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sábado, 10 de agosto de 2019

Harry Potter y los Métodos de la Racionalidad Capítulo 85

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Harry Potter y los Métodos de la Racionalidad


harry potter fenix
Regalo de Navidad por WhateverCat

Capítulo 85: Intercambio de Tabúes, Conclusión 3, Distancia


Este capítulo recibió una gran, significante revisión en Diciembre 16, 2012. La revisión principal empieza más o menos a la mitad - busca la palabra "trivial" para encontrarla.

...

Lenta y dura, la larga escalera que llevaba a la cima de Ravenclaw. Desde adentro, la escalera parecía una pendiente recta hacia arriba, aunque desde afuera podías ver que lógicamente tenía que ser una espiral. Únicamente podías ver la cima de la torre de Ravenclaw al realizar la larga escalada sin tomar atajos, un paso de piedra a la vez; pasando bajo los zapatos de Harry, la piedra pisada por sus piernas cansadas.
Harry había visto que Hermione había llegado sana y salva a su dormitorio.
Se había quedado esperando en el cuarto común de Ravenclaw lo suficiente como para recolectar unas cuantas firmas que después podrían ser útiles para Hermione. No muchos estudiantes habían firmado; los magos no habían entrenado para pensar en poner-las-manos-en-el-fuego-o-cállate, o la de la ciencia Muggle de métete-hasta-el-cuello-y-haz-una-predicción-o-deja-de-pretender-que-crees-en-tu-teoría. La mayoría de ellos no habían visto ninguna incongruencia al sentirse demasiado nerviosos como para firmar un acuerdo que decía que Hermione se los podía restregar en sus caras por el resto de sus vidas si estaban equivocados, mientras que se seguían comportando con la confianza de que era culpable. Pero nada más pedir las firmas establecería un punto después de que la verdad saliera a la luz, si alguien volvía a sospechar que Hermione tenía cualquier cosa que ver con la Oscuridad. Ella no tendría que pasar por esto dos veces, al menos.
Después de eso Harry había abandonado la sala común rápidamente, porque todos los sentimientos de considerado perdón que había razonado se estaban volviendo más y más difíciles de recordar. A veces Harry pensaba que la más profunda división de su personalidad no tenía nada que ver con su lado oscuro; más bien era la división entre el altruista e indulgente Harry de Razonamiento Abstracto, contra el frustrado y enojado Harry Del Momento.
La plataforma circular en la cima de la torre de Ravenclaw no era el lugar más alto en Hogwarts, sino que la torre de Ravenclaw sobresalía del cuerpo principal del castillo, por lo que no podías ver la plataforma de dicha cima desde la torre de Astronomía. Un lugar silencioso para pensar, si tenías demasiado en que pensar. Un lugar donde pocos estudiantes llegaban - había nichos de privacidad más fáciles de alcanzar, si privacidad era todo lo que quería.
Las antorchas de Hogwarts que se encendían de noche estaban demasiado abajo. La plataforma en sí misma ofrecía pocas obstrucciones; las escaleras emergen de una abertura sin cubrir en el suelo, en vez de una puerta directa. Desde este lugar, entonces, las estrellas eran más visibles que en cualquier otro lugar de la Tierra.
El niño descansaba en el centro de la plataforma, sin importarle que su túnica pudiera ponerse sucia, dejando caer su cabeza sobre el suelo embaldosado con piedras; así que, excepto por unas pocas almenas medio vistas al límite de su visión, y una línea de luna creciente, la realidad era luz de estrellas.
Los puntos de referencia de las luces centelleaban en el terciopelo oscuro, oscilando y regresando, una clase de belleza diferente que nacía de su firme brillo en medio de la Noche Silenciosa.
Harry miró abstracta y fijamente, su mente sobre otras cosas.
Este día nuestra guerra contra Voldemort ha empezado...
Dumbledore había dicho eso, tras el Incidente con Rescatar a Bellatrix de Azkaban. Aunque eso había sido una falsa alarma, la frase expresaba el sentimiento muy bien.
Dos noches atrás su guerra había empezado, y Harry no sabía con quién.
Dumbledore pensaba que era el Señor Voldemort, regresando de la muerte, haciendo su primer movimiento contra el niño que lo había derrotado la última vez.
El Profesor Quirrell había puesto hechizos de detección sobre Draco, temiendo que el Director loco de Hogwarts fuera a intentar culpar a Harry por la muerte del hijo de Lucius.
O el Profesor Quirrell había organizado todo el asunto, y por eso era que él había sabido dónde encontrar a Draco. Severus Snape pensaba que el Profesor de Defensa de Hogwarts era un sospechoso obvio, incluso el sospechoso obvio.
Y el propio Severus Snape podría o podría no ser ni siquiera remotamente confiable.
Alguien había declarado la guerra contra Harry, su primer ataque había tenido la intención de eliminar tanto a Draco como Hermione, y únicamente por el más mínimo de los márgenes Harry había salvado Hermione.
No podías llamarlo una victoria. Draco había sido removido de Hogwarts, y si eso no era la muerte, no quedaba claro cómo podía ser arreglado, o en qué forma podría estar Draco cuando regresara. El país de Bretaña mágica ahora pensaba que Hermione había cometido un intento de homicidio, lo que podría o no hacerla decidir hacer lo sensato e irse. Harry había sacrificado su fortuna entera para revertir su pérdida, y esa carta únicamente podía ser usada una vez.
Algún poder desconocido lo había atacado, y si bien ese golpe había sido desviado parcialmente, aún así había golpeado realmente fuerte.
Al menos su lado oscuro no había pedido nada de él a cambio de salvar a Hermione. Tal vez porque su lado oscuro no era una voz imaginaria como Hufflepuff; Harry podría imaginar su parte Hufflepuff como deseando cosas diferentes a las que él quería, sin embargo su lado oscuro no era así. Su "lado oscuro", hasta donde Harry podía vez, era un modo diferente que Harry a veces era. Ahora mismo, Harry no estaba enojado; e intentar preguntar a "Harry oscuro" lo que quería era una llamada telefónica sin contestar. El pensamiento incluso pareció un poco extraño; ¿podrías deber algo a un modo diferente de ser que a veces eras?
