Capítulo 33 Capítulo 35
Harry Potter y los Métodos de la Racionalidad
Capítulo 34
Problemas de
Coordinación, Parte 2
Guerra de primer año por Korn-Elia |
Minerva y Dumbledore
juntos habían aplicado sus talentos combinados para conjurar el gran
montaje hacia el cual ahora Quirrell caminaba lenta y pesadamente;
era, en su núcleo, madera gruesa, pero las superficies externas
resplandecían con brillantina de incrustaciones de mármol con
platino y tachonado con gemas del color de cada Casa. Ni ella ni el
Director era alguno de los Fundadores de Hogwarts, sin embargo la
conjuración sólo necesitaba durar un par de horas. Minerva
ordinariamente disfrutaba las pocas ocasiones cuando tenía la
oportunidad de cansarse a sí misma con Transformaciones enormes;
ella debería disfrutar las pequeñas oportunidades para ser artista,
y la ilusión de la opulencia; mas esta vez había realizado el
trabajo con la sensación de cavar su propia tumba.
Pero Minerva se
estaba sintiendo algo mejor ahora. Hubo un breve momento cuando la
explosión podría haber llegado; sin embargo Dumbledore ya estaba de
pie y aplaudiendo fervorosamente, y nadie había demostrado ser lo
suficientemente tonto como para rebelarse en frente del Director.
Y
el humor explosivo se había desvanecido rápidamente en un
sentimiento colectivo que tal vez podría haber sido descrito con la
frase: ¡Denos
un descanso!
Blaise Zabini se
había disparado a sí mismo en el nombre de Rayo de Sol, y el
puntaje final había sido 254 a 254 a 254.
...
Detrás de
bambalinas, esperando para ascender, tres niños estaban mirándose
los unos a los otros con una mezcla de furia y frustración. No
ayudaba que siguieran empapados tras ser pescados y extraídos del
lago, y que el Encantamiento Calentador no fuera suficiente para
compensar el helado aire de Diciembre, o quizá no era otra cosa que
su estado de animo.
"Ya
no más,"
dijo Granger. "¡No aguanto
más! ¡No más traidores!"
"Estoy
completamente de acuerdo con usted, Señorita Granger," Draco
exclamó con voz fría. "Suficiente es suficiente."
"¿Y
qué piensan hacer ustedes
dos al respecto?" espetó Harry Potter. "¡El Profesor
Quirrell ya explicó que no va a prohibir los espías!"
"Nosotros
los prohibiremos en su
lugar," afirmó Draco siniestramente. Él no había entendido a
qué se refería con esas palabras, mas el mero acto de pronunciarlas
pareció cristalizar un plan -
...
El escenario
realmente estaba bien hecho, al menos para una estructura temporal;
los creadores no habían caído en el escollo usual de ser
impresionados por su propia ilusión de riqueza, y conocían algo de
arquitectura y estilo visual. Desde donde estaba Draco, en el lugar
obvio para que estuviera de pie, los estudiantes que lo observaran lo
verían emitir un débil halo por el fulgor de las esmeraldas; y
Granger, de pie en donde Draco sutilmente la había ubicado, sería
iluminada con un halo de zafiros Ravenclaw. En cuanto a Harry Potter,
Draco no lo estaba mirando por el momento.
El Profesor Quirrell
había... despertado, o lo que fuera que él hacía; y se estaba
inclinando sobre un podio de platino que se vestía con todas las
gemas. Con evidente teatralidad, el Profesor de Defensa estaba
apilando y acomodando cuidadosamente los tres sobres que contenían
los tres pergaminos en los cuales los tres generales habían escrito
sus deseos, mientras que todos los estudiantes de Hogwarts veían, y
esperaban.
Finalmente el
Profesor Quirrell alzó los sobres. "Bueno," reconoció el
Profesor de Defensa. "Esto es inconveniente."
Un arremedo de
risita recorrió a la multitud, con un trasfondo agudo.
"¿Supongo que
se estarán preguntando qué voy a hacer?" inquirió el Profesor
Quirrell. "No hay nada qué hacer; tendré que ser justo. Aunque
antes hay un pequeño discurso que deseo pronunciar, y aún antes de
eso, parece ser que el Sr. Malfoy y la Señorita Granger tienen algo
que desean compartir."
