Atardecer
Capítulo 6: Invulnerable Parte I
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...
“Tras cuatrocientos años de
investigación, la teoría más plausible que he logrado formular
sobre el origen del hombre, del paso de primate a homo habilis, es
que el nacimiento del eslabón perdido ocurrió cuando algún vampiro
pervertido llamado Adán le hizo el amor a una primate muy atractiva
llamada Eva.”
...
Pude ver mi rostro
de bobo sonriente en la mente de Rosalie. Contesté antes de que ella
hiciera la pregunta en voz alta.
“Isabella quiere vernos llegar.”
Sin perder tiempo,
abrí la puerta del Volvo y salí lo más lento que pude para alargar
el tiempo que Isabella podía mirarme de reojo.
¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO!
Escuché el
pensamiento de Tyler Crowley cuando perdió el control de su
furgoneta. Cuando pisó el freno y se dio cuenta que no alcanzaría a
detenerse a tiempo, giró bruscamente su vehículo hacía otro camión
que se veía viejo y más resistente que un tanque.
El camión de
Isabella.
Desde su
perspectiva, Tyler no vio que ella estaba en su trayectoria,
sorprendida por el chirrido estruendoso de la furgoneta azul.
Las visiones de
Alice no se hicieron esperar.
Isabella aplastada entre los dos
vehículos, surgiendo del accidente sin ninguna herida, todo el mundo
llamándola monstruo o fenómeno. Yo lanzándome sobre la furgoneta
de Crowley y volcando el vehículo con un golpe de mi hombro, todo el
mundo gritando, llamándome monstruo o fenómeno. Isabella aplastada
entre los dos vehículos, yo tomándola conmigo antes de que nadie
pudiera fijarse en su estado para introducirla en mi auto y evitar
que nadie descubriera nuestros dones.
Alice salió del
trance y yo procedí. Ella le avisaría a Carlisle de nuestra
llegada.
...
Isabella no estaba
complacida. Me refrené de contestar su interrogatorio antes de que
lo dejara salir en voz alta, no deseaba aumentar su furia.
“¿CÓMO ES POSIBLE QUE PUEDAS
LEER MI MENTE?”
“Cálmate Isabella, no tienes que
gritar.”
Como la persona
racional que ella pretendía ser, Isabella dejó de vociferar,
respiró profundamente siete veces, me dio un contundente golpe en la
cabeza y mantuvo la reacción nerviosa dentro de sí, todavía sin
ser consciente de que yo aún podía oírla.
“¿Por qué puedes leer mi mente?”
Maldición maldición maldición maldición maldición maldición.
“Es mi Don. Puedo leer los
pensamientos de las personas. No es algo que pueda activar y
desactivar, todo el tiempo escuchó lo que piensan aquellos que me
rodean, así es desde que me convertí...”
“¿Desde que te convertiste en
qué?” Estúpida estúpida estúpida estúpida estúpida estúpida.
“¿Por qué no me lo dices tú?
Tienes unas teorías harto interesantes...”
“¡ME HAS ESTADO ESPIANDO! ¡CÓMO
TE ATREVES!”
Giré a más de 200
kilómetros en una curva. A esta velocidad, los bordes de la
carretera se desdibujaban para el ojo humano y la sensación de
vértigo hubiera hecho vomitar a cualquiera. Suerte que Isabella
estaba temporalmente ciega e histérica, sin ser consciente de la
aceleración del vehículo. Apenas y había notado el cinturón de
seguridad que yo le había abrochado.
“Te acabo de explicar que no lo
hago a propósito.” Insistí.
“En un principio, me fijé en ti porque tenía que
analizar a la nueva estudiante y evaluar si representaba un peligro
para nuestra familia. Nunca imaginé que me iba a enamorar de ti, lo
cual haría imposible que te dejara de sintonizar.”
“¡OH POR DIOS! ¡ERES UN
PERVERTIDO!”
“Sé que en realidad estas más
enojada contigo misma y todo los tipos de pensamientos inapropiados
que tuviste cerca mio. No es tu culpa Isabella. Desconocías que yo
te escuchaba cuando pensabas en nosotros dos haciendo el amor.”
“¡AAAAAAARRRGH!”
Tres
gritos, dos golpes y cinco minutos después, Isabella logró
serenarse lo suficiente como para mantener una conversación.
“Eres un imposible.”
“No estoy seguro de comprender a
qué te refieres.” Señalé
mientras tomaba el volante con una mano y con la otra revisaba mi
celular, Carlisle me acaba de mandar un mensaje para decirme que todo
estaba preparado para nuestra llegada.