Harry levantó la vista hacia las estrellas fortuitas, las luces parpadeantes desperdigadas que los cerebros humanos no podían evitar organizar en patrones de constelaciones imaginarias.
Y además estaba la promesa que Harry había jurado.
Ayudar a Draco a reformar la Casa de Slytherin. Y que Harry iba a tomar como enemigo a quien fuera que Harry creyera, con su mejor juicio como racionalista, había asesinado a Narcissa Malfoy. Si Narcissa nunca había ensuciado sus manos, si en efecto había sido quemada con vida, si el asesino no había sido engañado - aquellas eran las condiciones que Harry podía recordar haber hecho. Probablemente debió haberlo escrito, o mejor aún, nunca hacer una promesa que tenía tantas condiciones en primer lugar.
Había algunas salidas plausibles, para el tipo de personas que se permitían racionalizar para buscar excusas. Dumbledore no había confesado en realidad. Él no había dicho directamente y confirmado que lo había hecho. Había razones plausibles para que un Dumbledore verdaderamente culpable se comportara de ese modo. Pero también era algo que esperabas ver, si alguien más había quemado a Narcissa, y Dumbledore había tomado el crédito.
Harry sacudió su cabeza, aplastando primero un lado de su cabello y luego el otro contra las baldosas de piedra. Todavía quedaba una salida final, Draco todavía podía liberarlo del juramento en cualquier momento. Él podía, al menos, describir la situación a Draco, y discutir posibles opciones con él, cuando se encontraran de nuevo. No parecía un prospecto de liberación muy probable - aunque la idea de hablar algo honestamente era suficiente para satisfacer la parte de él mismo que demandaba adherencia a los juramentos. Incluso si no era más que un retraso, era mejor que tomar a un buen hombre como enemigo.
¿Pero es Dumbledore un buen hombre? inquirió la voz de Hufflepuff. Si Dumbledore quemó a alguien vivo - no era el núcleo del asunto que las personas buenas podrían matar, sin embargo nunca matar con sufrimiento?
Tal vez la asesinó instantáneamente, propuso Slytherin, y luego mintió a Lucius sobre la parte de que la había quemado con vida. Aunque... si había cualquier posibilidad de que los Mortífagos mágicamente pudieran verificar cómo murió Narcissa... y si ser atrapado en una mentira podría haber puesto en peligro las familias alineadas con la Luz...
Ten cuidado con lo que racionalizamos convenientemente, advirtió Gryffindor.
Tienes que esperar efectos de reputación sobre cómo otras personas te tratan, opinó Hufflepuff. Si decides que hay suficiente razón para quemar una mujer con vida, una de los efectos colaterales predecibles es que las personas buenas deciden que has cruzado la línea y tienes que ser detenido. Dumbledore tendría que haber esperado eso. No tiene derecho a quejarse.
O tal vez espera que nosotros seamos más inteligentes, comentó Slytherin. Ahora que sabemos tanto así de la verdad - sin importar los detalles exactos de la historia completa - ¿podemos creer realmente que Dumbledore es una terrible, terrible persona que tendría que ser nuestro enemigo? ¿En la mitad de una horrible y sangrienta guerra, Dumbledore encendió una civil enemiga en llamas? Eso únicamente es malo para los estándares de los libros de historietas, no para cualquier tipo estándar histórico realista.
Harry alzó la vista hacia el cielo nocturno, recordando historia.
En la vida real, en guerras reales...
Durante la Segunda Guerra Mundial, hubo un proyecto para sabotear el programa de armas nucleares Nazi. Años antes, Leo Szilard, la primera persona en darse cuenta de la posibilidad de la reacción de fisión en cadena, había convencido a Fermi para que no publicara el descubrimiento de que el grafito purificado era un moderador de neutrones barato y efectivo. Fermi había querido publicarlo, por el bien del gran proyecto internacional de la ciencia, que estaba por encima del nacionalismo. Pero Szilard había persuadido a Rabi, y Fermi se había acogido al voto mayoritario de su pequeña conspiración de tres personas. Y por eso, años después, el único moderador de neutrón que los Nazis habían conocido era el deuterio.
La única fuente de deuterio bajo el control Nazi había sido una instalación capturada dentro de la Noruega ocupada, que había sido derribada por bombas y sabotaje, causando un total de veinticuatro muertes civiles.
Los Nazis habían intentado enviar por barco el deuterio ya refinado a Alemania, a bordo de un transbordador civil Noruego, el SS Hydro.
Knut Haukelid y sus asistentes habían sido descubiertos por el vigilante nocturno del transbordador civil mientras estaban abordando furtivamente para sabotearlo. Haukelid le había contado al vigilante que estaban escapando de la Gestapo, y el vigilante los había dejado ir. Haukelid había considerado advertir al vigilante nocturno, sin embargo eso habría puesto en peligro la misión, por lo que Haukelid únicamente había estrechado su mano. Y el barco civil se había hundido en la parte más profunda del lago, con ocho Alemanes muertos, siete miembros de la tripulación muertos, y tres espectadores civiles muertos. Algunos de los rescatadores Noruegos del barco habían considerando dejar que los soldados Alemanes presentes se ahogaran, aunque esta perspectiva no había prevalecido, y los Alemanes sobrevivientes habían sido rescatados. Y ese había sido el final del programa de armas nucleares Nazi.
Que era otra forma de decir que Knut Haukelid había asesinado personas inocentes. Una de las cuales, el vigilante nocturno del barco, había sido una buena persona. Alguien que se desvió de su deber para ayudar a Haukelid, a riesgo de sí mismo; a causa de la amabilidad dentro de su corazón, por las más altas razones morales; y había sido enviado a ahogarse como pago. Después, bajo la fría luz de la historia, había parecido que los Nazis nunca habían estado cerca de obtener armas nucleares después de todo.
