Harry Potter y los Métodos de la Racionalidad
Capítulo 46
Humanismo, Parte
4
El último rayo de
Sol se estaba hundiendo bajo el horizonte, la luz roja
desvaneciéndose de las copas de los árboles, únicamente el cielo
azul iluminando a las seis personas de pie sobre la seca hierba de
invierno cubierta con nieve, cerca de una jaula vacía sobre cuyo
suelo reposaba un hueco, agujereado manto.
Harry
se sintió... bien, normal
de nuevo. Cuerda-mente. El hechizo no había deshecho el día y su
daño, no había hecho como si las heridas nunca hubiera ocurrido,
pero su daño había sido... ¿vendado, aliviado? Era difícil de
describir.
Dumbledore también
se veía más saludable, aunque no totalmente restaurado. La cabeza
del anciano mago se giró por un momento, cruzó sus ojos con los del
Profesor Quirrell, entonces se giró a mirar a Harry. "Harry,"
Dumbledore dijo, "¿estás apunto de colapsar exhausto y
posiblemente morir?"
"No,
lo que es bastante extraño," Harry comentó. "Eso tomó
algo de mí, sin embargo fue mucho menos de lo que pensé."
O quizá le devolvió algo, al igual que se llevó algo...
"Honestamente,
estaba esperando que mi cuerpo golpeara la tierra a estas alturas."
Se produjeron otros
sonidos de cuerpos-golpeando-la-tierra.
"Gracias por
encargarte de eso, Quirinus," le comunicó Dumbledore al
Profesor Quirrell, quien ahora se erguía sobre y detrás de las
formas inconscientes de los tres Aurores. "Confieso que todavía
me siento un poco mareado. Aún así yo mismo voy a manejar los
Encantamientos de Memoria."
El
Profesor Quirrell inclinó su cabeza, y entonces miró a Harry.
"Omitiré un buen montón de inútil incredulidad," habló
el Profesor Quirrell, "apuntes al efecto de que el propio Merlín
falló en hacer algo así, etcétera. Vayamos directamente a realizar
la pregunta importante. ¿Por las dulces serpientes deslizándose qué
fue eso?"
"El
Encantamiento Patronus," Harry respondió. "Versión 2.0."
"Me
da gusto ver que de nuevo se comporta de manera usual," celebró
Dumbledore. "Sin embargo usted no va a ir a ninguna
parte,
joven Ravenclaw, hasta que usted me cuente exactamente cuál fue ese
pensamiento cálido y feliz."
"Mmm..."
dudó Harry. Se tocó su mejilla con un dedo contemplativo. "¿Me
cuestiono si debería?"
De repente el
Profesor Quirrell se rió maliciosamente.
"¿Por favor?"
insistió el Director. "¿Un dulce por favor con azúcar en la
cima?"
Harry sintió un
impulso y decidió seguirlo. Era peligroso, mas podría no haber una
mejor oportunidad hasta el final de los tiempos.
"Tres sodas,"
Harry invocó de su monedero, entonces levantó la vista hacia el
Profesor de Defensa y el Director de Hogwarts. "Caballeros,"
Harry exclamó, "Compré estas sodas durante mi primera visita a
la Plataforma Nueve y Tres-Cuartos, en el día que entré a Hogwarts.
Las he guardado para ocasiones especiales; hay un encantamiento menor
en ellas para asegurarse de que sean bebidas en el momento justo.
Estas son las últimas que tengo, pero no creo que nunca vuelva a
haber una ocasión más propicia. ¿Empezamos?"
Dumbledore tomó una
soda en lata de Harry, y Harry le arrojó otra al Profesor Quirrell.
Los dos hombres mayores murmuraron encantamientos idénticos sobre la
lata y se paralizaron brevemente por el resultado. Harry, por su
parte, simplemente levantó la tapa y bebió.
El Profesor de
Defensa y el Director de Hogwarts cortésmente imitaron el gesto.
Harry dijo, "Pensé
en mi rechazo absoluto de la muerte como un orden natural."
Podría no ser el
tipo de correcto de sentimiento cálido que necesitabas para lanzar
un Encantamiento Patronus, pero iba a estar en el Top 10 de Harry de
todos modos.
