Buscar este blog

sábado, 14 de diciembre de 2019

Harry Potter y los Métodos de la Racionalidad Capítulo 95

Capítulo 94             Capítulo 96

Harry Potter y los Métodos de la Racionalidad


harry potter profecia
Harry Potter, General de Caos por HalfBloodDragon

Capítulo 95: Roles, Parte 6


La tercera reunión
(10:31am, Abril 17 de 1992)
La primavera había empezado, el aire de la mañana avanzada todavía crispado con los restos de invierno. Los narcisos habían florecido en medio de los brotes de hierba del bosque, los gentiles pétalos amarillos con sus corazones dorados colgando inertes de sus muertos, grises tallos, heridos o asesinados por una de las repentinas escarchas que a menudo podías ver en Abril. En el Bosque Prohibido había extrañas formas de vida, centauros y unicornios al menos, y Harry había escuchado rumores de licántropos. Aunque por lo que Harry había leído de los licántropos en la vida real, eso no tenía sentido en lo más mínimo.
Harry no se aventuró cerca del borde del Bosque Prohibido, ya que no había razón para tomar el riesgo. Caminó invisible entre las mucho más ordinarias formas de vida de los bosques permitidos, varita en mano, una escoba sujeta a su espalda para un acceso más fácil, por si las dudas. En realidad no tenía miedo; Harry pensó que era raro que no estuviera sintiendo miedo. El estado de vigilancia constante, preparado para combatir o huir, ya no se sentía como una carga ni como algo anormal.
En los bordes de los bosques permitidos Harry caminó, sus pies nunca apartándose del camino trillado donde era más fácil que pudiera ser encontrado, nunca saliendo de la visión de la ventana de Hogwarts. Harry había puesto una alarma sobre su reloj mecánico para que le pudiera informar cuándo era la hora del almuerzo, ya que no podía mirar a su reloj, siendo invisible y todo eso. Eso daba cabida a la duda de cómo sus anteojos funcionaban mientras estaba usando la Capa. Al Respecto el Principio del Tercero Excluido parecía implicar que la totalidad de la rodopsina en su retina estaban absorbiendo los fotones y transduciendo a espinas neurales, o alternativamente, aquellos fotones estaban yendo directamente a través de su cuerpo y saliendo por el otro lado, aunque no ambas cosas. Realmente sí parecía más probable que las capas de invisibilidad te permitían ver hacia afuera mientras tú mismo eras invisible porque, en algún nivel fundamental, así era como el lanzador del hechizo había - no querido - sino implícitamente creído - que la invisibilidad debía funcionar.
Por lo que te tenías que cuestionar si alguien había intentado usar Confundus o Legeremancia a otro para que implícitamente y de manera casual creyera que Arreglus Todus debería ser un sencillo Encantamiento de primer año, y luego intentar que lo inventara.
O quizá encontrar a un hijo de Muggles digno en un país que no identificaba a los niños hijos de Muggles, y decirles algunas mentiras grandes, falsear una historia contextual y la evidencia correspondiente, así que, desde el mismo principio, tuvieran una idea diferente de lo que la magia podía ser. Sin embargo era aparente que todavía tendría que aprender un número de Encantamientos previos antes de volverse capaz de inventar hechizos propios...
Podría no funcionar. Seguramente habían existido algunos magos orgánicamente dementes que realmente creían en su propia posibilidad de divinidad, y aún así no habían podido convertirse en dioses. Pero incluso los locos probablemente habían creído que el hechizo de ascensión debía ser algún ritual grandiosamente dramático y no algo que pudieras hacer con un cuidadosamente compuesto movimiento de tu varita y pronunciando Convertumus Diosus.
Harry ya estaba bastante seguro de que no sería tan sencillo. Pero la cuestión era, ¿por qué no? ¿Qué patrón había aprendido su cerebro? ¿Podía la razón ser predicha por adelantado?
Una ligera franja de aprehensión fue acechando a través de Harry en ese momento, una nota de preocupación, mientras contemplaba esta pregunta. La inquietud sin nombre iba cogiendo forma, se hacía mayor -
¿Profesor Quirrell?
"Sr. Potter," una suave voz lo llamó a su espalda.
Harry se giró, su mano yendo hacia el Giratiempo bajo su capa; de nuevo el principio de estar listo para huir al instante únicamente se sintió ordinario.
Lentamente, palmas vacías y giradas hacia afuera, el Profesor Quirrell estaba caminando hacia él desde las afueras del bosque, proviniendo de la dirección general del castillo de Hogwarts.
"Sr. Potter," el Profesor Quirrell llamó otra vez. "Sé que está aquí. Usted sabe que yo sé que usted está aquí. Debo hablar con usted."
Harry siguió sin pronunciar nada. El Profesor Quirrell en realidad no había revelado de qué se trataba, y la caminata de Harry bajo el sol de la mañana cerca de los bordes del bosque había producido en él un estado de ánimo silencioso.
El Profesor Quirrell dio un pequeño paso hacia la izquierda, un paso adelante, otro a la derecha. Inclinó su cabeza con una expresión calculadora, y luego caminó casi directamente hacia donde estaba parado Harry, se detuvo a unos cuantos pasos donde la sensación de destrucción se había inflamado a una altura sostenible.
"¿Todavía sigue resuelto en ese camino?" el Profesor Quirrell preguntó. "¿El mismo camino del que me habló ayer?"
De nuevo Harry no replicó.
El Profesor Quirrell suspiró. "Ha habido tanto que yo he hecho por usted," el hombre argumentó. "Sin importar lo que pueda dudar de mí, usted no puede negar eso. Estoy apelando a algo de esa deuda. Hable conmigo, Sr. Potter."
No tengo ganas de hacer esto ahora mismo, Harry pensó; seguido de: Oh, claro.

