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domingo, 30 de junio de 2019

Harry Potter y los Métodos de la Racionalidad Capítulo 80

Capítulo 79             Capítulo 81

Harry Potter y los Métodos de la Racionalidad


Lucius Malfoy
Lucius Malfoy por Tavoriel

Capítulo 80: Intercambio de Tabúes, Parte 2: El Efecto Halo


El Más Antiguo Tribunal del Wizengamot es frío y oscuro, con medio-círculos concéntricos de piedra elevándose desde lo más bajo del centro, y simples bancos de madera ubicados bajo aquellos elevados medio-círculos. No hay fuente de luz, pero la cámara está bien iluminada, sin ninguna causa o razón aparente; simplemente es un hecho bruto que el salón está bien iluminado. Las paredes al igual que el piso son de piedra, piedra oscura, alguna elegante y misteriosa conjugación de la roca más fina para contemplar, con una suave textura que parece flotar y menear bajo su superficie. Este es el Más Antiguo Tribunal, el lugar más antiguo de la hechicería que había perdurado hasta el presente; cualquier otro lugar de poder fue destruido en una guerra u otra. Este es el Tribunal del Wizengamot, que es el más antiguo porque las guerras terminaron con la construcción de este lugar.
Este es el Tribunal del Wizengamot; hay lugares más viejos, sin embargo están escondidos. La leyenda cuenta que las paredes de piedra oscura fueron conjuradas, creadas, puestas en existencia por la voluntad de Merlín, cuando reunió a los más poderosos magos que quedaban en el mundo y los impresionó hasta que lo aceptaron como su jefe. Y cuando (la leyenda continua) los Videntes siguieron prediciendo que no se había hecho suficiente para prevenir el final del mundo y su magia, entonces (la historia decía) Merlín sacrificó su vida, y su hechicería, y su tiempo, para poner en fuerza el Interdicto de Merlín. No fue un acto sin costo, pues un lugar como este no podía ser alzado de nuevo por ningún poder aún conocido por los hechiceros. Ni aún destruido, pues aquellas paredes de piedra oscura pasarían sin daño, y quizá sin calor, a través del corazón de una explosión nuclear. Es una lastima que ya nadie sepa como hacerlas.
En el más alto de los elevados medio círculos del Wizengamot, en el nivel que era la cima de la piedra oscura, había un podio. En el podio estaba de pie un hombre, con arrugado rostro de preocupación y una barba plateada que caía hasta por debajo de su cintura; este es Albus Percival Wulfric Brian Dumbledore. Su mano derecha luce una varita de poder, sobre su hombro descansa un ave de fuego. Su mano izquierda sostiene una vara corta, delgada y sin marcas y forjada de la misma piedra oscura de las paredes, y este es la Intacta Línea de Merlín, el dispositivo del Jefe de Magos. Karen Dutton legó la Línea a Albus Dumbledore en el último día de su vida, escasas horas después de regresar medio muerto tras derrotar a Grindelwald con un flamante fénix brillando a su lado. Ella a su vez había recibido la Línea del perfeccionador Nicodemus Capernaum, cada mago pasándolo a su sucesor elegido, hasta retroceder en una cadena intacta hasta el día en que Merlín exhaló su último aliento. Así (si te lo habías preguntado) era cómo el país de la Bretaña Mágica se las arreglaba para elegir a Cornelius Fudge para su Ministerio, y a pesar de eso terminar con Albus Dumbledore como Jefe de Magos. No por la ley (pues la ley escrita puede ser re-escrita) sino por la más antigua tradición, el Wizengamot no escoge al que debe presidir sobre sus locuras. Desde el día del sacrificio de Merlín, el deber más importante de cualquier Jefe de Magos había sido ejercer la más alta de las precauciones en su elección de la persona que fuera tanto buena como capaz de discernir buenos sucesores. Esperarías que esa cadena de luz fallara un paso, en algún momento a través de los siglos; que se fuera a desviar al menos una vez, y luego nunca se fuera a rectificar. Sin embargo no había ocurrido. La Línea de Merlín continúa, intacta.
(O así lo afirmaba la facción de Dumbledore. El Señor Malfoy te contaría algo diferente. Y en Asia te iban a relatar otros cuentos enteramente diferentes, lo que no necesariamente hacía la versión de Bretaña incorrecta.)
Sobre la más baja de las plataformas del Antiguo Tribunal había una silla de espalda alta, con brazos y piernas y sin acolchar, de metal oscuro en vez de piedra oscura, que Merlín no había puesto allí.
La construcción del Ministerio que creció alrededor de este lugar es de paneles de madera y con pintura dorada, resplandeciente e iluminada por fuego, llena con bulliciosas tonterías. Este lugar es diferente. Es el corazón de piedra de la Bretaña mágica, no tiene pintura dorada ni paneles de madera, ni iluminada por fuego ni resplandeciente.
Llenando solemnemente este cuarto están brujas y magos con túnicas de color ciruela cada una con una W de plata bordada. Se mueven con un aire de seriedad demostrando que están muy conscientes de que son terrible, terriblemente importantes. Después de todo, se encuentran en el Tribunal Más Antiguo. Ellos son los Señores y Damas del Wizengamot, y se consideran a sí mismos los más grande representantes del país mágico más grande del mundo. Naciones inferiores han caído ante ellos suplicando de rodillas; son poderosos, son ricos, son nobles; ¿no son grandiosos?
Albus Dumbledore conoce los nombres de todos en este cuarto. Le ha enseñado a muchos de ellos, aunque muy pocos aprendieron. Algunos son sus aliados, algunos sus oponentes, al resto los corteja con la cuidadosa danza de su neutralidad. Todos ellos, para él, son personas.
El actual Profesor de Defensa de Hogwarts, si le pedías su opinión sobre los Señores y las Damas, iba a afirmar que mientras muchos de ellos son ambiciosos, muy pocos tienen alguna ambición. Él haría la observación que el Wizengamot es exactamente donde alguien así terminaría - esa es exactamente la clase de oportunidad que obtendrías, si no tenías nada mejor que hacer. Tales personas rara vez eran interesantes, sin embargo a menudo son piezas útiles; piezas para ser manipuladas, puntos para ser conseguidos, por los verdaderos jugadores del juego.
No entre los medios círculos elevados, sino en medio de un arco levantado para los espectadores, al lado de una bruja con sombrero puntiagudo cuyo rostro está arrugado por la aprehensión, ahí se sienta un chico con la túnica negra más formal que posee. Sus ojos son un hielo verde y abstracción, y apenas le echa una ojeada a los Señores y Damas cuando están yendo y viniendo. Para él no son más que una colección de susurrantes túnicas de color ciruela para decorar los bancos de madera, relleno visual para la escena del Más Antiguo Tribunal. Si hay un enemigo aquí, o algo para ser manipulado, es meramente "el Wizengamot". Aunque las ricas élites de la Bretaña mágica tienen fuerza colectiva, no tienen una agenda individual; sus metas son demasiado extrañas y triviales para que tengan roles individuales en este cuento. Pues ahora, en este tiempo presente, al chico ni le gustan ni le disgustan las túnicas de color ciruela, porque su cerebro no les asigna suficiente personalidad para ser sujetos de juicio moral. Él es un Personaje Jugador, y ellos son decorado en la pared.
Esta perspectiva está apunto de cambiar.



