Capítulo 26 Capítulo 28
Harry Potter y los Métodos de la Racionalidad
Capítulo 27
Empatía
Original |
J. K. Rowling está
87% segura de que arderás en llamas.
Roger Bacon vivió
en el siglo 13 y se le acredita como uno de los primeros avocados del
método científico. Darle a un científico su diario experimental es
como darle a un escritor la pluma, no de Shakespeare, sino de
alguien que ayudó a inventar la escritura.
...
No todos los días
podías ver rogar a Harry Potter.
"Por
favooor,"
chilló Harry Potter.
Fred y George
sacudieron sus cabezas de nuevo, sonriendo.
Hubo
una agonizante mirada sobre el rostro de Harry Potter. "Pero yo
les conté
cómo hice aquella cosa con el gato de Kevin Entwhistle, y Hermione y
la gaseosa que se desvanece, y no
puedo
hablarles sobre el Sombrero Seleccionador o la Recordadora o el
Profesor Snape..."
Fred y George se
encogieron de hombros y se alejaron.
"Si alguna vez
lo descubres," dijo uno de los gemelos Weasley, "asegúrate
de hacérnoslo saber."
"¡Ustedes
son malos! ¡Los dos son malos! "
Fred y George
cerraron firmemente la puerta dejando el salón vacío a sus
espaldas, y obligándose a mantener la mueca en sus caras por un
rato, nada más en caso de que Harry Potter pudiera ver a través de
las paredes.
Cuando dieron vuelta
en una esquina sus caras se deprimieron.
"Supongo que
las suposiciones de Harry -"
"¿- no te
dieron alguna idea?" se dijeron ambos al mismo tiempo, y luego
sus hombros se derrumbaron juntos.
Su
última memoria relevante era la de Flume rehusándose a ayudarlos,
aunque no podían recordar qué
era lo que ellos le habían pedido hacer...
...pero
debieron haber buscado en otro lugar y haber encontrado a alguien
más
que les ayudara a hacer algo
ilegal, o ellos no hubieran accedido a ser Desmemorizados después.
¿Cómo
había sido posible
haber logrado todo eso con tan sólo cuarenta Galeones?
Al
principio les preocupaba haber forjado evidencia tan buena que Harry
en verdad tuviera
que casarse con Ginny... pero ellos también pensaron en ello,
aparentemente. Los procedimientos del Wizengamot habían sido
alterados de
nuevo
para que quedaran del mismo modo en que estaban originalmente, el
falso contrato de compromiso había desaparecido de su bóveda
protegida por dragón en Gringotts, y así con todo lo demás. Era
bastante aterrador, de hecho. La mayoría de personas ahora pensaban
que el Diario
el Profeta
había inventado todo por razones inimaginables, y el Quibbler
había ayudado a enterrar el cuchillo en mayor profundidad con el
titular del día siguiente, HARRY POTTER COMPROMETIDO SECRETAMENTE
CON LUNA LOVEGOOD.
Quien
fuera que ellos hubieran contratado les contaría después de que los
estatutos de limitación expiraran, eso esperaban con desesperación.
Mientras tanto era espantoso, habían concretado su más grande broma
de todos los tiempos, tal vez la broma más grande en la historia de
las bromas, y no
podían recordar cómo.
Era descabellado, que hubieran sido capaces de pensar en una forma de
hacerlo la primera
vez, ¿por qué no podían verla ahora tras conocer
todo lo que habían logrado?
Su único consuelo
era que Harry no sabía que ellos no sabían.
Ni
siquiera Mamá los había interrogado al respecto, a pesar de la
obvia conexión Weasley. Lo que fuera que se hubiera hecho, estaba
lejos del alcance de cualquier estudiante de Hogwarts... excepto
posiblemente uno,
quien, si los rumores eran ciertos, podría haberlo hecho al
chasquear sus dedos. Harry
había sido cuestionado bajo Veritaserum, él les contó... con
Dumbledore presente y dirigiéndole aterradoras miradas a los
Aurores. Los Aurores le habían preguntado tan sólo lo suficiente
como para determinar que Harry no había elaborado la broma por su
cuenta o desaparecido a alguien, y luego habían salido de Hogwarts
como si los persiguieran todos los diablos.
Fred
y George no estaban seguros si debían sentirse insultados porque
Harry Potter hubiera sido interrogado por los Aurores a causa de la
broma de
ellos,
mas la mirada en el rostro de Harry,
probablemente por la misma razón, hacía que todo valiera la pena.
Como
era de esperarse, Rita Skeeter y el editor de el Diario
el Profeta
habían desaparecido juntos y de esperarse que estuvieran en otro
país a estas alturas. Les hubiera
gustado poder decirles a su familia esa parte. Papá los hubiera
felicitado, pensaron, después de que Mamá hubiera acabado de
matarlos y Ginny de quemar los restos.
Por ahora todo
seguía bien, se lo revelarían a Papá algún día, y mientras
tanto...
...mientras
tanto Dumbledore había estornudado al pasar junto a ellos en un
pasillo, y un pequeño paquete se había caído de su bolsillo, y
adentro habían dos monóculos rompe-encantamientos de increíble
calidad. Los gemelos Weasley había probado sus nuevos monóculos en
el corredor “prohibido” del tercer piso, realizando un viaje
rápido al espejo mágico y regresado, y no habían logrado ver todas
las redes de detección con claridad, pero los monóculos les habían
mostrado mucho
más
de lo que habían visto la primera vez.
Por supuesto
tendrían que ser muy cuidadosos para nunca ser atrapados con los
monóculos en su posesión, o terminarían en la oficina del Director
recibiendo un severo sermón y quizá incluso amenazas de expulsión.
Era bueno saber que
no todos los que eran Seleccionados en Gryffindor crecían y se
convertían en la Profesora McGonagall.
...
Harry estaba dentro
de un cuarto blanco, sin ventanas y uniforme, sentándose frente a un
escritorio, encarando a un hombre inexpresivo que vestía una túnica
formal de negro sólido.
El cuarto estaba
protegido contra detección, y el hombre había realizado exactamente
veintisiete hechizos antes de tan siquiera decir "Hola, Sr.
Potter."
Era extrañamente
apropiado que el hombre de túnica negra estuviera a punto de
intentar leer la mente de Harry.
"Prepárate,"
el hombre señaló en tono monótono.
Una
mente humana, explicaba el libro de Oclumancia de Harry, sólo era
expuesta a un Legeremante a lo largo de ciertas superficies.
Si fallabas en defender tus superficies, el Legeremante cruzaría
y sería capaz de acceder a cualquier parte de ti que su propia mente
fuera capaz de comprender...
...lo
que no solía ser mucho. Las mentes humanas, en apariencia, eran
difíciles de entender para los humanos en cualquier nivel excepto el
menos profundo. Harry se había preguntado si conocer un montón de
ciencia cognitiva lo podría hacer un Legeremante increíblemente
poderoso, pero repetidas experiencias finalmente
lo habían conducido a la lección de que él necesitaba excitarse
menos en sus anticipaciones para este tipo de cosas. No era como si
cualquier científico cognitivo entendiera a los humanos tan bien
como para hacer uno.
Para aprender el
contra, Oclumancia, el primer paso era imaginarte a ti mismo siendo
una persona diferente, pretendiendo tan rigurosamente como pudieras,
sumergiéndote enteramente en esa persona alterna. No siempre
tendrías que hacer eso, mas al principio, era así como aprendías
dónde estaban tus superficies. El Legeremante procuraría leerte, y
tú sentirías que estaba pasando si ponías suficiente atención,
notarías cuando ellos intentaran entrar. Y tu trabajo era asegurarte
de que ellos en todo momento tocaran a tu persona imaginaria y no a
la real.
Cuando
fueras al menos bueno en eso, podrías imaginar que eras un tipo muy
simple
de persona, pretender ser una roca, y hacer un habito el dejar la
pretensión en el lugar donde estaban todas tus superficies. Esa era
una barrera regular de Oclumancia. Pretender ser una roca no era
fácil de aprender, sin embargo era fácil de hacer con el tiempo, y
la superficie expuesta de la mente era mucho más frívola que su
interior, así que con bastante práctica podrías mantenerla activa
como un habito al fondo.
O
si eras un Oclumante
perfecto,
podrías adelantarte
a toda prueba, respondiendo inquietudes tan rápido como eran
planteadas, para que así el Legeremante entrara a tus superficies y
viera una mente indistinguible de quien fuera que pretendieras ser.