Y Harry nunca había leído alguna sugestión de que Haukelid había actuado incorrectamente.
Así era la guerra en la vida real. En términos de daño total y quien había recibido el golpe, lo que Haukelid había hecho era considerablemente peor que lo que Dumbledore podría haber hecho a Narcissa Malfoy, o lo que Dumbledore había hecho posiblemente para filtrar la profecía hacia el Señor Voldemort y lograr que diera un ataque contra los padres de Harry.
Si Haukelid fuera un superhéroe de tira cómica, de algún modo había sacado a todos los civiles del transbordador, habría atacado a los soldados Alemanes directamente...
...en vez de permitir que una sola persona inocente muriera...
...pero Knut Haukelid no había sido un superhéroe.
Y tampoco lo había sido Albus Dumbledore.
Harry cerró sus ojos, tragando saliva con dificultad un par de veces contra la repentina sensación de ahogo. Fue bruscamente muy claro que mientras Harry estaba yendo por ahí intentando vivir los ideales de la Ilustración, Dumbledore era el que de hecho había combatido en una guerra. Los ideales no-violentos eran baratos de defender si eras un científico, viviendo dentro de la burbuja Protego lanzada por los oficiales de policía y los soldados cuyas acciones tú tenías el lujo de cuestionar. Albus Dumbledore parecía haber empezado con ideales al menos tan fuertes comos los del propio Harry, si no más fuertes; y Dumbledore no había pasado a través de esta guerra sin asesinar enemigos y sacrificar amigos.
¿Eres mucho mejor que Haukelid y Dumbledore, Harry Potter, que serás capaz de luchar sin matar a nadie? Incluso en el mundo de las historietas, la única razón por la que un superhéroe como Batman siquiera parece exitoso es porque sus lectores sólo se dan cuenta cuando los Personajes con Nombres Importantes mueren, no cuando el Guasón le dispara a un espectador cualquiera sin nombre para fanfarronear su villanía. Batman al igual que el Guasón es un asesino, por todas las vidas que el Guasón ha tomado que Batman podría haber salvado al asesinarlo. Eso era lo que el hombre llamado Alastor estaba intentando decir a Dumbledore, y después de eso Dumbledore se había arrepentido de haber tardado tanto para cambiar su manera de pensar. ¿Realmente vas a intentar seguir el camino del superhéroe, y nunca sacrificar una sola pieza o asesinar a ningún enemigo?
Fatigado, Harry alejó su atención lejos del dilema por un momento, abrió sus ojos otra vez hacia el hemisferio nocturno, que no requería decisiones de su parte.
Cerca del límite de su visión, el pálido blanco creciente de la Luna, la luz de la cual se había ido hace un cuarto de segundo antes, alrededor de 375.000 kilómetros de distancia en el espacio de simultaneidad de la Tierra.
Por encima y al lado, Polaris, la Estrella del Norte; la primera estrella que Harry había aprendido a identificar en el cielo, al seguir los bordes de la Osa Mayor. Ese era en realidad un sistema de cinco estrellas con una brillante supergigante en el centro, a 434 años de luz de la Tierra. Era la primera 'estrella' cuyo nombre Harry había aprendido de su padre, hace tanto que no podía suponer cuántos años había tenido.
La tenue niebla que era la Vía Láctea, tantos billones de estrellas distantes que se volvían un río borroso, el plano de la galaxia que se extendía hasta 100.000 años luz. Si Harry había experimentado cualquier sensación de maravilla cuando le contaron eso la primera vez, había sido demasiado joven como para recordar ahora esa primera vez, a través de unos cuantos años de distancia.
En el centro de la constelación Andrómeda, la estrella Andrómeda, que realmente era la Galaxia de Andrómeda. La galaxia más cercana de la Vía Láctea, 2.4 millones de luz de distancia, conteniendo un estimado de un trillón de estrellas.
Números como esos hacían el 'infinito' palidecer por comparación, porque el 'infinito' era un vacío sin rasgos. Pensar que las estrellas estaban 'infinitamente' distantes era mucho menos aterrador que intentar procesar lo que 2.4 millones de años luz significaba en metros. 2.4 millones de años luz, en tiempo son 31 millones de segundo en un año, el tiempo de movimiento de un fotón es de 300.000.000 metros por segundo...
Era extraño pensar que tales distancias podrían no estar tan lejos como para ser imposibles de alcanzar. La Magia estaba suelta en el universo, cosas como Giratiempos y escobas. ¿Algún mago había intentado medir la velocidad de un traslador, o de un fénix?
Y la comprensión humana de la magia no podía estar ni cerca de las leyes subyacentes. ¿Qué serías capaz de hacer con magia si realmente la entendías?
Un año atrás, Papá había ido a la Universidad Nacional Australiana en Canberra para una conferencia donde había sido invitado como conferenciante, y se había llevado a Mamá y a Harry consigo. Y todos visitaron el Museo Nacional de Australia, porque, resultó, que básicamente no había nada más para hacer en Canberra. Las vitrinas de vidrio habían mostrado lanza-rocas construidas por los aborígenes Australianos - parecían como cuernos de madera gigante, pero alisados, tallados y adornados con esmerado cuidado. En los 40.000 años desde que los humanos anatómicamente modernos habían emigrado a Australia desde Asia, nadie había inventado el arco y la flecha. Realmente te hacía apreciar cuán no-obvio era la idea del Progreso. ¿Por qué ibas tan siquiera a pensar en la Invención como algo importante, si todos tus cuentos históricos heroicos eran sobre grandes guerreros y defensores en vez de Thomas Edison? ¿Cómo podía alguien haber sospechado, mientras tallaba un lanza-rocas con esmerado cuidado, que algún día los seres humanos inventarían cohetes y la energía nuclear?