...

Harry miró sin ver alrededor del pasillo del Wizengamot; parecía bastante viejo e histórico y no había duda de que Hermione podría haberle dado un discurso sobre ese lugar durante horas. Las túnicas de color ciruela habían terminado de llegar, y el reloj de bolsillo de Harry, avanzando al ritmo de tres minutos cada media hora, anunció que el juicio estaba próximo a empezar.
La Profesora McGonagall estaba sentada a su lado, y sus ojos nunca lo dejaron por más de veinte segundos consecutivos.
Harry había leído el Diario el Profeta esa mañana. El titular había sido "HIJA DE MUGGLES DEMENTE INTENTA ACABAR CON ANTIGUO LINAJE" y el resto del papel había ido por la misma línea. Cuando Harry tenía nueve años el IRA había hecho explotar un cuartel Británico, y había visto en televisión a todos los políticos concursando para ver quién sería el que manifestaría su indignación en voz más alta. Y le llegó el pensamiento a Harry - incluso entonces, antes de que supiera algo sobre psicología - que parecía como si todos estuvieran compitiendo para ver quién podía estar más enojado, y a nadie se le habría permitido sugerir que cualquiera estaba demasiado enojado, incluso si se trataba de alguien que proponía la saturación nuclear bombardeando Irlanda. Había quedado conmocionado, incluso entonces, por el vacío esencial en la indignación de los políticos - aunque no había tenido las palabras para describirlo, a esa edad - una sensación de que ellos estaban intentando anotar puntos fáciles al golpear el mismo objetivo seguro que todos los demás.
Harry siempre había tenido esa sensación de vacío sobre la indignación política, sin embargo era extraño cuán obvio parecía, cuando estabas leyendo una docena de artículos en el Diario el Profeta atacando a Hermione Granger.
El artículo líder, escrito por algún nombre que Harry no reconocía, hacía un llamado para que fuera reducida la edad mínima para entrar a Azkaban, nada más para que esa retorcida sangre sucia que había agraviado el honor de Escocia con su salvaje, no-provocado ataque sobre el último heredero de una Más Antigua Casa dentro del sagrado refugio de Hogwarts pudiera ser enviada a los Dementores que sólo eran para castigo conmensurado con la severidad de su crimen innombrable. Únicamente esto sería suficiente para atemorizar a cualquier otra foráneo, bruto sub-humano que de modo similar crea en su retorcida locura que podían evadir la majestuosidad del inevitable e inmisericorde tormento del Wizengamot para todos aquellos que amenazan la honorable nobleza de etcétera etcétera etcétera.
El siguiente artículo había dicho lo mismo con palabras menos elocuentes.
Más temprano, Albus Dumbledore le había hablado,
"No intentaré mantenerte lejos de este juicio." La voz del mago anciano era calmada e inflexible. "Puedo prever muy bien cómo resultaría eso. Pero haré que me trates con la misma cortesía a cambio. Las políticas del Wizengamot son delicadas, y de ellas no sabes nada. Intenta cualquier disparate y será al costo de Hermione Granger; y recordarás ese disparate por el resto de tus días, Harry James Potter-Evans-Verres."
"Lo comprendo," Harry acordó. "Lo sé. sólo que - si está planeando sacar un conejo de su sombrero y salvar el día en el último minuto cuando todo parezca perdido, por favor dígame ahora en vez de dejarme sentado y preocupándome -"
"No te haré eso a ti," el mago anciano declaró, una terrible preocupación parecía cubrirlo mientras se giraba para retirarse. "Aún menos a Hermione. Aunque no tengo conejos en mi sombrero, Harry. Nada más podemos ver lo que Lucius Malfoy desea."
Se produjo un agudo y seco golpe, un único y breve sonido que de alguna manera silenció el cuarto entero y causó que la cabeza de Harry se sacudiera y volteara para arriba, Dumbledore acababa de tocar ligeramente su podio con la vara oscura que sostenía en su mano izquierda.
"La nonagésima sesión del Wizengamot doscientos ochenta es convocada bajo la petición del Señor Lucius Malfoy," el mago anciano declaró sin tono.
De inmediato, lejos del podio pero también en el más alto de los círculos, se levantó un hombre alto con una melena larga y blanca cayendo desde su cabeza hasta los hombros de su túnica color ciruela. "Les presento un testigo para cuestionar bajo Veritaserum," Lucius Malfoy expuso, su frío tono claro a través del cuarto, suavemente controlado con apenas un tono subyacente de justa furia. "Permitan que Hermione, la primera Granger, sea traída al frente."
"Les pido a todos que recuerden que ella es una estudiante de primer año de Hogwarts," Dumbledore avisó. "No voy a tolerar ningún abuso sobre esta testigo -"
