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martes, 3 de septiembre de 2019

Harry x Harry Capítulo 2

Capítulo 1                     Capítulo 3


Harry x Harry


rick morty harry potter
Rick y Morty + Harry Potter

Capítulo 2: La Falsificación del McGuffin


A Harry no le gustaba lo que estaba pasando, tenía un terrible y enorme mal presentimiento.

—¿Estás seguro de esto, Verres?

El mencionado Verres, con la apariencia de Harry Potter, asintió con la cabeza y le dirigió un pulgar arriba en señal de confianza.

—Nada de qué preocuparse, Gryffindor. Para ti será como soñar, como ver una película tras otra.

—¿Y tiene que ser sobre esta mesa de operaciones? —Cuestionó Harry, dividido entre su decisión de que Verres era su última esperanza, y el estómago revuelto que le indicaba que había algo incorrecto en todo esto.

—La mesa de operaciones es funcional, si los médicos Muggles creyeran que un paciente estaría mejor sobre una cama, así lo harían. Con una mesa de operaciones me puedo acercar a ti por todos los ángulos, puedo ajustar la inclinación de tu cuerpo y así controlar tu posición en relación conmigo. —Respondió Verres sin mirar, y apretando rápidamente las teclas de un computador.

—¿Y las ataduras?

—Obviamente no puedo permitir que te muevas mientras te analizo.

—¿Y el Primigenio tiene que estar aquí?

Harry se refería a la criatura con cuerpo de niño humano y cabeza de calamar con tentáculos en vez de barba. Estaba en otra mesa de operaciones al lado de Harry, y al igual que él tenía un casco metálico sobre la cabeza. La diferencia es que el Primigenio parecía muy contento, nada que ver con la aprehensión de Harry.

—Por supuesto. Lily es parte crucial del experimento, porque me permite manipular con precisión quirúrgica el reino de los sueños. No te preocupes Gryffindor, cierra los ojos y relájate. Todo habrá terminado antes de que te des cuenta.

—Espero que estés en lo cierto. Detesto a esa cosa. —Harry sintió que se estaba quedando dormido, probablemente por las drogas que Verres le había inyectado hace un par de minutos.

—Vas a lastimar sus sentimientos, creo, no estoy seguro de que los tenga. Oye, Gryffindor, o mejor dicho, Harry,

Mal.

Muchas gracias por haber confiado en mí, a pesar de lo anormal de esta situación.

Muy mal.

A pesar de que no eres tan inteligente, creo que eres una mejor persona que yo.

Terriblemente mal.

Gracias por haber sido mi compañero.

Horriblemente mal.

Gracias por haber sido mi amigo.



...

Simulación 01
Sujeto: Duncan
Variable: Un Muggle que leyó la saga de Harry Potter renace como un habitante del mundo mágico.
Desviaciones de la Fuente: 6

Duncan era uno de esos Muggles que constantemente expresa su desdén por Ron Weasley y su poco deseo de estudiar. Se imaginaba a sí mismo siendo tan inteligente como Hermione y tan exitoso como Harry. Consideraba a Ron un mediocre y un papanatas.

Por lo que su alegría fue manchada de amargura cuando descubrió que había reencarnado como Ron Weasley. Pasar por la infancia de nuevo tampoco fue divertido, al igual que ser el objetivo Número Dos de las bromas de los gemelos Fred y George. Ser el hijo relegado le dolió más de lo esperado.

Duncan lo soportó con resignación, diciendo a sí mismo que al menos era parte del gran trío, que era mejor ser cola de león que cabeza de ratón.

Esperó impaciente hasta los diez años de edad, cuando se sintió con la fuerza suficiente para meter a Scabbers dentro de un balde de agua y romper su diminuto cuello de rata. El día siguiente, tras descubrir el cadáver de la mascota, fue un día de duelo para la familia Weasley. Todos lloraron excepto Duncan, quien apenas y fue capaz de ocultar su regocijo en el rostro de Ron.

A pesar de sus rabietas, Duncan no consiguió una varita nueva. Tendría que esperar hasta sus vacaciones de segundo año, cuando el Señor Weasley se fuera a ganar la lotería.

Una buena persona habría pensado qué hacer para sacar a Sirius de Azkaban lo más pronto posible: Duncan ni siquiera se acordó del Padrino de Harry. Él se desesperaba imaginando las aventuras que iba a tener con Harry y el romance candente que iba a tener con Hermione. Se decía a sí mismo que como, técnicamente, él también era un niño, no iba a hacer nada ilegal.

