ATARDECER
Capítulo 2
Instante
Instante
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La monotonía de la
secundaria fue interrumpida por la llegada de la nueva estudiante.
Me alegro de que mi vieja camioneta
no destaque. ¿Pero de quién rayos será ese brillante Volvo?
Pude escucharla con
inusitada claridad. Me era imposible detener el flujo de pensamientos
adolescentes: tediosos y angustiantes, cuando no obscenos y
pervertidos. Abandoné las quejas sobre mi habilidad y realicé una
nota mental sobre la chica nueva: es observadora. Alice y yo, los
fenómenos entre los fenómenos, eramos los encargados de vigilar a
quienes rodearan a nuestra familia, y detectar cualquier posible
amenaza con antelación.
Voy a ser una niña buena, nada de
perder mis llaves. Sí, las tengo en mi bolsillo, me voy a volver
paranoica de seguir revisando. Bueno, de acuerdo al mapa estoy...
aquí... y mi primera clase es Inglés... así que debo ir...
“¿Por qué la sonrisa?”
Preguntó Emmett lanzando un puño que esquivé agachando la cabeza.
Pude ver en su mente mi reflejo sonriendo de manera anormal. Con la
memoria perfecta de nuestra especie podía estar seguro que esa no
era un expresión con la que los demás me vieran usualmente.
“La chica nueva, la hija del Jefe
de Policía Swan.” Respondí
encogiéndome de hombros. “Es divertida.”
Antes de que Emmett
pudiera decir,
Pero a ti nada te ha parecido
divertido antes.
Alice anunció:
“Salgamos ahora, ya casi todos han
entrado.”
Una más del enjambre adolescente,
super. Pensó con sarcasmo la
chica nueva.
A mi pesar, volví
a sonreír, esta vez fui consciente de los músculos en mi rostro
alargándose. Todos me otorgaron extrañas miradas y un bombardeo de,
Edward esta alegre, concéntrate en
eso Jasper, no respires y procura hablar lo menos posible.
Edward se que es incomodo sentir la
sed de Jasper pero por favor no dejes de observarlo.
¿Qué mosca le pico a Edward hoy?
Me veo tan hermosa el día de hoy.
Definitivamente todos los colores me quedan bien.
Asentí con la
cabeza de manera imperceptible para todos menos Alice. Uno por uno y
con gracia sobrehumana salimos del auto y nos dirigimos a clase, como
habíamos hecho tantas veces.
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Este tema ya lo vi en mi otra
escuela, lastima que no prestara mucha atención entonces. La campana
sonó, ¡por fin!
Emmett y yo nos
dirigimos a nuestra aburrida clase de Español.
Ahora es mi oportunidad, vamos Eric,
solo saluda y luego pregúntale que en dónde será su próxima
clase.
Chico de cabello negro, Eric,
amistoso, creo que lo recordaré.
Le gustó que la llamara Isabella.
Yo creo que Bella suena mejor, pero bueno, lo importante es que yo le
agradé. Puedo llevarla cerca del edificio seis, voy para el cuatro.
Emmett y yo
llegamos a nuestra aburrida clase de Español. Fuimos los primeros en
llegar. Emmett se sentó a pensar en como conseguir una revancha, no
estaba contento en como Jasper lo había derrotado. Leer la mente de
Emmett era lo mismo que escucharlo hablar. Opté por ignorarlo y
enfocarme en,
Tengo la impresión de que
contestaré muchas preguntas sobre el clima en Phoenix. Tengo que
preparar comentarios sobre el clima de Forks... ¡Aburrido! Ahora me
pregunta por mi blancura “natural.” Tranquila, hay cientos de
razones para... Mentiré y diré que no me gusta recibirlo, algo con
el cáncer de piel.
¿Por qué tenía
que mentir sobre el sol? Esa parte me dejo confundido. Decidí
aprovechar cuando estuviéramos en la cafetería y preguntarle algo
relacionado con la luz del día.
Edward.
Me llamó Alice mentalmente, ella quería preguntar por el estado de
Jasper, pero su concentración en mí coincidió con mí decisión,
lo que provocó que ella tuviera una visión y que yo fuera capaz de
verla al mismo tiempo:
Alice, Jasper, Rosalie y Emmett
irían a sentarse directamente en una mesa. Pero yo seguiría
caminando con la intención de sentarme en la mesa de Isabella. Ella
estaría acompañada por otros estudiantes, pude reconocerlos de un
vistazo (Angela Weber, Eric Yorkie, Jessica Stanley, Mike Newton)
pero la única que me importaba era Isabella. Pero antes de poder
llegar lo suficientemente cerca de ella, una brisa de aire provino de
su dirección y un olor embriagado le cantó a todos mis sentidos. El
Edward de la visión de Alice comenzó a retorcerse como si estuviera
a punto de desmayarse, de quedarse quieto, de lanzarse al ataque...
