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lunes, 21 de mayo de 2018

Harry Potter y los Métodos de la Racionalidad Capítulo 68

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Harry Potter y los Métodos de la Racionalidad


hermione harry potter
Proceso de dibujar a Hermione por Katari

Capítulo 68: Auto-Actualización, Parte 3

Hermione no se estaba sintiendo muy amable en ese momento, ni tampoco Buena, había una bola caliente de ira quemando dentro de ella y se preguntó si eso se parecía a la oscuridad de Harry (aunque probablemente no estaba ni cerca) y ella no debía haberse sentido así por un tonto juego sin embargo -
Su ejército completo. Dos soldados habían derrotado todo su ejército. Eso era lo que le habían contado cuando despertó.
Era simplemente demasiado.
"Bueno," dijo el Profesor Quirrell. De cerca el Profesor de Defensa no se veía tan saludable como la última vez que ella había estado en su oficina; su piel parecía más pálida, y se movía un poco más lento. Su expresión era tan severa como siempre, y su mirada igual de penetrante; sus dedos golpeando suave y rítmicamente sobre su escritorio, rap-rap. "Supongo que de entre ustedes tres, únicamente el Sr. Malfoy ha adivinado por qué les pedí que vinieran aquí."
"¿Algo que ver con las Más Nobles y Antiguas Casas?" inquirió Harry a su lado, sonando confundido. "No rompí ningún tipo de ley loca al disparar a Daphne, ¿o sí?"
"No exactamente," el hombre respondió con pesada ironía. "Ya que la Señorita Greengrass no invocó las formas correctas del duelo, ella no tiene derecho a demandar que usted pierda el nombre de su Casa. Aunque por supuesto yo no habría permitido un duelo formal. Las guerras no respetan tales reglas." El Profesor de Defensa se dobló, junto sus manos y sobre ellas apoyó su barbilla, como si estar sentado derecho ya lo hubiera cansado. Sus ojos los midieron, astutos y peligrosos. "General Malfoy. ¿Por qué los llamé aquí?"
"El General Potter contra nosotros dos ya no es una pelea justa," Draco Malfoy replicó en voz baja.
"¿Qué?" espetó Hermione. "Nosotros casi los vencimos, de no haberse desmayado Daphne -"
"La Señorita Greengrass no se desmayó por agotar sus reservas de magia," el Profesor Quirrell la cortó secamente. "El Sr. Potter le disparó por la espalda con un Maleficio de Sueño mientras sus soldados estaban distraídos al ver a su general volar y chocar contra una pared. Pero felicitaciones de todos modos, Señorita Granger, por casi derrotar a dos Legionarios Caóticos con apenas veinticuatro Soldados Rayo de Sol."
La sangre flameando en sus mejillas se puso un poco más caliente. "Eso - eso fue sólo - si tan sólo me hubiera dado cuenta que él estaba usando armadura -"
El Profesor Quirrell la miró fijamente por encima de sus dedos tocándose. "Por supuesto que había maneras en las que usted podría haber ganado, Señorita Granger. Siempre las hay, en cada batalla perdida. El mundo a nuestro alrededor redunda con oportunidades, explota cpn oportunidades, que casi todas las personas ignoran porque les requeriría violar un hábito del pensamiento; en cada batalla hay miles de huesos de Hufflepuff esperando ser afilados para convertirse en lanzas. Si se le hubiera ocurrido intentar un Finite Incantatem masivo basada en principios generales, usted habría anulado la cota de malla del Sr. Potter y todo lo demás que estaba vistiendo excepto su ropa interior, lo que me lleva a sospechar que el Sr. Potter no se dio cuenta del todo de su propia vulnerabilidad. O usted pudo haber hecho que sus soldados se lanzaran por montón encima del Sr. Potter y al Sr. Longbottom y físicamente quitar las varitas de sus manos. La respuesta del Sr. Malfoy no fue lo que yo llamaría bien razonada, pero al menos no ignoró por completo las miles de alternativas que tenía." Una sonrisa sardónica. "En cambio usted, Señorita Granger, tuvo el infortunio de recordar cómo lanzar el Maleficio Paralizador, y no usó su excelente memoria para buscar una docena de hechizos más sencillos que podrían haber resultado eficaces. Y puso todas las esperanzas de su ejército sobre su propia persona, por lo que perdieron espíritu cuando usted cayó. Tras eso ellos continuaron invocando sus fútiles Maleficios de Sueño, gobernados por los hábitos de lucha en los que habían sido entrenados, incapaces de romper los patrones como lo hizo el Sr. Malfoy. No puedo comprender del todo lo que pasa por las mentes de las personas cuando repiten la misma estrategia fallida una y otra vez, porque aparentemente es una asombrosamente rara idea la de intentar algo más. Y así el Regimiento Rayo de Sol fue destruido por dos soldados." El Profesor de Defensa hizo una mueca sin alegría. “Se puede percibir una similitud con la forma en que cincuenta Mortífagos dominaron a toda la Bretaña mágica, y cómo nuestro muy amado Ministro sigue gobernando."
El Profesor de Defensa suspiro. "No obstante, Señorita Granger, permanece el hecho de que esta no es la primera derrota de este tipo que usted ha sufrido. En la batalla previa, usted y el Sr. Malfoy unieron fuerzas, y aún así lucharon hasta empatar, por lo que el Sr. Malfoy y usted tuvieron que perseguir al Sr. Potter hasta el tejado. La Legión Caos ha demostrado ya, en dos veces consecutivas, fuerza militar equivalente a la de los otros dos ejércitos combinados. Esto no me deja otra opción. General Potter, usted va a elegir ocho soldados de su propio ejército, incluyendo al menos un Teniente Caótico, para ser dividido entre el Ejército Dragón y el Regimiento Rayo de Sol -"
"¿Qué?" Hermione explotó de nuevo, ella miró de reojo a los otros generales y vio que Harry se mostraba tan conmocionado como ella, mientras que Draco Malfoy solamente se veía resignado.
"El General Potter es más fuerte que ustedes dos juntos," el Profesor Quirrell declaró con calmada precisión. "Su concurso ha terminado, pues él ha ganado, y es hora de calibrar a los tres ejércitos para que él afronte un nuevo reto."
"¡Profesor Quirrell!" exclamó Harry. "Yo no -"
"Esta es mi decisión como el Profesor de Batalla Mágica en el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería y no está sujeta a negociaciones." Las palabras seguían siendo precisas, sin embargo la mirada en los ojos del Profesor Quirrell le congeló la sangre a Hermione, incluso si él no la veía a ella sino a Harry. "Y encuentro sospechoso, Sr. Potter, que el momento en que usted deseó insolar a la Señorita Granger y al Sr. Malfoy para forzar que lo persiguieran hasta el tejado, usted fuera capaz de aniquilar exactamente la cantidad de sus fuerzas unidas que a usted le convenía. En efecto, este es el nivel de desempeño que yo esperaba de usted desde el inicio del año, ¡y me molesta descubrir que usted se ha estado conteniendo en mis clases todo este tiempo! He visto lo que usted puede hacer en verdad, Sr. Potter. Está muy por encima del punto donde el Sr. Malfoy o la Señorita Granger pueden combatirlo en un nivel parejo, y no se le permitirá pretender que es de otro modo. Esto, Sr. Potter, se lo digo en mi capacidad como su profesor: Para que usted descubra todo su potencial, debe ejercer sus habilidades al máximo y no contenerse por ninguna razón - ¡particularmente no por preocupaciones infantiles ante lo que podrían pensar sus amigos!"


