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martes, 16 de julio de 2019

Harry Potter y los Métodos de la Racionalidad Capítulo 82

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Harry Potter y los Métodos de la Racionalidad


dumbledore fenix
Dumbledore joven con su fénix por 2BrothersART

Capítulo 82: Intercambio de Tabúes, Final


La sensación de viajar a través del Fénix era enteramente diferente a la Aparición o los trasladores. Te envolvían las llamas - definitivamente te sentías arder por el fuego, aunque no había dolor - y en vez de arder hasta ser cenizas, el fuego te quemaba por completo hasta que tú te volvías fuego, y luego desaparecías en un lugar y fulgurabas en otro. No te enfermaba el estómago como los trasladores o la Aparición, sin embargo era una experiencia bastante perturbadora de todos modos. Si la verdad subyacente del viaje del fénix realmente era convertirse una instanciación específica de un Fuego más general, entonces eso parecía indicar que podías potencialmente quemar hacia cualquier lugar - incluso en el pasado distante, o en otro universo, o en dos lugares a la vez. Podrías desaparecer en un lugar y fulgurar en otros cien, y el tú que llegaba a Hogwarts nunca sabría la diferencia. Aunque Harry había leído lo que podía sobre los fénix, intentando descubrir cómo conseguir uno para sí mismo, y no había encontrado indicios de cualquier cosa remotamente como esa capacidad.
Harry se cubrió con fuego y fulguró en otro lugar; y nada más así él, y el Director, y la inconsciente forma de Hermione Granger cargada en los brazos del Director, estaban ocupando otro lugar; con Fawkes por encima de todos ellos. Un cálido, tibio cuarto con columnas de piedra brillante, con luz del cielo por los cuatro lados, poblado por camas blancas en largas filas, cuatro de las cuales tenían velos silenciadores alrededor, y el resto vacías.
En una esquina de la visión de Harry, una Madam Pomfrey de aspecto sorprendido se estaba girando hacia ellos. Dumbledore pareció no prestar atención a la anciana sanadora, mientras cuidadosamente descargó a Hermione sobre una cama blanca sin ocupar.
Desde una esquina distante se produjo un resplandor verde, y desde la chimenea salió la Profesora McGonagall dando zancadas largas, sacudiéndose a sí misma ligeramente las cenizas del Flu.
El mago anciano se apartó de la cama y puso uno de sus brazos sobre Harry nuevamente; y entonces el Niño-Que-Vivió y su mago anciano desaparecieron en otra explosión de fuego.



...

