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lunes, 20 de enero de 2020

Harry Potter y los Métodos de la Racionalidad Capítulo 100

Capítulo 99             Capítulo 101


Harry Potter y los Métodos de la Racionalidad


harry potter bosque prohibido

Capítulo 100: Medidas de Precaución, Parte 1


Mayo 13, 1992.
El rostro de Argus Filch parecía retorcido bajo la luz de la lámpara de aceite que sostenía, sombras bailando sobre su cara. Detrás de ellos las puertas de Hogwarts iban retrocediendo rápidamente, y las tierras oscuras se iban acercando. El camino que ahora recorrían era pantanoso y sin indicios.
Los árboles, con ramas que antes habían sido desnudadas por el invierno, aún no estaban totalmente vestidas para la primavera; aquellas ramas se iban estirando hacia el cielo como dedos inclinados, esqueletos invisibles en medio del fino follaje. La luna era brillante, pero las nubes que iban atravesando a toda prisa a veces los dejaban a oscuras, iluminados únicamente por las débiles llamas de la lámpara de Filch.
Draco mantuvo un firme agarre sobre su varita.
"¿A dónde nos está llevando?" preguntó Tracey Davis. Había sido atrapada junto con Draco por Filch, cuando iban de camino a un intento de reunión de los Slytherins Plateados después del toque de queda, y ambos habían recibido una detención.
"Ustedes sólo tienen que seguirme," respondió Argus Filch.
Draco se estaba sintiendo bastante molesto con todo el asunto. Los Slytherins Plateados tendrían que haber sido reconocidos como un asunto escolar. No había razón para que una conspiración secreta no tuviera permiso para reunirse después del toque de queda, si era para el bien mayor de Hogwarts. Si esto sucedía una vez más él iba a hablar con Daphne Greengrass y Daphne iba a hablar con su padre y entonces Filch aprendería la sabiduría de mirar para otro lado cuando los Malfoy estuvieran implicados.
Las luces del castillo de Hogwarts habían disminuido en la distancia para cuando Filch habló de nuevo. "Apuesto que lo van a pensar dos veces la próxima vez que quieran romper una regla escolar, ¿no es así, eh?" Filch giró su cabeza, lejos de la lámpara, para poder mirar con malicia a los cuatro estudiantes que lo seguían. "Oh sí... el trabajo duro y el dolor son los mejores profesores si me preguntan a mí... Es una pena que permitieran que los viejos castigos muriesen... colgarlos por las muñecas al techo durante un par de días, todavía tengo las cadenas en mi oficina, las mantengo bien aceitadas en caso de que sean necesarias alguna vez..."
"¡Oiga!" Tracey exclamó, un toque de indignación entrando en su voz. "Soy demasiado joven para escuchar sobre ese - ese tipo de - ¡ya sabe! ¡Especialmente si las cadenas están bien aceitadas!"
Draco no estaba prestando atención. Filch simplemente no estaba al mismo nivel que Amycus Carrow.
Detrás de ellos, una de los dos Slytherins mayores que los seguían soltó una risita, aunque no pronunció palabra alguna. A su lado estaba el otro, un chico alto con rasgos Eslavos, y quien seguía hablando con acento. Habían sido atrapados por una ofensa no relacionada, que tenía más que ver con el tipo de cosas que le gustaban a Tracey, y que parecían estar en su tercer o cuarto año. "Bah," dijo el chico alto. "En Durmstrang te cuelgan de pies a cabeza por los dedos gordos de los pies. Por un dedo solamente, si eres insolente. Hogwarts fue blando incluso en los viejos tiempos."
Argus Filch estuvo en silencio durante medio minuto, como intentando pensar en una réplica apropiada, y luego soltó una carcajada. "Veremos qué piensas sobre eso... ¡cuando descubras lo que vas a estar haciendo esta noche! ¡Ja!"
"Yo dije, ¡que soy demasiado joven para ese tipo de cosas!" declaró Tracey Davis. "¡Tiene que esperar hasta que yo sea mayor!"
Adelante de ellos había una cabaña con luces encendidas, aunque las proporciones de la misma parecían incorrectas.
Filch silbó, un sonido agudo y afilado, y un perro comenzó a ladrar.
De la cabaña emergió una figura, haciendo que a su alrededor los árboles parecieran demasiado pequeños. La figura era seguida por un perro que parecía un cachorro por comparación, hasta que lo veías aparte de la silueta más alta y te dabas cuenta que el perro era enorme, más similar a un lobo.
Los ojos de Draco se estrecharon, antes de poderse detener. Como un Slytherin Plateado no se suponía que tuviera Prejuicios contra otros seres pensantes, especialmente no donde había otras personas que lo podían ver.
"¿Qué es esto?" inquirió la figura, con la fuerte y brusca voz del semi-gigante. Su sombrilla resplandeció con un color blanco, más luminoso que la débil lámpara de Filch. En su otra mano sostenía una ballesta; un carcaj de flechas cortas estaba amarrado a la parte superior de su brazo.
"Estudiantes en detención," Filch contestó, en voz alta. "Están aquí para ayudarte a buscar en el Bosque… lo que sea que se los está comiendo."
"¿El Bosque?" Tracey abrió mucho la boca. "¡No podemos ir allí cuando es de noche!"
"Es correcto," dijo Filch, dando la espalda a Hagrid para mirarlos fijamente a ellos. "Es dentro del Bosque que van a ir, y a menos que esté muy equivocado ustedes no van a regresar en una sola pieza."