Afanado y con paso confiado penetró el muro de la la plataforma 9 y 3/4, perdiendo así su primera oportunidad de interaccionar con Harry Potter. Increpando su olvido, se juró a sí mismo que lo iba a compensar con su encuentro en la cabina del tren.

—Saludos, Harry Potter. Soy Ron Weasley. Espero que podamos ser buenos amigos. —Habló Duncan en cuanto el niño de la cicatriz abrió la puerta de la cabina, sin permitir que dijera nada.

Duncan se mostró locuaz, vivaracho, imaginando que era tan sabio como Hermione, pero mejor porque era hombre. Tan absorto estaba en su magistral presentación, que se sobresaltó cuando Hermione tuvo que alzar la voz para que la oyera.

¡Disculpen! ¿Han visto una rana por aquí?

—¡No, pero con mucho gusto te ayudaré a buscar! —Exclamó Harry Potter, cargando con su baúl, la jaula de Hedwig, y empujando a una confundida Hermione lejos de allí.

Duncan reflexionó cuando se quedó a solas. Cayó en cuenta que por estar hablando había ignorado a la señora del carrito de los dulces, provocando que Harry no le diera ninguno de regalo. Además, parecía que su imitación de Hermione no había salido bien, porque Harry había huido de allí como si él fuera Draco Malfoy. Sin embargo, la conclusión de Duncan fue que todo era culpa de Hermione. Por lo que se puso su túnica de mago, tan negra como los planes que maquinaba para hacer que todo saliera como él quería.

En las escaleras, cuando todos los de Primer Año esperaban para ser Seleccionados, Harry ignoró los intentos para llamar su atención, tanto los de Draco como los de Duncan. Harry parecía muy concentrado en su conversación con Hermione. Aunque estaban susurrando, Duncan alcanzó a captar lo principal: puesto que tanto Draco como Ron, representantes de dos familias emblemáticas de Slytherin y Gryffindor respectivamente, eran un par de odiosos, Harry y Hermione discutían las ventajas de ir a Hufflepuff y Ravenclaw.

Hermione Granger fue Seleccionada en Ravenclaw.

Harry Potter fue Seleccionado en Hufflepuff.

El Sombrero Seleccionador regañó a Duncan por ser un manipulador, por querer que todo fuera para su conveniencia en vez de buscar el bienestar de los demás, por ser un asesino y un pedófilo. Finalmente, le ofreció Slytherin y Gryffindor. Por más que Duncan rogó, el Sombrero no le ofreció más opciones.

Ron Weasley fue Seleccionado en Gryffindor.

Duncan no disfrutó la comida de los Elfos, ni se maravilló con el cielo nocturno en el techo de Hogwarts, ni experimentó alegría al compartir habitación con Neville. Esa noche, Duncan no durmió muy bien. Oculto bajo su almohada y las sabanas, lloró de rabia. Prometió que iba a sobrepasar a Hermione en lo académico, apoderarse del destino de Harry, y robar la Piedra Filosofal. ¡Y malditos fueran Quien-Tú-Sabes y Dumbledore y cualquiera que se interpusiera en su camino!

El primer día de clases en Hogwarts, Duncan se estrelló con la realidad.

En Transformación, Herbología, Astronomía y Defensa Contra las Artes Oscuras lo hizo tan bien como Harry, pero no mejor que Hermione. Sólo pudo compararse a ella en Historia de la Magia, donde el fantasma del Profesor Binns le dio a ambos calificaciones perfectas, y en Vuelo sobre Escoba, donde ambos fueron los más torpes. En el resto de materias su éxito fue marginal. Tras hacer un promedio, calculó que su rendimiento académico era exactamente igual al del verdadero Ron Weasley.

A pesar de la evidencia, se negó a aceptar sus límites. Su actitud arrogante no mermó en ningún momento, todo lo contrario, por lo que al final del día los demás estudiantes huían de Duncan como si tuviera la peste. Para cuando llegó la última clase del día, Encantamientos, Harry, Neville y Hermione habían conformado un sólido trío de amistad. Entonces Duncan supo lo que tenía que hacer.

