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viernes, 1 de mayo de 2020

Harry Potter y los Métodos de la Racionalidad Capítulo 119

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Harry Potter y los Métodos de la Racionalidad


albus dumbledore
Albus Dumbledore en la Wiki de HPMOR

Capítulo 119: Conclusión, Algo Para Proteger, Albus Dumbledore


Ahora Harry estaba frente a las gárgolas que protegían la oficina del Director - no, la oficina de la Directora. Había sido invocado por la Profesora Sinistra, diciendo que era una emergencia, pero la puerta no se estaba abriendo para él.

Los experimentos le habían mostrado que la Piedra realizaba una Transformación permanente cada tres minutos con cincuenta y cuatro segundos, sin importar el tamaño del objeto Transformado. Sólo una vez, sosteniendo la Piedra Filosofal bajo la luz de la linterna más poderosa de Harry dentro de un armario muy oscuro, Harry había creído ver un conjunto de puntos diminutos dentro del pedazo de vidrio escarlata; sin embargo Harry no había sido capaz de verlo después, y sospechaba que lo había imaginado. La Piedra no tenía otros poderes que Harry podía detectar, ni respondía a ningún intento de comando mental.

Harry se había dado a sí mismo hasta el mediodía de mañana para descubrir cómo empezar a usar la Piedra sin que le fuera robada por alguien más, y al mismo tiempo, intentando no pensar sobre lo que seguía sucediendo, lo que siempre había estado sucediendo.

Diez minutos después, Minerva McGonagall llegó, caminando a paso rápido. Sus brazos estaban cargados de papeles, de nuevo tenía puesto el Sombrero Seleccionador.

Las gárgolas, con un breve sonido de piedra al rozarse, se inclinaron ante ella.

"La nueva contraseña es 'Resiliencia'," Minerva le dijo a las gárgolas, y estas se hicieron a un lado. "Lo lamento, Sr. Potter, me vi retrasada -"

"Comprendido."

Minerva trepó las largas escaleras en espiral, subiendo los escalones en vez de esperar a que la llevaran, Harry la siguió.

"Nos vamos a reunir con Amelia Bones, Directora del Departamento de Aplicación de la Ley Mágica; con Alastor Moody, a quien ya has conocido; y con Bartemius Crouch, Director del Departamento de Cooperación Mágica Internacional," Minerva explicó mientras subía. "Son los herederos de Dumbledore tanto como tú y yo."

"¿Cómo - cómo está Hermione?" Harry no había tenido oportunidad de preguntar antes.

"Filius me informó que parecía bastante conmocionada, lo que supongo no es una sorpresa. Ella preguntó en dónde estabas tú, cuando se le respondió que en un juego de Quidditch, volvió a preguntar en dónde estabas realmente, y se rehusó a hablar con cualquiera sobre lo ocurrido hasta que se le permitiera hablar contigo. Fue llevada a San Mungo, donde," la Directora sonó un poco perturbada, "un Encantamiento de diagnóstico estándar reveló que la Señorita Granger era un saludable unicornio con excelente condición física excepto que necesita que le peinen su crin. Los Encantamientos para detectar magia activa han detectado que en todo momento ella está en el proceso de transformarse a otra forma. Hubo un Inefable que apareció antes de que Filius, ah, lo hiciera irse. El Inefable realizó ciertos hechizos que probablemente no tendría que haber conocido, y declaró que el alma de Hermione estaba en condición saludable pero al menos a un kilómetro de distancia de su cuerpo. Para ese momento los sanadores de mayor rango se rindieron. Actualmente está sola dentro de una habitación con ratas y moscas -"

"¿Ella está en dónde?"

"Lo lamento, Sr. Potter, es jerga de Transformación. La Señorita Granger está en una cámara de aislamiento con una jaula de ratas domadas, y una caja de moscas que se reproducirá de un día para otro. La lógica sugiere que sea cual sea el misterio que subyace a su resurrección, dejó una emanación que causa que los Encantamientos de los sanadores produzcan incoherencias. Pero si no le sucede nada malo a las ratas ni a las moscas nuevas, se declarará que la Señorita Granger puede regresar a Hogwarts sin problemas cuando despierte mañana en la mañana."

Harry todavía no estaba seguro... para nada seguro, sobre lo que Hermione iba a pensar tras haber sido resucitada, al menos bajo aquellas circunstancias en particular. Realmente no creía que Hermione le fuera a gritar por haber hecho lo incorrecto. Eso no era más que el cerebro de Harry intentando imaginarla a ella como un estereotipo. Harry había estado legítimamente exhausto y no pensaba con mucha claridad cuando se le ocurrió la historia de la Niña-Que-Revivió, y Hermione probablemente iba a comprender eso. Sin embargo no podía imaginar lo que Hermione iba a pensar...

"Me pregunto cómo se sentirá la Señorita Granger sobre haber vencido a Quien-Tú-Sabes," Minerva habló pensativa, subiendo las escaleras en movimiento tan rápidamente que Harry sintió que le faltaba el aire para seguir su paso. "Y sobre las personas creyendo las cosas más interesantes sobre ella."

"O sea, ¿porque ella siempre se ha identificado a sí misma como una genio académica normal, y ahora un montón de gente la ven como la Niña-Que-Revivió y todos quieren estrechar su mano?" Harry habló. Aunque ella no recuerda haber hecho nada para merecerlo. Aunque todo fue el trabajo de alguien más y por los sacrificios de otras personas, y ella está recibiendo el crédito. Aunque ella no siente que en realidad haya hecho algo digno para que las personas la traten así, y no está segura de poder ser aquella persona que los demás se imaginan. "Vaya, no lo sé, no puedo ni imaginar lo que se siente."

Quizá no debería haberla puesto en esa situación. Pero a las personas se les tiene que dar algo para creer o quién sabe qué se inventarían. Sentir culpa por esto sería estúpido. Creo.

Ambos llegaron a la cima de las escaleras, y entraron a la oficina llena con docenas de objetos extraños, todos encarando un gran escritorio y al poderoso trono.

La mano de Minerva pasó por encima de uno de aquellos objetos, uno con cachivaches dorados, cerrando sus ojos brevemente. Luego Minerva se quitó el Sombrero Seleccionador y lo puso sobre un perchero que tenía tres pantuflas sobre su lado izquierdo. Ella cambió el poderoso trono en una simple silla mullida y el gran escritorio en una mesa redonda, alrededor de la cual se se levantaron cuatro sillas.

Harry observó todo con un extraño nudo en la garganta. Sabía, sin que ninguno de los dos lo dijera en voz alta, que tendría que haber más ceremonia para el cambio de los muebles, el cambio de la mesa. Mucha más ceremonia, para la primera vez que la Directora se sentaba en su nueva oficina. Pero por la razón que fuera, no se podían dar ese lujo, y Minerva McGonagall estaba haciendo todo eso a un lado para llegar a tiempo.

Un movimiento de la varita de Minerva encendió el fuego Flu de la chimenea, al mismo tiempo que se sentó en la silla que había sido de Dumbledore.

En silencio Harry cogió una de las sillas alrededor de la mesa, sentándose a la izquierda de Minerva.
Casi de inmediato, el fuego Flu ardió como una esmeralda y escupió a Alastor Moody, quien dio un giró con su varita alzada, evaluando todo el cuarto de un vistazo, y luego apuntó su varita directamente hacia Harry y pronunció "Avada Kedavra."

Ocurrió tan rápido, y lo cogió tan completamente por sorpresa, que la varita de Harry no iba alzada ni a la mitad para cuando Alastor Moody terminó de hablar.

"Nada más estaba revisando," Alastor le comentó a la Directora, quien ya tenía su varita apuntando a Alastor, con la boca abierta como si ella no pudiera encontrar cuáles palabras decir. "Voldie habría intentado esquivar, de haberse apoderado del cuerpo del niño anoche. Aún necesito revisar la chica Granger." Alastor Moody se sentó a la derecha de Minerva.

Harry había pensado, en ese medio segundo, intentar producir un Patronus plateado sin palabras con su varita; sin embargo su varita no había estado en la posición correcta para bloquear a tiempo, ni siquiera estuvo cerca.

Bueno, si me estaba sintiendo invencible antes, ya no más. Qué lección de vida tan valiosa, Sr. Moody.