Draco
parpadeó, y luego él y Granger intercambiaron rápidas miradas -
¿puedo? - sí, adelante -
y Draco alzó su voz.
"La General
Granger y yo queremos anunciar," Draco habló con su voz más
formal, sabiendo que era amplificada y escuchada, "que nosotros
ya no aceptaremos ayuda de ningún traidor. Y si, en alguna batalla
descubrimos que Potter ha aceptado traidores de alguien en nuestros
ejércitos, uniremos fuerzas para aplastarlo."
Y
Draco ojeó con total malicia al Niño-Que-Vivió. ¡Toma
eso, General Caos!
"Estoy
completamente de acuerdo con el General Malfoy," añadió
Granger de pie a su lado, con voz clara y fuerte. "Ninguno de
los dos usará traidores, y si el General Potter lo hace, lo
destrozaremos en el campo de batalla."
Se produjo un
susurro de sorpresa entre los estudiantes espectadores.
"Muy bien,"
señaló su Profesor de Defensa, sonriendo. "Les llevó a los
dos un tiempo, pero de todos modos los felicito porque fueron los
primeros en pensarlo antes que los otros generales."
Requirió un momento
asimilar lo anterior -
"En el futuro,
Sr. Malfoy, Señorita Granger, antes de venir a mi oficina con alguna
petición, consideren si hay un modo de conseguirlo sin mi ayuda. No
reduciré puntos Quirrell en esta ocasión, pero la próxima vez
pueden esperar que perderán cincuenta exactos." El Profesor
Quirrell exhibía una mueca divertida. "¿Y qué tiene que
opinar usted al respecto, Sr. Potter?"
La
vista de Harry Potter fue hacia Granger, luego a Draco. Su rostro
aparentaba calma; aunque Draco estaba seguro que controlado
hubiera sido un mejor termino.
Finalmente Harry
Potter habló, su voz nivelada. "La Legión Caos seguirá
estando feliz de aceptar traidores. Nos vemos en el campo de
batalla."
Draco sabía que la
sorpresa se veía en su cara; hubo susurros de asombro entre los
estudiantes, y cuando Draco miró a la fila de adelante notó que
incluso los Caóticos de Harry se mostraban incrédulos.
La
expresión de Granger era de ira, y poniéndose más airada. "Sr.
Potter," ella exclamó con un tono afilado como si ella creyera
ser una profesora, "¿está intentando ser odioso?"
"Casi
ciertamente que no," Harry Potter respondió calmadamente. "No
te obligaré a hacerlo cada vez. Vence sobre mí una vez, y
permaneceré vencido. Pero las amenazas no siempre son suficientes,
General de Rayo de Sol. Usted no me pidió unirme, sino que procuró
imponer su voluntad; y a veces tienes que derrotar al enemigo en la
realidad, para imponer su voluntad sobre él. Verán, soy escéptico
de que Hermione Granger, la estrella académica más brillante de
Hogwarts, y Draco, hijo de Lucius, heredero de la Noble y Más
Antigua Casa de Malfoy, pueda trabajar juntos para vencer a su
enemigo común, Harry Potter." Una divertida sonrisa cruzó el
rostro de Harry Potter. "Quizá sólo haré lo que Draco intentó
hacer con Zabini, y escribir una carta a Lucius Malfoy para descubrir
qué piensa él
de eso."
"¡Harry!"
Granger quedó boquiabierta, viéndose absolutamente espantada, y
hubo murmullos entre la audiencia también.
Draco
controló la ira fluyendo dentro suyo. Eso había sido un movimiento
estúpido
de parte de Harry, pronunciar eso en público. Si Harry simplemente
lo hubiera hecho,
podría haber funcionado, Draco ni siquiera había considerado eso,
pero si ahora
Padre actuaba así parecería que él estaba jugando en las manos de
Harry -
"Si
crees que mi padre, Lord Malfoy, puede ser manipulado por ti
con tanta facilidad," Draco amenazó fríamente, "te espera
una sorpresa, Harry Potter."
Y
Draco se dio cuenta a medida que las palabras dejaban su boca que él
mismo acababa de arrinconar a su
propio padre
en una esquina, más o menos sin quererlo siquiera. A Padre
probablemente no
le iba
a gustar esto, en lo más mínimo, sin embargo ya sería imposible
para él expresarlo así... Draco tendría que pedir disculpas por
eso, había
sido un honesto accidente, mas era extraño pensar que él había
cometido un error así.
