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martes, 17 de marzo de 2015

Harry Potter y los Métodos de la Racionalidad Capítulo 34

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Harry Potter y los Métodos de la Racionalidad


Capítulo 34

Problemas de Coordinación, Parte 2

hermione harry draco guerra primero
Guerra de primer año por Korn-Elia

Minerva y Dumbledore juntos habían aplicado sus talentos combinados para conjurar el gran montaje hacia el cual ahora Quirrell caminaba lenta y pesadamente; era, en su núcleo, madera gruesa, pero las superficies externas resplandecían con brillantina de incrustaciones de mármol con platino y tachonado con gemas del color de cada Casa. Ni ella ni el Director era alguno de los Fundadores de Hogwarts, sin embargo la conjuración sólo necesitaba durar un par de horas. Minerva ordinariamente disfrutaba las pocas ocasiones cuando tenía la oportunidad de cansarse a sí misma con Transformaciones enormes; ella debería disfrutar las pequeñas oportunidades para ser artista, y la ilusión de la opulencia; mas esta vez había realizado el trabajo con la sensación de cavar su propia tumba.

Pero Minerva se estaba sintiendo algo mejor ahora. Hubo un breve momento cuando la explosión podría haber llegado; sin embargo Dumbledore ya estaba de pie y aplaudiendo fervorosamente, y nadie había demostrado ser lo suficientemente tonto como para rebelarse en frente del Director.

Y el humor explosivo se había desvanecido rápidamente en un sentimiento colectivo que tal vez podría haber sido descrito con la frase: ¡Denos un descanso!

Blaise Zabini se había disparado a sí mismo en el nombre de Rayo de Sol, y el puntaje final había sido 254 a 254 a 254.

...

Detrás de bambalinas, esperando para ascender, tres niños estaban mirándose los unos a los otros con una mezcla de furia y frustración. No ayudaba que siguieran empapados tras ser pescados y extraídos del lago, y que el Encantamiento Calentador no fuera suficiente para compensar el helado aire de Diciembre, o quizá no era otra cosa que su estado de animo.

"Ya no más," dijo Granger. "¡No aguanto más! ¡No más traidores!"

"Estoy completamente de acuerdo con usted, Señorita Granger," Draco exclamó con voz fría. "Suficiente es suficiente."

"¿Y qué piensan hacer ustedes dos al respecto?" espetó Harry Potter. "¡El Profesor Quirrell ya explicó que no va a prohibir los espías!"

"Nosotros los prohibiremos en su lugar," afirmó Draco siniestramente. Él no había entendido a qué se refería con esas palabras, mas el mero acto de pronunciarlas pareció cristalizar un plan -

...

El escenario realmente estaba bien hecho, al menos para una estructura temporal; los creadores no habían caído en el escollo usual de ser impresionados por su propia ilusión de riqueza, y conocían algo de arquitectura y estilo visual. Desde donde estaba Draco, en el lugar obvio para que estuviera de pie, los estudiantes que lo observaran lo verían emitir un débil halo por el fulgor de las esmeraldas; y Granger, de pie en donde Draco sutilmente la había ubicado, sería iluminada con un halo de zafiros Ravenclaw. En cuanto a Harry Potter, Draco no lo estaba mirando por el momento.

El Profesor Quirrell había... despertado, o lo que fuera que él hacía; y se estaba inclinando sobre un podio de platino que se vestía con todas las gemas. Con evidente teatralidad, el Profesor de Defensa estaba apilando y acomodando cuidadosamente los tres sobres que contenían los tres pergaminos en los cuales los tres generales habían escrito sus deseos, mientras que todos los estudiantes de Hogwarts veían, y esperaban.

Finalmente el Profesor Quirrell alzó los sobres. "Bueno," reconoció el Profesor de Defensa. "Esto es inconveniente."

Un arremedo de risita recorrió a la multitud, con un trasfondo agudo.

"¿Supongo que se estarán preguntando qué voy a hacer?" inquirió el Profesor Quirrell. "No hay nada qué hacer; tendré que ser justo. Aunque antes hay un pequeño discurso que deseo pronunciar, y aún antes de eso, parece ser que el Sr. Malfoy y la Señorita Granger tienen algo que desean compartir."