¿Podrías haber alzado la vista hacia el cielo, hacia la brillante luz del Sol, y deducir que el universo contenía más grandes fuentes de poder que el mero fuego? ¿Te habrías dado cuenta que si las leyes fundamentales de la física lo permitían, algún día los humanos iban a manipular energías similares a la del propio Sol? ¿Incluso si nada de lo que pudieras imaginar con lanza-rocas o bolsas tejidas a manos - ningún patrón de correr a través de la Sabana y nada que pudieras obtener al cazar animales - lograrías eso aunque fuera con la imaginación?
No era como si los Muggles modernos estuvieran cerca de los límites de lo que la física Muggle decía que era posible. Y aún así al igual que los cazadores estaban conceptualmente atados a sus lanza-rocas, la mayoría de Muggles vivían en un mundo definido por los límites de lo que podías hacer con carros y teléfonos. Aún cuando la física Muggle explícitamente permitía posibilidades como la nanotecnología molecular o el proceso Penrose para extraer energía de los agujeros negros, la mayoría de personas catalogan y olvidan eso en la misma sección de su cerebro que guardaba los cuentos de hadas y los libros de historia, bien lejos de sus realidades personales: Hace mucho tiempo y en un lugar muy lejano, hace tanto tiempo. No era sorprendente, entonces, que el mundo mágico viviera en un universo conceptual limitado - no por las leyes fundamentales de la magia que nadie conocía - sino por las reglas superficiales de los Encantamientos y hechizos conocidos. No podías observar la forma en que la magia era practicada en la actualidad y no recordar el Museo Nacional de Australia, una vez que te dabas cuenta de lo que estabas viendo. Incluso si la primera deducción de Harry había sido incorrecta, de una manera u otra todavía era inconcebible que las leyes fundamentales del universo estuvieran conteniendo un caso especial para los labios humanos que formaban la frase 'Wingardium Leviosa'. Y a pesar de eso una confusa comprensión de la magia era suficiente para hacer cosas que los físicos Muggle afirmaban debían ser imposibles por siempre: el Giratiempo, agua conjurada de la nada por el Aguamenti. ¿Cuáles eran las posibilidades máximas de invención, si las leyes subyacentes del universo permitían que alguien de once años con un palo pudiera violar casi cualquier limitación en la versión de la física de los Muggle?
Como un cazador-recolector intentando levantar la vista hacia el Sol, y adivinar que el universo tenía que estar formado de una manera que permitía la energía nuclear...
Te hacía preguntar si quizá veinte mil millones millones millones metros no era tanta distancia, después de todo.
Había un paso más allá del Harry de Razonamiento Abstracto que él podía tomar, con el tiempo suficiente para calmarse a sí mismo y con el medio ambiente correcto; algo más allá del Harry de Razonamiento Abstracto, y más allá de Harry Del Momento. Contemplando las estrellas, podías procurar imaginar lo que los descendientes de la humanidad pensarían de tu dilema - dentro de cien millones de años, cuando las estrellas tendrían que girar mediante grandes movimientos galácticos hacia posiciones totalmente nuevas, todas las constelaciones desperdigadas. Era un teorema elemental de probabilidad que si conocías cuál sería la respuesta tras actualizar a causa de futura evidencia, estabas obligado a adoptar esa respuesta ahora mismo. Si conocías tu destino, ya estabas allí. Y por analogía, si no del todo por el teorema, si podías adivinar lo que los descendientes de la humanidad pensarían de algo, tenía que avanzar y tomar eso como tu propia mejor suposición.
Desde ese punto de ventaja la idea de asesinar dos tercios del Wizengamot parecía mucho menos atractiva de lo que había parecido unas cuantas horas atrás. Incluso si tenías que hacerlo, incluso si sabías como un hecho sólido que sería lo mejor para la Bretaña mágica y que la completa Historia del Tiempo se vería peor si no lo hacías... incluso como una necesidad, las muertes de los seres pensantes todavía sería una tragedia. Un elemento más de las penas de la Tierra; la Más Antigua Tierra de la cual todo se había originado, hace mucho tiempo y en un lugar muy lejano, hace tanto tiempo.
Él no es como GrindelwaldNo le queda nada humano dentro de él. A él debes destruir. Guarda tu furia para eso, y eso solamente -
Harry sacudió su cabeza ligeramente, inclinando las estrellas un poco dentro de su visión, mientras yacía sobre el piso de piedra con la vista alzada y extendida y avanzada en el tiempo. Incluso si Dumbledore estaba en lo correcto, y el verdadero enemigo era completamente loco y malvado... en cien millones de años la forma de vida orgánica conocida como Señor Voldemort probablemente no parecería tan diferente del resto de aturdidos niños de la Antigua Tierra. Lo que fuera que el Señor Voldemort se había hecho a sí mismo, cuáles fueran los rituales Oscuros que parecieran tan irrevocablemente horribles en una escala meramente humana, no estaría más allá de ser curado con la tecnología dentro de cien millones de años. Asesinarlo, incluso si tenías que hacerlo para salvar las vidas de otros, no sería más que otra muerte por la que los futuros seres pensantes estarían tristes. ¿Cómo podrías elevar los ojos hacia las estrellas, y creer alguna otra cosa?
Harry observó las centelleantes luces de la Eternidad y se preguntó qué pensarían los hijos de los hijos de los hijos sobre lo que Dumbledore quizá le había hecho a Narcissa.
Sin embargo aún si intentabas enmarcar la cuestión de ese modo, inquiriendo lo que los descendientes de la humanidad pensarían, aún así no tenías más que tus propios conocimientos, no el de ellos. La respuesta todavía provenía de sí mismo, y podía seguir equivocada. Si tú mismo no conocías el centésimo dígito decimal de Pi, entonces no conocías cómo los hijos de los hijos de los hijos lo iban a calcular, a pesar de lo trivial que fuera ese hecho.