Cuando Harry se volvió a iluminar por completo estaba de pie en la oficina del Director, en medio de los ruidos de una docena de artilugios inexplicables.
El joven niño se alejó un paso del mago anciano y luego se giró hacia él, ojos de esmeraldas y zafiros encontrándose.
Los dos no hablaron por un tiempo, viéndose entre sí; como si todo lo que tenían para comunicar pudiera ser dicho nada más con miradas, y no expresado de otro modo.
Llegó el momento en que el niño enunció las palabras lenta y precisamente.
"No puedo creer que un fénix siga todavía sobre tu hombro."
"El fénix escoge una sola vez," explicó el mago anciano. "Quizá podrían abandonar a un maestro que escoja el mal sobre el bien; no van a dejar a un maestro forzado a escoger entre un bien y otro. Los fénix no son arrogantes. Conocen los límites de su propia sabiduría." Severa en efecto, esa antigua mirada. "A diferencia tuya, Harry."
"Escoger entre un bien y otro," Harry hizo eco rotundamente. "Como la vida de Hermione Granger, contra cien mil Galeones." La ira e indignación que Harry quería poner dentro de su voz no estaba del todo allí, por alguna razón, quizá porque -
"Apenas y estás en posición de hablarme sobre eso, Harry Potter." La voz del Director era suavemente engañosa. "¿O qué fue esa mirada de reluctancia que vi sobre tu cara, allí en el Más Antiguo Tribunal?"
La sensación de vacío interior se puso peor. "Estaba buscando por otras alternativas," Harry pronunció entre sus dientes apretados. "Alguna manera de salvarla que no perdiera el dinero."
Vaya, dijo Ravenclaw. Acabas de contar una mentira directa. No solamente eso, creo que de hecho la creíste durante los segundos que te tomo pronunciarla. Eso es medio aterrador.
"¿Es eso lo que estás pensando, Harry?" Los ojos azules eran afilados, y hubo un momento horroroso cuando Harry se preguntó si el mago más poderoso del mundo podía ver a través de sus barreras de Oclumancia.
"Sí," Harry reconoció, "Vacilé ante el dolor de perder todo el dinero en mi bóveda. ¡Pero no lo hice! ¡Eso es lo que cuenta! Y  -" La indignación que había claudicado en la voz de Harry había regresado. "¡Tú de hecho pusiste un precio en la vida de Hermione Granger, y la pusiste por debajo de cien mil Galeones!"
"¿Oh?" el mago anciano replicó suavemente. "¿Y qué precio pones para la vida de ella, entonces? ¿Un millón de Galeones?"
"¿Está familiarizado con el concepto económico de 'valor de reposición'?" Las palabras se derramaban de los labios de Harry casi más rápido de lo que las podía considerar. "¡El valor de reposición de Hermione es infinito! ¡No hay ningún lugar al que pueda ir a comprar otra!"
Ahora sólo estás hablando majaderías matemáticas, acusó Slytherin. Ravenclaw, ¿me apoyas aquí?
"¿La vida de Minerva también tiene un valor infinito?" el mago anciano interrogó ásperamente. "¿Sacrificarías a Minerva para salvar a Hermione?"
"Sí y sí," Harry espetó. "Esa es parte del trabajo de la Profesora McGonagall y ella lo sabe."
"Entonces el valor de Minerva no es infinito," señaló el mago anciano, "a pesar de todo lo que sea amada. Únicamente puede haber un rey sobre el tablero de ajedrez, Harry Potter, sólo una pieza que para salvar sacrificarías cualquiera de las otras piezas. Y Hermione Granger no es esa pieza. No te confundas, Harry Potter, este día quizá hayas perdido toda tu guerra."
Y de no haber golpeado tan duro las palabras del mago anciano, y tan cerca al corazón, Harry podría no haber dicho lo que pronunció en ese momento.
"Lucius estaba en lo correcto," Harry remachó. "Nunca tuviste una esposa, ni una hija, nunca tuviste otra cosa que la guerra -"
La mano izquierda del mago anciano se cerró con fuerza sobre la muñeca de Harry, dedos huesudos perforando el músculo aún en desarrollo del brazo de Harry, y por un momento Harry quedó paralizado por la conmoción, había olvidado lo que significaba que los adultos fueran más fuertes.
Albus Dumbledore no pareció darse cuenta. Nada más se giró, arrastrando a Harry consigo, y se movió hacia adelante con pesados pasos hacia la pared del cuarto.
"Precio del fénix."
Harry fue empujado a lo largo de las escaleras negras.
"Destino del fénix."
El cuarto de pedestales negros, luz plateada cayendo sobre varitas partidas.
"Crees," gritó Harry, cuando sus labios se separaron, "¿que puedes ganar cualquier discusión, nada más estando aquí parado?"
El mago anciano lo ignoró, arrastrando a Harry a través del cuarto. Su mano derecha, ya sin sostener su varita, cogió un vial de fluido plateado -
Harry parpadeó sorprendido; el vial de fluido plateado había estado ubicado al lado de una foto de Dumbledore, o así le había parecido a Harry en el breve momento que había sido arrastrado.
Pasando por todos los pedestales, en la parte más lejana del cuarto, se alzaba una gran palangana de piedra con runas esculpidas en ella que Harry no reconoció. El centro era una hueca depresión llenada con un líquido transparente, y dentro de esto el mago anciano derramó el líquido plateado del frasco, que de inmediato empezó a esparcirse, a arremolinarse, a poner toda la palangana a resplandecer con un blanco extraño.
La mano del mago anciano soltó el brazo de Harry e hizo un gesto hacia la resplandeciente palangana, ordenando con aspereza, "¡Observa!"
Como se le pidió, Harry miró fijamente el agua brillante.
"Pon tu cabeza dentro del Pensadero, Harry Potter." La voz del mago anciano era severa.
Harry había escuchado esa palabra antes, pero no pudo recordar dónde. "Qué - hace esto -"
"Memorias," el mago anciano respondió. "Verás mi memoria. Te juro que es seguro. Ahora contempla el Pensadero, Ravenclaw, ¡si aún te importa en algo tu preciada verdad!"
Esa fue una petición que Harry no pudo negar, y dio un paso adelante y metió su cabeza dentro del agua brillante.