Poco antes de la hora de la cena, Duncan se fue para los baños del piso inferior, cerca de las mazmorras. No hizo escándalo ni lloró, sino que se fue caminando con la dignidad propia del protagonista, o eso creía él.

Duncan se quedó allí abajo, solo, quieto como un orate, esperando hasta que el trol de la montaña lo encontró.

Nadie acudió en ayuda de Duncan.

Con su muerte, Duncan provocó un final más feliz, pues se hizo una investigación más exhaustiva, que terminó por revelar que el Profesor Quirrell compartía cuerpo (o mejor dicho cabeza) con El-Que-No-Debe-Ser-Nombrado, y ambos fueron encerrados de tal manera que el escape les fue imposible. Dumbledore fue encontrando los Horrocruxes uno por uno, con calma y sin prisa, por lo que nadie más murió a causa de los planes del Señor Oscuro.

Con su egoísmo, y muerte, Duncan fue el héroe que ese mundo necesitaba.


...


Era como tener un sueño tras otro. No había nada malo con soñar, pero se sentía extraño soñar por tanto tiempo, como caer y seguir cayendo sin estrellarse. Nadie debía dormir durante tanto tiempo, sin embargo Harry Potter era incapaz de despertar. No había temor, no había dolor, aunque sí la sensación de que algo no estaba bien.

...


Simulación 122
Sujeto: Harry Potter
Variable: Quien-Tú-Sabes decidió atacar a Neville Longbottom. Harry Potter tiene a sus padres vivos y además es un genio apasionado con la Historia.
Desviaciones de la Fuente: 6

Los padres de Harry Potter eran famosos. Lily Potter, anteriormente Evans, había redescubierto la aplicación defensiva de la primera ley de la Alquimia de Equivalencia de Intercambio, que había estado perdida desde los tiempos del antiguo Egipto Mágico. El mayor logro de su Encantamiento fue la captura de Bellatrix Lestrange, quien al intentar atacar a la familia Potter con el Maleficio Cruciatus, cayó torturada por su propio hechizo. James Potter era un célebre jugador de Quidditch retirado y aún apuesto.

Quizá por la fama de sus padres, el pequeño Harry Potter se obsesionó con la historia de los magos prominentes. Luego pasó a estudiar la Historia de la Magia en general, y hasta leyó libros de Historia Muggle (¡escritos por Muggles!) para complementar la información de los eventos mágicos. Lily tuvo un papel fundamental en el desarrollo académico de Harry, al igual que Severus Snape. Severus era buen amigo de Harry y de Lily, aunque no de James, y Harry lo pudo deducir basado en las convenientes excusas que su padre encontraba cuando Severus estaba de visita.

Todos afirmaban que Harry era idéntico a su padre, excepto en los ojos que eran verdes como los de Lily. En cuanto a su personalidad, era viceversa. Harry era un erudito al igual que Lily, excepto en su pasión y talento para el Quidditch que lo unía a James intrínsecamente.

Lily soñaba con que su hijo creciera y se convirtiera en Profesor de Historia en algún Colegio Mágico de renombre, tristemente no Hogwarts porque al Profesor Binns ni la muerte lo había podido remover de su plaza. James soñaba con que su hijo creciera y se convirtiera en Buscador de la Selección de Inglaterra y que ganaba la Copa Mundial de Quidditch. El propio Harry soñaba con crecer y visitar todos los lugares cruciales en la historia de la humanidad.

En el tren hacia Hogwarts, Harry compartió cabina con Ron Weasley, a quien ya conocía. Harry se llevaba bien con todos los Weasley, aunque ellos le criticaban su amistad con Draco Malfoy. Harry no tenía la intención de unirse a la facción Dumbledore ni tampoco a la facción Malfoy. Todo lo que quería era que los dejaran en paz, a él y sus libros. De haber sido un adulto, lo habrían tildado de egoísta y desagradecido por no apreciar el hecho de que sus padres estuvieran con vida, lo que era un lujo tras el paso de El-Que-No-Debe-Ser-Nombrado. Como era un niño, se encogían de hombros y murmuraban: ¡ya aprenderá!

En las escaleras mientras Harry y el resto de nuevos estudiantes esperaban a ser llamados para ponerse el Sombrero Seleccionador, se produjo un revuelo cuando Nevile Longbottom, el Niño-Que-Vivió, rechazó de plano a Draco Malfoy. Varios lo celebraron, aunque nadie con tanto entusiasmo como Ron. Harry se hizo a un lado y tomó todas las anotaciones que pudo, presintiendo que acababa de presenciar un momento importante de la Historia. Su primera impresión de Neville Longbottom es que parecía un niño ordinario. Sin embargo, la cicatriz en forma de rayo en su frente era una marca irrefutable de su estatus como el Elegido.