Las expresiones que
obtuvo brevemente del Profesor de Defensa y del Director hicieron que
Harry se pusiera nervioso, al tiempo que el escupido Comedia-Té se
desvanecía de la existencia; sin embargo los dos se miraron entre
ellos y aparentemente decidieron cada uno por su cuenta que no podían
salirse con la suya si le hacían algo realmente feo a Harry en la
presencia del otro.
"Sr.
Potter," dijo el Profesor Quirrell, "incluso yo
sé que no es así como se supone que funcionen las cosas."
"En efecto,"
concordó Dumbledore. "Explíquese."
Harry
abrió su boca, y entonces, en cuanto se dio cuenta, rápidamente
volvió a cerrar su boca. Godric no se lo había enseñado a nadie,
ni lo había hecho Rowena si es que también lo sabía; podría haber
un buen número de magos que lo habían descubierto y se quedaron con
sus bocas cerradas. No lo podías olvidar si sabías
que eso era lo que estabas tratando hacer; una vez que te dabas
cuenta de cómo
funcionaba, la forma animal del Encantamiento Patronus nunca
serviría para ti otra vez – y la mayoría de los magos no tenían
la crianza correcta para irse en contra de los Dementores y
destruirlos -
"Eh,
lo siento por esto," titubeó Harry. "Mas acabo de darme
cuenta que explicarlo podría ser una idea increíblemente
mala a menos que ustedes mismos hayan comprendido ciertas cosas por
su propia cuenta."
"¿Es esa la
verdad, Harry?" Dumbledore replicó lentamente. "O nada más
estás pretendiendo ser sabio -"
"¡Director!"
exclamó el Profesor Quirrell, sonando genuinamente sorprendido. "¡El
Sr. Potter ha afirmado que este hechizo no debe ser discutido con
aquellos que no pueden lanzadlo! ¡No se presiona a un mago sobre
tales asuntos!"
"Si se los
contara -" Harry inició.
"No,"
el Profesor Quirrell lo interrumpió, oyéndose bastante severo. "No
nos explique por
qué,
Sr. Potter, simplemente señale que lo debemos conocerlo. Si desea
elaborar una pista, lo hace cuidadosamente, en su tiempo libre, no en
el medio de la conversación."
Harry asintió.
"Pero,"
protestó el Director. "Pero, ¿pero que le voy a contar al
Ministro? ¡Un Dementor no se puede perder
así como así!"
"Informe que yo
me lo comí," propuso el Profesor Quirrell, causando que Harry
se ahogara con la soda que sin pensar se había llevado a sus labios.
"A mí no me importa. ¿Deberíamos regresar ya, Sr. Potter?"
Los dos empezaron a
caminar el sucio camino de regreso a Hogwarts, dejando atrás a Albus
Dumbledore contemplando tristemente la jaula vacía y a los tres
Aurores durmientes esperando sus Encantamientos de Memoria.
...
Complemento,
Harry Potter y el Profesor Quirrell:
Anduvieron por un
rato antes de que el Profesor Quirrell hablara, y todo el ruido de
trasfondo se convirtió en silencio en cuanto lo hizo.
"Eres
excepcionalmente bueno matando cosas, mi estudiante," felicitó
el Profesor Quirrell.
"Gracias,"
Harry expresó con sinceridad.
"No
quiero ser entrometido," continuó el Profesor Quirrell, "¿mas
para descartar que fuera sólo
al Director a quien no le querías confiar el secreto...?"
Harry consideró
esto. El Profesor Quirrell ya carecía la capacidad para invocar un
Encantamiento Patronus animal.
Sin
embargo no podías des-revelar un secreto, y Harry aprendía con la
suficiente velocidad como para darse cuenta que su obligación era
por lo menos considerarlo
un tiempo antes de liberar esto por el mundo.
Harry sacudió su
cabeza, y el Profesor Quirrell asintió en señal de aceptación.
"Por mera
curiosidad, Profesor Quirrell," teorizó Harry, "si el que
usted trajera un Dementor a Hogwarts hubiera sido parte de un plan
malévolo, ¿cuál hubiera sido su objetivo?"
"Asesinar a
Dumbledore mientras estuviera debilitado," el Profesor Quirrell
contestó sin tan siquiera dudarlo. "Mmm. ¿El Director le
confió que tenía sospechas de mí?"