...

Harry estaba sentado detrás del escritorio en la oficina del Director de Hogwarts, y sus arrugadas manos sujetaban su cabeza que estaba pintada con canas.
"¡Él es todo lo que me queda!" sollozó una voz, muy extraña era la voz de Dumbledore al ser el propio Dumbledore que la recordaba, desde adentro parecía menos severa y sabia. "¡El último de mi familia! ¡Todo lo que me queda!"
No se le permitía a ninguna emoción pasar a través del Pensadero, únicamente la sensación física de aparentemente hablar las palabras. Harry escuchó la total desolación en las palabras de Dumbledore, los sonidos que parecían provenir de la propia garganta de Harry, sin embargo Harry sólo lo sintió al escucharlo.
"No tienes elección," declaró una voz áspera.
Los ojos se movieron, el campo de visión saltó hacia un hombre que Harry no reconoció, con ropa teñida con el escarlata de los Aurores aunque hecha con cuero macizo de muchos bolsillos.
Su ojo derecho era demasiado grande, con una pupila de azul eléctrico que constantemente se precipitaba y se movía.
"¡No me puedes pedir esto, Alastor!" La voz de Dumbledore era salvaje. "¡Esto no! ¡Cualquier cosa excepto esto!"
"Yo no soy el que te lo pide," gruñó el hombre. "Voldie es el que lo está pidiendo, y le vas a decir que no."
"¿Por dinero, Alastor?" La voz de Dumbledore era suplicante. "¿Nada más por dinero?"
"Pagas el rescate de Aberforth, pierdes la guerra," el hombre explicó con agudeza. "Así de simple. Cien mil Galeones es casi todo lo que tenemos en el cofre de guerra, y si lo usas de este modo, no se volverá a recuperar. ¿Qué vas a hacer, intentar convencer a los Potter de vaciar su bóveda así como ya lo hicieron los Longbottom? Voldie nada más va a secuestrar a alguien más y hacer otra demanda. Alice, Minerva, cualquiera que te importe, todos serán objetivos si le pagas a los Mortífagos. Esa no es la lección que deberías intentar enseñarles."
"Si hago esto no tendré a nadie. Nadie." La voz de Dumbledore se rompió, el mundo se inclinó cuando la cabeza cayó dentro de las manos antiguas, y horrendos sonidos provinieron de la no-garganta-de-Harry cuando empezó a llorar como un niño.
"¿Debería informar al mensajero de Voldie sobre el no?" preguntó la voz de Alastor, ahora extrañamente gentil. "No tienes que hacerlo tú mismo, viejo amigo."
"No - lo haré yo mismo - yo debo -"

...