Incluso
el mejor Legeremante podía ser engañado de ese modo. Si un
Oclumante perfecto declaraba que estaba bajando sus defensas de
Oclumancia, no había forma de saber si estaban mintiendo. Peor,
podrías no saber que estás lidiando con un Oclumante perfecto. Eran
escasos, pero el hecho de que existieran significaba que no podías
confiar por completo en usar la Legeremancia en nadie.
Era un triste
comentario el que los humanos comprendieran tan poco los unos de los
otros, que cualquier mago pudiera comprehender tan poco de las
profundidades subyacentes a la superficie humana, que podías engañar
a los mejores telépatas humanos nada más pretendiendo ser alguien
más.
Desde
un principio los seres humanos sólo se entendían los unos a los
otros pretendiendo. No hacías predicciones de las personas al
modelar los cientos de trillones de sinapsis en su cerebro como
objetos separados. Pídele al mejor manipulador social sobre la
Tierra que te construya una Inteligencia Artificial desde cero, y
nada más recibirás una estúpida mirada. Predices a las personas
ordenando
a tu
cerebro que se comporte como el de los otros. Te pones
a ti mismo en su lugar.
Si querías conocer lo que haría una persona enojada, activabas los
circuitos de ira de tu propio cerebro, y lo que fuera que ese
circuito arrojara, esa era tu predicción. ¿Cómo se veía en verdad
el circuito neuronal por dentro? ¿Quién lo sabía? El mejor
manipulador social sobre la Tierra podría no saber lo que eran
las neuronas, y tampoco los mejores Legeremantes.
Cualquier
cosa que un Legeremante pudiera comprender,
un Oclumante lo podía pretender
ser. Era el mismo truco de todos modos – probablemente implementado
por los mismos circuitos neuronales en ambos casos, un único
conjunto de circuitos de control para reconfigurar tu cerebro para
actuar como el modelo de alguien más.
Y así la carrera
entre la ofensiva telepática y la defensiva telepática había sido
una decisiva victoria para la defensa. De otro modo todo el mundo
mágico, tal vez la Tierra entera, hubiera sido un lugar muy
diferente...
Harry inhaló
profundamente, y se concentró. Había una ligera sonrisa en su
rostro.
Por
una
vez,
sólo una
vez,
Harry no se había quedado corto en el departamento de poderes
misteriosos.
Tras casi un mes de
trabajo, y más por un capricho que por una verdadera corazonada,
Harry había decidido ponerse fríamente enojado y luego intentar los
ejercicios del libro de Oclumancia de nuevo. En ese punto casi había
renunciado a toda esperanza en ese tipo de cosas, sin embargo al
menos merecía un rápido intento -
Había recorrido por
completo los ejercicios más difíciles del libro en dos horas, y al
día siguiente había ido e informado al Profesor Quirrell de que
estaba listo.
Su
lado oscuro, había resultado, era muy, muy
bueno para pretender ser otra persona.
Harry pensó en su
gatillo usual, desde la primera vez que se había sumergido por
entero en su lado oscuro...
Severus hizo una
pausa, viéndose bastante complacido consigo mismo. "Y eso
serán... ¿cinco puntos? No, que sean diez puntos de Ravenclaw por
su descaro."
La sonrisa de Harry
se volvió más helada, y observó al hombre de la túnica negra que
pensaba que iba a leer la mente de Harry.
Y luego Harry se
convirtió por completo en alguien más, alguien que había parecido
apropiado para la ocasión.
...en un cuarto
blanco, sin ventanas y uniforme, sentándose frente a un escritorio,
encarando a un hombre inexpresivo que vestía una túnica formal de
negro sólido.
Kimball Kinnison
observó al hombre de la túnica negra que pensaba que iba a leer la
mente de un Lensman de Segunda-Etapa de la Patrulla Galáctica.
Argumentar que
Kimball Kinnison tenía confianza en el resultado sería una
sutileza. Él había sido entrenado por el Mentor de Arisia, la mente
más poderosa conocida en este o cualquier otro universo, y que el
mero mago sentado al otro lado vería precisamente lo que el Lensman
Gris quería que viera...
...la mente del
chico que actualmente era su disfraz, un niño inocente llamado Harry
Potter.
"Estoy listo,"
anunció Kimball Kinnison con voz nerviosa que era exactamente
apropiada para un niño de once años.
"Legilimens,"
exclamó el mago de túnica negra.
Hubo una pausa.
El
mago de túnica negra parpadeó, como si hubiera visto algo tan
estremecedor que hubiera sido suficiente como para hacer que sus
parpados se movieran. Su voz ya no era tan atonal cuando habló, "¿El
Niño-Que-Vivió tiene un misterioso
lado oscuro? "
El calor trepó
lentamente a las mejillas de Harry.
"Bueno,"
el hombre dijo. Su cara se había afianzado de nuevo en una perfecta
calma. "Disculpe. Sr. Potter, es bueno conocer sus ventajas, mas
eso no es lo mismo que sobrestimar locamente su confianza. Usted
podría en efecto aprender Oclumancia a los once años de edad. Esto
me deja atónito. Había considerado que se trataba del Sr.
Dumbledore pretendiendo ser un chiflado otra vez. Su talento
disociativo es tan fuerte que me sorprende no encontrar otras señales
de abuso infantil, y con el tiempo podría convertirse en un
Oclumante perfecto. Pero hay una diferencia considerable entre eso y
esperar colocar una barrera eficiente de Oclumancia en su primer
intento. Eso es meramente ridículo. ¿Sintió algo mientras le leía
su mente?"
Harry sacudió su
cabeza, sonrojándose furiosamente.
"Entonces ponga
más atención la próxima vez. La meta no es crear una imagen
perfecta en el primer día de sus lecciones. La meta es aprender
dónde se encuentran sus superficies. Prepárese."
Harry intentó
pretender ser Kimball Kinnison otra vez, procuró poner más
atención, aunque sus pensamientos estaban un poco desperdigados y de
repente era consciente de todas las cosas sobre las que no debería
estar pensando...
Oh, esto iba a
apestar.
Harry apretó los
dientes. Al menos el instructor sería Desmemorizado después.
"Legilimens."
Hubo una pausa -
...
...en un cuarto
blanco, sin ventanas y uniforme, sentándose frente a un escritorio,
encarando a un hombre inexpresivo que vestía una túnica formal de
negro sólido.
Era su cuarto día,
en la tarde de un Domingo. Cuando pagabas tanto, obtenías tus
sesiones en cualquier condenado tiempo que desearas, ya no tiene
importancia el concepto de fines de semana.
"Hola, Sr.
Potter," el telépata saludó en tono monótono, habiendo
conjurado todo el conjunto de hechizos para la privacidad.
"Hola, Sr.
Bester," Harry replicó cansado. "Saquemos primero la
conmoción inicial del camino, ¿podríamos?"
"¿Logró
sorprenderme?" el hombre preguntó, oyéndose ligeramente
interesado. "Bien entonces." Él apuntó con su varita y se
fijó en los ojos de Harry. "Legilimens."
Hubo una pausa, y
luego el mago de túnica negra se sacudió como si alguien lo hubiera
tocado con un bastón eléctrico.
"¿El
Señor Oscuro está vivo? "
él se atragantó. Sus ojos estaban repentinamente enloquecidos.
"¿Dumbledore
se vuelve invisible y merodea en los dormitorios de las chicas? "
Harry suspiró y
bajó la vista a su reloj. Más o menos en tres segundos...
"Así que,"
el hombre siguió. No había recuperado del todo su tono monótono.
"Genuinamente crees que vas a descubrir las reglas secretas de
la magia y volverte todo-poderoso."
"Eso
es correcto," Harry admitió con serenidad, todavía mirando su
reloj. "Soy así
de arrogante."
"Quien sabe.
Parece que el Sombrero Seleccionador cree que serás el siguiente
Señor Oscuro."
"Y
usted
sabe que me estoy esforzando en no
serlo, y observó que ya tuvimos una larga discusión sobre si estaba
dispuesto a enseñarme Oclumancia, y al final se decidió a hacerlo,
¿así que podemos continuar?"
