Harry Potter y los Métodos de la Racionalidad
Capítulo 59
El Experimento de
la Prisión Stanford, Curiosidad, Parte 9
Las escobas habían
sido inventadas durante lo que un Muggle hubiera llamado la Edad
Oscura, supuestamente por una legendaria bruja de nombre Celestria
Relevo, proclamada la tatara-tatara-nieta de Merlín.
Celestria Relevo, o
quien fuera la persona o grupo que había inventado realmente
aquellos encantamientos, no sabían ni una maldita cosa sobre los
mecanismos Newtonianos.
Las escobas, por lo
tanto, funcionaban bajo la física Aristotélica.
Iban hacia donde las
apuntaras.
Si querías moverte
directamente hacia adelante, las apuntabas directo hacia adelante; no
te preocupabas por mantener algo del impulso yendo hacia abajo para
cancelar el efecto de la gravedad.
Si girabas en una
escoba, toda su nueva velocidad estaba en la nueva dirección que
estaba apuntando, no iba hacia los lados basado en su anterior
empuje.
Las escobas tenían
máxima velocidad, no máxima aceleración. No por algo que ver con
la resistencia al aire, sino porque una escoba tenía algunos ímpetus
Aristotélicos máximos que sus encantamientos podían ejercer.
Harry
nunca se había dado
cuenta
explícitamente de eso antes, a pesar de ser lo suficientemente
diestro como para conseguir las mejores calificaciones en clase de
vuelo. Las escobas funcionaban tanto como la mente humana
instintivamente
esperaban que funcionaran
que su cerebro había logrado pasar
por alto su
absurdidad
física por entero.
Harry, en su primer Jueves de lecciones de escoba, había estado
distraído por fenómenos que parecían más interesantes, palabras
escritas sobre el papel y una bola resplandeciente de color rojo. Así
que su cerebro simplemente suspendió su incredulidad, marcó la
realidad de las escobas como aceptada, y procedió a divertirse, sin
jamás llegar a pensar
ni una vez la pregunta
cuya respuesta hubiera sido obvia. Porque es un triste hecho que sólo
meditamos
sobre una pequeña fracción de todos los fenómenos que vamos
encontrando...
Esa es la historia
de cómo Harry James Potter-Evans-Verres fue casi asesinado por su
propia falta de curiosidad.
Porque
los cohetes no
funcionaban bajo la física Aristotélica.
Los
cohetes no
funcionaban como la mente humana instintivamente pensaba que debía
funcionar el vuelo.
Una
escoba asistida por cohete, por lo tanto, no
se movía como las escobas mágicas sobre las cuales Harry era tan
buen volador.
Nada de ésto pasó
realmente por la mente de Harry en ese momento.
Por un lado, el más
grande ruido que hubiera llegado a escuchar en toda su vida evitaba
que incluso se escuchara pensar a sí mismo.
Por otro lado,
acelerar hacia arriba a cuatro veces la gravedad significaba que
tenía más o menos dos segundos y medio, en total, para ir desde el
fondo hasta la cima de Azkaban.
Y
aún si hubieran sido los dos segundos y medio más
largos
en la historia del Tiempo, eso no daba mucho margen para pensar.
Nada más hubo
tiempo para ver las luces de las maldiciones de los Aurores
lanzándose a él, ladear ligeramente la escoba para evadir, darse
cuenta de que la escoba simplemente continuaba con la mayor parte del
mismo empuje en vez de ir en la dirección que apuntaba, y activar
los conceptos sin pronunciar de
*rayos*
y
*Newton*
después
de lo cual Harry ladeó la escoba con mucha más fuerza y entonces
empezaron a aproximarse a la pared muy rápidamente así que la
volvió a ladear de nuevo en otra dirección y hubo más luces
descendiendo y los Dementores estaban deslizándose suavemente hacia
arriba junto con alguna clase de criatura gigante alada hecha de
flama blanco-dorada por lo que Harry torció la escoba de vuelta al
cielo pero aún seguía dirigiéndose a otra pared por lo que inclinó
la escoba ligeramente y ya no estaba acercándose mas estaba
demasiado cerca por lo que la inclinó de nuevo y entonces los
Aurores distantes sobre sus escobas ya no estaban tan lejos y se iba
a estrellar con una mujer por lo que giró su escoba lejos de ella y
al siguiente instante se dio cuenta que su cohete era un lanzallamas
extremadamente poderoso y en una fracción de segundo estaría
apuntando directamente a la Auror así que giró la escoba
lateralmente al tiempo que seguía subiendo y no pudo recordar si
estaba apuntando a algún Auror pero al menos ya no le estaba
apuntando a ella.