Entonces el fuego Flu ardió verde otra vez, y escupió a la bruja de apariencia más vieja, siniestra, y ruda que Harry hubiese llegado a conocer, como si le hubiesen dado forma humana a la carne seca. La bruja vieja no tenía su varita en su mano, pero proyectaba un aire de autoridad que era más fuerte y estricto que el de Dumbledore.

"Esta es la Directora Amelia Bones, Sr. Potter," presentó la Directora McGonagall, quien había recuperado su compostura. "Seguimos esperando al Director Crouch -"

"El cadáver de Bartemius Crouch Jr. fue identificado entre los Mortífagos muertos," la vieja bruja dijo sin preámbulo, al tiempo que se dirigía hacia las sillas. "Nos tomó enteramente por sorpresa, me temo que Bartemius es presa de considerable remordimiento, con motivos de sobra. No estará con nosotros el día de hoy."

Harry mantuvo su reacción como algo interno.

Amelia Bones de dejó caer sobre una silla, sentándose al lado derecho de Moody.

"Directora McGonagall," expresó la bruja anciana, aún sin duda ni demora, "La Intacta Línea de Merlín, que Dumbledore me dejó en regencia, no está respondiendo a mi mano. El Wizengamot debe tener un Jefe de Magos que sea de confianza, de inmediato; las cosas están muy revueltas en Bretaña. ¡Debo saber lo que Dumbledore ha hecho, ahora mismo!"

"Rayos," murmuró Moody. Su ojo-loco estaba girando salvajemente. "Eso no es bueno, para nada bueno."

"Sí, bueno," habló Minerva McGonagall, quien se mostraba bastante aprehensiva. "No puedo tener certeza al respecto. Albus - bueno, él claramente tenía el presentimiento de que podría no sobrevivir esta guerra. Aunque no me parece que él estuviera esperando que la Señorita Granger fuera a regresar de entre los muertos y matar a Voldemort solamente unas cuantas horas después. No creo que Albus estuviera esperando semejante cosa. No estoy del todo segura sobre qué será de su legado -"

Amelia Bones se levantó a medias de su silla. "¿Acaso implicas que esa niña Granger podría haber heredado la Línea Intacta de Merlín? ¡Esto es una catástrofe! Ella tiene doce años, es inexperta - ¡de seguro Albus no sería tan irresponsable como para dejar la Línea a quién fuera que hubiese derrotado a Voldemort, sin saber quién!"

"Bueno, es una forma de decirlo," Minerva replicó. Sus dedos aplanaron los papeles que había traído consigo, ahora yaciendo sobre el escritorio. "Albus sí creyó conocer al que iba derrotar a Voldemort. Había una profecía al respecto, una verificada, que ahora parece haber sido suspendida, o - ¡no lo sé, Madam Bones! Tengo una carta que debo entregar al Sr. Potter en caso de que Albus hubiese muerto o desaparecido, y otra carta que Albus afirmó el Sr. Potter sería capaz de abrir únicamente tras la derrota de Voldemort. No sé qué es lo que va a pasar ahora. Quizá la Señorita Granger será capaz de abrirla, o quizá nunca pueda ser abierta -"

"Un momento," la interrumpió Ojoloco Moody. Metió la mano dentro de su túnica, sacó una varita larga, de protuberancias grises que Harry reconoció; era la varita de Dumbledore, de una forma y estilo diferente a todas las varitas en Hogwarts. Moody depositó la varita sobre la mesa. "Antes de seguir adelante, debo decir que Albus también me dejó un par de instrucciones a mí. Coge esta varita, niño."

Harry vaciló, pensando.

Albus Dumbledore se sacrificó por mí. Él confiaba en Moody. Esto probablemente no es una trampa.
Entonces Harry empezó a extender su mano hacia la varita.

La varita brincó a través de la mesa, hacia la mano de Harry. Y en el momento en que los dedos de Harry se cerraron sobre ella fue como si estuviera escuchando una canción, un himno de gloria y batalla que resonaba dentro de su mente. Una ola de fuego blanco surgió desde la base hacia el resto de la madera, creciendo al ir subiendo, produciendo en la punta una tremenda lluvia de chispas. A través de la madera bajo sus dedos corría una sensación de fuerza y peligro contenido, como un lobo amarrado.

Harry también estaba recibiendo una impresión de marcado escepticismo, como si la varita tuviera algún nivel de consciencia, y se estuviera cuestionando cómo rayos había acabado siendo dominada por alguien de primer año en Hogwarts.

"Correcto," declaró Ojoloco Moody a las miradas confundidas. "Así que no fue la Señorita Granger quien derrotó a Voldie. No me lo creía."

"Qué." Amelia Bones espetó la palabra categóricamente.

Ojoloco Moody le dedicó una respetuosa inclinación de cabeza. "Albus me explicó que esta varita va a quien fuera que hubiese derrotado a su dueño anterior. Del viejo Grindie, él la tomó. Entonces Voldie derrotó a Albus, ayer. ¿Necesito decir más, Amelia?"

Amelia Bones estaba viendo a Harry fijamente, su boca plenamente abierta.

"Eso podría no ser correcto," Harry indicó. Tragó otro nudo de terrible culpa. "Me refiero a que, Voldemort me usó como un rehén porque yo, yo fui estúpido, y Dumbledore se sacrificó para salvar mi persona, quizá la varita cree que eso cuenta como yo derrotando a Dumbledore. Aunque, yo sí derroté a Voldemort, mmm. Lo vencí. Pero creo que es mejor si nadie sabe que yo estuve allí."

Bip. Tic. Wir. Ding. Put.

"Eso tiene que haber requerido algo de esfuerzo," Ojoloco lo felicitó. El hombre cicatrizado inclinó su cabeza lentamente, un gesto de profundo respeto. "No te sientas demasiado culpable por haber perdido a Albus y David y Flamel, hijo, sin importar cuán estúpido hayas sido. Al fin y al cabo ganaste. Todos nosotros juntos nunca pudimos hacerlo. Nada más para estar seguros, hijo, ¿David y tú también destruyeron el horrocrux de Voldie? ¿Y tienes la certeza de que era el verdadero?"

Harry vaciló, sopesando las probables consecuencias de la confianza, los posibles desastres del silencio, y luego sacudió su cabeza antes de responder a Moody. De todos modos, había planeado contar a McGonagall sobre lo que ahora estaba adentro de su escuela. "Voldemort tenía... un gran montón de horrocruxes, de hecho. Así que opté por Desmemorizar la mayoría de sus memorias, luego lo Transformé en esto." Harry levantó su mano, y en silencio apuntó la esmeralda sobre su anillo.

Pam. Bum. Pam. Pam.

"Ah," Moody dijo, recostándose en su silla. "Minerva y yo vamos a poner algunas alarmas y encantos sobre ese anillo tuyo, hijo, si no te importa. Por si alguna vez se te olvida alimentar la Transformación. Y no vuelvas a cazar ningún otro Mago Oscuro, jamás, sólo vive una vida calmada y pacífica." El hombre cicatrizado sacó un pañuelo y se limpió las gotas de sudor que habían aparecido sobre su frente. "Pero bien hecho, chico, tanto David como tú, pueda él descansar en paz. Esta fue idea de él, ¿verdad? Bien hecho, debo reconocer."

"En efecto," comentó Amelia Bones, quien ya había recuperado su compostura. "Todos nosotros tenemos una tremenda deuda de gratitud con ambos. Sin embargo debo reiterar que hay un asunto urgente sobre la Línea Intacta de Merlín."

"Creo," Minerva McGonagall habló despacio, "que mejor le doy las cartas de Albus al Sr. Potter, ahora mismo." Sobre el montón de papeles ahora había un sobre de pergamino, y un pergamino enrollado sellado con un lazo gris.

Primero, la Directora le entregó el sobre de pergamino, y Harry lo abrió.

...

Si estás leyendo esto, Harry Potter, entonces he caído ante Voldemort, y la misión ahora recae sobre tus manos.

Aunque te puede sorprender averiguarlo, este era el final que yo deseaba en mi corazón. Para cuando escribo esto, todavía parece posible que Voldemort pueda caer por mi propia mano. Y entonces, en su momento, yo mismo me convertiré en la oscuridad que tú debes superar, para alcanzar tu máximo poder. Pues se dijo una vez que tú podrías necesitar levantar tu mano contra tu mentor, aquel que te moldeó, aquel que amaste; se dijo que tú podrías ser la causa de mi caída. Si estás leyendo esto, entonces eso nunca llegará a pasar, y eso me alegra.

