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domingo, 30 de junio de 2019

Harry Potter y los Métodos de la Racionalidad Capítulo 80

Capítulo 79             Capítulo 81

Harry Potter y los Métodos de la Racionalidad


Lucius Malfoy
Lucius Malfoy por Tavoriel

Capítulo 80: Intercambio de Tabúes, Parte 2: El Efecto Halo


El Más Antiguo Tribunal del Wizengamot es frío y oscuro, con medio-círculos concéntricos de piedra elevándose desde lo más bajo del centro, y simples bancos de madera ubicados bajo aquellos elevados medio-círculos. No hay fuente de luz, pero la cámara está bien iluminada, sin ninguna causa o razón aparente; simplemente es un hecho bruto que el salón está bien iluminado. Las paredes al igual que el piso son de piedra, piedra oscura, alguna elegante y misteriosa conjugación de la roca más fina para contemplar, con una suave textura que parece flotar y menear bajo su superficie. Este es el Más Antiguo Tribunal, el lugar más antiguo de la hechicería que había perdurado hasta el presente; cualquier otro lugar de poder fue destruido en una guerra u otra. Este es el Tribunal del Wizengamot, que es el más antiguo porque las guerras terminaron con la construcción de este lugar.
Este es el Tribunal del Wizengamot; hay lugares más viejos, sin embargo están escondidos. La leyenda cuenta que las paredes de piedra oscura fueron conjuradas, creadas, puestas en existencia por la voluntad de Merlín, cuando reunió a los más poderosos magos que quedaban en el mundo y los impresionó hasta que lo aceptaron como su jefe. Y cuando (la leyenda continua) los Videntes siguieron prediciendo que no se había hecho suficiente para prevenir el final del mundo y su magia, entonces (la historia decía) Merlín sacrificó su vida, y su hechicería, y su tiempo, para poner en fuerza el Interdicto de Merlín. No fue un acto sin costo, pues un lugar como este no podía ser alzado de nuevo por ningún poder aún conocido por los hechiceros. Ni aún destruido, pues aquellas paredes de piedra oscura pasarían sin daño, y quizá sin calor, a través del corazón de una explosión nuclear. Es una lastima que ya nadie sepa como hacerlas.
En el más alto de los elevados medio círculos del Wizengamot, en el nivel que era la cima de la piedra oscura, había un podio. En el podio estaba de pie un hombre, con arrugado rostro de preocupación y una barba plateada que caía hasta por debajo de su cintura; este es Albus Percival Wulfric Brian Dumbledore. Su mano derecha luce una varita de poder, sobre su hombro descansa un ave de fuego. Su mano izquierda sostiene una vara corta, delgada y sin marcas y forjada de la misma piedra oscura de las paredes, y este es la Intacta Línea de Merlín, el dispositivo del Jefe de Magos. Karen Dutton legó la Línea a Albus Dumbledore en el último día de su vida, escasas horas después de regresar medio muerto tras derrotar a Grindelwald con un flamante fénix brillando a su lado. Ella a su vez había recibido la Línea del perfeccionador Nicodemus Capernaum, cada mago pasándolo a su sucesor elegido, hasta retroceder en una cadena intacta hasta el día en que Merlín exhaló su último aliento. Así (si te lo habías preguntado) era cómo el país de la Bretaña Mágica se las arreglaba para elegir a Cornelius Fudge para su Ministerio, y a pesar de eso terminar con Albus Dumbledore como Jefe de Magos. No por la ley (pues la ley escrita puede ser re-escrita) sino por la más antigua tradición, el Wizengamot no escoge al que debe presidir sobre sus locuras. Desde el día del sacrificio de Merlín, el deber más importante de cualquier Jefe de Magos había sido ejercer la más alta de las precauciones en su elección de la persona que fuera tanto buena como capaz de discernir buenos sucesores. Esperarías que esa cadena de luz fallara un paso, en algún momento a través de los siglos; que se fuera a desviar al menos una vez, y luego nunca se fuera a rectificar. Sin embargo no había ocurrido. La Línea de Merlín continúa, intacta.