Harry no dijo nada
por un segundo mientras intentaba pensar en una respuesta, y entonces
se rindió cuando se dio cuenta que ya había contestado.
"Interesante..."
el Profesor Quirrell concluyó. "Sr. Potter, no está fuera de
cuestión que había
un plan en funcionamiento el día de hoy. Su varita acabando tan
cerca de la jaula del Dementor pudo
haber sido un accidente. O uno de los Aurores pudo actuar
influenciado al estar bajo el Imperius, la Confusión, o la
Legeremancia. Flitwick y yo mismo no podemos ser excluidos como
sospechosos, en sus cálculos. Es de notar que el Profesor Snape
canceló todas sus clases para el día de hoy, y sospecho de que es
lo bastante poderoso como para usar el Encantamiento Desilusionador
en sí mismo; los Aurores lanzaron encantamientos de detección al
principio, pero no los repitieron justo antes de su turno. Mas lo más
fácil de todo, Sr. Potter, es que el suceso pudo haber sido planeado
por el propio Dumbledore; y si él lo hizo,
entonces, él podría también haber dado pasos por adelantado para
llevar sus sospechas a otro lado."
Caminaron por un
rato.
"¿Pero
por qué lo haría?"
Harry inquirió.
El Profesor de
Defensa guardó silencio por un momento, y entonces pronunció, "Sr.
Potter, ¿qué pasos ha tomado para investigar el carácter del
Director?"
"No muchos,"
contestó Harry. Apenas se había dado cuenta recientemente... "Ni
de cerca los necesarios."
"Entonces
observaré," añadió el Profesor Quirrell, "que no hallará
todo lo que hay para saber de un hombre al preguntarle solamente a
sus amigos."
Ahora fue el turno
de Harry de andar en silencio sobre el camino ligeramente cubierto
por el mugre que llevaba de vuelta a Hogwarts. De verdad se suponía
que él tendría que saber eso a estas alturas. Prejuicio de
confirmación era el termino técnico; indicaba, entre otras cosas,
que cuando escogías fuentes de información, había una notable
tendencia a elegir fuentes de información que estuvieran a favor de
tus opiniones actuales.
"Gracias,"
Harry dijo. "De hecho... no lo expliqué antes, ¿o sí? Gracias
por todo.
Si otro Dementor lo llega a amenazar de nuevo, o incluso, si lo
molesta aunque sea un poco, nada más déjemelo saber y yo le
presentaré al Señor Persona Resplandeciente. No me gusta cuando los
Dementores molestan ni un poco a mis amigos."
Eso lo hizo
conseguir una mirada indescifrable del Profesor Quirrell.
"¿Destruiste el Dementor porque me amenazó?"
"Mmm,"
Harry carraspeó, "Más o menos lo decidí antes de eso, sin
embargo sí, eso hubiera sido una razón suficiente por sí sola."
"Ya
veo," prosiguió el Profesor Quirrell. "¿Y qué hubieras
hecho sobre la amenaza hacia mí si tu hechizo no
hubiera
funcionado para destruir el Dementor?"
"Plan B,"
respondió Harry. "Encerrar al Dementor dentro de metal denso
cuyo punto de fusión fuera alto, probablemente tungsteno, arrojarlo
dentro de un volcán activo, y esperar que termine debajo del manto
de la Tierra. Ah, todo el planeta está lleno con lava derretida bajo
la superficie -"
"Sí," lo
interrumpió el Profesor Quirrell. "Lo sé." El Profesor de
Defensa estaba usando una sonrisa muy rara. "Realmente debí
haber pensado en eso yo mismo, considerándolo todo. Cuénteme, Sr.
Potter, si usted quisiera perder algo en donde nadie pudiera volverlo
a encontrar, ¿dónde lo pondría?"
Harry
consideró esta pregunta. "Supongo que no debo cuestionar qué
se encontró que necesita ser perdido -"
"Correcto,"
señaló el Profesor Quirrell, como había esperado Harry; y
entonces, "Quizá le contaré cuando sea mayor," lo que
Harry no había anticipado.