Draco parpadeó, y luego él y Granger intercambiaron rápidas miradas - ¿puedo? - sí, adelante - y Draco alzó su voz.

"La General Granger y yo queremos anunciar," Draco habló con su voz más formal, sabiendo que era amplificada y escuchada, "que nosotros ya no aceptaremos ayuda de ningún traidor. Y si, en alguna batalla descubrimos que Potter ha aceptado traidores de alguien en nuestros ejércitos, uniremos fuerzas para aplastarlo."

Y Draco ojeó con total malicia al Niño-Que-Vivió. ¡Toma eso, General Caos!

"Estoy completamente de acuerdo con el General Malfoy," añadió Granger de pie a su lado, con voz clara y fuerte. "Ninguno de los dos usará traidores, y si el General Potter lo hace, lo destrozaremos en el campo de batalla."

Se produjo un susurro de sorpresa entre los estudiantes espectadores.

"Muy bien," señaló su Profesor de Defensa, sonriendo. "Les llevó a los dos un tiempo, pero de todos modos los felicito porque fueron los primeros en pensarlo antes que los otros generales."

Requirió un momento asimilar lo anterior -

"En el futuro, Sr. Malfoy, Señorita Granger, antes de venir a mi oficina con alguna petición, consideren si hay un modo de conseguirlo sin mi ayuda. No reduciré puntos Quirrell en esta ocasión, pero la próxima vez pueden esperar que perderán cincuenta exactos." El Profesor Quirrell exhibía una mueca divertida. "¿Y qué tiene que opinar usted al respecto, Sr. Potter?"

La vista de Harry Potter fue hacia Granger, luego a Draco. Su rostro aparentaba calma; aunque Draco estaba seguro que controlado hubiera sido un mejor termino.

Finalmente Harry Potter habló, su voz nivelada. "La Legión Caos seguirá estando feliz de aceptar traidores. Nos vemos en el campo de batalla."

Draco sabía que la sorpresa se veía en su cara; hubo susurros de asombro entre los estudiantes, y cuando Draco miró a la fila de adelante notó que incluso los Caóticos de Harry se mostraban incrédulos.

La expresión de Granger era de ira, y poniéndose más airada. "Sr. Potter," ella exclamó con un tono afilado como si ella creyera ser una profesora, "¿está intentando ser odioso?"

"Casi ciertamente que no," Harry Potter respondió calmadamente. "No te obligaré a hacerlo cada vez. Vence sobre mí una vez, y permaneceré vencido. Pero las amenazas no siempre son suficientes, General de Rayo de Sol. Usted no me pidió unirme, sino que procuró imponer su voluntad; y a veces tienes que derrotar al enemigo en la realidad, para imponer su voluntad sobre él. Verán, soy escéptico de que Hermione Granger, la estrella académica más brillante de Hogwarts, y Draco, hijo de Lucius, heredero de la Noble y Más Antigua Casa de Malfoy, pueda trabajar juntos para vencer a su enemigo común, Harry Potter." Una divertida sonrisa cruzó el rostro de Harry Potter. "Quizá sólo haré lo que Draco intentó hacer con Zabini, y escribir una carta a Lucius Malfoy para descubrir qué piensa él de eso."

"¡Harry!" Granger quedó boquiabierta, viéndose absolutamente espantada, y hubo murmullos entre la audiencia también.

Draco controló la ira fluyendo dentro suyo. Eso había sido un movimiento estúpido de parte de Harry, pronunciar eso en público. Si Harry simplemente lo hubiera hecho, podría haber funcionado, Draco ni siquiera había considerado eso, pero si ahora Padre actuaba así parecería que él estaba jugando en las manos de Harry -

"Si crees que mi padre, Lord Malfoy, puede ser manipulado por ti con tanta facilidad," Draco amenazó fríamente, "te espera una sorpresa, Harry Potter."

Y Draco se dio cuenta a medida que las palabras dejaban su boca que él mismo acababa de arrinconar a su propio padre en una esquina, más o menos sin quererlo siquiera. A Padre probablemente no le iba a gustar esto, en lo más mínimo, sin embargo ya sería imposible para él expresarlo así... Draco tendría que pedir disculpas por eso, había sido un honesto accidente, mas era extraño pensar que él había cometido un error así.