...

Tras Harry haber girado el Giratiempo una vez, memorizó el tiempo exacto y su localización exacta, pasó otra hora caminando, fue adentro e informó a la Profesora McGonagall que en ese mismo momento se encontraba hablando con el Profesor de Defensa en los bosques afuera de Hogwarts (sólo en caso de que algo le sucediera), caminó otra hora más, luego regresó a su localización original exactamente una hora después de que se había ido y giró el Giratiempo una vez -

...

"¿Qué fue eso?" El Profesor Quirrell inquirió, parpadeando. "Acabas de -"
"Nada importante," Harry lo interrumpió sin retirar la capucha de su capa de invisibilidad, o quitar su mano de su Giratiempo. "Sí, todavía sigo resuelto. Para ser honesto, creo que no debí haberle comentado nada."
El Profesor Quirrell inclinó su cabeza. "Un sentimiento que le servirá bien en la vida. ¿Hay algo que sea capaz de cambiar tu manera de pensar?"
"Profesor, si ya supiera sobre la existencia de un argumento que pudiera cambiar mi decisión -"
"Verdadero, para los que son como nosotros. Sin embargo le sorprendería saber cuán a menudo alguien conoce lo que está esperando escuchar, y aún así espera escucharlo." El Profesor Quirrell sacudió su cabeza. "Para ponerlo en sus términos... hay un hecho verdadero, conocido por mí pero no por usted, por el cual quisiera convencerlo a usted, Sr. Potter."
Las cejas de Harry se levantaron, aunque se dio cuenta un momento después que el Profesor Quirrell no lo podía ver. "Eso está en mis términos, de acuerdo. Adelante."
"La intención que usted se ha formado es mucho más peligrosa de lo que usted se da cuenta."
Replicar a esta sorprendente afirmación no requirió mucho esfuerzo mental por parte de Harry. "Defina peligroso, y cuénteme lo que cree que sabe y cómo usted cree que lo sabe."
"A veces," explicó el Profesor Quirrell, "contar a alguien sobre un peligro puede causar que vaya directamente hacia ello. No tengo intención de que eso pase en esta ocasión. ¿Espera que yo le diga exactamente lo que no debe hacer? ¿Exactamente por qué tengo miedo?" El hombre sacudió su cabeza. "Si usted fuera hijo de magos, Sr. Potter, sabría tomarlo seriamente, cuando un mago poderoso le advierte que tenga cuidado."
Habría sido una mentira decir que Harry no estaba molesto, sin embargo él tampoco era un idiota; así que Harry meramente pronunció, "¿Hay algo que usted pueda contarme?"
Cuidadosamente, el Profesor Quirrell se sentó sobre la hierba, y sacó su varita, su mano asumió una posición que Harry reconoció. Harry dejó de respirar.
"Esta es la última vez que seré capaz de hacer esto para usted," el Profesor Quirrell declaró en voz baja. Entonces el hombre empezó a decir palabras que eran extrañas, de ningún lenguaje que Harry pudiera reconocer, entonación que parecía no del todo humana, palabras que parecían deslizarse de la memoria de Harry incluso mientras él intentaba agarrarse a ellas, saliendo de su mente tan pronto como entraban.
El hechizo tomó efecto más lentamente, en esta ocasión. Los árboles parecieron oscurecerse, ramas y hojas se iban oscureciendo, como si fueran vistas a través de gafas para sol que iban desvaneciendo y atenuando la luz sin hacer distorsión. El cuenco azul del cielo retrocedió, el horizonte al cual el cerebro de Harry asignaba falsamente una distancia finita se iba alejando al volverse gris, y un gris más oscuro. Las nubes se volvieron translúcidas, transparentes, yéndose para permitir que la oscuridad pudiera brillar por fin.
El bosque se volvió sombra, se desvaneció, disminuido en la oscuridad.
El más grande río del cielo se volvió visible una vez más, mientras los ojos de Harry se iban ajustando, se volvieron capaces de ver los objetos más grandes que los ojos humanos jamás podían contemplar excepto como un punto, la circundante Vía Láctea.