Incluso así, Harry, te voy a evitar esto, la solitaria batalla contra Voldemort. Te escribo esto, jurando protegerte tanto como pueda, sin importar cuál sea el costo final para mí mismo. Aunque si he fallado, entonces debes saber que estoy feliz de que haya sido así, en mi propia forma egoísta.

En mi ausencia, no queda nadie para oponerse a Voldemort como un igual excepto tú. Su sombra caerá larga y terrible sobre la Bretaña mágica, y muchos sufrirán y morirán por ello. Esa sombra no se irá hasta que destruyas su origen, hasta que hayas borrado el corazón de la oscuridad. Cómo vas a hacer esto, no lo sé. Si Voldemort desconoce el poder que tú posees, entonces yo también. Debes encontrar ese poder dentro de ti mismo, aprenderlo a manejar, debes convertirte en el juez final de Voldemort, y te suplico que no cometas el error de mostrarle misericordia.

Mi varita, te la entrego a ti dejándola bajo el cuidado de Moody, no te atrevas a usarla contra Voldemort. Pues cuando el maestro de la varita es derrotado, se vuelve propiedad del vencedor. Cuando hayas conquistado a mi conquistador, entonces la varita responderá verdaderamente a tu mano; pero si intentas usarla contra Voldemort antes de eso, ciertamente te traicionará. La debes mantener lejos del alcance de Voldemort a toda costa. Debería aconsejarte no usar esa varita para nada, aunque después de todo es un dispositivo de gran poder, que podrías necesitar para algún caso desesperado. Pero si la tomas debes temer su traición en todo momento.

En mi ausencia, el Wizengamot inevitablemente caerá ante Malfoy. La Línea Intacta de Merlín te la entrego a ti, con Amelia Bones como tu regente, hasta que seas un adulto o hayas alcanzado todo tu poder. Sin embargo ella no podrá oponerse a Malfoy por mucho tiempo, no tras haberme ido yo y con Voldemort habiendo regresado para poderlo aconsejar. Pronto, yo creo, el Ministerio caerá, y Hogwarts se convertirá en la última fortaleza. A Minerva le voy a entregar las llaves de Hogwarts, pero solamente tú eres su príncipe, y ella te va a ayudar en cualquier forma que pueda.

Alastor ahora lidera la Orden del Fénix. Presta gran atención a sus palabras, tanto su consejo como sus confidencias. Uno de los arrepentimientos más grandes de mi vida es no haber escuchado a Alastor más y no haberlo hecho antes.

Que al final vas a derrotar a Voldemort, no me queda duda.

Pues ese será únicamente el principio del destino de tu vida. De eso, también, yo tengo la certeza.
Cuando hayas vencido a Voldemort, cuando hayas salvado a este país, entonces, espero, podrás embarcarte hacia el verdadero significado de tus días.

Apresúrate a empezar.

Tuyo en la muerte (o lo que sea),

Dumbledore.

Posdata: Las contraseñas son 'precio del fénix', 'destino del fénix', y 'huevo del fénix', pronunciados dentro de mi oficina. Minerva puede mover esos cuartos a donde tú los puedas acceder más fácilmente.

...

Harry dobló el pergamino y lo volvió a meter dentro de su sobre, frunciendo el ceño pensativo, luego tomó de la Directora el pergamino enrollado con el lazo gris. Cuando la larga varita gris en la mano de Harry tocó el lazo, se soltó en el acto; y Harry abrió el pergamino, y lo leyó.

...

Querido Harry James Potter-Evans-Verres:

Si estás leyendo esto, has derrotado a Voldemort.

Felicitaciones por eso.

Espero que tuvieras algo de tiempo para celebrar antes de abrir este rollo, porque las noticias aquí no son felices.

Durante la Primera Guerra Mágica, llegó un momento en que me di cuenta que Voldemort estaba ganando, que faltaba poco para que él tuviera todo en su mano.

Ante esa extremidad, fui dentro del Departamento de Misterios e invoqué una contraseña que nunca había sido pronunciada en la historia de la Línea de Merlín Intacta, hice una cosa prohibida y de alguna manera no enteramente prohibida.

Escuché todas las profecías que habían sido grabadas.

Y así descubrí que mis problemas eran mucho peores que Voldemort.

Pues ciertos adivinos y profetas habían llegado a un creciente coro prediciendo que este mundo estaba condenado a la destrucción.

Y tú, Harry James Potter-Evans-Verres, eres uno de aquellos que se predijo lo va a destruir.

Tenía todo el derecho de eliminar tu línea de posibilidad, evitar que llegaras a nacer, así como hice lo mejor que pude para evitar todas las otras posibilidades que descubrí en ese día de terrible despertar.

Aún así en tu caso, Harry, y únicamente en tu caso, las profecías de tu apocalipsis tenían vacíos legales, aunque aquellos vacíos legales eran muy pequeños.

Siempre 'él va terminar el mundo', no 'él va a terminar la vida'.

Aún cuando se dijo que vas a destrozar las mismísimas estrellas en el cielo, no se dijo que fueras a destrozar a las personas.

Y así, siendo claro que este mundo no va a durar para siempre, he apostado literalmente todo sobre ti, Harry James Potter-Evans-Verres. No había profecías sobre cómo el mundo podría ser salvado, así que encontré las profecías que ofrecían vacíos legales en la destrucción; y provoqué las extrañas y complejas condiciones para que aquellas profecías pudieran cumplirse. Me aseguré de que Voldemort descubriera una de aquellas profecías, y así (tal como lo había temido) condené tus padres a muerte y te hice lo que tú eres. Escribí una extraña nota en el libro de Pociones de tu madre, sin tener la más mínima idea de por qué debía hacerlo; y esto le mostró a Lily cómo ayudar a su hermana, y aseguró que obtendrías el amor incondicional de Petunia Evans. Me introduje invisible dentro de tu habitación en Oxford y te administré la poción que se le da a los estudiantes con Giratiempos, para extender tu ciclo diario por dos horas más. Cuando tenías seis años yo destrocé una roca que estaba en el alfeizar de tu ventana, y hasta el día de hoy no puedo ni imaginar por qué.

Todo hecho con la esperanza desesperada de que nos pudieras ayudar a pasar a través del ojo de la tormenta, de alguna manera terminando este mundo y aún así sacar a la gente con vida.

Ahora que has pasado la prueba preliminar de derrotar a Voldemort, pongo todo en tus manos, todas las herramientas que me es posible darte. La Línea de Merlín Intacta, el comando de la Orden del Fénix, toda mi fortuna y todos mis tesoros, la Varita de Saúco de las Reliquias de la Muerte, la lealtad de todos mis amigos que escuchen mi petición. He dejado Hogwarts bajo el cuidado de Minerva, pues no creo que vayas a tener tiempo para la escuela, sin embargo incluso la escuela será tuya si así se lo demandas a ella.

Hay una cosa que no te doy, y son las profecías. Al momento de mi partida, serán destruidas, y ninguna profecía será grabada en el futuro, pues se dijo que no las debes mirar. Si crees que eso es causa de frustración, créeme cuando te insisto que ni siquiera tu ingenio puede alcanzar a comprender el nivel de frustración que te estoy ahorrando. Voy a morir, o seré perdido por tu causa, o de alguna otra manera seré apartado de ti - las profecías no son claras, naturalmente - sin saber ni una sola vez lo que realmente aguarda en el futuro, o por qué debo hacer lo que hago. Todo es un montón de locura críptica y vas a estar mejor sin eso.

Únicamente puede haber un rey sobre el tablero.

Únicamente puede haber una pieza cuyo valor es invaluable.

Esa pieza no es el mundo, son las personas del mundo, magos y Muggles por igual, duendes y elfos de casa y todos los demás.

Mientras sobreviva cualquier remanente de nuestra especie, esa pieza aún está en juego, incluso si las estrellas deben morir en el cielo.

Y si esa pieza se pierde, el juego termina.

Conoce el valor de todas tus otras piezas, y juega para ganar.


- Albus

...

Harry sostuvo el pergamino enrollado por un largo tiempo, contemplando a la nada.

Entonces.

Había veces en que la frase 'Eso lo explica' realmente no alcanzaba como definición, pero no obstante, eso lo explicaba.

Con aire ausente Harry volvió a enrollar el pergamino en su puño, todavía contemplando a la nada.

