Capítulo 73 Capítulo 75
Harry Potter y los Métodos de la Racionalidad
Portada Harry Potter y los Métodos de la Racionalidad |
Capítulo 74: Auto-Actualización, Escalar los Conflictos, Parte 9
Harry avanzó un paso, luego otro paso, hasta que una sensación de intranquilidad lo empezó a empapar, un desasosiego en sus nervios.
Él no dijo nada, no alzó mano alguna; la sensación de intranquilidad empapada llamaría a la puerta en su lugar.
Del otro lado de la puerta cerrada surgió un susurro, atravesando la puerta como si no hubiera puerta alguna.
"No son mis horas de oficina," informó el frío susurro, "ni el tiempo de nuestro encuentro. Le quitó diez puntos Quirrell, y alégrese de que no sean más."
Harry permaneció calmado. Atravesar Azkaban había re-calibrado su escala de perturbaciones emocionales; y perder un punto de Casa, que antes había puntuado entre cinco y diez, ahora yacía entre cero y tres puntos. La voz de Harry fue calmada, cuando pronunció, "Usted hizo una predicción comprobable y resultó falsa, Profesor. Únicamente deseaba señalar eso."
Mientras Harry se daba la vuelta para irse, escuchó la puerta abrirse detrás suyo, y volvió a girar con algo de sorpresa.
El Profesor Quirrell estaba recostado en su silla, su cabeza arrellanada contra la cabecera, mientras que un pergamino flotaba ante él. Ambas manos del Profesor de Defensa descansaban débilmente sobre el escritorio, como si no tuvieran vida. Podría haber sido un cadáver, excepto que los ojos azul-hielo aún se movían, de un lado a otro, de un lado a otro.
El pergamino se desvaneció, y fue reemplazado por otro tan velozmente que fue como si el material solamente hubiera parpadeado.
Entonces los labios se movieron también. "Y de esto," murmuraron los labios, "¿qué infiere usted, Sr. Potter?"
Aunque Harry se conmocionó por lo que vio, su voz siguió controlada cuando habló, "Que la gente ordinaria no siempre deja las cosas pasar, y que Hermione Granger está en mayor peligro por la Casa de Slytherin de lo que usted pensó."
Los labios se curvaron, apenas un poco. "Por lo que usted cree que he fallado en mi comprensión de la naturaleza humana. Sin embargo difícilmente sería esa la única posibilidad, niño. ¿Acaso ve usted la otra?"
Las cejas de Harry se surcaron mientras contemplaba al Profesor de Defensa.
"Estoy cansado de esto," susurró el Profesor de Defensa. "Usted se quedará ahí hasta que lo vea por usted mismo, o de lo contrario se irá." Como si Harry hubiera dejado de existir, los ojos del Profesor de Defensa volvieron al pergamino, una vez más escaneando una línea tras otra.
Fue seis pergaminos después que Harry lo vio, y expuso en voz alta, "Usted piensa que su predicción falló porque hubo otro factor en funcionamiento que no hacía parte de su modelo. Alguna razón por la cual la Casa de Slytherin odia a Hermione más de lo que usted se dio cuenta. Como cuando los cálculos de órbita para Urano estaban equivocados, y el problema no eran las Leyes de Newton, era que no sabían sobre Neptuno -"
El pergamino desapareció, y no fue reemplazado. La cabeza se levantó de su posición recostada, encarando a Harry más directamente, y la voz que habló fue calmada y directa, aunque no monótona. "Creo, chico," comentó el Profesor Quirrell suavemente, una voz que se aproximaba a la normalidad, "que si toda la Casa de Slytherin la odiara tanto, lo habría visto. Y aún así tres luchadores formidables de esa Casa hicieron algo en vez de nada, a riesgo y costo para ellos mismos. ¿Qué fuerza pudo haberlos movido, o puesto su voluntad en movimiento?" El resplandor de hielo azul en los ojos del Profesor de Defensa se topó con la mirada fija de Harry. "Alguna mano que poseía influencia dentro de Slytherin, quizá. ¿Entonces cómo se habría beneficiado esa mano al hacer daño a esa chica y sus seguidoras?"
"Pues..." dudó Harry. "Tendría que ser alguien amenazado por Hermione de alguna manera, ¿o alguien que recibirá el crédito si ella fuera lastimada? No conozco a alguien que encaje en el perfil, sin embargo yo no conozco a nadie de Slytherin aparte del primer año." También le llegó a Harry el pensamiento de que deducir una mente maestra escondida detrás de un ataque medianamente inesperado parecía como evidencia insuficiente para apoyar la improbabilidad anterior de la teoría; aunque era el Profesor Quirrell quien estaba haciendo la deducción...
El Profesor de Defensa nada más estaba observando a Harry, párpados ligeramente bajos como demostrando impaciencia.
"Y sí," insistió Harry, "Estoy seguro de que Draco Malfoy no es el responsable."
Un siseó perturbó el ambiente aparentando ser un suspiro. "Él es el hijo de Lucius Malfoy, entrenado por los estándares más exactos. Sea lo que sea que hayas visto en él, incluso lo que parecía ser momentos de guardia baja cuando su máscara se resbalaba y confías en haber visto la verdad subyacente, incluso todo eso podría ser parte del rostro que él elige mostrarte."
Únicamente si Draco invocó de manera exitosa el Encantamiento Patronus como parte de mantener su fachada. Desde luego Harry no pronunció eso; en vez de eso él simplemente hizo una ligera mueca, y señaló, "Por lo que usted realmente nunca ha leído la mente de Draco, o eso es simplemente lo que usted quiere hacerme creer."
Hubo una pausa. Una de las manos se volteó, e hizo un gesto con un dedo.
Harry entró en el cuarto. La puerta se cerró detrás de él.
"Eso no es algo que deberías decir en voz alta y en lenguaje humano," criticó la suave voz del Profesor Quirrell. "¿Legeremancia, sobre el heredero de Malfoy? Si Lucius Malfoy lo descubriera, haría que me asesinarán de inmediato."
"Él lo intentaría," Harry corrigió. Tendría que haberse ganado un entrecejo de los ojos del Profesor Quirrell, sin embargo el rostro del Profesor de Defensa estaba impertérrito. "En todo caso lo lamento."
Cuando el Profesor de Defensa volvió hablar, su voz se había vuelto un frío susurro una vez más. "Supongo que yo podría, y tener piedad del asesino." Su cabeza se dejó caer contra la silla, arrellanada hacia un lado, los ojos ya sin ver los de Harry. "Además estos pequeños juegos apenas y tienen algún interés para mí. Si añadimos la Legeremancia, el juego se arruina por completo."
Harry no tenía ni idea de qué decir. Había visto al Profesor Quirrell de mal humor una o dos veces antes, pero esto parecía más vacío, y Harry no sabía qué pronunciar. ¿Qué lo está molestando, Profesor Quirrell? Él no podía preguntar eso.
"¿Entonces qué le interesa de verdad?" Harry inquirió momentos después, tras haber pensado en una estrategia más segura para redirigir la atención del Profesor Quirrell a cosas más positivas. Citar resultados experimentales sobre tener un diario de agradecimientos como una estrategia para mejorar la felicidad en la vida no parecía una opción que fuera a ser bien recibida.
"Le informaré lo que no me interesa," declaró el susurro helado. "Calificar ensayos mandatarios del Ministerio no me interesa, Sr. Potter. Sin embargo he tomado la posición de Profesor de Defensa de Hogwarts, y por eso lo voy a realizar hasta que termine." Otro pergamino apareció en frente de la cabeza del Profesor Quirrell, y sus ojos empezaron a leerlo. "Reese Belka tenía una posición elevada en mis ejércitos antes de su desgracias. Le voy a ofrecer la oportunidad de quedarse en vez de ser expulsada, si me revela exactamente cuáles fueron las fuerzas que la usaron. Y le dejaré muy en claro lo que ocurrirá si miente. Me permito a mí mismo leer rostros."
El dedo del Profesor de Defensa apuntó más allá de Harry, hacia la puerta.
"Ya fuera que usted estuviera equivocado sobre la naturaleza humana," Harry insistió, "o que hubiera una fuerza ajena operando en la Casa de Slytherin - de cualquier modo, Hermione Granger se encuentra en mayor peligro de lo que usted predijo. La última vez fueron tres luchadores fuertes, así que lo que vendrá después -"
"Ella no desea mi ayuda, ni la suya," replicó una suave y fría voz. "Ya no encuentro sus preocupaciones tan entretenidas como lo hice alguna vez, Sr. Potter. Afuera."
...