El punto culminante de la ceremonia del Sombrero Seleccionador fue cuando Neville Longbottom fue Seleccionado en Hufflepuff. Allí también fue a parar Ron, y de inmediato fue evidente que esos dos serían como uña y mugre. Esto último le causó un gran alivio a Harry, quien a veces se exasperaba con el comportamiento de Ron, cuyos interés eran demasiado infantiles, según Harry. De hecho, lo único que compartían de todo corazón era el amor por el Quidditch.

El propio Harry fue a Ravenclaw, lo que registró en su diario como una mera anécdota cuya importancia sólo era personal.

Harry tenía altas expectativas para su primer día de clases, todas girando alrededor de el Niño-Que-Vivió. A pesar de eso, ese primer día fue más estrafalario que cualquier cosa que pudiera imaginar.

La clase de Transformación fue normal, pero todo se descarriló cuando el Niño-Que-Vivió resultó ser pésimo sobre una escoba, y el propio Harry tuvo que montarse en una escoba para poner a Draco Malfoy en su lugar.

Hubo dos consecuencias: en primer lugar, mientras sostenía la Recordadora en la mano, Draco le dijo que su amistad había terminado. Esto entristeció y preocupó a Harry que no había pretendido elegir la facción de Dumbledore, sino devolver la Recordadora al Niño-Que-Vivió. En segundo lugar, el Profesor Flitwick le suplicó/ordenó a Harry con voz chillona que se uniera al Equipo de Quidditch de Ravenclaw ipso facto.

Harry temía que el Quidditch le quitara tiempo para sus estudios, sin embargo no se atrevió a decir que no, porque le habría provocado a su padre un ataque de desilusión. La carta de James Potter, felicitando a su hijo por igualar la proeza del propio James, de ser parte de un equipo de Quidditch en su primer año en Hogwarts, tendría que haber sido su momento más bizarro.

No fue así.

Severus, ahora el Profesor Snape, fue algo frío con Harry, un poco más de lo que él había esperado. Pero trató mucho peor al Niño-Que-Vivió, hasta el punto de ser desagradable. Después de ese abuso verbal, Harry dejó de pensar en él como el Niño-Que-Vivió y simplemente pasó a ser Neville. También empezó a cuestionar la amistad entre su mamá y Severus, o mejor dicho, Snape.

Defensa fue una decepción como clase. El Profesor Quirrell era tan inepto que su objetivo parecía lograr que los estudiantes aprendieran lo menos posible.

Herbología fue satisfactoria, y la sorpresa fue que Neville era realmente talentoso en esa clase, hasta el punto que la Profesora Sprout dio a entender que ya había encontrado a su sucesor.

Y entonces llegó la clase de Historia de la Magia.

Harry sabía que el Profesor Binns era un fantasma que no variaba nunca el contenido de sus clases, por lo que Harry se preparó para un repaso que para él sería ligeramente entretenido, mientras que el resto se dormiría a causa del aburrimiento. Así fue como la clase inició, pero minuto a minuto los errores y anacronismos fueron acumulándose hasta que Harry no pudo más y explotó.

—¡En el nombre de Bathilda Bagshot y todo lo que es bello en la Historia de la Magia, usted está equivocado Profesor Binns!

Ante la asombrada vista de sus compañeros y el perplejo parpadeo del Profesor Binns. Harry Potter se puso de pie, agitando los brazos y rojo de la rabia. Uno tras otro fue recitando los hechos que ya habían sido revisados y corregidos bajo las luces de historiadores más modernos, hasta que se sintió en paz consigo mismo. Harry se volvió a sentar, se acomodó la túnica, y le hizo un gesto con la mano al Profesor Binns para indicar que podía continuar.

El Profesor Binns se aclaró la garganta, aunque ni garganta tenía, y luego se dirigió a Harry.

—¿Cuál es su nombre, alumno? —Preguntó la voz espectral.

—Harry Potter.

—Señor Póker, acompáñeme a la oficina del Director. El resto pueden repasar sus libros de texto hasta que termine el tiempo de la clase.