"Entonces adelante y derroten al malvado General Caos," Harry exclamó, mostrándose todavía divertido. "No puedo ganar contra los dos ejércitos – no si realmente trabajan juntos. Pero me pregunto si podré romperlos antes de eso."

"¡No lo harás, y nosotros te romperemos a ti!" replicó Draco Malfoy.

Y a su lado, Hermione Granger asintió firmemente.

"Bueno," prosiguió el Profesor Quirrell después de que el asombrado silencio se alargó por un tiempo. "No era así como yo esperaba que se desarrollara esa conversación en particular." El Profesor de Defensa tenía una expresión bastante intrigada en su cara. "En verdad, Sr. Potter, esperaba que se rindiera de inmediato y con una sonrisa, luego anunciado que desde hace rato había deducido la intención de mi lección pero había decidido no arruinarlo para los otros. En efecto, había planeado mi discurso de acuerdo a eso, Sr. Potter."

Harry Potter nada más se encogió de hombros. "Lo siento entonces," él habló, y no añadió nada más.

"Oh, no se preocupe," continuó el Profesor Quirrell. "Esto, también, servirá."

Y el Profesor Quirrell le dio la espalda a los tres niños, y se enderezó sobre el podio para dirigirse a toda la muchedumbre; su acostumbrado aire de desapegada diversión hecho a un lado como una mascara caída, y cuando abrió la boca de nuevo su voz estaba amplificada y más fuerte de lo que había estado.

"De no ser por Harry Potter," arguyó el Profesor Quirrell, su voz tan helada y fría como Diciembre, "Ustedes-Saben-Quién habría vencido."

El silencio fue instantáneo, y total.

...

"No se equivoquen," dijo el Profesor Quirrell. "El Señor Oscuro estaba ganando. Había menos y menos Aurores que se atrevían a enfrentarlo, los vigilantes que se le oponían estaban siendo cazados. Un Señor Oscuro y quizá cincuenta Mortífagos estaban ganando contra un país de miles. ¡Eso está más allá de lo ridículo! ¡No hay una calificación lo suficientemente baja para marcar semejante grado de incompetencia!"

La cara del Director Dumbledore estaba petrificada; y en los rostros de la audiencia, había confusión; y el silencio total prosiguió.

"¿Entiendes cómo sucedió? Hoy lo vieron. Permití traidores, y no le dí a los generales un medio para restringirlos. Ustedes vieron los resultados. Planes inteligentes y traiciones inteligentes, ¡hasta que el último soldado que quedaba en el campo de batalla se disparó a sí mismo! No es posible dudar que los tres ejércitos podrían haber sido derrotados por cualquier enemigo externo que estuviera unificado en sí mismo."

El Profesor Quirrell se apoyó más en el podio, su voz ahora llena con una siniestra intensidad. Su mano derecha estirada, dedos abiertos y extendidos. "División es debilidad," afirmó el Profesor de Defensa. Su mano se cerró en un puño muy apretado. "Unidad es fuerza. El Señor Oscuro entendió eso muy bien, sin importar sus otros defectos; y él usó ese entendimiento para crear una invención simple que lo convirtió en el Señor Oscuro más terrible de la historia. Sus padres enfrentaron un Señor Oscuro. Y cincuenta Mortífagos que estaban perfectamente unificados, conscientes de que cualquier brecha en su lealtad sería castigada con la muerte, que cualquier falla o incompetencia sería castigada con dolor. Nadie podía escapar de la furia del Señor Oscuro una vez que recibían su Marca. Y los Mortífagos accedieron a tomar esa terrible Marca porque ellos sabían que una vez que la obtuvieran, estarían unidos, encarando a una tierra dividida. Un Señor Oscuro y cincuenta Mortífagos hubieran derrotado a un país entero, gracias al poder de la Marca Oscura."