La memoria terminó con una conmoción y Harry arrancó su cabeza del agua brillante, boqueando como si estuviera privado del aire.
La transición entre escenas, entre décadas de vieja realidad y el momento presente, hubo otro sacudida en la mente de Harry; de algún modo su inmersión en el pasado lo había desanclado. El hombre roto sollozando en su oficina había sido otra persona en otra era, Harry había comprendido al menos eso; alguien más suave -
Antes de que todo desapareciera como humo disipado, regresando al ahora, el día presente.
Terrible y severo estaba de pie el mago antiguo, como si estuviera grabado en piedra; barba tejida de hilo que era como el hierro, gafas de media luna que eran como espejos, y las pupilas por detrás tan afiladas e inflexibles como el diamante negro.
"¿También deseas ver a mi hermano cuando murió bajo el Cruciatus?" interrogó Albus Dumbledore. "¡Voldemort también me envió esa memoria!"
"Y ahí - " Harry estaba teniendo problemas para producir una voz, a causa de la creciente sensación enfermiza dentro de su pecho. "Ahí fue cuando -" Las palabras parecían arder en su garganta, mientras el horrible conocimiento bajaba dentro de él, la fea comprensión. "Ahí fue cuando quemaste viva a Narcissa Malfoy en su habitación."
La expresión de Albus Dumbledore fue fría cuando respondió. "A esa pregunta solamente un tonto contestaría sí o no. Lo que importa es que los Mortífagos creyeron que la asesiné, y esa creencia mantuvo a salvo las familias de todos aquellos que servían a la Orden del Fénix - hasta este día. ¿Ahora comprendes lo que has hecho? ¿Lo que has hecho a tus amigos, Harry Potter, y a cualquiera que se una a tu bando?" El mago anciano pareció volverse más alto y más terrible, al tiempo que su voz se hizo más fuerte. "¡Los has convertido a todos en objetivos, y objetivos seguirán siendo! ¡Hasta que demuestres, del único modo que puede ser demostrado, que ya no estás dispuesto a pagar tales precios!"
"¿Y es verdad?" Harry cuestionó. Hubo una sensación de zumbido que lo iba llenando, su cuerpo poniéndose más distante. "¿Lo que Draco dijo, que Narcissa Malfoy nunca ensució sus manos, que no era más que la esposa de Lucius? Ella era una habilitadora, lo capto, aunque no puedo respaldar que mereciera ser quemada viva."
"Ninguna otra cosa los habría convencido de que ya no iba a dudar más." La voz del mago anciano no soportaba preguntas ni rechazos. "Siempre fui reluctante a hacer lo que debo hacer, siempre fueron otros los que pagaron el costo de mi misericordia. Así me lo dijo Alastor desde el principio, pero yo no lo escuché. Tú, espero, demostrarás ser mejor que yo ante tales decisiones."
"Estoy sorprendido," Harry argumentó, asombrado de que su voz estuviera casi firme. "Habría esperado que los Mortífagos fueran tras otra familia de la Luz y empezar un ciclo de venganza creciente, si no los derribabas a todos con tu primer golpe."
"De haber sido mi oponente Lucius, quizá." Los ojos de Dumbledore eran como piedras. "Fui informado que Voldemort se rió ante las noticias, y proclamó a sus Mortífagos que finalmente había madurado, y que finalmente era un oponente digno. Quizá estaba en lo correcto. Después del día que condené a mi hermano a su muerte, empecé a sopesar a aquellos que me seguían, balanceando a uno contra el otro, preguntando a quién arriesgaría, y a quién sacrificaría, para cuál fin. Fue extraño cuántas piezas menos fui perdiendo, una vez que supe reconocer su valor."
La mandíbula de Harry parecía bloqueada, como si requiriera un esfuerzo masivo hacer que sus labios se movieran. "Sin embargo no es como si Lucius estuviera tomando a Hermione deliberadamente para un chantaje," La voz de Harry dijo quedamente. "Desde la perspectiva de Lucius, alguien más rompió la tregua primero. Así que con eso en mente, ¿de cuántos Galeones era el valor de Hermione, exactamente? Haciendo a un lado el pago de los chantajes, si se tratara de una mera amenaza ordinaria contra su vida, ¿cuánto tendría que haber pagado para salvarla? ¿Diez mil Galeones? ¿Cinco mil?"
El mago anciano no respondió.
"Es algo gracioso," Harry prosiguió, su voz temblando como si se moviera a través del agua. "¿Sabes, el día que estuve en frente del Dementor, cuál fue mi peor memoria? Fue mis padres muriendo. Escuché las voces y todos."
Los ojos del mago anciano se ensancharon detrás de los anteojos de media luna.
"Y aquí hay algo," Harry continuó, "aquí hay algo que he estado pensando una y otra vez. El Señor Oscuro le dio a Lily Potter la oportunidad de irse. Le dijo que ella podía huir. Le dijo que ella muriendo en frente de la cuna no iba a salvar a su bebé. 'Hazte a un lado, tonta mujer, ¡si es que
tienes por lo menos una pizca de sensatez! -'" Un horrendo escalofrío cayó sobre Harry cuando habló aquellas palabras con sus propios labios, pero se sacudió y siguió adelante. "Y después seguí pensando, no pude dejar de pensarlo, ¿no estaba el Señor Oscuro en lo correcto? Si tan sólo Madre se hiciera a un lado. Intentó maldecir al Señor Oscuro aunque era suicida, ella tenía que saber que era un suicidio. Su decisión no era entre su vida y la mía, ¡su decisión era entre su vida o la muerte de ambos! De haber hecho ella la cosa lógica y escapado, o sea, amo a Mamá también, ¡pero Lily Potter estaría viva ahora mismo y ella sería mi madre!" Las lágrimas estaban haciendo que se pusieran borrosos los ojos de Harry. "Únicamente ahora lo comprendo, sé lo que Madre debió haber sentido. Ella no podía alejarse de la cuna. ¡Ella no podía! ¡El amor no escapa!"
Fue como si el mago anciano recibiera un golpe, golpeado por un cincel que lo destrozó directamente por la mitad.
"¿Qué he dicho?" el mago anciano susurró. "¿Qué es lo que he te dicho?"
"¡No lo sé!" gritó Harry. "¡Tampoco estaba escuchando!"
"Yo - lo lamento, Harry - yo -" El mago anciano presionó sus manos contra su cara, y Harry vio que Albus Dumbledore estaba sollozando. "No debí decir, tales cosas a ti - no debí, haber resentido, tu inocencia -"
Harry contempló fijamente al mago por otro segundo, y luego Harry se giró y salió marchando por fuera del cuarto negro, bajó las escaleras, a través de la oficina -
"Realmente no sé por qué sigues sobre su hombro," Harry se despidió de Fawkes.
- afuera de la puerta de roble y dentro de la infinita escalera giratoria en espiral.