(O así lo afirmaba la facción de Dumbledore. El Señor Malfoy te contaría algo diferente. Y en Asia te iban a relatar otros cuentos enteramente diferentes, lo que no necesariamente hacía la versión de Bretaña incorrecta.)
Sobre la más baja de las plataformas del Antiguo Tribunal había una silla de espalda alta, con brazos y piernas y sin acolchar, de metal oscuro en vez de piedra oscura, que Merlín no había puesto allí.
La construcción del Ministerio que creció alrededor de este lugar es de paneles de madera y con pintura dorada, resplandeciente e iluminada por fuego, llena con bulliciosas tonterías. Este lugar es diferente. Es el corazón de piedra de la Bretaña mágica, no tiene pintura dorada ni paneles de madera, ni iluminada por fuego ni resplandeciente.
Llenando solemnemente este cuarto están brujas y magos con túnicas de color ciruela cada una con una W de plata bordada. Se mueven con un aire de seriedad demostrando que están muy conscientes de que son terrible, terriblemente importantes. Después de todo, se encuentran en el Tribunal Más Antiguo. Ellos son los Señores y Damas del Wizengamot, y se consideran a sí mismos los más grande representantes del país mágico más grande del mundo. Naciones inferiores han caído ante ellos suplicando de rodillas; son poderosos, son ricos, son nobles; ¿no son grandiosos?
Albus Dumbledore conoce los nombres de todos en este cuarto. Le ha enseñado a muchos de ellos, aunque muy pocos aprendieron. Algunos son sus aliados, algunos sus oponentes, al resto los corteja con la cuidadosa danza de su neutralidad. Todos ellos, para él, son personas.
El actual Profesor de Defensa de Hogwarts, si le pedías su opinión sobre los Señores y las Damas, iba a afirmar que mientras muchos de ellos son ambiciosos, muy pocos tienen alguna ambición. Él haría la observación que el Wizengamot es exactamente donde alguien así terminaría - esa es exactamente la clase de oportunidad que obtendrías, si no tenías nada mejor que hacer. Tales personas rara vez eran interesantes, sin embargo a menudo son piezas útiles; piezas para ser manipuladas, puntos para ser conseguidos, por los verdaderos jugadores del juego.
No entre los medios círculos elevados, sino en medio de un arco levantado para los espectadores, al lado de una bruja con sombrero puntiagudo cuyo rostro está arrugado por la aprehensión, ahí se sienta un chico con la túnica negra más formal que posee. Sus ojos son un hielo verde y abstracción, y apenas le echa una ojeada a los Señores y Damas cuando están yendo y viniendo. Para él no son más que una colección de susurrantes túnicas de color ciruela para decorar los bancos de madera, relleno visual para la escena del Más Antiguo Tribunal. Si hay un enemigo aquí, o algo para ser manipulado, es meramente "el Wizengamot". Aunque las ricas élites de la Bretaña mágica tienen fuerza colectiva, no tienen una agenda individual; sus metas son demasiado extrañas y triviales para que tengan roles individuales en este cuento. Pues ahora, en este tiempo presente, al chico ni le gustan ni le disgustan las túnicas de color ciruela, porque su cerebro no les asigna suficiente personalidad para ser sujetos de juicio moral. Él es un Personaje Jugador, y ellos son decorado en la pared.
Esta perspectiva está apunto de cambiar.

