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miércoles, 15 de agosto de 2018

Harry Potter y los Métodos de la Racionalidad Capítulo 70

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Harry Potter y los Métodos de la Racionalidad


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Hermione y Dumbledore

Capítulo 70: Auto-Actualización, Parte 5



Incluso si habías sido la Directora Adjunta durante tres décadas, y una Profesora de Transformación antes de eso, era raro que vieras a Albus Dumbledore completamente atrapado y sin salida.


"...Susan Bones, Lavender Brown, y Daphne Greengrass," Minerva finalizó. "También debería añadir, Albus, que de acuerdo al relato de la Señorita Granger sobre tu actitud aparentemente poco solidaria - creo que su frase fue 'él dijo que debería ser feliz con ser solamente una ayudante' - ha generado una gran cantidad de interés entre las chicas mayores. Muchas de ellas vinieron a indagar si las acusaciones de la Señorita Granger eran verdaderas, ya que la Señorita Granger había añadido que yo estaba ahí."


El viejo mago se recostó en su enorme silla, aún mirándola fijamente, sus ojos se veían bastante abstraídos bajo los lentes de media luna.


"Me puso en una especie de dilema, Albus," continuó la Profesora McGonagall. Su cara permaneció bastante neutral, ella se aseguro de ello. "Ahora sé que realmente no tuviste la intención de desanimar a la niña. Muy lo contrario, en realidad. Sin embargo Severus y tú me han comentado a menudo que para guardar un secreto no debo dar señales que difieran de la reacción de alguien completamente ignorante. Por lo tanto no tuve elección más que confirmar el relato de la Señorita Granger como acertado, y fingir el grado de preocupación apropiado, con un ligero matiz de ofensa. Después de todo, de no haber sabido yo que habías estado manipulando deliberadamente a la Señorita Granger, podría haberme puesto muy molesta."


"Ya... veo," el anciano mago habló lentamente. Sus manos estaban jugando distraídamente con su barba de plata, con pequeños y rápidos gestos.


"Afortunadamente," prosiguió la Profesora McGonagall, "hasta ahora las Profesoras Sinistra y Vector son las únicas dos miembros de la facultad que están usando los botones de la Señorita Granger."


"¿Botones?" repitió el mago anciano.


Minerva extrajo un pequeño disco de plata que llevaba las iniciales de S.P.I.H.B., lo depositó sobre el escritorio de Albus, y lo tocó suavemente con su dedo.


Y las voces de Hermione Granger, Padma Patil, Parvati Patil, Lavender Brown, Susan Bones, Hannah Abbott, Daphne Greengrass, y Tracey Davis gritaron en unísono, "No nos conformamos con ser el mejor segundo lugar, ¡es tiempo de dar una misión a una bruja!"


"La Señorita Granger los está vendiendo por dos Sickles, y me informó que hasta ahora ha vendido cincuenta de ellos. Creo que Nymphadora Tonks, una Hufflepuff en su séptimo año los está encantando para ella. Para concluir mi reporte," la Profesora McGonagall concluyó enérgicamente, "nuestras ocho frescas y nuevas heroínas han pedido permiso para conducir una protesta afuera de tu oficina."


"Espero," Albus dijo, ceñudo, "que les hayas explicado a ellas que eso -"


"Les expliqué que el Miércoles a las 7PM estaría bien," lo interrumpió Minerva. Recogió el botón del escritorio del Director, favoreció a Albus con una sonrisa melosa, y se volteó hacia la puerta.


"¿Minerva?" la llamó el anciano mago a sus espaldas. "¡Minerva!"


La puerta de roble se cerró sólidamente detrás de ella.

...

No había mucho espacio entre las concisas paredes de piedras que demarcaban el vestíbulo hacia la oficina del Director, así que aunque muchas personas habían querido presenciar la protesta, no a muchas se les había permitido venir. Únicamente la Profesora Sinistra y la Profesora Vector, quienes estaban usando los botones, y las prefectas Penelope Clearwater y Rose Brown y Jacqueline Preece, quienes estaban usando los botones. Detrás de ellas, la Profesora McGonagall y la Profesora Sprout y el Profesor Flitwick, quienes no estaban usando los botones, escrutando todo el asunto. Harry Potter y el chico que era Premio Anual de Hogwarts estaban ahí, y los chicos prefectos eran Percy Weasley y Oliver Beatson, todos usando los botones para mostrar Solidaridad. Y por supuesto las ocho miembros fundadores de S.P.I.H.B., formando una línea de pelotón al lado de las gárgolas junto con sus carteles. En el propio cartel de Hermione, amarrado a un mango de madera maciza que parecía pesar más y más en sus manos mientras pasaban los segundos, se podía leer AYUDANTE DE NADIE.