Los estudiantes de Primer Año se quedaron con la boca abierta. Todos sabían que el Profesor Binns nunca había llevado a un estudiante con el Director. Con toda seguridad no lo había hecho desde que era un fantasma, ¡y quien sabe incluso al estar vivo!

Harry caminó detrás del flotante Profesor Binns. Le costaba un poco respirar al imaginar la expresión de pesadumbre de su mamá. ¿Acaso la sangre de su padre era tan fuerte que Harry se iba a meter en problemas sin que fuera su propósito?

Tras dar varias vueltas por el castillo, llegaron frente a un par de gárgolas de piedra.

—Aguarde aquí un momento, Señor Póker. —En la espectral voz no había enojo ni rencor, sólo era su tono normal de fantasma.

Harry seguía sin encontrar una excusa satisfactoria para su mamá cuando las gárgolas se hicieron a un lado. En ese momento la pasión por la Historia triunfó, y Harry se deleitó dando un paseo sobre las Escaleras Giratorias Sin Fin, aunque deseando que el recorrido fuera más largo.

Harry se topó con una gruesa puerta de roble entreabierta. La empujó y se encontró con cientos de artilugios bulliciosos, los retratos de todos los Directores fallecidos de Hogwarts que lo observaban con curiosidad, al Profesor Binns sonriendo complacido, y al legendario Director de Hogwarts en la actualidad Albus Percival Wulfric Brian Dumbledore (Conquistador de Grindelwald, Gran Hechicero, Jefe Supremo, Jefe de Magos del Wizengamot, descubridor de los doce usos de la sangre de dragón, y el único mago al que El-Que-No-Debe-Ser-Nombrado tuvo miedo) estaba contemplando a Harry con incredulidad.

—Él es, Director Bumblebee, la razón de mi renuncia. Su nombre es Póker.

Harry casi se atragantó con su propia saliva. ¡Renunciar! ¿Se había enfurecido tanto el Profesor Binns por la falta de respeto de Harry? ¿Acaso le estaba jugando una broma? Imposible, alguien como el Profesor Binns no sabía bromear: ni vivo ni muerto había tenido sentido del humor.

—Pero Profesor, ¡no tiene más que once años! —Protestó el Director, con énfasis pero sin alzar la voz.

Harry asintió, y gotas de sudor cayeron sobre sus gafas. Él no era más que un niño, no lo podían hacer responsable de la renuncia de un Profesor que había parecido inexpugnable en su puesto. Podía ser que su padre y su padrino Sirius le dieran un pulgar arriba disimulado, sin embargo iban a mirar para otro lado cuando su mamá lo convirtiera en calabaza y procediera a partirlo en dos con un hacha.

—Su edad no importa, ni tampoco su nombre, sino sus conocimientos. Gracias a él ya puedo descansar en paz.

En cuanto leyó sobre grandes magos, y lo útil y significativo del Encantamiento Patronus , Harry le pidió a sus padres que se lo permitieran ver. Ahora, en la oficina del Director, el traslúcido Profesor Binns comenzó a brillar con el mismo color plateado del Patronus, una luz tan intensa y pura que pareció casi corpórea. y así tan repentinamente como empezó a brillar, igual de rápido se desvaneció: como una hoguera extinguida de la cual solamente había quedado un hilo plateado que eventualmente desapareció en el aire.

Dumbledore suspiró y se giró hacia Harry.

—Supongo que el trabajo ahora es tuyo, Profesor Potter.

—¡Qué! ¡Yo no puedo ser un Profesor, soy un estudiante!

—En efecto, y un estudiante seguirás siendo hasta que te gradúes de Hogwarts, cada vez que asistas a las clases de los otros educadores. Sin embargo en los pasillos, en las comidas, a la hora de dormir y, por supuesto, durante la clase de Historia de la Magia, serás el Profesor Potter.

—¡Pero...!

—Harry, no sabes lo difícil que es conseguir un Profesor digno de los altos estándares de este colegio. Si el Profesor Binns te eligió, significa que estás más calificado que cualquier otro, caso contrario él no se habría retirado tan tranquilo a gozar de su merecida jubilación.

Harry quedó convencido con ese discurso, porque quedaba más que claro que enseñar Historia era algo que sólo él podía hacer.

—Ahora, Harry, si tuvieras la amabilidad de ponerte de pie aquí. Gracias, quédate quiero, mirada al frente.