La voz del Profesor Quirrell era triste y dura. "Sus padres hubieran podido luchar del mismo modo. No lo hicieron. Hubo un hombre llamado Yermy Wibble quien hizo un llamado a la nación para instituir algo próximo, aunque él no tuvo la visión necesario para proponer una Marca de Bretaña. Yermy Wibble sabía que le sucedería; él esperaba que su muerte inspiraría a otros. Así que el Señor Oscuro cogió a su familia como una medida ejemplar. Sus pieles vacías no inspiraron nada aparte de miedo, y nadie se atrevió a hablar de nuevo. Y sus padres hubieran enfrentado las consecuencias de esa despreciable cobardía, de no haber sido salvados por un niño-de-un-año." La expresión del Profesor Quirrell era de total repugnancia. "Un dramaturgo lo hubiera llamado dei ex machina, porque ellos no hicieron nada para ganar su salvación. Aquel-Que-No-Debe-Ser-Nombrado podría no haber sido merecedor de la victoria, pero no tengan dudas, sus padres merecían perder."

La voz del Profesor de Defensa sonó tan acorazada como el hierro. "Y sepan esto: ¡sus padres no han aprendido nada! ¡La nación sigue fragmentada y débil! ¿Cuántas décadas pasaron entre Grindelwald y Ustedes-Saben-Quién? ¿Creen ustedes que no verán la siguiente amenaza en sus propias vidas? ¿Repetirán ustedes los errores de sus padres, cuando han visto con sus propios ojos los resultados expuestos y con tanta claridad el día de hoy? Porque yo puedo predecir lo que sus padres harán, ¡cuando el día de la oscuridad llegue! ¡Puedo señalar qué lección han aprendido ellos! ¡Ellos
han aprendido a esconderse como cobardes y no hacer nada mientras esperan que Harry Potter los salve!"

Se produjo una expresión de duda en los ojos del Director Dumbledore; y los otros estudiantes contemplaron a su Profesor de Defensa con desconcierto e ira y admiración.

Los ojos del Profesor Quirrell eran tan fríos como su voz. "Marquen esto, y es mejor remarcarlo bien. Aquel-Que-No-Debe-Ser-Nombrado deseaba gobernar este país, para mantenerlo bajo su cruel mano por siempre. Pero al menos él deseaba gobernar sobre un país vivo, ¡y no un montón de cenizas! Han existido Señores Oscuros que estaban dementes, ¡que no querían otra cosa que convertir el mundo en una enorme pira funeraria! ¡Ha habido guerras en que un país entero marcha contra otro! Sus padres casi perdieron contra media centena, ¡que querían tomar este país con vida! ¿Cuán rápido hubieran caído si el enemigo hubiera sido más numeroso que ellos, un enemigo que no le importara nada excepto la destrucción? Esta es mi predicción: Cuando la siguiente amenaza se presente, Lucius Malfoy exclamara que deben seguirlo o perecer, que su única esperanza es confiar en su crueldad y fortaleza. Y aunque Lucius Malfoy por sí mismo lo pueda creer, esto será una mentira. Porque cuando el Señor Oscuro pereció, Lucius Malfoy no unió a los Mortífagos, fueron desperdigados en un instante, ¡huyeron como perros azotados y se traicionaron los unos a los otros! Lucius Malfoy no es lo suficientemente fuerte como para ser un verdadero Señor, ni Oscuro ni de otro tipo."

Los puño de Draco Malfoy estaba blancos de lo apretados que estaban, había lagrimas en sus ojos, y furia, y una vergüenza intolerable.

"No," continuó el Profesor Quirrell, "No creo que vaya ser Lucius Malfoy quien los salve. Y no piensen que hablo para mi propio beneficio, el tiempo hará claro que este no es el caso. No les hago recomendaciones, mis estudiantes. Sin embargo apunto que si todo un país encontrara un líder tan fuerte como el Señor Oscuro, mas honorable y puro, y aceptara su Marca; entonces podrían aplastar a cualquier Señor Oscuro como un insecto, y el resto de nuestro dividido mundo mágico no podría amenazarlos. E incluso si un enemigo más grande se alzara contra nosotros en una guerra de exterminio, entonces únicamente un mundo mágico unido podría sobrevivir."