Alguien en las bancas espetó de manera audible "¡Bah!" y hubo una serie de bufidos disgustados, incluso uno o dos abucheos.
Harry contempló fijamente las túnicas de color ciruela, sus ojos estrechándose.
Y con la ira creciente surgió algo más, una sensación de desasosiego que iba aumentando, de algo horriblemente sesgado, como si la realidad misma estuviera siendo trastornada. Harry sabía eso, de algún modo, aunque no podía descubrir qué estaba torcido, o por qué su mente pensó que se estaba poniendo peor...
Orden!" Dumbledore bramó. Raspó la piedra dos veces contra el podio, produciendo dos pequeños clics más que sobrepasaron todo el ruido. "¡Tendré orden aquí!"
La puerta a través de la cual la testigo fue traída estaba ubicada directamente debajo del propio asiento de Harry, por lo que no fue hasta que el grupo entero hubo emergido totalmente dentro del pasillo de piedra que Harry vio -
- un trío de Aurores -
- Hermione le daba la espalda a Harry cuando fue traída, por lo que no pudo ver su cara -
- seguida por un fulgurante gorrión de plata y una ardilla corriendo que brillaba como la luna -
- y la fuente de esa horrible equivocación, medio escondida bajo un manto andrajoso.
Harry se puso de pie antes de que pudiera pensarlo, fue únicamente el frenético agarre de la Profesora McGonagall sobre su muñeca lo que impidió que su mano fuera a coger su varita; y la Profesora de Transformación murmuró con desesperación, "Harry está bien hay un Patronus -"
Le tomó varios segundos a Harry recordar quién era. Para que la parte de sí mismo que comprendía que Hermione no había sido expuesta directamente al Dementor, para discutir con sus otras partes hasta que fueran más o menos cuerdas -
Sin embargo los Patronus animales no son perfectos, protestó otra voz dentro de su mente. O Dumbledore no vería la forma de un hombre desnudo al que da pena observar. Tú lo sentiste acercarse, Patronus animal o no...
Lentamente, Harry Potter se volvió a sentar mientras la Profesora McGonagall lo hizo bajar con el agarre de su muñeca.
Pero para entonces ya había declarado guerra en el país de la Bretaña mágica, y la idea de que otras personas lo tildaran de Señor Oscuro ya no le pareció importante de un modo u otro.
El rostro de Hermione se puso visible para él, cuando se sentó en la silla. No estaba derecha y desafiante como cuando estuvo en frente de Snape, ni estaba llorando como cuando los Aurores la habían arrestado. Nada más estaba ahí sentada con una expresión de horror vacante mientras las cadenas de metal oscuro surgieron de la silla y le ataron sus brazos y piernas.
Harry no lo podía soportar. Sin tan siquiera pensarlo estaba intentando huir dentro de sí mismo, huir dentro de su lado oscuro, jalar la fría ira sobre sí mismo como un escudo. Tardó demasiado, no había intentado ir por completo a su lado oscuro desde Azkaban. Y cuando su sangre estuvo algo helada, levantó la vista de nuevo, y vio a Hermione en la silla otra vez, y descubrió que su lado oscuro no sabía nada sobre cómo lidiar con este tipo de dolor, perforó a través de la frialdad como un cuchillo y no dolió menos en lo más mínimo.
"Vaya, ¡si es Harry Potter!" llegó una alta, ligera voz femenina, dulcemente enfermiza e indulgente.
Lentamente, Harry giró su cabeza lejos de la silla y vio una mujer sonriente usando tanto maquillaje que su piel parecía casi rosa, sentándose al lado del hombre que Harry reconoció de las fotografías como el Ministro Cornelius Fudge.
"¿Tienes algo para pronunciar, Sr. Potter?" inquirió la mujer, tan animada como si no se tratara de un juicio.
Otras personas también lo estaban mirando ahora.
Harry no podía hablar, todas las palabras en su mente habrían sido demasiado estúpidas para pronunciarlas en voz alta. No se le ocurría algo para decir que Neville también habría dicho. Dumbledore le había advertido a Harry que si cualquier otro quería que el Niño-Que-Vivió hablara, él debía pretender ser de su edad -
"El Director me indicó que no debía hablar," el niño respondió, no siendo capaz por completo de mantener por fuera el filo de su voz.
"¡Oh, sin embargo tienes nuestro permiso para hablar!" la mujer exclamó alegremente. "¡Estoy segura de que el Wizengamot siempre está feliz de escuchar sobre el Niño-Que-Vivió!" A su lado, el Ministro Cornelius Fudge estaba asintiendo.
El rostro de la mujer era hinchado y con sobrepeso, visiblemente pálido bajo el maquillaje. Casi inevitablemente, una cierta palabra le vino a la mente, y esa palabra fue sapo. Lo que, informó la parte lógica de Harry, no debía tener correlación con la moralidad de ninguna manera. Únicamente en las películas Disney las personas feas tenían más probabilidades de ser malvadas y viceversa; y esas películas probablemente eran escritas por escritores que nunca habían sido feos. Él le daría una oportunidad, todos en este cuarto merecían una oportunidad...