Y el Profesor Quirrell, que estaba apoyando su espalda contra una lejana pared de piedra y observando con ojos indescifrables. El Profesor de Defensa había obtenido uno de sus botones, aunque ella nunca le había vendido uno a él; y él no lo estaba usando, sino lanzandolo distraídamente con una mano.


Toda esta idea había parecido mucho mejor cuatro días atrás, cuando los fuegos de su indignación habían estado ardiendo frescos y calientes, y ella había estado encarando el prospecto de hacerlo dentro de cuatro días después en vez de ahora mismo.


Pero ella había procurado sobrellevarlo, porque eso era lo que los héroes hacían, seguir adelante, y también porque parecía infinitamente demasiado horrible decir a todos que lo iba a cancelar. Hermione se preguntó cuánto heroísmo había avanzado por razones como esa. La mayoría de los libros no escribían "Y entonces se rehusaron a rendirse, sin importar qué tan sensato hubiera sido, porque eso habría sido demasiado vergonzoso"; sin embargo un montón de historia tendría más sentido de ese modo.


A las 7:15 PM, la Profesora McGonagall le había informado, el Director Dumbledore bajaría y hablaría con ellas por un par de minutos. La Profesora McGonagall le había dicho que no tuviera miedo - el Director era una buena persona en el fondo, y ellas habían obtenido la autorización escolar para la protesta.


Sin embargo Hermione estaba mucho muy consciente de que aún si lo hacía con permiso firmado, de todos modos aún estaba Desafiando la Autoridad.


Tras haber decidido ser un héroe, Hermione había hecho la cosa obvia, e ido a la biblioteca de Hogwarts y tomado los libros sobre cómo ser un héroe. Entonces había regresado esos libros a sus estanterías, porque había sido patentemente evidente que ninguno de los autores habían sido héroes reales por sí mismos. En vez de eso releyó cinco veces, hasta haber memorizado cada palabra, las treinta pulgadas de Godric Gryffindor que eran toda su autobiografía y su consejo para la vida. (O la traducción al Español, como fuera; ella no podía leer Latín todavía.) La autobiografía de Godric Gryffindor había sido mucho más comprimida que los libros que Hermione estaba acostumbrada a leer, él usó una frase para decir cosas que tendrían que haber llevado treinta pulgadas por sí mismas, y luego había otra frase después de esa...


Pero de lo que leyó fue claro que, mientras Desafiar la Autoridad no era el punto de ser un héroe, no podías ser un héroe si tenías demasiado miedo de hacerlo. Y Hermione Granger sabía a estas alturas cómo la veían los demás, y sabía lo que otras personas pensaban que ella no podía hacer.


Hermione levantó su letrero en piquete un poco más alto y se concentró en respirar lentamente y con ritmo en vez de hiperventilar hasta desmayarse.


"¿De verdad?" inquirió la Señorita Preece en un tono de fascinación no disimulado. "¿No podían votar?"


"En efecto," respondió la Profesora Sinistra. (El cabello de la Profesora de Astronomía aún era negro, y su rostro moreno con unas cuantas arrugas; Hermione habría supuesto que su edad estaba alrededor de los setenta, excepto -) "Recuerdo bastante la alegría de mi madre cuando anunciaron la Ley de Calificación de la Mujer, aunque en realidad ella no calificó." (Lo que significaba que la Profesora Sinistra había estado con su familia Muggle alrededor de 1918.) "Y eso no era lo peor de ello. Porque, nada más unos cuantos siglos antes -"


Treinta segundos después todos los que no eran hijos de Muggles, hombres y mujeres por igual, estaban contemplando a la Profesora Sinistra con expresiones de absoluta conmoción. Hannah había dejado caer su letrero.


"Y eso no fue lo peor de todo, ni la mitad," finalizó la Profesora Sinistra. "Sin embargo pueden ver a donde este tipo de cosas puede llevar potencialmente."


"Merlin nos preserve," exclamó Penelope Clearwater con voz ahogada. "¿Quiere decir que así es como los hombres nos querrían tratar si no tuviéramos varitas para defendernos a nosotras mismas?"


Oye!" protestó uno de los chicos prefectos. "Eso no es -"


Hubo una corta, sardónica risa desde la dirección del Profesor Quirrell. Cuando Hermione volteó su cabeza para mirar observó que el Profesor de Defensa seguía jugando distraídamente con el botón, sin molestarse en mirar a los demás, al tiempo que pronunció, "Tal es la naturaleza humana, Señorita Clearwater. Tenga la tranquilidad de que usted no sería más amable, si las brujas tuvieran varitas y los hombres carecieran de ellas."


"¡Difícilmente sería así!" espetó la Profesora Sinistra.