"Entonces
adelante y derroten al malvado General Caos," Harry exclamó,
mostrándose todavía divertido. "No puedo ganar contra los dos
ejércitos – no si realmente
trabajan juntos. Pero me pregunto si podré romperlos antes de eso."
"¡No
lo harás, y nosotros te romperemos
a ti!" replicó Draco Malfoy.
Y a su lado,
Hermione Granger asintió firmemente.
"Bueno,"
prosiguió el Profesor Quirrell después de que el asombrado silencio
se alargó por un tiempo. "No
era así como yo esperaba que se desarrollara esa conversación en
particular." El Profesor de Defensa tenía una expresión
bastante intrigada en su cara. "En verdad, Sr. Potter, esperaba
que se rindiera de inmediato y con una sonrisa, luego anunciado que
desde hace rato había deducido la intención de mi lección pero
había decidido no arruinarlo para los otros. En efecto, había
planeado mi discurso de acuerdo a eso, Sr. Potter."
Harry Potter nada
más se encogió de hombros. "Lo siento entonces," él
habló, y no añadió nada más.
"Oh, no se
preocupe," continuó el Profesor Quirrell. "Esto, también,
servirá."
Y el Profesor
Quirrell le dio la espalda a los tres niños, y se enderezó sobre el
podio para dirigirse a toda la muchedumbre; su acostumbrado aire de
desapegada diversión hecho a un lado como una mascara caída, y
cuando abrió la boca de nuevo su voz estaba amplificada y más
fuerte de lo que había estado.
"De no ser por
Harry Potter," arguyó el Profesor Quirrell, su voz tan helada y
fría como Diciembre, "Ustedes-Saben-Quién habría vencido."
El silencio fue
instantáneo, y total.
...
"No
se equivoquen," dijo el Profesor Quirrell. "El Señor
Oscuro estaba ganando. Había menos y menos Aurores que se atrevían
a enfrentarlo, los vigilantes que se le oponían estaban siendo
cazados. Un Señor Oscuro y quizá cincuenta Mortífagos estaban
ganando
contra un país de miles. ¡Eso está más allá de lo ridículo! ¡No
hay una calificación lo suficientemente baja para marcar semejante
grado de incompetencia!"
La cara del Director
Dumbledore estaba petrificada; y en los rostros de la audiencia,
había confusión; y el silencio total prosiguió.
"¿Entiendes
cómo sucedió? Hoy lo vieron. Permití traidores, y no le dí a los
generales un medio para restringirlos. Ustedes vieron los resultados.
Planes inteligentes y traiciones inteligentes, ¡hasta que el último
soldado que quedaba en el campo de batalla se disparó a sí mismo!
No es posible
dudar que los tres ejércitos podrían haber sido derrotados por
cualquier
enemigo externo que estuviera unificado en sí mismo."
El
Profesor Quirrell se apoyó más en el podio, su voz ahora llena con
una siniestra intensidad. Su mano derecha estirada, dedos abiertos y
extendidos. "División es debilidad," afirmó el Profesor
de Defensa. Su mano se cerró en un puño muy apretado. "Unidad
es fuerza. El Señor Oscuro entendió eso muy bien, sin importar sus
otros defectos; y él usó
ese entendimiento para crear una invención simple que lo convirtió
en el Señor Oscuro más terrible de la historia. Sus padres
enfrentaron un Señor Oscuro. Y cincuenta Mortífagos que estaban
perfectamente unificados, conscientes de que cualquier brecha en su
lealtad sería castigada con la muerte, que cualquier falla o
incompetencia sería castigada con dolor. Nadie podía escapar de la
furia del Señor Oscuro una vez que recibían su Marca. Y los
Mortífagos accedieron a tomar esa terrible Marca porque ellos sabían
que una vez que la obtuvieran, estarían unidos,
encarando a una tierra dividida. Un Señor Oscuro y cincuenta
Mortífagos hubieran derrotado a un país entero, gracias al poder de
la Marca Oscura."
