Capítulo 19 Capítulo 21
HARRY POTTER Y LOS MÉTODOS DE LA RACIONALIDAD
Capítulo 20
El Teorema de Bayes
HARRY POTTER Y LOS MÉTODOS DE LA RACIONALIDAD
Capítulo 20
El Teorema de Bayes
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Aquello que puede ser destruido por el
Rowling debería serlo.
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Harry contempló el techo gris del
pequeño cuarto, yaciendo desde la portátil pero aun así suave cama
que había estado puesta allí. Se había comido una buena cantidad
de bocadillos del Profesor Quirrell – intrincadas confecciones de
chocolate y otras sustancias, espolvoreadas con salpicaduras
resplandecientes y adornadas con pequeñas gemas de azúcar –, que
parecieron muy costosas y demostraron, de hecho, ser muy deliciosas.
Harry no se había sentido culpable en lo más mínimo. Esto
se lo había ganado.
No había intentado dormir. Harry tenía
el presentimiento de que no le gustaría lo que pasaría cuando
cerrara sus ojos. No había intentado leer. No hubiera sido capaz de
concentrarse. Era gracioso como el cerebro de Harry seguía corriendo
y corriendo, sin detenerse a pesar de cuan cansado pudiera estar. Se
volvía más estúpido pero se rehusaba a apagarse. Pero
había, real y verdaderamente había un sentimiento de triunfo.
“Programa Harry-Anti-Señor-Oscuro,
+1 punto” no alcanzaba a cubrirlo. Harry se preguntó qué
diría el Sombrero Seleccionador ahora, de poder ponérselo en
la cabeza.
No era una sorpresa que el
Profesor Quirrell hubiera acusado a Harry de avanzar por el camino de
un Señor Oscuro. Harry había sido demasiado lento para aceptarlo,
debería haber visto el paralelismo de inmediato:
Entiendan que el Señor Oscuro no
ganó ese día. Su meta había sido aprender artes marciales, y aun
así se fue sin una sola lección.
Harry había entrado a la clase de
Pociones con la intención de aprender pociones. Se fue sin una sola
lección. Y el Profesor Quirrell se había enterado con aterradora
precisión, y había acercado y desviado a Harry de ese sendero. El
sendero que lo llevaba a convertirse en una copia de
El-Que-No-Debe-Ser-Nombrado.
Hubo una llamada a la puerta. "Las
clases han terminado," anunció la silenciosa voz del
Profesor Quirrell. Harry se aproximó a la puerta y se halló
repentinamente nervioso. Entonces la tensión disminuyó al mismo
tiempo que escuchó los pasos del profesor alejándose de la puerta.
¿En nombre de los Cielos, qué era
eso? ¿Acaso sabía que lo que iba a hacer era para que lo
despidieran?
Harry abrió la puerta, y vio que el
Profesor Quirrell le esperaba a varios metros de distancia.
¿Acaso el Profesor Quirrell lo
sentía también?
Cruzaron la desierta plataforma hacia
el escritorio del Profesor Quirrell, en el cual se apoyó el Profesor
Quirrell; y Harry, como antes, se detuvo antes de llegar a la tarima.
"Así que…" el Profesor
Quirrell indagó. Había un tono amistoso en su voz, aunque su cara
aún conservaba su usual seriedad. "¿de qué quería hablarme,
Sr. Potter?"
Tengo un misterioso lado oscuro.
Pero Harry no podía soltarlo así no más.
"Profesor Quirrell," Harry
preguntó, "¿estoy ahora fuera del sendero para convertirme en
un Señor Oscuro?"
El Profesor Quirrell se quedó mirando
a Harry. "Sr. Potter," disertó solemnemente, con nada más
que una ligera mueca, "un pequeño consejo. No hay tal cosa como
una actuación que sea demasiado perfecta. Las personas genuinas
quienes acaban de ser golpeadas y humilladas durante quince minutos
no se levantan y graciosamente perdonan a sus enemigos. Esa es la
clase de cosa que uno hace cuando está intentando convencer a todos
de que no se es un Señor Oscuro,"
"¡No puedo creer esto! ¡No
puede hacer que cada observación posible confirme su teoría!"
"Y eso fue casi demasiada
indignación."
"¿Qué rayos tengo que hacer
para convencerlo?"
"¿Para convencerme de que no
alimenta ambiciones de convertirse en un Señor Oscuro?" razonó
el Profesor Quirrell, mostrándose francamente divertido. "Supongo
que podría alzar su mano derecha."
"¿Qué?", Harry exclamó.
"Puedo alzar mi mano derecha sin importar si lo soy o no -"
Harry se detuvo, sintiéndose muy estúpido.
"En efecto," concluyó el
Profesor Quirrell. "Puede hacerlo con la misma facilidad en
cualquier caso. No hay nada que usted pueda hacer para convencerme
porque sé exactamente lo que estaba intentando hacer. Y si fuéramos
a ser aún más precisos, mientras supongo que es vagamente posible
que personas perfectamente buenas existan, incluso cuando nunca he
conocido una sola, es improbable que alguien sea apaleado
durante quince minutos. Que se levante y sienta entonces una gran
urgencia de pedir perdón a sus atacantes. Por otro lado, es menos
improbable que un joven niño se imaginara esto como un juego para
convencer a su profesor y a sus compañeros de clase de que él no es
el siguiente Señor Oscuro. La importancia de un acto no yace en lo
que ese acto parece en la superficie, Sr. Potter, sino en los
estados de la mente que hacen de ese acto más o menos probable."
