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domingo, 29 de marzo de 2015

Harry Potter y los Métodos de la Racionalidad Capítulo 35

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Harry Potter y los Métodos de la Racionalidad


Capítulo 35

Problemas de Coordinación, Parte 3

Harry y Quirrell
Harry y Quirrell Original

Se habían ido a la oficina del Profesor de Defensa, y el Profesor Quirrell había sellado la puerta antes de recostarse en su silla y hablar.

La voz del Profesor de Defensa era muy calmada, y eso le alteró los nervios a Harry mucho más que si el Profesor Quirrell hubiera estado gritando.

"Estoy intentando," dijo el Profesor Quirrell sin alzar la voz, "hacer más de una concesión por el hecho de que usted es joven. Que yo mismo a su edad, era un tonto extraordinario. Usted habla como un adulto y mete sus narices en juegos de adultos, y a veces olvido que no es más que un niñato. Tengo la esperanza, Sr. Potter, de que sus infantiles tonterías no acaben de hacerlo matar, arruinado su país, y perdido la siguiente guerra."

Era difícil para Harry controlar su respiración. "Profesor Quirrell, expresé mucho menos de lo que hubiera deseado, pero tenía que decir algo. Sus propuestas eran extremadamente alarmantes para cualquiera con la más ligera familiaridad con historia Muggle en el último siglo. Los fascistas Italianos, unas personas muy desagradables, obtuvieron su nombre de las fasces, un montón de varas puestas juntas para simbolizar que la unidad es fuerza -"

"Así que los desagradables fascistas Italianos creían que la unidad es más fuerte que la división," lo interrumpió el Profesor Quirrell. El filo empezaba a colarse en su voz. "Quizá también creían que el cielo era azul, y avocaban por una política de no arrojar piedras sobre tu propia cabeza."

La estupidez inversa no es inteligencia; la persona más estúpida del mundo podía afirmar que el sol estaba brillando, mas eso no hacia que se pusiera oscuro... "De acuerdo, usted está en lo correcto, eso fue un argumento ad hominem, no está mal porque los fascistas lo hayan creído. Sin embargo Profesor Quirrell, ¡no puede hacer que todos en el país tomen la Marca de un dictador! ¡Es un punto único de fracaso! Mire, lo pondré de este modo. Suponga que el enemigo nada más usa Imperius sobre quien sea que controle la Marca -"

"Los magos poderosos no caen fácilmente bajo el Imperius," alegó el Profesor Quirrell con sequedad. "Y si no puede encontrar un líder digno, en todo caso está condenado. Pero los líderes dignos existen; la pregunta es si las personas deben seguirlos."

Harry pasó sus manos sobre su cabello en frustración. Quería pedir un tiempo fuera y hacer que el Profesor Quirrell leyera Ascenso y caída del Tercer Reich e iniciar la conversación otra vez. "Supongo que si sugiero que la democracia es una mejor forma de gobierno que la dictadura -"

"Ya veo," aseveró el Profesor Quirrell. Sus ojos se cerraron brevemente, luego los abrió. "Sr. Potter, la estupidez del Quidditch es transparente para usted porque no creció reverenciando el juego. Si nunca hubiera escuchado de elecciones, Sr. Potter, y nada más viera lo que hay ahí, lo que viera no lo complacería. Vea nuestro Ministro electo de Magia. ¿Es él el más sabio, el más fuerte, el más grande de nuestra nación? No; él es un bufón pagado por Lucius Malfoy. Los magos fueron a las votaciones y escogieron entre Cornelius Fudge y Tania Leach, quienes compitieron entre ellos en un concurso grande y entretenido después de que el Diario el Profeta, que Lucius Malfoy también controla, decidieron que ellos dos eran los únicos candidatos serios. Que Cornelius Fudge fue elegido genuinamente como el mejor líder que nuestro país podía ofrecer no es una sugestión que alguien haría con el rostro serio. No es diferente en el mundo Muggle, por lo que he visto y escuchado; el último periódico Muggle que leí mencionaba que el anterior Presidente de los Estados Unidos había sido un actor de películas retirado. Si usted no hubiera crecido con las elecciones, Sr. Potter, serían para usted tan claramente tontas como el Quidditch."