...

Lentamente - había estado acostado ahí, mirando las estrellas, por más tiempo de lo que había planeado - Harry se incorporó para sentarse sobre el suelo. Empujándose a sí mismo para ponerse de pie (los músculos estaban protestando) caminó hasta el borde de la plataforma de piedra a la altura de la torre de Ravenclaw. Las crestas de piedra rodeando los bordes de la torre no eran altas, no tan altas como para ser seguras. Eran marcadores, claramente, en vez de una baranda. Harry no se aproximó demasiado cerca del borde; no tenía sentido arriesgarse. Bajando la mirada hacia los terrenos de Hogwarts, estaba sintiendo una predecible sensación de mareo, la aflicción temblorosa llamada vértigo. Su cerebro estaba alarmado, aparentemente, porque el terreno por debajo estaba tan distante. Podrían muy bien haber sido unos 50 metros de caída.
La lección, aparentemente, era que las cosas tenían que estar increíblemente cerca antes de que tu cerebro las pudiera comprender lo suficientemente bien como para sentir temor.
Era raro que un cerebro pudiera sentir fuertemente sobre cualquier cosa, si no estaba cerca en el espacio, cerca en el tiempo, cerca de la mano, dentro de un alcance fácil...
Antes, Harry había imaginado que ir a Azkaban requeriría planeación y cooperación de un confederado de adultos. Trasladores, escobas, hechizos invisibles. Alguna forma de llegar a los niveles del fondo sin que los Aurores se dieran cuentas, para que así pudiera labrar su camino hasta el agujero central donde aguardaban las sombras de la Muerte.
Y eso había sido suficiente para poner el prospecto muy lejos, dentro del futuro, seguramente apartado del ahora.
No se había dado cuenta hasta hoy que podría ser tan simple como encontrar a Fawkes y decirle al fénix que era la hora.
Las memorias se estaban levantando de nuevo, memorias que Harry nunca podría haber sido capaz de olvidar por mucho tiempo. Aunque las piedras bajo sus pies no eran tan llanas como el metal, aunque la luz de luna del cielo se extendía por todo su alrededor, de algún modo era demasiado fácil imaginarse atrapado en un largo corredor de metal iluminado por una diminuta luz naranja.
Esa noche era silenciosa, tan silenciosa como para que las memorias fueran claramente audibles.
¡No, no era mi intención, por favor no mueras!
¡No, no era mi intención, por favor no mueras!
No te lo lleves, no no no -
El mundo se puso borroso, y Harry limpió sus ojos con su manga.
De haber estado Hermione detrás de una de esas puertas -
De haber sido Hermione puesta dentro de Azkaban, Harry habría llamado el fénix e ido allí y quemado hasta el último Dementor y no habría hecho ninguna diferencia cuán loco era o qué otras cosas quisiera hacer con su vida. Nada más - así era - así era como eran las cosas.
Y la mujer que estaba detrás de esa puerta - ¿no había alguien, en algún lugar, para quien ella también era preciosa? ¿No era solamente la distancia de la vida de Harry lo que estaba evitando que su cerebro se sintiera impulsado a ir a Azkaban para salvarla sin importar qué? ¿Qué se habría necesitado para que él se sintiera obligado? ¿Habría necesitado conocer su rostro? ¿Su nombre? ¿Su color favorito? ¿Se habría sentido impulsado a ir a Azkaban para salvar a Tracey Davis? ¿Se habría sentido obligado a ir allí para salvar a la Profesora McGonagall? Mamá y Papá - eso ni siquiera se cuestionaba. Y esa mujer había dicho que era la madre de alguien. ¿Cuántas personas habían deseado el poder para romper Azkaban? ¿Cuántos prisioneros de Azkaban soñaban en las noches sobre ese milagroso rescate?
Ninguno. Es un pensamiento feliz.
Quizá él debía destrozar Azkaban. Todo lo que tenía que hacer era encontrar a Fawkes y decirle que era tiempo. Visualizar el centro del agujero de los Dementores como lo había visto desde la escoba, y dejar que el fénix lo llevara hasta allí. Invocar el Verdadero Encantamiento Patronus a quemarropa y al infierno lo que viniera después.