Harry parpadeó. Un mago le acababa de
explicar la dicotomía entre la heurística de la representatividad y
la definición Bayesiana.
"Pero, de nuevo," prosiguió
el Profesor Quirrell, "cualquiera puede querer impresionar a sus
amigos. Eso no lo necesita un ser Oscuro. Así que sin que eso sea
algún tipo de admisión, Sr. Potter, dígame honestamente. ¿Qué
pensamiento pasaba por su mente en el momento en que usted prohibió
cualquier venganza? ¿Fue ese pensamiento un verdadero impulso para
perdonar? ¿O fue la consciencia de cómo sus compañeros de clase
verían ese acto?"
A veces nosotros mismos hacemos
nuestra propia canción del fénix.
Pero Harry no lo expresó en voz alta.
Era claro que el Profesor Quirrell no le creería, y probablemente lo
respetaría menos por intentar pronunciar una mentira tan
transparente.
Tras unos momentos de silencio, el
Profesor Quirrell sonrió con satisfacción. "Créalo o no, Sr.
Potter," dijo el profesor, "no necesita tenerme miedo por
haber descubierto su secreto. No voy a parlotear para que se
rinda y se convierta en el siguiente Señor Oscuro. Si pudiera
regresar atrás en el tiempo y de algún modo eliminar la ambición
de la mente del niño que era yo, el yo de este tiempo presente no se
beneficiaria de esa alteración. Durante el tiempo que pensé que esa
era mi meta, me llevó a estudiar, aprender y a refinar mi persona
para volverme más fuerte. Nos convertimos lo que se supone que
debemos ser al estar siguiendo nuestros deseos a donde quieran que
nos guíen. Esa es la revelación de Salazar. Pídame enseñarle la
sección de la librería que guarda aquellos mismos libros que yo leí
cuando tenía trece años, y yo felizmente le mostraré el camino."
"Por el amor de la bazofia,"
Harry maldijo, y se sentó sobre el duro suelo de mármol, y luego
yació de espaldas en el suelo, contemplando los distantes arcos del
techo.
"Aún es demasiada indignación,"
observó el Profesor Quirrell. Harry no lo estaba mirando pero pudo
escuchar la risa que intentaba disimular en la voz.
Entonces Harry se dio cuenta.
"En realidad, creo que sé qué lo
está confundiendo," Harry arguyó. "De eso era de lo que
quería hablar con usted, de hecho. Profesor Quirrell, pienso que lo
que usted está viendo es mi misterioso lado oscuro."
Hubo una pausa.
"Su... lado oscuro..."
Harry se sentó. El Profesor Quirrell
le estaba otorgando una de las más extrañas expresiones que hubiera
visto sobre el rostro de alguien, sin hablar de alguien tan
dignificado como el Profesor Quirrell.
"Ocurre cuando estoy enojado,"
Harry explicó. "Mi sangre circula como el hielo. Todo se vuelve
frío. Todo parece perfectamente claro... En retrospectiva ha estado
conmigo por un tiempo. En mi primer año de escuela muggle,
alguien intentó quitarme mi pelota durante el recreo y la oculté
detrás de mi espalda y lo pateé en el plexo solar el cual había
leído era un punto débil, y los otros niños no me molestaron
después de eso. También mordí a un profesor de matemáticas cuando
ella no aceptó mi dominio. Pero ha sido recientemente cuando he
estado bajo suficiente estrés como para notar que es un verdadero,
ya sabe, misterioso lado oscuro, y no solamente un problema del
manejo de la ira como dictaminó el psicólogo de la escuela. Y no
poseía ningún poder mágico cuando pasó, esa fue una de las
primeras cosas que revisé."
El Profesor Quirrell se frotó su
nariz. "Déjeme reflexionar sobre esto," dijo.
Harry esperó en silencio por todo un
minuto. Usó ese tiempo para ponerse de pie, lo que fue más difícil
de lo que había esperado.
"Bien," el Profesor Quirrell
admitió después de un rato. "Supongo que había algo
que podía decir para convencerme."
"Ya he adivinado que mi
lado oscuro no es más que otra parte de mí y que la respuesta no es
enojarme, sino aprender a permanecer en control para aceptarlo. No
soy tonto ni nada que se le parezca y he visto esta historia
suficientes veces para saber hacia dónde se dirige, pero es difícil
y usted se ve como la persona adecuada para ayudarme."
"Bueno... sí... muy perspicaz de
su parte, Sr. Potter, debo reconocer que ese lado suyo es, como usted
ya ha conjeturado, su intención para matar, que como usted ha dicho
necesita..."
“Necesita ser entrenado," Harry
agregó, completando el patrón.
"Que necesita ser entrenado, sí."
Esa extraña expresión aún era parte de la cara del Profesor
Quirrell. "Sr. Potter, si usted verdaderamente no desea ser el
próximo Señor Oscuro, ¿entonces cuál fue la razón por la cual el
Sombrero Seleccionador le intentó convencerle para que abandonara,
la razón por la cual fue seleccionado para estar en Slytherin?"