"¿Qué es lo que dice?" preguntó Amelia Bones.

"Es una carta de confesión," Harry contestó. "Resulta que Dumbledore fue el que mató a mi roca mascota."

"¡Este no es momento para bromas!" aulló la bruja anciana. "¿Eres el verdadero dueño de la Línea Intacta de Merlín?"

"Sí," respondió ausente, su mente ocupada con pensamientos que eran, por cualquier cuantificación objetiva, mucho más importantes a un nivel sobrecogedor.

La bruja anciana estaba sentada muy rígida en su silla. Giró su cabeza, y fijó sus ojos sobre los de Minerva McGonagall.

Mientras tanto el cerebro de Harry, que estaba haciendo malabares con demasiadas posibilidades sobre demasiados horizontes temporales, algunos teniendo que ver literalmente con billones de años y procedimientos de desmembramiento estelar, declaró la bancarrota cognitiva y volvió a empezar. De acuerdo, qué es lo primero que tengo que hacer para salvar el mundo... no, hazlo algo más local, qué tengo que hacer el día de hoy... además de descubrir qué hacer, eso es, y mejor que no me demore mucho buscando lo que fuera que Dumbledore me dejó en el cuarto del Huevo del Fénix...

Harry levantó sus ojos del pergamino enrollado y observó a la Profesora - a la Directora McGonagall, a Ojoloco Moody, y la bruja anciana de aspecto curtido, como si los estuviera viendo por primera vez. Aunque de hecho estaba viendo a Amelia Bones por primera vez que él supiera.

Amelia Bones, Jefa del Departamento de Aplicación de la Ley Mágica, a quien Albus Dumbledore había considerado digna de liderar el Wizengamot al menos temporalmente. Su cooperación sería invaluable, quizá necesaria, para... para lo que fuera que estuviera delante del camino de Harry. Dumbledore la había escogido a ella, y había leído profecías que Harry no había visto.

Amelia Bones, quien había pensado que sería nombrada regente sobre la Línea Intacta de Merlín y reconocida como la Jefa de Magos, nada más para enterarse que la posición había acabado en manos de, aparentemente, un niño de once años.

Ahora, declaró la voz de Hufflepuff dentro de su cabeza, ahora vas a ser amable. No vas a ser tu condenado idiota patentado de siempre. Porque el destino del mundo podría depender de ello. O no. Ni siquiera lo sabemos.

"Lamento terriblemente todo esto," Harry Potter pronunció, luego hizo una pausa para ver qué efecto, o no, había producido esta frase amable.

"Minerva parece creer," la bruja anciana replicó, "que no te vas a ofender por palabras honestas."

Harry asintió. Su parte Ravenclaw quería incluir la advertencia de que eso era diferente a permitir que las personas fueran a intentar hacerte caer mientras gritaban que tú eras intolerante con las críticas, sin embargo Hufflepuff lo vetó. Fuera lo que fuera que ella iba a decir, Harry lo iba a escuchar.

"No deseo hablar mal de los difuntos," la bruja anciana argumentó. "Pero desde tiempos inmemoriales, la Línea Intacta de Merlín ha pasado a aquellos que han demostrado rigurosamente que son, no solamente buenas personas, sino lo suficientemente sabias como para distinguir a sucesores que sean tanto buenos como sabios. Un solo error, en cualquier punto de esa cadena, ¡y la sucesión podría descarrilarse y nunca regresar! Fue un acto demente de Dumbledore pasarte la Línea a ti siendo tan joven, incluso si fue bajo la condición de que hubieras derrotado a Quien-Tú-Sabes. Una mancha sobre el legado de Dumbledore, así es como será visto." La bruja anciana vaciló, sus ojos todavía fijos sobre Harry. "Creo que es mejor si nadie por fuera de este cuarto se llega a enterar."

"Ah," Harry dudó. "Usted... no piensa muy bien de Dumbledore, ¿o sí?"

"Yo creí..." dijo la bruja anciana. "Bueno. Albus Dumbledore era un mejor mago que yo, una mejor persona que yo, en más maneras de las que puedo contar sin pensar. Sin embargo el hombre tenía sus fallas."

"Porque, pues. O sea. Dumbledore sabía todo lo que usted acaba de decir. Sobre yo siendo demasiado joven y el funcionamiento de la Línea. Usted se comporta como si Dumbledore no fuera consciente de esos hechos, o si los hubiese ignorado, cuando tomó su decisión. Es cierto que a veces las personas estúpidas, como yo, toman decisiones así de locas. Pero no Dumbledore. Él no estaba loco." Harry tragó saliva, forzando que una repentina humedad se fuera de sus ojos. "Yo creo... me empiezo a dar cuenta... que Dumbledore era la única persona cuerda, durante todo esto, desde el principio. El único que estaba haciendo las cosas correctas por las razones correctas..."

Madam Bones estaba maldiciendo en voz baja, desagradables maldiciones que estaban haciendo que Minerva McGonagall parpadeara.

"Lo siento," Harry reiteró impotente.

Ojoloco estaba haciendo una mueca, el rostro cicatrizado retorcido por la sonrisa. "Siempre supe que Albus estaba tramando algo que nunca nos reveló a los demás. Chico, no tienes ni idea de cuán difícil es para mí no usar mi Ojo sobre ese pergamino."

Harry introdujo a toda prisa el pergamino dentro de su monedero.

"Alastor," Amelia habló. La voz de la bruja anciana se estaba elevando. "Eres un hombre sensato, ¡no puedes creer que este chico es capaz de llenar los calcetines de Dumbledore! ¡No hoy!"

"Dumbledore," Harry explicó, el nombre tenía un sabor extraño en su lengua, "hizo una deducción incorrecta, cuando tomó sus decisiones. Él pensó que íbamos a estar combatiendo a Voldemort durante años, todos nosotros juntos. No sabía que iba a vencer a Voldemort inmediatamente. Era lo correcto para que yo hiciera, salvó muchas vidas en comparación a librar una larga batalla. Sin embargo Dumbledore creyó que usted iba a tener años para conocerme, confiar en mí... y en vez de eso terminó todo en una noche." Harry inhaló. "¿No puede usted pretender que hemos estado combatiendo a Voldemort durante años y que me gané su confianza y todo lo demás? ¿Para no ser penalizado por ganar más rápidamente de lo que Dumbledore había esperado?"

"¡Sigues siendo alguien de primer año en Hogwarts!" la bruja anciana exclamó. "¡No puedes tomar el lugar de Dumbledore, sin importar cuáles fueran sus intenciones!"

"Claro, todo ese asunto de 'verse como alguien de once años'." La mano de Harry se alzó, frotó la parte de su nariz donde reposaban sus gafas. Supongo que podría usar la Piedra, cambiar mi propio aspecto para parecer de noventa...

"No soy una tonta," la bruja anciana dijo. "Sé que no eres un niño ordinario. Te he visto hablar con Lucius Malfoy, observé como asustaste un Dementor, y presencié a Fawkes conceder tu petición. Cualquiera con una pizca de sabiduría que te haya visto frente al Wizengamot - y me refiero a mí y máximo otros dos - puede haber deducido que absorbiste alguna porción del alma desgarrada de Quien-Tú-Sabes en la noche en que su cuerpo fue carbonizado, pero la venciste y usaste su conocimiento para el bien."

Hubo una ligera pausa en el cuarto.

"Bueno, sí, por supuesto," comentó Minerva McGonagall. Ella suspiró, se retorció un poco en la silla de la Directora. "Como Albus claramente sabía desde el principio, sin embargo fue muy considerado al declinar hacerme una advertencia en cualquier manera posible."

"Claro," Moody dijo. "Ya sabía eso. Aja. Perfectamente obvio. Para nada confuso."

"Supongo que eso está bastante cercano a la verdad," admitió Harry. "Entonces, pues. ¿Cuál es el problema, exactamente?"

"El problema," Amelia Bones respondió, su voz perfectamente normal, "es que eres una burbuja, una mezcla inestable de un estudiante de Hogwarts de primer año y Quien-Tú-Sabes." Ella hizo una pausa, como si estuviera esperando algo.

"Es algo en lo que estoy mejorando," Harry dijo, ya que ella parecía esperar algún comentario de su parte. "A un ritmo bastante rápido, de hecho. Más importante, no es algo que Dumbledore no supiera."