"De
acuerdo," declaró el hombre tras seis segundos exactos, al
igual que a la vez anterior. "Prepárese." Él hizo una
pausa, y luego confesó, con una voz bastante anhelante, "Aunque
sí
desearía que yo pudiera recordar ese truco con el oro y la plata."
Harry se estaba
encontrando muy perturbado por la reproducibilidad de los
pensamientos humanos cuando se restauraban a las personas a las
mismas condiciones iniciales y expuestos a los mismos estímulos.
Estaba disipando las ilusiones que un buen reduccionista no debía
tener en primer lugar.
...
Harry estaba de muy
mal humor cuando entró zapateando a su clase de Herbología el
siguiente Lunes en la mañana.
Hermione estaba
echando humo a su lado.
Los otros niños aún
permanecían adentro, un poco lentos para reunir sus cosas porque
estaban los unos con los otros murmurando excitados sobre la segunda
victoria del año de Ravenclaw en un partido de Quidditch.
Parecía que la
noche anterior después de la cena, una chica había flotado por ahí
sobre una escoba durante treinta minutos y entonces atrapó una
especie de mosquito gigante. Hubo otros hechos que ocurrieron durante
ese juego, mas eran irrelevantes.
Harry se había
perdido este excitante evento deportivo a causa de su lección de
Oclumancia, y porque además tenía una vida.
Luego él había
evitado todas las conversaciones en el dormitorio de Ravenclaw, ¿no
eran maravillosos los Encantamientos Silenciadores y los baúles
mágicos? Había comido su desayuno en la mesa de Gryffindor.
Sin
embargo Harry no podía evadir Herbología, y los Ravenclaws habían
hablado sobre ello antes de la clase, y después de la clase, y
durante
la
clase,
hasta que Harry había levantado la vista del bebe furcot cuyo pañal
estaba cambiando, y anunciado que algunos de ellos estaban intentando
aprender sobre plantas
y las Snitches no crecían en nada así que podían todos ellos por
favor
callarse con respecto al Quidditch. Todos los demás presentes le
habían dirigido conmocionadas miradas, excepto Hermione, que se veía
como si quisiera aplaudir, y la Profesora Sprout, quien le había
otorgado un punto para Ravenclaw.
Un punto para
Ravenclaw.
Un
punto.
Los
siete idiotas montados en sus escobas en su idiota juego habían
ganado ciento
noventa puntos
para Ravenclaw.
Aparentemente
los puntos de Quidditch se añadían
de forma directa a los puntos de Casa totales.
En otras palabras,
coger un mosquito dorado valía 150 puntos de Casa.
Harry
ni siquiera podía imaginar
lo que él tendría que hacer para ganar ciento cincuenta puntos de
Casa.
Además
de, ya sabes, rescatar a
ciento cincuenta Hufflepuffs,
o inventar quince
ideas tan buenas como poner corazas protectoras sobre maquinas del
tiempo,
o inventar mil
quinientas formas creativas de matar personas,
o ser Hermione Granger por el resto
del año.
"Tendríamos
que asesinarlos," Harry le comentó a Hermione, quien estaba
caminando a su lado con su mismo aire de afrenta.
"¿A quiénes?"
Interrogó Hermione. "¿Al equipo de Quidditch?"
"Estaba
pensando en todos los que estuvieran involucrados de cualquier forma
con el Quidditch en cualquier lugar del mundo, pero el equipo de
Ravenclaw sería un inició, sí."
Los
labios de Hermione estaban fruncidos en desaprobación. "¿Sí
sabes que matar gente es incorrecto, Harry?"
"Sí,"
Harry contestó.
"De acuerdo,
nada más me cercioraba," Hermione prosiguió. "Vayamos por
la Buscadora primero. He leído algunos misterios de Agatha Christie,
¿sabes cómo podemos hacer que aborde un tren?"
"Dos
estudiantes planeando un asesinato," dijo una voz seca. "Que
escándalo."
Desde una esquina
cercana se paseó un hombre en una túnica ligeramente manchada, su
cabello grasiento cayendo largo y despeinado sobre sus hombros. Un
mortal peligro parecía irradiar de su persona, llenando el pasillo
con pociones mezcladas de forma inapropiada y caídas accidentales y
personas muriendo en sus camas de lo cual los Aurores juzgarían
habían sido causas naturales.
Sin pensarlo, Harry
se interpuso delante de Hermione.
Se
produjo un profundo respiro detrás suyo, y un momento después
Hermione lo hizo a un lado y se interpuso en frente de él.
"¡Corre, Harry!" ella anunció. "Los niños no
deberían ser puestos en peligro."
Severus Snape sonrió
sin alegría. "Que divertido. Requiero un momento de su tiempo,
Potter, si es capaz de alejarse de sus filtraciones con la Señorita
Granger."
De repente había
una expresión muy preocupada en la cara de Hermione. Ella se giró
hacía Harry y abrió su boca, luego se pausó, viéndose
consternada.
"Oh, no se
preocupe, Señorita Granger," arremetió la sedosa voz de
Severus. "Le prometo que le regresaré a su novio sin un
rasguño." Su sonrisa desapareció. "Ahora Potter y yo nos
vamos a ir y tener una conversación privada, sólo nosotros dos.
Espero que esté claro que usted no está invitada, pero por si las
dudas, considere eso como una orden de un profesor de Hogwarts. Estoy
seguro que una buena chica como usted no desobedecerá."
Y Severus se volteó
y regresó caminando a la esquina. "¿Viene, Potter?" su
voz habló.
"Um,"
Harry tanteó a Hermione. "¿Puedo irme y seguirlo para dejarte
a ti
investigando qué es lo que debería explicar para asegurarme de que
no estés preocupada y ofendida?"
"No,"
Hermione rechazó, con voz temblorosa.
La risa de Severus
hizo eco a la vuelta de la esquina.
Harry bajó su
cabeza. "Lo siento," él se disculpó con lentitud, "en
verdad," y se fue detrás del Maestro de Pociones.
...
"Así que,"
Harry inició. No había otro sonido aparte del de dos pares de
piernas, las largas y las cortas, abultando un corredor de piedra
cualquiera. El Maestro de Pociones estaba dando zancadas largas
aunque no muy rápidas para que Harry pudiera mantener el ritmo, y
hasta donde Harry podía aplicar el concepto direccional en Hogwarts,
se estaban distanciando de las áreas frecuentadas. "¿De qué
se trata?"
"Supongo que no
puede explicar," Severus declaró con sequedad, "¿por qué
ustedes dos estaban tramando el asesinato de Cho Chang?"
"Supongo
que usted
no puede explicar," Harry declaró con sequedad, "en su
capacidad como un oficial del sistema escolar de Hogwarts, ¿por qué
atrapar un mosquito dorado es considerado un logro académico digno
de ciento cincuenta puntos de Casa?"
Una sonrisa cruzó
los labios de Severus. "Vaya, y yo que pensé que se suponía
que usted era perceptivo. ¿Es usted realmente incapaz de comprender
a sus compañeros, Potter, o le desagradan demasiado como para
intentarlo? Si los resultados del Quidditch no contaran en la Copa de
las Casas entonces a nadie le importarían los puntos de Casa. Sería
meramente un oscuro concurso para estudiantes como usted y la
Señorita Granger."
Fue una respuesta
increíblemente buena.
Y esa conmoción
hizo que la mente de Harry despertara por completo.
En retrospectiva no
debió haber sido una sorpresa que Severus comprendiera a sus
estudiantes, que los comprendiera muy bien en efecto.
Él había estado
leyendo sus mentes.
Y...
...el libro afirmaba
que un Legeremante exitoso era extremadamente raro, más raro que un
Oclumante perfecto, porque casi nadie tenía suficiente disciplina
mental.
¿Disciplina
mental?
Harry había
recolectado historias sobre un hombre que de forma rutinaria perdía
su temperamento en clase y explotaba con niños jóvenes.
...pero este mismo
hombre, cuando Harry había dicho que el Señor Oscuro seguía con
vida, había respondido de forma instantánea y perfecta –
reaccionado en la manera precisa en que lo haría alguien por
completo ignorante.
El hombre acechaba
Hogwarts con el aire de un asesino, radiando peligro...
...que
era exactamente lo que un asesino real no
haría. Los asesinos de verdad se debían ver como pequeños y
sumisos contadores públicos hasta que te mataban.
Él era el Jefe de
Casa de la orgullosa y aristocrática Slytherin, y usaba una túnica
manchada con restos de pociones e ingredientes, que dos minutos de
magia podrían haber removido.