Y las estrellas, perforando brillantemente y aún así remotas, por fuera de la gran profundidad.
El Profesor Quirrell respiró profundamente. Luego alzó su varita otra vez (apenas visible, bajo la luz estelar sin sol o luna) y se golpeó suavemente así mismo la cabeza produciendo un sonido como de un huevo rompiéndose.
El Profesor de Defensa también se desvaneció, volviéndose también invisible.
Un pequeño círculo de hierba, iluminado por un poco de luz, derivado y desocupado dentro del espacio vacío.
Ninguno de ellos habló por un tiempo. Harry estaba contento de observar a las estrellas, sin ser distraído ni siquiera por su propio cuerpo. Fuera cual fuera la razón por la que el Profesor Quirrell lo había llamado aquí, sería dicha a su debido tiempo.
A su debido tiempo, una voz habló.
"No hay guerra aquí," explicó una voz suave emanando desde el vacío. "No hay conflicto ni batalla, no hay políticas ni traición, no hay muerte ni vida. Todo eso le pertenece a las locuras de los hombres. Las estrellas están por encima de tales tonterías, intocables. Aquí hay paz, y silencio eterno. Así lo pensé alguna vez."
Harry se giró para ver hacia el origen de la voz, y nada más observó estrellas.
"¿Así lo pensó alguna vez?" Harry preguntó, cuando ninguna otra palabra pareció seguir.
"No hay nada a salvo de las locuras de los hombres," murmuró la voz desde el vacío. "No hay nada que esté más allá de los poderes destructivos de la idiotez suficientemente inteligente, ni siquiera las mismas estrellas. Pasé por muchos problemas para hacer que cierta placa dorada pudiera durar por siempre. No me gustaría verla destruida por la locura de la humanidad."
De nuevo los ojos de Harry se arrojaron reflexivamente hacia donde la voz tendría que haber estado, una vez más no vio otra cosa que el vacío. "Creo que puedo tranquilizarlo al respecto, Profesor. Las armas nucleares no tienen un rango de explosión que se extienda hasta... ¿cuán lejos está el Pioneer 11? ¿En algún lugar alrededor de los billones de kilómetros, quizá? Los Muggles pueden hablar sobre las armas nucleares destruyendo el mundo, aunque en realidad se refieren a calentar ligeramente la superficie de la Tierra. El Sol es una fusión gigante en reacción y eso no vaporiza las sondas espaciales distantes. En el peor de los casos para una guerra nuclear ni siquiera estaríamos cerca de destruir el Sistema Solar, no que esto sea de mucho consuelo."
"Verdadero mientras estemos hablando de Muggles," argumentó la suave voz en medio de la luz estelar. "¿Pero qué saben los Muggles del verdadero poder? No son ellos los que me aterran ahora. Es usted."
"Profesor," Harry habló cuidadosamente, "mientras tengo que admitir que he cometido unas cuantas fallas criticas en mi vida, hay algo de distancia entre eso y fallar de una manera tan espectacular que la sonda Pioneer 11 se vea atrapada en el radio de explosión. No hay manera realista de hacer eso sin explotar el Sol. Y antes de que lo pregunte, nuestro Sol es una estrella de tipo-G de la secuencia principal, no puede explotar. Cualquier aporte de energía nada más incrementa el volumen del plasma de hidrógeno, el Sol no tiene un núcleo degenerado que pueda ser detonado. El Sol no tiene suficiente masa para convertirse en supernova, incluso al final de su tiempo de vida."
"Tan asombrosas cosas han descubierto los Muggles," la otra voz murmuró. "Cómo viven las estrellas, cómo son preservadas de la muerte, como mueren. Y nunca se cuestionan si tal conocimiento podría ser peligroso."
"Con toda franqueza, Profesor, ese pensamiento en particular tampoco se me llegó a ocurrir a mí."