Dumbledore trazó un círculo de runas alrededor de Harry. Lo hizo utilizando su varita; sobre el suelo de piedra, las marcas parecían haber sido hechas con sangre.

—¡Escucha, Hogwarts! ¡Quien yace dentro del círculo es el nuevo Profesor de Historia de la Magia, Harry Potter!

Luego del ritual, el Director Dumbledore le explicó unas cuantas cosas a Harry sobre el funcionamiento interno del Colegio, y le advirtió que no fuera a abusar de su poder para dar y quitar puntos de Casa, pues ese mal hábito era potestad absoluta de Snape. También le pidió que se presentara al día siguiente, antes de dar inicio a las clases, en la oficina de la Directora Adjunta Mcgonagall para resolver ciertos conflictos presentes en su horario de clases.

La clase final de ese largo día, tan lleno de eventos para Harry, fue la de Encantamientos. El Profesor Flitwick tuvo que levantar su voz chillona para que los estudiantes pudieran recitar el Wingardium Leviosa correctamente. La atención de todos estaba centrada sobre Harry, a quien no le agradó mucho ser el centro de atención.

A la hora de la cena, Harry fue evacuado con el resto de los niños, porque había un trol merodeando en las mazmorras. Por fortuna el incidente no pasó a mayores y los demás profesores subyugaron al trol con facilidad.

Harry cayó sobre su cama rendido y se durmió de inmediato, sin energías para apreciar el lujo de tener su propia habitación en Hogwarts.

Al día siguiente, el titular de el Diario el Profeta fue el siguiente:


LA ÚLTIMA LOCURA DE DUMBLEDORE:
¡NIÑO-PROFESOR EN HOGWARTS!

Sin embargo, el titular de El Quisquilloso se le antojó peor a Harry por su imprecisión:


NIÑO-QUE-VIVIÓ EXPULSA FANTASMA
Y OTORGA PODERES HISTÓRICOS A SU MEJOR AMIGO


La dicha de sus padres era tan grande que le enviaron un Aullador que sobresaltó a todos a la hora del desayuno.

Con los oídos todavía aturdidos, Harry se reunió con la Profesora Mcgonagall, quien le hizo entrega oficial de su propio Giratiempo. Las numerosas advertencias e indicaciones pasaron sobre Harry en un segundo plano. Ahora tenía en su posesión una de las magias ocultas de los adultos, y esto lo hizo sentir más adulto que su nombramiento de Profesor. Con el Giratiempo Harry podía asistir a sus clases como el resto de los niños, jugar Quidditch, dictar sus clases de Historia, y hasta descansar apropiadamente.

Al principio, Harry se sintió un poco intimidado en su rol como Profesor, en especial frente a los estudiantes más grandes. Pronto su carisma y entusiasmo superaron ese obstáculo. Harry enseñaba Historia de la Magia como una asignatura viva, útil y relacionada directamente con el presente. La facción Malfoy, representada en los estudiantes hijos de Mortífagos, empezó a protestar cada vez que Harry quería conectar los eventos de los Magos con los eventos Muggles. Sin embargo la respuesta ante tales protestas eran la evidencia y la lógica; aunque Harry no quería hacer proselitismo pro-Muggle, jamás iba a aceptar que la verdad fuera oculta, aún si implicaba revelar que los Malfoy se codeaban con los reyes y nobles Muggles antes de que se sancionara el Estatuto Internacional del Secreto en 1692. Poco a poco, sus opositores prefirieron guardar silencio ante la fuerza de los argumentos del Profesor Potter.

Ese primer año fue el más difícil para Harry, porque tuvo que acostumbrarse a hacer malabares con el Giratiempo para cumplir con sus obligaciones. El Profesor Snape fue una gran ayuda para Harry, y como ambos eran Profesores, Harry pudo reconciliar su amistad con él. Lily afirmaba que Snape sólo se comportaba como un Profesor Malvado para guardar las apariencias con los Mortífagos. Para sus adentros, Harry se dijo que Snape debía ser el mejor actor del mundo.

En navidad, y en todas las vacaciones venideras, Harry se fue con sus padres a recorrer el mundo. A veces su Padrino Sirius se sumaba a esos viajes, lo que resultaba en estrafalarias aventuras-no-históricas. Por lo que Snape también fue invitado a esos viajes. El número de experiencias bizarras se redujo dramáticamente.