Hubo respiraciones contenidas, la mayoría de los hijos de Muggles; los estudiantes en túnicas de bordes verdes se mostraban meramente intrigados. Ahora era Harry Potter quien tenía los puños muy apretados y temblando; y Hermione Granger a su lado estaba enojada y consternada.

El Director se levantó de su silla, con expresión muy severa, sin pronunciar palabra aún; mas su orden era clara.

"No digo cuál amenaza llegara," exclamó el Profesor Quirrell. "Pero ustedes no vivirán sus vidas en paz, no si la historia pasada del mundo sirve como guía para su futuro. Y si hacen en el futuro como han visto hoy a los tres ejércitos, si no pueden hacer a un lado sus tontas disputas y tomar la Marca de un solo líder, entonces en efecto podrían llegar a desear que el Señor Oscuro hubiera vivido para gobernar sobre ustedes, y lamentarán el día en que Harry Potter nació -"

"¡Suficiente!" bramó Albus Dumbledore.

Hubo silencio.

El Profesor Quirrell lentamente giró su vista hacia donde Albus Dumbledore aguardaba de pie con la furia de su hechicería; sus ojos se encontraron, y una presión insonora cayó sobre todos los estudiantes, mientras escuchaban sin atreverse a mover.

"Tú, también, le fallaste a este país," acusó el Profesor Quirrell. "Y conoces el peligro tan bien como yo."

"Tales discursos no son para los oídos de los estudiantes," alegó Albus Dumbledore con una amenazante y elevado tono de voz. "¡Ni para la boca de los profesores!"

Secamente, entonces, el Profesor Quirrell habló: "Hubo muchos discursos para las orejas de los adultos, cuando el Señor Oscuro se alzó. Y los adultos aplaudieron y victorearon, y fueron a casa tras haber disfrutado su día de entretenimiento. Pero te obedeceré, Director, y no seguiré haciendo discursos si no le place. Mi lección es simple. Yo no haré nada con respecto a los traidores, y veremos qué pueden hacer los estudiantes por su cuenta para resolverlo, cuando no esperan que los profesores los salven."

Y entonces el Profesor Quirrell se volteó de nuevo hacia sus estudiantes, y su boca se curvó en una sonrisa irónica que pareció disipar la terrible presión como si un dios del viento soplara para disipar las nubes. "Sin embargo sean amables con los traidores hasta ahora," dijo el Profesor Quirrell. "Nada más estaban divirtiéndose."

Hubo risas, aunque fueron nerviosas al principio, y luego gano más fuerza, mientras el Profesor Quirrell se quedó de pie sonriendo con sorna y algo de la tensión se liberó.

...

La mente de Draco seguía navegando a través de mil preguntas con expresión de horror, al tiempo que el Profesor Quirrell se preparaba para abrir los sobres en que los tres habían escrito sus deseos.

Nunca antes se le había ocurrido a Draco que los Muggles capaces de viajar a la luna fueran una amenaza más grande que la declinación de la hechicería, o que Padre hubiera demostrado ser demasiado débil para detenerlos.

Y aún más extraño, la implicación obvia: el Profesor Quirrell creía que Harry podía. El Profesor de Defensa afirmaba no haber hecho ninguna recomendación, mas había mencionado a Harry Potter una y otra vez en su discurso; otros ya estarían pensando lo mismo que Draco.

Era ridículo. El chico que había cubierto una silla mullida en brillantina y la había llamado su trono -

El chico que había enfrentado a Snape y vencido, susurró una voz traidora, ese chico podría crecer hasta ser un Señor tan fuerte como para gobernar, tan fuerte como para salvarnos a todos -

¡Harry había sido criado por Muggles! Él era prácticamente un sangre sucia, él no lucharía contra su familia adoptiva -

Él conoce sus artes, sus secretos y sus métodos; puede coger toda la ciencia de los Muggles y usarla contra ellos, además de nuestro poder como magos.

¿Pero qué pasa si se rehúsa? ¿Qué sucede si es demasiado débil?

En ese caso, respondió esa voz interior, tendrías que ser tú, ¿no es así, Draco Malfoy?

Y ahí se renovaron los murmullos de la audiencia, cuando Profesor Quirrell abrió el primer sobre.