Harry se sentó con la boca abierta, luchando por encontrar las palabras. "El punto de las elecciones no es producir el mejor líder, es mantener a los políticos muy asustados de los votantes para que no se vuelvan completamente malvados como le pasa a los dictadores -"

"La última guerra, Sr. Potter, se peleó entre el Señor Oscuro y Dumbledore. Y aunque Dumbledore fuera un líder con falencias que estaba perdiendo la guerra, ¡es ridículo sugerir que cualquiera de los Ministros de Magia elegidos durante ese periodo pudiera haber reemplazado a Dumbledore! La fuerza nace de los magos poderosos y de sus seguidores, no de las elecciones y los tontos que eligen. Esa es la lección de historia reciente de la Bretaña Mágica; y dudo que la siguiente guerra le enseñe una lección diferente. Si la sobrevive, Sr. Potter, ¡cosa que usted no hará a menos que abandone sus entusiasmadas ilusiones de la infancia!"

"Si usted cree que no hay peligros en el curso de acción por el que usted aboga," dijo Harry, y a pesar de todo su voz se hacía más afilada, "entonces eso, también, es entusiasmo infantil."

Harry vio de manera sombría directo a los ojos del Profesor Quirrell, quien le devolvió la mirada sin parpadear.

"Tales peligros," argumentó el Profesor Quirrell con frialdad, "son para ser discutidos en oficinas como esta, no durante los discursos. Los tontos que eligieron a Cornelius Fudge no están interesados en complicaciones y precaución. Enséñeles algo con más matices que un grito de alegría, y enfrentará su guerra solo. Eso, Sr. Potter, fue su error infantil, que Draco Malfoy no hubiera cometido ni cuando tenía ocho años. Debió haber sido obvio hasta para usted que era su obligación guardar silencio, y consultar conmigo primero, ¡no hablar sus preocupaciones en frente de la muchedumbre!"

"No soy amigo de Albus Dumbledore," replicó Harry, con voz tan helada como la del Profesor Quirrell. "Sin embargo él no es ningún niño, y no pareció pensar que mis preocupaciones fueran cosa de niños, ni que debía esperar para hablar."

"Oh," exclamó el Profesor Quirrell, "así que ahora recibe los consejos del Director, ¿no es así?" y se levantó de su escritorio.

...

Cuando Blaise dio vuelta en la esquina de camino a la oficina, vio que el Profesor Quirrell ya estaba apoyándose contra la pared.

"Blaise Zabini," saludó el Profesor de Defensa, enderezándose; sus ojos eran duros como piedras oscuras sobre su rostro, y su voz envió un escalofrío de miedo que descendió por la espalda de Blaise.

Él no puede hacer nada contra mí, nada más tengo que recordar eso -

"Creo," explicó el Profesor Quirrell, con una clara, fría voz, "que ya he adivinado el nombre de su empleador. Mas quisiera oírlo de sus propios labios, y también confiese el precio con que lo compró."

Blaise sabía que estaba sudando bajo su túnica, y que la humedad ya era visible en su frente. "Tuve una oportunidad de mostrar que yo era mejor los otros tres generales, y la aproveché. Muchas personas me odian ahora pero también hay un montón de Slytherins que me aman por ello. Qué le hace pensar que soy -"

"Usted no elaboró el plan de batalla de hoy, Sr. Zabini. Revele quién lo hizo."

Blaise tragó saliva. "Bueno... O sea, en ese caso... Entonces usted ya sabe quién lo hizo, ¿correcto? El único que es así de demente es Dumbledore. Y él me protegerá si usted intenta hacerme algo."

"En efecto. Dígame el precio." Los ojos del Profesor de Defensa seguían muy duros.