Todo lo que tenía que hacer era ir y encontrar a Fawkes.
Podría ser tan simple como pensar en la flama, llamar al ave de fuego dentro de su corazón -
Una estrella parpadeó en la noche.
Para cuando los ojos de Harry saltaron por reflejó de la acción entrenada de ver lluvias de meteoros, otra parte de él estaba sorprendida que el fenómeno astronómico siguiera allí; una débil estrella cuyo brillo se estaba puliendo visible y lentamente. Hubo un momento de susto cuando Harry se preguntó si lo que estaba viendo, no un meteoro, sino una nova o supernova - ¿podía ser vista poniéndose así de brillante? ¿Se suponía que la primera etapa de una nova fuera de color amarillo-naranja?
Entonces la nueva estrella se movió otra vez, y pareció crecer tanto en tamaño como resplandor. De repente parecía más cercana, no tan lejos como para que la distancia se volviera discutible. Como si lo que pensabas que era una estrella, resultaba ser un aeroplano, una forma luminosa cuya figura de hecho podías ver...
...no, no un avión...
La comprensión pareció esparcirse a través del pecho de Harry en una ola de hormigueo, el sudor preparándose para salir.
...un ave.
Un chillido perforador que partió la noche, haciendo eco desde los techos de Hogwarts.
La criatura aproximándose dejaba un rastro de fuego al volar, derramando flamas doradas como chispas de sus plumas mientras las poderosas alas batían una y otra vez. Incluso al girar en una gran curva para flotar a unos cuantos metros de Harry, incluso mientras las flamas alrededor de su paso iban disminuyendo, la criatura no parecía menos fulgurante, ni menos brillante; como si algún Sol resplandeciera sobre sí y lo iluminara.
Grandes alas rojas y brillantes como un ocaso, y sus ojos como perlas incandescentes, resplandeciendo con fuego dorado y determinación.
El pico del fénix se abrió, y dejó salir un graznido que Harry comprendió como si se tratara de una palabra hablada:
¡VEN!
Sin darse cuenta, el niño retrocedió del borde del techo, ojos aún fijos sobre el fénix, su cuerpo entero temblando y tenso, sus puños apretados y colgando en sus costados; un paso tras otro, alejándose.
El fénix graznó de nuevo, un desesperado, suplicante, sonido. No fueron palabras, esta vez, sino sentimientos, un eco de todo lo que Harry había sentido sobre Azkaban y cada tentación para atacar, simplemente hacer algo al respecto, la desesperada necesidad de hacer algo ahora y no demorarlo más, todo hablado en el graznido de un ave.
Vamos. Es hora. La voz que oyó provino desde adentro de Harry, no del fénix; desde tan adentro que no podía darle un nombre separado como 'Gryffindor'.
Todo lo que tenía que hacer era dar un paso adelante y tocar los talones del fénix, y lo llevaría donde él necesitaba estar, donde seguía pensando que tenía que estar, justo dentro del agujero central de Azkaban. Harry podía ver la imagen en su mente, brillando con insoportable claridad, la imagen de sí mismo sonriendo repentinamente con libre alegría de hacer sus temores a un lado y elegir -
"Pero yo -" Harry murmuró, ni siquiera consciente de lo que decía. Harry levantó sus temblorosas manos para limpiar sus ojos de las lágrimas que estaban naciendo, mientras el fénix flotaba ante él batiendo sus grandes alas. "Pero yo - hay otras personas que también tengo que salvar, otras cosas que tengo que hacer -"
El ave de fuego soltó un grito perforador, y el niño retrocedió como si acabara de recibir un golpe. No era un comando, ni una objeción, era el conocimiento -
Los corredores iluminados por reducidas luces naranjas.
Se sintió como una compulsión tirando del pecho de Harry, el deseo de nada más hacerlo y terminar de una vez. Él podría morir, pero si no moría se podría sentir limpio otra vez. Tener principios que fueran más que excusas para no actuar. Era su vida. Suya para usar, si lo elegía. Podía hacerlo en cualquier momento que lo deseara...
...si no era una buena persona.