"Usted es un hijo de Muggles. No hablo de sangre, yo hablo de cómo pasaste tus años de infancia. Hay una libertad de pensamiento en eso, cierto. Sin embargo también hay sabiduría en la precaución de los hechiceros. Han pasado trescientos veintitrés años desde que los territorios mágicos de Sicilia fueron arruinados por la locura de un hombre. Tales incidentes eran más comunes en los tiempos cuando Hogwarts fue construido. Aún más comunes todavía, en los tiempos después de Merlín. De los tiempos antes de Merlín, poco queda para estudiar."
"Hay como treinta órdenes de magnitud de diferencia entre eso y hacer explotar el Sol," Harry observó, luego se detuvo a sí mismo. "Aunque esto se vuelve un subterfugio sin sentido, lo siento, explotar un país entero también sería malo, estoy de acuerdo. En cualquier caso, Profesor, no planeo hacer algo como eso."
"Su elección no es requerida, Sr. Potter. De haber leído más novelas de magos y menos historias de Muggles, usted lo sabría. En la literatura seria los magos cuyas tonterías amenazan con liberar a los Hombres de Huesos Temblorosos no buscaran esa meta deliberadamente, eso es para los libros para niños. El mago verdaderamente peligroso quizá estará concentrado en algún proyecto del cual anticipa un gran renombre, y el certero prospecto de perder ese renombre y vivir su vida en la oscuridad le parecerá más vivido que el prospecto desconocido de destruir su país. O le habrá prometido éxito a alguien a quien no es capaz de decepcionar. Tal vez tiene a sus hijos en una deuda. Hay tanta sabiduría literaria en aquellas historias. Nacen de experiencias violentas y ciudades en cenizas. El prospecto más probable para desastre es un mago poderoso que, por alguna razón, no es capaz de detenerse a sí mismo cuando aparecen las señales de alerta. Aunque él hable mucho y en voz alta sobre la precaución, en realidad no será capaz de detenerse. Me pregunto, Sr. Potter, ¿ha pensado en intentar cualquier cosa con la que la propia Hermione Granger no estaría de acuerdo?"
"De acuerdo, punto recibido," dijo Harry. "Profesor, soy muy consciente de que si salvo a Hermione al precio de la vida de otras dos personas, he perdido en la puntuación final desde el punto de vista utilitario. Soy extremadamente consciente de que Hermione no querría que yo fuera a arriesgar la destrucción de un país entero nada más pasa salvarla. Eso es mero sentido común."
"Niño que destruye Dementores," insistió esa suave voz, "si fuera únicamente un país lo que temo que podrías arruinar, estaría menos preocupado. Al principio no le di crédito al pensamiento de que tu conocimiento de ciencia Muggle y prácticas Muggle serían una fuente de gran poder. Ahora le doy más crédito. Estoy, en completa sinceridad, preocupado por la seguridad de esa placa dorada."
"Bueno, si la ciencia ficción me ha enseñado algo," replicó Harry, "es que destruir el Sistema Solar no es moralmente aceptable, especialmente si lo haces antes de que la humanidad haya colonizado otros sistemas estelares."
"Entonces vas a renunciar a esta -"
"No," Harry lo cortó sin tan siquiera haberlo pensado antes de abrir su boca. Tras un momento, añadió, "Pero comprendo lo que está intentando advertirme."
Silencio. Las estrellas no habían cambiado, ni siquiera como lo habrían hecho en el cielo nocturno de la Tierra, al pasar el tiempo.
Con un muy ligero crujido, pasando el peso de su cuerpo de un lado al otro, Harry se dio cuenta que había estado parado por un largo tiempo en la misma posición, y se dejó caer sobre el casi imperceptible círculo de hierba que aún permanecía debajo suyo, teniendo cuidado de no tocar los bordes del hechizo.
"Responde esto," interrogó la suave voz. "¿Por qué esa chica le importa tanto?"
"Porque ella es mi amiga."
"En el lenguaje como se usa normalmente, Sr. Potter, la palabra 'amiga' no está asociada con un esfuerzo desesperado para levantar a los muertos. ¿Está usted bajo la impresión de que ella es su verdadero amor, o algo por el estilo?"