"Es mi prima Kimberly," Blaise espetó, tragó saliva otra vez y procuró controlar su voz. "Ella es real, y en verdad está siendo abusada, Potter revisó eso, él no es un tonto. Únicamente Dumbledore me aseguró que se desharía de los abusones, nada más por el plan, y si trabajaba para él ella estaría bien cuando todo hubiera acabado, mas si yo iba con Potter, ¡habría más problemas para Kimberly!"

El Profesor Quirrell guardó silencio por un largo momento.

"Ya veo," habló el Profesor Quirrell, su voz ya mucho más suave. "Sr. Zabini, si tal evento volviera a ocurrir de nuevo, usted podría contactarme directamente. Tengo mis propias formas de proteger a mis amigos. Ahora, una pregunta final: Aún con todo el poder que tuvo en sus manos, forzar un empate hubiera sido difícil. ¿Dumbledore lo instruyó en quien debía ganar si no lo hubiera logrado?"

"Rayo de sol," informó Blaise.

El Profesor Quirrell asintió. "Como pensé." El Profesor de Defensa suspiró. "En su futura carrera, Sr. Zabini, le sugiero que no intente planes tan complicados. Tienen la tendencia de fallar."

"Este, eso mismo le dije al Director, de hecho," Blaise explicó, "y él me respondió que por eso era importante tener más de un plan al mismo tiempo."

El Profesor Quirrell se pasó una mano cansada por la frente. "Es una maravilla que el Señor Oscuro no se haya enloquecido luchando contra él. Puede proceder a su reunión con el Director, Sr. Zabini. No abriré mi boca sobre esto, sin embargo si el Director de algún modo descubre que hemos conversado, recuerde mi oferta en pie de que le daré toda la protección que pueda. Puede retirarse."

Blaise no espero más palabras, sólo se giró y huyó.

...

El Profesor Quirrell esperó un rato, y luego exclamó, "Adelante, Sr. Potter."

Harry se quitó la Capa de Invisibilidad de su cabeza y la introdujo en su monedero. Estaba temblando con tanta ira que apenas y podía vocalizar. "¿Él qué? ¿Él hizo qué?"

"Usted debió deducirlo por usted mismo, Sr. Potter," el Profesor Quirrell razonó con suavidad. "Tiene que aprender a nublar su visión hasta que pueda ver el bosque oscurecido por los árboles. Cualquiera que haya escuchado historias sobre usted, y que desconozca que usted es el misterioso Niño-Que-Vivió, podría haber deducido fácilmente su posesión de una capa de invisibilidad. Aléjese de estos eventos, oscurezca los detalles, ¿y qué observamos? Había una gran rivalidad entre los estudiantes, y su competición terminó con un empate perfecto. Ese tipo de cosas nada más pasan en las historias, Sr. Potter, y hay una persona en esta escuela que piensa en las historias. Había un extraño y complicado complot, que usted debió darse cuenta no era característico del joven Slytherin que usted enfrentó. Pero hay una persona en esta escuela que arma planes tan elaborados, y su nombre no es Zabini. Y yo le advertí que existía un cuádruple agente; usted sabía que Zabini era al menos un triple agente, y por ello debió suponer que él tenía una probabilidad más alta de serlo. No, no declararé la batalla como invalida. Los tres fallaron la prueba, y perdieron ante su enemigo en común."

A Harry no le importaban las pruebas a estas alturas. "¿Dumbledore chantajeó a Zabini amenazando su prima? ¿Nada más para que nuestra batalla terminara en empate? ¿Por qué?"

El Profesor Quirrell soltó una risa sin alegría. "Quizá el Director pensó que la rivalidad era buena para su héroe mascota y deseaba verlo continuar. Por el bien mayor, tú entiendes. O tal vez simplemente él está loco. Verá, Sr. Potter, todos conocen que la locura de Dumbledore es una máscara, que él es un cuerdo pretendiendo ser un loco. Se enorgullecen por su astuta observación, y porque conocen la explicación secreta, dejan de creer. No se les ocurre que también es posible tener una máscara detrás de la máscara, ser un loco que pretende ser un cuerdo que pretende estar loco. Y me temo, Sr. Potter, que tengo un asunto urgente en otro lugar, y debo partir; sin embargo debo sugerirle con mucho ahínco que no siga los consejos de Albus Dumbledore cuando luche una guerra. Hasta luego, Sr. Potter."