Por alguna razón, aunque todas eran iguales y ella definitivamente no estaba a cargo, siempre era Hermione quien terminaba hablando primero en este tipo de situaciones.
Las cuatro mesas de Hogwarts, las cuatro Casas al desayunar, estaban oteando hacia donde ellas, las ocho miembros de S.P.I.H.B., se habían alejado del comedor.
El Profesor Flitwick también las observaba fija y severamente a todas ellas desde la Mesa de Profesores. Hermione no estaba mirando para allá, sin embargo ella podía sentir los ojos del Profesor Flitwick clavándose en la parte de atrás de su cuello. Literalmente los sentía. Era realmente horripilante.
"¿Por qué le dijo a Tracey que quería hablar con nosotras, Sr. Potter?" preguntó Hermione, con tono crispado.
"El Profesor Quirrell expulsó a Reese Belka de su ejército anoche," Harry Potter respondió. "Y de todas las actividades extracurriculares de Defensa. ¿Alguna de ustedes ve el significado de eso? ¿Señorita Greengrass? ¿Padma?"
Los ojos de Harry las recorrieron, mientras que Hermione intercambió una mirada de confusión con Padma, y Daphne sacudió su cabeza.
"Bueno," Harry explicó con calma, "de hecho no esperaba que lo hicieran. Pero lo que significa es que ustedes están en peligro, y yo no sé cuánto peligro." El chico enderezó sus hombros, viendo directo hacia los ojos de Hermione. "No iba a decir esto, sin embargo... Nada más quería ofrecer ponerlas bajo cualquier protección que yo pueda otorgar. Dejar claro que cualquiera que se meta con ustedes, se está metiendo con el Niño-Que-Vivió."
"¡Harry!" protestó Hermione con agudeza. "Tú sabes que yo no quiero -"
"Algunas de ellas son mis amigas también, Hermione." Harry no apartó sus ojos de los de ella. "Y es su decisión, no tuya. ¿Padma? Me dijiste que no debía nada por lo que hice, y ese es el tipo de cosas que un amigo diría."
Hermione dejó de contemplar a Harry, para ver hacia donde Padma estaba negando con la cabeza.
"¿Lavender?" Harry habló. "Luchaste bien en mi ejército, y yo lucharé para ti si lo deseas."
"¡Gracias, General!" Lavender replicó con voz quebrada. "Digo Sr. Potter. Sin embargo, no. Soy una heroína y una Gryffindor, y puedo pelear por mí misma."
Hubo una pausa.
"¿Parvati?" Harry llamó. "¿Susan? ¿Hannah? ¿Daphne? Aunque no conozco muy bien a ninguna de ustedes, es algo que le ofrecería a cualquiera que me lo viniera a pedir, creo."
Una por una, las cuatro chicas negaron con sus cabezas.
Hermione se dio cuenta de lo que iba a suceder, al final, no se le ocurrió ni una cosa que pudiera hacer al respecto.
"¿Y mi leal soldado, Tracey Caótica?" pidió Harry Potter.
"¿De verdad?" Tracey se quedó con la boca abierta, ignorante de las miradas como cuchillas que Hermione y las demás le estaban dirigiendo. Las manos de Tracey volaron de manera artística hacia sus mejillas, aunque no logró sonrojarse, al menos que Hermione pudiera ver; y sus ojos cafés estaban, si no brillantes, al menos muy abiertos. "¿Usted haría eso? ¿Por mi? O sea - vaya, por supuesto, absolutamente, General Caos -"
...
Y así fue que en esa misma mañana Harry Potter fue a la mesa de Gryffindor, y luego a la mesa de Slytherin, y les comunicó a ambas Casas que cualquiera que hiriera a Tracey Davis, sin importar lo qué ella estuviera haciendo en ese momento, abro comillas, aprendería el verdadero significado del Caos, cierro comillas.
Fue con considerable auto-control que Draco Malfoy se las arregló para no azotar su propia cabeza repetidamente contra la tostada en su plato.
No eran exactamente científicos, los abusones de Hogwarts.
Sin embargo incluso ellos, Draco sabía, iban a querer comprobarlo.
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La Sociedad para la Promoción de la Igualdad Heroica para las Brujas no lo había anunciado, no parecía que fuera a ser bueno anunciarlo. En todo caso todas ellas habían decidido con calma (o, en el caso de Lavender, ser convencida a gritos por las otras siete chicas) tomar un respiro de combatir abusones, al menos hasta que sus Jefes de Casas no las vieran con tanta inquina, y que estudiantes mayores hubieran dejado de empujar a Hermione contra las paredes.
Daphne le había dicho a Millicent que se iban a tomar unas vacaciones.
Y fue así con algo de confusión, unos pocos días después, que Daphne contempló el pergamino que le fue entregado al almuerzo, escrito con una mano tan temblorosa que era casi indescifrable, que decía:
A las 2 de esta tarde en la cima de las escaleras que llevan a la biblioteca REALMENTE IMPORTANTE todas tienen que estar ahí - Millicent
Daphne miró alrededor, pero no pudo ver a Millicent en ningún lugar del Gran Comedor.
"¿Un mensaje de tu informante?" inquirió Hermione, cuando Daphne le contó. "Eso es raro - yo no -"
"¿Tú no qué?" cuestionó Daphne, después de que la chica de Ravenclaw se detuvo a sí misma a mitad de la frase.
La General Rayo de Sol sacudió su cabeza y dijo, "Escucha, Daphne, creo que necesitamos saber de dónde provienen esos mensajes antes de que los volvamos a seguir. Mira lo que pasó la última vez, ¿cómo podría cualquiera haber sabido dónde iban a estar esos tres abusones, a menos de que fueran parte de su grupo?"
"No lo puedo revelar -" Daphne replicó. "Me refiero a que, no puedo explicarlo, sin embargo sé de dónde provienen los mensajes, y sé cómo alguien lo puede saber."
Hermione le otorgó a Daphne una mirada que, por un momento, hizo que la chica de Ravenclaw fuera horrorosamente similar a la Profesora McGonagall.
"Ajá," habló Hermione. "¿Y sabes cómo Susan se convirtió repentinamente en Súper-chica?"
Daphne negó con su cabeza, y contestó, "No, pero creo que podría ser realmente importante que si recibimos un mensaje diciendo que deberíamos estar en un lugar, todas tenemos que estar allí." Daphne no había visto lo que sucedió con Susan, después de que Daphne había intentado evitar la profecía al mantener lejos a Susan. Aunque sí le había contado luego lo que había ocurrido, y ahora Daphne temía que...
Ella posiblemente podría haber...
Posiblemente podría haber Roto Algo...
"Ajá," exclamó Hermione, haciendo de nuevo la Mirada McGonagall.
...
Nadie parecía saber dónde había iniciado, o quién lo había iniciado. De intentar rastrear el origen, rastreado palabra por palabra y murmullo por murmullo, probablemente habrías descubierto que se trataba de un círculo enorme que volvía a empezar.
Peregrine Derrick fue tocado suavemente en su hombro cuando salía de Pociones esa mañana.
Jaime Astorga oyó un susurro en su oreja durante el almuerzo.
Robert Jugson III descubrió una nota doblada bajo su plato.
Carl Sloper escuchó a dos Gryffindors más grandes cuchicheando al respecto, y le dirigieron expresiones significativas al pasar a su lado.
Nadie parecía saber dónde comenzó la idea, o quién había sido el primero en hablar, sin embargo mencionaba el lugar, y señalaba la hora, y que el color iba a ser blanco.
...
"Es mejor que cada una de ustedes tenga absolutamente claro lo siguiente," expuso Susan Bones. La chica de Hufflepuff, o cual fuera el poder extraño que la había poseído, ni siquiera estaba pretendiendo actuar ya con normalidad. La chica de cara redonda daba largas zancadas a través del pasillo con un paso firme y confiado. "Si llegamos allí y no es más que un abusón, todo está bien, pueden combatirlos del modo regular. Mis súper-poderes misteriosos no se activaran si no hay inocentes en peligro. Pero si se trata de cinco abusones de séptimo año salen del armario, ¿saben qué van a hacer? Es correcto, ustedes salen corriendo y me permiten luchar contra ellos. Encontrar un profesor es opcional, lo importante es que ustedes huyan tan pronto como logre crear una oportunidad. En un combate así ustedes son una desventaja. Ustedes son objetivos civiles que tengo que preocuparme por proteger. Por lo que van a escapar tan pronto como les sea posible y no intentarán hacer nada heroico o que el cielo me ayude, en el momento en que se levanten de sus camas de sanación iré personalmente y voy a patear sus traseros de vuelta al reposo. ¿Estamos todas de acuerdo en eso?"