Una fría carcajada. "Sospecho que ocurre más a menudo de lo que cualquiera se atrevería a sugerir, en las más orgullosas de las familias purasangre. Alguna bruja solitaria espía a un atractivo Muggle; y piensa que tan fácil sería, pasar al hombre una poción de amor, y ser adorada por él a solas y totalmente. Y ya que ella conoce que él no puede ofrecer resistencia, cómo podría, es únicamente natural que ella tome de él lo que sea que le plazca -"


"¡Profesor Quirrell!" gritó la Profesora McGonagall bruscamente.


"Lo lamento," el Profesor Quirrell replicó apaciblemente, sus ojos seguían mirando hacia abajo al botón en su mano, "¿seguimos todos pretendiendo que eso no sucede? Mis disculpas, entonces."


La Profesora Sinistra estalló, "Y supongo que los magos no -"


"¡Hay niños presentes, Profesores!" De nuevo la Profesora McGonagall.


"Algunos lo hacen," el Profesor Quirrell contestó con equidad, como si estuviera discutiendo el clima. "Aunque personalmente, yo no lo hago."


Hubo un poco de silencio, por un tiempo. Hermione levantó su señal de nuevo - se le había resbalado hasta el hombro mientras estaba escuchando. Nunca había pensado en eso, ni tan siquiera un poco, y ahora estaba intentando no pensar al respecto, y su estómago se estaba sintiendo un poco inestable. Miró en la dirección de Harry Potter, sin saber del todo por qué lo hizo; y vio que el rostro de Harry seguía perfectamente inmóvil. Un escalofrío recorrió su espina dorsal antes de quitar la vista, no lo suficientemente rápido como para perderse el pequeño asentimiento de cabeza que Harry le dirigió, como si se hubieran puesto de acuerdo en algo.


"Para ser justa," la Profesora Sinistra habló tras un tiempo, "desde que recibí mi carta de Hogwarts no puedo recordar haber encontrado algún prejuicio con la excusa de ser una mujer, o por el color de piel. No, ahora todo tiene que ver con ser una hija de Muggles. ¿Creo que la Señorita Granger dijo que solamente con los héroes fue que ella encontró un problema, hasta ahora?"


Le requirió a Hermione un momento reconocer que se le había hecho la pregunta a ella, y entonces respondió "Sí," en un tono que chirrió un poco. Todo esto había explotado de un modo un poco más grande de lo que ella se había imaginado cuando inició.


"¿Qué revisó exactamente, Señorita Granger?" preguntó la Profesora Vector. Se veía mayor que la Profesora Sinistra, su cabello empezando a encanecer un poco; Hermione no se había llegado a acercar a la Profesora Vector en persona hasta que la Profesora de Aritmancia le había pedido un botón.


"Este," Hermione contestó, su voz un poco alta, "revisé los libros de historia y ha habido igual número de mujeres y hombres como Ministros de Magia. Entonces miré a los Jefes Supremos y había más magos que brujas pero no demasiados. Sin embargo si buscas personas famosas como cazadores de Magos Oscuros, o gente que haya detenido invasiones de criaturas Oscuras, o personas que hayan derrocado Señores Oscuros -"


"Y los Magos Oscuros por sí mismos, por supuesto," intervino el Profesor Quirrell. Ahora el Profesor de Defensa había alzado la vista. "Puede añadir eso a su lista, Señorita Granger. Entre todos los Mortífagos sospechosos nada más sabemos de dos hechiceras, Bellatrix Black y Alecto Carrow. Y me atrevería a afirmar que la mayoría de magos se sentirían muy presionados para nombrar a una sola Dama Oscura además de Baba Yaga."


Hermione sólo se lo quedó mirando fijamente.


No podía ser posible que él -


"Profesor Quirrell," cuestionó la Profesora Vector, "¿qué está implicando usted con exactitud?"


El Profesor de Defensa alzó el botón para que vieran las letras doradas de S.P.I.H.B., y declaró, "Héroes," luego giró el botón para que mostrara su reverso plateado y añadió, "Magos Oscuros. Son caminos profesionales similares seguidos por gente similar, y uno apenas y puede preguntarse por qué las brujas jóvenes se están alejando de un curso sin considerar su reflejo."


"¡Oh, ahora lo veo!" exclamó Tracey Davis, levantando la voz tan de repente que Hermione se sobrecogió un poco. "¡Usted se está uniendo a nuestra protesta porque le preocupa que no haya suficientes chicas convirtiéndose en Brujas Oscuras!" Luego Tracey se rió sofocadamente, lo que Hermione no habría podido lograr en ese punto ni aunque le pagaran un millón de libras esterlinas.


