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sábado, 16 de noviembre de 2019

Harry Potter y los Métodos de la Racionalidad Capítulo 90

Capítulo 89             Capítulo 91

Harry Potter y los Métodos de la Racionalidad


Quirrell y Harry
Quirrell y Harry por Arahneed




Capítulo 90: Roles, Parte 1


Un simple Innervate del Director había despertado a Fred Weasley, seguido por un Encantamiento preliminar de curación para un brazo roto y las costillas quebradas. La voz de Harry de modo distante le contó al Director sobre el ácido Transformado dentro de la cabeza del trol (Dumbledore había bajado la vista por el lado de la terraza e hizo un gesto antes de regresar) y luego sobre como la mente de los gemelos Weasley habían sido manipuladas, llevando una conversación que Harry recordaba aunque no podía procesar.
Harry aún seguía de pie al lado del cuerpo de Hermione, no se había movido de ese lugar, pensando tan rápido como podía a través de la sensación de disociación y del tiempo fragmentado, si había algo que tuviera que estar haciendo ahora, cualquier oportunidad que estuviera pasando irrevocablemente. Algún modo de reducir la cantidad de omnipotencia mágica que sería requerida después. Un efecto de faro temporal para marcar este instante para un viaje futuro en el tiempo, si alguna vez llegaba a descubrir una manera de regresar por más de seis horas. Había teorías de viaje en el tiempo bajo la Relatividad General (que habían parecido mucho menos plausibles antes de que Harry se hubiese cruzado con los Giratiempos) y esas teorías afirmaban que no podías regresar antes de que la máquina del tiempo hubiese sido construida - una máquina del tiempo relativa mantenía un camino continuo a través del tiempo, no teletransporta nada. Sin embargo Harry no veía nada útil que él pudiera hacer usando los hechizos que tenía en su léxico, Dumbledore no estaba siendo muy cooperativo, y de todos modos esto era severos minutos antes de la localización crítica dentro del Tiempo.
"Harry," el Director susurró, posando su mano sobre el hombro de Harry. Había desaparecido de donde había estado al lado de los gemelos Weasley y aparecido al lado de Harry; Sin continuidad George Weasley se había teletransportado de donde había estado sentado y ahora estaba arrodillado al lado de su hermano, y Fred ahora estaba recostado con los ojos abiertos y parpadeando al respirar. "Harry, debes irte de este lugar."
"Un momento," dijo la voz de Harry. "Estoy intentando pensar si hay algo más que pueda hacer."
La voz del mago anciano se oía impotente. "Harry - sé que tú no crees en alma - pero sea que Hermione te esté observando ahora, o no, no creo que ella quisiera verte actuar así."
...no, era obvio.
Harry apuntó su varita al cuerpo de Hermione -
"¡Harry! Qué estás -"
- y vertió todo a través de su brazo y su mano -
"¡Frigideiro!"
"- ¿haciendo?"
"Hipotermia," Harry contestó distante, al tiempo que se tambaleaba. Había sido uno de los hechizos con los que él y Hermione habían experimentado, en un vida anterior, por lo que fue capaz de controlarlo precisamente, aunque había requerido un montón de poder el afectar tanta masa. El cuerpo de Hermione debería estar casi exactamente a cinco grados Celsius. "Algunas personas han sido revividas del agua helada tras haber pasado más de treinta minutos sin respirar. El frío te protege del daño cerebral, ya ve, hace que todo se ralentice. Hay un dicho entre los doctores Muggles, no estás muerto hasta que estás caliente y muerto - creo que incluso enfrían a algunos pacientes durante algunas cirugías, si tienen que detener el corazón de alguien por un tiempo."
Fred y George empezaron a sollozar.
El rostro de Dumbledore ya estaba cruzado por las lágrimas. "Lo siento," él murmuró. "Harry, lo lamento tanto, pero tienes que parar." El Director cogió a Harry por los hombros y lo jaló.
Harry se dejó alejar del cuerpo de Hermione, avanzó al tiempo que el Director lo alejaba de la sangre. El Encantamiento Enfriador le daría tiempo. Horas al menos, quizá días si era capaz de seguir lanzando el hechizo sobre Hermione o si guardaban su cuerpo en algún lugar frío.
Ahora tenía tiempo para pensar.



...