"¿Porque me deshice del Señor Oscuro?" el niño preguntó, y apuntó hacia el Dementor que estaba flotando detrás de la silla de Hermione. "Hay algo en este cuarto que es más Oscuro."
La cara de la mujer se estrechó, poniéndose un poco más severa. "Me doy cuenta de que un joven niño como usted podría tener miedo de ellos, Sr. Potter, aunque los Dementores son bastante obedientes para el Ministerio de Magia. Y ellos serían, por supuesto, necesarios para guardar -"
"¿Una niña de doce años?" el niño gritó. "Aquellas son las criaturas más Oscuras en todo el mundo, pude sentirla venir aquí incluso a través del Patronus - la equivocación acercándose - es terriblemente malvada y eso - ¡se comería a todos en este cuarto, si pudiera! ¡No se le debería permitir estar cerca de ningún niño, jamás! ¡No de mí, no de ella, de nadie! ¡Tendrían que votar para enviarlo lejos!"
"Nosotros ciertamente no tendremos semejante votación -" la mujer-sapo espetó.
"Eso es suficiente, Madam Umbridge, Sr. Potter," vino la voz severa de Dumbledore desde arriba. Y tras una corta pausa, el mago anciano prosiguió, "Aunque, por supuesto, el niño está en lo correcto en todo lo que dijo."
Algunos miembros del Wizengamot se mostraron avergonzados ante el regaño del Niño-Que-Vivió, y  unos pocos estaban asintiendo violentamente ante las palabras del mago anciano. Pero eran demasiado pocos. Harry podía verlo. Eran demasiado pocos.
El Veritaserum fue traído entonces, y por un momento pareció que Hermione iba a sollozar, estaba contemplando a Harry - no, a la Profesora McGonagall - y la Profesora McGonagall estaba murmurando palabras que Harry no podía deducir desde su ángulo. Luego Hermione tragó tres gotas de Veritaserum y su cara se puso floja.
"Gawain Robards," dijo la suave voz de Lucius Malfoy. "Tu probidad es conocida por todos nosotros. ¿Nos harías los honores?"
Uno de los tres Aurores dio un paso adelante.
Tras las primeras preguntas Harry desvió la mirada a un lado con sus dedos sobre sus oídos, mientras que el cerebro de Hermione reprodujo los contenidos del Encantamiento de Memoria Falsa. No podía manejar la angustia-atontada causada por la droga en la voz de Hermione al recontar sus falsas memorias, y su lado oscuro tampoco lo podía manejar, y él ya había escuchado los contenidos del sumario.
La mente de Harry regresó a otro día de horror, y aún cuando Harry había estado al borde de descartar la continuada existencia del Señor Voldemort como la senilidad de un mago anciano, de repente pareció horrible y singularmente plausible que la entidad que había realizado el Encantamiento de Memoria sobre Hermione era la misma mente que había - que hizo uso de - Bellatrix Black. Los dos eventos tenían un cierto estilo en común. Escoger que esto debería suceder, planear para que esto sucediera - requeriría más que maldad, requeriría vacuidad.
Harry alzó la mirada por un momento, entonces, y observó que las túnicas de color ciruela estaba mirando, nada más mirando.
Algún tiempo después, cuando todas las estrellas en el cielo nocturno se habían puesto frías y oscuras y la última luz en el Universo se había pulverizado hasta ser ámbar y ponerse negra, la interrogación de Hermione terminó.
"Si le place a mis Señores," dijo la voz del Señor Malfoy, "Me gustaría entregar el testimonio de mi hijo Draco, testigo bajo dos gotas de Veritaserum, leído en voz alta a continuación."
Hasta que ella fue tras de mí en esa batalla, no estaba tramando nada contra Granger. Aunque después de ese día realmente me sentí insultado, La ayudé todas esas veces -
El sonido que salió de la garganta de Hermione fue como si la hubieran aplastado con una enorme roca, tan grande que no podía gritar o respirar, solamente un pequeño y triste jadeo.
"Disculpe," inquirió una bruja que parecía estar en el lado del cuarto alineado con Malfoy. "Pero Señor Malfoy, ¿por qué su hijo iba a ayudar a esta chica sangre sucia?"
"Mi hijo," Lucius Malfoy respondió con voz pesada, "parece haber estado escuchando a ciertas ideas equivocadas. Él es joven - y ha aprendido, ahora, todos lo hemos visto como país, lo que tales tonterías traen como pago."
A unos cuantos pasos de las bancas de los visitadores, un hombre con una gorra de periodista y una placa que lo identificaba como perteneciente a el Diario el Profeta estaba garabateando enérgicamente con una larga pluma.