"Bueno,"
prosiguió Harry, "además de intentar ponerlo en el núcleo de
lava del planeta, también podrías enterrarlo en roca sólida un
kilómetro bajo la superficie en una localización escogida al azar –
tal vez teletransportarse allí, si hay alguna forma de hacerlo al
azar, o perforar un hoyo y volverlo a llenar después; lo importante
es no dejar ninguna pista que lleve allí, para que no sea más que
un metro cúbico anónimo sobre la corteza terrestre. Podrías
tirarlo en la Fosa de las Marianas, que es la más profunda de las
profundidades del océano en el planeta – o sólo escoger cualquier
otra fosa oceánica al azar, para hacerlo menos obvio. Si pudieras
hacerlo flotante e invisible, entonces podrías expulsarlo a la
estratosfera. O idealmente llevarlo al espacio, con un manto contra
la detección, y un factor de aceleración fluctuante al azar que lo
lleve por fuera del Sistema Solar. Y al final, por supuesto, te
Desmemorizas a ti mismo, para que así ni tú mismo sepas dónde
están exactamente."
El Profesor de
Defensa se estaba carcajeando, y sonaba aún más raro que su
sonrisa.
"¿Profesor
Quirrell?" Harry preguntó.
"Todas son
excelentes sugerencias," comentó el Profesor Quirrell. "Pero
dígame, Sr. Potter, ¿por qué esos cinco lugares exactamente?"
"¿Oh?"
dudó Harry. "Nada más parecen como el tipo de ideas obvias."
"¿Oh?"
replicó el Profesor Quirrell. "Sin embargo hay un patrón
interesante en ellos, ya ve. Uno podría pensar que se oye como una
especie de acertijo. Debo admitir, Sr. Potter, que aunque tuvo sus
altos y bajos, en totalidad, este ha sido un día inesperadamente
bueno."
Y continuaron
caminando por el camino descendente que llevaba a las puertas de
Hogwarts, una distancia bastante larga; el algún momento Harry, sin
tan siquiera pensarlo, permaneció automáticamente lo más lejos
posible del Profesor de Defensa para no activar esa sensación de
peligro, la que por alguna razón ahora estaba más fuerte de lo
usual.
...
Complemento,
Daphne Greengrass:
Hermione se había
rehusado a responder cualquier pregunta, y tan pronto como pasaron
por la grieta que las dirigía a los calabozos de Slytherin, Daphne y
Tracey se alejaron en el acto, andando tan rápido como podían. Los
rumores viajaban veloces en Hogwarts, así que tenían que ir a los
calabozos de inmediato si querían ser las primeras en contarle la
historia a todos.
"Y recuerda,"
advirtió Daphne, "no vayas a soltar lo del beso en cuanto
entremos, ¿de acuerdo? Funciona mejor si contamos la historia
completa en orden."
Tracey asintió con
excitación.
Y
tan pronto como penetraron en la sala común de Slytherin, Tracey
Davis respiró profundamente y gritó,
"¡Todos! ¡Harry Potter no pudo invocar el Encantamiento
Patronus y el Dementor casi se lo come y el Profesor Quirrell lo
salvó mas Potter se volvió absolutamente malvado hasta que Granger
lo trajo de regreso con un beso! ¡De seguro es amor verdadero!"
Era algún tipo de
narración ordenada, supuso Daphne.
Las noticias
fracasaron en cuanto a producir la reacción esperada. La mayoría de
las chicas levantaron la vista y no se movieron de sus sofás, y los
chicos simplemente siguieron leyendo en sus sillones.
"Sí,"
dijo Pansy agriamente, desde donde estaba sentada con los pies de
Gregory sobre su regazo, recostada y leyendo lo que parecía ser un
libro para colorear, "Millicent ya nos contó."
Cómo -
"¿Por
qué no lo besaste tú
primero, Tracey?" preguntaron Flora y Hestia Carrow desde sus
sillones. "¡Ahora Potter se va a casar con una chica sangre
sucia! ¡Tú
pudiste haber sido su verdadero amor y ser parte de una rica Casa
Noble y todo lo demás si tan sólo lo hubieras besado primero!"
El rostro de Tracey
era la imagen de alguien que acababa de comprender repentinamente.
"¿Qué?"
chilló
Daphne. "¡El amor no funciona así!"