"Sr. Malfoy," exclamó el Profesor Quirrell, "su deseo es... que Slytherin gane la Copa de las Casas."

Se produjo una confusa pausa entre la audiencia.

"Sí, Profesor," explicó Draco con voz clara, sabiendo que una vez más estaba siendo amplificada. "Si no puede hacer eso, entonces algo más para Slytherin -"

"No otorgaré puntos de Casa de manera injusta," interrumpió el Profesor Quirrell. Se golpeó suavemente la mejilla con un dedo, mostrándose pensativo. "Lo que hace su deseo lo suficientemente difícil como para hacerlo interesante. ¿Le gustaría añadir algo sobre el por qué, Sr. Malfoy?"

Draco dejó de mirar al Profesor de Defensa, encaró a la muchedumbre con el fondo de platino y esmeraldas a su espalda. No todos los Slytherin habían apoyado al Ejército Dragón, había facciones anti-Malfoy que habían expresado su insatisfacción al animar al Niño-Que-Vivió, o incuso a Granger; y esas facciones se envalentonarían enormemente con lo que Zabini había hecho. Él necesitaba hacerles recordar que Slytherin significaba Malfoy y Malfoy significaba Slytherin -

"No," dijo Draco. "Ellos son Slytherins, lo entenderán."

Hubo algunas risas entre la audiencia, especialmente en Slytherin, aún entre algunos estudiantes que se hacían llamar a sí mismos anti-Malfoy un momento atrás.

La adulación era una cosa adorable.

Draco volvió a ponerse de frente al Profesor Quirrell, y se sorprendió al encontrar una expresión de vergüenza en la cara de Granger.

"Y para la Señorita Granger..." expresó el Profesor Quirrell. Se oyó el sobre desgarrarse. "Su deseo es que... ¿Ravenclaw gane la Copa de las Casas?"

Hubo considerables carcajadas entre la audiencia, incluso una del propio Draco. Él no había pensado que Granger estuviera en el juego.

"Bueno, este," aclaró Granger, sonando como si tuviera problemas para recordar un discurso memorizado, "Me refiero a que, eso..." Ella respiró profundamente. "Había soldados de cada Casa en mi ejército, y no tengo preferencias sobre ninguno de ellos. Pero las Casas deben seguir contando para algo, también. Fue triste que estudiantes de la misma Casa estuvieran maldiciéndose los unos a los otros nada más porque estaban en diferentes ejércitos. Las personas deberían ser capaces de confiar en cualquiera que pertenezca a su Casa. Por eso es que Godric Gryffindor, y Salazar Slytherin, y Rowena Ravenclaw, y Helga Hufflepuff crearon las cuatro Casas de Hogwarts en primer lugar. Soy la General de Rayo de Sol, mas aún antes de eso, yo soy Hermione Granger de Ravenclaw, y estoy orgullosa de pertenecer a una Casa que tiene ochocientos años de antigüedad."

"¡Bien dicho, Señorita Granger!" aclamó la voz amplificada de Dumbledore.

Harry Potter estaba paralizado, y algo hizo cosquillas en la punta del reconocimiento de Draco.

"Un sentimiento interesante, Señorita Granger," exclamó el Profesor Quirrell. "Sin embargo hay veces en que es bueno para un Slytherin tener amigos en Ravenclaw, o para un Gryffindor tener amigos en Hufflepuff. ¿Seguramente no sería lo mejor si pudiera confiar tanto en sus amigos de Casa, como en los amigos en su ejército?"

Los ojos de Granger titubearon brevemente hacia los estudiantes y los profesores que la observaban, y no habló más.

El Profesor Quirrell asintió como para sí mismo, y se volteó hacia el podio, y cogió y desgarró el último sobre. A un lado de Draco, Harry Potter se tensó visiblemente cuando el Profesor de Defensa extrajo el siguiente pergamino. "Y el Sr. Potter desea que -"

Hubo una pausa cuando el Profesor Quirrell observó el pergamino.

Entonces, sin ningún cambio de expresión sobre el rostro del Profesor Quirrell, la hoja del pergamino ardió en llamas, y se quemó con un breve, intenso fuego que nada más dejó el polvo negro cayendo como rocío sobre su mano.