...

El niño se quedó ahí de pie sobre el techo, sus propios ojos fijos sobre dos puntos de fuego. Las estrellas podrían haber tenido tiempo para cambiar sus constelaciones mientras él estaba ahí parado, agonizando sobre la decisión...
...que no iba a...
...cambiar.
Los ojos del niño parpadearon hacia las estrellas encima; y luego observó al fénix.
"Todavía no," el niño dijo con voz apenas audible. "Todavía no. Hay demasiadas cosas que tengo que hacer. Por favor regresa después, cuando haya encontrado a otros que puedan invocar el Verdadero Patronus - dentro de seis meses, tal vez -"
Sin palabra, sin sonido, una esfera de fuego rodeó la figura del ave, crujiendo y resplandeciendo con venas blancas y escarlatas como si fueran a consumir lo que yacía adentro; y cuando el fuego se dispersó en un humo gris, no había ningún fénix.
Hubo silencio en la cima de la torre de Ravenclaw. El niño gradualmente bajó sus manos de sus orejas, parando únicamente para limpiar sus mejillas mojadas.
Lentamente, el niño se giró -
Luego gritó y saltó para atrás y casi se cayó de la torre de Ravenclaw; aunque el traspiés apenas y habría tenido importancia, con el otro mago ahí parado.
"Y así fue hecho," Albus Dumbledore habló, casi con un susurro. "Así fue hecho." Fawkes estaba sobre su hombro, con la vista fija donde el otro fénix había estado con una indescifrable mirada aviar.
"¿Qué está haciendo usted aquí?"
"¿Ah?" dudó el hombre antiguo de pie sobre la plataforma del techo en la esquina opuesta. "Sentí la presencia de una criatura que Hogwarts no conocía, y vine a ver, por supuesto." Lentamente la temblorosa mano del mago anciano surgió para remover las gafas de media luna, su otra mano limpió sus ojos y frente con la manga de su túnica. "No me - no me atreví a hablar - sabía que, sabía que esta decisión por sobre todas las decisiones debía ser tuya -"
Una extraña aprehensión estaba empezando a llenar a Harry, cayendo como un revoltijo dentro de su estómago.
"Que todo dependía de esto," Albus Dumbledore prosiguió, todavía con casi un susurro, "al menos eso sabía. Sin embargo cuál elección llevaba hacia la oscuridad, eso no lo pude deducir. Al menos la decisión fue solamente tuya."
"Yo no -" Harry dijo, y luego su voz se detuvo.
Una terrible hipótesis, creciendo en credibilidad...
"El fénix llega," explicó el mago anciano. "A aquellos que combatirán, a aquellos que actuarían incluso al costo de sus propias vidas, el fénix llega. Los fénix no son sabios, Harry, no tienen forma de juzgarnos, excepto ser testigos de la decisión. Pensé que iba hacia mi muerte, cuando el fénix me llevó a combatir a Grindelwald. No sabía que Fawkes me sustentaría, y me curaría, y se quedaría a mi lado -" La voz del mago anciano fue trémula, por un momento. "No es algo de lo que se hable - debes darte cuenta, Harry, por qué es algo de lo que no se hable - si el elegido lo supiera, el fénix no podría juzgar. Aunque a ti, Harry, te lo puedo confirmar ahora, pues el fénix únicamente viene una vez."
El mago anciano caminó a través de la cima de la torre de Ravenclaw hacia donde un niño se había quedado paralizado ante el horror que lo invadía, invadido totalmente por el horror.
En mi duelo con Grindelwald no podía ganar, únicamente combatirlo durante horas hasta que cayera exhausto; y yo habría muerto después de ello, de no ser por Fawkes -
Harry ni siquiera sabía que estaba hablando, hasta que el susurro escapó de él -
"Entonces yo podría haber -"
"¿Podrías haberlo logrado?" replicó el mago antiguo, su voz sonando más vieja que en su tono normal. "Tres veces, hasta ahora, un fénix ha llegado a alguno de mis estudiantes. Una lo rechazó, y la pesadumbre la rompió, creo. Y el último era un primo de tu joven amiga Lavender Brown, y él -" La voz del mago anciano se rompió. "Él no regresó, el pobre John, y no salvó a ninguno de los que pretendía salvar. Se dice, entre los pocos escolares conocedores de fénix, que de cuatro llamados ninguno regresa de su misión. E incluso si sobrevives - por la vida que debes llevar, Harry James Potter-Evans-Verres - las decisiones que debes hacer y el camino que debes recorrer - de siempre escuchar los gritos del fénix - ¿quién podría decir que no te volvería loco?" El mago anciano alzó su manga otra vez, pasándola a través de su cara de nuevo. "Sentía mucha más alegría por la compañía de Fawkes, en los días antes de pelear contra Voldemort."
El niño no parecía escuchar, sus ojos estaban por completo sobre el ave rojo-dorada posada en el hombre del antiguo mago. "¿Fawkes?" el niño llamó con voz sacudida. "¿Por qué no me miras, Fawkes?"
Fawkes estiró su cabeza para echar un vistazo al niño con curiosidad, luego se giró y volvió a contemplar fijamente a su maestro.
"¿Ves?" expuso el mago anciano. "Él no te rechaza. Fawkes podría ya no estar tan interesado en ti de ese modo, ahora; y él sabe -" el mago sonrió irónicamente, "- que no eres exactamente leal a su amo. Sin embargo alguien que ha recibido la llamada del fénix - no puede ser alguien que provoque disgusto a los fénix." La voz del mago cayó a un susurro otra vez. "Nunca se vio un ave sobre el hombro de Godric Gryffindor. Aunque no está escrito ni siquiera en sus secretos, creo que él debió haber rechazado a su fénix, antes de elegir el rojo y dorado como sus colores. Quizá la culpa lo urgió a grandes alturas de las que habría alcanzado de no haberlo rechazado. O podría haberle enseñado humildad, y respeto por la fragilidad humana, y el fracaso..." El mago inclinó su cabeza. "Verdaderamente no sé si tu decisión fue sabia. Verdaderamente no sé si fue lo correcto, o lo incorrecto. Si lo supiera, Harry, yo habría hablado. Pero yo -" La voz de Dumbledore se rompió, entonces. "No soy más que un tonto niñato que se convirtió en un tonto anciano, y no tengo sabiduría."
Harry no podía respirar, la náusea parecía llenar y sobrepasar su cuerpo entero, su estómago sólidamente cerrado. Tuvo la repentina y terrible certeza que había fallado, en algún sentido final había fallado, fallado esta misma noche -
El niño giró y corrió hacia la curvatura del techo de Ravenclaw. "¡Regresa!" Su voz se rompió, creciendo hasta ser un chillido. "¡Regresa!"


