso no encaja en el patrón..."
El Slytherin interior de Harry gritó
al máximo de sus pulmones mentales, ¡CÁLLATE IDIOTA ÉL TE
APARTARÁ DE ELLOS!
"No, no," corrigió Harry,
labios helados en una mueca espantosa, "Estaba intentando
ahorrarle la pena, la verdad es que ellos son muy malvados..."
"¿Lo son?" Dumbledore se
inclinó, mirándolo fijamente y con intensidad. "¿Qué te
hacen?"
Habla rápido "ellos, ah,
tengo que hacer platos y lavar problemas y no me permiten leer un
montón de libros y -" (11)
"Ah, bueno, eso es bueno de
escuchar," opinó Dumbledore, recostándose de nuevo en su
silla. Sonrió con alguna especie de tristeza. "Me disculpo por
eso, entonces. ¿En dónde iba? Ah, sí. Lamento reconocer,
Harry, que soy responsable por virtualmente todo lo malo que te haya
ocurrido jamás. Sé que esto probablemente te pondrá muy enojado."
"¡Sí, estoy muy enojado!"
fingió Harry. "¡Grrr!"
El Crítico Interno de Harry
prontamente le concedió el Premio de Todos los Tiempos por la Peor
Actuación en la Historia de Siempre.
"Y quiero que sepas,"
Dumbledore prosiguió, "que quería contarte esto tan pronto
como fuera posible, en caso de que algo le suceda a uno de nosotros,
que de verdad, verdaderamente, lo lamento. Por todo lo que ya ha
pasado, y todo lo que pasará."
Humedad brillaba en los ojos del
anciano mago.
"¡Y estoy muy enojado!" dijo
Harry. "¡Tan enojado que quiero irme de inmediato a menos de
que usted tenga algo más para contarme!"
¡Sólo VETE antes de que te
encienda en fuego a ti! chillaron Slytherin, Hufflepuff, y
Gryffindor.
"Lo entiendo," clamó
Dumbledore. "Una última cosa entonces, Harry. No debes
intentar entrar por la puerta prohibida en el corredor del tercer
piso. No hay forma de que pudieras traspasar todas las trampas, y no
quisiera escuchar que te lastimaste por intentarlo. Porque, dudo que
tan siquiera pudieras abrir la primera puerta, ya que está bloqueada
y tú desconoces el hechizo Alohomora -"
Harry se volteó y se retiró hacia la
salida a máxima velocidad, el pomo de la puerta giro agradablemente
en su mano y luego estaba bajando corriendo la escalera en espiral
mientras estas giraban, sus pies casi trastabillando sobre ellos
mismos, en tan sólo un momento él estaba en el fondo y la gárgola
se estaba haciendo a un lado y Harry se disparó por el hueco de la
escalera como una bala de cañón.
................................................
Harry Potter.
Tenía que haber algo sobre Harry
Potter.
Era Jueves para todos, después de
todo, y aún así esta clase de cosas no parecían ocurrir a nadie
más.
Eran las 6:21pm del Jueves en la tarde
cuando Harry Potter, disparándose desde el hueco de escalera como
una bala de cañón y acelerando a máxima velocidad, se estrelló
directamente contra Minerva McGonagall cuando ella estaba doblando
la esquina para dirigirse hacia la oficina del Director.
Afortunadamente ninguno de los dos
resultó muy herido. Como le había sido explicado a Harry más
temprano ese día – antes cuando él se estaba rehusando a ir a
cualquier lugar cerca de una escoba de nuevo – el Quidditch
necesitaba Bludgers de hierro sólido para tener una oportunidad
decente de lastimar a los jugadores, ya que los magos eran mucho más
resistentes que los Muggles a los impacto.
Tanto Harry como la Profesora
McGonagall terminaron en el piso, y los pergaminos que ella había
estado cargando quedaron esparcidos por todo el corredor.
Hubo una terrible, terrible pausa.
"Harry Potter," exhaló la
Profesora McGonagall desde donde yacía en el suelo al lado de Harry.
Su voz se elevó hasta ser casi un chillido. "¿Qué estaba
haciendo en la oficina del Director?"
"¡Nada!" chirrió Harry.
"¿Estabas hablando sobre el
Profesor de Defensa?"
"¡No! ¡Dumbledore me llamó allí
y me dio esta gran roca y dijo que era de mi padre y que tendría que
cargarla en todo lugar!"
Hubo otra terrible pausa.
"Ya veo," dijo la Profesora
McGonagall, su voz un poco más calmada. Ella se levantó, se alisó
la ropa, y miró fijamente los pergaminos desperdigados, los cuales
saltaron para formar una pila ordenada y se apoyaron contra la pared
del corredor para esconderse de su mirada. "Mis simpatías, Sr.
Potter, y me disculpo por dudar de usted."
"Profesora McGonagall," Harry
suplicó. Su voz era temblorosa. Se empujó del suelo, se levantó, y
se quedo viendo a su confiable, cuerdo rostro. "Profesora
McGonagall..."
"¿Yes, Sr. Potter?"