La anciana bruja continuó. "Entregar tu fortuna y contraer una deuda con Lucius Malfoy para mantener a tu mejor amiga por fuera de Azkaban, si bien demuestra que tienes una moralidad característicamente superior, también demuestra que no puedes dirigir el Wizengamot. Ahora veo que hiciste lo que era correcto para ti mismo, lo que tenías que hacer para mantener el control sobre tu cordura y vencer tu oscuridad interna. Pero también hiciste una cosa que un heredero de Merlín no debe hacer. Un líder sentimental puede ser peor que uno egoísta. Albus, maestro y sirviente de un fénix, apenas y podía sobrevivir - e incluso él se opuso a ti ese día." Amelia hizo un gesto en la dirección de Ojoloco Moody. "Alastor tiene dureza. Es astuto. Aún así no tiene el talento para gobernar. Tú, Harry Potter, todavía no tienes la severidad, la capacidad para el sacrificio, ni siquiera para dirigir la Orden del Fénix. Y siendo lo que eres, tú no debes intentar convertirte en esa persona. No ahora, no a tu edad. Tomate el tiempo para alinear y fusionar tu alma dividida, si es que es posible. No intentes ser el Jefe de Magos mientras estás haciendo eso. Si Albus creyó que eso era una buena idea, estaba forjando una linda historia a costa de lo práctico del mundo real. Yo sí creo que el hombre tenía un problema con eso."

Los ojos de Harry se abrieron un poco, al escuchar todo eso. "Pues... ¿qué es lo que cree que está pasando aquí exactamente?" Harry tocó su cabeza con un dedo justo por encima de su oreja.

"Imagino que dentro de ti está el alma de un niño que sigue siendo honesto y verdadero, reuniendo su fuerza de voluntad para amarrar el fragmento del espíritu de Voldemort que te intenta consumir, al tiempo que grita que eres débil y sentimental - ¿acabas de reírte?"

"Lo siento. Aunque seriamente, nunca fue así de malo. Es más como tener un montón de malos hábitos que necesito romper."

"Mmm," opinó la Directora McGonagall. "Sr. Potter, creo que al principio del año sí era así de malo."

"Malos hábitos que se enlazaban y activaban entre sí. Sí, esos son algo más que un pequeño problema." Harry suspiró. "Y usted, Madam Bones... eh. Me disculpo si estoy equivocado al respecto. ¿Pero mi deducción es que usted se está sintiendo algo molesta porque la Línea terminó en manos de alguien con once años?"

"No del modo en que estás pensando," la bruja anciana replicó con calma. "Aunque es natural que sospeches de mí. La posición de Jefe de Magos no es una que yo vaya a encontrar placentera, ni siquiera comparada a los horrores del Departamento de Aplicación de la Ley Mágica. Albus me persuadió sobre ese asunto, y reconozco que le requirió algo de tiempo convencerme, sin embargo la verdad es que no desperdicie su tiempo en una discusión que yo estuviese esperando perder. Sabía que iba a odiar la tarea, y sabía que de todos modos la iba a hacer. Minerva afirma que posees algo de sentido común, especialmente cuando otros te lo recuerdan. ¿Realmente te puedes ver a ti mismo sobre el alto estrado del Wizengamot? ¿Estás seguro que no se trata de algún remanente de Quien-Tú-Sabes que se imagina a sí mismo preparado para la posición, y que tal vez la desea por ambición?"

Harry se quitó sus gafas y se frotó su frente. Su cicatriz todavía dolía un poco, por el daño que se había hecho a sí mismo al arañarse el día de ayer hasta que había sangrado de una manera apropiadamente dramática. "Tengo algo de sentido común, y sí, ser el Jefe de Magos suena como una gran fuente de irritación y un trabajo que, en realidad, no encaja conmigo ni en lo más mínimo. El problema es. Pues. No estoy seguro que la Línea de Merlín se trate únicamente sobre ser el Jefe de Magos. Hay, pues. Sospecho... que hay otras cosas raras que la acompañan. Y que Dumbledore tenía la intención de que yo tomara la responsabilidad de... esas otras cosas. Y que las otras cosas son... posiblemente bastante e increíblemente importantes."

"Rayos," Moody dijo. Luego Alastor Moody repitió, "Rayos. Niño, ¿es seguro que nos digas eso a nosotros?"

"No lo sé," Harry contestó. "Si hay un manual de usuario, no lo he ojeado todavía."

"Rayos."

"Y si esos otros asuntos requieren severidad y sacrificio?" Amelia Bones inquirió, todavía con calma. "¿Y si te examinan del mismo modo que en el Wizengamot? Soy vieja, Harry Potter, y tengo conocimiento de algunos misterios. Has visto que fue capaz de percibir tu propia naturaleza de un solo vistazo."

"Amelia," intervino Ojoloco Moody. "¿Qué habría ocurrido si tú hubieses combatido a Quien-Tú-Sabes anoche?"

La bruja anciana se encogió de hombros. "Habría muerto, supongo."

"Habrías perdido," argumentó Alastor Moody. "Y el Niño-Que-Vivió no solamente venció  Voldie, lo organizó para que su buena amiga Hermione Granger volviera de la muerte al mismo tiempo que Voldie se resucitó a sí mismo. De ningún condenado modo o doblemente condenado eso pudo haber sido un accidente, y tampoco creo que fuera idea de David. Amy, la verdad es, que ninguno de nosotros sabe lo que el guardián del legado de Merlín tiene que hacer. Pero no somos lo suficientemente locos para esta locura."

Amelia Bones frunció el ceño. "Alastor, sabes que he lidiado con cosas extrañas antes. Y las he manejado bastante bien, en mi opinión."

"Sí. Tú lidias con esa locura para poder regresar a la vida real. No eres el tipo de loca que construye un castillo de locuras y se queda viviendo allí." Moody suspiró. "Amy, en algún nivel tú sabes exactamente por qué Albus tuvo que dejar quién-sabe-cuál-trabajo al pobre niño."

La bruja anciana apretó sus puños sobre la mesa. "¿Tienes alguna idea del desastre que sería para Bretaña? Llamame cuerda, ¡pero no pudo aceptar ese resultado! ¡He trabajado por demasiado tiempo para ver este día para verlo caer justo ahora, ahora justamente!"

"Disculpen," la Directora McGonagall apuntó, sonando bastante precisa y Escocesa. "¿hay alguna razón por la que el Sr. Potter no pueda simplemente instruir a la Línea que Madam Bones es su regente para la posición del Jefe de Magos, aunque no en todo lo relacionado con el Departamento de Misterios, hasta que sea mayor de edad? Si Albus pudo ordenar a la Línea que pusiera un regente únicamente hasta la derrota de Voldemort, claramente es capaz de seguir órdenes complejas."

Lentamente, este inesperado golpe de martillo de sentido común fue absorbido por todos los presentes.

Harry abrió su boca para acceder a apuntar a Amelia Bones como su regente en todos los asuntos relacionados con el Wizengamot, y luego vaciló de nuevo.

"Pues," Harry inició. "Pues. Madam Bones, preferiría bastante que usted se pudiera encargar de lidiar con el Wizengamot en mi lugar."

"En eso estamos de acuerdo," añadió la bruja anciana. "¿Deberíamos hacerlo ya?"

"Pero -"

Una expresión de frustración surgió en los otros. "¿Cuál es el problema, Sr. Potter?" cuestionó la Directora, con voz que indicaba que esperaba que no fuera nada serio.

"Pues. Creo que hay un par de cosas que podría tener que hacer pronto que pueden causar... controversia a un nivel político, y a cambio de entregar el poder político de la Línea a Madam Bones voy a querer que ella... pues, coopere conmigo en algunas cosas."

Amelia Bones intercambió otra larga mirada con Minerva McGonagall. Luego volvió a observar a Harry Potter.

"¡Me indigna tu petición!" Amelia Bones exclamó. "Tu vacilación me dice que eres débil y sin experiencia para negociar, y probablemente te vas a rendir si opongo resistencia."

Harry cerró sus ojos.

Un Harry ligeramente teñido de oscuridad los volvió a abrir.

"De acuerdo," Harry habló, "permita que lo exprese con otras palabras. No quiero interferir con su trabajo a diario ni tampoco mensualmente, sin embargo no me es posible simplemente hacer a un lado la responsabilidad final que Dumbledore me dejó. No le voy a enviar un búho con pergaminos bizarros salidos de la nada, podemos conversar antes de eso, pero en algún punto puede ocurrir que yo tenga que darle una orden a usted. Si rehúsa la orden podría tener que quitarle las funciones del Wizengamot de la Línea y asumir el control directo. ¿Puede aceptar eso?"