Harry falló otro
Auror por un metro, pasando a su lado como un relámpago sobre un
lanzallamas que apuntaba lateralmente y moviéndose hacia arriba a,
Harry deduciría después, alrededor de los 300 kilómetros por hora.
Si hubo más gritos
de Aurores asados él no los escuchó, sin embargo ésto no era
evidencia ni a favor en contra, porque todo lo que Harry estaba
escuchando en ese momento era un ruido extremadamente abrumador.
Un
par de segundos después más
calmados si bien no silenciosos,
no parecía haber ningún Auror alrededor, o Dementores, o alguna
criatura gigante de flamas y alada, y el vasto y terrible edificio de
Azkaban se veía increíblemente pequeño desde esa altura.
Harry puso la escoba
en dirección al Sol, apenas visible a través de las nubes, no
estaba alto en el cielo a esa hora del día y del mes de invierno, y
la escoba aceleró por otros dos segundos en esa dirección y alcanzó
una cantidad de velocidad sorprendente muy pronto antes de que el
combustible sólido para cohete se quemara por completo.
Tras
eso, una vez que Harry se pudo escuchar a sí mismo pensar otra vez,
cuando no hubo otra cosa que el ulular del viento a causa de su
ridícula velocidad, y los dedos de Harry sosteniendo la escoba y
asistidos con encantamientos apenas estaban resistiendo el
desacelerado arrastre de moverse mucho más rápido que la velocidad
terminal, fue ahí
cuando Harry de hecho pensó en todas las cosas sobre los mecanismos
Newtonianos y la física Aristotélica y las escobas y los cohetes y
la importancia de la curiosidad y como nunca iba a hacer algo tan
Gryffindor nunca más o al menos no hasta después de aprender el
secreto de la inmortalidad del Señor Oscuro y por
qué
había escuchado al Profesor Quirinus "Te
asseguro, niño, que no intentaría éssto ssi no anticipara mi
propia ssupervivencia"
Quirrell en vez de al Profesor Michael "Hijo, si intentas
cualquier cosa con cohetes por tu cuenta, me refiero a cualquier
cosa
sin un profesional entrenado acompañándote, morirás y eso pondrá
triste a Mamá" Verres-Evans.
***
"¿QUÉ?"
Le chilló Amelia al espejo.
***
El viento se había
reducido hasta un nivel soportable a medida que la resistencia al
aire los iba haciendo más lentos, dando a Harry la gran oportunidad
de escuchar el zumbido, el sonido de campanilleo que pareció llenar
todo su cerebro.
Se suponía que el
Profesor Quirrell lanzaría un Encantamiento Silenciador sobre el
escape del cohete... aparentemente había limites a lo que un
Encantamiento Silenciador podía hacer... en retrospectiva, Harry
debió Transformar un par de tapones para los oídos, no confiar
únicamente en el Encantamiento Silenciador, aunque probablemente eso
no hubiera bastado tampoco...
Bueno, la magia
sanadora probablemente tenía algo para tratar el daño permanente
del oído.
No, realmente, la
magia sanadora debía tener algo para tratar eso. Había visto
estudiantes ir donde Madam Pomfrey con heridas que sonaban mucho
peor...
¿Hay
alguna manera de trasplantar una personalidad imaginaria a la cabeza
de alguien más?
Preguntó Hufflepuff. Ya
no quiero seguir viviendo en la tuya.
Harry
empujó todo a la parte trasera de su mente, en verdad no había nada
que él pudiera hacer al respecto ahora mismo. Había algo sobre lo
que él debiera
estar preocupado -
Entones Harry echó
una mirada para atrás, recordando por primera vez revisar si
Bellatrix o el Profesor Quirrell habían sido tirados de la escoba.
Sin embargo la
serpiente verde seguía en su arnés, y la demacrada mujer seguía
aferrada a la escoba, su cara todavía cargada con el insalubre color
y sus ojos todavía brillantes y peligrosos. Sus hombros seguían
temblando como si ella estuviera riéndose de forma histérica, y sus
labios se estaban moviendo como si fuera a gritar, mas ningún sonido
estaba saliendo -
Oh, cierto.