"Por favor limítese usted mismo a lo posible, Sr. Potter," dijo el Profesor Quirrell, sonando muy seco en efecto.

Siguió una pausa muy larga; Harry, de pie al lado de Draco, se veía bastante conmocionado.

¿En el nombre de Merlín que había pedido él?

"Sí espero," demandó el Profesor Quirrell, "que haya preparado otro deseo, en caso de que no pudiera conceder ese."

Otra pausa.

Harry respiró profundamente. "No lo hice," él informó, "pero ya pensé en otro." Harry Potter se giró para mirar a la audiencia, y su voz se volvió más firme al hablar. "Las personas le tienen miedo a los traidores por el daño que estos hacen directamente, por los soldados a los que disparan o los secretos que revelan. Sin embargo eso sólo es una parte del peligro. Lo que las personas hacen porque tienen miedo de los traidores también es muy costoso. Yo usé esa estrategia hoy contra Rayo de Sol y Dragón. No les ordené a mis traidores que causaran tanto daño directo como les fuera posible. Les pedí que actuaran en la forma en que más pudieran crear desconfianza y confusión, y hacer para los generales más caras las cosas al intentar detenerlos de hacerlo de nuevo. Cuando hay unos cuantos traidores y un país entero para oponerse a ellos, lo más razonable es que unos cuantos traidores podrían ser menos dañinos que lo que todo un país hace para reducirlos, que la cura podría ser peor que la enfermedad -"

"Sr. Potter," interrumpió el Profesor de Defensa, su voz cortante de repente, "la lección de historia es que usted simplemente está equivocado. La generación de sus padres hizo muy poco para unificarse, ¡no demasiado! Este país casi se derrumbó por completo, Sr. Potter, aunque usted no estuvo aquí para verlo. Le sugiero que le pregunte a sus compañeros de cuarto en Ravenclaw cuántos de ellos han perdido un familiar por culpa del Señor Oscuro. O si usted es más sabio, ¡no los cuestione! ¿Tiene un deseo para hacer, Sr. Potter?"

"Si no le importa," exigió suave la voz de Albus Dumbledore, "Me gustaría escuchar lo que el Niño-Que-Vivió tiene por explicar. Él tiene más experiencia que cualquiera de nosotros en detener guerras."

Unos cuantos se rieron, mas no demasiados.

Los ojos de Harry Potter se movieron hacia Dumbledore, y se mostró pensativo por un momento. "No digo que usted esté mal, Profesor Quirrell. En la última guerra, las personas no actuaron juntas, y todo un país casi cae bajo unas cuantas docenas de atacantes, y sí, eso fue patético. Y si nosotros hacemos el mismo error la próxima vez, sí, eso sería aún más patético. Pero uno nunca pelea la misma guerra dos veces. Y el problema es que, al enemigo también se le permite ser inteligente. Si estás dividido eres vulnerable de un modo; mas cuando procuras unirte, ahí encaras otros riesgos, y otros costos, y el enemigo intentará tomar ventaja de ello, también. Uno no puede limitarse a pensar en un único nivel del juego."

"La simplicidad también tiene mucho de loable, Sr. Potter," apuntó la seca voz del Profesor de Defensa "Espero que sí haya aprendido algo en este día sobre los peligros de las estrategias más complicadas que unir a su grupo y atacar a sus enemigos. Y si todo eso no tiene algo que ver con su deseo de algún modo, tendré que estar muy molesto."

"Sí," afirmó Harry Potter, "fue muy difícil pensar en un deseo que simbolizara los costos de la unidad. Mas el problema de actuar juntos no sólo es para las guerras, es algo que tenemos que resolver todas nuestras vidas, a diario. Si todos se están coordinando usando las mismas reglas, y las reglas son estúpidas, entonces si una de las personas decide hacer las cosas de modo diferente, está rompiendo las reglas. Pero si todos deciden hacer las cosas de una manera diferente, sí pueden. Es exactamente el mismo problema de que todos necesitan actuar juntos. Sin embargo para el primero que lo señale, parece como si fuera en contra de la multitud. Y si pensaste que la única cosa importante era que las personas estuvieran unificadas, así nunca vas a poder cambiar el juego, sin importar que tan estúpidas sean las reglas. Así que para mi propio deseo, para simbolizar lo que sucede cuando la gente se une en la dirección equivocada, es que en Hogwarts deberíamos jugar Quidditch sin la Snitch."