"Sí," vociferaba la mayoría de las chicas, aunque en el caso de Hannah fue, "¡Sí, Dama Susan!"
"No me llames así," espetó Susan. "¡Y no creo haberla escuchado a usted, Señorita Brown! Le estoy advirtiendo, tengo amigos que escriben teatro y si usted comete cualquier tontería, las futuras generaciones la recordarán como Lavender, la Rehén Increíblemente Estúpida."
(Hermione estaba empezando a preocuparse por la cantidad de estudiantes en Hogwarts aparte de Harry que tenían misteriosos lados oscuros, y por si ella iba a terminar desarrollando una si se seguía juntando con ellos.)
"De acuerdo, Capitán Bones," se sometió Lavender con un tono respetuoso muy inusual en ella, mientras daban un giro en una esquina para llegar lo más pronto a la biblioteca, pasando a través de un corredor bastante largo abarrotado con seis pares de puertas dobles, tres pares en cada lado. "¿Puedo saber si existe alguna manera en que yo me convierta en una doble bruja?"
"Únete al programa de preparación para Aurores en tu sexto año," respondió Susan. "Es lo más cercano. Oh, y si un Auror famoso ofrece acompañarte en tu verano de interna, simplemente ignora a cualquiera que te advierta que él es una terrible influencia o que casi ciertamente vas a morir."
Lavender estaba asintiendo rápidamente. "Lo tengo, lo tengo."
(Padma, quien en realidad no había estado ahí la última vez, le estaba dando a Susan miradas muy escépticas.)
Luego Susan se detuvo de repente en donde estaba y su varita se alzó y ella pronunció, "¡Protego Maximus! "
Un voltio de adrenalina recorrió a Hermione, instantáneamente había sacado su varita y girado para -
Sin embargo no pudo ver nada malo, a través del gran halo azul que ya las estaba rodeando a todas.
Las otras chicas, quienes igualmente se habían puesto en formación, también se veían confundidas.
"¡Lo siento!" exclamó Susan. "Lo siento, chicas. Denme un momento para revisar este lugar. Pensar en cierta persona me recordó que este pasillo en el que estamos ahora mismo, con todas esas puertas, sería un lugar excelente para una emboscada."
Hubo un momento de silencio.
"Ahora," dijo una ronca voz masculina, difuminada para ser irreconocible mediante un zumbido latente.
Los seis pares de puertas dobles se abrieron de par en par.
Túnicas blancas se presentaron silenciosamente, túnicas blancas que cubrían de pies a cabeza sin marcas de afiliación de Casa y paños blancos cubriendo los rostros debajo de las capuchas. Marcharon, y marcharon, llenando el gran corredor con un número demasiado grande para ser contado fácilmente. Menos que cincuenta túnicas, probablemente. Ciertamente más que treinta. Todos ellos ya rodeados por un halo azul.
Susan espetó algunas Extremadamente Malas Palabras, tan horrendas que en casi cualquier otro momento, Hermione se habría dado cuenta.
"¡Ese mensaje!" Daphne chilló con repentino horror. "No era de -"
"¿Millicent Bulstrode?" inquirió la voz con zumbido subyacente. "No, no lo era. Verá, Señorita Greengrass, si la misma chica envía un mensaje Slytherin cada día que ustedes combaten un abusón, muy pronto alguien se dará cuenta. Tendremos que hablar con ella después de que terminemos con ustedes."
"Señorita Susan," habló Hannah con una voz que apenas empezaba a temblar, "puede usted ser lo suficientemente súper para -"
Varitas se elevaron en muchas manos. Surgieron una serie de destellos cegadores de luz verde, una descarga masiva de rompedores de escudo, al final de la cual ya no había más un domo azul protector sobre ellas, y Susan había caído sobre sus rodillas, agarrando su cabeza.
Barreras de oscuridad sólida aparecieron por ambos lados del corredor. Detrás de las puertas dobles en las que Hermione se pudo asomar, no había más que salones de clase sin usar, caminos totalmente sin salida.
"No," declaró la voz masculina con ese zumbido superpuesto, "ella no puede. En caso de que ustedes no se hayan dado cuenta, han hecho que muchas personas se pongan muy enojadas y no tenemos la intención de perder esta vez. De acuerdo todos, prepárense para disparar."
Las varitas alrededor del perímetro apuntaron de nuevo, lo suficientemente bajo como para que sus enemigos no se fueran a golpear entre ellos en caso de fallar el tiro.
Y luego otra voz masculina, con un zumbido acompañante similar, exclamó repentinamente "¡Homenum Revelio!"
Un instante después hubo otra ráfaga masiva de rompedores de escudo y maleficios, disparados por reflejo hacia la figura que había sido revelada de un momento a otro, rompiendo los escudos que se habían empezado a formar casi inmediatamente a su alrededor -
Y luego, mientras esa misma figura caía al suelo, un silencio paralizador.
"¿Profesor Snape?" dijo la segunda voz. "¿Él es el que ha estado interfiriendo?"
Era el Maestro de Pociones de Hogwarts quien ahora yacía inconsciente sobre el piso de piedra, la túnica con manchas de suciedad alborotada por un momento final antes de volver a caer en su lugar, su mano caída estirada hacia donde su varita se alejaba rodando lentamente.
"No," dijo la primera voz masculina, oyéndole ahora un poco menos segura. Luego se recuperó, "No, eso no puede ser posible. Él nos escuchó ponernos de acuerdo, por supuesto, y vino para asegurarse que nadie lo fuera a arruinar de nuevo. Lo despertaremos después y le pediremos disculpas y él usará el Encantamiento de Memoria para que las niñas no lo recuerden, él es un Profesor así que puede hacer eso. Como sea, deberíamos estar seguros de que realmente estamos a solas. ¡Veritas Oculum! "
Dos docenas de Encantamientos diferente debieron ser nombrados en ese momento, sin embargo no aparecieron más personas invisibles. Uno de ellos en particular hizo que el corazón de Hermione se hundiera; ella lo reconoció como el Encantamiento que estaba listado junto con la descripción de la Verdadera Capa de Invisibilidad, que no revelaría la Capa, pero te diría si ella o algunos ciertos artefactos estaban cerca.
"¿Chicas?" murmuró Susan. Se estaba poniendo de pie con lentitud, aunque Hermione pudo ver sus miembros temblando y tambaleando. "Chicas, lamento lo que les dije antes. Si tienen cualquier cosa astuta o heroica que quieran intentar, bien podrían intentarlo ahora."
"Oh, sí," Tracey Davis habló entonces, su voz vacilante. "Casi se me olvida." La chica de Slytherin elevó su voz, y declaró.
"¡Oigan, todos ustedes!" gritó Tracey aguda y temerosamente. "Oigan, ¿están planeando herirme también?"
"Sí, de hecho," contestó la voz con zumbido del líder. "Lo estamos planeando."
"¡Estoy bajo la protección de Harry Potter, saben! ¡Cualquier que intente lastimarme aprenderá el verdadero significado del Caos! ¿Así que van a dejarme ir?" Debió haber sonado desafiante. En realidad se oyó aterrada.
Hubo una pausa. Algunas de las capuchas de las túnicas se miraron entre sí, luego volvieron a encarar a las chicas.
"Mmm..." dijo la voz masculina con zumbido. "Mmm... no."
Tracey Davis guardó su varita dentro de su túnica.
Lenta, deliberadamente, ella alzó su mano derecha en el aire, y presionó su pulgar sobre su dedo corazón.
"Adelante," retó esa voz.
Tracey Davis chasqueó sus dedos.
Hubo una larga, terrible pausa.
Nada sucedió.
"Sí, bueno," iba a seguir la voz -
Tracey prosiguió, su voz sonando aún más alta y temblorosa, "Acathla, mundatus sum." Su mano, se estiró aún más, chasqueó sus dedos una segunda vez.
Un escalofrío desconocido descendió por la espina dorsal de Hermione, un estremecimiento de miedo y desorientación como si acabara de sentir el piso ladearse debajo de ella, amenazando con arrojarla dentro de alguna oscuridad oculta.
"Qué está ella -" reclamó una voz femenina con zumbido.
La cara de Tracey se veía pálida, retorcida con temor, sin embargo sus labios se siguieron moviendo, derramando sonido progresivamente en un elevado cántico, "Mabra, brahoring, mabra..."
Un viento helado pareció surgir dentro de los confines del corredor, un aliento oscuro que acarició sus rostros y tocó sus manos con hielo.