"¡Yo fui seleccionado en
Ravenclaw! "
"Sr. Potter," aclaró el
Profesor Quirrell, ahora con una más usual seca sonrisa, "Sé
que está acostumbrado a que todos a su alrededor sean idiotas, pero
por favor no me confunda con uno de ellos. La probabilidad de que el
Sombrero Seleccionador hiciera su primera broma en ochocientos años
mientras estaba en su cabeza es tan pequeña que no vale la pena
considerarla. Supongo que es meramente posible que usted chasqueara
sus dedos e inventara alguna simple e ingeniosa manera de derrotar
los hechizos anti-manipuladores que tiene el Sombrero. Sin embargo yo
mismo no puedo pensar en tal método. Pero es más probable pensar
que Dumbledore no estaba feliz con la elección del Sombrero para
El-Niño-Que-Vivió. Esto es evidente para cualquiera con la más
mínima pizca de sentido común, por lo que su secreto está a salvo
en Hogwarts."
Harry abrió su boca, luego la cerró
de nuevo con un sentimiento de completa impotencia. El Profesor
Quirrell estaba equivocado, pero equivocado de un modo tan
convincente que Harry estaba comenzando a pensar que simplemente era
el juicio racional, dada la evidencia disponible para el Profesor
Quirrell. Había momentos, nunca momentos predecibles pero aun
así ocurrían, cuando podías obtener evidencia improbable y la
mejor suposición conocible sería incorrecta. Si tenías una prueba
médica que únicamente fallaba una de cada mil veces, a veces
saldría mal de todos modos.
"¿Puedo solicitarle que nunca
diga lo que estoy a punto de decir?" cuestionó Harry.
"Absolutamente," juró el
Profesor Quirrell. "Me considero solicitado."
Harry tampoco era un tonto. "¿Puedo
considerar que ha dicho sí?"
"Muy bien, Sr. Potter. Puede en
efecto considerarlo."
"Profesor Quirrell -"
"Yo no repetiré lo que está a
punto de pronunciar," el Profesor Quirrell aceptó, sonriendo.
Ambos se rieron, luego Harry se puso
serio otra vez. "El Sombrero Seleccionador creía que yo iba
terminar convirtiéndome en un Señor Oscuro a menos de que fuera a
Hufflepuff," Harry confesó. "Pero yo no quiero ser
uno."
"Sr. Potter..." replicó el
Profesor Quirrell. "No se lo tome a mal. Le prometo que no será
calificado por esta respuesta. Únicamente quiero saber su propia,
honesta, respuesta. ¿Por qué no?"
Harry volvió a a sentir la misma
impotencia de nuevo. No te convertirás en un Señor Oscuro
era un teorema tan obvio en su sistema moral que era difícil
describir los pasos para probarlo. "Um, ¿las personas
resultarían lastimadas?"
"De seguro usted ha querido
lastimar personas," rebatió el Profesor Quirrell. "Usted
quería herir a esos abusones el día de hoy. Ser un Señor Oscuro
significa que las personas que quieres lastimar resultan
lastimadas."
Harry debatió consigo mismo y luego
decidió simplemente ir con lo obvio. "Primero que todo, sólo
porque yo quiera herir a alguien eso no significa que sea correcto -"
"¿Qué hace un acto correcto, si
no es querer algo?"
"Ah," Harry explicó,
"utilitarismo preferencial."
"¿Discúlpame?" interrogó
el Profesor Quirrell.
"Es una teoría de la ética de
que el bien es aquello que satisface las preferencias de la mayoría
de personas -"
"No," el Profesor Quirrell
negó. Sus dedos rascaron el puente de su nariz. "No pienso que
eso sea lo que estaba intentando decir. Sr. Potter, al final todas
las personas hacen lo que que quieren hacer. A veces aquellas
personas le dan nombres como 'correcto' a cosas que quieren hacer,
¿mas como podría ser posible que actuáramos por algo excepto
nuestros propios deseos?"
"Bien, obviamente," Harry
reconoció. "no podría actuar basado en consideraciones
morales si carecieran el poder de conmoverme. ¡Pero eso no quiere
decir que mi deseo de lastimar a esos Slytherins tenga el poder de
conmoverme más que las consideraciones morales!"
El Profesor Quirrell parpadeó.
"Sin mencionar," Harry
añadió, "¡ser un Señor Oscuro indicaría que un montón de
espectadores inocentes resultarían heridos también!"
"¿Por qué eso le importaría?"
El Profesor Quirrell preguntó. "¿Qué han hecho ellos por
usted?"
Harry rió. "Oh, eso fue
tan sutil como La rebelión de Atlas."
"¿Perdón?" Volvió a
cuestionar el Profesor Quirrell.
"Es un libro que mis padres no me
dejaron leer porque pensaron que me corrompería, así que por
supuesto fui y lo leí de todos modos y quedé ofendido de que ellos
pensaran de que caería por una trampa así de obvia. Blah blah blah,
apelar a mi sentido de superioridad, otras personas están intentando
mantenerme subyugado, blah blah blah."
"¿Entonces estás recomendando
que haga mis trampas menos evidentes?" propuso el Profesor
Quirrell. Golpeó suavemente con su dedo en su mejilla, pensativo.
"Puedo trabajar en eso."
Ambos se rieron.
"Pero para permanecer con la
pregunta actual," retomó el Profesor Quirrell, "¿qué han
hecho todas esas otras personas por usted?"
"¡Otras personas han hecho
grandes cosas por mí!" Harry exclamó. "¡Mis
padres me recogieron cuando mis otros padres murieron porque eran
buenas personas, y convertirme en un Señor Oscuro sería
traicionar eso!"
El Profesor Quirrell guardó silencio
por un tiempo.
"Confieso," admitió el
Profesor Quirrell en voz baja, "que cuando tenía su edad, ese
pensamiento jamás se me ocurrió."
"Lo siento," Harry dijo.