"¿QUÉ?" chillaron cientos de voces entre la multitud, y a Draco se le cayó la mandíbula.

"La Snitch arruina todo el juego," exclamó Harry Potter. "Todo lo que hacen los demás jugadores termina siendo irrelevante. Sería enormemente más sensato nada más comprar un reloj. Es una de esas cosas increíblemente estúpidas que no te das cuenta porque creciste con ellas, esas personas sólo lo hacen porque todos los demás lo hacen -"

Pero para ese punto la voz de Harry Potter ya no podía ser escuchada, porque el boicoteo había iniciado.

...

El boicoteo finalizó quince segundos después, después de que un fuego gigantesco surgiera de la torre más alta de Hogwarts con un sonido equivalente al de cientos de truenos. Draco no sabía que Dumbledore pudiera hacer eso.

Los estudiantes se sentaron otra vez con mucho cuidado y en silencio.

El Profesor Quirrell se estaba riendo, sin pausa. "Así será, Sr. Potter. Será hecho." El Profesor de Defensa paró a propósito. "Por supuesto, únicamente prometí un astuto plan. Y eso es todo lo que ustedes tres van a conseguir."

Draco había estado medio esperando esas palabras antes, sin embargo siguieron siendo una sorpresa; Draco intercambio rápidas miradas con Granger, ellos habían sifo los aliados obvios mas sus deseos estaban directamente opuestos -

"Se refiere a que," cuestionó Harry, "¿tenemos que estar de acuerdo en un mismo deseo?"

"Oh, eso sería mucho que pedir," contestó el Profesor Quirrell. "Ustedes tres no tienen un enemigo común, ¿o sí?"

Y por un breve momento, ta veloz que Draco pensó que podría haberlo imaginado, los ojos del Profesor de Defensa se desviaron en la dirección de Dumbledore.

"No," corrigió el Profesor Quirrell, "Quiero decir que cumpliré los tres deseos usando un mismo plan."

Hubo un silencio de confusión.

"Usted no puede hacer eso," Harry expresó con honestidad al lado de Draco. "Ni siquiera yo puedo hacer eso. Dos de esos deseos son mutuamente incompatibles. Es lógicamente imposible -" y entonces Harry se cortó a sí mismo abruptamente.

"Usted es demasiado joven para decir lo que no puedo hacer, Sr. Potter," aseguró el Profesor Quirrell, con una breve y seca sonrisa.

Entonces el Profesor de Defensa se giró para mirar a los estudiantes. "En verdad, no tengo confianza en su habilidad para aprender la lección de hoy. Vayan a casa, y disfruten el tiempo con sus familias, o lo que les quede de ellas, mientras sigan con vida. Mi propia familia desde hace tiempo murió por la propia mano del Señor Oscuro. Los veré a todos cuando regresen las clases."


En el silencio sin palabras que siguió, con el Profesor Quirrell ya volteándose para bajarse del escenario, Draco escuchó al Profesor de Defensa susurrar, en voz baja y sin amplificación, "Pero con usted, Sr. Potter, me gustaría conversar ahora."

Capítulo 33             Capítulo 35


Nota del traductor


Un capítulo interesante. No muy largo, pero sí muy revelador. Sin palabras extrañas, lo que es muy agradable para mí.

Hace tres días se acabó este fanfic en inglés. Fue increíble, épico, triste y maravilloso, todo a la vez. Ahora que ha acabado, puedo ver todas las pistas que se plantaron a lo largo del camino. Todo tiene sentido al final.

El próximo capítulo debería estar listo en una semana y media, más o menos.

Me fascina que todo el episodio esté contado desde la perspectiva de Draco Malfoy. La alianza entre él y Hermione, si bien no es tan sorprendente, va a tener consecuencias muy grandes.

Espero que tengan un lindo día :)

Escrito por Less Wrong / Eliezer Yudkowsky


Traducido al español por Rhaidot


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