"¿Y sí respondo que no?" preguntó la bruja anciana.

Ligera, ligera la nota de oscuridad... "No tengo una alternativa para usted. Podría empezar preguntando a Augusta Longbottom quién cree ella que sea indicado para el puesto y trabajar desde allí. Sin embargo podría ser importante mantenernos apegados al plan de Dumbledore tanto como sea posible, ya que desconozco por qué él hizo exactamente las cosas que él hizo, y él creyó que Amelia Bones debía ser la Jefa de Magos por un tiempo. No voy a poner el nombre de Merlín sobre usted, pero... no, que rayos, voy a poner el nombre de Merlín sobre usted, esto podría o no ser locamente importante."

La bruja anciana pensó por un tiempo, sus ojos yendo de una persona a otra alrededor de la mesa. "No estoy satisfecha con esto," ella anunció tras un rato. "Sin embargo el Wizengamot debe ser llamado a orden pronto. Será suficiente por ahora."

Lentamente la bruja anciana metió la mano dentro de su túnica, y sacó una corta vara de piedra, piedra oscura.

Ella ubicó la vara sobre la mesa ante Harry. "Toma lo que es tuyo," ella dijo. "Y por favor devuélvelo."

Harry extendió su mano y la tomó.

En el momento en que los dedos de Harry primero tocaron la piedra oscura -

- nada sucedió.

Bueno, quizá Merlín no había sido dado al melodrama. Eso podría explicar por qué su legado final se veía como una pequeña vara oscura, nada llamativa. Si eso era todo lo que se necesitaba para su función, eso sería todo lo que habría.

Harry cogió la Línea, frunciendo el ceño. "Me gustaría apuntar a Amelia Bones como mi regente para las funciones relacionadas con el Wizengamot." Entonces, se le ocurrió el pensamiento de que necesitaba especificar un punto de detención para definir una regencia, Harry concluyó, "Hasta que yo diga que las quiero recuperar."

Entonces Harry se quedó con la cara larga. Había esperado más de la Línea, pero no era más que una llave para lugares en el Departamento de Misterios donde había cosas interesantes guardadas, o para sellos donde Merlín y sus sucesores habían acumulado cosas que no debían ser destruidas aunque debían ser mantenidas por fuera de la circulación general. Aparte de eso, la Línea no hacía mucho.

La Línea tampoco te permitía sobrepasar el Interdicto de Merlín. No, ni siquiera si el destino de la galaxia estaba en riesgo. Ni siquiera si la persona parecía cuerda, había tomado un Juramento Inquebrantable, y honestamente creía que el mundo estaba a punto de ser destruido.

Merlín había soñado con una carrera larga, un mundo que iba a durar durante eones y no solamente siglos. El mundo no tenía razón para durar por siempre, si los poderes verdaderamente peligrosos eran removidos de forma definitiva. Por el contrario, un solo vacío legal en las salvaguardias hacía que la destrucción del mundo no fuera más que una cuestión de tiempo. Algún día la Línea de Merlín sería pasada a la persona incorrecta. Podía rechazar a los que obviamente no eran dignos, aunque eventualmente iba a pasar a unas manos muy sutilmente defectuosas para que la Línea las pudiera detectar. Esto era inevitable, cuando lidiamos con seres humanos, y Harry necesitaba mantener eso en mente antes de sellar algo donde los futuros portadores de la Línea lo pudieran retirar - el desastre de este mal uso inevitable algún día necesitaba ser sopesado por sus beneficios durante los próximos miles de años.

Harry dejó escapar un pequeño y triste suspiro, con los dientes apretados. Merlín, idiota...

Pensar eso no desbloqueo ninguna salvaguardia final.

Actualmente no había nada en llamas en el Departamento de Misterios, así que Harry puso con mucho cuidado la Línea de vuelta sobre la mesa.

"Gracias," la bruja anciana dijo. Recogió la vara de piedra oscura. "Sabes cómo puedo usarla para llamar al orden en el Wizengamot, o - no importa, sólo debería intentar golpear el podio. Eso parece bastante obvio. Para el resto del país, por supuesto, soy el Jefe de Magos hasta donde todo el mundo sabe excepto nosotros cuatro."

Harry dudó. Luego imaginó los búhos que recibiría si cualquiera supiera que se le permitía ser la segunda opinión de la Jefe de Magos, y lo que eso provocaría en el poder de negociación de Amelia. "De acuerdo."

Amelia metió la vara de vuelta en su túnica. "No diré que fue un placer hacer negocios contigo, Niño-Que-Vivió, aunque podría haber sido mucho peor. Muchas gracias por eso."

Harry ya se estaba sintiendo preocupado sobre el exacto balance del poder aquí, por el modo en que Madam Bones estaba actuando. Los otros habían, con mucha lógica, deducido que la mayor parte del plan para derrotar a Voldemort había sido elaborado por David Monroe en su mayoría, lo que significaba que ellos lo seguían subestimando. Podría requerir una crisis de algún tipo, con Harry resolviéndolo con con éxito en vez de arruinarlo todo, antes de que Amelia Bones empezara a respetar su autoridad. O creer en él aunque fuera un poco, en realidad... "Entonces," Harry dijo. "¿Alguna rareza para mí que habría traído a Dumbledore de seguir todavía con nosotros?"

Amelia pareció pensativa. "Ya que preguntas... Se me ocurren tres cosas, en efecto Primero, no tenemos ni la más mínima noción del ritual que fue usado para sacrificar a los Mortífagos y resucitar a Quien-Tú-Sabes. No se corresponde con ninguna leyenda conocida, y los rastros mágicos del ritual han sido erradicados. Hasta donde mis Aurores pueden saber, las cabezas de todos se cayeron de sus cuellos por causas naturales. Excepto por Walden MacNair, quien fue asesinado mediante fuego mágico tras haber disparado una Maldición Asesina con su varita. Un muy extraño ritual en efecto." Le estaba dando a Harry Potter una mirada bastante precisa.

Harry consideró esto, escogiendo sus palabras con cuidado. Voldemort había afirmado que había puesto protecciones, por lo que Harry tenía confianza de no haber sido observado por Aurores usando Giratiempos, pero aún así... "Creo que este es un asunto en que no necesita investigar demasiado, Madam Bones."

La anciana bruja hizo una ligera mueca. "No nos pueden ver haciendo una investigación floja con tantos Nobles muertos, Harry Potter. Cuando escuché tu relato particular sobre la batalla final de David, me aseguré de enviar a algunos investigadores que yo considero confiables en cuanto a la calidad de su trabajo usual. El Auror Nobbs y el Auror Colon, de hecho, que son muy respetados por fuera de mi Departamento. Encontré su reporte muy fascinante de leer." Amelia hizo una pausa. "Hay una posibilidad de que Augustus Rookwood haya dejado un fantasma -"

"Lo tiene que exorcizar antes de que cualquiera hable con él," Harry pidió, consciente del repentino martilleo de su corazón.

"Sí, señor," la bruja anciana aceptó con sequedad. "Voy a interrumpir el anclaje del alma por un tiempo, hasta que ya no sea capaz de materializarse nunca más. El segundo asunto es que había un brazo humano aún con vida entre las cosas del Señor Oscuro -"

"Bellatrix," Harry dedujo. Su mente había regresado atrás, hecho la conexión que el trauma del momento había nublado. "Creo que ese es el brazo de Bellatrix Black." Lesath Lestrange no fue nombrado entre aquellos que habían perdido un padre. "Oh, por todos los demonios. Ella sigue ahí afuera, claro que sí. ¿Pueden usar su brazo para poderla rastrear de alguna manera?"

Amelia Bones adquirió una expresión amarga. "Ya veo. Como estaba diciendo, un brazo humano todavía con vida fue encontrado entre las cosas del Señor Oscuro, pero fue incinerado con gran facilidad."

"Qué idiota -" Harry se detuvo a sí mismo. "No, no un idiota. Porque destruir objetos Oscuros de inmediato es política del Departamento. Por experiencias pasadas con anillos que realmente debieron ser tirados dentro de volcanes sin demora. ¿Verdad?"