"No lo este," cortó el
Profesor Quirrell. "Fue hace mucho tiempo, y resolví mis
asuntos paternales para mi propia satisfacción. ¿Así que lo que lo
detiene es el pensamiento de la desaprobación de sus padres? Eso
quiere decir que si ellos murieran en un accidente, no habría nada
más para detenerlo de -"
"No," Harry interrumpió. "No
es sólo eso. Es su impulso a la bondad lo que me abrigó. Ese
impulso no está únicamente en mis padres. Y ese impulso es lo que
sería traicionado."
"En cualquier caso, Sr. Potter,
usted no ha respondido mi pregunta original," insistió el
Profesor Quirrell finalmente. "¿Cuál es su ambición?"
"Oh," clamó Harry. "Um.."
Organizó sus pensamientos. "Para entender todo lo importante
hay que conocer sobre el universo, aplicar ese conocimiento para
volverse omnipotente, y usar ese poder para rescribir la realidad
porque tengo algunas objeciones sobre la forma en que funciona por el
momento."
Hubo una ligera pausa.
"Perdóneme si esta es una
pregunta estúpida, Sr. Potter," replicó el Profesor Quirrell,
"¿pero está seguro de que no acaba de confesar querer
ser un Señor Oscuro?"
"Eso es solamente si usas tu poder
para el mal," explicó Harry. "Si usas el poder para el
bien, eres un Señor de la Luz."
"Ya veo," el Profesor
Quirrell rumió. Le dio un pequeño golpe a su otra mejilla con un
dedo. "Supongo que puedo trabajar con eso. Pero Sr. Potter,
mientras el alcance de su ambición es digno del mismísimo Salazar,
¿exactamente cómo propone usted conseguirlo? ¿Es el paso uno
volverse un gran mago luchador, o Jefe Innombrable, o Ministro de
Magia, o…"
"El paso uno es convertirse en
científico."
El Profesor Quirrell estaba mirando a
Harry como si se acabara de transformar en un gato.
"Un científico," el Profesor
Quirrell murmuró tras un rato.
Harry asintió.
"¿Un científico? "
repitió el Profesor Quirrell.
"Sí," Harry afirmó.
"Lograré mis objetivos a través del poder... ¡de la Ciencia!"
"¡Un científico! "
gritó el Profesor Quirrell. Había genuina indignación sobre su
rostro, y su voz creció en fuerza y nitidez. "¡Podrías ser el
mejor de todos mis estudiantes! ¡El más grandioso mago luchador que
ha venido a Hogwarts en cinco décadas! ¡No puedo imaginarlo
desperdiciando sus días en una bata blanca de laboratorio haciéndole
cosas inútiles a las ratas!"
"¡Oiga!" protestó Harry.
"¡Hay más en la ciencia que eso! No es que haya nada malo
con experimentar en ratas, por supuesto. Pero la ciencia es
cómo vas y entiendes y controlas el universo -"
"Tonto," reiteró el Profesor
Quirrell, en voz baja, amargamente intensa. "Eres un tonto,
Harry Potter." Pasó una mano sobre su cara, y cuando esa mano
terminó de pasar, su cara estaba más calmada. "O es más
probable que aún no haya encontrado su verdadera ambición. ¿Puedo
recomendarle fuertemente que intente convertirse más bien en un
Señor Oscuro? Haré cualquier cosa en la que pueda ayudar como un
asunto de servicio público."
"No le gusta la ciencia,"
Harry susurró lentamente. "¿Por qué no?"
"¡Esos tontos Muggles nos mataran
a todos algún día!" La voz del Profesor Quirrell se elevó aún
más. "¡Ellos lo terminaran! ¡Lo terminaran todo!"
Harry se estaba sintiendo un poco
perdido aquí. "¿De qué estamos hablando, armas nucleares?"
"¡Sí, armas nucleares!"
El Profesor Quirrell casi estaba gritando. "Incluso
El-Que-No-Debe-Ser-Nombrado nunca las usó, ¡quizá porque él no
quería gobernar sobre un montón de cenizas! ¡Nunca debieron ser
fabricadas! ¡Y únicamente empeorará con el tiempo!". El
Profesor Quirrell estaba erguido derecho sin apoyarse en su
escritorio. "¡Hay puertas que no se abren, hay sellos que no se
rompen! Los tontos que no pueden resistir entrometerse son asesinados
por riesgos menores desde el principio, ¡y todo lo que saben los
sobrevivientes es que hay secretos que no compartes con
cualquiera que carezca de la inteligencia y la disciplina para
descubrirlos por ellos mismos! ¡Cada mago poderoso lo sabe! ¡Aún
los más terribles Magos Oscuros lo saben! ¡Y esos idiotas Muggles
parecen ser incapaces de averiguarlo! ¡Los ansiosos y pequeños
tontos que descubrieron el secreto de las armas nucleares no se lo
guardaron para ellos mismos, se lo contaron a sus tontos
políticos y ahora debemos vivir bajo la constante amenaza de la
aniquilación!"
Esta era una forma de ver muy diferente
las cosas con la que Harry había crecido. Nunca se le había
ocurrido que los físicos nucleares tendrían que haber formado una
conspiración de silencio para mantener alejado el secreto de las
armas nucleares de cualquiera no lo suficientemente listo para ser un
físico nuclear. El pensamiento era intrigante, si nada más.
¿Hubieran tenido contraseñas secretas? ¿Hubieran tenido mascaras?