Las pocas personas que antes habían asentido junto con Dumbledore ahora tenían expresiones bastante descompuestas sobre sus rostros. Una bruja de túnica ciruela se puso de pie muy deliberadamente desde lo que había parecido el lado del cuarto de Dumbledore, e hizo su recorrido hacia el lado de Malfoy.
El Auror siguió leyendo, su voz monótona.
Había quedado tan cansado tras invocar todas esas protecciones de candado, estaba débil cuando lancé el último. Aunque pensé que yo era más fuerte que Granger, no estaba seguro, por lo que lo comprobé empíricamente retándola a un duelo, por eso es que lo h-h-hice y también porque si ganaba estaba planeando vencerla de nuevo el día siguiente donde todos pudieran verlo. Estúpido Veritaserum. ¡Pero ella no sabía eso cuando intentó asesinarme! Y yo realmente estaba insultado por lo que ella había hecho, realmente la había ayudado antes y no había estado planeando nada contra ella antes, ¡sólo que ella fue tras de en frente de todos!"
Cuando todos los testimonios terminaron, las deliberaciones del Wizengamot iniciaron.
Si las podrías llamar así.
Parecía que muchos miembros del Wizengamot tenían la fuerte opinión de que el asesinato era malo.
Las túnicas de color ciruela en el lado del cuarto de Dumbledore estaban silenciosas, las supuestas fuerzas del bien guardaban su capital político para batallas menos costosas de ganar. Y Harry pudo escuchar, como si el Profesor Quirrell hubiera estado de pie a su lado, una voz seca en su mente; explicando que difícilmente habría sido para la ventaja propia de los políticos el hablar en ese momento.
Sin embargo había un mago en el cuarto cuyo estatus era lo suficientemente alto que había, aparentemente, trascendido su precaución contra quedar bien; un mago cuyo estatus por sí sólo era lo suficientemente alto que podía hablar una palabra de cordura y escapar ileso. Solamente él argumentó para defender a Hermione, el hombre con un fulgurante fénix llameante sobre su hombro.
Únicamente Albus Dumbledore habló.
El Jefe de Magos no levantó la posibilidad de que Hermione Granger fuera enteramente inocente. Eso, el Director le había explicado a Harry, no sería creído, nada más empeoraría todo.
Pero Albus Dumbledore expuso, con un gentil recordatorio tras otro, que la perpetradora era una niña de primer año en Hogwarts; que muchos habían cometido tonterías durante su juventud; que alguien de primer año en Hogwarts simplemente era demasiado joven para comprender las consecuencias de sus actos. Él mismo (el Jefe de Magos reconoció con calma) había cometido ciertas tonterías durante su infancia, cuando era mayor que ella.
Albus Dumbledore dijo que Hermione Granger había sido querida por todos en la facultad de Hogwarts, y ayudaba a cuatro chicas de Hufflepuff con su tarea de Encantamientos, y había conseguido ciento tres puntos para Ravenclaw durante el curso del año escolar.
Albus Dumbledore afirmó que todos los que conocían a Hermione Granger estaban impactados por los eventos presentes. Que ellos habían, todos ellos, escuchado el horror en su voz al contar su testimonio. Y que si alguna locura temporal la había poseído, entonces - su voz elevándose hasta ser un comando severo - no merecía otra cosa que simpatía y la atención de un sanador.
Y al final, Albus Dumbledore le recordó al Wizengamot, por encima de los gritos de protesta, que el cargo era de intento de homicidio y no homicidio. Albus Dumbledore declaró, por encima de una tormenta de objeciones, que ningún daño permanente había recaído sobre nadie. Y Albus Dumbledore les suplicó no hacer algo peor de lo que se había cometido -
"¡Suficiente!" aulló Lucius Malfoy, y una votación a mano alzada terminó las deliberaciones. El hombre de melena blanca estaba de pie, alto y terrible, su bastón plateado sostenido muy alto en una mano como si fuera un mazo apunto de caer. "Por lo que ésta loca mujer ha intentado hacer con mi hijo - por la deuda de sangre que ella debe al intentar acabar con la línea de una Más Noble y Antigua Casa - diré que ella debe -"
"¡Azkaban!" rugió un hombre con el rostro cicatrizado, sentado como la mano derecha del Señor Malfoy'. "¡Envíen a la loca sangre sucia a Azkaban!"
"¡Azkaban!" chilló otra túnica de color ciruela, y luego otra, y otra -
Un clic de la vara en la mano de Dumbledore silenció el cuarto. "Están fuera de orden," el mago anciano acusó con severidad. "Y su propuesta es de bárbaros, por debajo de la dignidad de esta asamblea. Hay cosas que nosotros no hacemos. ¿Señor Malfoy?"