"¡Le vamos a disparar cuando lo ordene!" exclamó la voz del líder. "¡Uno, dos, tres!" y quizá cuarenta voces rugieron encantamientos, creando una descargar enorme y concentrada de ardientes voltios que iluminaron el corredor con más brillo que el Sol -
- durante un corto momento hasta que los voltios se estrellaron y desaparecieron contra un octagonal rojo-oscuro que apareció en el aire alrededor de las chicas, y luego desapareció un momento después.
Hermione lo vio, lo vio pero aún no lo pudo imaginar; no podía imaginar un Encantamiento Escudo tan poderoso, un hechizo que pudiera rechazar un ejército.
Y la voz de Tracey siguió cantando, su voz sonando más fuerte y confiada, y su expresión arrugada como si estuviera intentando recordar algo con mucha exactitud.
"Shuffle, duffle, muzzle, muff.
Fista, wista, mista-cuff."
Fista, wista, mista-cuff."
Ahora todos los presentes lo podían sentir, heroínas y abusones por igual, la sensación de una voluntad oscura que los presionaba, un cosquilleo en el aire mientras algo aumentaba y aumentaba y aumentaba. Todos los halos azules alrededor de las túnicas blancas, todos los hechizos de protección, habían muerto sin que ningún maleficio visible los hubiera tocado. Aunque hubo más destellos de luz cuando más hechizos desesperados fueron lanzados, estos desaparecieron en medio del aire como las llamas de las velas al tocar el agua.
Las barreras negras en los dos extremos del corredor se disiparon como humo bajo la presión creciente, sin embargo su evaporación reveló que las salidas estaban cerradas, bloqueadas por baldosas de metal oscuro que se veían manchadas con sangre; y mientras Tracey cantaba "Lemarchand, Lament, Lemarchand," una aterradora luz azul empezó a resplandecer bajo las baldosas de metal y entre ellas; y los seis pares de puertas dobles se cerraron de un portazo al mismo tiempo, y los abusones de túnicas blancas empezaron a golpear las puertas y aullar.
Luego la mano de Tracey se sacudió hacia la izquierda, y ella chilló "¡Khornath!", luego su mano apuntó debajo de ella y "¡Slaaneth!", sobre ella "¡Nurgolth!", y luego, a su derecha, "¡TZINTCHI!"
Tracey hizo una pausa, respiró profundamente; y Hermione halló su voz y bramó, "¡Alto! ¡Tracey, alto!"
Había una extraña sonrisa salvaje sobre la cara de Tracey. Ella alzó su mano aún más alto, y chasqueó sus dedos una tercera vez; y cuando habló de nuevo, bajo su voz aniñada había un tono subyacente como si un coro estuviera cantando junto a ella.
"Oscuridad más allá de la oscuridad, más profunda que el tono más negro.
Enterrado bajo el flujo del tiempo...
Desde la oscuridad para la oscuridad, tu voz hace eco dentro del vacío,
Desconocido para la muerte, ni conocido para la vida."
Enterrado bajo el flujo del tiempo...
Desde la oscuridad para la oscuridad, tu voz hace eco dentro del vacío,
Desconocido para la muerte, ni conocido para la vida."
"¿Qué estás haciendo?" aulló Parvati, y la chica de Gryffindor estiró una mano como para hacer bajar a la Slytherin, quien ahora estaba empezando a elevarse flotando en el aire; y tanto Daphne como Susan cogieron el brazo de Parvati al mismo tiempo y Daphne gritó, "¡No, no sabemos qué sucederá si el ritual es interrumpido!"
"¿Bueno qué sucede si se llega a COMPLETAR?" exclamó Hermione, lo más cerca de lo que había estado jamás de tener una falla total cerebral.
El rostro de Susan estaba tan blanco como la tiza, y ella murmuró, "Lo siento, Ojoloco..."
Y Tracey siguió hablando, su cuerpo flotando alto y más alto lejos del suelo, su cabello negro suelto salvaje a su alrededor a causa de los vientos helados.
"Tú que conoces el portal, quien eres el portal, la llave y guardián del portal:
te invito a abrir el camino para él, ¡y manifestar su poder ante mí!"
te invito a abrir el camino para él, ¡y manifestar su poder ante mí!"
El corredor fue sumergido dentro de la oscuridad y el silencio absolutos, por lo que únicamente Tracey pudo ser vista y escuchada, como si no hubiera nada más en el universo excepto ella y la luz que la iluminaba proveniente de una fuente sin nombre.
La chica resplandeciente levantó su mano una última vez, y con espantosa gravedad, presionó su pulgar y dedo corazón juntos.
Y dentro de la oscuridad Hermione observó la cara de Tracey y vio que los ojos de la chica de Slytherin eran ahora, del tono exacto, del verde de Harry Potter.
"¡Harry James Potter-Evans-Verres!
¡Harry James Potter-Evans-Verres!
¡HARRY JAMES POTTER-EVANS-VERRES!"
¡Harry James Potter-Evans-Verres!
¡HARRY JAMES POTTER-EVANS-VERRES!"
Hubo un chasquido como el trueno, y entonces -
...
Harry había elegido asumir una postura bastante relajada, mientras se sentaba en una silla pequeña frente el poderoso escritorio del Director de Hogwarts: una pierna acomodada sobre su rodilla, y sus brazos cayendo casualmente a ambos lados. Harry estaba haciendo lo mejor que podía para ignorar el bullicio de los dispositivos que lo rodeaban, aunque el que estaba directamente detrás de él que sonaba como un búho ululando desesperado al que estaban obligando a pasar a través de una trituradora de madera era muy difícil de ignorar.
"Harry," el mago anciano dijo detrás del escritorio, la voz envejecida contenida y los ojos azules fijos sobre él bajo los fulgurantes anteojos de media luna. El Director Dumbledore se había engalanado con una túnica de púrpura medianoche; no un negro verdaderamente formal, aunque lo suficientemente oscuro como para estar cerca de mortalmente serio, en cuanto a los significados de la moda en el mundo de los magos. "¿Fuiste tú... responsable por esto?"
"No puedo negar que mi influencia tuvo que ver," Harry contestó.
El mago anciano se quitó sus gafas, se apoyó hacia adelante para contemplar a Harry directamente, ojos azules contra verdes. "Te haré una pregunta," el Director habló con voz calmada. "¿Crees que lo que hiciste hoy fue - apropiado?"
"Había abusones y ellos llegaron a ese corredor con la intención directa de herir a Hermione Granger y otras siete chicas de primer año," Harry expuso con voz nivelada. "Si yo no soy demasiado joven para juicios morales, entonces ellos tampoco lo son. No, Director, ellos no merecían morir. Sin embargo ellos sí merecían ser desnudados y pegados contra el techo."
El mago anciano se puso sus gafas de nuevo. Por primera vez ante los ojos de Harry, el Director parecía no encontrar las palabras. "Con el propio Merlín como mi testigo," declaró Dumbledore, "no tengo ni la más mínima noción de cómo debo reaccionar ante esto."
"Ese es el efecto que estaba buscando," replicó Harry. Sentía como que debía silbar una tonada alegre, pero infortunadamente él nunca había aprendido a silbar de manera confiable.
"No necesito indagar quién es el responsable directo," explicó el Director. "Únicamente tres magos dentro de Hogwarts podrían ser lo suficientemente poderosos. Yo no lo hice. Severus asegura que él no estuvo involucrado. Y el tercero..." El Director sacudió su cabeza en señal de consternación. "Le prestaste tu Capa al Profesor de Defensa, Harry. No creo que eso fuera sabio. Ahora que él ha escapado de la detección de los Encantamientos simples, de seguro sabe que se trata de una Reliquia de la Muerte - si es que, en efecto, no lo supo en cuanto su carne tuvo el primer toque."
"El Profesor Quirrell ya había deducido mi posesión de una capa de invisibilidad," Harry dijo. "Y conociéndolo, probablemente ya había deducido que es una Reliquia de la Muerte. Sin embargo en este caso, Director, resulta que el Profesor Quirrell estaba debajo de una de esas túnicas blancas que cubrían el rostro."
Hubo otra pausa.
"Muy astuto," señaló el Director. Se recostó en su trono y suspiró. "Hablé con el Profesor de Defensa. Antes de hablar contigo, en efecto. Yo no sabía del todo qué decir. Le informé que esta no era la política aprobada por Hogwarts para lidiar con infracciones de disciplina en los pasillos, y que no sentía que fuera apropiado para un profesor de Hogwarts hacer lo que él había hecho."
"¿Y qué contestó el Profesor Quirrell ante eso?" inquirió Harry, quien no estaba impresionado por las políticas actuales de Hogwarts para establecer la disciplina en los pasillos.
El Director enseñó una expresión de resignación. "Él declaró: Entonces me puede despedir."