...


Ella abandonó la oficina del Profesor de Defensa con un ejército más grande, y menos dignidad, y sintiéndose mucho más como un pequeño y triste bicho que acababa de ser aplastado, e intentando no llorar con mucha mucha fuerza.
No me estaba conteniendo!" Harry dijo tan pronto dieron la vuelta en la primera esquina afuera de la oficina del Profesor Quirrell, en cuanto la puerta de madera quedó cubierta por las paredes de piedra. "No estaba pretendiendo, ¡nunca permití que alguno de los dos venciera!"
Ella no respondió, no podía responder, todo se le saldría si procuraba pronunciar una palabra.
"¿En serio?" replicó Draco Malfoy. El General Dragón seguía teniendo ese aire de resignación. "Porque Quirrell está en lo correcto, sabes, es sospechoso que pudieras vencer a casi todos en nuestros dos ejércitos tan pronto como quisiste que te siguiéramos hacia el tejado. Y no dijiste algo entonces, Potter, ¿sobre que necesitábamos vencerte cuando estuvieras peleando en serio?"
La sensación de ardor estaba reptando por su garganta, y cuando llegara a sus ojos ella estallaría en lágrimas, y desde entonces no sería más que una pequeña niña chillona para los dos.
"Eso -" Dijo la voz de Harry con urgencia, ella no lo estaba mirando pero su voz sonó como si hubiera girado su cabeza hacia ella. "Eso fue - Intenté hacer un mayor esfuerzo en esa ocasión, había una razón importante, yo tenía que, así que use un montón de trucos que había estado guardando - y -"
Ella siempre había estado intentando hacer su mejor esfuerzo, en cada ocasión.
"- y yo, yo permití salir a un lado de mí mismo que usualmente no usaría para algo como clase de Defensa -"
Por lo que si alguna vez ella estaba cerca de ganar contra Harry cuando realmente importara, él simplemente podría adentrarse en su lado oscuro y aplastarla, ¿eso era cierto?
...por supuesto que lo era. Ella ni siquiera podía mirar a Harry a los ojos cuando él era aterrador, ¿cómo se le había ocurrido pensar que ella podía llegar a vencerlo de verdad?
El corredor se dividió, y Harry Potter y Draco Malfoy se dirigieron hacia la izquierda para llegar a la escalera que los subía hasta el segundo piso, y en cambio ella fue hacia la derecha, ni siquiera sabía hacia dónde llevaba ese pasaje pero ahora mismo le era preferible estar perdida en el castillo.
"Disculpa, Draco," habló la voz de Harry, y luego un golpeteo de pisadas siguiéndola.
"Dejame sola," ella declaró, sonó severa pero tuvo que cerrar la boca y presionar sus labios temblorosos y aguantar la respiración para evitar que todo se le escapara.
El niño siguió acercándose, corrió a su lado y se puso enfrente de ella, porque era estúpido ese era el por qué, y Harry dijo, su voz ahora era un susurro agudo y desesperado, "¡Yo no salí corriendo cuando me estabas venciendo a en todas mis clases excepto montar escoba!"
Él no entendía, y nunca lo comprendería, Harry Potter nunca lo iba a captar, porque sin importar que concurso él perdiera seguiría siendo el Niño-Que-Vivió, si tu eras Harry Potter y Hermione Granger te estaba venciendo eso quería decir que todos estaban esperando que elevaras para el reto, si eres Hermione Granger y Harry Potter te estaba venciendo eso significaba que simplemente no eras nadie.
"No es justo," ella aulló, su voz estaba sacudida aunque no estaba llorando, no todavía, "Yo no tendría porqué luchar contra tu lado oscuro, yo sólo - únicamente -" Yo nada más tengo doce, eso fue lo que pensó entonces.
"Yo sólo usé mi lado oscuro una vez y eso fue - ¡cuando tenía que hacerlo!"
"¿Así que hoy venciste a todo mi ejército siendo simplemente Harry?" Ella seguía sin llorar todavía, y aún así se preguntó cómo se vería su cara en ese momento, si se vería como una Hermione enojada o una triste.
"Yo -" Harry contestó. Su voz se puso más baja, "yo no estaba... realmente no esperaba ganar, esta vez, sé que afirme ser invencible sin embargo eso únicamente fue para asustarte, realmente pensé que te íbamos a detener por un rato -"
Ella empezó a caminar de nuevo, pasó a un lado de él caminando, y mientras pasó el rostro de Harry se endureció como si él fuera a llorar.
"¿Está el Profesor Quirrell en lo correcto?" llegó un murmullo agudo y desesperado detrás suyo. "Si te tengo como amiga, ¿siempre tendré que tener miedo de ser mejor que tú porque sabré que herirá tus sentimientos? ¡Eso no es justo, Hermione!"
Ella respiró profundamente y lo aguantó y salió corriendo, sus pies resonando a través de la piedra tan rápido como podían, corriendo tan veloz como se atrevía con la visión borrosa, corrió para que nadie la fuera a escuchar, y esta vez Harry no la siguió.

...