Harry notó que
estaba confundido.
Y
su amenaza estimada del Jefe
de la Casa de Slytherin
se disparó en forma astronómica.
Dumbledore parecía
creer que Severus le pertenecía, y no había nada para contradecir
eso; el Maestro de Pociones había sido "aterrador pero no
abusivo", como se había prometido. Así que, Harry había
razonado antes, se trataba de un asunto de la Comunidad. Si Severus
lo hubiera querido lastimar, de seguro no vendría por Harry en
frente de Hermione, un testigo, cuando era más simple esperar por un
momento en que Harry estuviera a solas...
Harry mordió sus
labios en silencio.
"Una vez conocí
a un chico que en verdad adoraba el Quidditch," dijo Severus
Snape. "Él era un completo troglodita. Justo como usted y yo lo
esperaríamos, nosotros dos."
"¿De
qué se
trata esto?" Harry cuestionó lentamente.
"Paciencia,
Potter."
Severus volteó su
cabeza, y luego se deslizó con su presencia asesina hacia un espacio
cercano en las paredes del corredor, un más pequeño y angosto
callejón.
Harry lo siguió,
preguntándose si lo más inteligente sería simplemente correr.
Giraron e hicieron
otro giro, y llegaron a un camino sin salida, una simple pared en
blanco. Si Hogwarts hubiera sido construida de verdad, en lugar de
conjurada o invocada o nacida o lo que fuera, Harry hubiera tenido
algunas palabras muy finas para el arquitecto sobre pagarle a las
personas para construir pasillos que no iban a ningún lugar.
"Quietus,"
murmuró Severus, y unas cuantas cosas más.
Harry retrocedió,
cruzó sus brazos frente a su pecho, y observó el rostro de Severus.
"¿Viéndome
a los ojos, Potter?" aventuró Severus Snape. "Sus
lecciones de Oclumancia no pueden haber progresado tan lejos como
para que pueda protegerse de la Legeremancia. Pero quizá han
avanzado lo suficiente como para que la pueda detectar. Ya que no lo
puedo saber con certeza, no me arriesgaré a intentarlo." El
hombre sonrió débilmente. "Y lo mismo frenará a Dumbledore,
creo. Es por eso que estamos teniendo ahora
esta pequeña conversación."
Los ojos de Harry se
abrieron de par en par involuntariamente.
"Para
empezar," Severus explicó, con ojos resplandecientes, "Me
gustaría que prometiera que no compartirá nuestras conversaciones
con nadie.
Hasta donde le concierne a la escuela, estamos discutiendo su tarea
de Pociones. Sea que lo crean o no eso no es importante. Hasta donde
le concierne a Dumbledore y McGonagall, estoy violando las
confidencias que Draco Malfoy puso en mí, y ninguno de los dos
piensa que sea apropiado profundizar en detalles."
El cerebro de Harry
intentó calcular las ramificaciones e implicaciones de esto y se le
acabó el espacio para procesar.
"¿De acuerdo?"
inquirió el Maestro de Pociones.
"De
acuerdo," Harry aceptó despacio. Era difícil ver cómo tener
una conversación y ser incapaz de contárselo a nadie podía ser más
restrictivo que no
tenerla, en cuyo caso tampoco
podías revelar a nadie los contenidos. "Lo prometo."
Severus estaba
observando a Harry con intensidad. "Usted juró una vez en la
oficina del Director que no toleraría ningún maltrato ni abuso. Así
que me preguntó, Harry Potter. ¿Cuánto se asemeja usted a su
padre?"
"A menos que
estemos hablando de Michael Verres-Evans," Harry respondió, "la
respuesta es que conozco muy poco sobre James Potter."
Severus
asintió, como pensando para sí mismo. "Hay un Slytherin en
quinto año. Un chico llamado Lesath Lestrange. Él está siendo
abusado por Gryffindors. Yo estoy... limitado, en mi habilidad para
lidiar con tales situaciones. Usted
podría ayudarlo, tal vez. Si lo deseara. No le estoy pidiendo un
favor, y no quedaré en deuda con usted. Es una mera oportunidad para
hacer lo que usted hace."
Harry contempló a
Severus, pensativo.
"¿Cuestionándose
si se trata de una trampa?" se burló Severus, una desfallecida
sonrisa cruzando sus labios. "No lo es. Es
una prueba. Lo puede llamar curiosidad por parte mía. Pero los
problemas de Lesath son reales, al igual que mis propias dificultades
para intervenir."
Ese era el problema
cuando otras personas sabían que eras un buen tipo. Aún si sabías
que ellos sabían, todavía no podías ignorar la carnada.
Y si su padre
también había protegido a los estudiantes de los abusones... no
importaba si Harry desconocía por qué Severus se lo había dicho.
Aún lo hacía sentirse cálido por dentro, y orgulloso, y le hacía
imposible escapar.
"Está bien,"
Harry accedió. "Cuénteme sobre Lesath. ¿Por qué está siendo
abusado?"
El
rostro de Severus perdió su ligera sonrisa. "¿Cree que hay
razones,
Potter?"
"Tal vez no,"
Harry replicó en voz baja. "Sin embargo tuve la idea de que él
podría haber empujado a alguna chica sangre sucia sin importancia
por las escaleras."
"Lesath
Lestrange," Severus arguyó, con voz fría, "es el hijo de
Bellatrix Black, la más fanática y malvada sirviente del Señor
Oscuro. Lesath es el reconocido bastardo de Rabastan Lestrange. Poco
después del fallecimiento del Señor Oscuro, Bellatrix y Rabastan y
el hermano de Rabastan, Rodolphus, fueron capturados mientras
torturaban a Alice y Frank Longbottom. Todos tres están en Azkaban
de por vida. Los Longbottoms fueron llevados a la locura por
repetidos Cruciatus y permanecen en el pabellón incurable de San
Mungo. ¿Es algo de eso una buena razón para abusar de él, Potter?"
"No hay razón
alguna en ello," Harry admitió, todavía en voz baja. "¿Y
el mismo Lesath no ha hecha nada malo que usted sepa"
La tenue sonrisa
atravesó los labios de Severus otra vez. "Él no es más santo
que cualquier otro. Pero no ha empujado a ninguna chica de sangre
sucia por las escaleras, no que yo haya escuchado."
"O visto en su
mente," declaró Harry.
La expresión de
Severus fue helada. "Yo no invadí su privacidad, Potter. Yo
miré dentro de los Gryffindors, de hecho. Él es simplemente un
objetivo conveniente para sus pequeñas satisfacciones."
Un frío flujo de
ira recorrió la espina dorsal de Harry, y tuvo que recordarse a sí
mismo que Severus podría no ser una fuente confiable de información.
"Y usted
piensa," Harry dedujo, "que una intervención de Harry
Potter, el Niño-Que-Vivió, podría ser efectiva."
"En efecto,"
concordó Severus Snape, y le comunicó a Harry cuándo y dónde los
Gryffindors estaban planeando su próximo juego.
...
Hay un corredor
principal que une la mitad del segundo piso de Hogwarts sobre el eje
norte-sur, y cerca al centro de éste corredor hay una apertura hacia
un pasillo corto que llega hasta una docena de pasos antes de
regresar al angulo derecho, haciendo una figura-L, y luego avanza una
docena de pasos antes de terminar en una brillante, enorme ventana,
donde se derramaba la luz de un tercer piso, al Este de los terrenos
de Hogwarts. De pie al lado de la ventana no puedes escuchar nada del
corredor principal, y nadie en el corredor escuchará lo que ocurre
cerca la ventana. Si crees que hay algo curioso con respecto a eso,
has estado muy poco tiempo en Hogwarts.
Cuatro chicos con
túnicas de bordes rojos estaban riendo, y un chico con túnica de
bordes verdes estaba gritando y frenéticamente agarrándose con sus
manos de los extremos de la ventana abierta, mientras que los cuatro
chicos se esforzaban por tirarlo. No era más que una broma, por
supuesto, y además, una caída desde esa altura no mataría a un
mago. Pura y sana diversión. Si crees que hay algo curioso con
respecto a eso -
"¿Qué
están haciendo? "
preguntó la voz de un sexto chico.
Los cuatro chicos en
túnicas de bordes rojos se giraron con repentino sobresalto, y el
chico con túnica de bordes verdes se tiró a sí mismo
desaforadamente lejos de la ventana y cayó al suelo, la cara llena
de lágrimas.