"Por supuesto
que sí," sentenció Millicent desde donde estaba practicando
alguna clase de Encantamiento al tiempo que miraba por una ventana
hacia las agitadas aguas del Lago de Hogwarts. "El primer beso
consigue al príncipe."
"¡No
fue su primer beso!"
espetó Daphne. "¡Hermione ya
era su verdadero amor! ¡Por eso es que ella
lo pudo traer de regreso!" Entonces Daphne se dio cuenta de lo
que acababa de pronunciar y se contrajo de dolor internamente, pero
como rezaba el dicho, tenías que encajar la lengua en la oreja.
"Guau, guau,
guau, ¿qué?" exclamó Gregory, quitando sus pies del regazo de
Pansy. "¿Cómo así? La Señorita Bulstrode no mencionó esa
parte."
Todos los demás
también estaban mirando a Daphne, en ese momento.
"Oh, sí,"
explicó Daphne, "Harry la empujó y gritó, '¡Te dije, sin
besos!' Entonces Harry gritó como si fuera a morir y Fawkes empezó
a cantarle – No estoy segura de cual de esos pasó primero,
realmente -"
"Eso
no suena como amor verdadero para mí,"
opinaron los gemelos Carrow. "Eso se oye como que lo besó la
persona
equivocada."
"Se
suponía que fuera yo,"
susurró Tracey. Su rostro seguía paralizado. "Se suponía que
yo
fuera su amor verdadero. Harry Potter es mi
general. Yo debí, yo debí combatir a Granger para ganarlo a él -"
Daphne
se giró hacia Tracey, indignada. "¿Tú?
¿Quitarle Harry a Hermione?"
"¡Sí!"
replicó Tracey. "¡Yo!"
"Estás
loca," Daphne afirmó con convicción. "Aún si lo hubieras
besado primero, ¿sabes en qué te convertiría eso? La triste
chiquilla enamorada que muere al final del Acto Dos."
"¡Retira
tus palabras!"
estalló Tracey.
Mientras tanto,
Gregory había cruzado el cuarto hacia donde Vincent estaba haciendo
su tarea. "Sr. Crabbe," Gregory habló en voz baja, "creo
que el Sr. Malfoy necesita conocer sobre esto."
...
Complemento,
Hermione Granger:
Hermione
contempló el sobre de papel sellado con cera, sobre cuya superficie
simplemente estaba inscrito el número 42.
Descubrí por qué
no podíamos invocar el Encantamiento Patronus, Hermione, no tiene
nada que ver con que nosotros no seamos lo suficientemente felices.
Pero no puedo contarte. Ni siquiera se lo pude revelar al Director.
Necesita ser más secreto que la Transformación parcial, por ahora,
al menos. Mas si alguna vez necesitas pelear contra los Dementores,
el secreto está escrito aquí, de manera críptica, así que si
alguien no sabe que es sobre Dementores y el Encantamiento Patronus,
no entenderá lo que significa...
Ella le dijo a Harry
sobre verlo morir, sus padres muriendo, todos sus amigos muriendo,
todos muriendo. No le confesó su terror de morir sola, por alguna
razón eso seguía siendo demasiado doloroso.
Harry le había
explicado que recordó a sus padres muriendo, y que había pensado
que eso era gracioso.
No hay luz en el
lugar al cual te lleva el Dementor, Hermione. No hay calidez. Nada te
importa. Es un lugar donde ni siquiera puedes comprender la
felicidad. Hay dolor, y miedo, y esos todavía pueden conducirte.
Puedes odiar, y disfrutar al destruir aquello que odias. Puedes reír,
cuando ves a otras personas sufriendo. Sin embargo nunca puedes ser
feliz, ni siquiera puedes recordar lo que es que eso ya no esté
allí... No creo que haya una forma en que te pueda explicar de qué
me salvaste. Usualmente estoy avergonzado de poner a otras personas
en problemas, usualmente no puedo soportar cuando las personas hacen
sacrificios por mí, pero esta vez observaré que sin importar cuánto
terminara costándote el haberme besado, nunca dudes ni por un
segundo que era lo más correcto por hacer.
Hermione
no se había dado cuenta de lo poco
que la había tocado el Dementor, qué tan pequeña y hueca había
sido la oscuridad en que la habían metido.
Había visto morir a
todos, y eso había sido suficiente para herirla.
