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jueves, 1 de mayo de 2014

Los gatos son mejores que las flores

Gata durmiendo
Mi gata Tory

Dos artículos que leí esta semana me llamaron la atención. Uno desmentía el prejuicio de que los hombres que poseen gatos como mascotas son gays. El otro era un estudio que mostraba la estadística de que las personas que tienen gatos suelen ser más inteligentes que los que no. Desde luego, una persona que como yo tiene una gata llamada Tory y con pretensiones de convertirse en escritor (yo, no la gata) es normal que se sienta atraído por ese tipo de textos. Sin embargo, lo que me impulsó a escribir algo al respecto es un punto en común entre ambos artículos: únicamente se habla desde la conveniencia para el dueño.

¡Qué obvio! Podrán decir, es apenas natural que este tipo de relatos se escriban para los dueños de gatos, no para los felinos que no saben leer, por el momento al menos. Pero mi comparación no es en cuanto a la especie del lector, sino a la condición, que es simplemente tener un gato. Por divertidos que fueran, esos dos relatos de los que hablo no apelarían demasiado a una persona que no tenga un gato, porque la postura en ambos es defensiva. Aseguran que es grandioso tener un felino e insinúan que quien no tenga un gato tiene prejuicios y es ignorante. En ese sentido, estos textos de opinión se quedaron cortos.

Hubiera sido más interesante que su foco se centrara en las ventajas de obtener un gato, con la sencilla inclusión de otros datos, por ejemplo la disminución de bichos y pestes debido a la presencia de los gatos, la reducción de los estados depresivos, los agüeros de que los gatos atraen la buena suerte y repelen las enfermedades, y un largo etc. Personas sin gatos podrían haber leído los textos hasta el final y haberse sentido ligeramente inclinados a obtener su propia mascota de ojos claros y andar agraciado.

Un gato es uno de los mejores regalos que se le puede dar a cualquier persona; adulto, niño o anciano; hombre o mujer; escritor o no. Los gatos son unos seres increíbles que en su forma tan misteriosa y simple de comportarse a la vez pueden enseñar más de una valiosa lección.

La búsqueda en sueños de la ignota Kadath y otras aventuras oníricas de Randolph Carter
¿Te atreves a abrir este libro? Fuente

Un libro que tiene mucho que ver con los gatos y adoro leer es “La búsqueda en sueños de la ignota Kadath y otras aventuras oníricas de Randolph Carter” de mi escritor negro favorito H. P. Lovecraft, negro no por el color de su piel sino como escritor que hacia el trabajo de otros. Un señalamiento un poco irónico teniendo en cuenta que Lovecraft era un tanto racista.


Lovecraft perfil
La cara del maestro del horror. Fuente

En fin, el libro se compone de cuatro relatos casi inconexos con excepción del personaje llamado Randolph Carter. El relato principal es mi favorito, con una de las mejores secuencias de acción y fantasía que haya tenido la oportunidad de leer. Randolph Carter traba amistad con los gatos y ellos se convierten en sus mejores aliados y benefactores. Es un cuento fascinante sin importar si se tienen un gato o no, pero el amor del autor por los gatos sí es palpable, y al llegar al final, lo más probable es que la próxima vez que veas un gato, te preguntes a ti mismo si valdrá la pena hacerte su amigo y pedirle que te lleve a ese otro mundo mágico que solamente es conocido por ellos.


Y el gato te devolverá la mirada con esos ojos grandes, sin negar ni confirmar ninguna de tus peticiones, pero esperando que se lo sigas pidiendo una y otra vez para tenerte siempre a su lado.

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