Mi gata Tory |
Dos artículos que leí
esta semana me llamaron la atención. Uno desmentía el prejuicio de
que los hombres que poseen gatos como mascotas son gays. El otro era
un estudio que mostraba la estadística de que las personas que
tienen gatos suelen ser más inteligentes que los que no. Desde
luego, una persona que como yo tiene una gata llamada Tory y con
pretensiones de convertirse en escritor (yo, no la gata) es normal
que se sienta atraído por ese tipo de textos. Sin embargo, lo que me
impulsó a escribir algo al respecto es un punto en común entre
ambos artículos: únicamente se habla desde la conveniencia para el
dueño.
¡Qué obvio! Podrán
decir, es apenas natural que este tipo de relatos se escriban para
los dueños de gatos, no para los felinos que no saben leer, por el
momento al menos. Pero mi comparación no es en cuanto a la especie
del lector, sino a la condición, que es simplemente tener un gato.
Por divertidos que fueran, esos dos relatos de los que hablo no
apelarían demasiado a una persona que no tenga un gato, porque la
postura en ambos es defensiva. Aseguran que es grandioso tener un
felino e insinúan que quien no tenga un gato tiene prejuicios y es
ignorante. En ese sentido, estos textos de opinión se quedaron
cortos.
Hubiera sido más
interesante que su foco se centrara en las ventajas de obtener un
gato, con la sencilla inclusión de otros datos, por ejemplo la
disminución de bichos y pestes debido a la presencia de los gatos,
la reducción de los estados depresivos, los agüeros de que los
gatos atraen la buena suerte y repelen las enfermedades, y un largo
etc. Personas sin gatos podrían haber leído los textos hasta el
final y haberse sentido ligeramente inclinados a obtener su propia
mascota de ojos claros y andar agraciado.
Un gato es uno de los
mejores regalos que se le puede dar a cualquier persona; adulto, niño
o anciano; hombre o mujer; escritor o no. Los gatos son unos seres
increíbles que en su forma tan misteriosa y simple de comportarse a
la vez pueden enseñar más de una valiosa lección.
¿Te atreves a abrir este libro? Fuente |
Un libro que tiene
mucho que ver con los gatos y adoro leer es “La
búsqueda en sueños de la ignota Kadath y otras aventuras oníricas
de Randolph Carter” de mi escritor
negro favorito H. P. Lovecraft,
negro no por el color de su piel sino como escritor que hacia el
trabajo de otros. Un señalamiento un poco irónico teniendo en
cuenta que Lovecraft era un tanto racista.
La cara del maestro del horror. Fuente |
En fin, el libro se
compone de cuatro relatos casi inconexos con excepción del personaje
llamado Randolph Carter. El relato principal es mi favorito, con una
de las mejores secuencias de acción y fantasía que haya tenido la
oportunidad de leer. Randolph Carter traba amistad con los gatos y
ellos se convierten en sus mejores aliados y benefactores. Es un
cuento fascinante sin importar si se tienen un gato o no, pero el
amor del autor por los gatos sí es palpable, y al llegar al final,
lo más probable es que la próxima vez que veas un gato, te
preguntes a ti mismo si valdrá la pena hacerte su amigo y pedirle
que te lleve a ese otro mundo mágico que solamente es conocido por
ellos.
Y el gato te devolverá la
mirada con esos ojos grandes, sin negar ni confirmar ninguna de tus
peticiones, pero esperando que se lo sigas pidiendo una y otra vez
para tenerte siempre a su lado.
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