...

Harry había llegado al salón de clases de Transformación antes que cualquier otro, antes incluso que la Profesora McGonagall. Hubo clase de Encantamientos antes, para su año, aunque él ni siquiera se había molestado con intentar asistir. Si la Profesora McGonagall iba a dar la clase de hoy no lo sabía. Había algo ominoso sobre los escritorios vacíos a su lado, la ausencia del tablero. Como si estuviera solo en Hogwarts, con todos sus amigos ya lejos.
De acuerdo al programa de la clase, la lección de hoy era sobre Transformación prolongada, sobre la cual todas las reglas Harry había aprendido de corazón cuando estaba Transformando una enorme roca en el pequeño diamante que fulguraba en su dedo meñique. Sería una materia teórica, en vez de práctica, para el resto de la clase; lo que era una lástima, porque podría haber usado una dosis de trance de Transformación.
Harry se dio cuenta de manera distante que su mano estaba temblando, hasta el punto en que tenía problemas deshaciendo el cordón del monedero para extraer el libro de texto de Transformación.
Fuiste monstruosamente injusto con Dumbledore, señaló la voz que Harry había estado llamando Slytherin, sólo que ahora parecía ser la Voz de la Sensatez económica y quizá también Consciencia.
Los ojos de Harry cayeron sobre su libro de texto, pero la sección le era tan familiar que daba lo mismo a que se tratara de un pergamino en blanco.
Dumbledore combatió una guerra contra un Señor Oscuro que deliberadamente se propuso a romperlo del modo más cruel posible. Tuvo que escoger entre perder su guerra y perder su hermano. Albus Dumbledore sabe, lo aprendió de la peor forma posible, que hay límites al valor de una vida; y casi destruye su cordura el admitirlo. Sin embargo tú, Harry Potter - tú tendrías que haber sido más sabio.
"Cállate," el niño murmuró hacia el salón de clases vacío de Transformación, aunque no había nadie para escucharlo.
Ya has leído sobre los experimentos de Philip Tetlock sobre personas a las que se les pide intercambiar un valor sagrado contra uno secular, como un administrador de un hospital que tiene que elegir entre gastar un millón de dólares para salvar a un menor de cinco años, y gastar un millón de dólares para comprar otro equipo de hospital o pagar los salarios de los médicos. Y los sujetos en el experimento se indignaron y querían castigar al administrador del hospital por tan siquiera considerar la decisión. ¿Recuerdas haber leído sobre eso, Harry Potter? ¿Recuerdas haber pensado cuán estúpido era eso, ya que si el equipo de hospital y los salarios de los doctores no sirvieran para salvar vidas también, no habría punto en tener hospitales o doctores? ¿Tendría que haber pagado el administrador del hospital un billón de libras por ese hígado, incluso si significaba que el hospital se fuera a la bancarrota al día siguiente?
"¡Cállate!" el niño murmuró.
Cada vez que gastas dinero para salvar una vida con alguna probabilidad, estableces un límite inferior al valor monetario de la vida. Cada vez que te rehúsas a gastar dinero para salvar una vida con alguna probabilidad, estableces un límite superior al valor monetario de la vida. Si tus límites superiores e inferiores son inconsistentes, significa que podrías mover dinero de un lugar a otro, y salvar más vidas al mismo costo. Por lo que si quieres usar una cantidad de dinero limitada para salvar tantas vidas como sea posible, tus decisiones deben ser consistentes con algún valor monetario para la vida humana; si no entonces podrías ajustar el dinero y hacerlo mejor. Cuán triste, cuán hueca la indignación, de aquellos que se rehúsan a decir que el dinero y la vida pueden llegar a ser comparados alguna vez, cuando todo lo que están haciendo es prohibir la estrategia que salvaría más personas, por el bien de una pretendida grandiosidad moral...