Hubo una medio sonrisa sobre el rostro del Profesor Quirrell cuando replicó, "No realmente, Señorita Davis. La verdad es que no me importan ese tipo de cosas en lo más mínimo. Sin embargo es fútil contar las brujas entre los Ministros de Magia y tales tipos de gente ordinaria llevando existencias ordinarias, cuando Grindelwald y Dumbledore y Aquel-Que-No-Debe-Ser-Nombrado eran todos hombres." Los dedos del Profesor de Defensa giraron distraídamente el botón, haciendo que volteara una y otra vez. "Aunque de todos modos, únicamente unas cuantas personas hacen cualquier cosa interesante con sus vidas. ¿Qué le importa a usted si ellos son mayoritariamente brujas o magos, siempre y cuando usted no esté entre ellos? Y sospecho que usted no estará entre ellos, Señorita Davis; porque aunque usted es ambiciosa, carece de ambición."


"¡Eso no es verdad!" gritó Tracey indignada. "¿Y qué significa?"


El Profesor Quirrell se enderezó y dejó de apoyarse contra la pared. "Usted fue Seleccionada dentro de Slytherin, Señorita Davis, y espero que se aferre a cualquier oportunidad para avanzar que caiga dentro de sus manos. Pero no existe una gran ambición que se sienta empujada a lograr, y usted no va a inventar sus oportunidades. A lo sumo usted logrará trepar hasta el Ministerio de Magia, o alguna otra alta posición sin importancia, sin romper nunca los límites de su existencia."


Entonces la mirada del Profesor Quirrell se movió lejos de Tracey, la estaba viendo a ella, los pálidos ojos azules observándola fijamente con tremenda intensidad - "Cuénteme, Señorita Granger. ¿Tiene usted alguna ambición?"


"Profesor -" chilló la aguda y severa voz del Profesor Flitwick, y luego la voz de su Jefe de Casa fue cortada, y por la periferia de su visión Hermione vio que Harry había posado su mano sobre el hombro del Profesor Flitwick y estaba negando con su cabeza, su cara mostrándose muy adulta.


Hermione se sintió como un reno atrapado por las luces delanteras.


"¿Qué la empujó a romper sus límites, Señorita Granger?" inquirió el Profesor de Defensa, todavía observándola directamente. "¿Por qué las buenas notas ya no le son suficiente? ¿Es verdadera grandeza lo que usted busca? ¿Algún aspecto del mundo la insatisface tanto, que usted debe rehacerlo de acuerdo a su voluntad? ¿O es todo esto meramente un juego de niños para usted? Estaré muy decepcionado si esto meramente tiene que ver con su rivalidad con Harry Potter."


"Yo -" dijo Hermione, su voz tan aguda que producía un pitido, sin embargo no podía pensar en nada más para contestar.


"Puede tomarse un momento para pensar, si lo desea," habló el Profesor Quirrell. "Pretenda que es un ensayo para una tarea, seis pulgadas para el Martes. Escuché que usted es bastante elocuente en ellos."


Todos la estaban mirando.


"Yo -" replicó Hermione. "No estoy de acuerdo ni con una cosa que usted haya dicho, en ningún lugar."


"Bien dicho," sentenció la voz crujiente de la Profesora McGonagall.


La mirada del Profesor Quirrell no tembló. "Eso no es de seis pulgadas, Señorita Granger. Algo la empuja a desafiar el veredicto del Director y reunir seguidores a su alrededor. ¿Quizá es algo de lo que usted prefiere no hablar en voz alta?"


Aunque Hermione sabía que la respuesta correcta no iba a impresionar al Profesor Quirrell, de todos modos era la respuesta correcta, así que ella la pronunció. "No creo que se necesite ambición para ser un héroe," Hermione declaró. Su voz tembló pero no se quebró. "Creo que nada más necesitas hacer lo que es correcto. Y ellas no son mis seguidoras, somos amigas."


El Profesor Quirrell se recostó de nuevo contra la pared. La medio sonrisa se había desvanecido de su cara. "La mayoría de personas se convencen a sí mismas de estar haciendo lo correcto, Señorita Granger. Por lo tanto no se levantan por encima de lo ordinario."


Hermione respiró profundamente un par de veces, intentando ser valientes. "No se trata de no ser ordinario," ella pronunció tan firmemente como pudo. "Pero creo que si algunas personas intentan hacer lo que es correcto, una y otra vez, y no son demasiado perezosos para realizar todo el trabajo que se requiere, y reflexionan sobre lo que están haciendo, y son lo suficientemente valientes incluso cuando tienen miedo -" Hermione se pausó por un instante, sus ojos fijos sobre Tracey y Daphne, "- y planean con astucia cómo hacerlo - y no hacen simplemente lo que otras personas hacen - entonces creo que las personas así de todos modos ya se meterían en suficientes problemas."


Algunas de las niñas y niños se rieron, al igual que la Profesora McGonagall, quien se mostró preocupada y orgullosa al mismo tiempo.


"Usted podría tener razón al respecto," reconoció el Profesor de Defensa, sus ojos medio cerrados. Le tiró el botón a Hermione, y ella lo atrapó sin pensar. "Mi donación para su causa, Señorita Granger. Entiendo que valen dos Sickles."