Y el Profesor de Defensa inclinó su cabeza con algo de ironía, y entonces se fue dando zancadas en la misma dirección que Zabini había huido, mientras que Harry se quedó de pie con la boca abierta por la conmoción.

...

Conclusión: Harry Potter.

Harry se arrastró con lentitud hacia el dormitorio de Ravenclaw, ojos que no veían paredes, pinturas, u otros estudiantes; subió las escaleras y bajó las rampas sin mermar la velocidad, acelerar, o darse cuenta en dónde pisaba.

Le había tomado más de un minuto tras la partida del Profesor Quirrell para notar que su única fuente de información sobre la participación de Dumbledore era (a) Blaise Zabini, y sería un gigantesco idiota si volviera a confiar en él, y (b) el Profesor Quirrell, quien con mucha facilidad pudo haber falseado un complot al estilo de Dumbledore, y quien también podría pensar que una pequeña rivalidad estudiantil era algo bueno para tener; y quien había, si retrocedías y nublabas los detalles, acabado de proponer convertir el país en una dictadura mágica.

Y también era posible que Dumbledore fuera el que estaba detrás de Zabini, y que el Profesor Quirrell hubiera intentado sinceramente combatir la Marca Oscura en realidad, y prevenir la repetición de una actuación que él percibió como patética. Procurar asegurar que Harry al final no acabara luchando contra el Señor Oscuro solo, mientras todos los demás se escondían, aterrados, esforzándose por permanecer afuera de la linea de fuego, esperando que Harry los salvara.

Mas la verdad era...

Bueno...

Harry estaba de acuerdo con eso.

Era, él sabía, el tipo de cosa que supuestamente hacía a los héroes resentidos y amargados.

Al infierno con eso. Harry estaba muy a favor de que todos los demás se quedaran fuera del peligro mientras que el Niño-Que-Vivió derribaba al Señor Oscuro por sí mismo, más o menos con un pequeño número de acompañantes. Si el siguiente conflicto con el Señor Oscuro llegaba al punto de una Segunda Guerra Mágica que mataba a muchas personas y embrollaba a un país entero, eso implicaba que Harry ya había fallado.

Y si después estallaba una guerra en magos y Muggles, no importaba quien ganaba, Harry ya habría fallado al permitir que llegara tan lejos. Además, ¿quien había dicho que las sociedades no podían integrarse pacíficamente cuando el secreto se rompiera de manera inevitable? (Aunque Harry podía escuchar la voz seca del Profesor Quirrell en su mente, preguntándole si acaso era un tonto, y señalando todas las cosas obvias...) Y si magos y Muggles no podían vivir en paz, entonces Harry combinaría magia y ciencia y descubriría cómo evacuar a todos los magos a Marte o a otro lado, en lugar de permitir que estallara una guerra.

Porque si llegaba a ocurrir una guerra de exterminio...

Esa fue la cosa que el Profesor Quirrell no había comprendido, la pregunta más importante que se le había olvidado realizar a su joven general.

La razón real por la que Harry no tenía intención de dejarse convencer en introducir una Marca de Luz, sin importar cuánto le ayudara en su pelea contra el Señor Oscuro.

Un Señor Oscuro y cincuenta seguidores Marcados habían sido una amenaza para toda la Bretaña Mágica.

Si toda Bretaña tomaba la Marca de un líder fuerte, se convertirían en una amenaza para todo el mundo mágico.

Y si todo el mundo mágico tomaba una única Marca, serían un peligro para el resto de la humanidad.

Nadie sabía exactamente cuántos magos había en el mundo. Él había hecho unos cuantos estimados con Hermione y obtenido unos números alrededor de un millón.

Sin embargo había seis billones de Muggles.

Si ocurría una guerra final...