"Pero -" protestó Tracey. "Hay hombres lobo, por lo que he escuchado, y vampiros, ¡y todos saben lo que sucede cuando hay una chica y un hombre lobo y un vampiro al mismo tiempo!"
El enorme semi-gigante estaba frunciendo el ceño. "Argus, no me importaría si se tratara de ti y quizá un par de séptimo año. No tiene mucho sentido que ellos vengan a ayudar si los tengo que vigilar todo el tiempo."
La cara de Argus se llenó de cruel satisfacción. "Pues ellos tendrán que vigilarse a sí mismos, ¿no es así? Tendrían que haber pensado en los hombres lobo antes de meterse en problemas, ¿no es así? Envíalos solos. Yo no debería ser demasiado amistoso con ellos, Hagrid. Están aquí para ser castigados, después de todo."
El semi-gigante liberó un suspiro masivo (sonó como si a un hombre normal le hubieran sacado todo el aire de los pulmones con un Maleficio Golpeador). "Has hecho suficiente. De ahora en adelante me encargo yo."
"Regresaré al amanecer," se despidió Filch, "a recoger lo que quede de ellos," añadió rudamente, y se giró y fue regresando hacia el castillo, su lámpara alejándose en la oscuridad.
"Bueno pues," Hagrid sentenció, "ahora, escuchen con cuidado, porque lo que vamos a hacer esta noche es peligroso y no quiero que nadie se arriesgue. Me tienen que seguir."
Los guió hasta el mismísimo límite del Bosque. Sosteniendo su luz muy alto para señalar un estrecho, tortuoso camino de tierra que desaparecía entre los gruesos árboles negros. Una ligera brisa pasó por encima de la cabeza de Draco cuando miró dentro del Bosque.
"Hay algo allí que se está comiendo a los unicornios," el enorme hombre explicó.
Draco asintió; recordaba de modo distante haber escuchado algo similar un par de semanas atrás, hacia finales de Abril.
"¿Nos llamaste para rastrear un indicio de sangre plateada hasta un unicornio herido?" Tracey cuestionó excitada.
"No,"dedujo Draco, aunque se las arregló para no hacer la cara de desprecio que solía hacer. "Filch nos dio la nota de detención en el almuerzo de hoy, al mediodía. El Sr. Hagrid no habría esperado tanto para encontrar un unicornio herido, y de haber estado buscando algo así, lo habríamos buscado de día cuando hay luz. Por lo que," Draco levantó un dedo, como había visto que hacía el Inspector León en las obras, "infiero que estamos buscando algo que únicamente sale de noche."
"Aja," concedió el semi-gigante, sonando pensativo. "Tú no eres lo que esperaba, Draco Malfoy. Nada de lo que esperaba. Y tú eres Tracey Davis, entonces. He escuchado de ti. Eras una de las amigas de la pobre Señorita Granger." Rubeus Hagrid miró hacia los dos Slytherins más grandes, los fue observando bajo la luz de su resplandeciente sombrilla. "¿Y quiénes son ustedes, entonces? No recuerdo haberte visto antes, chico."
"Cornelia Walt," habló la bruja, "y este es Yuri Yuliy," indicando al chico de aspecto Eslavo que había mencionado Durmstrang. "Su familia vino de las tierras de Ucrania para visitar este país, así que va a estar en Hogwarts únicamente por este año." El chico mayor asintió, una ligera emisión de desprecio sobre su rostro.
"Este es Fang," Hagrid dijo, señalando al perro.
Los cinco fueron entrando dentro del bosque.
"¿Qué podría estar matando a los unicornios?" Draco preguntó tras haber caminado por unos minutos. Draco conocía un poco sobre criaturas Oscuras, aunque no podía recordar ninguna que se alimentara de unicornios. "¿Qué tipo de criatura hace eso, alguien lo sabe?"
"¡Hombres lobo!" exclamó Tracey.
"¿Señorita Davis?" Draco la llamó, y cuando ella lo miró, silenciosamente apuntó hacia la luna. Aunque era de un encerado giboso, todavía no estaba llena.
"Oh, claro," concluyó Tracey.
"No hay hombres lobos en el Bosque," explicó Hagrid. "No son más que meros magos la mayor parte del tiempo, recuerden. Tampoco podrían ser lobos, no son tan rápidos como para atrapar a un unicornio. Poderosas criaturas mágicas, son los unicornios, nunca supe de uno que hubiese sido herido hasta ahora."
Draco escuchó esto, pensando sobre el misterio a pesar de sí mismo. "¿Entonces qué es tan rápido como para atrapar a un unicornio?"
"No es una cuestión de velocidad," Hagrid expuso, otorgando a Draco una expresión indescifrable. "No hay fin a las maneras en que las criaturas cazan. Veneno, oscuridad, trampas. Los más traviesos no pueden ser vistos ni oídos ni recordados, incluso mientras se están comiendo tu cara. De algún modo siempre hay algo nuevo y maravilloso que aprender."
Una nube pasó sobre la luna, poniendo el bosque en sombras iluminadas únicamente por el brillo de la sombrilla de Hagrid.
"Por mi parte," Hagrid continuó, "creo que podríamos tener una hidra Parisina en nuestras manos. No son amenaza para un mago, nada más los tienes que repeler lo suficiente, y de ninguna manera vas a perder. O sea literalmente no hay manera de perder siempre y cuando sigas peleando. El problema es que, contra una hidra Parisina, la mayoría de las criaturas se rinden primero. Requiere mucho tiempo cortar todas las cabezas, ya ven."
"Bah," se jactó el chico extranjero. "En Durmstrang aprendemos a combatir la hidra de Buchholz. ¡Es más tediosa de combatir de un modo inimaginable! O sea literalmente, no se puede imaginar. ¡Los de primer año no creen cuando les decimos que ganar es posible! El Instructor debe dar segunda orden, iterar hasta que ellos comprenden."