De alguna manera Harry se las arregló para no soltar un bullicioso hurra.
El Director frunció el ceño. "¿Pero por qué lo hizo, Harry?"
"Porque al Profesor Quirrell no le gustan los abusones en la escuela y yo se lo pedí amablemente," respondió Harry. Y él estaba aburrido y pensé que esto le podría subir el animo. "Eso o es parte de un plan increíblemente complicado."
El Director se levantó desde atrás de su escritorio, empezó a caminar por delante y por detrás del perchero que sostenía el Sombrero Seleccionador y las pantuflas rojas. "Harry, no sientes que todo esto está llegando al punto de..."
"¿Ser asombroso?" ofreció Harry.
"Estar total y completamente fuera de control sería una mejor descripción," señaló Dumbledore. "No estoy seguro de que alguna vez en toda la historia de la escuela hubiera ocurrido que las cosas se pusieran tan, tan... No tengo una palabra para esto, Harry, porque las cosas nunca habían llegado a este punto, por lo que nunca nadie había necesitado inventar una palabra para ello."
Harry habría intentado inventar palabras para expresar cuán profundamente halagado se sentía, de no haber estado sonriendo demasiado como para hablar.
El Director lo estaba mirando con creciente gravedad. "Harry, ¿acaso no entiendes para nada por qué encuentro estos eventos tan preocupantes?"
"¿Honestamente?" replicó Harry. "No, no realmente. O sea, por supuesto la Profesora McGonagall objetará a cualquier cosa que rompa la aburrida y monótona experiencia escolar de Hogwarts. Aunque claro la Profesora McGonagall no le prendería fuego a una gallina."
Las líneas del ceño se hicieron más profundas sobre el arrugado rostro de Dumbledore. "Eso, Harry, no es lo que me perturba," el Director argumentó con calma. "¡Hubo una batalla en toda regla en estos pasillos!"
"Director," Harry explicó, procurando mantener su voz cuidadosamente respetuosa, "el Profesor Quirrell y yo no elegimos que esa batalla sucediera. Los abusones lo escogieron. Nosotros nada más decidimos que el lado de la Luz venciera. Sé que hay tiempos donde los límites de la moralidad son inciertos, pero en este caso la línea separando a los villanos de las heroínas tenía veinte metros de altura y estaba trazada con fuego blanco. Aunque nuestra intervención pudo haber sido rara, ciertamente no fue equivocada -"
Dumbledore había regresado a su escritorio, se sentó en su mullido trono dejándose caer pesadamente, y ahora estaba cubriendo su cara con ambas manos.
"¿Me estoy perdiendo algo aquí?" Harry inquirió. "Pensé que usted iba a estar de nuestro lado secretamente, Director. Era la cosa Gryffindor por hacer. Los gemelos Weasley lo aprobarían, Fawkes lo aprobaría -" Harry echó una ojeada a la pértica dorada, sin embargo estaba vacía; ya fuera porque el fénix tenía cosas más importantes por hacer, o el Director no lo había invitado a la reunión de hoy.
"Ese," opinó el Director con una voz vieja y cansada y de alguna manera apagada, "es precisamente el problema, Harry. Hay una razón por la cual jóvenes y valientes héroes no son puestos a cargo de las escuelas."
"De acuerdo," Harry dijo. No pudo mantener el escepticismo por fuera de su voz por completo. "¿Qué me estoy perdiendo esta vez?"
El anciano mago levantó su cabeza, su expresión ahora solemne, y más calmada. "Escucha, Harry," habló Dumbledore, "escúchame bien; porque todos los que tienen poder deben aprender esto cuando llegue el momento. Algunas cosas en este mundo son, en efecto, verdaderamente simples. Si recoges una piedra y la dejas caer de nuevo, la tierra no será más pesada por ello, las estrellas no se moverán de sus rutas. Te cuento esto, Harry, para que sepa que no estoy pretendiendo ser sabio, cuando te digo que incluso si algunas cosas son simples, otras son complejas. Hay grandes conjuros que dejan marcas sobre este mundo, y marcas sobre quienes las utilizan, mientras que un Encantamiento simple no lo hará. Esos conjuros demandan duda, consideración de las consecuencias, un momento para sopesar el significado de esas marcas. Y aún así la más intrincada magia que conozco es más simple que la más simple de las almas. Personas, Harry, las personas siempre son marcadas, por lo que hacen y por lo que le hacen a ellos. ¿Acaso, entonces, señalar, '¡Aquí está la línea entre héroe y villano!' es suficiente para aseverar que lo que hiciste era lo correcto?"
"Director," Harry declaró con el mismo tono, "esta no es una decisión que hice al azar. No, desconozco que efecto exacto tendrá esto en cada uno de los abusones presentes. Pero si siempre espero por información perfecta antes de actuar, nunca haré nada. Cuando se trata del futuro desarrollo psicológico de, digamos, Peregrine Derrick, golpear ocho niñas de primer año probablemente no habría sido bueno para él. Y no era suficiente simplemente detenerlos callada y rápidamente, porque entonces ellos nada más lo habrían intentado más adelante a la primera oportunidad; ellos tenían que ver que existía un poder protector que merece ser temido." La voz de Harry permaneció sin elevarse. "Aunque por supuesto, ya que yo soy un buen tipo, no los quería lastimar de manera permanente ni tampoco causar ningún dolor; y aún así el castigo tenía que pesar lo suficiente en las mentes de cualquiera que lo quisiera intentar de nuevo. Así que, tras sopesar los resultados probables lo mejor que pude con mi intelecto basado en la racionalidad, pensé que lo más sabio sería desnudar a los abusones y pegarlos al techo."
El joven héroe miró directa y fijamente dentro de los ojos del mago anciano, ojos verdes sin titubeo enfrentando el azul detrás de los anteojos.
Y ya que yo no estaba allí y no hice nada personalmente, no hay una forma legal de castigarme bajo las reglas escolares de Hogwarts; el único que actuó fue el Profesor Quirrell, y él es intocable. Y nada más romper las reglas para llegar a mí no sería una cosa sabia para hacer sobre el héroe que está criando para combatir al Señor Voldemort... Esta vez Harry de hecho había intentado considerar todas las ramificaciones por adelantado, antes de hacer la sugerencia al Profesor Quirrell; y por una vez el Profesor de Defensa no lo había llamado un tonto, nada más sonrió lentamente y luego empezó a carcajearse.
"Comprendo tus intenciones, Harry," el mago anciano reconoció. "Crees que has enseñado a los abusones de Hogwarts una lección. Sin embargo si Peregrine Derrick pudiera aprender esa lección, él no sería Peregrine Derrick. Únicamente será provocado más por lo que tú haces - no es justo, no es correcto, pero así es como es." El mago anciano cerró sus ojos, como si tuviera un breve dolor, y luego los abrió de nuevo. "Harry, la más penosa verdad que cualquier héroe debe aprender es que lo correcto no puede, ni debería, ganar cada batalla. Todo esto comenzó cuando la Señorita Granger combatió a tres enemigos mayores y venció. De haberse quedado contenta con esto, los ecos de sus logros habrían muerto con el tiempo. En vez de eso ella se alió junto con sus compañeras de clase y alzó su varita para retar abiertamente a Peregrine Derrick y todos los de su especie; y su especie no puede evitar levantar sus varitas como respuesta. Por lo que Jaime Astorga fue a cazarla, y en el curso natural él la habría derrotado; aunque habría sido un día triste, habría terminado allí. No hay suficiente magia dentro de ocho brujas de primer año juntas para derrotar a tal enemigo. Sin embargo no pudiste aceptar eso, Harry, no pudiste dejar que la Señorita Granger aprendiera sus propias lecciones; por lo que enviaste al Profesor de Defensa a observar estando invisible, y perforar los escudos de Astorga cuando Daphne Greengrass lo atacó -"
¿Qué? pensó Harry.
El mago anciano siguió hablando. "Cada vez que interviniste, Harry, la situación fue escalando más y más. Pronto la Señorita Granger estaba encarando al mismísimo Robert Jugson, el hijo de un Mortífago, con dos aliados fuertes a su lado. En efecto habría sido doloroso para ella, de haber perdido la Señorita Granger esa batalla. Y una vez más por tu voluntad y la mano de Quirinus, esta vez mostrada más abiertamente, ella venció."
Harry aún estaba batallando con la noción del Profesor de Defensa vigilando invisible sobre S.P.I.H.B., protegiendo a las heroínas del daño.