Hermione puso el
papel de vuelta en el monedero, como estaba obligada a hacerlo
cualquier niña buena.
En verdad quería
leerlo, sin embargo.
Le tenía miedo a
los Dementores.
...
Complemento,
Minerva McGonagall:
Se sentía
petrificada; no debió sentirse tan conmocionada, no debió encontrar
tan difícil encarar a Harry, mas tras lo que él había pasado...
Había buscado alguna señal de Dementación en el niño frente a
ella, y no pudo encontrar ninguna. Pero algo sobre la calma con que
le había hecho una pregunta tan clarividente parecía profundamente
preocupante. "¡Sr. Potter, no me es posible hablar de tales
asuntos sin el permiso del Director!"
El
niño en su oficina recibió esto sin cambiar expresión. "Preferiría
no perturbar al Director con este asunto," Harry Potter dijo
calmadamente. "Insisto
en no molestarlo, de verdad, y usted prometió que nuestra
conversación sería privada. Así que permita que lo ponga de este
modo. Sé que hubo, de hecho, una profecía. Sé que usted fue quien
originalmente la escuchó de la Profesora Trelawney. Sé que la
profecía identificó al hijo de James y Lily como alguien peligroso
para el Señor Oscuro. Y yo sé quien soy, en efecto todos conocen
quién soy yo, por lo que no está revelando nada nuevo o peligroso,
si nada más me cuenta lo siguiente: ¿Cuáles fueron las palabras
exactas
que me identificaron a mí,
el hijo de James y Lily?"
La voz retumbante de
Trelawney hizo eco en su mente -
NACIDO DE
AQUELLOS QUE LO HAN DESAFIADO TRES VECES,
Y NACERÁ CUANDO
EL SÉPTIMO MES MUERA...
"Harry,"
replicó la Profesora McGonagall, "¡No me es posible hablar de
eso contigo!" Le heló los huesos que Harry ya supiera tanto, ni
siquiera se podía imaginar cómo es que Harry había aprendido -
El niño la
contempló con extraños, tristes ojos. "¿No puede estornudar
sin el permiso del Director, Profesora McGonagall? Porque yo prometo
que tengo una buena razón para preguntar, y una buena razón para
querer mantenerlo privado."
"Por favor no,
Harry," ella susurró.
"De
acuerdo," Harry espetó. "Una cuestión simple. Por favor.
¿Fue mencionada por nombre
la familia Potter? ¿Acaso la profecía señala literalmente
'Potter'?"
Ella fijo la mirada
en Harry por un rato. Ella no podría haber explicado por qué o de
dónde le venía la sensación de que este era un punto crítico, al
cual no se podía rehusar tan a la ligera, ni tampoco acceder tan a
la ligera -
"No," ella
habló finalmente. "Por favor, Harry, no me interrogues más."
El niño sonrió,
con algo de tristeza aparente, y añadió, "Gracias, Minerva.
Eres una buena y verdadera mujer."
Y mientras su boca
seguía abierta por la pura conmoción, Harry Potter se levantó y
abandonó la oficina; y sólo entonces ella entendió que Harry había
acogido su negativa como una respuesta, y la respuesta verdadera a
eso -
Harry cerró la
puerta detrás de él.
La lógica se
presentaba a sí misma con una claridad igual a la del diamante.
Harry no estaba seguro de si vino a él durante la canción de
Fawkes, o quizá antes de eso.
El Señor Voldemort
había asesinado a James Potter. Había preferido perdonar la vida de
Lily Potter. Había continuado su ataque, por lo tanto, con el único
propósito de asesinar a su infante hijo.
Los Señores Oscuros
normalmente no le tenían miedo a los niños pequeños.
Así que había una
profecía sobre Harry Potter siendo peligroso para el Señor
Voldemort, y el Señor Voldemort había conocido esa profecía.
"Te otorgo
esta rara oportunidad para huir. Sin embargo no voy a pasar apuros
para reducirte, y tu muerte aquí no salvará a tu niño. Hazte a un
lado, tonta mujer, ¡si es que tienes por lo menos una pizca de
sensatez!"
