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El racismo donde quiera que aparezca es lamentable, a excepción tal vez de el episodio ocurrido al jugador Daniel Alves que es muy hilarante.
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Existen dos posibilidades: o bien el agresor es un palurdo que le tiró a Daniel Alves lo primero que estuvo al alcance de su mano, o se trata en realidad de un intelectual que quería provocar una reflexión socio-política mediante un acto a la vez odioso y chistoso. Lo mejor es que ambos escenarios son para morirse de la risa.
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¿Será perseguido el agresor por la justicia? Difícil decirlo. Esto me recuerda cuando el mal tirador Muntazer al Zaidi falló en golpear a Bush con un zapato. Sin embargo, existen dos grandes diferencias con respecto al mencionado caso en que sí hubo una condena. El zapato SÍ podía hacer daño, mas NO acertó; mientras que el banano NO hizo daño aunque SÍ dio en el blanco. ¿Es justo que un hombre sea castigado por su falta de puntería y el otro se salve por haber tenido éxito en un ataque similar?
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Para rematar la situación, la reacción de Daniel Alves fue la de un autentico caballero, consciente del injusto trato que recibe por el color de su piel, y sin darle el gusto a los racistas de jugar mal. De hecho, logró concretar otros dos pases que terminaron en gol después del incidente. Le puso muy en claro a su agresor que no pudo afectarlo, y del modo en que más le puede doler a cualquiera: dándole las gracias. ¡Esa es la actitud! No hay mejor venganza que demostrarle a tus enemigos lo bien que estás.
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Donde quiera que este, de seguro el racista se siente como un zapato que falló.
EDICIÓN: El hincha racista fue expulsado de por vida del Villareal, pueden leer la nota completa aquí.
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