Moody y Amelia asintieron en unísono. "Buena suposición, hijo," dijo Moody.

Podría parecer literalmente inevitable que la estupidez pasada de Harry volviera y lo persiguiera de alguna manera horrible después, aunque no había razón para no intentar revertir esa trama. "Espero que ya haya pensado en esto," Harry explicó, "pero el siguiente paso obvio es poner un equivalente a un boletín internacional para una bruja flaca a la que le falta un brazo izquierdo. Oh, y añada veinticinco mil Galeones de mi parte - Directora, está bien, por favor confíe en mí al respecto - a cuál sea la recompensa que ya se está ofreciendo."

"Bien dicho." La bruja anciana se inclinó un poco hacia adelante. "El tercer y último asunto... hubo un elemento verdaderamente confuso sobre los eventos de anoche, y tengo curiosidad de ver lo que piensas de ello, Harry Potter. Entre los cadáveres estaban la cabeza y cuerpo de Sirius Black."

"¿Qué?" gritó Moody, medio parándose de su silla. "¡Creí que estaba en Azkaban!"

"Y lo sigue estando," habló Madam Bones. "Lo revisamos en un parpadeo. Los guardianes de Azkaban reportaron que Sirius Black seguía dentro de su celda. La cabeza y cuerpo de Black fueron transportados a la morgue de San Mungo, y muestran la misma causa de muerte que el resto de Mortífagos, o sea, que su cabeza se cayó espontáneamente. También se me informó que Sirius Black estaba, esta misma mañana, sentada en la esquina de su celda meciéndose para atrás y para adelante con su cabeza entre sus manos. No han sido encontrados otros duplicados de Mortífagos. Todavía."

Hubo una pausa llena de cosas chirriantes y ruidosas, mientras las personas consideraban esto.

"Ah..." opinó Minerva. "Eso no es posible ni siquiera para los estándares de Quien-Tú-Sabes. ¿O sí?"

"Yo habría pensado lo mismo cuando tenía tu edad, querida," respondió Amelia. "Es la sexta cosa más extraña que he visto en toda mi vida."

"¿Ves, hijo?" declaró Moody. "Por ese tipo de cosas es que nadie, ni siquiera yo, puede ser lo suficientemente paranoico." El hombre cicatrizado inclinó su cabeza, viéndose pensativo, mientras que su brillante ojo azul siguió en su carrera perpetua. "¿Hermano gemelo, escondido del resto del mundo? Walpurga Black tuvo gemelos, no fue capaz de matar a uno, sabía que el viejo Pollux lo iba a ordenar... no, ni yo me lo creo."

"¿Alguna idea, Sr. Potter?" preguntó Amelia Bones. "¿O este es otro asunto en que mi Departamento no debería investigar demasiado?"

Harry cerró sus ojos y pensó.

Sirius Black había perseguido a Peter Pettigrew, en vez de huir del país como tendría que haber indicado el sentido común.

Black había sido encontrado en medio de la calle, rodeado por cuerpos, riendo.

No había quedado nada de Pettigrew excepto un dedo.

Pettigrew había sido un espía de la Luz, no un doble agente sino alguien que podía husmear por ahí y terminaba descubriendo cosas.

Una de las teorías de la conspiración sobre Pettigrew había sido que él era un Animago, ya que había sido bueno para desenterrar secretos incluso mientras estudiaba en Hogwarts.

Los Dementores podían drenar toda la magia a su alrededor.

El Profesor Quirrell había dicho algo sobre un tipo particular de magia que permitía acomodar la carne como un herrero Muggle podía reformar el metal con un martillo y tenazas...

Harry volvió a abrir sus ojos.

"¿Era Peter Pettigrew un Metamorfomago en secreto?"

La cara de Amelia Bones cambió. Produjo un único sonido crujiente y se recostó dentro de su silla.

"Sí, de hecho..." Minerva reconoció lentamente. "¿Por qué?"

"Sirius Black Confundió a Peter Pettigrew," explicó la voz de Harry con paciencia, "para forzarlo a cambiar su apariencia y que pretendiera ser Black. Para cuando perdió efecto el Confundus, Peter ya estaba dentro de Azkaban y no podía recuperar su apariencia verdadera. Los Aurores están acostumbrados a que las personas en Azkaban pronuncien absolutamente cualquier cosa para salir, así que no le prestaron atención a lo que Peter Pettigrew gritó una y otra vez hasta que se le acabó la voz."

En ese momento, incluso el rostro de Ojoloco Moody mostró horror.

"En retrospectiva," prosiguió la voz de Harry, que parecía estar operando enteramente en automático, "debieron sospechar cuando se las arreglaron para meter a ese Mortífago en Azkaban sin un juicio."

"Pensamos que Malfoy estaba distraído," murmuró la bruja anciana. "Que únicamente estaba intentando salvarse a sí mismo. Hubo otros Mortífagos que pudimos coger en ese momento, como Bellatrix -"

Harry asintió, sintiendo como si su cuello y cabeza fueran movidos por hilos de títere. "La sirviente más fanática y devota del Señor Oscuro, un núcleo natural de oposición para alguien que quisiera controlar a los Mortífagos como Lucius. Creyeron que Lucius estaba distraído."

"Sáquenlo de allí," dijo Minerva McGonagall. Su voz se elevó hasta ser un grito. "¡Sáquenlo de allí!"

Amelia Bones se alzó de la silla con un brinco, corrió hacia el Flu -

"Alto."

Todos se quedaron contemplando a Harry con asombro, nadie más que Minerva McGonagall.

Alguien más parecía haberse apoderado de la voz de Harry. "Hay cuatro cosas que todavía necesitamos discutir. Un hombre inocente ha estado en Azkaban durante diez años, ocho meses, y catorce días. Puede quedarse allí un par de minutos más. Así de urgentes son estas cuatro cosas."

"Tú -" susurró Amelia Bones. "No deberías intentar ser esta persona, a tu edad -"

"Primero. Creo que yo debería mirar todos los registros policiales sobre cada Mortífago que acabó en Azkaban mientras Lucius estaba distraído. ¿Lo puede compilar para esta noche?"

"Dentro de una hora," contestó Amelia Bones. Se veía gris.

Harry asintió. "Segundo. Es el fin de Azkaban. Necesitan empezar preparaciones para mover a los prisioneros a Nurmengard u otra prisión segura sin Dementores, y proveer tratamiento inmediato para su exposición a los Dementores."

"Yo," dijo Amelia. La bruja anciana parecía doblada, disminuida. "Yo... no creo, que incluso con este... escándalo, que el resto del Wizengamot lo vaya a permitir... y los Dementores deben ser alimentados, no tanto como los hemos venido alimentado, sin embargo se les deben dar algunas víctimas, o van a ir libres por el mundo, cazando a los inocentes..."

"No importa la opinión del Wizengamot," Harry declaró. "Porque -" La voz de Harry se ahogó. "Porque -" Harry respiró profundamente, buscando la calma para sí mismo. Pensó que ya podía ver la figura del futuro inmediato, la podía ver estirándose frente a él como un camino dorado iluminado por la luz solar. ¿Esto también estaba escrito, en el libro del Tiempo que no debo ver? "Porque si estoy en lo correcto sobre lo que va a pasar a continuación, entonces dentro de muy poco, Hermione Granger, la Niña-Que-Revivió, va ir a Azkaban y destruir todos los Dementores que están allí."

"¡Imposible!" espetó Ojoloco Moody.

"Merlín," susurró Amelia Bones. "Oh, querido Merlín. Eso es lo que le ocurrió al Dementor que Dumbledore 'perdió'. Por eso es que te tienen miedo - ¿y ahora ella también?" Su voz temblaba. "¿Qué es esto, qué es todo esto?"

Si Hermione cree que la Muerte puede ser derrotada -

Aún si no lo podía creer antes, lo va a creer ahora.

"Un traslador autorizado a Azkaban sería apreciado -" la voz de Harry se rompió de nuevo. Las lágrimas estaban cayendo por sus mejillas.

Ella no puede morir. Tengo su horrocrux.

Pero Hermione no necesita saber eso. No durante una semana más.

Si ella está dispuesta a arriesgar su vida para acabar esto -

"Aunque creo, que ella podría llegar allí, por cuenta propia..."

"¿Harry?" lo llamó la Directora McGonagall.