Minerva estaba revisando los pergaminos de Transformación para el Lunes, y acababa de reducir doscientos puntos a un pergamino de quinto año con un error que potencialmente podría haber asesinado a alguien. Durante su primer año como profesora había estado indignada por las locuras de los estudiantes en sus últimos años, ahora nada más estaba resignada. Algunas personas además de no aprender nunca, nunca se daban cuenta de que eran irremediables, seguían animados y ansiosos y lo seguían intentando. A veces te creían cuando se los decías, antes de que abandonaran Hogwarts, que ellos nunca debían intentar nada inusual, rendirse con la Transformación y usar las artes únicamente mediante Encantamientos establecidos; y a veces... ellos no te hacían caso.
Estaba a la mitad de intentar desenmarañar una respuesta particularmente compleja cuando un llamado a la puerta interrumpió sus pensamientos; y no eran sus horas de oficina, pero le había tomado muy poco tiempo como Jefa de la Casa de Gryffindor aprender a suspender la sentencia. Siempre podía restar puntos de Casa después.
"Adelante," ella dijo con voz rasposa.
La niña que entró a su oficina claramente había estado llorando, y luego se había lavado la cara con la esperanza de que no se notara -
"¡Señorita Granger!" exclamó la Profesora McGonagall. Le había tomado un momento reconocer el rostro con los ojos enrojecidos y las mejillas hinchadas. "¿Qué sucedió?"
"Profesora," respondió la niña con voz temblorosa, "usted dijo que si alguna vez estaba preocupada o incómoda por cualquier cosa, debía venir con usted de inmediato -"
"Sí" reiteró la Profesora McGonagall, "¿ahora qué sucedió?"
La niña empezó a explicar -

...