“Alguien como tú pertenece al
mundo de la fantasía, no de mí realidad. Entiendo qué debo hacer,
mas no es fácil. Tendré que conformarme con aceptar la manera en
que se presenta, ante mis ojos, esta realidad. No es la racionalidad
la que me impide creerlo, son una serie de prejuicios ideológicos.
Después de todo, el principio mismo de la ciencia es que algo
inexplicable ocurrió y la vida se creó. Eres un humano artificial,
una nueva y mejorada raza que representa el siguiente paso de la
evolución humana: eres un mutante.”
“No soy un mutante, humano
artificial o como lo quieras llamar.”
Su rostro no pudo
ocultar su desaliento y decepción. Era como una niña pequeña y
juiciosa a la que le negaban una buena nota.
“¿Entonces qué eres?”
“Tendremos que hablar de eso
luego, ya hemos llegado. Voy a cubrirte lo más posible con mi
chaqueta, no te muevas mucho.”
“¿Eh? ¿Qué estamos haciendo en
un hospital? Te dije que no necesito...”
“Pero el resto del mundo debe
seguir creyendo que SÍ lo necesitas. No
queremos que nadie conozca tu secreto y te cataloguen como monstruo.
O a mí.”
Isabella se mordió
los labios y asintió.
...
“¿Usted también puede leer la
mente, Dr. Carlisle?” Inquirió
Isabella mientras mi padre le extirpaba un trozo de vidrio del ojo.
¿Puedo responder con la verdad?
Pensó Carlisle.
Le hice una señal
afirmativa, imperceptible para mi amada.
“No, Isabella. En mi familia ese
es un Don que solamente Edward posee. Es admirable lo bien que estás
tomando todo esto.” Comentó
Carlisle con su usual amabilidad.
Sonreí con la
respuesta que formuló Isabella en su mente.
Usted no me vio con Edward en el
Volvo. Entonces ella hizo un
movimiento brusco para encararme y Carlisle tuvo que sujetarla con
una mano para no perder de vista otro trozo. “Lo siento
Doctor.” Se disculpó
Isabella. “Edward, te reíste de mi chiste antes de que
lo contara, ¿cierto?”
Me encogí de
hombros como respuesta.
“Es tan frustrante. No comprendo
cómo lo soportan ustedes.”
“Hemos terminado por
acostumbrarnos.” Acotó
Carlisle. “De hecho Edward se esfuerza por ser bondadoso
y esperar que las palabras salgan de tu boca, aunque eso signifique
tener que escuchar lo mismo dos veces. Creo que ese fue el último
vidrio Isabella. ¿Cómo está tu visión?”
“Veinte veinte. Ahora, ¿en qué
consiste ese maravilloso plan para ocultar mi 'Don'?”
“Te quedaras unas cuantas semanas
en nuestra casa. Todos creerán que estás en una clínica privada
con un amigo de Carlisle en Memphis.”
Informé con el mayor detalle posible. “Contrataremos a
un actor para que desempeñé ese papel, y Carlisle se encargará de
mantener calmado a tu padre. En un par de días podrás hablar con
él.”
“Mejor que no sean muchas
llamadas, no soy una gran actriz que digamos.”
“Mejor de lo que crees.”
Contradije a Isabella. “Por tus pensamientos nunca
hubiera descubierto que tenías ese increíble Don.”
Ella meditó un
poco antes de responder.
“Eso fue diferente, no fue a
propósito. Nada más intentaba no pensar en ello para vivir, ya
saben, del modo más normal posible. Supongo que me entienden.”
Isabella lanzó una mirada de
desolación, que Carlisle correspondió tomando entre sus manos las
de ella.
“Tienes que haber sufrido mucho.”
Murmuró él.
“Tenemos que trasladarte de
inmediato.” Interrumpí el
momento con algo de brusquedad, y sorprendido de mí mismo por estar
celoso de Carlisle. “Te pondremos en una camilla y
cubriremos con unos cuantos vendajes. Carlisle te pondrá un
respirador, será molesto, sé que puedes tolerarlo. Charlie querrá
despedirte, lo único que tienes que hacer es darle la mano para que
sepa que estás bien. E Isabella, también confiamos en que guardaras
para ti lo que sabes de nosotros.”
Isabella accedió,
aunque no sin dejar de preguntarse para sus adentros por qué le
dábamos tantas vueltas al asunto de lo que eramos.
Luego me volvió a
abofetear en el rostro por seguir leyendo su mente.
...