La
voz del Profesor Quirrell era triste y dura. "Sus padres
hubieran podido
luchar del mismo modo. No lo hicieron. Hubo un hombre llamado Yermy
Wibble quien hizo un llamado a la nación para instituir algo
próximo, aunque él no tuvo la visión necesario para proponer una
Marca de Bretaña. Yermy Wibble sabía que le sucedería; él
esperaba que su muerte inspiraría a otros. Así que el Señor Oscuro
cogió a su familia como una medida ejemplar. Sus pieles vacías no
inspiraron nada aparte de miedo, y nadie se atrevió a hablar de
nuevo. Y sus padres hubieran enfrentado las consecuencias de esa
despreciable cobardía, de no haber sido salvados por un
niño-de-un-año." La expresión del Profesor Quirrell era de
total repugnancia. "Un dramaturgo lo hubiera llamado dei
ex machina,
porque ellos no hicieron nada para ganar su salvación.
Aquel-Que-No-Debe-Ser-Nombrado podría no haber sido merecedor de la
victoria, pero no tengan dudas, sus padres merecían perder."
La
voz del Profesor de Defensa sonó tan acorazada como el hierro. "Y
sepan esto: ¡sus padres no han aprendido nada! ¡La nación sigue
fragmentada y débil! ¿Cuántas décadas pasaron entre Grindelwald y
Ustedes-Saben-Quién? ¿Creen ustedes
que no verán la siguiente amenaza en sus propias vidas? ¿Repetirán
ustedes
los errores de sus padres, cuando han visto con sus propios ojos los
resultados expuestos y con tanta claridad el día de hoy? Porque yo
puedo predecir lo que sus padres harán, ¡cuando el día de la
oscuridad llegue! ¡Puedo señalar qué lección han aprendido ellos!
¡Ellos
han aprendido a
esconderse como cobardes y no hacer nada mientras esperan que Harry
Potter los salve!"
Se produjo una
expresión de duda en los ojos del Director Dumbledore; y los otros
estudiantes contemplaron a su Profesor de Defensa con desconcierto e
ira y admiración.
Los
ojos del Profesor Quirrell eran tan fríos como su voz. "Marquen
esto, y es mejor remarcarlo bien. Aquel-Que-No-Debe-Ser-Nombrado
deseaba gobernar este país, para mantenerlo bajo su cruel mano por
siempre. Pero al menos él deseaba gobernar sobre un país vivo,
¡y no un montón de cenizas! Han existido Señores Oscuros que
estaban dementes, ¡que no querían otra cosa que convertir el mundo
en una enorme pira funeraria! ¡Ha habido guerras en que un país
entero marcha contra otro! Sus padres casi perdieron contra media
centena, ¡que querían tomar este país con vida! ¿Cuán rápido
hubieran caído si el enemigo hubiera sido más numeroso que ellos,
un enemigo que no le importara nada excepto la destrucción? Esta es
mi predicción: Cuando la siguiente amenaza se presente, Lucius
Malfoy exclamara que deben seguirlo o perecer, que su única
esperanza es confiar en su crueldad y fortaleza. Y aunque Lucius
Malfoy por sí mismo lo pueda creer, esto será una mentira. Porque
cuando el Señor Oscuro pereció, Lucius Malfoy no unió a los
Mortífagos, fueron desperdigados en un instante, ¡huyeron como
perros azotados y se traicionaron los unos a los otros! Lucius Malfoy
no es lo suficientemente fuerte como para ser un verdadero Señor, ni
Oscuro ni de otro tipo."
Los puño de Draco
Malfoy estaba blancos de lo apretados que estaban, había lagrimas en
sus ojos, y furia, y una vergüenza intolerable.
"No,"
continuó el Profesor Quirrell, "No creo que vaya ser Lucius
Malfoy quien los salve. Y no piensen que hablo para mi propio
beneficio, el tiempo hará claro que este no es el caso. No les hago
recomendaciones, mis estudiantes. Sin embargo apunto que si todo un
país encontrara un líder tan fuerte como el Señor Oscuro, mas
honorable y puro, y aceptara su Marca; entonces podrían aplastar a
cualquier Señor Oscuro como un insecto, y el resto de nuestro
dividido mundo mágico no podría amenazarlos. E incluso si un
enemigo más grande se alzara contra nosotros en una guerra de
exterminio, entonces únicamente un mundo mágico unido podría
sobrevivir."