El Profesor Quirrell había olvidado inquirir a Harry sobre cuál lado protegería.

Una civilización científica, yendo más allá, avanzando hacía adelante, conociendo que su destino era alcanzar las estrellas.

Y una civilización mágica, desvaneciéndose lentamente a medida que su conocimiento se pierde, todavía gobernada por una nobleza que veía a los Muggles como si no fueran del todo humanos.

Era un sentimiento de tristeza terrible, pero no uno que contuviera algún indicio de duda.

...

Conclusión: Blaise Zabini.

Blaise caminó a través de los pasillos con cuidado, lentitud auto-impuesta, su corazón palpitando salvajemente al tiempo que intentaba calmarse -

"Ejem," saludó una seca, susurrante voz proveniente de una alcoba entre sombras por la que él pasaba.

Blaise saltó, pero no gritó.

Lentamente, se volteó.

En la pequeña, oscurecida esquina había una capa negra tan ancha y ondulante que era imposible determinar si la figura que estaba debajo era masculina o femenina, y sobre la capa un sombrero negro redondo y ancho, con una neblina negra que parecía reunirse por debajo para oscurecer la cara de quien fuera o lo que fuera que pudiera yacer allí abajo.

"Reporte," susurró el Sr. Sombrero y Capa.

"Nada más dije lo que me indicaste," explicó Blaise. Su voz un poco más calmada ahora que ya no tenía que mentirle a nadie. "Y el Profesor Quirrell reaccionó justo del modo en que esperabas."

El ancho sombrero negro descendió y luego se enderezó, como si la cabeza por debajo hubiera asentido. "Excelente," felicitó el murmullo no identificable. "La recompensa que prometí ya va de camino a tu madre, mediante búho."

Blaise titubeó, sin embargo la curiosidad se lo estaba comiendo vivo. "¿Puede contarme por qué quiere causar conflicto entre el Profesor Quirrell y Dumbledore?" El Director no había tenido nada que ver entre los abusones de Gryffindor hasta donde Blaise sabía, y además de ayudar a Kimberly, el Director también había ofrecido hacer que el Profesor Binns le diera notas excelentes en Historia de la Magia aún si entregaba pergaminos en blanco para su tarea, aunque de todos modos tendría que asistir a clases y pretender que los entregaba. De hecho Blaise hubiera traicionado a los tres generales a cambio de nada, y tampoco es que le importara mucho su prima, mas él no había visto la necesidad de revelarlo abiertamente.

El ancho sombrero negro se ladeó un poco, como si otorgara una expresión inquisidora. "Responda, amigo Blaise, ¿se le ocurrió que los traidores que traicionan demasiadas veces con frecuencia encuentran finales mortales?"

"No," contestó Blaise, viendo directo hacia la niebla negra bajo el sombrero. "Todos saben que nada realmente malo le pasa a los estudiantes en Hogwarts."

El Sr. Sombrero y Capa soltó una risa susurrante. "En efecto," admitió el susurro. "Con el asesinato de una estudiante cinco décadas siendo la excepción que prueba la regla, ya que Salazar Slytherin protegió su monstruo con protecciones antiguas a un nivel más alto que el del mismo Director."

Blaise contempló la niebla negra, comenzando a sentirse un poco intranquilo. Pero sólo un profesor de Hogwarts podría hacerle algo significante sin prender las alarmas. Quirrell y Snape eran los únicos profesores que harían algo como esto, y Quirrell no andaría por ahí engañándose a sí mismo, y Snape no le haría daño a uno de sus propios Slytherins... ¿O sí?

"No, amigo Blaise," murmuró la niebla negra, "únicamente deseaba aconsejarlo para que nunca intentara hacer algo como esto en su vida adulta. Tantas traiciones ciertamente llevarían al menos a una venganza."

"Nadie se vengó con mi madre," replicó Blaise con orgullo. "Aún cuando se casó con siete esposos y cada uno de ellos murió misteriosamente y le dejó montones de dinero."