Hermione se quedó quieta y las escaleras giraron a su alrededor, una hélice giratoria que no debió llevarla a ningún lado, y en vez de eso la elevó continuamente hacia arriba. Hermione pensó que se parecía al Encantamiento de Escalera Sin Fin, que había sido inventado en 1733 por el hechicero Arram Sabeti que vivió en la cima del Monte Everest en los días en que ningún Muggle lo podía trepar. Sólo que eso no podía ser correcto porque Hogwarts era mucho más vieja - ¿tal vez el encantamiento había sido reinventado?
Ella debió estar temerosa, debió estar nerviosa por su segundo encuentro con el Director.
Ella estaba, de hecho, temerosa y nerviosa por su segundo encuentro con el Director.
Sólo que Hermione Granger había estado pensando; había estado pensando mucho, tras no haber sido capaz de correr más y se había recostado contra una pared con sus pulmones en llamas, pensando mientras se enrollaba como una bola con la espalda contra la fría piedra y sus piernas extendidas y llorando.
Incluso si perdía contra Harry Potter ella nunca, jamás iba a perder contra Draco Malfoy, eso era simplemente totalmente absolutamente inaceptable, y el Profesor Quirrell había alabado al General Malfoy por no ignorar sus miles de alternativas; por lo que después de haberse desahogado en llanto pensó en otros catorce hechizos que ella debió haber intentado contra Harry y Neville, y luego se preguntó a sí misma si podría haber estado cometiendo el mismo tipo de equivocación sobre otras cosas; y así fue como terminó llamando a la puerta de la Profesora McGonagall. No para pedir ayuda, ahora mismo Hermione no tenía ningún plan con el que podría haber pedido ayuda, nada más le contaba todo a la Profesora McGonagall, porque cuando pensó al respecto le pareció como una de las mil alternativas de las que el Profesor Quirrell había estado hablando.
Y le contó a la Profesora McGonagall sobre cómo Harry Potter había cambiado desde el día en que el fénix había estado sobre su hombro, y sobre cómo más y más personas parecían verla como algo que le pertenecía a Harry, y cómo le parecía que Harry se estaba alejando cada vez más de todos los demás en su año escolar e iba por ahí con un aire triste a veces como si estuviera perdiendo a alguien, y ella ya no sabía qué hacer.
Y la Profesora McGonagall le había dicho que necesitaban hablar con el Director.
Y Hermione se había sentido preocupada, pero entonces tuvo el pensamiento de que Harry Potter no habría estado aterrado del Director. Harry Potter nada más se habría lanzado hacia adelante haciendo lo que fuera que estuviera intentando hacer. Quizá (le llegó el pensamiento) valía la pena intentar ser así, no estar asustada, nada más hacer lo que fuera, y ver lo que le ocurría, realmente no podía ser tan malo.
La Escalera Sin Fin dejó de girar.
La gran puerta de roble en frente de ellas con la aldaba metálica del grifo se abrió sin haber sido tocada.
Detrás de un escritorio de roble negro con docenas de cajones saliendo en todas direcciones, viéndose como si tuviera conjuntos de cajones dentro de otros cajones, estaba el Director de Hogwarts de barba plateada sobre su trono, Albus Percival Wulfric Brian Dumbledore, dentro de cuyos ojos gentilmente centelleantes Hermione miró durante tres segundos antes de distraerse con todas las otras cosas en el cuarto.
Tiempo después - ella no estaba segura de cuánto tiempo pero fue mientras estuvo intentando contar el número de cosas en el cuarto por tercera vez y todavía no conseguía la misma respuesta, aún cuando su memoria insistía que nada había sido añadido o removido - el Director se aclaró la garganta y dijo, "¿Señorita Granger?"
La cabeza de Hermione se dio la vuelta, y ella sintió un poco de calor en sus mejillas; sin embargo Dumbledore no pareció molesto, sólo sereno, y con una mirada intrigada en aquellos tibios, mitad ojos mitad gafas.
"Hermione," habló la Profesora McGonagall, la voz de la bruja era gentil y su mano sobre el hombro de Hermione era tranquilizadora, "por favor cuenta al Director lo que me revelaste sobre Harry."
Hermione empezó a hablar, a pesar de su nueva resolución su voz seguía tropezando con algo de nerviosismo, al describir cómo Harry había cambiado en las últimas semanas desde que Fawkes había estado sobre su hombro.
Cuando terminó hubo una pausa, y luego el Director suspiró. "Lo lamento, Hermione Granger," declaró Dumbledore. Aquellos ojos azules se habían vuelto más tristes mientras ella se explicaba. "Eso es... desafortunado, pero no puedo decir que sea inesperado. Es la carga del héroe, lo que has visto."