El Profesor de Defensa se giró y se fue caminando sin pronunciar otra palabra.


"¡Pensé que iba a desmayarme!" jadeó Hannah después de que desaparecieron sus pisadas, y escuchó que algunas otras chicas dejaron escapar el aliento o bajaron sus letreros por un momento.


"¡Yo también tengo una ambición!" exclamó Tracey, quien parecía casi al punto de las lágrimas. "Yo voy a - yo voy a - yo voy a descubrir qué es para mañana, sin embargo tengo una, ¡estoy segura!"


"Si realmente no puedes pensar en nada," Daphne comentó, dando a Tracey una palmada confortadora sobre el hombro, "nada más escoge la vieja confiable e intenta dominar el mundo."


"¡Oye!" intervino Susan con fuerza. "¡Se supone que ustedes son héroes ahora! ¡Eso significa que tienen que ser buenas!"


"No, no hay problema con eso," opinó Lavender, "Estoy muy segura de que el General Caos quiere dominar el mundo y él parece ser uno de los tipos buenos."


Otras conversaciones ocurrían detrás de la línea de pelotón. "Por los cielos," suspiró Penelope Clearwater. "Creo que ese es el Profesor de Defensa más abiertamente malvado que hemos llegado a tener."


La Profesora McGonagall tosió a modo de advertencia, y el chico que era Premio Anual dijo, "No estuviste por aquí cuando el Profesor Barney," lo que hizo que muchas personas se retorcieran.


"El Profesor Quirrell nada más habla de ese modo," comentó Harry Potter, aunque él sonaba menos convencido que antes. "o sea, piensen al respecto, él no hace nada de lo que el Profesor Snape hace -"


"Sr. Potter," chilló el Profesor Flitwick, con voz cortés y cara severa, "¿por qué me pidió permanecer en silencio?"


"El Profesor Quirrell estaba probando a Hermione para ver si él quería ser su misterioso mago anciano," Harry explicó. "Lo que totalmente no habría funcionado de ninguna manera, modo, o forma, pero ella tenía que responder por sí misma."


Hermione parpadeó.


Entonces Hermione parpadeó otra vez, pues se dio cuenta de que era el Profesor Quirrell quien era el misterioso mago anciano de Harry Potter, y para nada lo era Dumbledore, y eso realmente no era una buena señal -


Un sonido reverberante llenó el pequeño vestíbulo de piedra, y Hermione, con los nervios ya de punta, se giró rápidamente, casi dejando caer su señal de protesta porque su otra mano se lanzó hacia su varita.


Las gárgolas se hicieron a un lado, la Piedra Resplandeciente retumbando como roca al tiempo que se movía como carne. Las enormes y feas figuras esperaron sólo brevemente, ojos grises muertos mirando fijamente en silencio vigilante. Entonces las grandes gárgolas replegaron sus alas de vuelta y retrocedieron a sus posiciones anteriores, la Piedra Resplandeciente sin cambiar su apariencia exterior al retornar de la flexibilidad a la inmovilidad, y la breve abertura en la piedra de Hogwarts fue sólida una vez más.


Y ante todos ellos, vistiendo una túnica de brillante púrpura que probablemente sólo se veía horrenda si eras un hijo de Muggles, yacía de pie la alta forma de Albus Percival Wulfric Brian Dumbledore, el Director de Hogwarts, el Jefe Supremo del Wizengamot, el Gran Hechicero de la Confederación Internacional de Magos, el que había vencido al Señor Oscuro Grindelwald y el protector de Bretaña, el re-descubridor de los fabulosos Doce Usos de la Sangre de Dragón, el mago vivo más poderoso; y él la estaba mirando a ella, Hermione Jean Granger, General del recientemente expandido Regimiento Rayo de Sol, quien estaba obteniendo las mejores notas del primer año en las clases de Hogwarts, y quien se había declarado a sí misma heroína.


Incluso el nombre de él era más largo que el de ella.


El Director sonrió hacia ella con benevolencia, sus arrugados ojos centelleando bajo sus gafas de medio círculo, y saludó, "Hola, Señorita Granger."


Lo curioso es que no era tan aterrador como hablar con el Profesor Quirrell. "Hola, Director Dumbledore," Hermione habló con un ligero asomo de temblor en su voz.


"Señorita Granger," prosiguió Dumbledore, ya mostrándose más serio, "creo que usted y yo podríamos haber tenido un pequeño malentendido. No quise implicar que usted no pudiera, o no debería ser un héroe. Ciertamente no quise implicar que las brujas en general no deberían ser héroes. Nada más que usted era... un poco joven, para estar pensando en tales cosas."