Harry ya estaba llorando, enormes jadeos rasposos proviniendo de él. Sin embargo no dejó de hablar. Peter Pettigrew estaba esperando mientras Harry lloraba.

Todos lo estaban esperando, mientras él estaba llorando.

"Tercero. En algún lugar dentro de las protecciones de Hogwarts. En una posición con una defensa muy alta. Pero donde los casos de emergencia puedan ser trasladados desde afuera de las protecciones. Va a existir un h-h-hospital de alta seguridad. Con guardianes muy poderosos, que hayan tomado Juramentos Inquebrantables, no me, no me importa cuánto oro haya que pagar para esos Juramentos, el costo ya no importa en verdad. Y, y Alastor Moody va a diseñar la arquitectura de la seguridad, y se va a poner completamente exagerado con su paranoia sin ser limitado por el presupuesto o la cordura o el sentido común, sólo que tiene que ser abierto pronto." No era capaz de dejar de llorar.

"Harry," habló la Directora, "los dos van a creer que perdiste la razón, no te conocen como yo. Necesitas tomarte un momento para explicarte."

En vez de eso Harry metió la mano dentro de su monedero e hizo lenguaje de manos con sus dedos, y sacó, con esfuerzo, un pedazo de oro de cinco kilos más grande que su puño, resultado de sus experimentos en la mañana. Produjo un golpe pesado cuando aterrizó sobre la mesa.

Moody extendió su varita y lo tocó, y luego su garganta hizo un sonido incomprehensible.

"Ese es tu presupuesto inicial, Alastor, si necesitas dinero ya mismo. Nicolás Flamel no fabricó la Piedra Filosofal, sino que la robó, Dumbledore no conocía la historia secreta pero Monroe sí. Una vez que sabes cómo funciona, la Piedra puede hacer una restauración completa de la juventud y la salud cada doscientos treinta y cuatro segundos. Trescientas sesenta personas al día. Ciento treinta y cuatro mil sanaciones al año. Eso debería ser suficiente para evitar que, todos los magos en el mundo, y todos los duendes y elfos de casa y lo que sea, mueran. Por vejez, o lo que sea." Harry se estaba limpiando las lágrimas, una y otra vez. "Flamel tenía más sangre en sus manos que cien veces Voldemort, por todas las personas que pudo haber salvado y no quiso. Todo el tiempo, Moody, la Piedra Filosofal podría haber curado todas tus cicatrices y reparado tu pierna, en cualquier momento que a Flamel se le diera la gana. Dumbledore no lo sabía. Estoy seguro que él no lo sabía." Harry sonrió tembloroso. "No la puedo imaginar como una bruja adolescente, Madam Bones, pero apuesto que se verá muy bien. Eso le dará más energía para mantener al Wizengamot por fuera de mi camino, porque si creen que la Piedra es algo que pueden manipular de cualquier manera, multar, regular, no me importa, Hogwarts se va a separar de Bretaña y convertirse en su propio país. Directora, Hogwarts ya no depende del Ministerio para oro, ni tampoco para comida. Puede reformar el currículo educativo a voluntad suya. Creo que podríamos añadir algunos cursos avanzados pronto, especialmente en estudios Muggle."

"¡Más despacio!" exclamó Minerva McGonagall.

"Cuarto -" Harry dijo, y luego se detuvo a sí mismo.

Cuarto. Comenzar las preparaciones para derribar el Estatuto Internacional del Secreto y proveer sanación mágica a escala masiva para el mundo Muggle. Aquellos que se opongan a esta agenda no recibirán los servicios de la Piedra...

Los labios de Harry no se podían mover. No lo iban a hacer, no podía.

Con seis billones de Muggles pensando con creatividad sobre cómo usar la magia...

Transformar antimateria no era más que el principio. Ni siquiera era la idea más destructiva. También había agujeros negros y los strangelets de carga negativa. Y si los agujeros negros no podían ser Transformados porque ya no existían como lo podría definir la magia dentro de algún radio espacial, se podían Transformar montones y montones de armas nucleares y la plaga de la Peste Negra que se podía reproducir antes de desaparecer la Transformación y Harry ni siquiera había considerado el problema durante cinco minutos pero no importaba porque ya había pensado lo suficiente. Alguien lo iba a pensar, alguien lo iba a comentar, alguien lo iba a intentar. La probabilidad era tan cercana a la certeza que no hacía falta pensar más.

¿Qué pasaba si Transformamos un milímetro cúbico de dos quarks arriba, solamente los quarks arriba sin ningún quarks abajo para enlazar? Harry ni siquiera lo sabía, y los quarks arriba eran ciertamente un tipo de sustancia que ya existía. Todo lo que se necesitaba era un hijo de Muggle que supiera los nombres de los seis quarks y que decidiera intentarlo. Ese podría ser el reloj con cuenta regresiva para el final profetizado del mundo.

Antes Harry habría intentado negar ese pensamiento, racionalizarlo hasta hacerlo desaparecer.

Ya no podía hacer eso.

No era una cosa que Harry Potter fuera a hacer.

Como el agua que caía por la pendiente, Harry Potter no se iba a arriesgar cuando tenía que ver con no destruir el mundo.

"¿Cuarto?" inquirió Amelia Bones, quien se veía como si la hubiesen golpeado repetidamente en la cara con un planeta. "¿Qué es lo cuarto?"

"No importa," respondió Harry. Su voz no se rompió. No se dobló sobre sí mismo ni se puso a sollozar. Todavía había vidas que él podía salvar y esas tenían prioridad. "No importa. Jefe de Magos Bones, le he entregado la regencia del Wizengamot en sus manos. Por favor use esa posición para anunciar a nivel internacional que el poder sanador de la Piedra pronto estará disponible para todos, y que mientras tanto, todos los pacientes moribundos deben ser mantenidos con vida a toda costa, sin importar qué magia sea requerida para ello. Ese anuncio es su prioridad absoluta. Cuando haya hecho eso puede rescatar a Peter Pettigrew e informar a su Departamento anterior que debe iniciar las preparaciones para cerrar Azkaban. Entonces por favor haga que alguien prepare una lista de todos los Mortífagos prisioneros y qué se dijo durante sus juicios sobretodo si Lucius parecía extrañamente desinteresado en defenderlos. Gracias. Eso es todo."

Amelia Bones se giró sin decir más, y salió corriendo hacia el Flu como si ella misma estuviera en llamas.

"Y alguien," Harry pidió, su voz rota otra vez ahora que todo se había puesto en movimiento, y llorar no costaba tiempo, aunque la vasta mayoría de vidas totales en riesgo no se habían podido salvar todavía, "alguien tiene que, alguien tiene que hablar con Remus Lupin."

...

Capítulo 118             Capítulo 120


Nota del Autor (Marzo del 2015)


Si no te gustan los capítulos cortos, sugiero que esperes para leer del 120-122 al mismo tiempo.

Si cualquiera puede ponerme en contacto con J. K. Rowling o Daniel Radcliffe, lo agradecería.

Si cualquiera puede ponerme en contacto con John Paulson, lo agradecería.

Si cualquiera puede ofrecer de manera creíble la posibilidad de producir una película conteniendo efectos especiales,
o un anime, podría estar interesado en reescribir un viejo guión mío.

Y también estoy interesado en intentar ser un ángel inversor,
si cualquier inversos me quiere ascender a ángel.

Gracias.

Nota del Traductor (24 de Abril de 2.020)


Dumbledore Ex Machina.

De Wikipedia: “Los strangelets son pequeños fragmentos de materia extraña. Solo existirían si la "hipótesis de la materia extraña" es correcta, en cuyo caso son el verdadero estado fundamental de la materia, y los núcleos son solamente estados metaestables con una duración muy larga. El término strangelet, hiperdiminutivo de la palabra inglesa strange (extraño), se origina con E. Farhi y R.L. Jaffe.”

El siguiente episodio está alrededor de las 2.500 palabras, a ritmo de cuarentena, debería publicarlo el 26 de Abril de 2.020 para los Patrocinadores y el 3 de Mayo en el blog de Rhaidot y FNN.

Faltan 3 capítulos para el final de Harry Potter y los Métodos de la Racionalidad.

Esta entrada fue posible gracias a Rocio Tou, Sergio Andres Rodriguez Vargas, Nkp, Richard Nole, Kbrem y Claudio Andres Cayulao Martinez.


Si lo deseas puedes apoyarme siendo un Patrocinador de Rhaidot.


Gracias por leer.

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