Caminaron por casi media hora, más y más profundo dentro del Bosque, hasta que el trecho se volvió casi imposible de seguir porque los árboles eran demasiado gruesos.
Entonce Draco lo vio, salpicaduras gruesas en las raíces de los árboles, fulgurando con un color más brillante bajo la luz lunar. "Eso es -"
"Sangre de unicornio," Hagrid dictaminó. La voz del enorme hombre era triste.
En un claro más adelante, visible a través de las enredadas ramas del gran roble, vieron la caída criatura, extendida bella y tristemente sobre el suelo, la tierra a su alrededor brillando como luna plateada por la sangre acumulada. El unicornio no era blanco, sino de un azul pálido, o lo parecía así bajo la luna y el cielo nocturno. Sus finas piernas ubicadas en ángulos inusuales, obviamente rotas, y su melena esparcida a través de las hojas oscuras, de un verde-oscuro que sin embargo fulguraban como perlas. Sobre su flanco había una pequeña forma blanca de una explosión estelar, un centro rodeado por ocho rayos rectos. La mitad de su costado había sido arrancada, los bordes mellados como con marcas de dientes, huesos y órganos internos expuestos.
Una extraña sensación de ahogo surgió en la garganta de Draco.
"Esa es ella," Hagrid explicó, su triste murmullo tan ruidoso como la voz normal de un hombre. "Justo donde la encontré muerta esta mañana, tan muerta como el pomo de una puerta. Ella es - fue - la primera unicornio que conocí en estos bosques. La llamé Alicornio, no es que a ella ya le vaya a importar, supongo."
"Le pusiste a un unicornio Alicornio," dijo la chica mayor. Su voz era un poco seca.
"Pero ella no tiene alas," Tracey protestó.
"Un alicornio es el cuerno de un unicornio," Hagrid argumentó, ahora más fuerte. "No sé por qué se les metió a todos en la cabeza que significa unicornio con alas, no existe tal cosa hasta donde yo sé. Es igual a ponerle a un perro el nombre de Fang," indicando al enorme perro similar a un lobo que apenas y le llegaba a él a las rodillas. "¿Cómo la habrían nombrado ustedes a ella? ¿Hannah, o algo por el estilo? Yo le di un nombre que tuviera un significado para ella. Cortesía común, a eso me refiero."
Nadie expresó nada ante eso, y tras un momento, el enorme hombre asintió con brusquedad. "Empezaremos a buscar desde aquí, el último lugar en que atacó. Vamos a dividirnos en dos grupos y seguir el rastro en direcciones diferentes. Ustedes dos, Walt y Yuliy - ustedes irán por allí, y se llevan a Fang. No hay nada que viva en el Bosque que les haga daño si están con Fang. Envíen chispas verdes si encuentran algo interesante, y envíen chispas rojas si alguien se mete en problemas. Davis, Malfoy, conmigo."
El Bosque era negro y silencioso. Rubeus Hagrid había mermado la luz de su sombrilla tras haber partido, así que Draco y Tracey tenían que guiarse a sí mismos por la luz de la luna, con tropiezos y caídas ocasionales. Pasaron al lado del muñón de un árbol cubierto de musgo, el sonido del agua corriendo hablaba de un arroyo cercano. De vez en cuando un rayo de luz lunar a través de las ramas superiores iluminaban una mancha de sangre azul plateada sobre las hojas caídas; estaban siguiendo el rastro de sangre, hacia donde la criatura debió haber atacado primero al unicornio.
"Hay rumores sobre ti," Hagrid habló en voz baja tras haber andado por un rato.
"Bueno, todos son verdaderos," Tracey contestó. "Todos son ciertos."
"No tú," Hagrid corrigió. "¿Realmente llegaste a testificar bajo Veritaserum que intentaste ayudar a la Señorita Granger, en tres ocasiones?"
Draco sopesó sus palabra por un rato, y finalmente respondió, "Sí." No habría parecido bueno parecer que estaba demasiado ansioso de reclamar crédito.
El enorme hombre sacudió su cabeza, sus grandes pies todavía pisando fuerte y silenciosamente a través de los bosques. "Estoy sorprendido, para ser honesto. Y contigo también, Davis, intentando poner los pasillos en orden. ¿Están seguros que el Sombrero Seleccionador los puso en el lugar adecuado? No hay una sola bruja o mago que se hiciera malo y que no estuviera en Slytherin, eso es lo que dice el dicho."
"Eso no es verdadero," Tracey se quejó. "¿Qué hay de Xiaonan Tong el Cuervo Negro, Spencer de la Montaña, y el Señor Kayvon?"
"¿Quiénes?" inquirió Hagrid.
"Solamente algunos de los mejores Magos Oscuros de los dos últimos siglos," Tracey informó. "Probablemente son los mejores de Hogwarts que no fueron parte de Slytherin." Su voz se fue apagando, perdiendo su entusiasmo. "La Señorita Granger siempre me recomendó que debía leer sobre cualquier cosa que yo -"
"Como sea," Draco dijo presuroso, "eso no es realmente relevante, Sr. Hagrid. Incluso si -" Draco lo meditó en su cabeza, intentando traducir la diferencia entre probabilidad de Slytherin considerando lo Oscuro y probabilidad de lo Oscuro considerando Slytherin en un lenguaje no científico. "Incluso si la mayoría de Magos Oscuros son de Slytherin, muy pocos Slytherins son Magos Oscuros. No hay demasiados Magos Oscuros, por lo que no todos los Slytherins pueden volverse uno." O como Padre había expresado, mientras todo Malfoy ciertamente debía conocer gran parte del conocimiento secreto, los más... costosos rituales le quedaban mejor a los tontos útiles como Amycus Carrow.