Parecía que al final de cada año Quien-Tú-Sabes tramaba una artimaña contra Hogwarts o Neville o Dumbledore, aunque estos ataques sólo afectaba a Harry de manera colateral. Por ejemplo al final del primer año, tras la revelación que el Profesor Quirrell tenía a Quien-Tú-Sabes pegado a su cabeza, por lo que hubo una reunión de Profesores que duró diez horas para discutir si las calificaciones para la clase de Defensa Contra las Artes Oscuras eran válidas o no. La conclusión fue que los niños habían aprendido poco y nada, por lo que iban a necesitar un profesor estrella para el próximo año, para compensar tanta negligencia. Se propuso el nombre de Gilderoy Lockhart y todos quedaron satisfechos.

En su segundo año, a mitad de la clase de Historia de la Magia, Hermione Granger, Ron Weasley y Neville Longbottom (los responsables de detener a Quien-Tú-Sabes el año anterior) le pidieron a Harry revelar todo lo que supiera sobre Salazar Slytherin y la Cámara de los Secretos. Harry lo hizo con más gusto de lo que esperaba, y no supo por qué hasta cuando la Señorita Granger apareció petrificada y se le encogió el corazón. Por fortuna la Profesora Sprout pudo cosechar la cura y el Niño-Que-Vivió derrotó al monstruo de la Cámara de los Secretos.

El tercer año Harry se enfrentó al dilema moral de si era correcto para un Profesor/Estudiante como él tener sentimientos por una estudiante de su misma edad. Tan enfrascado estaba en los problemas de su corazón que lo tomó por sorpresa la revelación de que su padrino Sirius Black era en realidad Peter Pettigrew disfrazado con Poción Multijugos. El verdadero Sirius Black estaba dentro de la prisión de Azkaban, calvo y bajo otra identidad. El pobre estaba tan dementado que falleció pocos días después en San Mungo, sin haber reconocido a nadie. El nefasto Peter Pettigrew escapó. Todos los amigos cercanos de Sirius, sobretodo los Potter, se sintieron como unos tontos. Lily apenas y pudo evitar que James se fuera a perseguir a Pettigrew a quién sabe dónde. Por primera vez de manera consciente, Harry decidió oponerse a Quien-Tú-Sabes y todos aquellos que le sirvieran.

En su cuarto año no hubo Quidditch en Hogwarts a causa del Torneo de los Tres Magos, y Harry sintió mayor alivio del esperado. Dedicó el tiempo extra a entrenar junto a Neville, Ron y Hermione. De alguna manera, el Niño-Que-Vivió había sido invocado por el Cáliz de Fuego para participar en el Torneo de los Tres (Cuatro) Magos. Los dos se entrenaron codo a codo: Neville para sobrevivir al Torneo, Harry para vengar eventualmente a su verdadero Padrino. Sin embargo, su entrenamiento no sirvió para evitar que cayeran en una trampa. Ojoloco no era el Ojoloco real, sino el Mortífago Barty Crouch Junior, quien intentó asesinar a Harry mientras todos los ojos estaban posados sobre la prueba final del Torneo. Por fortuna, el ojo vigilante de Snape estaba sobre Harry. Tras un duelo terrible, tanto el aliado como el enemigo cayeron muertos por efecto de la Maldición Asesina.

Harry todavía no se había recuperado de la pérdida cuando le fue anunciada otra desgracia: Neville había perecido a manos de Quien-Tú-Sabes. En privado, Dumbledore le contó todos los detalles. Quien-Tú-Sabes había recuperado su cuerpo con un ritual que requería la sangre de Neville, su enemigo jurado. El primer hechizo que Quien-Tú-Sabes usó fue la Maldición Asesina para eliminar a Neville, aunque sin saberlo también había destruido una parte de sí mismo que residía dentro de Neville. Dumbledore le habló sobre los Horrocruxes y la Profecía de Quien-Tú-Sabes y del Segundo Elegido sobre el cual ahora recae toda la responsabilidad de vencer al Señor Oscuro: Harry Potter.

Con los dotes investigadores del Director y el Profesor de Historia de la Magia de Hogwarts combinados, les tomó dos años encontrar todos los Horrocruxes, además de reunir las Reliquias de la Muerte por añadidura. Pero durante esos dos años de Guerra, hubo varias bajas de ambos lados. La muerte de Pettigrew, a manos de James, le trajo satisfacción. Las muertes de Ron y el Señor Weasley fueron las que más le dolieron.