"¿En serio?" inquirió el susurro. "¿Cómo persuadió ella al séptimo de casarse después de que se enteró de lo que había sucedido con los primeros seis?"

"Le pregunté eso a mamá," replicó Blaise, "y ella respondió que no lo podía averiguar hasta que fuera lo suficientemente mayor, y quise saber cuán mayor era lo suficientemente mayor, y contestó, mayor que ella."

De nuevo la risa en murmullos. "Bueno entonces, amigo Blaise, mis felicitaciones por seguir los pasos de su madre. Váyase, y si no revela nada de esto, no nos encontraremos otra vez."

Blaise retrocedió intranquilo, sintiendo una curiosa reluctancia a mostrar su espalda.

El sombrero se ladeó. "Oh, vamos, pequeño Slytherin. Si usted fuera realmente el igual de Harry Potter o Draco Malfoy, ya se habría dado cuenta de que mis amenazas insinuadas son sólo para asegurarme su silencio ante Albus. Si tuviera intención de hacerle daño, no lo hubiera insinuado; de no haber dicho nada, entonces debería preocuparse."

Blaise se enderezó, sintiéndose un poco insultado, y asintió en dirección al Sr. Sombrero y Capa; entonces se giró decisivamente y se alejó con zancadas hacia su reunión con el Director.

Él había estado esperando hasta el último segundo que alguien más apareciera y le diera la oportunidad de vender al Sr. Sombrero y Capa.

Sin embargo Mamá no había traicionado a siete esposos diferentes al mismo tiempo. Cuando lo veías de ese modo, él lo había hecho mejor que ella.

Y Blaise Zabini siguió caminando hacia la oficina del Director, sonriendo, contento de ser un quíntuple agente -

Por un momento el chico se tambaleó, mas se enderezó al poco rato, sacudiéndose la rara sensación de desorientación.

Y Blaise Zabini siguió caminando hacia la oficina del Director, sonriendo, contento de ser un cuádruple agente.

...

Conclusión: Hermione Granger.

El mensajero no se le aproximó hasta que estuvo a solas.

Hermione acababa de salir del baño de chicas donde a veces se escondía para pensar, y un gato brillante saltó de la nada y habló, "¿Señorita Granger?"

Ella dejó escapar un pequeño chillido antes de darse cuenta que el gato se había expresado con la voz de la Profesora McGonagall.

Aún así no se había sentido asustada, sólo sorprendida; el gato era resplandeciente y luminoso y hermoso, brillando con una radiación de blanca plata colorada como la luz de la luna, y no podía imaginarse el sentirse asustada.

"¿Qué eres tú?" cuestionó Hermione.

"Este es un mensaje de la Profesora McGonagall," informó el gato, todavía con la voz de la Profesora. "¿Puede venir a mi oficina, y no decirle a nadie de esto?"

"Iré allí de inmediato," respondió Hermione, todavía sorprendida, y el gato saltó y se desvaneció; sólo que no se desvaneció, viajó muy lejos de algún modo; o eso fue lo que su mente informó, aún cuando sus ojos lo vieron desaparecer.

Para cuando Hermione había llegado a la oficina de su profesora favorita, su mente estaba totalmente agitada con con especulaciones. ¿Había algo malo con sus resultados en Transformación? ¿Pero entones por qué la Profesora McGonagall le pediría que no le contara a nadie? Probablemente era sobre la Transformación parcial de Harry...

La expresión de la Profesora McGonagall era de preocupación, no de severidad, cuando Hermione se sentó en frente del escritorio – procurando mantener sus ojos lejos del nido de casilleros que contenían las tareas de la Profesora McGonagall, ella siempre había tenido la duda de qué clase de trabajo hacían los adultos para mantener la escuela funcionando y si podría hacer algo para ayudarlos...

"Señorita Granger," inició la Profesora McGonagall, "permita que comience confiándole que ya conozco todo sobre el deseo que le pidió realizar el Director -"

"¿Él le contó?" espetó Hermione conmocionada. ¡El Director había dicho que no se suponía que otros se enteraran!