Minerva había visto la cara de Albus y supo que algo estaba mal; había tenido tiempo para preguntarse qué había ocurrido, e incluso quién había muerto; su mente relampagueando hacia Alastor, Augusta, Arthur y Molly, todos los objetivos más probables al principio del segundo levantamiento de Voldemort. Había pensado que se endureció lo suficiente, había pensado que estaba preparada para lo peor.
Entonces Albus habló, y toda la dureza la abandonó.
No Hermione - no -
Albus le dio un breve espacio para sollozar; y luego le contó que Harry Potter, quien había visto morir a la Señorita Granger, estaba sentado por su cuenta fuera del depósito de la enfermería donde se estaban guardando los restos de la Señorita Granger, rehusando moverse del lugar, y diciendo a cualquiera que le hablara que se fuera para que pudiera pensar.
La única cosa que había obtenido una reacción del niño fue cuando Fawkes había intentado cantar para él; Harry Potter le había gritado al fénix que no hiciera eso, sus sentimientos eran reales, no quería que la magia lo intentara curar como si sus sentimientos fueran una enfermedad. Después de eso Fawkes había rehusado volver a cantar.
Albus pensó que ahora ella podría ser la mejor opción para llegar hasta Harry Potter.
Así que se tuvo que componer, y limpiar su rostro; luego habría tiempo para su dolor privado, cuando los niños sobrevivientes ya no tuvieran necesidad de ella.
Minerva McGonagall reunió las piezas dislocadas de sí misma, limpió sus ojos una última vez, y puso su mano sobre el pomo de la sección de la enfermería cuyo depósito estaba siendo usado ahora, por segunda vez en este siglo y por quinta vez desde que el castillo de Hogwarts había sido levantado, como el lugar de reposo para un prometedor y joven estudiante.
Ella abrió la puerta.
Los ojos de Harry Potter la observaron fijamente. El niño estaba sentado en el piso de la puerta del depósito, y sosteniendo su varita en su regazo. Si aquellos ojos estaban sufriendo, si estaban vacíos, si aunque fuera estaban rotos, no se podía contemplar en la cara del niño. No había lágrimas secas sobre aquellas mejillas.
"¿Por qué está aquí, Profesora McGonagall?" Harry Potter inquirió. "Le pedí al Director que me dejaran a solas por un tiempo."
A ella no se le ocurría nada para pronunciar. Para ayudarte - no estás nada bien - pero no sabía qué decir, no había nada que pudiera imaginar decir que pudiera mejorar las cosas. No había planeado con antelación antes de penetrar en el recinto, pues no había estado en su mejor condición.
"¿Qué estás pensando?" Minerva preguntó. Fue la única frase que le vino a la mente. Albus le había dicho que Harry había estado repitiendo que, una y otra vez, estaba pensando; y tenía que lograr que Harry hablara, de alguna manera.
Harry a medias la miró fijamente y a medias por encima de ella, una tensión proviniendo de ese rostro, mientras ella aguantaba el aliento.
Requirió un tiempo para que Harry finalmente hablara.
"Estoy intentando pensar si hay algo más que tendría que estar haciendo ahora," respondió Harry Potter. "Es duro, sin embargo. Mi mente sigue imaginando maneras en que el pasado podría haber salido diferente de haber pensado más rápidamente, y no puedo descartar que podría haber algún asomo de revelación oculta allí."
"Sr. Potter -" ella dijo vacilante. "Harry, no creo que sea saludable para ti estar - pensando de ese modo -"
"No estoy de acuerdo. El no pensar es lo que provoca la muerte de las personas." Las palabras fueron pronunciadas con tono monótono, como si fueran líneas recitadas de un libro.
"Harry," ella insistió, apenas pensando lo que estaba diciendo, "no hay nada que pudieras haber hecho -"
Algo parpadeó en la expresión de Harry. Sus ojos parecieron enfocarse en ella por primera vez.
"¿Nada que pudiera haber hecho?" la voz de Harry se alzó en la última palabra. "¿Nada que pudiera haber HECHO? ¡He perdido la cuenta de cuántos diferentes caminos pude haber recorrido para salvarla! ¡De haber pedido que nos entregaran a todos espejos de comunicación! ¡Si hubiese insistido en que Hermione fuera sacada de Hogwarts y puesta en una escuela que no estuviese demente! ¡Si me hubiese escapado inmediatamente en vez de intentar discutir con gente normal! ¡Si hubiese recordado el Patronus antes! ¡Si hubiese considerado emergencias y me hubiese entrenado para pensar en el Patronus antes! ¡Incluso en el último minuto podría no haber sido demasiado tarde! ¡Maté al trol y me acerqué a ella y todavía seguía VIVA y sólo me arrodillé a su lado y escuché sus últimas palabras como un IDIOTA en vez de invocar el Patronus otra vez y llamar a Dumbledore para enviar a Fawkes! O si tan sólo me hubiese aproximado a todo el problema desde un ángulo diferente - de haber buscado a un estudiante con un Giratiempo para enviar un mensaje al pasado antes de haber descubierto que cualquier cosa le había pasado a ella, en vez de haber terminado con un resultado que no podía ser alterado - le pedí al Director regresar en el tiempo y salvar a Hermione y luego falsificar todo, falsificar el cuerpo muerto, editar las memorias de todos, sin embargo Dumbledore afirmó que intentó algo así una vez y no funcionó y lo que pasó fue que perdió otro amigo. O si yo hubiese - si únicamente hubiese ido con - si, esa noche -"
Harry presionó sus manos contra su cara, y cuando las volvió a quitar, su rostro estaba calmado y compuesto una vez más.
"De todos modos," dijo Harry Potter, de nuevo con un tono monótono, "No quiero repetir ese error, así que voy a pasar el tiempo pensando hasta la hora de la cena para ver si hay algo más que tendría que estar haciendo. Si no se me ha ocurrido nada para entonces iré a cenar y voy a comer. Ahora por favor váyase."
Era consciente de que las lágrimas estaban deslizándose sobre sus mejillas, otra vez. "Harry - Harry, ¡tienes que creer que esto no es tu culpa!"