Al final Harry decidió que fuera Dumbledore el portador de las Reliquias de la Muerte: con su sabiduría y experiencia de combate, la victoria contra el Señor Oscuro estaba asegurada.

Al final de su último año como estudiante, Harry finalmente tuvo el valor para declarar su amor a Hermione.


...

Harry abrió los ojos. Una luz roja parpadeante interrumpió la oscuridad. Su cuerpo estaba entumecido, y un poco adolorido por haber estado en la misma posición quién sabe cuánto. Tambaleándose, se acercó a la mesa donde estaban todos los aparatos de Verres. Tanteó por ahí hasta que se topó con su varita, justamente donde la había dejado.

¡Lumos!

El cuarto estaba desordenado, como si una ráfaga de viento inesperada hubiese pasado por allí para tirar los papeles al suelo y tumbar los artilugios por doquier. Las dos mesas de operaciones estaban vacías, solamente los cascos metálicos sobre ellas.

Luego un reflejo le llamó la atención al otro lado del cuarto. Se acercó al reflejo con la varita alzada; su cerebro había sugerido dos posibilidades para el estado actual de las cosas, y ambas requerían estar preparado para el combate.

Posibilidad uno: Verres había sido atacado por un enemigo a mitad del experimento y estaba en peligro o muerto.

Posibilidad dos: Verres lo había traicionado y había fingido el deseo de ayudarlo aunque en el fondo sus objetivos eran los mismos que Voldemort.

Harry no supo cómo encajar sus hipótesis iniciales con el hecho de encontrar a Verres metido dentro de un enorme tanque de vidrio, desnudo y flotando dentro de un líquido que parecía verde bajo el Lumos y púrpura cuando la luz roja de emergencia aparecía. Desde luego, eso no había estado antes en el cuarto. ¿Era realmente Verres? ¿O era otro Harry Potter con su apariencia de los once años?

Harry se vio a sí mismo reflejado sobre el tubo de vidrio.

Su ojo izquierdo había sido reemplazado por un ojo artificial del mismo color azul eléctrico que el que había pertenecido a Ojoloco Moody. En cuanto pensó eso, el Ojo Mágico se activó y le permitió ver en todas direcciones, y a través de todo. Con el mero deseo de dejar de ver así, su visión volvió a la normalidad. El nuevo Ojo Mágico de Harry era indistinguible de su ojo natural, excepto por el color, pues el verdadero ojo de Harry era de un intenso verde.

Sin embargo, ese vistazo bastó para mostrar a Harry que su mano derecha había sido reemplazada por una mano robótica que aparentemente era igual a la de un humano. Al igual que su pierna izquierda, aunque esta no tenía piel sintética o lo que fuera para cubrirse. Con razón le estaba costando tanto moverse.

Y una última cosa había visto Harry. Un sobre que contenía una carta, cuya primera línea alcanzó a captar gracias a su Ojo Mágico.

Querido Gryffindor, si estás leyendo esto, significa que ya hemos vencido sobre la Paradoja del Niño Maldito.

Capítulo 1                     Capítulo 3


Nota de Autor (27 de Agosto de 2019)


El próximo capítulo será el final de este fanfic.

Este fin de semana estuve sin Internet todo un día por un daño masivo en la región, y también estuve enfermo, creo que por estrés. En todo caso, logré cumplir con las 5.000 palabras de la traducción principal de HPMOR y con publicar este omake y ponerme al día por lo que resta de este mes. O sea 4 días. Y sigo atrasado con el audiolibro (niveles de estrés vuelven a incrementarse).

Este omake está basado en los libros de Harry Potter creados por J. K. Rowling y el fanfic de Los Métodos de la Racionalidad escrito por Eliezer Yudkowsky y traducido al Español por mí.

Harry x Harry es una de las recompensas superiores de mi Patreon, quienes lo pueden leer con una semana de anticipación. Este capítulo es el correspondiente a los meses de Julio y Agosto.

Esta entrada fue posible gracias a Javier Cruz Esquivel


Puedes aprender más sobre los métodos de la racionalidad leyendo Harry Potter y los Métodos de la Racionalidad. Si quieres ir al infinito y más allá, puedes apoyarme en Patreon


Gracias por leer.

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