Hubo respiraciones
contenidas, la mayoría de los hijos de Muggles; los estudiantes en
túnicas de bordes verdes se mostraban meramente intrigados. Ahora
era Harry Potter quien tenía los puños muy apretados y temblando; y
Hermione Granger a su lado estaba enojada y consternada.
El Director se
levantó de su silla, con expresión muy severa, sin pronunciar
palabra aún; mas su orden era clara.
"No
digo cuál
amenaza llegara," exclamó el Profesor Quirrell. "Pero
ustedes no vivirán sus vidas en paz, no si la historia pasada del
mundo sirve como guía para su futuro. Y si hacen en el futuro como
han visto hoy a los tres ejércitos, si no pueden hacer a un lado sus
tontas disputas y tomar la Marca de un solo líder, entonces en
efecto podrían llegar a desear que el Señor Oscuro hubiera vivido
para gobernar sobre ustedes, y lamentarán el día en que Harry
Potter nació -"
"¡Suficiente!"
bramó
Albus Dumbledore.
Hubo silencio.
El Profesor Quirrell
lentamente giró su vista hacia donde Albus Dumbledore aguardaba de
pie con la furia de su hechicería; sus ojos se encontraron, y una
presión insonora cayó sobre todos los estudiantes, mientras
escuchaban sin atreverse a mover.
"Tú, también,
le fallaste a este país," acusó el Profesor Quirrell. "Y
conoces el peligro tan bien como yo."
"Tales
discursos no son para los oídos de los estudiantes," alegó
Albus Dumbledore con una amenazante y elevado tono de voz. "¡Ni
para la boca de los profesores!"
Secamente, entonces,
el Profesor Quirrell habló: "Hubo muchos discursos para las
orejas de los adultos, cuando el Señor Oscuro se alzó. Y los
adultos aplaudieron y victorearon, y fueron a casa tras haber
disfrutado su día de entretenimiento. Pero te obedeceré, Director,
y no seguiré haciendo discursos si no le place. Mi lección es
simple. Yo no haré nada con respecto a los traidores, y veremos qué
pueden hacer los estudiantes por su cuenta para resolverlo, cuando no
esperan que los profesores los salven."
Y entonces el
Profesor Quirrell se volteó de nuevo hacia sus estudiantes, y su
boca se curvó en una sonrisa irónica que pareció disipar la
terrible presión como si un dios del viento soplara para disipar las
nubes. "Sin embargo sean amables con los traidores hasta ahora,"
dijo el Profesor Quirrell. "Nada más estaban divirtiéndose."
Hubo risas, aunque
fueron nerviosas al principio, y luego gano más fuerza, mientras el
Profesor Quirrell se quedó de pie sonriendo con sorna y algo de la
tensión se liberó.
...
La mente de Draco
seguía navegando a través de mil preguntas con expresión de
horror, al tiempo que el Profesor Quirrell se preparaba para abrir
los sobres en que los tres habían escrito sus deseos.
Nunca antes se le
había ocurrido a Draco que los Muggles capaces de viajar a la luna
fueran una amenaza más grande que la declinación de la hechicería,
o que Padre hubiera demostrado ser demasiado débil para detenerlos.
Y
aún más extraño, la implicación obvia: el Profesor Quirrell creía
que Harry
podía. El Profesor de Defensa afirmaba no haber hecho ninguna
recomendación, mas había mencionado a Harry Potter una y otra vez
en su discurso; otros ya estarían pensando lo mismo que Draco.
Era ridículo. El
chico que había cubierto una silla mullida en brillantina y la había
llamado su trono -
El
chico que había enfrentado a Snape y vencido,
susurró una voz traidora, ese
chico podría crecer hasta ser un Señor tan fuerte como para
gobernar, tan fuerte como para salvarnos a todos -
¡Harry
había sido criado
por Muggles! Él era prácticamente un sangre sucia, él no lucharía
contra su familia adoptiva -
Él conoce sus
artes, sus secretos y sus métodos; puede coger toda la ciencia de
los Muggles y usarla contra ellos, además de nuestro poder como
magos.
¿Pero qué pasa si
se rehúsa? ¿Qué sucede si es demasiado débil?
En
ese caso,
respondió esa voz interior, tendrías
que ser tú, ¿no es así, Draco Malfoy?
Y ahí se renovaron
los murmullos de la audiencia, cuando Profesor Quirrell abrió el
primer sobre.