...

Conclusión Final:
Ella despertó con un jadeo de horror, despertó con un grito sin voz en sus labios y ninguna palabra salió, no podía comprender lo que acababa de ver, no podía entender lo que acababa de ver -
"¿Qué hora era?" ella murmuró.
Su reloj despertador con joyas doradas le murmuró de vuelta, "Casi las once de la noche. Regresa a dormir."
Sus sábanas estaban empapadas de sudor, sus pijamas empapadas de sudor, cogió su varita al lado de su almohada y se limpió a sí misma e intentó volver a dormir y eventualmente tuvo éxito.
Sybill Trelawney volvió a dormir.
En el Bosque Prohibido, un centauro que despertó a causa de una aprehensión sin nombre dejó de escanear el cielo nocturno, habiendo encontrado únicamente preguntas y ninguna respuesta; y doblando sus piernas, Firenze volvió a dormir.
En las distantes tierras de la Asia mágica, una anciana bruja con el nombre de Fan Tong, durmiendo para recuperarse de un día agotador, le dijo a su ansioso tataranieto que estaba bien, que únicamente había sido una pesadilla, y volvió a dormir.
En una tierra donde los magos hijos de Muggle no recibían cartas de ningún tipo, una bebe demasiado joven para tener un nombre era arrullada entre los brazos de su irritada aunque amorosa madre hasta que paró de llorar y volvió a dormir.
Ninguno entre ellos durmió bien.





Capítulo 84             Capítulo 86


Nota del Traductor (4 de Agosto 2019)


Bueno, aunque pareció imposible en cierto momento, hemos llegado al último capítulo del libro cuarto de HPMOR. Espero terminar la versión EPUB y PDF en máximo una semana, por lo que pueden esperar que la publique el próximo fin de semana.

Después, dedicaré otra semana a "descansar" aunque en realidad la quiero usar para dedicarme al audiolibro y los omakes, con los que ya me he retrasado demasiado. El capítulo 6 del audiolibro ya está grabado, sólo me falta editarlo. Y grabar el capítulo 7 correspondiente al mes de Julio y el capítulo 8 correspondiente a Agosto. Ya tengo escrita la mitad del omake de Julio, y nada del omake del mes de Agosto.

Así que si llevan las cuentas, empezaré a trabajar en la traducción de HPMOR dentro de dos semanas, y puesto que el siguiente capítulo es largo (¡20.000 palabras!) será publicado dentro de un mes y dos semanas, si logro mantener el ritmo de 5.000 palabras por semana, universo caótico de por medio.

Sobre este capítulo, me costó mucho dejar la referencia a Thomas Alva Edison. Por un tiempo, admiré a Edison como el más grande inventor. Luego lo odié porque en realidad se adjudicaba los inventos de otros y parecía más un despiadado y corrupto hombre de negocios que un inventor. Mis últimas lecturas sobre él revelan que no era ni tan malo ni tan bueno como llegué a pensar. Su trasfondo científico era pobre, no llegando a comprender del todo el funcionamiento de la electricidad y provocando varios accidentes, pero sí era un inventor creativo y brillante. No realizó tantos inventos nuevos, pero sí hizo grandes mejoras prácticas a inventos ya existentes. Sí, busco patentar/plagiar/robar inventos de otros, pero a él también se lo hicieron, pues fue durante una época salvaje para los derechos de autor. Así que es una personalidad valiosa para la comunidad científica, compleja, ni un santo ni un demonio, simplemente un hombre.

Este capítulo me hizo caer en cuenta que en el canon de Harry Potter, cuando Dumbledore (a propósito o por accidente) envía a Fawkes para ayudar a Harry contra el Basilisco, anula la posibilidad de que Harry obtenga su propio Harry. De hecho, al final del libro cuarto, cuando Harry está dispuesto a desafiar a Voldemort y sus Mortífagos en una batalla imposible de ganar, habría sido un momento perfecto. Quien sabe si Dumbledore o la propia Rowling pensaron tanto por adelantado, pero habría sido interesante en todo caso.

Hay un fanfic sobre lo que habría pasado si nuestro Harry racional llega a aceptar la llamada del fénix en esta ocasión, y el autor de HPMOR lo canonizó como la alternativa lógica. Sería interesante traducirlo, si les interesa, aunque es corto, por lo que pueden suponer que no termina bien.

Varias personas reaccionaron positivamente con los omakes, eso me puso muy contento. Y también que estén intrigados e interesados por los últimos capítulos de HPMOR, De verdad que me han sacado más de una sonrisas dichos comentarios.

Esta entrada fue posible gracias a Rocio Tou, Sergio Andres Rodriguez Vargas, Nkp, Richard, Kbrem y Javier Cruz Esquivel


Puedes aprender más sobre los métodos de la racionalidad leyendo Harry Potter y los Métodos de la Racionalidad. Si quieres ir al infinito y más allá, puedes apoyarme en el Patreon de Rhaidot.


Gracias por leer.

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