"Oh,"
exclamó el más guapo de los chicos con túnicas de bordes rojos,
sonando aliviado, "eres tú. Oye, Lessy, ¿sabes quién es
este?"
No hay ninguna
respuesta por parte del chico en el suelo, quien está procurando
controlar su lloriqueo, y el chico con la túnica de bordes rojos
dobla su pierna para dar una patada -
"¡Alto! "
gritó
el sexto chico.
El
chico con la túnica de bordes rojos se tambalea al abortar la
patada. "Um," él farfulla, "¿sabes tú
quien es este?"
La
respiración del sexto chico sonó extraña. "Lesath Lestrange,"
él respondió, su aliento surgiendo en inhalaciones cortas, "y
él
no le hizo nada a mis padres, tenía cinco años."
...
Neville Longbottom
contempló a los cuatro enormes abusones de quinto año en frente de
él, esforzándose mucho por controlar su tembladera.
Tendría que haberle
dicho que no a Harry Potter.
"¿Por
qué lo estás defendiendo?" acusó el guapo, lentamente,
oyéndose intrigado con los primeros indicios de ofensa. "Él es
un Slytherin.
Y un Lestrange."
"Él es un
chico que perdió a sus padres," clamó Neville Longbottom. "Yo
sé lo que es eso." Él no sabía de dónde provenían las
palabras. Se oían muy buena onda, como algo que Harry Potter
expresaría.
Sin embargo, la
tembladera prosiguió.
"¿Quién
te crees que eres? "
preguntó el guapo, empezando a sonar enojado.
Yo
soy Neville, el último heredero de la Noble y Más Antigua Casa de
Longbottom -
Neville no podía
decirlo.
"Creo
que es un traidor,"
expuso otro de los Gryffindors, y se produjo una inesperada sensación
de hundimiento en el estómago de Neville.
Lo sabía, de seguro
lo había sabido. Harry Potter había estado equivocado después de
todo. Los abusones no se detendrían sólo porque Neville Longbottom
les pidiera que se detuvieran.
El guapo dio un paso
hacía adelante, y los otros tres lo siguieron.
"Conque así
son las cosas para ustedes," Neville formuló, asombrado de lo
firme que era su voz. "No importa si se trata de Lesath
Lestrange o Neville Longbottom."
Lesath Lestrange
dejó escapar un rápido jadeo, desde el suelo donde yacía.
"El mal es el
mal," gruñó el mismo chico que había hablado antes, "y
si eres amigo del mal, tú eres malo también."
Los cuatro avanzaron
otro paso.
Lesath se levantó,
sollozando, y se puso de pie. Su faz era gris, y dio unos cuantos
pasos, y se apoyó contra la pared, y no dijo nada. Sus ojos estaban
fijos en la vuelta de la esquina, la salida.
"Amigos,"
Neville replicó. Ahora su voz se estaba volviendo un poco aguda.
"Sí, yo tengo amigos. Uno de ellos es el Niño-Que-Vivió."
Un par de
Gryffindors se vieron preocupados de pronto. El apuesto ni siquiera
titubeó. "Harry Potter no está aquí," él siseó, con
voz dura, "y si estuviera aquí, no creo que quisiera ver a un
Longbottom defender a un Lestrange."
Y los Gryffindors
avanzaron otro paso largo, y tras ellos, Lesath se arrastró pegado a
la pared, esperando su oportunidad.
Neville tragó
saliva, y alzó su mano derecha con el pulgar y el dedo corazón
presionados juntos.
Cerró sus ojos,
porque Harry Potter le había hecho prometer que no iba a fisgonear.
Si esto no
funcionaba, nunca volvería a confiar en nadie.
Su voz surgió con
sorprendente claridad, considerando.
"Harry James
Potter-Evans-Verres. Harry James Potter-Evans-Verres. Harry James
Potter-Evans-Verres. Por la deuda que tienes conmigo y el poder de tu
verdadero nombre te invoco, abro un camino para ti, te llamo a ti
para que te manifiestes ante mí."
Neville chasqueó
sus dedos.
Y entonces Neville
abrió sus ojos.
Lesath Lestrange lo
estaba mirando a él.
Los cuatro
Gryffindors lo estaban mirando a él.
El guapo empezó a
carcajear, y pronto lo imitaron los otros tres.
"¿Se suponía
que Harry Potter apareciera a la vuelta de la esquina o algo así?"
preguntó el guapo. "Ay. Parece que te han engañado."
El guapo dio un paso
amenazador hacia Neville.
Los otros tres lo
siguieron en fila.
"Ejem,"
espetó Harry Potter detrás de ellos, apoyándose contra la pared de
la ventana, en el camino sin salida del pasillo, desde donde no era
posible que nadie hubiera arribado sin ser visto.
Si ver a las
personas gritar siempre se sentía así de bien, Neville casi podía
entender porque las personas se volvían abusones.
Harry
Potter se desplazó escrutándolos, ubicándose entre Lesath
Lestrange y los otros. Con su helada mirada barrió a los chicos con
túnicas de bordes rojos, y luego sus ojos se posaron sobre el guapo,
el cabecilla. "Sr. Carl Sloper," habló Harry Potter. "creo
que he comprendido esta situación completamente. Si Lesath Lestrange
ha cometido aunque sea un acto malvado por sí mismo, en vez de haber
nacido con los padres equivocados, el hecho no es conocido por usted.
Si no estoy en lo correcto al respecto, Sr. Sloper, le sugiero que me
informe de inmediato."
Neville
vio el miedo y asombro en los rostros de los otros chicos. Él mismo
lo estaba sintiendo. Harry había declarado
que todo sería un truco, ¿mas cómo era posible?
"Pero
él es un Lestrange,"
reclamó el cabecilla.
"Él
es un niño que perdió
a sus padres,"
Harry Potter aclaró, su voz volviéndose más fría.
Esta vez los tres
Gryffindors retrocedieron.
"Así
que," continuó Harry Potter. "Observaron que Neville no
quería que ustedes atormentaran a un chico inocente en beneficio de
los Longbottoms. Esto no logró conmoverlos. Si les digo que el
Niño-Que-Vivió también
piensa que están equivocados, que lo que hicieron el día de hoy fue
un terrible error, ¿hace eso una diferencia?"
El cabecilla dio un
paso hacia Harry.
Los
otros no
lo siguieron.
"Carl,"
uno de ellos murmuró, tragando saliva. "Quizá deberíamos
irnos."
"Dicen que vas
a ser el próximo Señor Oscuro," el cabecilla acusó, mirando a
Harry.
Una
mueca cruzó la cara de Harry Potter. "También dicen que estoy
comprometido en secreto con Ginevra Weasley y hay una profecía sobre
nosotros dos conquistando Francia." La sonrisa se desvaneció.
"Ya que está determinado a forzar este asunto, Sr. Carl Sloper,
déjeme poner las cosas en claro. Deje
a Lesath tranquilo.
Lo sabré si no lo hace."
"Entonces Lessy
fue de quejica contigo," replicó el cabecilla con frialdad.
"Seguro,"
exclamó Harry Potter secamente, "y él también me contó lo
que hiciste hoy cuando saliste de la clase de Encantamientos, en un
recluido lugar privado donde nadie podía verte, con una cierta chica
de Hufflepuff que usaba una cinta blanca en su cabello -"
La mandíbula del
cabecilla se descolgó por la conmoción.
"Hic,"
soltó otro de los Gryffindors con voz aguda, giró sobre sus talones
y salió corriendo perdiéndose en la esquina. Sus pisadas
rápidamente se alejaron y desaparecieron.
Y entonces quedaron
seis.
"Ah,"
celebró Harry Potter, "allá va un joven ligeramente
inteligente. El resto de ustedes podría aprender siguiendo el
ejemplo de Bertram Kirke, antes de que se metan en, digamos,
problemas."
"¿Estás
amenazando con aventarnos?" resopló el guapo Gryffindor, su voz
procurando ser enojada, y quedando harto vacilante. "Malas cosas
le pasan a los soplones."
Los otros dos
Gryffindors empezaron a retirarse lentamente.
Harry
Potter se comenzó a reír. "Oh, no acabas de pronunciar eso.
¿En verdad
quieres intimidarme? ¿A mí?
Honestamente, ¿piensas que eres más aterrador que Peregrine
Derrick, Severus Snape o incluso Quien-Tú-Sabes?"
Aún el cabecilla
brincó ante eso.
Harry Potter alzó
su mano, con los dedos en pose, y los tres Gryffindors saltaron hacía
atrás, y uno de ellos espetó "¡No - !"
"Miren,"
dijo Harry Potter, "aquí es donde yo chasqueó mis dedos y
ustedes se vuelven parte de una hilarante y divertida historia que
será relatada con muchas risas nerviosas en la cena de esta noche.
Pero sucede que, personas en las que confío me siguen insistiendo
que no haga eso. La Profesora McGonagall me explicó que estaba
tomando la salida fácil en toda ocasión y el Profesor Quirrell dice
que necesito aprender a cómo perder. ¿Así que recuerdan esa
historia donde permití que me golpearan algunos Slytherins más
grandes? Podríamos hacer eso. Ustedes podrían abusar de mí por un
rato y yo podría dejar que lo hicieran. ¿Excepto que recuerdan esa
parte al final donde le pido a mis muchos, muchos amigos dentro de la
escuela que no hicieran nada por eso? Esta vez nos saltaremos esa
parte. Así que adelante. Abusen de mí."
Harry Potter dio un
paso hacia adelante, invitándolos con sus brazos abiertos.
Los tres Gryffindors
se desmoronaron y escaparon, y Neville tuvo que hacerse a un lado con
rapidez para evitar que lo atropellaran.
Hubo silencio, luego
sus pisadas desapareciendo, y por último más silencio.
Y entonces quedaron
tres.
Harry Potter respiró
profundamente, después exhaló. "Uff," él suspiró.
"¿Cómo te va, Neville?"
La
voz de Neville surgió como un chirrido agudo. "De acuerdo, eso
fue realmente bueno."
Una
mueca se asomó en el rostro de Harry Potter. "Tú
también estuviste muy bien, sabes."
Neville sabía que
Harry Potter sólo hablaba por hablar, intentando que él se sintiera
bien, y aún así se inició un cálido resplandor dentro de su
pecho.
Harry se giró hacia
Lesath Lestrange -
"¿Estás bien,
Lestrange?" Inquirió Neville antes que Harry pudiera abrir su
boca.
Eso sí era algo que
tú mismo no esperabas decir, jamás.
Lesath Lestrange se
giró lentamente, y contempló a Neville, su rostro ceñudo, ya sin
llanto, lágrimas resplandeciendo al secarse.
"¿Crees
que sabes cómo es?" acusó Lesath, su voz alta y temblorosa.
"¿Crees
que lo sabes? Mis
padres están en Azkaban,
Intento no pensar en eso y ellos siempre me lo recuerdan, ellos
piensan que es genial
que Madre esté allí en la fría oscuridad con los Dementores
succionando su vida, desearía ser como Harry Potter, al menos sus
padres ya no están sufriendo, mis padres siempre están heridos,
cada segundo de cada día, desearía ser como tú, al menos puedes
ver a tus padres de vez en cuando, al menos conoces que te amaron, si
Madre me amó alguna vez los Dementores ya se habrán comido ese
pensamiento a estas alturas -"
Los ojos de Neville
estaban abiertos por la conmoción. No había esperado esto.
Lesath se giró
hacia Harry Potter, cuyos ojos estaban llenos de horror.
Lesath se echó al
suelo en frente de Harry Potter, tocando el piso con la frente, y
susurró, "Ayúdeme, Señor."
Hubo un horrendo
silencio. A Neville no se le ocurría ni una cosa que decir, y a
juzgar por la desnuda expresión de sorpresa de Harry, él tampoco
podía pensar en nada.
"Ellos aseguran
que usted puede hacer cualquier cosa, por favor, por favor mi Señor,
saqué a mis padres de Azkaban, seré su sirviente leal por siempre,
mi vida será suya al igual que mi muerte, sólo por favor -"
"Lesath,"
Harry lo interrumpió, su voz rota, "Lesath, yo no puedo,
realmente no puedo hacer cosas como esa, no son más que estúpidos
trucos."
"¡No
lo son! " chilló Lesath, su voz aguda y desesperada. "Lo
vi,
las historias son verdad, ¡usted puede! "
Harry tragó saliva.
"Lesath, yo organicé todo con Neville, lo planeamos por
adelantado, ¡pregúntale!"
Lo
habían hecho, aunque Harry no había explicado cómo
iba hacer todo eso...
Cuando
Lesath lo miró desde el piso su cara estaba translucida, y su voz
fue como un chirrido que lastimó las orejas de Neville. "¡Hijo
de sangre sucia! Puedes sacarla, ¡sólo que no lo vas a hacer! Me
puse de rodillas y te supliqué y aún así no me ayudarás! Debí
haberlo sabido, eres el Niño-Que-Vivió, ¡tú crees que ella
pertenece allí! "
"¡Yo
no
puedo! "
Harry exclamó, su voz tan desesperada como la de Lesath. "No se
trata de lo que yo quiero, ¡yo no tengo el poder! "
Lesath se puso de
pie, y escupió en el suelo en frente de Harry, luego se giró y se
fue caminando. Cuando estaba dando la vuelta en la esquina el sonido
de sus pies se aceleró, y mientras fueron desapareciendo Neville
pensó que escuchó un solitario sollozo.
Y entonces quedaron
dos.
Neville miró a
Harry.
Harry miró a
Neville.
"Guau,"
Neville habló en voz baja. "No se vio muy agradecido de ser
rescatado."
"Él creyó que
yo le podía ayudar," Harry susurró, con la voz ronca. "Tuvo
esperanza por primera vez en años."
Neville tragó
saliva, y dijo. "Lo siento."
"¿Qué?"
preguntó Harry, sonando totalmente confundido.
"Yo no fui
agradecido cuando me ayudaste -"
"Cada cosa que
señalaste antes era la completa verdad," afirmó el
Niño-Que-Vivió.
"No,"
Neville rechazó, "no lo era."
De forma simultanea
intercambiaron breves y tristes sonrisas, cada uno siendo
condescendiente con el otro.
"Sé que esto
no fue real," continuó Neville, "Sé que yo no habría
podido hacer nada si no hubieras estado aquí, pero gracias por
dejarme pretender."
"Dame un
respiro," pidió Harry.
Harry le dio la
espalda a Neville, y estaba contemplando por fuera de la ventana las
nubes sombrías.
Un pensamiento
completamente ridículo llegó hasta Neville. "¿Te estás
sintiendo culpable porque no puedes sacar a los padres de Lesath de
Azkaban?"
"No,"
respondió Harry.
Transcurrieron unos
pocos segundos.
"Sí,"
admitió Harry.
"Eres un
tonto," apuntó Neville.
"Soy consciente
de ello," aceptó Harry.
"¿Literalmente
tienes que hacer todo
lo que cualquiera te pida?"
El
Niño-Que-Vivió se giró y miró a Neville de nuevo. "¿Hacerlo?
No. ¿Sentirme culpable por no hacerlo? Sí."
Neville
tenía problemas para encontrar las palabras correctas. "Una vez
que el Señor Oscuro murió, Bellatrix Black fue literalmente la
persona más malvada en el mundo entero y eso fue antes
de que fuera a Azkaban. Ella torturó a mi madre y a mi padre hasta
la locura porque quería descubrir qué había pasado con el Señor
Oscuro -"
"Lo sé,"
Harry dijo en voz baja. "Entiendo eso, pero -"
"¡No!
¡No
lo haces!
Ella tenía una razón
para hacer eso, ¡y mis padres eran Aurores! ¡Eso ni siquiera está
cerca
a la peor cosa que ella llegó a hacer!" La voz de Neville
estaba agitada.
"Aún así,"
replicó el Niño-Que-Vivió, sus ojos distantes como si vieran algo
más allá, algún lugar que Neville no podía imaginar. "Podría
haber alguna solución increíblemente ingeniosa que hace posible
salvar a todos y permitir que vivan felizmente para siempre, y si yo
fuera lo suficientemente inteligente ya habría pensado en ello -"
"Tienes
problemas," indicó Neville. "Crees que tu obligación es
ser lo que Lesath Lestrange cree que eres."
"Sí,"
capituló el Niño-Que-Vivió, "eso más o menos lo define. Cada
vez que alguien clama una suplica que no puedo responder, me siento
culpable por no ser Dios."