Hermione, incapaz de ayudarse a sí misma, miró de reojo a la Profesora McGonagall y vio que ella le dirigía una sonrisa de aliento - o le estaba dando a los dos algún tipo de sonrisa, como fuera - por lo que Hermione le devolvió la vista al Director y replicó, el pequeño temblor en su voz había crecido, "Desde que se convirtió en Director hace cuarenta años, han habido once estudiantes que se han graduado en Hogwarts para convertirse en héroes, me refiero a personas como Lupe Cazaril y otros tantos, y diez de aquellos eran hombres. Cimorene Linderwall fue la única bruja."


"Hm," titubeó el Director. Había una expresión pensativa sobre su rostro; al menos parecía estar pensando al respecto. "Señorita Granger, nunca he sido de los que cuentan tales números. A menudo es más fácil contar que comprender. Muchas personas buenas han salido de Hogwarts, brujas y magos por igual; aquellos renombrados como héroes son únicamente un tipo de persona buena, y tal vez no el más grande. Usted no incluyó a Alice Longbottom o Lily Potter en su conteo... Pero dejando eso a un lado. Dígame, Señorita Granger, ¿usted contó cuántos héroes salieron de Hogwarts en los cuarenta años antes de mi tiempo? Porque en ese tiempo sólo puedo recordar a tres que son llamados héroes en el presente; y entre esos tres, nada de brujas."


"¡No estoy intentando decir que se trata solamente de usted!" Hermione declaró. "Únicamente creo que quizá muchas personas, como los Directores antes de usted, quizá incluso la sociedad entera y todo lo demás, podrían estar desanimando a las chicas."


El mago anciano suspiró. Sus gafas de media luna viéndola nada más a ella, como si solamente ellos dos estuvieran presentes. "Señorita Granger, podría ser posible desanimar a las brujas de convertirse en Maestras de Encantamientos, o jugadoras de Quidditch, o incluso en Aurores. Sin embargo no en héroes. Si alguien debe volverse un héroe entonces un héroe será. Caminarán a través del fuego y nadarán a través del hielo. Los Dementores no los van a parar, ni la muerte de los amigos, ni tampoco el desaliento."


"Bueno," Hermione dijo, e hizo una pausa, luchando con las palabras. "Bueno, o sea... ¿qué tal si eso no es de hecho verdad? Me refiero a que, para mí parece ser que si quieres que más brujas sean héroes, deberías enseñarles a cómo ser heroicas."


"Muchos niños y niñas son héroes en sus sueños," Dumbledore explicó con calma. No observó a ninguna de las otras chicas, solamente a ella. "Muchos menos en el mundo despierto. Muchos se han puesto de pie y enfrentado la oscuridad cuando a ido contra ellos. Muchos menos buscaron a la oscuridad y la forzaron a enfrentarse a ellos. Es una vida difícil, a veces solitaria, a menudo corta. Nunca le dije a nadie que rehusara la llamada, pero tampoco desearía incrementar sus números."


Hermione titubeó; había algo en la cara arrugada que la detenía, como una pista de una emoción que no estaba siendo mostrada, años y años de eso...


Quizá si hubiera más héroes, sus vidas no serían tan solitarias, o tan cortas.


Ella no podía obligarse a sí misma a pronunciar eso, sin embargo, no a él.


"Pero este punto es discutible," reconoció el mago anciano. Él sonrió, con un poco de tristeza le pareció a ella. "Señorita Granger, usted no puede enseñar heroísmo como podría enseñar Encantamientos. Usted no puede asignar doce pulgadas sobre cómo avanzar cuando toda esperanza parece perdida. Usted no puede ensayar sobre cuándo ponerse firme y decir al Director que hizo algo incorrecto. Los héroes nacen, no se enseñan. Y por la razón que sea, la mayor parte de ellos son chicos y no chicas." El Director se encogió de hombros, como para indicar que él no podía hacer nada al respecto.


"Este," Hermione dijo. No pudo evitarlo, echó una mirada a sus espaldas.


La Profesora Sinistra se veía un poco indignada. Y no era verdad que todos la estuvieran observando a ella como si hubiera sido una simple tonta, de la forma en que lo había empezado a imaginar mientras estaba escuchando a Dumbledore.


Hermione se giró para darle la cara a Dumbledore otra vez, respiró profundamente, y declaró, "Bueno, quizá las personas que van a ser héroes, serán héroes sin importar qué. Sin embargo no veo cómo alguien podría saber eso con certeza. Y cuando yo le conté a usted que quería ser un héroe, usted no fue muy alentador."


"Sr. Potter," el Director pidió apaciblemente. Sus ojos no se apartaron de los de ella. "Por favor relate a la Señorita Granger su impresión de nuestro primer encuentro. ¿Diría usted que yo fui alentador? Hable con la verdad."


Hubo una pausa.


"¿Sr. Potter?" inquirió la voz de la Profesora Vector detrás suyo, sonando confundida.


"Pues," la voz de Harry sonó desde más lejos, oyendose extremadamente reluctante. "Pues... bueno, de hecho en mi primer encuentro con el Director él le prendió fuego a una gallina."