"Así que lo que dices," Hagrid vaciló, "es que la mayoría de los Magos Oscuros son Slytherins... pero..."
"Pero la mayoría de Slytherins no son Magos Oscuros," Draco acabó la frase. Tenía la sensación de que esto le iba a tardar un buen tiempo, sin embargo al igual que para combatir una hidra, lo importante era no rendirse.
"Nunca lo pensé de esa manera," el enorme hombre admitió, sonando maravillado. "Aunque, bueno, si todos ustedes no son una casa de serpientes, entonces por qué - ¡pónganse detrás de ese árbol! "
Hagrid cogió a Draco y Tracey y los quitó del camino para dejarlos detrás de un alto y ancho roble. Sacó una flecha y la metió dentro de la ballesta, la puso alta, preparado para disparar. Los tres escucharon. Algo se estaba deslizando por encima de las hojas muertas cercanas: sonaba como un manto arrastrándose por el suelo. Hagrid se quedó oteando el oscuro camino, pero tras unos pocos segundos, el sonido desapareció.
"Lo sabía," Hagrid murmuró. "Hay algo que no pertenece aquí."
Fueron hacia donde había provenido el sonido crujiente, con Hagrid por delante y Tracey y Draco ambos sujetando fuertemente sus varitas, sin embargo no hallaron nada, a pesar de buscar en un ancho círculo con sus orejas esforzándose por oír hasta el más mínimo ruido.
Caminaron a través de los densos, oscuros árboles. Draco siguió mirando por encima de su hombro, con la molesta sensación de que estaba siendo observado. Acababan de hacer un giro en el camino cuando Tracey gritó y apuntó.
En la distancia, una lluvia de chispas rojas alumbró el aire.
"¡Ustedes dos esperen aquí!" Hagrid bramó. "¡Quédense donde están, regresaré por ustedes!"
Antes de que Draco pudiera pronunciar palabra alguna, Hagrid ya había girado y arrollado la maleza.
Draco y Tracey se quedaron de pie viéndose entre sí, hasta que no oyeron otra cosa que las hojas crujientes a su alrededor. Tracey parecía asustada, aunque intentaba disimularlo. Draco se estaba sintiendo más molesto que otra cosa. Aparentemente Rubeus Hagrid, cuando había elaborado sus planes para la noche, no había pasado ni cinco segundos visualizando las consecuencias de que algo realmente fuera a salir mal.
"¿Ahora qué?" preguntó Tracey, su voz un poco demasiado alta.
"Vamos a esperar a que regrese el Sr. Hagrid."
Los minutos pasaban lentos. Las orejas de Draco parecían más finas que lo usual, recogiendo cada suspiro del viento, cada rama quebrada. Tracey seguía contemplando la luna, como para darse confianza a sí misma de que todavía no estaba llena.
"Yo me -" Tracey susurró. "Yo me estoy poniendo un poco nerviosa, Sr. Malfoy."
Draco lo consideró por un momento. Para ser honesto, había algo... bueno, no es que él fuera un cobarde, o que tan siquiera estuviera asustado. Pero había ocurrido un asesinato en Hogwarts y de haber estado viéndose a sí mismo en una obra de teatro, acabado de ser abandonado en el Bosque Prohibido por un semi-gigante, él habría sentido ganas de gritar a ese niño que debía...
Draco metió la mano dentro de su túnica, y sacó un espejo. Tocar la superficie le mostró a un hombre de túnica roja, quien frunció el ceño casi de inmediato.
"Capitán Auror Eneasz Brodski," el hombre habló con claridad, causando que Tracey se sobresaltara por el fuerte ruido en el silencioso bosque. "¿De qué se trata, Draco Malfoy?"
"Comuníquese conmigo dentro de diez minutos," Draco solicitó. Decidió no quejarse directamente sobre su detención. No quería parecer un mocoso malcriado. "Si no respondo, venga a por mí. Estoy en el Bosque Prohibido."
Dentro del espejo, se levantaron las cejas del Auror. "¿Qué está haciendo en el Bosque Prohibido, Sr. Malfoy?"
"Buscando al devorador de unicornios con el Sr. Hagrid," Draco contestó, y tocó el espejo para que se apagara, volviendo a guardarlo dentro de su túnica antes de que el Auror pudiera preguntar cualquier cosa sobre la detención o que no tendría por qué haberla acatado sin protestar.
Tracey giró la cabeza hacia él, aunque había muy poca luz como para leer su expresión. "Pues, gracias," ella susurró.
Las pocas hojas que habían emergido de sus ramas crujieron sobre sí mismas, una brisa más fría sopló a través del bosque.
La voz de Tracey fue un poco más fuerte cuando habló de nuevo. "No tenías que -" ella dudó, ahora sonando un poco tímida.
"Ni lo mencione, Señorita Davis."
La oscura silueta de Tracey puso su mano sobre su mejilla, como para ocultar un sonrojo que de todos modos no era visible. "O sea, no para  -"
"No, en serio," Draco la cortó. "Ni lo mencione. Para nada." Habría amenazado con sacar el espejo y ordenar al Capitán Brodski no rescatarla a ella, sin embargo tuvo miedo de que ella fuera a considerar eso coqueteo.
La cabeza de la silueta de Tracey se alejó de él, mirando para otro lado. Finalmente ella pronunció, con voz mermada, "Es demasiado pronto, no es así -"
Un fuerte grito hizo eco a través de los bosques, un sonido no del todo humano, el grito de algo similar a un caballo; y Tracey chilló y corrió.
"¡No, cabeza hueca!" aulló Draco, corriendo tras ella. El sonido había sido tan horripilante que Draco no estaba seguro de dónde había provenido - aunque creyó que Tracey Davis podría, de hecho, estar corriendo directo hacia la fuente del espantoso grito.