(De hecho, por todo lo que Harry sabía,
había toda clase de secretos increíblemente destructivos que los
físicos se guardaban para si mismos, y el secreto de las armas
nucleares fue el único que se había escapado desenfrenadamente. El
mundo luciría igual para él de todos modos.)
"Tendré que pensar sobre ello,"
Harry dijo al Profesor Quirrell. "Es una idea nueva para mí. Y
uno de los secretos ocultos de la ciencia, entregado por unos
pocos profesores a sus estudiantes graduados, es cómo evitar
desaguar ideas nuevas por el inodoro en el instante en que escuchas
alguna que no te guste."
El Profesor Quirrell parpadeo otra vez.
"¿Hay algún tipo de ciencia que
usted sí apruebe?" preguntó Harry. "¿Medicina,
tal vez?"
"Viajes Espaciales,"
respondió el Profesor Quirrell. "Pero los Muggles parecen estar
arrastrando los pies en el único proyecto que podría haber
permitido que la comunidad mágica escapara de este planeta antes de
que lo estallaran."
Harry asintió. "Soy un gran fan
del programa espacial también. Al menos tenemos eso en común."
El Profesor Quirrell contempló a
Harry. Algo vaciló en los ojos del profesor. "Usted me dará su
palabra, su promesa y su juramento de nunca hablar de lo que sigue."
"Las tiene." Harry aceptó
inmediatamente.
"Ten un ojo abierto sobre tu
juramento o no te gustaran los resultados," advirtió el
Profesor Quirrell. "Ahora lanzaré un raro y poderoso hechizo,
no sobre usted, sino sobre el salón de clases alrededor nuestro.
Permanezca quieto, así no tocará los bordes del hechizo una vez que
haya sido lanzado. No debe tener interacción con la magia que voy a
mantener. Sólo mirar. De otro modo daré por terminado el hechizo."
El Profesor Quirrell hizo una pausa. "E intente no caerse."
Harry asintió, intrigado y ansioso.
El Profesor Quirrell alzó su varita y
pronunció algo que los oídos y mente de Harry no pudieron
comprender para nada, palabras que traspasaron la consciencia y
desaparecieron en el olvido.
El mármol en un radio cercano
alrededor de los pies de Harry permaneció constante. El resto del
mármol del suelo se desvaneció, al igual que las paredes y techo.
Harry quedó de pie sobre un pequeño
círculo blanco de mármol en el medio de un campo infinito de
estrellas, ardiendo terriblemente, brillantes y firmes. No había
Tierra, ni Luna, ningún Sol que Harry reconociera. El Profesor
Quirrell se erguía en el mismo lugar como antes, flotando en la
mitad del campo de estrellas. La Vía Láctea ya era visible como un
gran baño de luz y creciendo más brillante mientras la visión de
Harry se ajustaba a la oscuridad.
El espectáculo retorció el corazón
de Harry como nunca jamás le había pasado.
"¿Estamos... en el espacio...?"
"No," declaró el Profesor
Quirrell. Su voz era triste, y reverente. "Pero es una imagen
verdadera."
Las lágrimas llegaron a los ojos de
Harry. Las limpió frenéticamente, no se perdería esto por alguna
estúpida agua emborronando su visión.
Las estrellas ya no eran pequeñas
joyas puestas en un gigantesco domo de terciopelo, como estaban en el
cielo nocturno de la Tierra. Aquí no había un cielo en lo alto, no
había una esfera circundante. Únicamente puntos de perfecta luz
contra la perfecta negrura, un infinito y vacío espacio con
incontables hoyos diminutos a través del cual brillaba el resplandor
de algún reino inimaginable más allá..
En el espacio, las estrellas se veían
terriblemente, terriblemente, terriblemente lejos.
Harry siguió enjuagándose sus ojos,
una y otra vez.
"A veces," el Profesor
Quirrell susurró en una voz tan baja que casi no estaba allí,
"cuando este defectuoso mundo se vuelve desusadamente odioso, me
preguntó si podría haber algún otro lugar, muy lejos, donde yo
debí haber estado. No puedo imaginar cuál podría ser ese lugar, ¿y
si ni siquiera puedo imaginarlo entonces cómo puedo creer que
exista? Y aún así el universo es tan, tan grande, ¿y quizá podría
existir de todos modos? Pero las estrellas están tan, tan lejos.
Requeriría un largo, largo tiempo llegar hasta allí, aún si
conociera el camino. Y me intriga lo que soñaría, si duermo por un
largo, largo tiempo..."
Aunque lo sintió como un sacrilegio,
Harry se las arregló para murmurar. "Por favor déjeme quedarme
aquí un tiempo."
El Profesor Quirrell asintió, donde se
quedó de pie sin soporte contra las estrellas.
Era fácil olvidar el pequeño círculo
de mármol sobre el cual te parabas, y tu propio cuerpo, y
convertirse en un punto de consciencia que podría haber permanecido
quieto, o podría haberse estado moviendo. Con todas las distancias
incalculables no había forma de decirlo.
Hubo un tiempo sin tiempo.
Y luego las estrellas se desvanecieron,
y el salón de clases regresó.
"Lo lamento," se disculpó el
Profesor Quirrell, "pero estamos a punto de tener compañía."
"Está bien," Harry susurró.
"Fue suficiente." Él nunca olvidaría este día, y no por
las cosas sin importancia que habían ocurrido antes. Aprendería
cómo lanzar ese hechizo aún si fuera la última cosa que llegara a
aprender.
Luego las pesadas puertas de roble del
salón de clases se despegaron de sus goznes y se deslizó a través
del suelo de mármol con un chillido agudo.