"Oh, no usted también," Harry protestó con cansancio. "No usted de entre todos, Profesor. De acuerdo, somos mejores amigos, pero eso es todo, ¿está claro? Eso es suficiente. Los amigos no permiten que sus amigos se queden muertos."
"La gente ordinaria no hace tanto, por aquellos que llaman amigos." Ahora la voz sonó más distante, abstraída. "Ni siquiera por aquellos que dicen amar. Sus compañeros mueren, y ellos no van en la búsqueda del poder para revivirlos."
Harry no pudo evitarlo. Volvió a mirar hacia allí, a pesar de que sabía que sería fútil, y no encontró más que estrellas. "Déjeme adivinar, de esto usted deduce que... a las personas en realidad no le importan tanto sus amigos como lo pretenden."
Una breve carcajada. "A duras penas iban a pretender que les importan menos."
"Sí les importan, Profesor, y no únicamente sus amores verdaderos. Los soldados se han arrojado sobre las granadas para proteger a sus amigos, las madres se meten corriendo dentro de casas en llamas para salvar a sus hijos. Pero si eres un Muggle no crees que haya tal cosa como la magia para traer a alguien de vuelta a la vida. Y los magos normales no... piensan por fuera de la caja de ese modo. O sea, la mayoría de magos no están buscando poder para convertirse ellos mismos en inmortales. ¿Acaso eso prueba que no les importan lo suficiente sus propias vidas?"
"Como usted dice, Sr. Potter. Ciertamente yo mismo consideraría sus vidas sin sentido y sin una pizca de valor. Quizá, en algún lugar escondido dentro de sus corazones, también creen que mi opinión sobre ellos es la correcta."
Harry sacudió su cabeza, y luego, molesto, echó para atrás la capucha de su Capa, y sacudió su cabeza otra vez. "Esa parece una perspectiva del mundo bastante rebuscada, Profesor," señaló la poca iluminada cabeza del niño, flotando sin soporte sobre un círculo de hierba oscura en medio de las estrellas. "Intentar inventar un hechizo de resurrección no es algo que la gente normal pensaría, así que no es posible deducir nada de ellos al no tomar esa opción."
Un momento después, la poco iluminada figura de un hombre sentado sobre el círculo de hierba fue visible también.
"Si verdaderamente se preocupan de los seres a los que en teoría aman," el Profesor de Defensa argumentó suavemente, "a ellos se les ocurriría, ¿no es así?"
"Los cerebros no funcionan así. Ellos no se sobrecargan de repente cuando las apuestas suben - o cuando lo hacen, es dentro de límites duros. No podría calcular los primeros mil dígitos de pi ni siquiera si la vida de alguien dependiera de ello."
La cabeza poco iluminada se inclinó. "Sin embargo hay otra explicación posible, Sr. Potter. Es que las personas juegan el rol de la amistad. Ellos nada más dan tanto como el rol requiere de ellos, y nada más. Se me ocurre el pensamiento de que quizá la diferencia no es que a usted le importe más que a ellos. ¿Por qué habría nacido usted con emociones de amistad tan fuertes de una manera inusual, que únicamente usted entre los hechiceros es impulsado a resucitar a Hermione Granger tras su muerte? No, la diferencia más probable no es que a usted le importe más. La diferencia es que, al ser una criatura más lógica que ellos, nada más usted a considerado que jugar el rol de Amigo demanda esto de usted."
Harry se quedó contemplando las estrellas. Habría estado mintiendo de haber dicho que eso no lo había sacudido. "Eso... no puede ser verdad, Profesor. Puedo nombrar una docena de ejemplos en las novelas Muggle de personas impulsadas a resucitar a sus amigos muertos. Los autores de aquellas historias claramente entendían exactamente cómo me siento sobre Hermione. Aunque usted no los habrá leído, supongo... ¿quizá Orfeo y Eurídice? Yo de hecho no he leído ese en particular aunque sé de qué se trata."