La Profesora McGonagall hizo una pausa, miró a Hermione, y soltó una risa triste. "Es bueno ver que el Sr. Potter no la ha corrompido demasiado. Señorita Granger, usted no debería admitir algo nada más porque yo afirme saberlo. Resulta que, el Director no me informó, simplemente yo lo conozco demasiado bien."

Hermione se había sonrojado furiosamente.

"¡Está bien, Señorita Granger!" exclamó la Profesora McGonagall apresuradamente. "Usted es una Ravenclaw en su primer año, nadie espera que usted sea una Slytherin."

Eso realmente dolió.

"De acuerdo," siseó Hermione con algo de acerbidad, "Le pediré a Harry Potter que me enseñe lecciones de Slytherin, entonces."

"Eso no fue lo que yo quería..." empezó la Profesora McGonagall, y su voz se apagó. "Señorita Granger, ¡me preocupa esto porque las chicas jóvenes de Ravenclaw no deberían ser Slytherins! Si el Director te solicita involucrarte en algo con lo que no está confortable, Señorita Granger, en verdad está bien responder que no. Y si se está sintiendo presionada, por favor dígale al Director que le gustaría que yo estuviera ahí, o que quisiera consultar conmigo primero."

Los ojos de Hermione estaban abiertos de par en par. "¿Acaso el Director hace cosas que son incorrectas?"

La Profesora McGonagall ce mostró un poco triste ante eso. "No a propósito, Señorita Granger, sin embargo creo... bueno, probablemente es verdad que a veces el Director tiene problemas recordando lo que era ser un niño. Aún cuando era un niño, estoy segura que él debió ser brillante, y fuerte de mente y corazón, con coraje suficiente para tres Gryffindors. A veces el Director pide demasiado de sus jovenes estudiantes, Señorita Granger, o no es tan cuidadoso como para no hacerles daño. Él es un buen hombre, mas en ciertas ocasiones hace planes que llegan demasiado lejos."

"Pero es bueno que los estudiantes sean fuertes y tengan coraje," dijo Hermione. "Por eso es que usted sugirió Gryffindor para mí, ¿no es así?"

La Profesora McGonagall sonrió con ironía. "Quizá sólo estaba siendo egoísta, deseando que usted fuera a mi Casa. Acaso el Sombrero Seleccionador le ofreció - no, no debí haber preguntado."

"Me aseveró que podría ir a cualquier lugar excepto Slytherin," informó Hermione. Ella casi había cuestionado el por qué no era lo suficientemente buena como para Slytherin, antes de arreglárselas para detenerse a sí misma... "¡Así que yo tengo coraje, Profesora!"

La Profesora McGonagall se inclinó hacia adelante en su escritorio. La preocupación se mostraba claramente en su expresión. "Señorita Granger, no es sobre coraje, ¡es sobre lo que es saludable para las chicas! El Director la está involucrando en sus planes, Harry Potter le está dando secretos para guardar, ¡y ahora está haciendo alianzas con Draco Malfoy! ¡Y yo le prometí a su madre que usted estaría a salvo en Hogwarts!"

Hermione no sabía que pronunciar ante eso. Sin embargo tuvo el pensamiento de que la Profesora McGonagall podría no estarle dando esta advertencia si hubiera sido un chico en Gryffindor en vez de una chica en Ravenclaw y eso fue, bueno... "Procuraré ser buena," ella replicó, "y no permitiré que nadie me convenza de lo contrario."

La Profesora McGonagall presionó sus manos contra sus ojos. Cuando las removió, las lineas de su cara se veían muy viejas. "Sí," ella confesó en un susurro, "usted lo hubiera hecho bien en mi Casa. Permanezca a salvo, Señorita Granger, y tenga cuidado. Y si usted está preocupada o incomoda con cualquier cosa, por favor venga conmigo de inmediato. No le quitaré más tiempo."

...