Zarzas azotaban los ojos de Draco, tuvo que mantener una mano en frente de su rostro para protegerse, intentando no perder el rastro de Tracey porque parecía obvio que, si esto era una obra de teatro, y ellos terminaban separados, uno de ellos iba a morir. Draco pensó en el espejo que estaba seguro dentro de su túnica pero de algún modo supo que si intentaba cogerlo con una mano mientras corría, el espejo inevitablemente se iba a caer y perder -
Adelante, Tracey se había detenido, y Draco sintió alivio por un instante, antes de ver.
Otro unicornio yacía sobre el terreno, rodeado por un charco de sangre plateada que se iba ensanchando lentamente, el borde de la sangre arrastrándose a través de la tierra como mercurio derramado. Su crin era púrpura, como el color del cielo nocturno, su cuerno exactamente del mismo color crepuscular que su piel, su costado visible marcado por una mancha en forma de estrella rosada rodeada por parches blancos. Esta visión desgarró el corazón de Draco, incluso más que el otro unicornio porque los ojos de este lo miraban prístina y fijamente a él, y porque había una -
- borrosa, retorcida forma -
- alimentándose de una herida abierta sobre el costado del unicornio, como si estuviera bebiendo de allí -
- Draco no lo pudo comprender, de algún modo no podía reconocer lo que estaba observando -
los estaba contemplando a ellos.
La borrosa, agitada, irreconocible oscuridad pareció girarse hacia ellos. Un siseó surgió de eso, como el siseo de la serpiente más letal que había llegado a existir, algo que por mucho era más peligroso que cualquier Krait Azul.
Entonces volvió a doblarse sobre la herida del unicornio, y continuó bebiendo.
El espejo estaba en la mano de Draco, y permaneció allí sin vida mientras sus dedos mecánicamente tocaban su superficie, una y otra vez.
Tracey ahora sostenía su varita, diciendo cosas como "Prismatis" y "Stupefy" pero nada estaba sucediendo.
Entonces la agitada figura se levantó, como un hombre poniéndose de pie aunque no era eso; y pareció avanzar, moviéndose con un extraño medio salto para pasar a un lado de las piernas del unicornio moribundo, acercándose a ellos dos.
Tracey lo sujetó por la manga y lo obligó a correr, correr de algo que podía cazar unicornios. Antes de haber podido dar tres pasos se produjo otro terrible siseo, quemando sus oídos, y Tracey cayó al suelo y no se movió.
En alguna parte del fondo de su mente, Draco supo que estaba a punto de morir. Incluso si el Auror revisaba su espejo en este mismo momento, de ninguna manera iba alguien ser capaz de llegar lo suficientemente pronto. No había tiempo.
Correr no había funcionado.
La magia no había funcionado.
La agitada figura se fue acercando, mientras Draco intentaba, en sus últimos momentos, resolver el acertijo.
Entonces una resplandeciente bola plateada de luz surgió del cielo nocturno y se quedó ahí colgada, iluminando el bosque tan brillantemente como la luz del día, y la figura agitada brincó para atrás, como si la luz le produjera horror.
Cuatro escobas bajaron del cielo, tres Aurores con fulgurantes escudos multicolor y Harry Potter sosteniendo su varita en alto, sentado detrás de la Profesora McGonagall dentro de un escudo más grande.
"¡Vete de aquí!" rugió la Profesora McGonagall -
- un instante antes la cosa agitada soltó otro terrible siseo, y todos los hechizos de escudo desaparecieron en un parpadeo. Los tres Aurores y la Profesora McGonagall fueron derribados de sus escobas y cayeron pesadamente sobre el suelo del bosque, yaciendo sin movimiento.
Draco no podía respirar, el más intenso miedo que hubiese experimentado en su vida lo tenía cogido por todo el pecho, enviando tentáculos alrededor de su corazón.
Harry Potter, quien había permanecido sin tocar, silenciosamente guió su escoba para descender sobre la tierra -
- y luego saltó para ubicarse entre Draco y la agitada figura, interponiéndose como si fuera un escudo viviente.
"¡Corre!" demandó Harry Potter, medio girando su cabeza para ver a Draco. La plateada luz lunar brilló sobre su rostro. "¡Corre, Draco! ¡Yo lo detendré!"
"¡No puedes combatir esa cosa tú solo!" Draco gritó a todo pulmón. Sintió náuseas en su estómago, una sensación de revoltijo que, en retrospectiva, parecía ser y no ser una sensación de culpa, como si tuviera las sensaciones aunque no del todo las emociones.
"Debo hacerlo," Harry Potter declaró siniestramente. "¡Ve!"
"Harry, yo - yo lo lamento, por todo - yo" Aunque después, en retrospectiva, Draco no pudo recordar del todo a qué se estaba refiriendo al disculparse, quizá con que había estado planeando derrocar la conspiración de Harry, desde hace mucho tiempo.
La agitada figura, ahora pareciendo más negra y más terrible, se alzó en el aire, flotando sobre el suelo.
"¡VE!" bramó Harry.
Draco se giró y huyó dentro del bosque, con las ramas azotando su cara. Tras él, Draco escuchó otro siseo terrible, y la voz de Harry aumentó, gritando algo que Draco no pudo entender del todo a la distancia; Draco giró su cabeza por solamente un instante para mirar atrás, y en ese momento se estrelló contra algo, golpeando su cabeza FUERTEMENTE, y se desmayó.

...

Harry mantuvo un firme agarre sobre su varita, una Esfera Prismática brillando a su alrededor. Miró fijamente a la agitada, borrosa forma en frente de él, y preguntó, "¿Qué rayos está haciendo?"
El agitado borrón se solventó, reformó, relajó hasta ser una forma encapuchada. Cual fuera la ocultación que había estado en funcionamiento - un dispositivo en vez de un Encantamiento, Harry dedujo, ya que la magia había sido capaz de tener efecto sobre él - había prevenido que su mente reconociera la figura o incluso si la figura era humana. Sin embargo no había prevenido que Harry reconociera la aguda sensación de destrucción.
El Profesor Quirrell se quedó de pie muy derecho con sangre plateada por todo el frente de su manto negro con capucha, y dejó escapar un suspiro, contemplando las formas caídas de los tres Aurores, Tracey Davis, Draco Malfoy, y la Profesora McGonagall. "Honestamente había pensado," el Profesor Quirrell murmuró, "que había inutilizado el espejo sin provocar alarma. ¿Qué estaban haciendo dos Slytherins de primer año solos en el Bosque Prohibido? El Sr. Malfoy tiene más sentido común que esto... Que gran fiasco."
Harry no respondió. La sensación de destrucción era más fuerte de lo que Harry podía recordar haber sentido, una sensación de poder en el aire tan grande que era casi tangible. Alguna parte de él seguía conmocionada de una manera visceral por lo rápido que los escudos rodeando a los Aurores habían sido destrozados. Casi no había sido capaz de ver los sucesivos latigazos de color que habían partido los escudos como si estuvieran hechos de papel. Hizo que el duelo que el Profesor Quirrell había combatido contra el Auror en Azkaban pareciera una charada, un juego de niños - aunque el Profesor Quirrell había declarado, en ese momento, que de haber peleado en serio el Auror habría muerto en cuestión de segundos; y Harry ahora sabía que eso también era verdadero.
¿Qué tan grande era la diferencia de poder?
"Supongo que," Harry dijo, logrando mantener su voz firme, "que usted comiendo unicornios tiene algo que ver con la razón por la que va a ser despedido de su posición como Profesor de Defensa. ¿Acaso se tomará la molestia de explicármelo con considerable detalle?"
El Profesor Quirrell lo observó a él. La casi tangible sensación de poder en el aire pareció disminuir, regresando de nuevo dentro del Profesor de Defensa. "En efecto me tendré que explicar," el Profesor de Defensa concedió. "Antes necesito lanzar unos cuantos Encantamientos de Memoria, y luego nos podemos ir y discutirlo, pues no sería sabio para mí quedarme aquí. Usted volverá a este tiempo más adelante, como ya me es sabido."
Harry se otorgó a sí mismo la voluntad para ver a través de la Capa que él había dominado; y supo que otro Harry estaba de pie a su lado, escondido por su propia Reliquia de la Muerte. Harry luego le pidió a su Capa que lo escondiera de sí mismo una vez más, y así lo hizo; ser capaz de percibir tu propio ser futuro significaba que tenías que hacer concordar después esa memoria.
La propia voz de Harry aseveró, entonces, sonando extraña en los oídos del Harry-Presente, "Él tiene una explicación buena y sorprendente."
El Harry-Presente recordó las palabras tan bien como pudo. Nada más fue dicho entre ellos.
El Profesor Quirrell caminó hacia la forma de Draco, y recitó el hechizo del Encantamiento de Memoria Falsa. El Profesor de Defensa se quedó parado durante un minuto quizá, pareciendo perdido para el mundo.
Harry había estado estudiando la Desmemorización, las últimas dos semanas - aunque no podría haber ayudado a lanzar el hechizo, a menos que estuviera dispuesto a agotarse a sí mismo casi completamente, y por alguna razón sus ejercicios querían que un Auror perdiera toda memoria de su vida que involucra el color azul. Pero Harry tenía alguna idea, ahora, de la concentración que requería el mucho más difícil Encantamiento de Memoria Falsa. Tenías que intentar vivir la vida entera de la otra persona dentro de tu propia cabeza, al menos si querías crear una Memoria Falsa en menos de un tiempo reducido de dieciséis-a-uno mientras separadamente ibas construyendo dieciséis pistas principales de memoria. Podría haber sido en silencio, podría no haber señales aparentes; sin embargo ahora Harry sabía algo de las dificultades, y sabía que debía estar impresionado.
El Profesor Quirrell finalizó, y se movió hacia Tracey Davis, luego los tres Aurores, y finalmente la Profesora McGonagall. Aunque Harry lo esperó, el Harry-futuro no hizo protesta. Era posible que incluso la Profesora McGonagall, de haber estado despierta, no habría protestado. Todavía no era los Idus de Mayo, y aparentemente habría una explicación buena y sorprendente.
Con un gesto, el paralizado cuerpo de Draco fue levantado, y enviado a una corta distancia dentro del bosque, antes de ser depositado cuidadosamente sobre el suelo. Luego un gesto final del Profesor Quirrell arrancó un gran pedazo del costado del unicornio, dejando atrás los bordes como de mordidas; la carne cruda flotó en el aire, luego ondeó para Desaparecer y se había ido.
"Listo," el Profesor Quirrell concluyó. "Debo partir de este lugar ahora, Sr. Potter. Venga conmigo, y permanezca aquí."
El Profesor Quirrell se alejó con largas zancadas, y Harry lo siguió y permaneció detrás.
Caminaron a través del bosque en silencio por un tiempo, hasta que Harry escuchó débiles voces a la distancia. El siguiente grupo de Aurores, era de presumir, después de que el primer grupo no se había contactado con ellos. Lo que su futuro ser estaba explicando, Harry lo desconocía.
"Ellos no nos van a detectar, ni escuchar nuestra conversación," afirmó el Profesor Quirrell. La sensación de poder y destrucción alrededor del Profesor de Defensa seguía siendo fuerte. El hombre se sentó por sí mismo sobre el muñón de un árbol, uno donde la luz de la luna casi llena le daba de lleno. "Primero debo decir que cuando hables con los Aurores, en el futuro, les debe decir que usted le provocó terror a la oscuridad agitada, al igual que lo hizo con el Dementor. Es lo que el Sr. Malfoy recordará haber visto." El Profesor Quirrell dejó escapar un pequeño suspiro. "Podría causar algo de alarma, si concluyen que algún horror similar a los Dementores, y lo suficientemente fuerte para romper los escudos de los Aurores, está desatado en el Bosque Prohibido. Pero no se me ocurrió alguna otra cosa para hacer. Si el bosque es protegido mejor después de todo - aunque con algo de suerte ya he consumido lo que necesito. ¿Le importaría revelarme cómo llegaron ustedes tan pronto? ¿Cómo supo que el Sr. Malfoy estaba en problemas?"
Después de que el Capitán Brodski se enteró que Draco Malfoy estaba en el Bosque Prohibido, aparentemente en la compañía de Rubeus Hagrid, Brodski había empezado a inquirir para descubrir quién había autorizado esto, y aún no lo había descubierto cuando no pudo comunicarse con Draco Malfoy después. A pesar de las protestas de Harry, el Capitán Auror, quien estaba autorizado para conocer sobre los Giratiempos, se había rehusado a permitir su uso hasta antes del momento en que se había perdido la comunicación; había procedimientos estándar cuando se involucra el Tiempo. Pero Brodski le había dado órdenes escritas a Harry permitiendo que volviera y empleara un trío de Aurores para llegar un segundo después del momento en que no se produjo la comunicación. Hubo un Encantamiento Patronus para localizar a Draco, que Harry había logrado mediante fuerza de voluntad darle la forma de una bola pura de luz plateada, y el vuelo de Aurores había llegado a tiempo un segundo después.
"Me temo que no lo puedo revelar," Harry replicó con voz controlada. El Profesor Quirrell seguía siendo uno de los sospechosos principales, y era bueno para él que desconociera los detalles. "¿Ahora por qué está comiendo unicornios?"
"Ah," el Profesor Quirrell espetó. "En cuanto a eso…" El hombre vaciló. "Estaba bebiendo la sangre de los unicornios, no me los comía. La carne perdida, las marcas de mordidas sobre el cuerpo - esas eran para oscurecer el caso, para hacer parecer que se trata de otro depredador. El uso de sangre de unicornio es demasiado bien conocido."
"Yo no lo conozco," Harry indicó.
"Sé que lo no sabe," el Profesor de Defensa replicó con brusquedad. "O no me estaría molestando al respecto. El poder de la sangre de unicornio es preservar tu vida por un tiempo, incluso si estás al mismo borde de la muerte."
Hubo un espacio de tiempo en que el cerebro de Harry declaró que no iba a procesar las palabras, lo que por supuesto era una mentira, porque no podías saber el significado que se suponía no debías procesar, sin haberlo procesado de antemano.
Una extraña sensación de vacío se apoderó de Harry, una ausencia de reacción, quizá esto era lo que otras personas sentían cuando alguien se salía del guión, y no podían hablar ni pensar en algo para hacer.
Por supuesto que el Profesor Quirrell estaba muriendo, no solamente enfermo ocasionalmente.