"Tales historias son contadas entre los hechiceros. Está la historia de los hermanos Elric. El relato de Dora Kent, quien fue protegida por su hijo Saúl. Está Ronald Mallett y su reto al Tiempo condenado al fracaso. En Sicilia antes de su caída, el drama de Precia Testarossa. En Nippon se habla de Akemi Homura y su amor perdido. Lo que aquellas historias tienen en común, Sr. Potter, es que todas son ficción. Los magos de la vida real no intentan lo mismo, incluso si la noción claramente no está más allá de su imaginación."
"¡Porque ellos no creen que puedan!" La voz de Harry se elevó.
"¿Deberíamos ir e informar a la buena Profesora McGonagall sobre su intención de encontrar un modo de resucitar a la Señorita Granger, y ver lo que ella piensa de eso? Quizá simplemente nunca se le ha ocurrido a ella considerar esa opción... Ah, aunque usted duda. Ya conoce la respuesta de ella, Sr. Potter. ¿Sabe por qué usted lo sabe?" Podías escuchar la sonrisa fría en la voz. "Una técnica adorable, esa. Gracias por enseñarla."
Harry era consciente de la tensión que se había desarrollado en su rostro, sus palabras salieron como si fueran mordidas. "La Profesora McGonagall no creció con el concepto Muggle del creciente poder de la ciencia, y nadie le dijo que cuando la vida de un amigo está en riesgo es un momento en que necesitas pensar muy racionalmente -"
La voz del Profesor de Defensa también se estaba elevando. "¡La Profesora de Transformación está leyendo un guión, Sr. Potter! El guión demanda que ella se lamente y sufra congoja, que todos puedan saber cuánto le importa a ella. Las personas ordinarias reaccionan pobremente cuando usted les sugiere que se salgan del guión. ¡Como usted ya lo sabe!"
"Eso es gracioso, Podría haber jurado que vi a la Profesora McGonagall salirse del guión en la cena de ayer. Si la observo salirse del guión otras diez veces de hecho podría intentar hablar con ella sobre resucitar a Hermione, sin embargo ahora mismo ella es nueva en eso y necesita práctica. Al final de cuentas, Profesor, lo que usted está intentando explicar al afirmar que el amor y la amistad y todo lo demás son mentiras no es más que los seres humanos siendo ignorantes."
La voz del Profesor de Defensa creció hasta ser aguda. "De haber sido usted quien hubiese sido asesinado por ese trol, ¡ni siquiera se le hubiera ocurrido a Hermione Granger hacer lo que usted está haciendo por ella! ¡No se le ocurriría a Draco Malfoy, ni a Neville Longbottom, ni a McGonagall o a ninguno de sus preciosos amigos! ¡No hay ni una persona en este mundo que le devolvería la importancia que usted le está concediendo a ella! ¿Entonces por qué? ¿Por qué hacerlo, Sr. Potter?" Hubo una extraña, salvaje desesperación en esa voz. "¿Por qué ser el único en el mundo que va a tales extremos para mantener la pretensión, cuando ninguno de ellos jamás haría lo mismo por usted?"
"Creo que usted está objetivamente equivocado, Profesor," Harry replicó neutral. "Sobre varias cosas, de hecho. Cuando menos, su modelo de mis emociones es incorrecto. Porque no me comprende en lo más mínimo, si pensaba que yo me iba a detener porque todo lo que usted estaba diciendo fuera verdad. Todo en este mundo tiene que empezar en algún lugar, cada evento que sucede tiene que suceder una primera vez. La vida en la Tierra tiene que comenzar con una pequeña molécula auto-replicándose en un charco de barro. Y si yo fuera la primer persona en el mundo, no -"
La mano de Harry se extendió, para indicar los terribles puntos distantes de luz.
"- si yo fuera la primer persona en el universo a quien realmente le importara alguien más, que no lo soy por cierto, entonces sería un honor ser esa persona, e intentaría hacerle justicia a ese honor."
Hubo un largo silencio.