"Por supuesto que es mi culpa. No había nadie más que pudiera ser responsable por algo."
"¡No! ¡Quien-Tú-Sabes asesinó a Hermione!" Apenas y era consciente de lo que estaba hablando, que no había protegido el cuarto para que no los escucharan. "¡No tú! ¡Sin importar qué otra cosa pudieras haber hecho, no fuiste tú quien la mató, fue Voldemort! ¡Si no puedes creer eso te vas a enloquecer, Harry!"
"Así no es como funciona la responsabilidad, Profesora." La voz de Harry era paciente, como si le estuviera explicando las cosas a una niña que ciertamente no iba a entender. Ya no la estaba observando a ella, nada más contemplaba la pared al lado derecho de ella. "Cuando haces un análisis de culpa, no tiene sentido asignar culpas a una parte del sistema que después no puedes cambiar, es como tirarte por un precipicio y culpar a la gravedad. La gravedad no va a cambiar la próxima vez. No tiene sentido intentar poner la responsabilidad sobre personas que no van a alterar sus acciones. una vez que lo miras desde esa perspectiva, te das cuenta que distribuir la culpa nunca ayuda para nada a menos que te culpes a ti mismo, porque tú eres el único cuyas acciones puedes cambiar al poner la culpa sobre ti. Por eso es que Dumbledore tiene su cuarto lleno de varitas rotas. Él comprende esa parte, al menos."
Alguna parte distante de su mente tomó nota para esperar hasta mucho después y luego hablar agresivamente con el Director sobre lo que le estaba mostrando a los jóvenes e impresionables niños. Incluso le podría gritar esta vez. De todos modos había considerado gritarle ya, por la Señorita Granger -
"Tú no eres responsable," ella insistió, aunque su voz tembló. "Somos los Profesores - somos nosotros  quienes somos responsables por la seguridad de los estudiantes, no tú."
Los ojos de Harry parpadearon y volvieron a posarse sobre ella. "¿Ustedes son responsables?" Había dureza en la voz. "¿Quiere que la responsabilice, Profesora McGonagall?"
Ella levantó la mandíbula y asintió. Sería mejor, por mucho, que Harry echándose la culpa a sí mismo.
El niño se levantó de donde había estado sentado en el suelo, y dio un paso hacia adelante. "De acuerdo, entonces," Harry dijo monótono. "Intenté hacer lo sensato, cuando vi que Hermione estaba perdida y ninguno de los Profesores lo sabía. Pedí que un estudiante de séptimo año fuera conmigo sobre una escoba y me protegiera mientras buscábamos a Hermione. Pedí ayuda. supliqué por ayuda. Y nadie me ayudó. Porque usted le dio a todos una orden absoluta para permanecer en un único lugar o serían expulsados, sin excusas. Sin importar las otras cosas en las que Dumbledore se equivoca, al menos él piensa en sus estudiantes como personas, no animales que tienen que ser conducidos en un corral y evitar que vaguen por ahí. Usted sabía que no era buena para pensar militarmente, su primera idea fue hacernos caminar a través de los pasillos, usted sabía que había estudiantes mejor que usted para las estrategias y tácticas, y nos clavó en un cuarto sin ningún juicio discrecional. Así que cuando ocurrió algo que usted no previó y habría tenido perfecto sentido enviar a un estudiante de séptimo año sobre una escoba rápida para buscar a Hermione Granger, los estudiantes sabían que usted no comprendería ni perdonaría. No le tenían miedo al trol, le tenían miedo a usted. La disciplina, la conformidad, la cobardía que usted instaló dentro de ellos me demoró lo suficiente para que Hermione muriera. No que vaya intentar pedir ayuda a la gente normal la próxima vez, por supuesto, y voy a cambiar y ser menos estúpido la próxima vez. Pero si fuera tan tonto como para localizar la responsabilidad sobre alguien más que no sea yo, eso es lo que diría."
Las lágrimas estaban derramándose sobre las mejillas de ella.
"Eso es lo que le diría si usted pudiera ser responsable por cualquier cosa. Sin embargo la gente normal no elige basados en las consecuencias, nada más representan roles. Dentro de su cabeza hay una foto de una disciplinadora severa y usted va a hacer lo que sea que esa foto le diga, tenga sentido o no. Una disciplinadora severa ordenaría que los estudiantes volvieran a sus cuartos, incluso si había un trol recorriendo los pasillos. Una disciplinadora severa ordenaría que los estudiantes no fueran a dejar el Gran Comedor o sufrirían la expulsión. Y esa pequeña foto de la Profesora McGonagal que usted tiene dentro de su cabeza no puede aprender de la experiencia o cambiarse a sí misma, así que esta conversación no tiene sentido. Las personas como usted no son responsables de nada, las personas como yo lo son, y cuando fallamos no hay nadie más a quien culpar."
El niño dio un largo paso hacia adelante para quedar directamente frente a ella. Su mano se arrojó bajo su túnica, sacó la esfera dorada que era el caparazón protector de su Giratiempo asignado por el Ministerio. Habló con un muerto, tono neutral sin énfasis. "Esto podría haber salvado a Hermione, de haber sido capaz de usarlo. Pero usted pensó que era su rol limitarme y meterse en mi camino. Nadie había muerto en Hogwarts en cincuenta años, usted dijo eso cuando lo bloqueó, ¿lo recuerda? Tendría que haber vuelto a preguntar tras el escape de Bellatrix Black de Azkaban, o después que Hermione fue culpada por intento de homicidio. Aunque se me olvidó porque fui estúpido. Por favor remueva el bloqueo antes que cualquiera de mis otros amigos muera."
Incapaz de hablar, ella sacó su varita y así lo hizo, liberando el encantamiento de clave de tiempo que ella había atado dentro del caparazón.
Harry Potter abrió el caparazón dorado, miró al pequeño reloj de arena de vidrio dentro de sus círculos, asintió, y luego lo volvió a encerrar con brusquedad. "Gracias. Ahora váyase." La voz del niño se rompió de nuevo. "Tengo que pensar."

...

Ella cerró la puerta tras ella, un horrendo y todavía mayormente ahogado sonido escapando de su garganta -
Albus apareció a su lado con un resplandor, tomando un breve tono llamativo mientras su Desilusionador se deshacía.
Ella no saltó, por completo. "Te pedí, dejar de hacer eso," Minerva habló. Su voz se oyó embotada en sus propios oídos. "Eso era privado."
Albus apuntó sus dedos resplandecientes hacia la puerta detrás de ella. "Tenía miedo de que el Sr. Potter pudiera hacerte algo de daño." El Director hizo una pausa, luego habló en voz baja, "Estoy muy sorprendido de que te hayas quedado allí aguantando todo eso."
"Todo lo que tenía que decir era 'Sr. Potter', y él se habría detenido." Su voz casi cayó hasta ser un susurro. "Nada más eso, y él se habría detenido. Y luego él no habría tenido a nadie a quien pronunciar aquellas horribles cosas, absolutamente a nadie."
"Creo que las afirmaciones del Sr. Potter fueron enteramente injustas e inmerecidas," Albus aseveró.
"De haberse tratado de ti, Albus, no habrías amenazado con expulsar a cualquiera que abandonara el recinto. ¿Puedes honestamente decir que habrías hecho otra cosa?"
Las cejas de Albus se levantaron. "Tu rol en este desastre fue diminuto, tus decisiones bastante sensatas en ese momento, y únicamente la perfecta comprensión retrospectiva de Harry Potter le permite imaginar algo diferente. Seguramente eres lo suficientemente sabia como para no culparte a ti misma por esto, Minerva."
Ella sabía perfectamente bien que Albus iba a poner una foto de Hermione en ese horrible cuarto suyo, que iba a ocupar un lugar de honor. Albus sí se iba a responsabilizar a sí mismo, ella tenía la certeza, incluso cuando él no había estado en Hogwarts en ese momento. Pero no se lo iba hacer a ella.
Así que tú tampoco crees que valga la pena que yo me haga responsable...
Ella se desplomó contra la pared más cercana, intentando no dejar que las lágrimas fueran a emerger de nuevo; ella nunca había visto llorar a Albus excepto tres veces. "Tú siempre has creído en tus estudiantes, como yo nunca lo he hecho. Ellos no habrían tenido miedo de ti. Ellos habrían sabido que tú comprenderías."
"Minerva -"
"No soy digna de ser la Directora después de ti. Ambos lo sabemos."
"Estás equivocada," Albus declaró con calma. "Cuando el tiempo llegue, serás la Directora cuarenta y cinco de Hogwart y harás un excelente trabajo."
Ella sacudió su cabeza. "¿Ahora qué, Albus? ¿Si no me escucha a mí, entonces quién?"

...

Fue quizá media hora después. El niño todavía guardaba la puerta donde yacía el cuerpo de su mejor amiga, sentado en su vigilia. Miraba fijamente hacia abajo, a la varita que reposaba entre sus manos. A veces su rostro se llegaba a contraer por sus pensamientos, en otros momentos se veía relajado.
Aunque la puerta no se abrió, y no hubo sonido, el niño levantó la vista. Compuso su cara. Su voz, cuando habló, era apagada. "No deseo compañía."
La puerta se abrió.
El Profesor de Defensa de Hogwarts entró en el cuarto y cerró la puerta detrás de él, cogiendo cuidadosamente la posición en una esquina entre dos paredes, tan lejos del niño como el cuarto permitía. Una aguda sensación de catástrofe había crecido en el aire que había entre ellos dos, y se quedó ahí colgado inmutable.
"¿Por qué está usted aquí?" inquirió el niño.
El hombre inclinó su cabeza ligeramente. Pálidos ojos examinaron al niño como si fuera un espécimen de vida de un planeta distante, y correspondientemente peligroso.
"He venido a disculparme, Sr. Potter," el hombre anunció en voz baja.
"¿Disculparse por qué?" el niño cuestionó. "¿Por qué, qué pudo haber hecho usted para prevenir la muerte de Hermione?"
"Yo tendría que haberme asegurado de la presencia suya, del Sr. Longbottom, y la Señorita Granger, pues todos ustedes eran los objetivos próximos más obvios," el Profesor de Defensa contestó sin vacilación. "El Sr. Hagrid no estaba equipado mentalmente para comandar al contingente estudiantil. Debí ignorar la petición de la Directora Adjunta para que guardara silencio, y recomendar que el Profesor Flitwick se quedase atrás, quien habría sido mejor para defender a los estudiantes de cualquier amenaza, y él podría haber mantenido comunicación vía Patronus."
"Correcto." la voz del niño fue afilada como navaja. "Me olvidé que había alguien más en Hogwarts que podía ser responsable.¿Así que por qué no pensó en eso antes, Profesor? Porque no creo que usted fuera un estúpido."
Hubo una pausa, y los dedos del niño se pusieron blancos sobre su varita.
"A usted tampoco se le ocurrió, Sr. Potter, en ese momento." Había cautela en la voz del Profesor de Defensa. "Soy más inteligente que usted. Pienso más rápido que usted. Tengo más experiencia que usted. Sin embargo la diferencia entre nosotros dos no es la misma que entre nosotros y ellos. Si usted puede pasar algo por alto, también me puede pasar a mí." Los labios del hombre se torcieron "Verá, deduje de inmediato que el trol no era más que una distracción para algo más, y no de gran importancia en sí mismo. Siempre y cuando nadie fuera a enviar a los estudiantes a recorrer los pasillos tontamente, o que fuera a enviar sin cuidado a los jóvenes Slytherins a aquellos mismos calabozos donde el trol había sido visto."
El niño no pareció relajarse. "Supongo que eso es plausible."
"En cualquier caso," prosiguió el hombre, "si hay alguien que se pudiera decir es responsable de la muerte de la Señorita Granger, soy yo, no usted. Soy yo, no usted, quien tendría que haber -"
"Percibo que ha hablado con la Profesora McGonagall y que ella le ha dado un guión para seguir." El niño no se molestó en ocultar la amargura en su voz. "Si tiene algo para contarme, Profesor, dígalo sin la máscara."
Hubo una pausa.
"Como lo desees," el Profesor de Defensa habló sin emoción. Los ojos pálidos permanecieron perspicaces y afilados. "Lamento que la niña haya muerto. Ella era una buena estudiante en mi clase de Defensa, y podría haber sido una aliada tuya en el futuro. Desearía consolarte por tu perdida, pero no veo cómo puedo hacerlo. Naturalmente, si encuentro a los responsables los voy a asesinar. Tienes permiso de unirte a la ocasión si las circunstancias lo permiten."
"Qué conmovedor," el niño replicó, su voz fría. "¿No está declarando su aprecio por Hermione, entonces?"
"Sus encantos nunca me fascinaron, me temo. Ya no formo tales afectos tan fácilmente."
El niño asintió. "Gracias por ser honesto. ¿Es eso todo, Profesor?"
Hubo una pausa.
"El castillo está herido ahora," afirmó el hombre de pie en la esquina.
"¿Qué?"
"Cuando un cierto dispositivo antiguo en mi posesión me informó que la Señorita Granger estaba al borde de la muerte, invoqué el hechizo de fuego maldito del que te hablé una vez. Quemé algunas paredes y pisos para que mi escoba pudiera tomar un camino más directo." El hombre seguía hablando sin tonalidad. "Hogwarts no se curará de aquellas heridas tan fácilmente, si es que se cura. Supongo que será necesario parchar los huecos con conjuraciones inferiores. Ahora me arrepiento de eso, ya que en todo caso era demasiado tarde."
"Ah," reconoció el niño. Cerró sus ojos por un breve momento. "Usted sí quiso salvarla. Lo quiso tanto como para hacer un esfuerzo verdadero. Supongo que su mente, si no la de ellos, sería capaz de eso."
Una breve, seca sonrisa de parte del hombre.
"Gracias por eso, Profesor. Aunque me gustaría estar a solas hasta la hora de la cena. Usted entre todos entenderá por qué. ¿Es eso todo?"
"No por completo," el hombre respondió. Una nota de sequedad sardónica había regresado a su voz. "Verás, basado en experiencias recientes, me preocupa que tengas la intención de hacer algo extremadamente tonto."
"¿Algo como qué?" inquirió el niño.
"No estoy del todo seguro. Quizá hayas decidido que un universo sin la Señorita Granger carece de valor, y debería ser destruido por el insulto que te ha hecho."
El niño sonrió sin humor alguno. "Son sus propios traumas los que se están mostrando, Profesor. Yo realmente no hago ese tipo de cosas. ¿Lo hizo usted, en algún punto?"
"No particularmente. No le tengo mucho aprecio al universo, pero vivo ahí."
Hubo una pausa.
"¿Qué está planeando, Sr. Potter?" preguntó el hombre en la esquina. "Has tomado una resolución significativa, aunque estás intentando esconderla de mí. ¿Cuál es tu objetivo ahora?"
El niño sacudió su cabeza. "Todavía sigo pensando, y me gustaría estar a solar para hacerlo."
"Recuerdo una oferta que me hiciste alguna vez, algunos meses atrás," insistió el Profesor de Defensa. "¿Quieres alguien inteligente con quien hablar? Comprenderé si no eres placentero ahora mismo."
El niño sacudió su cabeza de nuevo. "No, gracias."
"Bueno, entonces," dijo el Profesor de Defensa. "¿Qué tal alguien que es poderoso y no está atado por ningún escrúpulo ingenuo en particular?"
Hubo una vacilación, y luego el niño sacudió su cabeza otra vez.
"¿Alguien que conoce muchas tradiciones secretas, y magias que algunos podrían considerar ser contranatural?"
Hubo un ligero estrechamiento en los ojos del niño, tan imperceptible que alguien más podría no haber -
"Ya veo," habló el Profesor de Defensa. "Adelante e indaga conmigo al respecto, entonces. Tienes mi palabra de que no voy a repetir nada sobre esto a los demás."
El niño se demoró un tiempo en hablar, y cuando lo hizo fue con una voz rota.
"Tengo la intención de traer a Hermione de vuelta. Porque no hay una vida después de la muerte, y no voy a permitir que simplemente ella - nada más no ser -"
El niño presionó sus manos contra su rostro, y cuando las retiró, de nuevo parecía tan desapasionado como el hombre de pie en la esquina.
Los ojos del Profesor de Defensa eran abstractos, y débilmente confundidos.
"¿Cómo?" el hombre cuestionó finalmente.
"Como sea que tenga que hacerlo."
Hubo otra pausa.
"Sin importar los riesgos," dedujo el hombre en la esquina. "Sin importar cuán peligrosa sea la magia requerida para lograrlo."
"Sí."
Los ojos del Profesor de Defensa eran pensativos. "¿Pero qué acercamiento general tienes en mente? Presumo que convertir su cuerpo en un Inferius no es lo que -"
"¿Sería ella capaz de pensar?" el niño cuestionó. "¿Su cuerpo seguiría pudriéndose?"
"No, y sí."
"Entonces no."
"¿Qué hay de la Piedra de la Resurrección de Cadmus Peverell, si pudiera ser obtenida por ti?"
El niño sacudió su cabeza. "No quiero una ilusión de Hermione extraída de mis memorias. Quiero que ella sea capaz de vivir su vida -" la voz del niño se rompió. "Aún no tengo decidido un objetivo-nivel para el ángulo de ataque. Si tengo que resolver el problema con fuerza bruta al adquirir suficiente conocimiento y poder para simplemente hacerlo pasar, así lo haré."
Otra pausa.
"Y para lograr eso," el hombre en la esquina supuso, "vas a usar tu herramienta favorita, ciencia."
"Por supuesto."
El Profesor de Defensa exhaló, casi como un suspiro. "Supongo que eso tiene sentido."
"¿Está dispuesto a ayudar, o no?" el niño preguntó.
"¿Qué tipo de ayuda buscas?"
"Magia. ¿De dónde proviene?"
"No lo sé," respondió el hombre.
"¿Y tampoco lo sabe alguien más?"
"Oh, la situación es mucho peor que eso, Sr. Potter. La mayoría de expertos de lo esotérico afirman que han revelado la naturaleza de la magia, y cada uno de ellos cree algo diferente."
"¿De dónde provienen los nuevos hechizos? Sigo leyendo sobre alguien que inventó un hechizo o alguna otra cosa pero no hay mención de cómo."
Los hombros de la túnica se encogieron. "¿De dónde provienen los nuevos libros, Sr. Potter? Aquellos que leen muchos libros a veces se vuelven capaces de escribirlos. ¿Cómo? Nadie lo sabe."
"Hay libros sobre cómo escribir -"
"Leer aquel tipo de libros no lo va a convertir en un famoso escritor. A pesar de lo que puedan servir tales consejos, el resto permanece como un misterio. La invención de nuevos hechizos es un misterio similar de más pura forma." El hombre inclinó su cabeza. "Tales empeños son peligrosos. Se dice que uno no debería tener hijos, o esperar hasta después de que hayan crecido. Esa es la razón por la que mayoría de innovadores provienen de Gryffindor, en vez de Ravenclaw como podría esperarse."
"¿Y los más poderosos tipos de magia?" el niño persistió.
"Un mago legendario podría inventar un ritual de sacrificio en su vida, y pasar el conocimiento a sus herederos. Intentar inventar cinco sería un suicidio. Por eso es que los magos de verdadero poder son aquellos que han adquirido tradiciones antiguas."
El niño asintió distante. "Los límites de la solución directa, entonces. Habría sido sencillo nada más inventar un hechizo para 'Resucitar a los Muertos', 'Volverse Dios' o 'Invocar Terminal'. ¿Sabe algo sobre Atlantis?"
"Únicamente lo que los expertos saben," el hombre aseveró con sequedad. "Si quiere le puedo relatar las dieciocho teorías estándar más populares - no me mire tan fijamente, Sr. Potter. Si fuera así de simple, yo mismo lo habría logrado hace muchos años."
"Comprendo. Lo siento."
Hubo un tiempo de silencio. La vista del Profesor de Defensa reposó sobre el niño, el niño tenía la mirada perdida aparentemente en la nada.
"Hay algunas magias que quiero aprender. Hechizos que podría haber usado antes el día de hoy, de haber pensado estudiarlos de antemano." La voz del niño era fría. "Hechizos que voy a necesitar, si este tipo de cosas van a seguir ocurriendo. La mayoría espero ser capaz de investigarlos por mi cuenta. Tengo la expectativa de que con algunos eso no será posible."
El Profesor de Defensa inclinó su cabeza. "Te enseñaré casi cualquier magia que desees saber, Sr. Potter. Tengo algunos límites, sin embargo siempre puedes preguntar. ¿Pero qué buscas específicamente? Careces del poder bruto para la Maldición Asesina y la mayoría del resto de hechizos son catalogados como prohibidos -"
"El hechizo del fuego maldito. ¿Supongo que no es un sacrificio ritual que incluso un niño pudiera usar, si se atreviera?"
Los labios del Profesor de Defensa se curvaron. "Requiere el permanente sacrificio de una gota de sangre; tu cuerpo será más ligero por esa gota de sangre, desde ese día en adelante. No es el tipo de cosa que quieras usar a menudo, Sr. Potter. Se demanda fuerza de voluntad para que el fuego maldito no se vuelva en contra tuya y te consuma; la práctica usual es primero evaluar la voluntad propia en tareas menores. Y aunque no es un elemento primario del ritual, me temo que requiere más magia que la que poseerás durante unos cuantos años."
"Que lastima," dijo el niño. "Habría sido lindo ver la expresión en la cara del enemigo la próxima vez que intenten usar un trol."
El Profesor de Defensa inclinó su cabeza, sus labios retorciéndose de nuevo.
"¿Qué hay del Encantamiento de Memoria? Los gemelos Weasley estaban actuando extraño y el Director comentó que habían recibido el Obliviate. Parece ser uno de los trucos favoritos del enemigo."
"Regla Ocho," comentó el Profesor de Defensa. "Cualquier técnica que sea tan buena como para vencerme una vez es digna de ser aprendida por mí."
El niño sonrió sin humor. "Y una vez escuché sobre un adulto que realizó un Obliviate mientras estaba casi drenada, así que no debe requerir mucha magia para ser invocada. Ni siquiera es considerada Imperdonable, aunque no puedo imaginar por qué no. De haber podido hacer que el Sr. Hagrid hubiese recordado un conjunto de órdenes diferentes -"
"No es algo tan directo," explicó el Profesor de Defensa. "No eres tan poderoso como para usar el Encantamiento de Memoria Falsa, e incluso un Obliviate simple estaría al límite de tu constitución actual. Es un arte peligroso, ilegal para usar sin la autorización del Ministerio, y te aconsejaría no usarla bajo circunstancias donde no sería conveniente borrar accidentalmente diez años de la vida de alguien. Desearía poder prometerte que voy a obtener uno de esos altamente guardados tomos del Departamento de Misterios, y entregárselo bajo una portada disfrazada. Pero lo que en realidad te debo decir es que encontrarás el texto de introducción estándar en las estanterías al norte-noroeste de la biblioteca principal de Hogwarts, ubicado bajo la M."
"En serio," el niño clamó categóricamente.
"En efecto."
"Gracias por su guía, Profesor."
"Tu creatividad se ha vuelto mucho más práctica, Sr. Potter, en comparación a como era antes."
"Gracias por el cumplido." El niño no levantó la vista pues de nuevo tenía la mirada fija sobre la varita que sostenía entre sus manos. "Ahora me gustaría volver a pensar. Por favor explique a los demás qué sucede si me interrumpen."

...

La puerta del depósito se abrió con un clic, y el Profesor Quirrell dio un paso afuera. Su rostro tenía una expresión muerta, sin emociones; ella habría dicho que le recordaba a Severus, aunque Severus nunca se había visto de ese modo.
Mientras la puerta se cerraba otra vez, Minerva había arrojado una barrera de Silencio sin hablar. Las palabras se le escaparon rápidamente: "¿Cómo fue - estuvo allí por un largo rato - Harry ya está hablando?"
El Profesor Quirrell caminó con paso veloz para cruzar el cuarto hasta llegar a la pared más lejana, y cerca de la entrada, y le devolvió la mirada. La falta de emoción se deslizó de su rostro, como si se estuviera quitando una máscara, dejando atrás a alguien muy siniestro. "Hablé con el Sr. Potter como él esperaba que yo le hablara, y evité decir cosas que lo pudieran molestar. No creo que lo haya consolado. No creo tener esa habilidad."
"Gracias - es bueno que por lo menos haya hablado -" Ella vaciló. "¿Qué dijo el Sr. Potter?"
"Me temo que le prometí no hablar al respecto. Y ahora... creo que debo visitar la biblioteca de Hogwarts."
"¿La biblioteca?"
"Sí," el Profesor Quirrell insistió. Una tensión poco característica había entrado en su voz. "Tengo la intención de fortalecer la seguridad de la Sección Prohibida con ciertas precauciones de mi propia elaboración. Las protecciones actuales son un chiste. Y el Sr. Potter debe ser mantenido alejado de la Sección Prohibida a toda costa."
Ella observó fijamente al Profesor de Defensa, de repente con el corazón en la garganta.
El Profesor Quirrell continuó hablando. "Usted no le va a decir al niño lo que yo le he confiado a usted. Usted va a acordar con Flitwick y Vector que el niño debe ser distraído con las evasiones usuales si realiza preguntas precoces sobre la creación de hechizos. Y aunque no es mi área de conocimiento, Directora Adjunta, si hay alguna manera que usted pueda imaginar para convencer al niño de no seguirse hundiendo en la lamentación y la locura - cualquier manera de deshacer la resolución a la que él ha llegado - entonces le sugiero que la aplique inmediatamente."

...

Capítulo 89             Capítulo 91


Nota del Traductor (9 de Noviembre de 2.019)

El próximo capítulo es de 5.000 palabras. Espero publicarlo el 17 de Noviembre para los Patreon y el 24 para todos los demás.

Me gustó mucho el comentario de Nancy en FFN quien se leyó 89 capítulos en una semana. Ese tipo de entusiasmo me anima a mi también.

Esta entrada fue posible gracias a Rocio Tou, Sergio Andres Rodriguez Vargas, Nkp, Richard Nole, y Kbrem.


Puedes aprender más sobre los métodos de la racionalidad leyendo Harry Potter y los Métodos de la Racionalidad. Si quieres ir al infinito y más allá, puedes apoyarme en el Patreon de Rhaidot.


Gracias por leer.

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