“Mis observaciones son las
siguientes: tu casa es rara pero grandiosa, y has estado jugando
conmigo todo este tiempo. ¡No te atrevas a fingir que no sabes de
qué estoy hablando, maldito manipulador!”
Fueron las primeras palabras que Isabella pronunció.
Habían pasado casi
dos horas de mentiras, engaños, actuación y papeleo. Finalmente
todos en Forks creían que ella no era más que otra persona que
apenas y había sobrevivido un accidente automovilístico.
“No puedo evitar leer tu mente.”
Repetí en tono cansino, buscando despertar su simpatía.
“¡Santo Dios, insistes en
seguirlo haciendo! No te hagas el pobrecito conmigo. El fragmento de
piel dejado a mi alcance para que lo hallara, tras eso vas y hasta me
ayudas a analizarlo, la cita en la que soltaste un par de pistas, a
cada paso has estado jugando al gato y al ratón conmigo.”
“Fue un accidente que encontraras
el pedazo de piel, que le pertenecía a Alice por cierto. Te detecté
cuando una visión de Alice sobre lo mucho que me atraería tu olor
me hizo perder el control sin tan siquiera haberte olido. Mis
hermanos tuvieron que pelear conmigo para prevenir una masacre. Te
aseguro Isabella, que ahora no corres peligro a mi lado.”
“Me cuesta creer lo del fragmento,
es demasiado conveniente como para ser casualidad. Eso, y la cuestión
de que corro peligro contigo, aún son interrogantes para mí.” Me
miró con ojos furiosos al argumentar esto.
“Lo sé.”
Suspiré abatido, esta vez con más sinceridad.
Nuestras miradas se
enfrentaron por un largo rato, hasta que Isabella cayó en cuenta en
las caras sonrientes de la mayor parte de mi familia.
“Lo siento mucho.”
Se disculpó Isabella. “No era mi intención tener un
comportamiento tan inapropiado en su casa.”
Esme se acercó
sonriente y la tomó de las manos.
“Nosotros tendríamos que pedirte
disculpas por hacerte pasar por todo esto.”
Dijo con candidez mi madre.
“No, por favor, me avergüenza con
sus disculpas.” ¿Es ella como los demás? No estoy segura,
Carlisle y su esposa lucen más... ¿Humanos? “Además, todavía no
sé qué es realmente 'esto'.”
Todos se quedaron
observándome, todos de acuerdo en que era mí responsabilidad
explicar este embrollo a Isabella; ella más que nadie estaba
convencida de ello.
“Quiero que te sientes antes de
hablarte con la verdad.”
Espere a que ella borrara su expresión de rebeldía y tomara asiento
haciendo una mueca. Era la primera vez que ese diván era usado para
sentarse y no como decoración. “Ya te aseguré que no
somos los mutantes de comics que te estabas imaginando. No miento
Isabella, escucha atentamente porque a pesar de que no tenga sentido
para ti, esta es la verdad.”
Dejé pasar un instante de silencio para darle la gravedad apropiada
al asunto. “Isabella, nosotros somos vampiros.”
Durante dos
segundos en que no hubo reacción alguna de su parte, ni siquiera en
su mente, sinceramente creí que había asimilado la situación en
que se encontraba...hasta que estalló a carcajadas.
“¡De todas las cosas ridículas
que pudiste haber dicho, esa fue la mejor!”
Fue lo único que se le entendió a Isabella entre sus risas. Lo peor
era que ni siquiera estaba fingiendo; se rió tanto que empezó a
llorar.
“Esto no es una broma Isabella.”
No pude ocultar mi ira. “Bebemos sangre, nunca
envejecemos, y la luz del sol puede revelar nuestra maldición.”
Emmett también se
mofó mostrando todos los dientes.
“Tienes que admitir Edward, que
eres un poco dramático. La luz del sol nos hace brillar, no es como
si nos convirtiera en polvo o algo así.”
Y para rematar su comentario, Emmett simuló que era derretido y se
desmayaba hasta desfallecer en el suelo.
“¿Ustedes brillan con el sol?”
Cuestionó reasumiendo su tono serio. En un principio creí que iba a
seguir burlándose, sin embargo esta vez su cadena de ideas no
arrastraba ninguna broma. “Eso, no debería tener ningún
sentido. Sin duda alguna es un elemento que no encaja, pero eso
podría ser la clave para comprender lo que son. Aunque no estoy
obrando del modo correcto, estoy haciendo hipótesis cuando
desconozco demasiado y aún me queda mucho por investigar, analizar y
comprender.”
“Somos vampiros, probablemente no
idénticos a las leyendas que conoces, mas sin duda alguna, y de
forma irrefutable, somos vampiros.”
Esperaba que al hablar en un formato más científico ella se hiciera
más razonable.
“Querido Edward, muchos hombres
que bajo su poder creían tener la razón, y a quienes el tiempo les
demostró que no era así, usaron la palabra 'irrefutable' antes que
tú. Pero, tomando en cuenta lo ocurrido hasta ahora, creo que
acataré tu llamado al orden y te escucharé; entonces por qué no
empiezas desde principio y me cuentas como se transformaron en
'vampiros'.” Apenas y suprimió
una carcajada.
¿Estás consciente de que es una
mala idea? Era Rosalie, su
irritación no era menos perceptible aunque no abriera la boca. Los
Vulturis podrían enfadarse con nosotros por compartir toda la
historia con una humana. ¿Tan siquiera has considerado que ella
podría ser nuestra enemiga?
Ni siquiera yo pude
ahogar una risa entonces, por lo cual Rosalie bufó y dejó de pensar
en cualquier cosa que tuviera que ver con Isabella. Como me distraje,
fue Carlisle quien tomó la iniciativa.
“¿Crees en Dios, Isabella?”
Fue la pregunta de Carlisle.
No.
Fue su pensamiento automático, en cambio su replica fue: “¿Qué
tiene que ver Dios en todo esto?”
“Lo sé, puede que esto suene
extraño proviniendo de un vampiro, pero albergo la esperanza de que
esta vida tenga algún sentido, incluso para nosotros. Mi
padre era clérigo, y tenía una visión bastante estricta del mundo,
que yo había empezado a cuestionar mucho antes de mi transformación.
Así que ya entonces discrepaba con su forma de entender la fe, pero
en cualquier caso nunca, en los casi cuatrocientos años
transcurridos desde mi nacimiento, nada he visto que me haya hecho
dudar de la existencia de Dios. Ni siquiera el reflejo en el espejo.”
Carlisle
hizo una pausa en deferencia a Isabella, para que procesara esa
información por unos momentos.
¿En
serio, universo? ¿Religión y vampiros? ¿Estás intentando hacerme
quedar en ridículo? Un vampiro cristiano y proselitista parece una
de esas extrañas combinaciones de un juego de cartas. Fue
lo que mi atea amada meditó.
“Era
Londres, alrededor del 1650, y mi padre se había convencido a sí
mismo de que Dios lo había elegido para encontrar y exterminar a los
monstruos que el Perverso había soltado en esta tierra. Yo era parte
de su escuadrón de cazadores, y por pura suerte, terminamos
persiguiendo a un vampiro real. Uno que estaba hambriento y débil, y
que en su escapé me mordió con su ponzoña. Fue una herida mortal,
y todos, incluido mi padre, me dieron por muerto. Agonizando, me
arrastré en un callejón y me desplomé. Entonces el veneno recorrió
mi cuerpo lentamente, horas que parecían no tener fin y durante las
cuales sentí que el fuego del infierno quemaba mis venas. Cuando
recuperé la capacidad de moverme, pude sentir la sed de sangre
acosando mi garganta. Comprendí que el monstruo al atacarme, me
había transferido su maldición. Entonces intenté destruirme. Me
arrojé desde grandes alturas, ahogarme en el océano e incluso morir
de hambre. Todo fue inútil, lo único que se debilitaba era mi
fuerza de voluntad; me alejé cuanto pude de la población humana.
Durante meses, merodeé en los lugares más solitarios, hasta una
noche en que me crucé con una manada de ciervos, ya había perdido
mi capacidad de raciocinio para ese momento, por lo que los ataque
por puro instinto, y al beber su sangre recobré mis facultades, y
descubrí que existía una alternativa a ser el demonio que tanto me
repelía.”
Carlisle hizo otra pausa.
De
acuerdo Isabella, por ahora asumamos que todo es verdad, o al menos,
que Carlisle cree que es verdad. No me parece que este mintiendo,
además que a estas alturas no tendría ningún sentido contarme
mentiras. Sería más lógico no contarme nada.
Tras esta reflexión Isabella rompió el silencio: “Puedo
aceptar el hecho de que sean Hemófagos a causa de una deficiencia
por algún tipo de mutación genética, no sería la primera vez que
la Ciencia Ficción haya predicho una verdad. Me sigue costando un
poco asumir eso del veneno o ponzoña y el contagio, no porque dude
de tu relato, sino porque es científicamente un sinsentido. Las
enfermedades se contagian así, pero no pueden alterar la genética
de tu cuerpo tan rápidamente; las alteraciones genéticas positivas
tardan varias generaciones y un montón de selección natural para
completarse. Por otro lado las deformaciones genéticas inducidas por
la radioactividad o los alimentos transgénicos son más veloces,
aunque no inmediatos, y sin duda alguna, nada benéficas. Como sea,
algo que podría ayudarme a aceptar su necesidad de sangre sería...”
“¡Ni
de broma vas a presenciar cómo nos alimentamos!”
Intervine con un rugido.
“¿Y
cómo esperas que tomé como un hecho algo que no he verificado por
mí misma? Mira, si quieres puedes mostrarme una grabación, porque
deduzco del relato de Carlisle que ustedes sí se reflejan en el
espejo. Debo añadir, Edward, que tu preocupación por mí es
inconsecuente con lo que has llamado mi Don. Al igual que Carlisle,
me arrojé de grandes alturas e intenté ahogarme. Nunca se me
ocurrió matarme de hambre, de hecho, la mera idea requiere tanta
determinación que probablemente mi subconsciente, que me conoce tan
bien, la descartó de antemano. El punto es, que no necesito que me
protejas.”
Isabella me enseñó la lengua al concluir.
Ignoré
sus ojos furiosos, no estaba dispuesto a distraerme del tema más
importante. “¿Crees
que somos vampiros, sí o no?”
“Tentativamente,
y bajo la condición de que más adelante observaré evidencia
contundente al respecto, sí. Aclaro que uso el término vampiro por
facilidad, no por ser el más preciso. Y creo que ahora es el mejor
momento para ver con mis propios ojos esos fantásticos poderes.”
“Bien.”
Me rendí incondicionalmente.
...
“¡Wiiii!”
Gritó Isabella mientras la cargaba en mi espalda a toda velocidad.
Hasta tuvo el descaro de extender los brazos.
“¡No
soy una montaña rusa! ¡Cierra los ojos, cierra la boca, y abrázame
antes de que tengamos un accidente!”
“¡Más
rápido! ¡Más rápido! ¡Wiiii!”
...
Cinco
minutos después de llegar, Isabella seguía tosiendo. Emmett se reía
de ella.
“Te
lo dije.”
Me dirigí a Isabella; era como tratar con una niña de dos años.
“Valió
la pena.” Me
contradijo ella limpiándose la boca con el dorso de la mano. Escuché
su mente registrar la altura de los árboles, un estimado de su
cantidad y de la temperatura. “Lastima
que no haya sol, me gustaría ver ese efecto del brillo en ustedes.”
“Creo
que estás en lo correcto, me veré más hermoso bajo el sol.” No
pude quedarme callado.
Isabella
me dirigió otra de sus miradas asesinas. “¿Por
qué no vinieron los demás, pervertido?”
“No
todos los vampiros tenemos un Don que mostrar.”
Explicó Alice. “Estas
habilidades especiales son más bien inusuales. Para ser específicos,
cuando un humano se transforma en vampiro, su rasgo más fuerte lo
acompaña en su nueva vida.”
Alice entró en trance por un momento para hallar el ejemplo más
correcto para Isabella. “Renacer
como vampiro es como instalar un nuevo sistema operativo en una
computadora, y dependiendo del modelo de la computadora, o en este
caso, de las particularidades del ser humano, son las nuevas
características del vampiro.”
“Por
lo que he entendido, hay unos ciertos atributos que son comunes a
todos los que sufren la transformación, ¿correcto?”
Inquirió Isabella.
“Los
cinco sentidos se incrementan proporcionalmente, al igual que la
fuerza, destreza, resistencia, facultades mentales y apariencia.”
Fue Jasper quien respondió. Gracias al Don de Isabella se sentía lo
suficientemente confiado como para hablar con ella; pero aún
guardaba una cierta distancia, temeroso de perder el control por
culpa de su agradable olor. “Además
no hay que olvidar que ningún ser humano es igual a otro, cada
persona destaca en algunas cosas y es mala en otras. También se
deben tener en cuenta las habilidades del ser humano, que en caso de
ser acentuadas pueden influir en el nuevo vampiro. Los Dones varían
muchísimo de un vampiro a otro; de acuerdo a un amigo nuestro, no
existen dos Dones iguales. Lo último que debe saber sobre los dones
es que algunos pueden tardar años en ser dominados por completo.”
“Así
que en esta Lotería de Superpoderes, ¿Carlisle, Rosalie, y Esme no
obtuvieron un boleto ganador?”
“No
exactamente.” Argumenté,
me molestaba que otros tuvieran la atención de Isabella, incluso si
ella nada más quería golpearme.“Puede
que ellos no demuestren algún talento supernatural, mas tienen lo
que podríamos llamar talentos pasivos. Rosalie es probablemente la
mujer más bella en el mundo entero. Carlisle tiene una enorme
compasión que le ayuda a resistir la sed de sangre. Esme tiene
pasión, y eso le permite amar genuinamente y mostrar afección a
otros. En la misma categoría se inscriben mi capacidad para tocar el
piano, mi velocidad, y la fuerza de Emmett, superiores a la de otros
miembros de nuestra especie.”
“Sí
me dio la impresión que eras más rápido, llegaste antes que los
demás.”
Apuntó Isabella impresionada.
Estaba
a punto de confesar que esa no era mi máxima velocidad cuando Emmett
protestó.
“Mi
fuerza no tendría que ser un talento pasivo sin importar lo que
Eleazar diga.”
Emmett hacia una mueca de niño regañado muy graciosa cuando algo no
era de su agrado. “Y
eres un mentiroso Edward, si Rosalie no vino fue porque la chica
nueva no le gusta mucho, y Esme y Carlisle no quisieron dejarla sola
para no herir su orgullo. Sin ofender, Chica Invulnerable.”
“No
hay problema Emmett, prefiero tu honestidad, y hasta la de Rosalie, a
la ilimitada manipulación de tu hermano.”
“Puesto
que nada que yo haga parece agradarte, a lo mejor quieras ver lo que
mis hermanos pueden hacer.”
Suspiré frustrado.
Alice
se adelantó un paso.
“Yo
puedo ver el futuro, ¿no es eso mejor que leer la mente?”
Alice sonrió exhibiendo su encanto de hada.
“¿En
serio? Eso es sorprendente. ¿Puedo ponerlo a prueba?” Isabella
miró alrededor y recogió una diminuta piedra del suelo. Luego se
llevó las manos a la espalda. “Cierra
los ojos y dime en que mano la tengo.”
Alice
nos dio la espalda e inicio. “Derecha.
Izquierda. Derecha. Derecha. Izquierda. La dejaste caer al suelo.
Ahora la estás pisando con tu zapato.”
“Suficiente
de eso. ¿Puedes decirme a qué edad moriré o algo por el estilo?”
Isabella
no tenía idea lo insensible que era al discutir el tema de su muerte
con tanta naturalidad, lo cual era demasiado penoso para mí.
“Mi
Don no funciona así. Mis visiones no son perfectas, y están
supeditadas a las decisiones que las personas toman. Cada vez que
cambias de opinión, mi visión puede cambiar. Aunque sí puedo
concentrarme en alguien en particular o en un evento determinado.”
“Tiene
sentido epistemológico, al menos con la teoría de cuerdas de Jöel
Scherk y John Henry. ¿Y qué puedes hacer tú, Jasper?”
“Poseo
la habilidad de sentir y manipular las emociones de quienes me
rodean. Puedo hacer que una situación tensa se vuelva pacifica, o
intensificar las emociones negativas para provocar una pelea. Aunque
prefiero enfocarme en el aspecto positivo de mi Don.”
“Has
usado tu Don conmigo para ayudarme en esta transición, ¿correcto?”
Interrogó Isabella con ese tono en el cual subyacía la desazón.
Jasper
asintió.
“Lo
hiciste por petición de Edward.”
Jasper
asintió otra vez.
Isabella
me golpeó de nuevo.
...
Isabella
no estuvo satisfecha hasta que le contamos todo. Ya estaba a punto de
oscurecer para cuando una exhibición de combate amistoso entre
Jasper y yo concluyó.
“Antes
de regresar, ¿podrían ayudarme a revisar esta lista?”
Nos pidió ella enseñándonos una libreta en la que había estado
escribiendo durante todo el día y a la que no le quedaban muchas
hojas en blanco.
Nos
hizo revisar dos páginas en especial.
Pros
de convertirse en vampiro:
1.
Características mejoradas (Fuerza, Destreza, Resistencia,
Apariencia, Inteligencia)
2.
Habilidad(es) destacada(s) del individuo también se incrementa(n) de
manera exponencial (Talento Pasivo)
3.
No es necesario volver a dormir
4.
Inmortalidad
5.
Memoria eidética
6.
Probabilidad de obtener un Don y/o desarrollarlo después del Renacer
7.
No se necesita ingerir alimentos ni bebidas regulares
8.
Amor verdadero asegurado
9.
Acceso a conocimientos de dominio exclusivo de los vampiros
Contras
de convertirse en vampiro:
1. Se
pierden y/o cuesta recordar eventos y habilidades de la vida pasada.
2.
Tendremos que ver morir a los seres queridos que sigan siendo humanos
3. Sed
de sangre constante
4.
Dificultad para estar cerca de seres humanos
5. Si el
ser amado muere se pierde la voluntad para vivir
6.
Imposibilidad de compartir los secretos de los vampiros so pena de
romper las leyes de los Vulturis (Muerte)
7.
Imposibilidad de recibir la luz directa del sol so pena de ser
expuesto por la piel brillante
“Estás loca Isabella.”
Fue mi primera afirmación.
“¿Y se puede saber por qué?”
Inquirió con un puchero.
“Lo que estás pensando sobre los
Vulturis....”
Oh
por Dios, ¿no puedes guardar un secreto? Además, no fue más que mi
cerebro llegando a la conclusión lógica: es hora de que un nuevo
gobierno reemplace a los Vulturis. No tengo ningún plan malvado para
derrocarlos, aún.
Las caras de Jasper y Alice me revelan de que algo sospechan, por lo
tanto, no hablemos más al respecto, por favor.
“Tu lista está incompleta.”
Aseveré para cambiar de tema. “No hay ninguna mención
del hecho de que perderás tu alma y no podrás acceder al cielo.”
La mandíbula se le
cayó a Isabella.
“¡No puede ser que tú también
creas en Dios! ¿Acaso no entienden que Dios no existe? ¿Que no es
más que un concepto inventado por el hombre, al igual que el bien y
el mal? Dios no es más que una herramienta social para mantener a
raya los comportamientos enfermizos y dañinos para la humanidad, y
su efectividad para lograr eso es loable. Sin embargo, no existen
otras leyes más que las del universo, las que la ciencia nos ayuda a
descubrir. Ni siquiera la ciencia tiene leyes inmutables, únicamente
el universo las tiene. Y no es posible que exista un Dios; la
voluntad suprema concebida por la religión es ridícula...”
“Para ti puede ser ridículo, pero
es en lo que yo creo y no pienso cambiar de opinión sin importar los
argumentos que me des, al igual que no pienso volver a alimentarme de
sangre humana por ninguna razón. Jamás le haría a un ser amado el
daño de condenarlo de este modo.”
“¡Eres peor que Carlisle! Al
menos él no cree que el hecho de ser vampiro te haga irredimible,
¿cómo puedes ser tan dogmático? Vives una antinomia. Si ni
siquiera crees que se te permita la entrada en ese cielo, entonces,
¿por qué no eres un monstruo amoral? ¿No ves que tu sistema de
creencias y tus acciones son una contradicción en sí misma?”
Me quedé en
silencio y cruzado de brazos, ignorando lo que Isabella razonaba en
contra de mi fe.
“¿Por qué me tenía que enamorar
del vampiro más intransigente del mundo? AAAAAAARRRGH!”
Isabella
gritó al menos tres veces más antes de retomar la palabra. “Tu
ideología es retorcida Edward. Responde, ¿no me has besado por
temor a lastimarme, verdad? Aún cuando conoces mi Don y sabes que
nada puede lastimarme, que soy indestructible, sigues tratando de
protegerme de los demás, del mundo y de ti mismo. ¿Por qué? No es
la hora para quedarse callado, por un segundo abandona tu rol de
manipulador benevolente y se sincero conmigo. ¿Por qué?”
“Porque te amo.”
Fue mi honesta respuesta. “Porque sin importar que tan
lista o resistente seas, todavía era una delicada humana.”
Isabella actuó sin
pensar, y por eso no pude reaccionar a tiempo. Se lanzó sobre Jasper
con la intención de atacarlo. Mi hermano, desbordado por el aroma e
incapaz de controlar su instinto de preservación, descargó su mano
como una garra devastadora contra Isabella.
Ella voló por los
aires y se estrelló contra un árbol, que se partió en dos.
“¡Jasper!”
Chilló Alice, y gracias a su llamado él recobró el juicio. Se
abrazaron, y pude sentir al monstruo hambriento dentro de Jasper
agitarse dentro de su prisión.
En un instante
estaba al lado de Isabella. La encontré con la blusa hecha jirones,
prácticamente desnuda de la cintura para arriba, y mirándome con
ojos desafiantes llenos de reproche.
“¿Lo ves? Ningún rasguño.”