"¿Un héroe?" inquirió Hermione. Ella levantó la vista nerviosamente hacia la Profesora McGonagall y vio que el rostro de la Profesora de Transformación se había puesto más duro, aunque su mano seguía apretando el hombro de Hermione de manera confortadora.
"Sí," respondió Dumbledore. "Yo fuí un héroe alguna vez, antes de ser un misterioso mago anciano, en los días cuando me opuse a Grindelwald. ¿Ha leído libros de historia, Señorita Granger?"
Hermione asintió.
"Bueno," prosiguió Dumbledore, "eso es lo que los héroes tienen que hacer, Señorita Granger, tienen sus tareas y deben crecer fuertes para cumplirlas, y eso es lo que usted ve suceder a Harry. Si hay algo que pueda ser hecho para hacer más gentil su camino, entonces usted será la que lo haga, y no yo. Pues yo no soy el amigo de Harry, lastimosamente, no soy más que su misterioso mago anciano."
"Yo -" titubeó Hermione. "No estoy segura - de querer seguir siendo -" Su voz se paró, parecía demasiado horrible como para decirlo en voz alta.
Dumbledore cerró sus ojos, y cuando los abrió, se veía un poco más viejo que antes. "Nadie puede detenerle, Señorita Granger, si elige dejar de ser la amiga de Harry. En cuanto a lo que eso le haría, usted puede saberlo mejor que yo."
"Eso - no parece justo," Hermione dijo, su voz temblando. "¿Que yo tenga que ser la amiga de Harry porque él no tiene a nadie más? Eso no parece justo."
"Ser una amiga no es algo a lo que usted pueda ser forzada, Señorita Granger." Sintió como si los ojos azules la atravesaran. "Los sentimientos están ahí, o no están. Si están ahí, usted puede aceptarlos o negarlos. Usted es la amiga de Harry - y escoger negarlo le haría a él un terrible daño, quizá más allá de cualquier cura. Pero Señorita Granger, ¿que la empujará a semejante extremo?"
Ella no podía hallar las palabras. Ella nunca había sido capaz de encontrar las palabras. "Si te acercas demasiado a Harry - eres tragada, y ya nadie te mira a ti, no eres más que algo que le pertenece a él, todos creen que el mundo entero gira alrededor de él y..." Ella no tenía las palabras.
El mago anciano asintió con lentitud. "Es efectivamente un mundo injusto en el que vivimos, Señorita Granger. Todo el mundo sabe que fuí yo quien derrotó a Grindelwald, y pocos recuerdan a Elizabeth Beckett quien murió abriendo el camino para que yo pudiera avanzar. Y aún así ella es recordada. Harry Potter es el héroe de esta obra, Señorita Granger; el mundo gira alrededor de él. Él está destinado a grandes cosas; y creo que llegará el momento en que el nombre de Albus Dumbledore será recordado como el misterioso mago anciano de Harry Potter, más que por cualquier cosa que yo haya hecho. Y tal vez el nombre de Hermione Granger será recordado como su compañera, si demuestra ser digna de ello en su tiempo. Por esto le diré la verdad: nunca hallará más gloria por su cuenta, que en la compañía de Harry Potter."
Hermione sacudió su cabeza con rapidez. "Pero eso no es -" Ella sabía que no sería capaz de explicarlo. "No es por la gloria, es sobre ser - ¡algo que le pertenece a alguien más!"
"¿Así que piensa que preferiría ser la heroína?" El mago anciano suspiró. "Señorita Granger, yo he sido un héroe, y un líder; y habría sido mil veces más feliz de haber podido pertenecer a alguien como Harry Potter. Alguien hecho de algo más duro que yo, para tomar las decisiones difíciles, y aún así digno de ser mi líder. Pensé, una vez, que había conocido a tal hombre, sin embargo estaba equivocado... Señorita Granger, usted no tiene idea para nada de cuán afortunados son aquellos como usted, en comparación a los héroes."
La ardiente sensación estaba trepando por su garganta de nuevo, junto con la impotencia, ella no comprendía por qué la Profesora McGonagall la había traído aquí si el Director no la iba a ayudar, y tras echar una ojeada a la cara de la Profesora McGonagall, parecía como si la propia Profesora McGonagall tampoco estuviera segura de que hubiera sido una buena idea
"Yo no quiero ser una heroína," replicó Hermione Granger, "No quiero ser la compañera de un héroe, nada más quiero ser yo."
(Unos cuantos segundos después le llegó el pensamiento de que quizá ella quería en realidad convertirse en una heroína, pero decidió que no iba a cambiar lo que acaba de pronunciar.)