 sabías eso, y aún así acusaste a Dumbledore de lo que lo acusaste.
Deliberadamente intentaste herir los sentimientos de Dumbledore.
Él nunca ha intentado herirte a ti, Harry Potter, ni una vez.
La cabeza de Harry cayó sobre sus manos.
¿Por qué Harry le había dicho lo que dijo, a un triste y antiguo mago que había luchado duramente y sufrido más de lo que cualquiera tendría que haber sufrido? ¿Incluso si el mago anciano estaba equivocado, merecía ser herido por eso, tras todo lo que le había sucedido? ¿Por qué había una parte de él que parecía enojarse con el mago anciano más allá de la razón, arremetiendo contra él con mayor fuerza que Harry había usado para atacar a cualquier otro, sin pensamiento de moderación una vez que la ira había crecido, solamente para callarse tan pronto como Harry se alejaba de su presencia?
¿Es porque sabes que Dumbledore no va a contraatacar? ¿Que sin importar lo que le digas, sin importar que tan injusto, él nunca va a usar su propio poder contra ti, él nunca te tratará del modo que tú lo trataste a él? ¿Es esta la forma en que vas a tratar a las personas cuando sabes que no van a contraatacar? ¿El gen de abusón de James Potter, manifestándose al fin?
Harry cerró sus ojos.
Como el Sombrero Seleccionador hablando dentro de su cabeza -
¿Cuál es la razón real para tu ira?
¿Qué es lo que temes?
Un torbellino de imágenes parecían destellar a través de la mente de Harry, entonces, el Dumbledore pasado llorando dentro de sus manos; la forma presente del mago anciano, yaciendo alto y terrible; una visión de Hermione gritando en sus cadenas, en la silla de metal, mientras Harry la abandonaba a los Dementores; y una imaginación de una mujer con largo cabello blanco (¿se veía ella como su esposo?) cayendo en medio de las flamas de su habitación, y una varita era sostenida sobre ella mientras la luz naranja se reflejaba desde los anteojos de media luna.
Albus Dumbledore parecía pensar que Harry sería mejor en ese tipo de cosas.
Y Harry sabía que probablemente lo sería. Conocía la matemática, después de todo.
Aunque era comprensible, de algún modo era entendido, que los utilitarios éticos de hecho no iban por ahí robando bancos para dar el dinero a los pobres. El resultado final de hacer a un lado las restricciones éticas no serían de hecho rayos de sol y rosas y felicidad para todos. La prescripción del consecuencialismo era tomar la acción que llevaban a las mejores consecuencias netas, no acciones que tenían una consecuencia positiva y rompían todo lo demás en el camino. Se esperaba que a los utilitarios máximos se les permitiera tomar el sentido común en cuenta, cuando estaban calculando sus expectativas.
De algún modo Harry había comprendido eso, incluso antes de que cualquiera le advirtiera que lo entendía. Antes de leer sobre Vladimir Lenin o la historia de la Revolución Francesa, lo había sabido. Podrían haber sido sus primeros libros de ciencia ficción advirtiendo sobre las personas con buenas intenciones, o quizá Harry nada más había visto la lógica por sí mismo. De algún modo lo había sabido desde el principio, que si daba un paso por fuera de su ética cada vez que había una razón, el resultado final no sería bueno.
Le llegó una imagen final, en ese momento: Lily Potter de pie frente a la cuna de su bebé y sopesando los intervalos entre resultados: el resultado final de haberse quedado e intentado maldecir a su enemigo (Lily muere, Harry muere), el resultado final si escapaba (Lily viva, Harry muerto), sopesando las utilidades esperadas, y tomando la única elección sensata.
Ella habría sido la madre de Harry de haberlo hecho.
"Pero los seres humanos no pueden vivir así," los labios del niño susurraron al salón de clases vacío. "Los seres humanos no pueden vivir así."