Lucius Malfoy había escuchado esto con rostro impasible. "Bueno," el Señor Malfoy contestó tras unos pocos momentos. Un frío destello iluminó sus ojos. "No había planeado pedirlo. Pero ya que es la voluntad del Wizengamot - entonces dejen que lo pague como cualquiera en su lugar pagaría. Permitan que sea Azkaban."
Se produjo una gran aclamación de ira -
"¿Están todos perdidos?" gritó Albus Dumbledore. "¡Ella es demasiado joven! ¡Su mente no lo toleraría! ¡En tres siglos no se ha hecho semejante cosa en Bretaña!"
"¿Que pensarían de nosotros los otros países?" cuestionó la afilada voz de una mujer que Harry reconoció como la abuela de Neville.
"¿Usted va a guardar Azkaban cuando ella vaya allí, Señor Malfoy?" atacó una severa vieja bruja que Harry no conocía. "Pues mis Aurores podrían declinar guardarlo, me temo, si se meten niños pequeños allí adentro."
"Las deliberaciones han terminado," Lucius Malfoy concluyó fríamente. "Aunque si es incapaz de encontrar Aurores que puedan obedecer al Wizengamot, Madam Bones, podría dimitir la posición; podemos encontrar fácilmente a otra persona para servir en su lugar. La voluntad de este Tribunal es clara. Por la monstruosidad de sus crímenes, la chica debe ser juzgada como un adulto y castigada de acuerdo a ello; diez años en Azkaban, la justicia por intento de homicidio."
Cuando el mago anciano habló de nuevo, su voz era más baja. "¿No hay alternativa a esto, Lucius? Podríamos retirarnos a mis aposentos para discutirlo, si lo necesitas."
El hombre alto de largo cabello blanco se giró, entonces, para dirigirse al mago anciano que estaba de pie en el podio; y los dos se miraron fijamente por un largo momento.
Cuando Lucius Malfoy se expresó de nuevo su voz parecía temblar muy ligeramente, como si el severo control sobre ella estuviera fallando. "La sangre pide un pago, la sangre de mi familia. Por ningún precio venderé la sangre que se le adeuda a mi hijo. Tú nunca comprenderás eso, tú que nunca tuviste amor o un hijo propio. Aún así, hay más de una deuda hacia la Casa Malfoy, y creo que mi hijo, de estar aquí entre nosotros, preferiría ser pagado por la sangre de su madre que por la de él mismo. Confiesa tu crimen al Wizengamot, como lo confesaste ante mí, y yo deberé -"
"Ni siquiera lo consideres, Albus," arguyó la vieja y severa bruja que había hablado antes.
El mago anciano se quedó de pie en el podio.
El mago anciano se quedó de pie en el podio, su cara retorciéndose, retorciéndose -
"Alto," reiteró la vieja bruja. "Sabes la respuesta que debes dar, Albus. No cambiará porque agonices al respecto."
El mago anciano habló.
"No," rechazó Albus Dumbledore.
"Y tú, Malfoy," continuó la severa y vieja bruja, "supongo que lo que realmente querías todo este tiempo era arruinar -"
"Difícilmente," la cortó Lucius Malfoy, sus labios retorciéndose a causa de una sonrisa amarga. "No, no tengo ningún propósito aquí excepto la venganza de mi hijo. Únicamente deseaba mostrar al Wizengamot la verdad tras el pretendido heroísmo de este viejo y sus alabanzas a esa chica - por la que apenas y consideraría sacrificarse para salvarla."
"Una crueldad digna de un Mortífago en efecto," acusó Augusta Longbottom. "No que esté implicando nada, por supuesto."
"¿Crueldad?" replicó Lucius Malfoy, la amarga sonrisa todavía en su cara. "No lo creo. Sabía cuál sería su respuesta. Siempre les he advertido que él únicamente representa su parte pretendida. Si crees en su vacilación, más tonta eres tú. Recuerda que su respuesta fue la misma." El hombre levantó su voz. "Vamos a votar, mis amigos. Creo que una votación a mano alzada será suficiente. No imagino que vaya a haber muchos que se alineen a sí mismos con homicidas." La voz se puso fría, en la última nota, la promesa dentro de esa voz era muy clara.
"Contemplen a la chica," suplicó Albus Dumbledore. "Véanla, ¡miren el horror que están cometiendo! Ella es -" La voz del mago anciano se rompió. "Ella tiene miedo -"
El Veritaserum tenía que estar desapareciendo, porque la cara de Hermione Granger estaba retorciéndose bajo la flojera, sus miembros temblando visiblemente bajo las cadenas, como si ella estuviera intentando correr, correr de esa silla, pero estaba presionada por un peso más grande que las cadenas de metal que la sujetaban. Entonces se produjo un esfuerzo convulsivo y el cuello de Hermione se movió, su cabeza se giró, lo suficiente como para alinear sus ojos -
Ella miró a Harry Potter y aunque no habló, fue absolutamente claro lo que estaba diciendo.
Harry
ayúdame
por favor -
Y en el Más Antiguo Tribunal del Wizengamot resonó una helada voz, discurso del color del nitrógeno líquido, entonada demasiado alta para provenir de una garganta tan joven, y esa voz pronunció, "Lucius Malfoy."