jueves, 27 de junio de 2019

AZUL ÍNDIGO


azul indigo
Foto por Kenrick Mills en Unsplash

Mientras miras descuidadamente hacia el profundo azul índigo del cielo costero, miro atento las líneas que forman tu rostro en alto contraste con el firmamento. Respiro profundo la esencia exquisita que, tras rozar tú cuerpo, me brinda la brisa marina; y mi mente se pierde entre las misteriosas formas, color ámbar, que en el aire dibujan las hebras finas de tu cabello lacio.

Cierro mis ojos temiendo perderme, pero caigo atrapado en el dulce eco de tu voz melódica, y sintiendo cada palabra como una nota, como música suave que se desliza ligera, descuidadamente, hasta el rincón más oscuro de mi retorcida mente, comprendo que mi ser completo por ti ha sido conquistado, llenando de repente, distraídamente, el vacío que sentía infinito, insondable, permanente.

Abro mis ojos hacia el azul profundo del mismo cielo que con fervor contemplas. Miro en silencio la ansiedad que en ti provoca esperar de mi parte una respuesta amistosa. ¿Alguna vez sabrás sobre la pena que ahora mismo me desborda? No. Quise creer una verdad a medias. Tarde he visto la verdad completa. Inhalo. Exhalo. Volteo mi rostro mirando al tuyo y con mi sonrisa más amplia, y menos sincera, te felicito por tu futuro enlace, por ser siempre amigos, amigos del alma.

Me miras alegre y por impulso, te fundes conmigo en un cálido abrazo. Mientras sostengo tu cuerpo en el mío se desata en mi pecho lluvia de granizo, que amenaza llevar el invierno a mis ojos, abatidos. Para dilatar el momento y dar paso a la calma, mi abrazo se torna más fuerte y pronuncio unas cuantas palabras, de amistad, de cariño, de mil deseos felices y la promesa de seguir siendo tu apoyo, tu hermano más que tu amigo.

Te despides sonriendo resplandeciente, y mientras te miro alejarte del muelle deseo para ti la mejor de las suertes, que la fortuna se vaya contigo, y también que contigo se vaya el amor, tan profundo, que ahora mismo es mi suplicio, casi mi muerte. Así quizás, la próxima vez que yo deba verte, sentiré por ti ese amor fraternal que buscas en mí tan desesperadamente. Inhalo profundo, exhalo muy lento, dejo en el viento todo mi tormento, y me despido de ti en el azul índigo intenso de este, enorme, cielo costero.

sábado, 15 de junio de 2019

Harry Potter y los Métodos de la Racionalidad Capítulo 79

Capítulo 78             Capítulo 80

Harry Potter y los Métodos de la Racionalidad


harry potter llora
Harry Potter llora por Ilae

Capítulo 79: Intercambio de Tabúes, Parte 1


"Hermione Granger," el Auror Komodo dijo con voz atonal, "está bajo arresto por el intento de homicidio de Draco Malfoy."
Las palabras cayeron dentro de la consciencia de Harry y destrozaron sus pensamientos en cientos de fragmentos de incredulidad, el impacto de la adrenalina al correr causando tanta confusión que -
"Ella -" Harry tartamudeó. "Ella - ella no lo haría - ¿QUÉ?"
Los Aurores no le estaban prestando ninguna atención a él. Komodo habló de nuevo, aún con esa voz sin color. "El Sr. Malfoy ha recuperado la consciencia en San Mungo y la nombró, Hermione Granger, como su asaltante. Ha repetido las acusaciones bajo dos gotas de Veritaserum. El Encantamiento Congelador de Sangre que lanzó sobre el Sr. Malfoy lo habría asesinado de no haber sido encontrado y tratado, y se debe presumir que usted sabía que esa era una maldición fatal. Por lo tanto la voy a arrestar bajo el serio cargo de intento de homicidio y será llevada bajo custodia al Ministerio para ser interrogada con tres gotas de Veritaserum -"
"¿Está demente?" las palabras explotaron en la boca de Harry, al tiempo que se puso de pie de un empellón en la mesa de Ravenclaw, un instante antes de que la mano del Auror Butnaru cayera fuertemente sobre su hombro. Harry lo ignoró. "Es a Hermione Granger a quien están intentando arrestar, la niña más amable en Ravenclaw, ella ayuda a los Hufflepuffs con su tarea, ella moriría antes de intentar asesinar a cualquiera -"
El rostro de Hermione Granger se había estropeado. "Yo lo hice," ella susurró con mermada voz. "Fui yo."
Otra enorme roca cayó sobre los pensamientos de Harry y aplastó su frágil orden, reduciendo fragmentos de comprehensión en polvo.
La cara de Dumbledore pareció envejecer décadas en el transcurso de unos segundos. "¿Por qué, Señorita Granger?" Dumbledore preguntó, su propia voz apenas más que un susurro. "¿Por qué haría semejante cosa?"
"Yo lo," Hermione titubeó, "yo lo, yo lo - lamento - no sé por qué yo -" Pareció colapsar sobre sí misma, su voz formada únicamente por sollozos, y las únicas palabras que se podían entender eran, "yo pensé - yo lo maté - lo siento -"
Y Harry tendría que haber dicho algo, debió haber hecho algo, debió haber saltado de su asiento y paralizado a los tres Aurores y luego realizar un movimiento increíblemente astuto, sin embargo los fragmentos doblemente destrozados de su proceso de pensamiento no podían generar salida alguna. La mano de Butnaru empujó a Harry gentil pero firmemente de vuelta a su asiento y Harry se encontró a sí mismo pegado ahí como si hubieran usado pegamento, intentó coger su varita para hacer un Finite y esta no salía de su bolsillo, los tres Aurores y Dumbledore escoltaron a Hermione por fuera del Gran Comedor en medio de los gritos que se iban generando y las puertas empezaron a cerrarse con un portazo tras ellos - nada tenía sentido, era surrealista más allá de todo cálculo, como si hubiera sido transportado a un universo alterno, y luego la mente de Harry regresó a otro día de confusión y en un momento de desesperada inspiración finalmente se dio cuenta qué habían hecho los gemelos Weasley con Rita Skeeter, y su voz se levantó en un grito, "¡HERMIONE NO LO HICISTE ES UN ENCANTAMIENTO DE MEMORIA FALSA!"
Pero las puertas ya se habían cerrado.