Fueron sus palabras que se clavaron como dardos en mi corazón. “No
tienes porque protegerme, renuncia a ese papel de caballero en
resplandeciente armadura porque yo no soy una damisela en
peligro. Y en últimas, el convertirme en vampiro, o no
hacerlo, es mi decisión. Y dentro de mi criterio, el concepto del
alma no tiene peso alguno.”
Empujó a un lado
la mano que le ofrecí para ayudarla a incorporarse.
“Jasper, lo siento mucho.”
Gritó Isabella sin aproximarse a él o a Alice. “Te
utilicé, y aunque Edward lo merezca no fue justo para ti. Espero que
me perdones, aunque si sirve para que Edward entienda, no me
arrepiento de nada.”
“Isabella, creo que hay un
malentendido entre nosotros.”
Murmuré consciente de la tormenta que se nos venía encima.
“¿Acaso no es verdad que estás
en contra de mí transformación por motivos religiosos?”
“Isabella,” expliqué,
“nunca se trato sobre si podías llegas a ser un vampiro
o no. No quería otra cosa que conocieras lo que soy, para que así
pudieras elegir si estar conmigo o no.” Ella
no lo comprendió, por lo que tuve que ser directo. “Tu
Don impide que te transformes en vampiro. A pesar de que Alice y yo
revisamos muchos escenarios, ella no ha visto ninguno en que tu seas
una de nosotros. Tú eres inmutable.”
Isabella hizo una
expresión desvalida, mitad incredulidad y mitad desaprobación.
“El mundo no puede ser tan
injusto.” Susurró Isabella, y
se giró para encarar a Alice. “Por favor, dime que está
bromeando o mintiendo. No puede ser que...”
“Es verdad Isabella.”
Admitió Alice compungida. “Nunca se me ocurrió ver un
futuro en el que te enteraras de esto.”
Yo tampoco. A pesar
de que amaba a Isabella, y de que había leído su mente sin cesar
desde que la conocí, no había sido capaz de imaginar lo amplia que
sería su desilusión. Ahora podía ver su angustia, era como si
hubiera logrado acercarse a la ambrosía de los dioses, que la
hubiera podido oler y palpar, para que en el último momento le
revelaran que era imposible para ella comerla.
No podía creer lo
mucho que ella deseaba ser como nosotros, y lo mucho que la había
lastimado al permitirle observar nuestro paraíso prohibido.
Respeté su deseo
de llorar en silencio hasta después de que Jasper y Alice se fueron,
hasta que la noche cayó sobre nosotros y las estrellas nos cubrieron
con su manto estelar.
No me voy a rendir tan fácil.
Fue lo último que cruzó por su cabeza antes de desfallecer a causa
del hambre y caer en mis brazos.
Nota
del autor
A pesar de la
racionalidad auto-impuesta de Isabella, ella es una persona muy
emocional, y de hecho su inteligencia es una especie de caparazón
que le ayuda a ocultar lo frágil que es. Espero que eso haya quedado
claro en este capítulo, que su mundo se resquebraja en pedazos y
luego esos escombros son aplanados hasta ser añicos.
Pido disculpas si
el capítulo 6 tuvo exceso de dialogo, espero que no haya sido muy
difícil de leer.
Estoy
ansioso por escribir el próximo capítulo porque Jacob hará su
aparición estelar. Es bastante diferente al canon!Jacob, puedo
adelantar que no estará enamorado de Isabella y será mucho más
agresivo. Sin embargo tendré que apuntar a una gratificación
postergada, porque antes de escribir el capítulo 7 de Atardecer
traduciré el capítulo 23 de HPMOR.
Agradezco
mucho el comentario de rochy
true, en gran parte fue
lo que me motivo a arriesgarme más con los personajes. También
gracias a mi novia Melissa, quien me recordó que lo importante era
construir mi propio mundo.
No creo que
Isabella, o yo mismo, seamos unos modelos perfectos a seguir. A veces
el ser inteligente puede dificultar el relacionarse con otros,
fomentar el orgullo, la pedantería, y darte la falsa sensación de
que siempre tienes la razón. Creo que esos son los mayores peligros
del saber.
Nunca
olviden que Crepúsculo
le pertenece a Stephenie Meyer, y que a lo mejor yo nunca habría
conocido los métodos de la racionalidad de no ser por Less Wrong /
Eliezer Yudkowsky.
Escuchando
a: Zedd – Find you
Leyendo:
Hunter X Hunter
Escribiendo:
HPMOR 21, Cree en la Creencia
Viendo:
Big Bang Theory
Comiendo:
Arroz mixto
Bebiendo:
Demasiada gaseosa
♪ Melissa
estuvo aquí ^-^
♪
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