"¿Él qué?" Hermione espetó, sólo que hubo muchas otras personas exclamando cosas alrededor al mismo tiempo por lo que no estuvo segura de que alguien la hubiera escuchado.


Dumbledore la siguió viendo fijamente, mostrándose perfectamente serio.


"No sabía sobre Fawkes," la voz de Harry pronunció rápidamente, "así que me explicó que Fawkes era un fénix, mientras apuntaba a una gallina que estaba en el posadero de Fawkes por lo que pensé que ese era Fawkes, y luego encendió la gallina en llamas - y también me dio esta enorme roca y me dijo que había pertenecido a mi padre y estaba obligado a cargarla a todos lados -"


"¡Pero eso es demente!" Susan espetó.


Hubo un cuchicheo repentino.


El Director volteó su cabeza lentamente para mirar a Susan.


"Yo -" titubeó Susan. "O sea yo - yo -"


El Director se encorvó hasta quedar cara a cara con la joven niña.


"Yo no -" dijo Susan.


Dumbledore puso su dedo sobre sus labios y jugueteó con ellos, haciendo un sonido de plop, plop, plop.


El Director se enderezó de nuevo y pronunció, "Bueno, mis buenas heroínas, ha sido placentero hablar con ustedes, pero al final, otras cosas faltan para hacer en este día. Aún así, tengan la certeza de que soy inescrutable para todos, no únicamente para las brujas."


Las gárgolas se hicieron a un lado, la Piedra Resplandeciente vibrando al moverse como carne.


Las enormes y feas figuras aguardaban brevemente con muertos ojos grises mirando fijamente en un silencio vigilante, al tiempo que Albus Percival Wulfric Brian Dumbledore, sonriendo tan benevolentemente como cuando emergió por primera vez de su oficina, penetró de regreso hacia el Encantamiento de la Escalera Sin Fin.


Entonces las grandes gárgolas replegaron sus alas y volvieron a sus posiciones anteriores, nada más que un corto y final "¡Mua-ja-ja!" haciendo eco antes de la abertura se hubiera cerrado.


Hubo un largo silencio.


"¿Él realmente le encendió fuego a una gallina?" preguntó Hannah.


...


Ellas ocho habían continuado la protesta incluso después de eso, aunque para ser honestos su corazón ya no estaba en ello.


Había sido establecido, tras algunas cuidadosas preguntas del Profesor Flitwick, que Harry Potter no había olido la gallina quemarse. Lo que indicaba que probablemente había sido un guijarro o algo por el estilo, Transformado en una gallina y luego encerrado en un Encantamiento Encapsulador para asegurarse de que no escapara nada de humo en el aire - tanto el Profesor Flitwick como la Profesora McGonagall habían sido muy enfáticos sobre que nadie debía intentar eso sin supervisión.


Pero aún así...


Pero aún así... ¿qué?


Hermione ni siquiera sabía pero aún así qué.


Sin embargo aún así.


Tras intercambiar muchas miradas entre las chicas porque ninguna de ellas quería ser la primera en decirlo, Hermione había declarado la protesta como terminada, y los adultos y los niños se fueron yendo a la deriva.


"No creen que hayamos sido injustas con Dumbledore, ¿o sí?" inquirió Susan cuando las heroínas se fueron caminando al sonido de ocho pares de zapatos marchando sobre la piedra pavimentada de los corredores de Hogwarts. "O sea, si es que él está loco para con todos y no solamente con las brujas entonces no es discriminación, ¿correcto?"


"Ya no quiero protestar contra el Director," Hannah anunció débilmente. La niña de Hufflepuff parecía un poco inestable sobre sus pies. "No me importa que la Profesora McGonagall afirme que él no va a guardar rencor contra nosotras, simplemente es demasiado para mis nervios."


Lavender resopló. "Supongo que no vas a destruir ejércitos de Inferi dentro de poco -"


"¡Dejen eso!" Hermione espetó con firmeza. "Vean, todas nosotras tenemos que aprender a ser heroínas, ¿verdad? Está bien si alguien no lo sabe de inmediato."


"El Director no cree que eso pueda ser enseñado," Padma señaló. La cara de la chica de Ravenclaw era pensativa, sus pasos mesurados al dar zancadas largas a través del corredor. "El Director ni siquiera piensa que sea una buena idea."


Daphne estaba caminando con su espalda enderezada y su cabeza mirando de frente, viéndose más como una Apropiada Joven Dama dentro de su túnica de Hogwarts de lo que Hermione podría haber hecho con su mejor vestido formal. "El Director," Daphne opinó con voz precisa, sus zapatos produciendo fuertes, finos sonidos de taconeo sobre la piedra, "cree que nosotras somos un montón de niñas tontas que están jugando, y que algún día Hermione podría ser una buena ayudante pero las demás no tenemos esperanza."