"Verdaderamente te importa esa niña," la figura poco iluminada del hombre habló con suavidad. "A usted le importa ella de un modo que ninguno de ellos es capaz de preocuparse ni siquiera por ellos mismos, mucho menos por el prójimo." La voz del Profesor de Defensa se había vuelto extraña, llena de una emoción indescifrable. "Aunque no lo comprendo, conozco los alcances a los que usted irá por ello. Usted va a retar a la propia muerte, por ella. Nada lo va a desviar de eso."
"Me importa lo suficiente como para hacer un esfuerzo real," Harry habló en voz baja. "Sí, eso es correcto."
La luz de las estrellas empezó a fracturarse, el mundo brillando a través de las grietas; cortadas a través de la noche mostrando troncos de árboles y hojas resplandeciendo bajo la luz del sol. Harry levantó una mano, parpadeando con fuerza, mientras el brillo en regreso golpeaba sus ojos ajustados a la oscuridad; y su vista automáticamente fue hacia el Profesor de Defensa, por si acaso ocurría un ataque mientras estaba parpadeando.
Cuando todas las estrellas se fueron y únicamente permaneció la luz del día, el Profesor Quirrell seguía sentado sobre la hierba. "Bueno, Sr. Potter," declaró con su voz normal, "de ser así, entonces le daré la ayuda que pueda darle, mientra pueda."
"¿Usted va a qué?" Harry preguntó involuntariamente.
"Mi oferta como la hice ayer sigue en pie. Pregunte y yo voy a responder. Muéstreme los mismos libros de ciencia que consideró aptos para el Sr. Malfoy, y yo los estudiaré y le diré lo que venga a mi mente. No se muestre tan sorprendido, Sr. Potter, difícilmente lo dejaría a sus propios medios."
Harry se quedó con la mirada fija, conductos lagrimales todavía mojados por la repentina luz.
El Profesor Quirrell le devolvió la mirada. Algo extraño fulguró en esos pálidos ojos. "He hecho lo que puedo, y ahora me temo que debo retirarme. Buen -" y el Profesor de Defensa vaciló. "Buen día, Sr. Potter."
"Buen -" Harry comenzó.
El hombre sentado sobre la hierba se cayó, su cabeza impactando la tierra con un ruido sordo. Al mismo tiempo el sentido de destrucción disminuyó tan bruscamente que Harry se puso de pie de un brinco, su corazón repentinamente en su garganta.
Sin embargo la figura sobre el suelo se empujó a sí misma lentamente de vuelta en posición para arrastrarse. Se giró para observar a Harry, ojos vacíos, boca floja. Intentó ponerse de pie, volvió a caerse al suelo.
Harry dio un paso hacia adelante, el instinto puro empujándolo a ofrecer una mano, aunque eso era incorrecto; la aprehensión que se elevó dentro de él, sin importar cuán débil, habló de continuo peligro.
Pero la figura caída se replegó de Harry, y luego lentamente comenzó a arrastrarse para alejarse de él, en la dirección general del castillo distante.
El niño parado en medio del bosque lo siguió con la mirada.

...

Capítulo 94             Capítulo 96


Nota del Traductor (7 de Diciembre de 2.019)

El próximo capítulo está alrededor de las 3.000 palabras, añadiendo el tiempo de corrección y que desde hace semanas tengo 1.000 palabras de haber trabajado de más, tendría que estar disponible en Patreon para el 14 de Diciembre, y el 21 disponible para todos en mi blog y en FFN.

He estado luchando para comprar una tablet con un presupuesto de $150 dólares, y ha sido una experiencia llena de frustración. Un problema que se me presenta es la incompatibilidad entre Amazon y Paypal. En fin, seguiré buscando por Ebay hasta que encuentre algo que sea decente, aunque el problema con Ebay es que a veces los costos de envío son... excesivos. Espero tener suerte.

Esta entrada fue posible gracias a Rocio Tou, Sergio Andres Rodriguez Vargas, Nkp, Richard Nole, y Kbrem.


Si lo deseas puedes apoyarme en el Patreon de Rhaidot.


Gracias por leer.

No hay comentarios: