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La preocupación entre los
seguidores del Nobel finalmente se ha hecho realidad. Envejecer y
morir es natural, pero aún así sigue siendo doloroso perder a
nuestros seres queridos. Y para algunos, los relatos de Gabo son como
nuestros padres, hijos, hermanos y primos.
Tras releer Cien
Años de Soledad 37 veces deje de
contar. A los quince años me di cuenta que la clave para escribir
como Gabo era ser tan honesto y sincero con uno mismo que al final
que las fronteras que dividen a la imaginación y la realidad se van
cayendo por sí solas.
Cuando leí Vivir
para contarla, noté lo mundana y a la
vez milagrosa que era la vida misma, que cada obstáculo era una
posibilidad, que toda mi vida me había preparado para ser escritor.
Sentí a Gabo más joven que nunca, a la vez que travieso y
nostálgico. Pero al leer Memoria de mis
putas triste, supe lo viejo que ambos
nos habíamos vuelto, de lo cerca que estaba la muerte, de lo
intransigente que era el tiempo.
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Unas palabras de Gabo me
daban consuelo, unas que escribió en un artículo periodístico por
allá en los ochenta, donde hablaba del otro Gabo, de la sombra que
nunca trabajaba y sin embargo gozaba de todos los beneficios, ese
otro escritor nada más aparecía en los medios comiendo caviar y
derrochando su dinero en orgías. Puede que esa sombra nunca haya
escritor ni escriba nada nuevo, mas es seguro que obtendrá ganancias
con renovadas ediciones de las viejas obras: después de todo la
sombra necesitará comer y los niños de las próximas generaciones
necesitaran conocer al verdadero Gabo.
Sin embargo, la desazón
me invade al escribir esta anécdota. ¿Y si la sombra no está
dispuesta a vivir con moderación tras la ausencia creativa de Gabo?
¿Si no está dispuesto a conformarse con lo producido por las
re-ediciones?
A veces creo que la sombra
envenenaba sutilmente cada escrito de Gabo, ponzoña que generó
cientos de imitadores, incluso convirtiéndome a mí. La mayoría
están condenados al inmisericorde olvido... ¿Y si sólo hiciera
falta uno que fuera capaz de convertirse en el nuevo Gabriel GarcíaMárquez, pero con distinto nombre? ¿La sombra conseguiría un nuevo
escritor que sería a su vez la sombra del Gabo original?
¿Y si el último que
queda soy yo?
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