Conclusión, Draco Malfoy:

Ninguno de los dos quería en verdad hacer algo complicado ese Sábado, no tras luchar una batalla poco antes. Por lo que Draco nada más estaba sentado en un salón de clases sin usar esforzándose por leer un libro llamado Física Pensante. Era una de las cosas más fascinantes que Draco había leído en su vida, al menos las partes que podía comprender, al menos cuando el maldito idiota que se rehusaba dejar sus libros por fuera de su vista se las podía arreglar para callarse y permitir que Draco se concentrara -

"Hermione Granger es una sangre suuucia," cantó Harry Potter desde donde estaba sentado en un escritorio cercano, leyendo uno de sus libros que era mucho más avanzado.

"Sé lo que estás intentando hacer," alegó Draco calmadamente sin levantar la vista de las páginas. "No va a funcionar. De todos modos vamos a unir fuerzas y aplastarte."

"Un Maaaalfoy va a trabajar con una saaangre suuucia, qué pensarán todos los amigoooos de tu padre -"

"¡Ellos pensarán que los Malfoys no son tan fáciles de manipular como usted cree, Potter! "

El Profesor de Defensa estaba más loco que Dumbledore, ningún salvador del mundo podía ser así de aniñado e indigno a ninguna edad.

"Oye, Draco, ¿sabes que apesta en verdad? sabes que Hermione Granger tiene dos copias del alelo mágico, al igual que tú y al igual que yo, mas todos tus compañeros de clase en Slytherin no saben eso y túúúúúú no tienes permitido explicaaaaarlo -"

Los dedos de Draco se estaban poniendo blancos de lo fuerte que apretaba el libro. Ser golpeado y escupido no podía requerir tanto auto-control como esto, y si no le hacía algo a Harry pronto, iba a terminar haciendo algo que lo podía incriminar -

"¿Así que cuál fue tu deseo la primera vez?" inquirió Draco.

Harry no respondió nada, por lo que Draco alzó la vista de su libro, y sintió un respingó de maliciosa satisfacción por la triste expresión de Harry.

"Este," Harry dudó. "Muchos me preguntaron eso, pero no creo que el Profesor Quirrell desee que yo hable al respecto."

Draco puso una mirada seria sobre su rostro. "Puedes compartirlo conmigo. Probablemente no es tan importante comparado con otros secretos que ya me dijiste, ¿y para qué otra cosa son los amigos?" ¡Correcto, soy tu amigo! ¡Siéntete culpable!

"Realmente no era tan interesante," Harry declaró con una ligereza obviamente artificial. "Nada más que, deseé que el Profesor Quirrell enseñará Batalla Mágica el año siguiente."

Harry suspiró, y clavó de nuevo los ojos sobre su libro.

Y bromeó, tras unos cuantos segundos, "Tu padre de seguro estará muy molesto contigo esta Navidad, sin embargo si prometes que traicionaras a la chica sangre sucia y destrozaras su ejército, todo regresará a la normalidad, y de todos modos obtendrás tus presentes de Navidad."


Tal vez si él y Granger le pedían al Profesor Quirrell con educación extra y usaban algunos de sus puntos Quirrell, a los dos se les permitiría hacer algo más interesante al General Caos que ponerlo a dormir.

Capítulo 34             Capítulo 36


Nota del traductor


Otro capítulo sin palabras raras, menos trabajo para mí, ¡yupi!

A juzgar por su extensión, el próximo capítulo debería estar listo en un par de semanas. Sin embargo, voy a tener problemas con el Internet en el mes de Abril. Estoy tomando todas las medidas a mi alcance para que esto no afecte mis actividades, mas es una posibilidad después de todo. Así que por favor ténganlo en consideración.

¿Quién es el Señor Sombrero y Capa? Es uno de los más grandes y sencillos misterios de este fanfic.

El lado oscuro de Harry sin duda alguna prevalece en él. Para ser un héroe de verdad tendrá que aprender, no a dominarle, sino a comprender por qué es así.

Poco a poco, esta traducción avanza. Lenta, pero segura.


Escrito por Less Wrong / Eliezer Yudkowsky


Traducido al español por Rhaidot


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