"Y así," el mago anciano finalizó, "así es cómo hemos llegado hasta hoy, Harry, a cuarenta y cuatro estudiantes atacando a ocho brujas de primer año. ¡Un combate real en estos pasillos! Sé que no fue tu intención, pero debes aceptar alguna clase de responsabilidad. Tales cosas no sucedían antes de que tú llegaras a esta escuela, no a través de todas mis décadas en Hogwarts; tampoco cuando fui un estudiante ni cuando fui Profesor."
"Muchas gracias," Harry replicó sin alzar la voz. "Aunque considero que el Profesor Quirrell merece más crédito que yo."
Los ojos azules se ensancharon. "Harry..."
"Aquellos abusones estaban atacando víctimas mucho antes de este año," Harry apuntó. A pesar de su mejor esfuerzo, su voz estaba empezado a elevarse. "Aunque nadie parece haber enseñado a los estudiantes que se les permite defenderse. Sé que es mucho más difícil ignorar una pelea de dos bandos que algunas víctimas indefensas recibiendo maleficios o siendo casi empujadas por fuera de las ventanas, sin embargo no es exactamente peor, ¿o sí? Desearía haber leído más sobre las escrituras de Godric Gryffindor para poderlo citar, tiene que haber algo sobre este tipo de cosas ahí. Un combate real puede ser más ruidoso que las víctimas sufriendo en silencio, puede ser más difícil pretender que no está pasando nada, pero el resultado final es mejor -"
"No, no lo es," Dumbledore rechazó. "No lo es, Harry. Siempre combatir la oscuridad, nunca dejar que el mal pase sin retarlo - eso no es heroísmo, sino simple orgullo. Incluso Godric Gryffindor no creyó que cada guerra mereciera ser peleada, aunque él fue de una batalla a otra durante toda su vida." La voz del mago anciano se fue mermando. "En verdad, Harry, las palabras que tu hablas - no son malvadas. No, no malvadas, y aún así me aterrorizan. Tú eres aquel que podría poseer algún día gran poder, sobre la hechicería, sobre tus compañeros magos. Y si, llegado ese día, aún piensas que el mal nunca deba pasa sin ser retado -" Una nota de real preocupación había entrado en la voz del Director. "El mundo es más frágil ahora que en los tiempos en que Hogwarts fue construida; Me temo que no puede soportar la furia de otro Godric Gryffindor. Y él era más difícil de enojar que tú." El mago anciano sacudió su cabeza. "Estás demasiado preparado para pelear, Harry. Demasiado preparado para pelear, y el propio Hogwarts se está volviendo un lugar más violento alrededor de ti."
"Bueno," Harry expuso cuidadosamente, tras sopesar sus palabras. "Aunque no sé si ayudará que le diga esto, creo que usted tiene la impresión incorrecta de lo que yo trato de hacer. A mí tampoco me gusta luchar. Es aterrador, y violento, y alguien podría salir lastimado. Sin embargo yo no luché hoy, Director."
El Director frunció el ceño. "Tú enviaste al Profesor de Defensa en tu lugar -"
"El Profesor Quirrell tampoco hizo ninguna lucha," Harry declaró con calma. "No había nadie lo suficientemente fuerte como para enfrentarlo. Lo que sucedió hoy no fue luchar, fue ganar."
Pasó un rato antes de que el mago anciano hablara. "Eso podría ser cierto," el Director concluyó," pero todos estos conflictos deben terminar. Puedo escuchar la presión en el aire, y con cada uno de los combates, se incrementa. Todo esto debe finalizar, decisiva y prontamente; no debes interponerte en el camino de su final."
El mago anciano hizo un gesto hacia la gran puerta de roble de su oficina, y Harry partió a través de ella.
...
Harry se sintió un poco sorprendido al salir de entre las grandes gárgolas grises que se hicieron a un lado para él, y vio que Quirinus Quirrell aún estaba recostado contra la piedra de la pared del corredor, un grueso hilo de saliva derramada desde su floja boca hacia su túnica de Profesor, justo en la misma posición que había estado ocupando cuando Harry había subido a la oficina del Director.
Aunque Harry esperó, el hombre recostado no se levantó; y tras unos largos e incómodos segundos, Harry empezó a caminar por el corredor de nuevo.
"¿Sr. Potter?" surgió una suave llamada, después de que Harry había dado la vuelta en dos esquinas; una voz mermada cargada de una manera antinatural a través de los pasillos.
Cuando Harry regresó encontró al Profesor Quirrell todavía recostado contra la pared, sin embargo los pálidos ojos azules ahora lo observaban con inteligencia.
Lamento haberlo agotado -
Era algo que Harry no era capaz de decir. Había notado la correlación entre el esfuerzo que el Profesor Quirrell hacía y el tiempo que pasaba 'descansando'. Pero Harry había razonado que si el esfuerzo era demasiado doloroso o en su detrimento, de seguro el Profesor Quirrell simplemente diría que no. Ahora Harry se estaba preguntando si ese razonamiento había sido correcto en realidad, y de no serlo, cómo pedir disculpas...
El Profesor de Defensa habló con voz baja, el resto del cuerpo sin moverse. "¿Cómo fue su reunión con el Director, Sr. Potter?"
"No estoy seguro," Harry respondió. "No del modo que predije. Parece ser que él cree que la Luz debería perder mucho más seguido de lo que yo considero sabio. Además no estoy seguro de que él entienda la diferencia entre intentar combatir e intentar ganar. Explica bastante, de hecho..." Aunque Harry no había leído mucho sobre la Guerra Mágica, había leído lo suficiente como para saber que los tipos buenos probablemente habían adquirido una idea muy precisa de quiénes eran la mayoría de los Mortífagos, y no les habían enviado a todos correos de búho llenos de granadas de manos en menos de cinco minutos.
Una suave, suave risa proveniente de los labios pálidos. "Dumbledore no comprende el regocijo de ganar, al igual que no comprende el regocijo del juego. Cuénteme, Sr. Potter. ¿Acaso usted sugirió este pequeño plan con la deliberada intención de aliviarme de mi tedio?"
"Eso estuvo entre mis muchas motivaciones," Harry contestó, porque algún instinto le advirtió que no podía simplemente afirmar Sí.
"Sabe usted," el Profesor de Defensa expuso en tono reflexivo, "hubo algunos que intentaron aliviar mis talantes más oscuros, y otros que en efecto participaron en hacer mi día más brillante, sin embargo usted es la primera persona en tener éxito en hacerlo deliberadamente." El Profesor de Defensa pareció enderezarse de la pared con un movimiento peculiar que podría incluir tanto magia como músculo; y el Profesor de Defensa empezó a alejarse caminando sin mirar en dirección a Harry. Únicamente un pequeño gesto de un dedo indicaba que Harry debía seguirlo.
"Disfruté particularmente ese cántico que compuso para la Señorita Davis," señaló el Profesor Quirrell tras caminar una corta distancia. "Aunque podría haber sido más sabio consultarme primero, antes de dárselo a ella para que lo pudiera memorizar." Una mano entró en la túnica del Profesor Defensa y extrajo una varita, la cual trazó un pequeño gesto en el aire, tras lo cual todos los sonidos lejanos del castillo de Hogwarts cayeron en silencio. "Dígame honestamente, Sr. Potter, ¿ha adquirido usted de algún modo familiaridad con la teoría de los rituales Oscuros? Eso no es lo mismo que confesar una intención de invocarlos; muchos magos conocen los principios."
"No..." Harry dijo lentamente. Había decidido tiempo atrás no escabullirse dentro de la Sección Prohibida de la biblioteca de Hogwarts, por la misma razón que había decidido un año antes no mirar cómo hacer explosivos con materiales caseros. Harry se se sentía orgulloso de al menos tener más sentido común de lo que otros creían.
"¿Oh?" vaciló el Profesor Quirrell. El hombre estaba caminando ya con normalidad, y los labios se curvaron en una sonrisa peculiar. "Vaya, quizá usted posea un talento natural para el campo, entonces."