Capítulo 81             Capítulo 83


Nota del Traductor (7 de Julio de 2019)

Mantener mi propósito de traducir cinco mil palabras por semana para HPMOR, además de trabajar en el audiolibro, y Harry x Harry, ha sido bastante difícil. Este fin de semana colapsé en un sueño largo y pesado gracias a la música binaural, realmente lo necesitaba. Espero que esta semana me rinda más.

Este capítulo me llevó a leer sobre el valor de reposición, es un concepto muy interesante. Me hizo reflexionar en ciertos cambios que deseo para mi vida y cómo poder llevarlos a cabo. No tanto en lo de conocer el valor de mis piezas y saber cuáles puedo sacrificar, más bien en valorar más a mi propia persona de lo que venía haciendo hasta ahora, cómo ser menos pretensión y ser más yo mismo.

Esta semana empezó el anime de Doctor Stone. Yo he estado enganchado al manga desde que salió, por lo que les recomiendo el anime para aprender un poco más sobre ciencia de una manera muy entretenida.

El próximo capítulo es como de 700 palabras más o menos, pero el siguiente es como de 11.000, por lo que el próximo fin de semana publicaré el capítulo corto y espero adelantar ese largo y jugoso siguiente episodio para publicarlo dentro de dos semanas, espero.

Esta entrada fue posible gracias a Rocio Tou, Sergio Andres Rodriguez Vargas, Nkp, Richard, Kbrem y Javier Cruz Esquivel


Puedes aprender más sobre los métodos de la racionalidad leyendo Harry Potter y los Métodos de la Racionalidad. Si quieres ir al infinito y más allá, puedes apoyarme en Patreon


Gracias por leer.

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