Mi puño se apretó
con toda su fuerza sobre el lápiz que sujetaba en clase de Español,
produciendo un fuerte chasquido que todos en la clase pudieron
escuchar, mas antes de que pudieran voltear sus cabezas en mi
dirección, escondí las astillas dentro de mi bolsillo. El chasquido
repetido varias veces en cada uno de ellos fue como un timbrazo que
me sacudió lo suficiente como para combatir la sed quemándome el
cuello; la sed del futuro Edward, mi sed al imaginarme a que sabría
aquello que olía tan delicioso, y la sed de Jasper no me hacía
ningún bien.
“¿Qué fue ese ruido?”
Indagó la profesora hablando en español, con un fuerte y feo
acento.
¡Edward! ¿Estás bien?
Los pensamientos de Alice se me clavaron como dardos. Ella estaba muy
preocupada, yo nunca había perdido el control de ese modo. Aún en
mis días de oscuro justiciero, siempre mantuve el control para
asesinar exclusivamente a los malos. Yo no quería... Pondría a mi
familia en peligro si el secreto...
Me controlaría lo suficiente como
para no atacarla en la cafetería delante de todos, pero le pediría
que me acompañara a solas a un lugar, y ella se resistiría con una
grosería y un empellón y me vería forzado a cargarla, todos
comenzarían a gritar...
Supongo que nadie va a hablar.
Se resignó la profesora.
Ella me estaba
molestando, y la bestia dentro de mí sólo quería acercarse a ese
olor...
Me levantaría, le torcería el
cuello a todos mis compañeros antes la mirada atónita de Emmett.
No tengo porque
matarlos a todos, no seré tan estúpido.
Me levantaría, pediría permiso
para ir al baño en un español impecable que provocaría la envidia
de la profesora y acecharía a mi presa hasta que la mejor
oportunidad se presentara.
En todo momento
guardaba un espacio de mi mente para odiarme a mí mismo. Pero en
este instante dos personas más entraron allí: Isabella, por
convertirme en lo que más aborrecía, y Alice, por mostrarme con
perturbador detalle cada una de mis terribles acciones.
Eso me dio una
idea. Volví a enfocarme en Isabella Swan, sin tomar ninguna
decisión. Deje de sentir la sed de Jasper y las agitadoras visiones
de Alice, absorbido por cada fútil pero extrañamente fascinador
pensamiento de la chica que odiaba ser llamada Bella.
Supongo que era inevitable,
finalmente el profesor de Trigonometría me ha pedido que me presente
ante todos, soy una chica buena, sí lo soy. Repetiré mi nombre,
repetiré que no me gustan los apodos, Isabella, Marie, incluso
señorita Swan está bien, luego me siento.
Podía seguir
percibiendo otras voces, lo más que podía lograr era convertir cada
llamada de atención en un pitido molesto, como timbres de teléfono.
Pero la única llamada que contestaba era la de Isabella, sólo me
interesaba escuchar sus palabras. Ahora ella estaba en clase de
Español.
Jessica Stanley, no muy alta,
cabello negro rizado incontable, charla infinita, quiere sacar
provecho de mi novedad. ¿Detecto rivalidad entre ella y esa chica
Laura? Parece ser que Laura se siente amenazada por mí. No me
importa, no le hablaré, evitaré cualquier posible y tonto
conflicto. La la la, no te escuchó Jessica.
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Sonó la campana
para ir a la cafetería. Planeaba quedarme sentado hasta que la
oleada de adolescentes se abalanzara por las mejores comidas y mesas.
Toda la mañana había escuchado los pensamientos de Isabella como un
aliciente contra la sed insaciable y había funcionado bastante bien.
La había observado brevemente en las mentes de otros, mas eso no era
suficiente, en especial porque los ojos humanos percibían
difusamente, dejaban escapar demasiados detalles, y quería verla,
necesitaba verla. El monstruo dentro de mí rugió una vez más
exigiendo que la asesinara y bebiera su sangre.