...

En los antiguos y Santificados pasillos del Wizengamot, las personas miraron alrededor y les tomó demasiado tiempo a sus ojos encontrar lo que buscaban. Podría haber sido con un tono agudo, podría haber sido con un tono demasiado bajo para las palabras que eran dichas; y a pesar de eso, no habrías esperado escuchar esa voz en un niño.
No fue hasta que el Señor Malfoy replicó que las personas se dieron cuenta hacia dónde tenían que estar viendo.
"Harry Potter," dijo Lucius Malfoy. Él no inclinó su cabeza.
Las cabezas giraron, y la gente se enfocó en el joven niño de cabello despeinado que estaba de pie al lado de una bruja anciana y sollozante. El niño apenas y le llegaba a la altura del pecho con los zapatos puestos, vestido con una formal y corta túnica negra. Sin embargo a menos que tus ojos fueran muy buenos, no podrías haber visto, desde el otro lado del Tribunal, esa famosa y letal cicatriz bajo su desordenado cabello.
"Este disparate no es propio de ti, Lucius," expuso el niño. "Las niñas de doce años no van por ahí cometiendo homicidios. Eres un Slytherin y uno inteligente. Sabes que se trata de un complot. Hermione Granger fue ubicada en este tablero a la fuerza, por la mano que esté detrás de ese complot. Se suponía que tú hicieras justamente lo que estás haciendo ahora - excepto que se suponía que Draco Malfoy iba a morir, y no se suponía que fueras capaz de razonar. Sin embargo él sigue con vida y tú estás cuerdo. ¿Por qué estás cooperando con ese rol intencionado, en un plan para tomar la vida de tu hijo?"
Una tormenta pareció rabiar dentro de Lucius, el rostro bajo el flotante cabello blanco amenazaba con romperse y dejar salir algo imposible de adivinar. El Señor de Malfoy pareció casi hablar una vez y luego dos veces de nuevo, tragando tres frases inaudibles antes que sus labios se abrieran verdaderamente. "¿Un plan, afirmas?" El Señor Malfoy inquirió al fin. Su cara estaba retorcida, controlada con mucho esfuerzo. "¿Y de quién sería ese plan, entonces?"
"Si lo supiera," admitió el niño, "lo habría revelado muchísimo antes. Pero cualquiera que haya sido compañero de clase de Hermione Granger te podría informar que ella es la más improbable de los asesinos. Ella sí, en efecto, ayuda a los Hufflepuffs con su tarea. Esto no fue un evento natural, Señor Malfoy."
"Plan - o no plan -" La voz de Lucius estaba temblando. "Esta inmunda sangre sucia ha tocado a mi hijo y por eso la voy a terminar. Deberías saber eso muy bien, Harry Potter."
"Es cuestionable," el niño insistió, "por decir lo menos, si Hermione Granger en realidad lanzó el Encantamiento Congelador de Sangre. Aunque no conozco las circunstancias exactas o cuáles hechizos estuvieron involucrados, simples engaños no habrían sido suficientes para lograr que ella lo hiciera. Ella no actuó por su propia voluntad, y quizá no hizo nada de nada. Tu venganza está mal dirigida, Señor Malfoy, y muy deliberadamente. No es una niña de doce años quien merece tu ira."
"¿Y qué te importa a ti su destino?" La voz de Lucius Malfoy estaba alzándose. "¿Cuál es tu participación en esto?"
"Ella es mi amiga," el niño contestó, "al igual que Draco es mi amigo. Es posible que este ataque fuera dirigido contra mí, y no hacia la Casa Malfoy."
Otra vez los músculos saltaron en el rostro de Lucius. "Y ahora me estás mintiendo - ¡al igual que le mentiste a mi hijo!"
"Lo creas o no," el niño afirmó con calma, "Nunca tuve otra intención excepto que Draco supiera la verdad -"
"¡Suficiente!" gritó el Señor Malfoy. "¡Suficiente de tus mentiras! ¡Suficiente de tus juegos! Tú no comprendes - nunca lo comprenderías - ¡lo que significa que él sea mi hijo! ¡No me será negada esta venganza! ¡No más! ¡Nunca más! Por la sangre que esta chica le debe a la Casa Malfoy, ella tendrá que ir a Azkaban. Y si alguna vez encuentro otra mano detrás de esto - incluso si es la tuya propia - ¡esa mano también será cortada!" Lucius Malfoy levantó su letal bastón plateado como dando un comando, sus dientes apretados y sus labios retraídos en un gruñido, como si fuera un lobo enfrentando un dragón. "Y si no tienes nada mejor que decir que eso - ¡guarda silencio, Harry Potter!"