"Sr. Malfoy,"
exclamó el Profesor Quirrell, "su deseo es... que Slytherin
gane la Copa de las Casas."
Se produjo una
confusa pausa entre la audiencia.
"Sí,
Profesor," explicó Draco con voz clara, sabiendo que una vez
más estaba siendo amplificada. "Si no puede hacer eso, entonces
algo más para Slytherin -"
"No otorgaré
puntos de Casa de manera injusta," interrumpió el Profesor
Quirrell. Se golpeó suavemente la mejilla con un dedo, mostrándose
pensativo. "Lo que hace su deseo lo suficientemente difícil
como para hacerlo interesante. ¿Le gustaría añadir algo sobre el
por qué, Sr. Malfoy?"
Draco dejó de mirar
al Profesor de Defensa, encaró a la muchedumbre con el fondo de
platino y esmeraldas a su espalda. No todos los Slytherin habían
apoyado al Ejército Dragón, había facciones anti-Malfoy que habían
expresado su insatisfacción al animar al Niño-Que-Vivió, o incuso
a Granger; y esas facciones se envalentonarían enormemente con lo
que Zabini había hecho. Él necesitaba hacerles recordar que
Slytherin significaba Malfoy y Malfoy significaba Slytherin -
"No," dijo
Draco. "Ellos son Slytherins, lo entenderán."
Hubo algunas risas
entre la audiencia, especialmente en Slytherin, aún entre algunos
estudiantes que se hacían llamar a sí mismos anti-Malfoy un momento
atrás.
La adulación era
una cosa adorable.
Draco volvió a
ponerse de frente al Profesor Quirrell, y se sorprendió al encontrar
una expresión de vergüenza en la cara de Granger.
"Y para la
Señorita Granger..." expresó el Profesor Quirrell. Se oyó el
sobre desgarrarse. "Su deseo es que... ¿Ravenclaw gane la Copa
de las Casas?"
Hubo considerables
carcajadas entre la audiencia, incluso una del propio Draco. Él no
había pensado que Granger estuviera en el juego.
"Bueno, este,"
aclaró Granger, sonando como si tuviera problemas para recordar un
discurso memorizado, "Me refiero a que, eso..." Ella
respiró profundamente. "Había soldados de cada Casa en mi
ejército, y no tengo preferencias sobre ninguno de ellos. Pero las
Casas deben seguir contando para algo, también. Fue triste que
estudiantes de la misma Casa estuvieran maldiciéndose los unos a
los otros nada más porque estaban en diferentes ejércitos. Las
personas deberían ser capaces de confiar en cualquiera que
pertenezca a su Casa. Por eso es que Godric Gryffindor, y Salazar
Slytherin, y Rowena Ravenclaw, y Helga Hufflepuff crearon las cuatro
Casas de Hogwarts en primer lugar. Soy la General de Rayo de Sol, mas
aún antes de eso, yo soy Hermione Granger de Ravenclaw, y estoy
orgullosa de pertenecer a una Casa que tiene ochocientos años de
antigüedad."
"¡Bien dicho,
Señorita Granger!" aclamó la voz amplificada de Dumbledore.
Harry Potter estaba
paralizado, y algo hizo cosquillas en la punta del reconocimiento de
Draco.
"Un sentimiento
interesante, Señorita Granger," exclamó el Profesor Quirrell.
"Sin embargo hay veces en que es bueno para un Slytherin tener
amigos en Ravenclaw, o para un Gryffindor tener amigos en Hufflepuff.
¿Seguramente no sería lo mejor si pudiera confiar tanto en sus
amigos de Casa, como en los amigos en su ejército?"
Los ojos de Granger
titubearon brevemente hacia los estudiantes y los profesores que la
observaban, y no habló más.
El Profesor Quirrell
asintió como para sí mismo, y se volteó hacia el podio, y cogió y
desgarró el último sobre. A un lado de Draco, Harry Potter se tensó
visiblemente cuando el Profesor de Defensa extrajo el siguiente
pergamino. "Y el Sr. Potter desea que -"
Hubo una pausa
cuando el Profesor Quirrell observó el pergamino.
Entonces, sin ningún
cambio de expresión sobre el rostro del Profesor Quirrell, la hoja
del pergamino ardió en llamas, y se quemó con un breve, intenso
fuego que nada más dejó el polvo negro cayendo como rocío sobre su
mano.