El Profesor Quirrell sabía que estaba muriendo. Se había ofrecido para tomar la posición del Profesor de Defensa en Hogwarts, después de todo.
Por supuesto que se había estado poniendo peor durante todo el año escolar. Por supuesto que la enfermedad que se iba poniendo peor y peor tenía un destino predecible hacia su final.
El cerebro de Harry seguramente ya lo había sabido, en alguna parte a salvo en el fondo de su mente donde se podía rehusar a procesar cosas que ya había procesado.
Por supuesto que esa era la razón por la que el Profesor Quirrell no sería capaz de enseñar Batalla Mágica el próximo año. La Profesora McGonagall ni siquiera lo tendría que despedir. El nada más estaría -
- muerto.
"No," Harry rechazó, su voz un poco sacudida. "Tiene que haber una manera -"
"No soy estúpido ni particularmente interesado en morir. Ya he investigado. Tuve que hacer eso simplemente para cumplir con mis lecciones planeadas, pues tengo menos tiempo del que había pensado, y -" La cabeza de la oscura figura iluminada por la luna se giró. "Creo que no lo quiero escuchar, Sr. Potter."
El aliento de Harry se atascó. Demasiadas emociones estaban acumulándose al mismo tiempo. Después de que la negación se volvía rabia, de acuerdo a un ritual que alguien había inventado. Y aún así parecía apropiado de un modo sorprendente.
"Y por qué -" el aliento de Harry se atascó otra vez. "¿Por qué la sangre de unicornio no es parte del kit de sanación estándar, entonces? Para mantener a alguien con vida, incluso si están al borde de la muerte porque sus piernas fueron devoradas?"
"Porque hay efectos colaterales permanentes," el Profesor Quirrell respondió con calma.
"¿Efectos colaterales? ¿Efectos colaterales? ¿Qué tipo de efecto colateral es peor desde un punto de vista médico que la MUERTE?" La voz de Harry se alzó en la última palabra hasta convertirse en un grito.
"No todos piensan del mismo modo que nosotros, Sr. Potter. Aunque para ser justos, la sangre debe provenir de un unicornio vivo y el unicornio debe morir durante la ingestión. ¿Estaría aquí de haber otro modo?"
Harry se giró, contempló los árboles a su alrededor. "Tengan una manada de unicornios en San Mungo. Usen Flu para llevar los pacientes allí, o usen trasladores."
"Sí, eso podría funcionar."
El rostro de Harry se endureció, la única señal externa que revelaba que todo estaba acumulándose dentro de él eran sus manos temblorosas. Necesitaba gritar, necesitaba dejarlo salir, necesitaba algo que no podía nombrar y finalmente Harry levantó su varita contra un árbol y exclamó "¡Diffindo!"
Se produjo el sonido agudo de un desgarro, y un corte apareció a través de la madera.
"¡Diffindo!"
Otro corte. Harry había aprendido el Encantamiento diez días atrás, tras haberse puesto serio sobre aprender defensa personal. Teóricamente era un Encantamiento de segundo año, sin embargo la ira que lo recorría parecía no conocer límites, ahora sabía lo suficiente como para no agotarse y todavía le quedaba poder.
"¡Diffindo!" Harry había apuntado a la rama esta vez, y esta se desplomó sobre el suelo con un ruido de ramas y hojas.
No parecía haber lágrimas dentro de él, únicamente presión sin salida.
"Me debo ir ahora," el Profesor Quirrell se despidió en voz baja. El Profesor de Defensa se levantó desde el muñón del árbol, la sangre del unicornio todavía iluminada por la luna sobre el manto negro que tenía, y se puso la capucha de vuelta sobre su cabeza.

...

Capítulo 99             Capítulo 101


Nota del Traductor (12 de Enero de 2.020)


El Inspector León es el cameo que el autor me dio por mis aportes a HPMOR. Además hay referencias a esa serie de Mi Pequeño Pony, que no veo lo suficiente como para sufrir por sus muertes.

El próximo capítulo está alrededor de las 3.000 palabras, así que espero publicarlo el 19 de Enero de 2.020 en mi Patreon y el 26 de Enero en mi blog y FFN.

¡Por fin me llegó la tablet! Apenas la acabo de destapar, espero pronto poder mostrarla en fotos o vídeo, será una celebración exclusiva para mi Patreon.

Con este capítulo me demoré un poco más de lo que creía. En unos días me voy a mudar y eso me ha descontrolado un poco mi tiempo.

Faltan 22 capítulos para el final de Harry Potter y los Métodos de la Racionalidad.

Esta entrada fue posible gracias a Rocio Tou, Sergio Andres Rodriguez Vargas, Nkp, Richard Nole, y Kbrem.


Si lo deseas puedes apoyarme en el Patreon de Rhaidot.


Gracias por leer.

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