"Sí, bueno," Harry explicó con cautela. "Supongo que el Dr. Seuss también tiene un talento natural para los rituales Oscuros, porque la parte de shuffle, duffle, muzzle, muff provino de un libro para niños llamado Bartholomew y el Oobleck -"
"No, no esa parte," corrigió el Profesor Quirrell. Su voz se hizo un poco más fuerte, similar a su tono para leer en voz alta. "Un Encantamiento ordinario, Sr. Potter, puede ser lanzado meramente al hablar ciertas palabras, hacer precisos movimientos de varita, gastar algo de su propia fuerza. Incluso hechizos poderosos pueden ser invocados de esta manera, si la magia es eficiente al igual que eficaz. Pero con las más grandes de las magias, las palabras por si solas no bastan para darles estructura. Usted debe realizar acciones específicas, hacer elecciones significantes. Tampoco es suficiente el gasto temporal de su propia fuerza para ponerlos en movimiento; un ritual requiere un sacrificio permanente. El poder de un hechizo tan grande, comparado a los Encantamientos ordinarios, puede ser como el día comparado a la noche. Sin embargo muchos rituales - en efecto, la mayoría - resulta que demandan al menos un sacrificio que podría inspirar aprehensión. Y por eso el campo entero de la magia ritual, conteniendo los más lejanos e interesantes alcances de la hechicería, es considerado generalmente como Oscuro. Con unas pocas excepciones labradas por la tradición, por supuesto." La voz del Profesor Quirrell tomó un matiz sardónico. "El Juramento Inquebrantable es demasiado útil para ciertas Casas pudientes como para ser proscrito enteramente - incluso cuando atar la voluntad de un hombre a través del resto de sus días es en verdad un acto pavoroso y terrible, más aterrador que muchos rituales menores que los magos rechazan. Un cínico podría concluir que los rituales son prohibidos no por una cuestión de moralidad, sino de hábito. Pero divago..." El Profesor Quirrell hizo un breve sonido de tos, para aclarar su garganta. "El Juramento Inquebrantable requiere tres participantes y tres sacrificios. El que recibe el Juramento Inquebrantable debe ser alguien que aunque podría haber confiado en el que Jura, elige en vez de eso demandar el Juramento, sacrificando la posibilidad de la confianza. El que hace el Juramento debe ser alguien que podría haber elegido hacer lo que el Juramento pide, y sacrifica esa capacidad para elegir. Y el tercer mago, el testigo, sacrifica de manera permanente una pequeña porción de su propia magia, para sustentar el Juramento por siempre."
"Ah," Harry dijo. "Me había preguntado por qué ese hechizo no era usado por todos lados, cada vez que dos personas tuvieran dificultad para confiar entre ellos... aunque... por qué será que los magos en sus lechos de muerte no cobran dinero para ser testigos de Juramentos Inquebrantables, y usan ese dinero para dejar una herencia a sus hijos -"
"Porque son estúpidos," lo cortó el Profesor Quirrell. "Hay cientos de rituales útiles que podrían ser realizados si las personas tuvieran más sentido común; podría nombrar veinte antes de tener que parar para recuperar el aliento. Pero en todo caso, Sr. Potter, la cosa sobre tales rituales - ya sea que usted escoja llamarlos Oscuros o no - es que están diseñados para ser mágicamente eficaces, no para parecer impresionantes cuando se ejecuten. Supongo que hay una cierta tendencia para que los rituales más poderosos requieran sacrificios más espantosos. Incluso así, el ritual más terrible conocido por mí sólo demanda una soga que haya sido usada para ahorcar a un hombre y una espada usada para asesinar a una mujer; y eso es para un ritual que promete convocar a la mismísima Muerte - aunque lo que significa en verdad eso no lo sé y no me importa descubrirlo, ya que también se dice que el contra-hechizo para despachar a la Muerte se ha perdido. El más aterrador cántico que me he encontrado no suena ni siquiera una centésima parte tan miedoso como el cántico que usted compuso para la Señorita Davis. Aquellos entre los abusones que tenían una cierta familiaridad con los rituales Oscuros - y tengo la certeza de que habían algunos - deben haber estado espantados más allá de la capacidad que las palabras tienen para describir. De existir un ritual verdadero que pareciera tan impresionante, Sr. Potter, derretiría la Tierra."
"Mmm," espetó Harry.
Los labios del Profesor Quirrell se torcieron aún más. "Ah, sin embargo la cosa verdaderamente divertida fue esta. Verá usted, Sr. Potter, el cántico de cada ritual nombra lo que debe ser sacrificado, y lo que será ganado. El cántico que usted le dio a la Señorita Davis habló, primero, de una oscuridad más allá de la oscuridad, enterrada bajo el flujo del tiempo, que conoce el portal, y es el portal. Y la segunda cosa que fue hablada, Sr. Potter, fue la manifestación de su propia presencia. Y siempre, en cada elemento del ritual, primero se nombra lo que es sacrificado, y luego se dice qué usar para poderlo comandar."
"Ya... veo," concluyó Harry, mientras daba largas zancadas a través de los corredores de Hogwarts tras el Profesor Quirrell, siguiéndolo hacia la oficina del Profesor de Defensa. "Así que mi cántico, del modo en que lo escribí, implica que el Dios Exterior, Yog-Sothoth -"
"Fue permanentemente sacrificado en un ritual que por un breve momento manifiesta tu presencia," dijo el Profesor Quirrell. "Supongo que mañana descubriremos si alguien tomó eso seriamente, cuando leamos los periódicos y veamos si todas las naciones mágicas del mundo se están aliando en un esfuerzo desesperado para sellar tu incursión dentro de nuestra realidad."
Siguieron caminando, mientras el Profesor de Defensa empezó a carcajearse, con raros sonidos en la garganta.
Los dos no hablaron por un rato hasta que llegaron a la oficina del Profesor de Defensa, donde el hombre se detuvo con su mano sobre la puerta.
"Es una cosa muy extraña," el Profesor de Defensa explicó, con voz otra vez suave, casi inaudible. El hombre no estaba mirando a Harry, y Harry únicamente vio su espalda. "Una cosa muy extraña... Hubo un tiempo en que habría sacrificado un dedo de la mano que sostiene mi varita, para hacer sobre los abusones de Hogwarts lo que hicimos el día de hoy. Hacer que me tuvieran miedo como ahora lo temen a usted, tener la deferencia de todos los estudiantes y la adoración de muchos, habría dado mi dedo por eso. Usted tiene ahora lo que yo quería entonces. Todo lo que sé sobre la naturaleza humana me dice que tendría que odiarte. Y aún así no te odio. Es una cosa muy extraña."
Aunque tendría que haber sido un momento conmovedor, en vez de eso Harry sintió una frialdad descendiendo por su espina dorsal, como si él fuera un pequeño pescado en el mar, y un vasto tiburón blanco lo acabara de mirar y hubiera decidido tras una vacilación visible no comerlo.
El hombre abrió la puerta hacia la oficina del Profesor de Defensa, y penetró dentro, y ahí desapareció.
...
Conclusión:
Sus compañeros Slytherins estaban observando a Daphne como si... como si no tuvieran ni la más mínima idea de cómo verla.
Los Gryffindors la observaban como si no tuvieran ni la más mínima idea de cómo verla.
Sin mostrar temor, Daphne Greengrass entró al salón de clases de Pociones con zancadas largas, envuelta por la imperiosa dignidad de una Noble y Más Antigua Casa. Por dentro se estaba sintiendo más o menos igual que todos los demás.
Habían pasado dos horas desde que el ¿Qué? cuando el ¿Qué? había sucedido y el cerebro de Daphne todavía seguía en lo mismo: ¿Qué? ¿Qué? ¿Qué?
El salón de clases estaba en silencio mientras todos esperaban por la llegada del Profesor Snape. Lavender y Parvati se sentaron cerca de un grupo de Gryffindors, rodeadas por penetrantes y calladas miradas. Las dos estaban revisando las tareas de ambas antes de que la clase diera inicio, y nadie más las estaba ayudando o hablando con ellas. Incluso Lavender, quien Daphne habría jurado jamás sería desconcertada por nada, parecía sumisa.
Daphne se sentó en su escritorio, y sacó Filtros y Pociones Mágicas de su bolso, y empezó a revisar su propia tarea, haciendo su mejor esfuerzo para actuar normal. Las personas la vigilaban fijamente, y nada decían -
Un jadeó recorrió al salón de clases por entero. Chicas y chicos retrocedieron, alejándose de la puerta como si fueran tallos de trigo tocados por un soplo de viento.
En la puerta estaba de pie Tracey Davis, cubierta con un andrajoso manto negro que había sido puesto encima de su uniforme de Hogwarts.
Tracey caminó lentamente dentro del salón de clases, balanceándose ligeramente con cada paso, pareciendo como si ella estuviera intentando flotar. Se sentó en su acostumbrado asiento, que resultaba estaba justo al lado de Daphne.
Lentamente la cabeza de Tracey se giró para contemplar a Daphne.
"¿Ves?" la chica de Slytherin habló con un tono bajo, sepulcral. "Te dije que él iba a ser mío antes que de ella."
"¿Qué?" espetó Daphne, quien de inmediato deseó no haber pronunciado palabra alguna.