"¿Está él en lo correcto?" preguntó Parvati. El rostro de la niña de Gryffindor era muy serio, haciendo que se pareciera más a su gemela de lo que era usual. "O sea nos lo tenemos que cuestionar -"


"¡No!" espetó Tracey. La chica de Slytherin estaba acechando a través del pasillo mostrándose como si estuviera lista para asesinar a alguien, como una miniatura femenina de Snape. De todas las chicas, Tracey era la que Hermione conocía menos. Hermione había hablado con Lavender una vez antes, sin embargo nunca había visto realmente a Tracey excepto a punta de varita durante la batalla, hasta que la Slytherin había saltado del sofá como voluntaria. "¡Le vamos a mostrar! ¡Le vamos a mostrar a todos!"


"De acuerdo," dijo Susan, "eso fue definitivamente malvado -"


"No," explicó Lavender, "ese es el lema de la Legión Caos, en realidad. Sólo que ella no hizo la risa demente."


"Eso es cierto," Tracey declaró, su voz baja y siniestra. "Esta vez no me estoy riendo." La niña siguió acechando a través del corredor, como si la estuviera acompañando una música dramática que únicamente ella podía escuchar.


(Hermione estaba empezando a preocuparse sobre lo que exactamente los impresionables jóvenes de la Legión Caos estaban aprendiendo de Harry Potter.)


"Pero - me refiero -" Parvati titubeó. Seguía teniendo una expresión contemplativa sobre su cara. "O sea, pueden ver por qué el Director pensaría que no somos más que niñas tontas, ¿verdad? ¿Qué tiene que ver protestar afuera de la oficina del Director con volverse heroínas?"


"Oh," Lavender dijo, ahora ella misma mostrándose pensativa. "Eso es cierto. Deberíamos hacer algo heroico. O sea algo más propio de heroínas."


"Pues -" soltó Hannah, lo que expresaba muy bien los propios sentimientos de Hermione sobre el asunto.


"Bueno," propuso Parvati, "¿han pasado todas a través del corredor prohibido de Dumbledore en el tercer piso? Porque todos en Gryffindor ya han pasado por allí a estas alturas -"


"¡Un momento!" Hermione habló desesperadamente. "¡No quiero que ustedes hagan nada peligroso!"


Hubo una pausa mientras todos se quedaron mirando a Hermione, quien se estaba dando cuenta, demasiado tarde, por qué Dumbledore no había querido que nadie más fuera un héroe.


"No creo que puedas volverte una heroína si nunca haces nada peligroso," Lavender observó razonablemente.


"Además," añadió Padma, una expresión de consideración sobre su cara. "Todos saben que nunca nada realmente malo sucede en Hogwarts, ¿verdad? A los estudiantes, me refiero, no a los Profesores de Defensa. Tenemos todas esas protecciones antiguas y sortilegios de todo tipo."


"Pues -" Hannah dijo otra vez.


"Sí," retomó Parvati, "lo peor que puede pasar es que perdamos unas cuantas docenas de puntos de Casa o algo así, y cada par de nosotras pertenece a una Casa diferente por lo que incluso eso saldrá parejo."


"¡Vaya, eso es brillante, Hermione!" exclamó Daphne en tono de gran sorpresa. "¡La manera en que lo organizaste significa que podemos hacer cualquier cosa! ¡Y yo ni siquiera había comprendido tu astuto plan hasta ahora!"


"PUES -" corearon Hermione, Hannah, y Susan.


"¡Correcto!" declaró Parvati. "Así que ahora es momento para que nosotras nos convirtamos en heroínas reales. Iremos por la oscuridad -"


"Y haremos que nos muestre la cara a nosotras -" continuó Lavender.


"Y le enseñaremos a tener miedo," Tracey Davis concluyó siniestramente.

Capítulo 69             Capítulo 71





Nota del traductor



El primer capítulo de HPMOR financiado por Patreon, ¡vaya un logro!

Para ser franco, estoy invirtiendo más tiempo en HPMOR del que se ha patrocinado, pero es que mientras haya por lo menos una persona que esté haciendo un aporte, no me puedo quedar de brazos cruzados.

Traducir este capítulo me pareció arduo, tal vez porque había perdido la costumbre o porque han sido días difíciles para mí,por cuestiones personales.

La saga de Hermione la heroína es muy interesante. A mí me conmueve todo lo que tenga que ver con abuso, sobretodo en instituciones escolares.

Muchas gracias a Sergio Andres Rodriguez Vargas por su apoyo en Patreon. Ustedes también pueden tener acceso a los nuevos capítulos con una semana de anticipación y otros beneficios, me pueden encontrar en Patreon como Rhaidot.

Creo que eso es todo por ahora. Muchas gracias por leer. Que la racionalidad los acompañe.

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