Había
sido un capricho, ¿darle esa oportunidad? Pero entonces el Señor
Voldemort no la hubiera procurado persuadir. ¿La profecía había
advertido al Señor Voldemort en contra de matar a Lily Potter? En
ese caso el Señor Voldemort sí
hubiera
pasado apuros para reducirla. El Señor Voldemort había estado
medianamente
inclinado a no matar a Lily Potter. La preferencia había sido más
fuerte que un capricho, mas no tanto como una advertencia.
Así que supón que
alguien a quién el Señor Voldemort consideraba un aliado menor o un
sirviente, útil pero no indispensable, le había suplicado al Señor
Oscuro que perdonara la vida a Lily. La de Lily, sin embargo no la de
James.
Esta persona había
sabido que el Señor Voldemort atacaría la casa de los Potter. Había
conocido tanto sobre la profecía, y el hecho de que el Señor Oscuro
la conocía. De otro modo no habría pedido por la vida de Lily.
De acuerdo a la
Profesora McGonagall, además de ella, los otros dos que sabían
sobre la profecía eran Albus Dumbledore y Severus Snape.
Severus Snape, quien
había amado a Lily antes de que fuera Lily Potter, y odiaba a James.
Severus, entonces,
había aprendido sobre la profecía, y se la contó al Señor Oscuro.
Lo que él había hecho porque la profecía no había descrito a los
Potter por nombre. Había sido un acertijo, y Severus había resuelto
ese acertijo demasiado tarde.
Mas
si Severus había sido el primero
en oír la profecía, y estaba dispuesto a contársela al Señor
Oscuro, ¿por qué también se la revelaría a Dumbledore o a la
Profesora McGonagall?
Por lo tanto
Dumbledore o la Profesora McGonagall la habían escuchado antes.
El Director de
Hogwarts no tenía razón obvia para informar a la Profesora de
Transformación sobre una profecía extremadamente sensible y
crucial. Sin embargo la Profesora de Transformación tenía todas las
razones para informar al Director.
Parecía probable,
por lo tanto, que la Profesora McGonagall había sido la primera en
escucharla.
Las probabilidades
preferentes señalaban que había sido la Profesora Trelawney, la
vidente residente en Hogwarts. Los videntes eran raros, así que si
contabas la mayoría de segundos que la Profesora McGonagall había
pasado ante la presencia de una vidente en el curso de su vida, la
mayoría de esos videntes-segundos serían Trelawney-segundos.
La Profesora
McGonagall se lo había comunicado a Dumbledore, y no le hubiera
comentado a nadie más sobre la profecía sin permiso.
Por
lo tanto, fue Albus Dumbledore quien había arreglado que Severus
Snape de algún modo aprendiera de la profecía. Y el mismo
Dumbledore había resuelto el acertijo exitosamente, o no hubiera
elegido a Severus,
quien una vez amó a Lily, como el intermediario.
Dumbledore
había arreglado deliberadamente que el Señor Voldemort escuchara la
profecía, con la esperanza de traerlo hacia su muerte. Tal vez
Dumbledore había organizado que Severus aprendiera sólo una parte
de la profecía, o había otras profecías de las cuales Severus
había permanecido inocente... de alguna forma Dumbledore había
sabido que un ataque inmediato
sobre los Potter provocaría la derrota inmediata
del Señor Voldemort, aunque el mismísimo Señor Voldemort no había
creído esto. O quizá no había sido más que un golpe de suerte de
la locura de Dumbledore, su agrado por los planes bizarros...
Severus había
terminado sirviendo a Dumbledore después; a lo mejor los Mortífagos
no miraron con buenos ojos a Severus si Dumbledore revelaba su rol en
su derrota.
Dumbledore había
intentado acomodar que la madre de Harry fuera perdonada. Pero esa
parte de su plan había fallado. Y conscientemente había condenado a
James Potter a su muerte.
Dumbledore
era responsable de la muerte de los padres de Harry. Si
toda la cadena de lógica era correcta. Harry no podía, en justicia,
concluir que finalizar la Guerra Mágica no contara como
circunstancias atenuantes. Sin embargo esto todavía... lo
molestaba bastante.
Y
era tiempo y desde hace rato que lo había sido de preguntarle a
Draco Malfoy lo que el otro lado
de la guerra tenía para describir al personaje de Albus Percival
Wulfric Brian Dumbledore.