domingo, 2 de junio de 2019

Harry Potter y los Métodos de la Racionalidad Capítulo 78

Capítulo 77             Capítulo 79

Harry Potter y los Métodos de la Racionalidad

harry potter personajes
Personajes de Harry Potter

Capítulo 78: Preludio al Intercambio de Tabúes: Trampa


Era Sábado, 4 de Abril, en el año de 1992.
El Sr. y la Sra. Davis se veían bastante nerviosos, sentados en una sección especial de las gradas de Quidditch de Hogwarts - aunque el día de hoy las mullidas sillas no contemplaban escobas voladoras, sino que veían un cuadrado gigantesco de lo que parecía ser un pergamino; un gran vacío blanco que pronto iba a llenarse con ventanas de hierba y soldados. Por ahora únicamente mostraba el reflejo apagado del color gris de los cielos circundantes y encapotados. (Se mostraban bastante tormentosos, aunque los magos del clima habían prometido que la lluvia no caería antes del anochecer.)
Ordinariamente era una antigua tradición de Hogwarts que los simples padres debían Quedarse Afuera - por la misma razón que a los niños impacientes se les ordenaba salir de la cocina y no entrometerse en los asuntos del cocinero. La única razón para una conferencia padre-profesor era si el profesor sentía que un padre no era lo suficiente bueno. Requería una circunstancia excepcional lograr que la administración de Hogwarts sintiera que tenía que justificarse a sí misma para ti. En cualquier ocasión dada, en términos generales, la administración de Hogwarts estaba respaldada por ochocientos años de distinguida historia y tú no lo estabas.
Por lo que había sido con azoramiento que el Sr. y la Sra. Davis habían insistido en tener una audiencia con la Directora Adjunta McGonagall. Era difícil demostrar una sensación apropiada de indignación cuando estabas confrontando a la misma bruja digna que, doce años y cuatro meses antes, les había dado dos semanas de detención tras haberlos atrapado en el acto de concebir a Tracey.
Por el otro lado, el coraje del Sr. y la Sra. Davis había sido ayudado por el acto de agitar con ira una copia de El Quisquilloso cuyo titular mostraba, con brillante texto resaltado para que todo el mundo lo pudiera ver:
¿PACTOS CON POTTER?
BONES, DAVIS, GRANGER
EN UN RECTÁNGULO AMOROSO DE TERROR
Y así el Sr. y la Sra. Davis habían alegado hasta llegar a las Gradas de la Facultad en las bancas de Quidditch de Hogwarts, donde ahora estaban instalados con una excelente vista de las pantallas encantadas del Profesor Quirrell, para que ellos dos pudieran ver por sí mismos "¡Qué Condenados Diantres había estado sucediendo con esta escuela, si perdona la expresión, Directora Adjunta McGonagall!"
Sentado a la izquierda del Sr. Davis había otro padre preocupado, un hombre de cabello blanco con una elegante túnica negra de cualidad incomparable, un Lucius Malfoy, líder político de la facción más fuerte del Wizengamot.
A la izquierda del Señor Malfoy, un hombre aristocrático de mueca burlona y despreciativa que les había sido presentado como el Señor Jugson.
Luego un hombre anciano de afilados ojos amarillos llamado Charles Nott, quien se rumoreaba era casi tan rico como el Señor Malfoy, sentado a la izquierda del Señor Jugson.