Neville no lo
entendía del todo, sin embargo... "Eso no se oye bien."
Harry suspiró.
"Comprendo que tengo un problema, y conozco lo que necesito
hacer para resolverlo, ¿de acuerdo? Estoy trabajando en ello."
...
Harry observó a
Neville retirarse.
Por supuesto que
Harry no le había revelado cuál era la solución.
La solución,
obviamente, era apresurarse y convertirse en Dios.
Las pisadas de
Neville se fueron yendo, y pronto ya no fueron escuchadas.
Y entonces quedó
uno.
"Ejem,"
carraspeó la voz de Severus Snape directamente detrás suyo.
Harry dejó escapar
un pequeño grito e instantáneamente se odio a sí mismo.
Lentamente, Harry se
volteó.
El alto y repulsivo
hombre dentro de la túnica manchada se estaba apoyando contra la
pared en la misma posición que Harry había ocupado.
"Una fina capa
de invisibilidad, Potter," arrastró las palabras el Maestro de
Pociones. "Mucho ha sido explicado."
Oh, condenadas
estupideces.
"Y
tal vez he estado en compañía de Dumbledore por demasiado tiempo,"
tanteó Severus, "pero no puedo evitarme preguntar si esa es la
Capa de la Invisibilidad."
Harry
de inmediato se convirtió en alguien que nunca había escuchado
sobre la Capa de la Invisibilidad y quien era exactamente
tan inteligente como Harry pensó que Severus pensaba que Harry era.
"Oh,
posiblemente," replicó Harry. "Confío en que se dará
cuenta de las implicaciones, ¿no es así?"
La voz de Severus
era condescendiente. "Usted no tiene ni idea de lo que estoy
diciendo, ¿o sí, Potter? Un intento bastante mediocre para hacerme
hablar."
(El
Profesor Quirrell había recalcado en su almuerzo que Harry en verdad
necesitaba ocultar su mente con algo mejor que poner el rostro en
blanco cuando alguien discutía un tópico peligroso, y le había
explicado sobre engaños de nivel uno, engaños de nivel dos, y de
ahí en adelante. Así que Severus o bien en verdad estaba
modelando a Harry como un jugador de nivel uno, lo que hacía al
mismo Severus alguien de nivel dos, y el movimiento de nivel tres de
Harry había sido exitoso; o Severus era un jugador de nivel cuatro y
quería que Harry creyera
que su engaño había sido exitosa. Harry, sonriendo, le había
preguntado al Profesor Quirrell a qué nivel jugaba él,
y el Profesor Quirrell, también con una sonrisa, había respondido,
Un
nivel por encima del tuyo.)
"Así que usted
estaba viendo todo este tiempo," dedujo Harry. "Desilusionador,
me parece que se llama."
Una ligera sonrisa.
"Hubiera sido tonto de mi parte tomar el mínimo riesgo de que
usted fuera lastimado."
"Y quería ver
los resultados de su prueba de primera mano," supuso Harry. "Así
que. ¿Soy como mi padre?"
Una triste y extraña
expresión recayó sobre el hombre, una que se veía extraña en su
cara. "Debí decir antes, Harry Potter, que tú te pareces a -"
Severus hizo una
pausa.
Él contempló a
Harry.
"Lestrange te
llamó un hijo de sangre sucia," Severus recordó con lentitud.
"No pareció molestarte mucho."
Harry frunció sus
cejas. "No bajo aquellas circunstancias, no."
"Lo acababas de
ayudar," Severus insistió. Sus ojos se clavaban con intensidad
sobre Harry. "Y él te rechazó en tu cara. ¿Seguramente eso no
es algo que puedas perdonar tan pronto?"
"Él acaba de
pasar a través de una experiencia muy desgarradora," Harry
contestó. "Y tampoco creo que ser rescatado por niños de
primer año le ayudara mucho a su orgullo."
"Supongo que sí
fue lo suficientemente fácil de perdonar," Severus señaló, y
su voz era extraña, "ya que Lestrange no significa nada para
ti. No es más que un Slytherin extraño. Si fuera un amigo, tal vez,
te hubieras sentido mucho más herido por lo que dijo."
"Si él fuera
un amigo," Harry replicó, "con mayor razón lo
perdonaría."
Se produjo un largo
silencio. Harry sintió, y no habría podido explicar por qué o de
dónde, que el aire se estaba llenando con una siniestra tensión,
como agua elevándose, y elevándose, y elevándose.
Entonces Severus
sonrió, mostrándose más relajado de repente una vez más, y toda
la tensión desapareció.
"Eres una
persona muy indulgente," Severus reconoció, sin perder la
sonrisa. "Supongo que tu padrastro, Michael Verres-Evans, fue el
que te enseñó."
"Más bien la
colección de ciencia ficción y fantasía de Papá," arguyó
Harry. "Algo así como mi quinto padre, realmente. He vivido la
vida de todos los personajes en mis libros, y toda su poderosa
sabiduría resuena en mi cabeza. En algún lugar de allí había
alguien como Lesath, espero, aunque no podría decir quién. No fue
difícil ponerme en sus zapatos. Y fueron mis libros los que me
contaron lo que debía hacer sobre ello, también. Los tipos buenos
perdonan."
Severus soltó una
tenue, divertida carcajada. "Me temo que no sé mucho sobre lo
que hace la gente buena."
Harry lo observó.
Eso era medio triste, de hecho. "Le prestaré algunas novelas
con personas buenas dentro de ellas, si usted lo desea."
"Me gustaría
más pedirle su consejo sobre algo," Severus habló, con voz
casual. "Conozco a otro Slytherin de quinto año que estaba
siendo abusado por Gryffindors. Él estaba cortejando a una bella
chica hija de Muggle, quien se topó con él cuando estaba siendo
abusado, e intentó rescatarlo. Y él la llamó sangre sucia, y ese
fue el fin para ellos. Él se disculpó muchas veces, pero ella nunca
lo perdonó. ¿Tiene alguna idea sobre lo que él pudo haber dicho o
hecho, para recibir de ella el perdón que usted le entregó a
Lestrange?"
"Erm,"
Harry dudó, "basado nada más en esa información, no estoy
seguro de que fuera él
quien tenía un gran problema. Yo le hubiera dicho que no saliera con
alguien incapaz de perdonar. Suponga que se hubieran casado, ¿puede
imaginar la vida en esa familia?"
Hubo una pausa.
"Oh,
pero ella podía
perdonar," Severus añadió con alegría en su voz. "Porque,
después, ella fue y se volvió novia del abusón. Cuénteme, ¿por
qué ella perdonaría al abusón, y no al abusado?"
Harry
se encogió de hombros. "Como suposición al azar, porque el
abusador había lastimado bastante a alguien más,
y el abusado la había lastimado a ella
un poco, y para ella eso se sintió más imperdonable de algún modo.
O, para ponerlo de un modo poco refinado, ¿era el abusón apuesto?
¿O incluso, rico?"
Hubo otra pausa.
"Sí a los
dos," informó Severus.
"Ahí lo
tiene," concluyó Harry. "No es que yo haya estado en
secundaria, pero mis libros me dan a entender que existe un cierto
tipo de chica adolescente que se pondrá furiosa por un solo insulto
si el chico es feo o pobre, y aún así se las arregla para encontrar
espacio en su corazón para perdonar a un chico rico y atractivo sus
abusos. Ella era una frívola, en otras palabras. Dígale a quien sea
que fuera que ella no era digna de él y que él necesita superarlo y
seguir avanzando y que la próxima vez salga con una chica que sea
profunda en lugar de bonita."
Severus contempló a
Harry en silencio, sus ojos resplandecientes. La sonrisa se había
desvanecido, y aunque el rostro de Severus se retorció, la sonrisa
no regresó.
Harry estaba
empezando a sentirse un poco nervioso. "Um, no que yo mismo
tenga experiencia alguna en esa área, obviamente, pero creo que es
un buen aviso que mis libros proveerían."
Hubo más silenció
y resplandor.
Probablemente era un
buen momento para cambiar el tema.
"Así que,"
Harry indagó. "¿Pasé su prueba, cualquiera que fuera?"
"Pienso,"
Severus respondió, "que no deberían haber más conversaciones
entre nosotros, Potter, y usted sería excesivamente sabio en nunca
mencionar esta."
Harry parpadeó.