"¡QUIRINUS! ¡CÓMO TE
ATREVES!"
Como una vasta nube de tormenta, un
anciano y poderoso mago penetró en la habitación, una visión de
tan incandescente ira sobre su rostro que la severa expresión que
antes había puesto para Harry no parecía nada.
Hubo una fuerte desorientación en la
mente de Harry cuando la parte que quería escapar gritando de la
cosa más aterradora que jamás había visto, rotando sobre el lugar
de la parte de él que podía manejar el impacto.
Ninguna de las facetas de Harry
estaba feliz de tener su contemplación de las estrellas
interrumpida. "Director Albus Percival -" Harry inició sus
palabras con helado tono.
Paf. La mano del Profesor Quirrell cayó
duramente sobre su escritorio. "¡Sr. Potter!" ladró
el Profesor Quirrell. "¡Este es el Director de Hogwarts
y usted es un mero estudiante! ¡Se dirigirá hacia él
apropiadamente!"
Harry miró al Profesor Quirrell.
El Profesor Quirrell le estaba dando a
Harry una rígida mirada.
Ninguno de ellos sonrió.
Las largas zancadas de Dumbledore se
interrumpieron donde Harry estaba parado antes en frente de la tarima
y el Profesor Quirrell de pie al lado de su escritorio. El Director
los contempló a ambos con sorpresa.
"Lo siento," Harry dijo en un
tono mansamente cortes. "Director, gracias por querer
protegerme, pero el Profesor Quirrell hizo lo correcto."
Lentamente, la expresión de Dumbledore
cambió a una mirada que habría vaporizado el acero. "¡Escuché
estudiantes hablando de que este hombre hizo que unos Slytherins más
grandes abusaran de usted! ¡Que le prohibió defenderse!"
Harry asintió. "Él sabía
exactamente lo que estaba mal conmigo y me mostró cómo arreglarlo."
"Harry, ¿de qué estás
hablando?"
"Estaba enseñándole cómo
perder," el Profesor Quirrell aclaró secamente. "Es una
habilidad importante en la vida."
Era aparente que Dumbledore aún no lo
entendía, pero su voz había bajado su registro. "Harry..."
él inquirió lentamente. "Si hay alguna amenaza que el Profesor
de Defensa te haya hecho para prevenir que te quejes -"
Lunático, justo hoy de entre todos
los días realmente cree que yo -
"Director," Harry habló,
procurando verse avergonzado, "lo que está mal conmigo no es
que me quede callado sobre los profesores abusivos."
El Profesor Quirrell se rió entre
dientes. "No fue perfecto, Sr. Potter, pero suficientemente
bueno para tu primer día. ¿Director, se quedó usted el tiempo
suficiente para escuchar sobre los cincuenta y un puntos para
Ravenclaw, o se lanzó al ataque en cuanto escuchó la primera
parte?"
Una breve mirada de desconcierto cruzó
por la cara de Dumbledore, seguida por la sorpresa. "¿Cincuenta
y un puntos para Ravenclaw?"
El Profesor Quirrell asintió. "Él
no los estaba esperando, pero pareció apropiado. Dígale a la
Profesora McGonagall que pienso que la historia de lo que el Sr.
Potter tuvo que pasar para recuperar los puntos perdidos lo hará
igual de bien para demostrar su punto. No, Director, el Sr. Potter no
me contó nada. Es fácil ver cual parte de los eventos de hoy son el
trabajo de ella, al igual que sé que el compromiso final fue
sugerencia de usted. Aunque me pregunto cómo en la Tierra el Sr.
Potter fue capaz de ganar la mano más alta sobre Snape y usted, y
luego la Profesora McGonagall fue capaz de ganar la mano más alta
sobre él."
De algún modo Harry se las arregló
para controlar su cara. ¿Era así de obvio para un verdadero
Slytherin?
Dumbledore se acercó a Harry,
escudriñando. "Tu cara luce un poco descolorida, Harry,"
el anciano mago aseveró. Fisgoneó el rostro de Harry de cerca.
"¿Qué tuviste hoy para el almuerzo?"
"¿Qué?" Harry preguntó, su
mente tambaleando en inesperada confusión. ¿Por qué estaría
Dumbledore inquiriendo sobre el cordero freído en aceite y brócoli
en rebanadas delgadas cuando esa era la causa menos probable
de…
El anciano mago se enderezó. "No
importa, entonces. Pienso que estás bien."
El Profesor Quirrell tosió, fuerte y
deliberadamente. Harry miró al profesor, y vio que el Profesor
Quirrell estaba contemplando astutamente a Dumbledore.
"¡Ah-hem!" El
Profesor Quirrell repitió.
Los ojos de Dumbledore y el Profesor
Quirrell se encontraron, y fue como si algo pasara entre ellos.
"Si usted no le cuenta," el
Profesor Quirrell dijo entonces, "yo lo haré, aún si me
despide por ello."
Dumbledore suspiró y se giró hacia
Harry. "Me disculpo por invadir su privacidad mental, Sr.
Potter," el Director confesó formalmente. "No tenía otro
propósito excepto determinar si el Profesor Quirrell había hecho lo
mismo."
¿Qué?
La confusión duró exactamente lo que
le tomó a Harry entender lo que acababa de pasar.
"¡Usted… !"
"Gentilmente, Sr. Potter,"
recordó el Profesor Quirrell. Estaba mal encarado, sin embargo,
cuando contemplaba a Dumbledore.