"¿Cree que debería?" Harry
pregunto con ahogada voz. "¿Cargar la roca de mi padre adonde
quiera que vaya?"
La Profesora McGonagall suspiró. "Eso
es entre usted y el Director, me temo." Ella titubeó. "Diría
que ignorar al Director por completo casi nunca es prudente. Lamento
escuchar de su dilema, Sr. Potter, y si hay alguna forma en la que le
pueda ayudar con lo que decida hacer -"
"Um," Harry intervino.
"Estaba pensando que una vez sepa cómo, podría Transformar la
roca en un anillo y usarlo en mi dedo. Si usted pudiera enseñarme
cómo mantener una Transformación -"
"Es bueno que me haya preguntado
primero," la Profesora McGonagall lo cortó, su cara creciendo
un poco en severidad. "Si pierdes control de la Transformación
la reversión cortaría tu dedo y probablemente rasgaría mano en
dos. Y a tu edad, incluso un anillo es un blanco demasiado grande
para que tu lo mantengas indefinidamente sin ser un gran
desangramiento sobre tu magia. Pero puedo mandar a forjar un anillo
para ti con una cavidad para una joya, una pequeña joya, en
contacto con tu piel, y puedes practicar a mantener un objeto seguro,
como un malvavisco. Cuando lo hayas mantenido exitosamente, incluso
en tu sueño, por todo un mes, te permitiré Transformar, ah, la roca
de tu padre..." la Profesora McGonagall se fue perdiendo. "De
verdad el Director -"
"Sí. Ah... um..."
La Profesora McGonagall suspiró. "Eso
es un poco extraño incluso para él." Ella se detuvo y recogió
el montón de pergaminos. "Lamento esto, Sr. Potter. Me disculpó
de nuevo por haber desconfiado de usted. Pero ahora es mi turno de
ver al Director."
"Ah... buena suerte, Supongo.
Eh..."
"Gracias, Sr. Potter."
"Um..."
La Profesora McGonagall caminó hacia
la gárgola, habló de modo inaudible la contraseña, y se introdujo
dentro de la giratoria escalera en espiral. Ella comenzó a elevarse
por fuera de la vista, y la gárgola empezó a regresar -
"¡Profesora McGonagall el
Director le prendió fuego a una gallina!"
"Él qu-"
................................................
Notas del traductor
(1) Idus de marzo
(2) “Hufflepuffle” es un
juego de palabras para insultar a los de esta escuela, se podría
traducir como “Esponjado enojadizo.” En este link pueden leer un articulo muy interesante pero breve sobre los nombres de los fundadores
(3) “Slytherslime” es un
juego de palabras que se podría traducir como “Sabandija
rastrera.”
(5)
Bonita referencia a Star Wars, ¿cierto?
(6) “Que tiene forma convexa
por ambos lados, como la semilla de una lenteja.” Tomado de aquí.
(7) LSD
(8) Sopa de Ganso
(9) Mortimer Snodgrass es el
nombre de una tienda online canadiense, que debe su nombre al perro
labrador dorado del dueño. Y no tengo ni idea de porque lo utilizan
aquí, debe ser divertido por alguna razón que se me escapa. Aquí pueden encontrar la tienda
(10) Creo que esto es una
referencia a Battlestar Galactica, pero no estoy seguro porque no soy
un gran conocedor de la franquicia ._.
(11) No,
no es un error en la traducción, así está en el original, me
imagino que el perturbado Harry confundió resolver problemas
(probablemente matemáticos) con lavar los platos.
Habría sido más genial haber subido
este capítulo el Jueves, mismo día en que transcurre este fatídico
día, pero lastimosamente hubo un apagón en mi barrio y perdí todo
un día para traducir. Espero que me sepan disculpar pues fueron
causas de fuerza mayor.
Llámenme pervertido, pero no creo que
los “estornudos” realmente fueran eso ;)
Y la roca, la condenada roca. Primero
me recordó un chiste de los Simpsons, ese donde Lisa le vende una
roca a Homero para espantar a los tigres... Pero teniendo en cuenta
terribles eventos que ocurrirán en capítulos futuros, me pregunto
si en realidad era como el entrenamiento que Goku y Krilin hicieron
con el Maestro Roshi, cargando los caparazones de tortuga...
Loquin hizo un comentario sobre el capítulo anterior, sobre no entender la parte final. Creo que puedo responderte, pero es un SPOILER, así que quienes no se hayan leído el primer libro no sigan leyendo: ten en cuenta que Quirrell es Voldemort, esas tres palabras en mayúsculas representan la extraña conexión que hay entre Voldemort y Harry y que pueden hacerse daño si los dos tan sólo llegan a tocarse. Espero haber resuelto tu inquietud :)
Y como extra, les dejó otra versión
de dinosaurusgede para este capítulo que la verdad se me hizo muy
divertida :D
"Esta era la Rocanrola de tu padre." Fuente original |
Visita HPMOR para encontrar todo sobre esta historia en inglés.
No hay comentarios:
Publicar un comentario