"Ah," dijo el anciano mago. "Ese es un objetivo arduo, Señorita Granger." Dumbledore se alzó de su trono, se apartó de su escritorio, y apuntó a un símbolo en la pared, tan ubicuo que los ojos de Hermione lo habían pasado por alto; un escudo descolorido sobre el cual estaba inscrito la heráldica de Hogwarts, el león y la serpiente, el tejón y el cuervo, y en Latín grabadas las palabras cuyo significado ella nunca comprendió. Entonces, mientras se daba cuenta dónde estaba puesto el escudo, y cuán viejo se veía, de repente se le ocurrió a Hermione que éste podría ser el original -
"Un Hufflepuff diría," declaró Dumbledore, golpeando suavemente con su dedo el descolorido tejón y haciendo que Hermione se retorciera del dolor por el privilegio (si es que era el original), "que esas personas fracasaban en convertirse lo que debían haber sido, porque eran demasiado perezosos para poner todo el trabajo necesario. Un Ravenclaw," tocando el cuervo, "repetiría aquellas palabras que los sabios reconocen como más antiguas que Socrates, conocete a ti mismo, y dirían que las personas fracasan en ser lo que deberían ser, a causa de la ignorancia y la falta de pensamiento. Y Salazar Slytherin," Dumbledore arrugó la cara cuando su dedo tocó la serpiente descolorida, "por alguna razón, diría que nos convertimos en lo que debemos ser al seguir nuestros deseos adonde quiera que nos lleven. Tal vez él creería que las personas fracasan en convertirse en sí mismos porque se rehúsan a hacer lo que es necesario para alcanzar sus ambiciones. Sin embargo es de notar que casi todos los Magos Oscuros que han salido de Hogwarts han sido Slytherins. ¿Se convirtieron en lo que se suponía debían ser? Yo creo que no." El dedo de Dumbledore tocó al león, y luego se giró hacia ella. "Dígame, Señorita Granger, ¿qué respondería un Gryffindor? No necesito preguntar si el Sombrero Seleccionador le ofreció esa Casa."
No parecía una pregunta difícil. "Un Gryffindor diría que las personas no se convierten en lo que deberían ser, porque tienen miedo."
"La mayoría de las personas tienen miedo, Señorita Granger," afirmó el mago anciano. "Viven su vida entera circunscritos por temores paralizantes que les impide alcanzar todo lo que podrían lograr, todo lo que podrían convertirse. Temor de decir o hacer lo incorrecto, terror de perder sus meras posesiones, miedo de la muerte, y sobretodo el temor a lo que otras personas pensarán de ellos. Tal miedo es la cosa más terrible, Señorita Granger, y es terriblemente importante saber eso. Sin embargo no es eso lo que Godric Gryffindor había dicho. Las personas se convierten en lo que se supone que deben ser, Señorita Granger, al hacer lo que es correcto." La voz del mago anciano era gentil. "Así que responda, Señorita Granger, ¿cuál le parece a usted que es la elección correcta? Porque eso es quien usted es realmente, y a donde sea que ese camino la lleve, esa es quien usted se supone debe convertirse."
Hubo un largo espacio llenado con los sonidos de las cosas que no podían ser contadas.
Ella pensó al respecto, porque era una Ravenclaw.
"No creo que sea correcto," Hermione respondió con lentitud, "para alguien tener que vivir dentro de la sombra de alguien más de ese modo..."
"Muchas cosas en este mundo no son correctas," replicó el mago anciano, "la cuestión es lo que es correcto para usted hacer al respecto. Hermione Granger, seré menos sutil de lo que es usual para un misterioso mago anciano, y le revelaré sin rodeos que usted no puede imaginar cuán mal saldrían las cosas si los eventos alrededor de Harry Potter cogieran un mal cariz. Su misión es de una importancia tan grande que usted ni siquiera soñaría con alejarse, de saber usted de que se trata."
"¿Cuál misión?" interrogó Hermione. Su voz estaba temblando, porque era muy claro cuál respuesta estaba buscando el Director y ella no quería darla. "¿Que le sucedió a Harry entonces, por qué estaba Fawkes sobre su hombro?"
"Él creció," contestó el mago anciano. Sus ojos parpadearon varias veces, bajo las gafas de media luna, y de repente su rostro pareció muy arrugado. "Verá usted, Señorita Granger, las personas no crecen por el tiempo, las personas crecen cuando se encuentran en situaciones de adultos. Eso es lo que le ocurrió a Harry Potter este Sábado. Se le dijo - usted no debe compartir esta información con nadie, usted entiende - se le dijo que debía pelear con alguien. Yo no puedo revelar con quién. No puedo revelar por qué. Pero eso es lo que le sucedió a él, y la razón por la que necesita a sus amigos."