"La Legeremancia es confundida
algunas veces por el sentido común," explicó el Director.
"Pero deja rastros que otro Legeremante habilidoso puede
detectar. Eso fue todo lo que miré, Sr. Potter, y le hice una
pregunta irrelevante para asegurarme que usted no pensará sobre nada
importante mientras yo miraba"
"¡Debió pedir permiso
primero!"
El Profesor Quirrell negó con su
cabeza. "No, Sr. Potter, el Director tenía justificación para
sus preocupaciones, y de él haberle pedido permiso usted justamente
habría pensado en aquellas cosas que no deseaba que él viera."
La voz del Profesor Quirrell creció en agudeza. "Estoy más
preocupado, Director, ¡que usted no viera necesidad de contárselo
después!"
"Usted ha hecho ahora más difícil
confirmar su privacidad mental en futuras ocasiones," Dumbledore
acusó. Favoreció al Profesor Quirrell con una fría mirada. "¿Era
esa su intención, me pregunto?"
La expresión del Profesor Quirrell era
implacable. "Hay demasiados Legeremantes en esta escuela.
Insisto que el Sr. Potter reciba instrucción en Oclumancia. ¿Me
permitirá ser su tutor?"
"Absolutamente no,"
Dumbledore contestó de inmediato.
"Me imaginé que no. Entonces ya
que usted lo ha privado de mis servicios gratuitos, usted
pagará las clases del Sr. Potter enseñadas por un Oclumante
licenciado."
"Tales servicios no son baratos,"
Dumbledore señaló, viendo al Profesor Quirrell con sorpresa.
"Aunque sí tengo ciertas conexiones…"
El Profesor Quirrell sacudió su cabeza
firmemente. "No. El Sr. Potter le pedirá a su gerente de
cuentas en Gringotts para recomendarle un instructor neutral. Con
todo respeto, Director Dumbledore, tras los eventos de esta mañana
estoy en la obligación de protestar que usted o sus amigos tengan
acceso a la mente del Sr. Potter. También debo insistir en que el
instructor tomé un Juramento Inquebrantable para que no revele nada,
y que acceda a ser Desmemorizado inmediatamente después de cada
clase."
Dumbledore estaba paralizado. "Tales
servicios son extremadamente costosos, como usted bien lo
sabe, y no puedo evitar cuestionar por qué usted los
considera tan necesarios."
"Si el dinero es el problema,"
Harry habló, "tengo algunas ideas para producir grandes
cantidades de dinero rápidamente -"
"Gracias Quirinus, tu sabiduría
es ahora más que evidente y lamento haberla puesto en duda. Su
preocupación por Harry Potter lo honra, también."
"Con gusto," dijo el Profesor
Quirrell. "Tengo la esperanza de que no objetara si hago de él
un foco particular de mi atención." El rostro del Profesor
Quirrell estaba serio, y muy calmado.
Dumbledore miró a Harry.
"Ese también es mi propio deseo,"
Harry confió.
"Así que así es como será..."
el anciano mago murmuró lentamente. Algo extrañó cruzó por su
cara. "Harry... debes darte cuenta que si escoges a este hombre
como tu profesor y tu amigo, tu primer mentor, entonces de algún
modo u otro lo perderás, y el modo en que lo perderás podría o no
podría permitirte que jamás lo recuperes."
Eso no se le había ocurrido a Harry.
Pero había un maleficio en el puesto de Defensa... uno que
había funcionado aparentemente con perfecta regularidad durante
décadas...
"Probablemente," reconoció
el Profesor Quirrell en voz baja, "pero él tendrá el mejor uso
de mí mientras dure."
Dumbledore suspiró. "Supongo que
es económico, al menos, como el Profesor de Defensa usted ya
está condenado de alguna desconocida manera."
Harry tuvo que esforzarse para suprimir
su expresión al darse cuenta lo que Dumbledore había implicado en
verdad.
"Le informaré a Madam Pince que
al Sr. Potter se le permite obtener libros sobre Oclumancia,"
expresó Dumbledore.
"Hay un entrenamiento preliminar
que usted debe hacer por su cuenta," recomendó el Profesor
Quirrell a Harry. "Y le sugiero que se apresure en ello."
Harry asintió.
"Entonces me despido de ustedes,"
concluyó Dumbledore. Asintió tanto como para Harry como para el
Profesor Quirrell, y se fue, caminando muy despacio.
"¿Puede lanzar el hechizo de
nuevo?" Harry inquirió en el momento en que Dumbledore se hubo
ido.
"No el día de hoy,"
respondió el Profesor Quirrell en voz baja, "y tampoco mañana,
me temo. Se necesita mucho de mí para hacerlo, aunque menos para
mantenerlo, y por ello usualmente prefiero prolongarlo tanto como sea
posible. Esta vez lo lancé por un impulso. De haberlo pensado, me
habría dado cuenta que podríamos ser interrumpidos -"
Dumbledore era ahora la persona menos
favorita de Harry en el mundo.
Ambos suspiraron.
"Incluso si únicamente lo llegara
a ver una vez," Harry dijo, "nunca dejaría de estar
agradecido con usted."
El Profesor Quirrell asintió.
"¿Ha escuchado usted del programa
Pioneer?" Harry indagó. "Fuero sondas que volarían por
diferentes planetas y tomarían fotos. Dos de las sondas llegarían a
trayectorias que las harían salir del Sistema Solar y penetrar en el
espacio interestelar. Así que pusieron una placa dorada en las
sondas, con la foto de un hombre, y de una mujer, y mostrando donde
encontrar nuestro Sol en la galaxia."