Correría a toda velocidad, pasando
como una mancha borrosa que secuestraría a Isabella Swan y la
llevaría lejos de allí. Todos lo verían, pero nadie sabría qué
habían visto.
Edward no puedes seguir así.
Se comunicó Alice sin hablar. Estaba frente a mí, con expresión
sería.
El aula estaba
vacía, a excepción de nosotros dos.
“Me disculpó por haberte mostrado
eso de mí, pero te prometo que no sucederá.”
Dije.
Deberías alejarte de aquí, para
alimentarte o para que Esme te acompañe y evite que cometas una
locura. Prosiguió Alice sin
pronunciar palabra.
“En realidad estás molesta porque
te he forzado a que me vigiles, cuando ya tenías tus manos llenas
con Jasper.” Acusé, mantener
a la bestia a raya había dañado mi humor. “¡Y tus
visiones en lugar de ayudarme se me clavaban como dardos!”
Tu no eres así. Edward. Vete a
casa. Suplicó mi querida
hermana.
Sentí a Jasper
acercarse antes que a Emmett o Rosalie, porque de inmediato usó su
don para imponer calma sobre todo el grupo. Pude pensar con un poco
más de claridad. Cuando todos estuviéramos reunidos, Alice les
contaría lo que sucedía conmigo, de mi deseo perverso. Todos
recordarían las dos veces que Emmett había estado en una situación
similar y como había asesinado de inmediato a esas dos pobres
mujeres. Se pondrían de acuerdo para restringir mis movimientos a
toda costa y no podría llegar a cometer ningún mal. En ese momento
sentí un breve momento de alivio, incrementado por el don de Jasper.
Un momento de
descuido fue todo lo que se necesitó para que perdiera el control,
para que bajara la guardia y la bestia desintegrara todo a mi
alrededor.
Un rugido surgió
de mi boca, un ruido más atronador que el de un león. Un humano
ordinario habría quedado paralizado, pero Alice era un vampiro, y
además gracias a sus visiones pudo ver con un segundo de antelación
mis acciones. Ella fue capaz de suprimir el instinto de rugir a su
vez y se proyecto sobre mí para intentar derribarme.
Sin embargo, mi
velocidad siempre había sido superior, y el don de Alice también
jugaba a mi favor.
Ella sujetó mi
brazo derecho, o mas bien la manga de mi camiseta, que yo rasgué con
mi propia fuerza para liberarme de su agarre, e hice una finta de
golpe con mi puño izquierdo. Alice esquivó con un salto de gacela
que no llegó muy alto, pues logré acertarla con una patada. Yo no
estaba conteniendo mi fuerza, y el veneno corriendo por mis venas me
fortaleció aún más. Mi patada casi parte en dos a Alice, dejando
un enorme hueco en donde antes estaba su costado izquierdo.
Jasper rugió tan
alto como yo lo había hecho antes, perdiendo el control al ver a su
amada lastimada. Mi hermano se lanzó sobre mi, sin ningún
pensamiento que delatara sus movimientos. Y su técnica era tan
eficaz como mi velocidad.
Logré arrancarle
un brazo a Jasper, y él me quitó uno de mis pies, a la altura de la
rodilla.
Tambaleé, y en ese
instante un proyectil rojo impactó contra mi pecho, empujándome
contra una ventana, bañándome en cientos de fragmentos de vidrios,
haciéndome volar por los aires y caer sobre el duro cemento. Alcancé
a ver a Rosalie apartarse de mí. Con horrorosa lentitud me incorporé
sobre mis codos, el daño en mi cuerpo me había despojado de mi
agilidad. En cámara lenta observé la gigantesca sombra que cayó
sobre mí y restringió todos mis movimientos.
La bestia en mí no
se rindió, y le propinó una viciosa mordida a mi hermano en un
brazo. Emmett gritó, pero no aflojó el agarre en lo más mínimo.
Lo siento Edward,
pensó Rosalie, pero no me entusiasman las cicatrices.
Quise voltearme y
morderla; justo lo que ella quería. Aprovechando mi acción, Rosalie
puso sus manos sobre mi cuello, y con un brutal giro, me arrancó la
cabeza.
Nota del Autor
Edward e Isabella serán los narradores de este fic. El reto es alternarlos como narradores manteniendo un hilo argumentativo lógico e interesante. No es tan fácil cambiar de voz como pensé en un principio, pero vale la pena hacer el ejercicio para mejorar como escritor.
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