...

La sangre de Harry estaba martillando incluso bajo el hielo de su lado oscuro, el temor por Hermione, la parte de él que quería desquitarse con Lucius y destruirlo por su insolencia y su estupidez - sin embargo Harry no tenía el poder, ni siquiera tenía un solo voto en el Wizengamot -
Draco había dicho que Lucius le tenía miedo a él, por alguna razón desconocida. Y Harry podía ver en el rictus que se había convertido el rostro del Señor Malfoy, estirado y apretado, que estaba tomando todo su coraje para decirle a Harry que se callara.
Por lo que Harry habló, su voz fría y mortal, esperando que realmente tuviera algún significado, "Obtendrás mi enemistad si haces esto, Lucius..."
Alguien en las filas más bajas de lo que evidentemente era el lado de los puristas de sangre en el Wizengamot, quien estaba mirando al joven niño hacia abajo en vez de hacia arriba al Señor Malfoy, se carcajeó con absoluta incredulidad. Otras túnicas de color ciruela empezaron a reírse también.
El Señor Malfoy lo miró fijamente con dura dignidad, mientras la risa se esparció. "Si quieres la enemistad de la Casa de Malfoy, la tendrás, niño."
"Seamos serios," propuso la mujer con demasiado maquillaje rosa, "creo que esto se ha alargado bastante, ¿no lo piensa así, Señor Malfoy? El niño se perderá sus clases."
"En efecto así será," concordó Lucius Malfoy, y luego alzó su voz otra vez. "¡Hago un llamado a votación! ¡A mano alzada, permitan que el Wizengamot reconozca la deuda de sangre que le pertenece a la Noble y Más Antigua Casa de Malfoy, por el intento de homicidio de su último heredero y así acabando con su linaje, por Hermione, la primera Granger!"
Las manos ascendieron una tras otra, y la secretaria que se sentaba en el fondo del círculo empezó a hacer marcas en el pergamino para contarlos, pero era obvio para donde iba la mayoría.
Y Harry gritó dentro de su mente, una frenética llamada de ayuda para cualquier parte de sí mismo que ofreciera una vía de escape, una estrategia, una idea. Sin embargo no había nada, no había nada, había jugado sus cartas y perdido. Y entonces con una última y convulsiva desesperación Harry se sumergió a sí mismo dentro de su lado oscuro, se empujó a sí mismo dentro de su lado oscuro, aprovechando su mortal claridad, ofreciendo a su lado oscuro todo con tal de resolver este problema para él; y por fin la letal calma recayó sobre él, el verdadero hielo respondiendo su llamado. Más allá del pánico y la desesperación su mente empezó a buscar a través de cada hecho en su posesión, recordar todo lo que sabía sobre Lucius Malfoy, sobre el Wizengamot, sobre las leyes de la Bretaña Mágica; sus ojos observaron las filas de sillas, a cada persona y cada cosa dentro de su rango de visión, buscando cualquier oportunidad que pudiera agarrar - 

Capítulo 79             Capítulo 81


Nota del Traductor

El próximo capítulo es de 5.300 palabras más o menos, por lo que espero publicarlo en una semana exactamente.

Ya comencé a grabar el capítulo 6 del audiolibro de HPMOR y también el omake. Debo decir que el omake a sido más fácil, grabar ha sido difícil por no disponer de equipos para grabar y editar profesionalmente, y un cuarto apropiado para grabación, y tres gatos y un perro que no debería tener conmigo pero ni modo. A pesar de las dificultades a sido divertido.

Creo que puedo cumplir con la publicación del omake antes de que finalice Junio, espero. En cuanto al audiolibro, no me siento tan optimista, sin embargo me estoy esforzando.

Me han pasado un par de cosas interesantes esta semana, pero estoy cansado y tengo que seguir escribiendo y combatir el deseo de dormir, porque dormir es una debilidad.

Esta entrada fue posible gracias a Rocio Tou, Sergio Andres Rodriguez Vargas, Nkp, Richard, Kbrem y Javier Cruz Esquivel


Puedes aprender más sobre los métodos de la racionalidad leyendo Harry Potter y los Métodos de la Racionalidad. Si quieres ir al infinito y más allá, puedes apoyarme en Patreon


Gracias por leer.

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