El Profesor Quirrell guardó silencio
por un momento, luego sonrió. "Dígame, Sr. Potter, ¿puede
usted adivinar que pensamiento llegó a mi mente cuando finalicé de
armar los treinta y siete puntos de la lista de cosas que nunca haría
como un Señor Oscuro? Póngase en mis zapatos – imagínese a si
mismo en mi lugar – y suponga."
Harry se imaginó a él mismo repasando
la lista para no hacer una vez que se convirtiera en un Señor
Oscuro.
"Usted decidió que si tenía que
seguir toda la lista todo el tiempo, no tendría mucho
sentido convertirse en un Señor Oscuro en primer lugar," Harry
afirmó.
"Precisamente,"
reconoció el Profesor Quirrell. Estaba sonriendo. "Así que voy
a violar la regla dos – que era simplemente 'no presumas' – y le
contaré sobre algo que he hecho. No veo cómo el conocimiento pueda
hacer daño alguno. Y sospecho fuertemente que usted lo habría
descubierto de todos modos, una vez que llegáramos a conocernos el
uno al otro lo suficientemente bien. No obstante... Yo tendré que
tener su juramento de que nunca hablará de lo que estoy a punto de
revelar."
"¡Lo tiene!" Harry tenía el
presentimiento de que esto iba a ser realmente bueno.
"Me suscribí a un boletín Muggle
que me mantiene informado del progreso sobre los viajes espaciales.
No escuché sobre el Pioneer 10 hasta que reportaron su lanzamiento.
Pero cuando descubrí que el Pioneer 11 también dejaría el Sistema
Solar por siempre," el Profesor Quirrell confesó, su sonrisa la
más ancha que Harry le hubiera visto, "Entre furtivamente en la
NASA, hice, y hago un pequeño y adorable hechizo sobre esa adorable
placa dorada que la hará durar mucho más de lo que lo haría
normalmente."
...
...
...
"Sí," el Profesor Quirrell
habló, ahora parecía medir más de cincuenta pies de altura, "pensé
que así era como usted podría reaccionar."
...
...
...
"¿Sr. Potter?"
"...No se me ocurre nada que
decir."
"Usted gana' resulta apropiado,"
propuso el Profesor Quirrell.
"Usted gana," Harry dijo
inmediatamente.
"¿Ve?" retomó el Profesor
Quirrell. "Únicamente podemos imaginar en que enorme montón de
problemas se hubiera metido si usted no hubiera sido capaz de
pronunciar eso."
Ambos se rieron.
Otro pensamiento le sobrevino a Harry.
"Usted no añadió información extra a la placa, ¿o sí?"
"¿Información extra?"
preguntó el Profesor Quirrell, oyéndose como si la idea nunca se le
hubiera ocurrido a él antes y estuviera muy intrigado.
Lo que hizo que Harry sospechara
bastante, considerando que a Harry le había tomado menos de
un minuto pensarlo.
"¿Quizá usted incluyó un
mensaje holográfico como en Star Wars?" supuso Harry.
"O... hm. Un retrato puede guardar todo un cerebro humano de
vasta información... no pudo haber añadido masa extra a la sonda,
¿A lo mejor pudo haber convertido una parte existente en un retrato
de usted mismo? O encontró un voluntario moribundo a causa de una
enfermedad terminal, penetró dentro de la NASA, y lanzó un hechizo
para asegurarse de que su fantasma terminara en la placa -"
"Sr. Potter," el Profesor
Quirrell advirtió, su voz afilada de un momento a otro, "un
hechizo que requiera una muerte humana ciertamente sería clasificada
por el Ministerio como Arte Oscura, sin importar las circunstancias.
Los estudiantes no deberían hablar de tales cosas."
Y lo sorprendente sobre el modo en que
el Profesor Quirrell hablaba era como perfectamente mantenía una
negación plausible. Había sido dicho en el tono exactamente
apropiado para alguien que no estaba dispuesto a discutir tales cosas
y pensaba que los estudiantes tendrían que alejarse de ellas. Harry
honestamente no sabía si el Profesor Quirrell sólo estaba
esperando hablar sobre esto hasta que Harry hubiera aprendido a
proteger su mente.
"Lo entiendo," Harry clamó.
"No hablaré con nadie más sobre esa idea."
"Por favor sea discreto con todo
este asunto, Sr. Potter," el Profesor Quirrell sugirió.
"Prefiero ir por mi vida sin atraer la atención pública. No
hallará nada en los periódicos sobre Quirinus Quirrell hasta que yo
decidí que era el momento para enseñar Defensa en Hogwarts."
Eso era un poco triste, pero Harry lo
comprendió. Luego Harry se dio cuenta de las implicaciones. "Así
que cuántas cosas asombrosas ha hecho sin que nadie más lo
sepa -"
"Oh, algunas," aseveró el
Profesor Quirrell. "Pero creo que es suficiente por el día de
hoy, Sr. Potter, confieso que me estoy sintiendo un poco cansado -"
"Entiendo. Gracias, Por
todo."
El Profesor Quirrell asintió. Harry
salió rápidamente.
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Notas
del Traductor
Este capítulo ya había aparecido en FFN hace un tiempo y había olvidado subirlo al blog antes, por ello me disculpo. También pido excusas por la demora con el siguiente episodio, espero que la situación de ocupe extremo que sufre mi Beta pueda solucionarse pronto.
Visita HPMOR para encontrar todo sobre esta historia en inglés.
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