Hubo una pausa.
"¿Bellatrix Black?" Hermione inquirió. No habría estado más conmocionada ni siquiera si alguien le hubiera enchufado un cable eléctrico dentro de la oreja. "¿Usted va a hacer que Harry combata a Bellatrix Black?"
"No," respondió el mago anciano. "No ella. No puedo decirle quién, o por qué."
Ella lo consideró un poco más.
"¿Hay alguna manera en la que me pueda mantener a la par con Harry?" preguntó Hermione. "O sea, no estoy diciendo que eso es lo que voy a hacer, sin embargo - ¿si él necesita amigos entonces podemos ser amigos iguales? ¿Puedo yo ser una heroína también?"
"Ah," exclamó el mago anciano, y sonrió. "Únicamente usted puede decidir eso, Señorita Granger."
"Pero usted no me va a ayudar como le está ayudando a Harry."
El mago anciano negó con su cabeza. "Le he ayudado muy poco, Señorita Granger. Y si usted me está pidiendo una misión -" El mago anciano sonrió de nuevo, más bien irónicamente. "Señorita Granger, usted está en su primer año de Hogwarts. No esté demasiado ansiosa de crecer; después habrá suficiente tiempo para eso."
"Yo tengo doce. Harry tiene once."
"Harry Potter es special," aclaró el mago anciano. "Como usted bien sabe, Señorita Granger." Los ojos azules de repente la perforaron bajo las gafas de media luna, y ella recordó el día del Dementor cuando la voz de Dumbledore le había comunicado, dentro de su mente, que él sabía sobre el lado oscuro de Harry.
Hermione levantó su mano y tocó la mano de la Profesora McGonagall, que había permanecido fuerte sobre su hombro durante todo el tiempo, y Hermione dijo, ella estaba sorprendida de que su voz no se rompiera, "Me gustaría irme, ya mismo, por favor."
"Por supuesto," confirmó la Profesora McGonagall, y Hermione sintió la mano sobre su hombro haciéndola girar gentilmente para encarar la puerta de roble.
"¿Has elegido ya tu camino, Hermione Granger?" interrogó la voz de Albus Dumbledore detrás suyo, al tiempo que la puerta crujía lentamente al abrirse y revelar el Encantamiento de la Escalera Sin Fin.
Ella asintió.
"¿Y?"
"Yo," ella titubeó, su voz atascada, "yo, yo -"
Ella tragó saliva.
"Yo haré - lo que es correcto -"
No añadió nada más, no era capaz, y entonces la Escalera Sin Fin empezó a girar a su alrededor una vez más.
Ni la Profesora McGonagall ni ella hablaron durante el descenso.
Cuando las Fluidas Gárgolas de Piedra se hicieron a un lado para dejarlas pasar, y las dos salieron hacia los corredores de Hogwarts, la Profesora McGonagall finalmente habló, y lo hizo susurrando, "Lo lamento terriblemente, Señorita Granger. No pensé que el Director fuera a decir semejantes cosas a usted. Creo que él realmente ha olvidado lo que se siente ser un niño."
Hermione le devolvió la mirada y vio que la Profesora McGonagall parecía como si ella fuera a explotar en lágrimas... sólo que no realmente, pero había una tensión en su cara que era similar a eso.
"Si yo quiero ser una heroína también," pidió Hermione, "si decido ser una heroína también, ¿hay algo que usted pueda hacer para ayudar?"
La Profesora McGonagall rápidamente negó con su cabeza, y contestó, "Señorita Granger, no estoy segura de que el Director esté equivocado sobre eso. Usted tiene doce."
"De acuerdo," replicó Hermione.
Caminaron un poco más.
"Disculpe," dijo Hermione, "¿está bien si regreso por mi cuenta a la torre de Ravenclaw? Lo siento, no es su culpa ni nada, únicamente quiero estar a solas en este momento."
"Por supuesto, Señorita Granger," aceptó la Profesora McGonagall, su voz sonando un poco ronca, y Hermione escuchó sus pasos detenerse, y luego devolverse detrás suyo.
Hermione Granger se fue caminando.
Subió un tramo de escaleras, y luego otro, preguntándose si había alguien más en Hogwarts que le diera la oportunidad de ser un héroe. El Profesor Flitwick diría lo mismo que la Profesora McGonagall, e incluso si no lo hacía, probablemente no le podría ayudar, Hermione no sabía quién podía ayudar. Bueno, al Profesor Quirrell se le ocurriría algo astuto si ella usaba suficientes puntos Quirrell, pero ella tenía la sensación de que preguntarle a él sería una mala idea - que el Profesor de Defensa no podría ayudar a nadie a convertirse en el tipo de héroe que valía la pena convertirse, y que él ni siquiera entendería la diferencia.
Casi había llegado a la torre de Ravenclaw cuando vio el destello dorado.