"Por favor
limítese usted mismo a lo posible, Sr. Potter," dijo el
Profesor Quirrell, sonando muy seco en efecto.
Siguió una pausa
muy larga; Harry, de pie al lado de Draco, se veía bastante
conmocionado.
¿En el nombre de
Merlín que había pedido él?
"Sí espero,"
demandó el Profesor Quirrell, "que haya preparado otro deseo,
en caso de que no pudiera conceder ese."
Otra pausa.
Harry
respiró profundamente. "No lo hice," él informó, "pero
ya pensé en otro." Harry Potter se giró para mirar a la
audiencia, y su voz se volvió más firme al hablar. "Las
personas le tienen miedo a los traidores por el daño que estos hacen
directamente, por los soldados a los que disparan o los secretos que
revelan. Sin embargo eso sólo es una parte del peligro. Lo que las
personas hacen porque tienen miedo
de los traidores también es muy costoso. Yo usé esa estrategia hoy
contra Rayo de Sol y Dragón. No les ordené a mis traidores que
causaran tanto daño directo como les fuera posible. Les pedí que
actuaran en la forma en que más pudieran crear desconfianza y
confusión, y hacer para los generales más caras las cosas al
intentar detenerlos de hacerlo de nuevo. Cuando hay unos cuantos
traidores y un país entero para oponerse a ellos, lo más razonable
es que unos cuantos traidores podrían ser menos dañinos que lo que
todo un país hace para reducirlos, que la cura podría ser peor que
la enfermedad -"
"Sr.
Potter," interrumpió el Profesor de Defensa, su voz cortante de
repente, "la lección de historia es que usted simplemente está
equivocado. La generación de sus padres hizo muy poco para
unificarse, ¡no demasiado! Este país casi se derrumbó por
completo, Sr. Potter, aunque usted no estuvo aquí para verlo. Le
sugiero que le pregunte a sus compañeros de cuarto en Ravenclaw
cuántos de ellos han perdido un familiar por culpa del Señor
Oscuro. O si usted es más sabio, ¡no
los cuestione! ¿Tiene
un deseo para hacer, Sr. Potter?"
"Si no le
importa," exigió suave la voz de Albus Dumbledore, "Me
gustaría escuchar lo que el Niño-Que-Vivió tiene por explicar. Él
tiene más experiencia que cualquiera de nosotros en detener
guerras."
Unos cuantos se
rieron, mas no demasiados.
Los
ojos de Harry Potter se movieron hacia Dumbledore, y se mostró
pensativo por un momento. "No digo que usted esté mal, Profesor
Quirrell. En la última guerra, las personas no actuaron juntas, y
todo un país casi cae bajo unas cuantas docenas de atacantes, y sí,
eso fue patético. Y si nosotros hacemos el mismo error la próxima
vez, sí, eso sería aún más patético. Pero uno nunca pelea la
misma guerra dos veces. Y el problema es que, al enemigo también
se le permite ser inteligente. Si estás dividido eres vulnerable de
un modo; mas cuando procuras unirte, ahí encaras otros riesgos, y
otros costos, y el enemigo intentará tomar ventaja de ello, también.
Uno no puede limitarse a pensar en un único nivel del juego."
"La simplicidad
también tiene mucho de loable, Sr. Potter," apuntó la seca voz
del Profesor de Defensa "Espero que sí haya aprendido algo en
este día sobre los peligros de las estrategias más complicadas que
unir a su grupo y atacar a sus enemigos. Y si todo eso no tiene algo
que ver con su deseo de algún modo, tendré que estar muy molesto."
"Sí,"
afirmó Harry Potter, "fue muy difícil pensar en un deseo que
simbolizara los costos de la unidad. Mas el problema de actuar juntos
no sólo es para las guerras, es algo que tenemos que resolver todas
nuestras vidas, a diario. Si todos se están coordinando usando las
mismas reglas, y las reglas son estúpidas, entonces si una
de las personas decide hacer las cosas de modo diferente, está
rompiendo las reglas. Pero si todos
deciden hacer las cosas de una manera diferente, sí pueden. Es
exactamente el mismo problema de que todos necesitan actuar juntos.