"Conseguí a Harry Potter antes de que lo hiciera Granger." aunque la voz de Tracey seguía siendo baja, sus ojos resplandecían con triunfo. "Verás, Daphne, lo que el General Potter quiere en una chica no es una cara bonita o un vestido hermoso. Él quiere una chica que esté dispuesta a canalizar sus tremendos poderes, eso es lo que él quiere. Ahora yo soy suya - ¡y él es mío!"
Este anuncio produjo un silencio congelado a través del salón de clases.
"Disculpe, Señorita Davis," habló la culta voz de Draco Malfoy, quien parecía despreocupado al navegar entre sus propios pergaminos de Pociones. El heredero de una Más Antigua Casa apenas y levantó la vista de su escritorio, incluso cuando todos los demás se voltearon a mirarlo. "¿Acaso Harry Potter de hecho le dijo eso? ¿Usando aquellas palabras?"
"Bueno, no..." Tracey reconoció, y luego sus ojos relampagueaban furiosamente. "¡Pero más le vale que me tome, ahora que he sacrificado mi alma por él y todo lo demás!"
"¡Sacrificaste tu alma a Harry Potter?" jadeó Millicent. Se produjo un estruendo al otro lado del cuarto cuando Ron Weasley dejó caer su tintero.
"Bueno, estoy muy segura de que lo hice," argumentó Tracey, sonando incierta por un breve momento al iniciar su explicación. "O sea, me miré a mí misma esta mañana en el espejo y ahora estoy más pálida, y siempre puedo sentir la oscuridad rodeándome, y fui un conducto para sus terribles poderes y todo... Daphne, ¿tú también viste mis ojos ponerse verdes, verdad? Aunque yo misma no lo pude ver eso es lo que me contaron después."
Hubo una pausa, rota únicamente por los sonidos de Ron Weasley intentando limpiar su escritorio.
"¿Daphne?" insistió Tracey.
"No me lo creo," protestó una voz enojada. "¡De ningún modo el próximo Señor Oscuro te tomaría a ti para ser su esposa!"
Lentamente, y con considerable incredulidad, se giraron cabezas para contemplar a Pansy Parkinson.
"Silencio, tú," amenazó Tracey, "o yo..." La chica de Slytherin hizo una pausa. Luego la voz de Tracey bajó aún más, y declaró, "Silencio, tú, o me comeré tu alma."
"No puedes hacer eso," replicó Pansy, con el confiado tono de una gallina que ha descubierto un perfecto orden para picotear donde ella quedaba en la cima, y no iba a actualizar esa creencia basada en mera evidencia.
Lentamente, como si estuviera intentando flotar, Tracey se levantó de su silla. Hubo más jadeos. Daphne sintió como si la hubieran Petrificado ahí donde estaba.
"¿Tracey?" suplicó Lavender con voz diminuta. "Por favor no hagas todo eso de nuevo. ¿Por favor?"
Ahora Pansy estaba mostrando un nerviosismo definitivo mientras Tracey se deslizaba hacia su escritorio. "¿Qué piensas que estás haciendo?" Pansy alegó, sin arreglárselas del todo para sonar indignada.
"Te lo advertí," Tracey sentenció amenazante. "Voy a devorar tu alma."
Tracey se dobló sobre Pansy, quien se quedó congelada sentada sobre su silla; y, con sus labios casi tocándose, hizo un sonido de inhalación.
"¡Listo!" juró Tracey en cuanto se enderezó. "Me comí tu alma."
"¡No tú no lo hiciste!" dijo Pansy.
"¡Claro que sí!" insistió Tracey.
Se produjo una pausa corta -
"¡Merlín, ella lo hizo!" chilló Theodore Nott. "¡Te ves toda pálida ahora, y tus ojos parecen vacíos!"
"¿Qué?" gritó Pansy, poniéndose pálida. La chica brincó de su silla y empezó a rebuscar frenéticamente a través de su bolsa de libros. Tras extraer un espejo y contemplarse a sí misma, Pansy se puso aún más pálida.
Daphne abandonó toda pretensión de postura aristocrática y dejó caer su cabeza sobre el escritorio con un golpe seco, mientras se preguntaba si valía la pena ir a la misma escuela que el resto de las familias importantes para tener que soportar ir a la misma escuela que la Legión Caos.
"Oh, te metiste en grandes problemas, Pansy," intrigó Seamus Finnigan. "No sé exactamente qué sucede cuando un Dementor te Besa, pero si Tracey Davis te besa eso probablemente es peor."
"He escuchado sobre las personas sin almas," Dean Thomas añadió melancólicamente. "Tienen que vestirse de negro, y escribir poemas horrendos, y nada los hace felices jamás. Están totalmente angustiados."
"¡Yo no quiero estar angustiada!" aulló Pansy.
"Pues que mal," prosiguió Dean Thomas. "Tienes que serlo, ahora que tu alma se ha ido."
Pansy se giró, y estiró una mano suplicante hacia el escritorio de Draco Malfoy. "¡Draco!" ella habló suplicante. "¡Sr. Malfoy! ¡Por favor, haga que Tracey me devuelva mi alma!"
"No puedo," explicó Tracey. "Me la comí."
"¡Haga que vomite!" bramó Pansy.
El heredero de Malfoy se dejó caer hacia adelante, reposando su cabeza en ambas manos, para que nadie pudiera ver su cara. "¿Por qué mi vida es así?" dijo Draco Malfoy.
Un salvaje balbuceo de murmullos empezó cuando Tracey regresó a su escritorio, sonriendo de satisfacción, mientras que Pansy se quedó de pie en el medio del salón de clases, retorciendo sus manos y con lágrimas comenzando a caer de sus ojos -
"En. Silencio."
La suave, letal voz pareció llenar el salón de clases entero cuando el Profesor Snape se arrastró a través de la puerta. Su rostro estaba más furioso de lo que Daphne hubiera llegado a ver, enviando un chorro de genuino temor a través de su espina dorsal. A toda prisa bajó su mirada hacia su tarea.
"Siéntese, Parkinson," siseó el Maestro de Pociones, "y usted, Davis, quítese esa ridícula capa -"
"¡Profesor Snaaaaaape!" gimió Pansy Parkinson llorando. "¡Tracey se comió mi aaalmaaa!"
Capítulo 73 Capítulo 75
Nota del Traductor
¿Soy yo o este capítulo es muy largo?
Ya estamos cerca de la próxima recopilación de HPMOR en PDF, eso me emociona por ustedes, aunque imaginarme ese trabajo me preocupa un poco.
Últimamente estoy sintiéndome mejor. He seguido perdiendo peso a un ritmo saludable, y esta semana volví a hacer ejercicio. Definitivamente una buena alimentación hace una gran diferencia: el no consumir azúcar o sal en exceso, eliminar la fritanga de mi dieta, comer integral y bajo en grasa en la medida de lo posible. Es un compromiso con uno mismo, pero vale la pena. He querido tomarme alguna foto y compartirla con ustedes pero no tengo el gen selfie dentro de mí, me da principalmente pereza.
He vuelto a escribir también. Unos cuantos cuentos y en una novela. ¿Será el 2019 el año en que por fin llegaré a publicar en Amazon? ¡Ojalá que sí! Sería genial ganar dinero por alguno de mis relatos propios.
Me leí el libro de Raíces hace poco, me gustó bastante. He estado viendo bastantes animes del 2018 que no había visto, realmente el 2018 fue el mejor año en cuanto a calidad y cantidad de animes que he llegado a ver en mi vida. En cuanto al 2019, pienso verme la segunda temporada de Mob Psycho 100, The Promised Neverland, Dororo, y sobretodo Tate no Yuusha no Nariagari (El ascenso del Héroe del Escudo) es uno de los que me tiene más emocionado, creo que de ahí pueden salir el husbando y la waifu del año. Desde luego me seguiré viendo la quinta parte de JoJo Golden Wind, Sword Art Online Alicization y Tensei shitara Slime Datta Ken que vuelven este año. Creo que mi serie favorita de anime del 2018 fue SSSS.Gridman, excelente por donde quiera que la miro, es raro ver una serie donde cada capítulo es mejor que el anterior. Gaikotsu Shotenin Honda-san tiene un lugar especial en mi corazón, porque amo los libros y también tengo el trabajo de vendedor. Kishuku Gakkou no Juliet me hizo reír y apelo a mi deseo innegable de romance en la vida. Goblin Slayer me gustó mucho, sobretodo porque mi novia se parece mucho al protagonista. Aún tengo pendiente Seishun Buta Yarou wa Bunny Girl Senpai no Yume wo Minai y Devilman, dos errores que espero corregir prontamente.
Muchas gracias a Rocio Tou y Sergio Andres Rodriguez Vargas por su apoyo a través de Patreon. A todos los demás, gracias por leer.
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