...

Capítulo 67             Capítulo 69


Nota del traductor


Han pasado 84 años.

Aún no estoy libre del todo de mis compromisos de escritor negro mal pagado, pero ya casi.
Me han sucedido varias cosas pero aún no se han concretado al punto en que pueda explicarlas. Mañana tengo una cita médica y de eso dependen muchas cosas en mi futuro. No es algún peligro inminente el que me amenaza, sino más bien una de esas lindas enfermedades para toda la vida, pero hasta que no haya nada confirmado es mejor no comentarlo.

Sobre HPMOR, confieso que a ratos quisiera que alguien más siguiera con el proyecto o me colaborara. Pero el 100% de los que se han ofrecido a hacer alguna de esas dos cosas no me ha cumplido, lamentablemente. Supongo que en parte es mi culpa, porque quiero que la traducción se haga con la mayor calidad posible.

Me han reclutado para ser voluntario en mi biblioteca escapar, y aunque quiero escapar del compromiso porque soy introvertido, me instigaron suficiente culpa como para no poder decir que no sin remordimientos. Tal vez pueda motivar a algunas personas a leer HPMOR como un método para fomentar la lectura y el amor a la ciencia.

Tengo la intención de que el siguiente capítulo no demore tanto, y creo que ya empiezo a regresar a un ritmo de traducción normal, sin embargo no quiero prometer fechas que no estoy seguro de cumplir mientras haya tanta inestabilidad en mi vida.

Esta saga con Hermione me gusta bastante, y espero hacerle justicia.