Sin embargo para el primero
que lo señale, parece como si fuera en contra de la multitud. Y si
pensaste que la única cosa importante era que las personas
estuvieran unificadas, así nunca vas a poder cambiar el juego, sin
importar que tan estúpidas sean las reglas. Así que para mi propio
deseo, para simbolizar lo que sucede cuando la gente se une en la
dirección equivocada, es que en Hogwarts deberíamos jugar Quidditch
sin la Snitch."
"¿QUÉ?"
chillaron cientos de voces entre la multitud, y a Draco se le cayó
la mandíbula.
"La Snitch
arruina todo el juego," exclamó Harry Potter. "Todo lo que
hacen los demás jugadores termina siendo irrelevante. Sería
enormemente más sensato nada más comprar un reloj. Es una de esas
cosas increíblemente estúpidas que no te das cuenta porque creciste
con ellas, esas personas sólo lo hacen porque todos los demás lo
hacen -"
Pero para ese punto
la voz de Harry Potter ya no podía ser escuchada, porque el boicoteo
había iniciado.
...
El
boicoteo finalizó quince segundos después, después de que un fuego
gigantesco surgiera de la torre más alta de Hogwarts con un sonido
equivalente al de cientos de truenos. Draco no sabía que Dumbledore
pudiera hacer
eso.
Los estudiantes se
sentaron otra vez con mucho cuidado y en silencio.
El
Profesor Quirrell se estaba riendo, sin pausa. "Así será, Sr.
Potter. Será hecho." El Profesor de Defensa paró a propósito.
"Por supuesto, únicamente prometí un
astuto plan. Y eso es todo lo que ustedes tres van a conseguir."
Draco había estado
medio esperando esas palabras antes, sin embargo siguieron siendo una
sorpresa; Draco intercambio rápidas miradas con Granger, ellos
habían sifo los aliados obvios mas sus deseos estaban directamente
opuestos -
"Se refiere a
que," cuestionó Harry, "¿tenemos que estar de acuerdo en
un mismo deseo?"
"Oh,
eso sería mucho
que pedir," contestó el Profesor Quirrell. "Ustedes tres
no tienen un enemigo común, ¿o sí?"
Y por un breve
momento, ta veloz que Draco pensó que podría haberlo imaginado, los
ojos del Profesor de Defensa se desviaron en la dirección de
Dumbledore.
"No,"
corrigió el Profesor Quirrell, "Quiero decir que cumpliré los
tres deseos usando un mismo plan."
Hubo un silencio de
confusión.
"Usted
no puede hacer eso," Harry expresó con honestidad al lado de
Draco. "Ni siquiera yo
puedo hacer eso. Dos de esos deseos son mutuamente incompatibles. Es
lógicamente
imposible
-" y entonces Harry se cortó a sí mismo abruptamente.
"Usted es
demasiado joven para decir lo que no puedo hacer, Sr. Potter,"
aseguró el Profesor Quirrell, con una breve y seca sonrisa.
Entonces el Profesor
de Defensa se giró para mirar a los estudiantes. "En verdad, no
tengo confianza en su habilidad para aprender la lección de hoy.
Vayan a casa, y disfruten el tiempo con sus familias, o lo que les
quede de ellas, mientras sigan con vida. Mi propia familia desde hace
tiempo murió por la propia mano del Señor Oscuro. Los veré a todos
cuando regresen las clases."
En el silencio sin
palabras que siguió, con el Profesor Quirrell ya volteándose para
bajarse del escenario, Draco escuchó al Profesor de Defensa
susurrar, en voz baja y sin amplificación, "Pero con usted, Sr.
Potter, me gustaría conversar ahora."
Capítulo 33 Capítulo 35
Nota del traductor
Un capítulo interesante. No muy largo, pero sí muy revelador. Sin palabras extrañas, lo que es muy agradable para mí.
Hace tres días se acabó este fanfic en inglés. Fue increíble, épico, triste y maravilloso, todo a la vez. Ahora que ha acabado, puedo ver todas las pistas que se plantaron a lo largo del camino. Todo tiene sentido al final.
El próximo capítulo debería estar listo en una semana y media, más o menos.
Me fascina que todo el episodio esté contado desde la perspectiva de Draco Malfoy. La alianza entre él y Hermione, si bien no es tan sorprendente, va a tener consecuencias muy grandes.
Espero que tengan un lindo día :)
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