"¿Le importaría revelarme en qué me equivoqué?"
"Usted me
ofendió," afirmó Severus. "Y ya no confió en su
ingenio."
Harry miró a
Severus, sintiéndose bastante atónito.
"Pero me dio un
consejo bien intencionado," prosiguió Severus Snape, "así
que le daré un consejo verdadero a cambio." Su voz era casi
regular y estable. Como una cuerda estirada casi perfectamente
horizontal, a pesar del masivo peso colgando de su mitad, gracias a
millones de toneladas de tensión jalando a ambos lados. "Usted
casi murió el día de hoy, Potter. En el futuro, nunca comparta su
sabiduría con cualquiera a menos que usted sepa exactamente de qué
están hablando los dos."
La mente de Harry
finalmente hizo la conexión.
"Usted era ese
-"
La
boca de Harry se cerró cuando la parte de casi
muerto
penetró dentro suyo, dos segundos demasiado tarde.
"Sí,"
reconoció Severus, "Era yo."
Y la terrible
tensión inundó de nuevo el cuarto como agua presurizada en el fondo
del océano.
Harry no podía
respirar.
Pierde. Ahora.
"No lo sabía,"
Harry susurró. "Lo si-"
"No," dijo
Severus. Sólo esa única palabra.
Harry se quedó
parado ahí en silencio, su mente buscando otras opciones de forma
desesperada. Severus estaba de pie entre él y la ventana, lo que era
una verdadera lastima, porque una caída desde esa altura no mataría
a un mago.
"Sus libros lo
traicionaron, Potter," indicó Severus, todavía con una voz
estirada finamente por un millón de toneladas jalando. "No le
mostraron la única cosa que necesitaba conocer. Usted no puede
aprender de las historias lo que es perder a alguien que ama. Eso es
algo que usted nunca entendería sin sentirlo usted mismo."
"Mi padre,"
Harry susurró. Era su mejor suposición, la única cosa que podría
salvarlo. "Mi padre intentó protegerlo de los abusones."
Una abominable
sonrisa alargó la cara de Severus, y el hombre se movió hacia
Harry.
Y siguió sin
detenerse.
"Adiós,
Potter," clamó Severus, sin mirar hacia atrás al salir.
"Tendremos poco que decirnos el uno al otro de hoy en adelante."
Y en la esquina, el
hombre se detuvo, y sin voltearse, habló una última vez.
"Su padre era
el abusón," aclaró Severus Snape, "y lo que su madre vio
en él fue algo que nunca comprendí hasta este día."
Él se fue.
Harry se giró y
caminó hacia la ventana. Sus manos temblorosas se posaron en la
cornisa.
Nunca dar a nadie
consejo a menos que sepas exactamente de qué estás hablando. Lo
tengo.
Harry observó las
nubes y la ligera llovizna por un rato. La ventana daba a los
terrenos del Este, y era pasada la tarde, así que aunque el sol
fuera un poco visible a través de las nubes, Harry no lo podía ver.
Sus manos ya no se
movían involuntariamente, pero había un sensación aguijoneando en
el pecho de Harry, como si hubiera sido comprimido con una liga de
metal.
Así que su padre
había sido un abusón.
Y su madre una
frívola.
Quizá
ellos habían madurado después. Personas buenas como la Profesora
McGonagall parecían pensar lo mejor de ellos, y podría no ser sólo
porque fueran mártires heroicos.
Por supuesto, eso
era escasa consolación cuando tenías once años y a punto de
convertirte en un adolescente, y preguntándote en qué tipo de
adolescente te podrías convertir.
Tan terrible.
Tan triste.
Tan horrenda vida
llevaba Harry.
Al enterarse que sus
padres genéticos no habían sido perfectos, justamente, él se
sentía obligado a pasar un rato lamentándose por ello, apenado por
sí mismo.
A lo mejor pudiera
quejarse con Lesath Lestrange.
Harry había leído
sobre Dementores. Frío y oscuridad los rodeaba, y temor, ellos
robaban todos tus pensamientos felices y en esa ausencia todas tus
peores memorias salían a la superficie.
Podía imaginarse a
sí mismo en los zapatos de Lesath, sabiendo que sus padres estaban
en Azkaban de por vida, ese lugar del cual nadie había escapado
jamás.
Y Lesath se
imaginaría a sí mismo en el lugar de su madre, en el frío y la
oscuridad y el temor, a solas con sus peores memorias, incluso en sus
sueños, cada segundo de cada día.
Por un instante
Harry imaginó a su propia Mamá y Papá en Azkaban con los
Dementores extrayendo su vida, drenando las memorias felices de su
amor por él. Nada más por un instante, antes que a su imaginación
se le explotara un fusible y ordenara un bloqueo de emergencia y le
pidiera nunca volver a imaginar eso otra vez.
¿Era correcto
hacerle eso a cualquiera, incluso si se trataba de la segunda persona
más malvada en el mundo?
No,
contestó la sabiduría de los libros de Harry, no
si había otra forma, cualquier otra.
Y a menos que el
sistema de justicia mágico fuera tan perfecto como sus prisiones –
y eso se oía bastante improbable, considerando todas las cosas –
que en algún lugar de Azkaban había una persona que era
completamente inocente, y probablemente más de uno.
Se produjo una
sensación ardiente en la garganta de Harry, y humedad se juntó en
sus ojos, y él quería teletransportar a todos los prisioneros de
Azkaban a un espacio seguro e invocar fuego desde el cielo y
destrozar ese terrible lugar hasta sus cimientos. Pero no podía,
porque no era Dios.
Y
Harry recordó que el Profesor Quirrell había dicho bajo la luz de
las estrellas: A
veces cuando este defectuoso mundo se vuelve desusadamente odioso, me
preguntó si podría haber algún otro lugar, muy lejos, donde yo
debí haber estado... Pero las estrellas están tan, tan lejos... Y
me intriga lo que soñaría, si duermo por un largo, largo tiempo...
Ahora mismo este
defectuoso mundo se mostraba desusadamente odioso.
Y Harry no podía
comprender las palabras del Profesor Quirrell, podría haber sido un
extraterrestre que había hablado, o una Inteligencia Artificial,
algo construido a partir de unos lineamientos tan diferentes que el
cerebro de Harry no podía ser forzado a operar de ese modo.
No podías abandonar
tu planeta hogar mientras contenía un lugar como Azkaban.
Tenías que quedarte
y pelear.
Capítulo 26 Capítulo 28
Nota del traductor
Ahora sí, hablemos sobre el capítulo.
¡Que largas veintitrés páginas para traducir! ¡Creí que nunca acabaría!
Suficientes quejas.
La serie de Lensman (el hombre lente) no es muy conocida en español, pero se le considera una de las obras precursoras en el género de aventuras espaciales, y fue inspiración de la mucho más conocida Star Wars.
Furcot es un animal que aparece en la novela Midworld. Los seres humanos pueden formar vínculos místicos con estos animales fotosintéticos que duran toda la vida. Midway sirvió de inspiración para la película Avatar de James Cameron. Aunque inspiración aquí significa plagiar directamente la trama del libro sin pudor alguno.
¿Soy el único al que le parece un poco aterradora la invocación que hace Neville de Harry Potter?
No estaba del todo seguro que la palabra "aventarnos" fuera suficiente para dar el contexto de chantaje, dando a entender que Harry va a ser un soplón que ventilará sus secretos, pero no se me ocurrió una mejor.
La forma de hablar del pobre Lesath, refiriendose a "ellos" constantemente, muestra lo insolado que está. En mi opinión, para él, todos son "ellos." Confieso que es uno de esos personajes cuya historia me hace llorar.
Es necesario marcar una diferencia entre HPMOR y el canon de J. K. Rowling. Lily, la madre de Harry Potter canon, sí perdonó a Snape por llamarla sangre sucia, lo que no aceptó fueron sus malas amistades que eventualmente lo llevaron a unirse a los Mortífagos.
Por ahora sigo sin regularidad para traducir HPMOR, sobretodo por los cambios que estoy estableciendo para producir contenido en YouTube. Al menos espero traducir un capítulo por mes.
Muchas gracias por leer, por los comentarios y por los favoritos, por compartir HPMOR con tus amigos y por cualquier cosa que hagas para apoyar esta humilde traducción.
Escrito por Less Wrong / Eliezer Yudkowsky
Traducido al español por Rhaidot
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