A la derecha de la Sra. Davis, se encontraba la atractiva Dama y el aún más bello Señor de la Más Noble y Antigua Casa de Greengrass. Eran jóvenes de acuerdo a la manera que los magos contaban la edad, adornados con túnicas grises de seda con diminutas esmeraldas engastadas en la forma de hojas de hierba. La Dama Greengrass era considerada un voto clave indefinido en el Wizengamot, su propia madre se había retirado de la posición con sorprendente velocidad. Su encantador esposo, aunque su familia no era noble o rica en sí misma, había recibido una posición en el Consejo Escolar.
A su derecha, una bruja vieja e increíblemente ruda de mandíbula cuadra, quien había sacudido las manos del Sr. y la Sra. Davis sin la más mínima nota de condescendencia. Esta era Amelia Bones, Directora del Departamento de Aplicación de la Ley Mágica.
A la derecha de Amelia había una mujer señorial que había puesto al sentido de la moda de la Bretaña mágica a hablar en su oreja al integrar un buitre vivo en su sombrero, era Augusta Longbottom. Aunque no era llamada Dama, la Señora Longbottom ejercía los derechos plenos de la familia Longbottom hasta que el último heredero alcanzara la mayoría de edad, y ella era considerada una figura prominente en la facción minoritaria del Wizengamot.
Al lado de la Señora Longbottom estaba sentado nadie más que el Gran Hechicero Jefe de Magos Director Albus Percival Wulfric Brian Dumbledore, legendario vencedor de Grindelwald, protector de Bretaña, re-descubridor de los fantásticos doce usos de la sangre de dragón, el mago más poderoso en el mundo.
Y finalmente, en el lado derecho más lejano, se encontraba el enigmático Profesor de Defensa de Hogwarts, Quirinus Quirrell, quien estaba recostado en la silla amoblada como si estuviera descansando; pareciendo entera y naturalmente en paz entre la rara compañía de un quórum de votación del Consejo Escolar de Hogwarts, que había caído en este lindo Sábado para descubrir qué Condenados Diantres había estado sucediendo en Hogwarts en general y con Draco Malfoy, Theodore Nott, Daphne Greengrass, Susan Bones, y Neville Longbottom en particular. El nombre de Harry Potter también había sido bastante discutido.
Oh, y no debía olvidarse a Tracey Davis, por supuesto. Las cejas de la Directora Bones se habían alzado con algo de interés tras escuchar que la joven pareja fue introducida como sus padres. El Señor Jugson les había otorgado  una breve, incrédula mirada antes de hacerlos a un lado con un bufido. Lucius Malfoy los saludó con educación, su sonrisa conteniendo una nota de siniestra diversión con una mezcla de lástima.
El Sr. y la Sra. Davis, cuya última votación de importancia había sido tocar sus varitas al nombre del Ministro Fudge, quienes tenían todos sus trescientos Galeones guardados en su bóveda de Gringotts, y quienes respectivamente trabajaban vendiendo calderos en una tienda de Pociones y encantando Omniculares, estaban presionados fuertemente entre sí, sentándose rígidamente erectos sobre sus mullidas sillas, y de manera desesperada deseando estar vistiendo túnicas más decentes.
El cielo sobre ellos era una sólida masa de nubes dispersas entre grises más oscuros y claros, siniestro con la promesa de tormentas futuras; aunque ningún rayo parpadeaba todavía, ningún retumbo de trueno distante había hecho eco; y solamente unas pocas gotas amenazantes habían caído.