Harry se quitó la
capucha de su capa, se tocó las orejas para dejarla saber que no la
podía escuchar.
Tras lo cual
Bellatrix agarró su varita, apuntó a Harry, y de repente el
tintineo en sus orejas disminuyó, la podía escuchar.
Un momento después
se arrepintió de ello; las imprecaciones que ella estaba gritando a
Azkaban, los Dementores, los Aurores, Dumbledore, Lucius, Bartemy
Crouch, algo llamado la Orden del Fénix, y todo lo que se
interpusiera en el camino de su Señor Oscuro, etcétera, no eran
adecuados para los espectadores más jóvenes y sensibles; y su risa
estaba lastimando sus recién sanados oídos.
"Suficiente,
Bella," Harry dijo finalmente, y su voz se detuvo al instante.
Hubo una pausa.
Harry se volvió a cubrir la cabeza con la Capa, sólo por principio
general; y se dio cuenta en el mismo instante que ellos podrían
tener telescopios allá abajo o algo por el estilo, en retrospectiva
quitarse la capucha por tan siquiera un momento había sido un
movimiento increíblemente tonto, esperaba que la misión entera no
acabara de fallar por culpa de ese único error...
Realmente
no servimos para ésto, ¿o sí?
observó Slytherin.
Oye,
Hufflepuff objetó por puro reflejo, no
podemos tener la expectativa de hacer cualquier cosa perfectamente la
primera vez, probablemente necesitamos más práctica OLVIDA QUE YO
PRONUNCIÉ TAL COSA.
Harry miró de nuevo
hacia atrás, vio a Bellatrix mirando alrededor con una confundida,
inquisitiva mirada sobre su rostro. Su cabeza seguía girando,
girando.
Y finalmente
Bellatrix preguntó, su voz más baja, "Mi Señor, ¿dónde
estamos?"
¿A
qué te refieres?
Fue lo que Harry hubiera querido replicar, sin embargo el Señor
Oscuro nunca admitiría no comprender algo, por lo que Harry espetó,
con sequedad, "Estamos sobre una escoba."
¿Acaso cree que
está muerta, que ésto es el Cielo?
Las
manos de Bellatrix seguían atadas a la escoba, por lo que nada más
un dedo se movió y apuntó cuando habló, "¿Qué es eso?"
Harry siguió la
dirección del dedo y contempló... nada en particular, de hecho...
Entonces Harry se
dio cuenta. Tras ascender muy alto, no había ninguna nube para
mantenerlo escondido.
"Ese es el Sol,
Bella querida."
Salió
grandiosamente controlado, el Señor Oscuro sonando con calma
perfecta y quizá un poco de impaciencia con ella, incluso cuando las
lagrimas empezaron a descender por las mejillas de Harry.
En el frío sin fin,
dentro de la más total oscuridad, el Sol de seguro habría sido...
Una memoria feliz...
La cabeza de
Bellatrix siguió girando.
"¿Y esas cosas
almidonadas?" ella indagó.
"Nubes."
Hubo
una pausa, y entonces Bellatrix añadió, "¿Pero qué es lo que
son?"
Harry no le
respondió, no había manera de que su voz estuviera firme, todo lo
que podía hacer era mantener su respiración perfectamente regular
mientras lloraba.
Tras un rato,
Bellatrix respiró, tan suavemente que Harry casi no la oye,
"Lindas..."
Su cara se relajó
lentamente, el color abandonando su palidez casi tan pronto como
había aparecido.
Su esquelético
cuerpo se desparramó contra la escoba.
La varita prestada
colgó sin vida de la correa atada a su mano inmóvil.
TIENES QUE ESTAR
BROMEANDO -
La
mente de Harry recordó entonces, que la poción Pimentónica venía
con un costo; Bellatrix dormirá por
un conssiderable tiempo,
el Profesor Quirrell había explicado.
Y
en el mismo instante otra parte de Harry se convenció por completo,
al volver a contemplar a la demacrada mujer blanca como la tiza,
pareciendo más muerta bajo la brillante luz solar que cualquier otra
cosa que Harry hubiera visto antes con vida, que ella estaba
muerta, que acababa de pronunciar su última palabra, que el Profesor
Quirrell no había calculado bien la dosis -
- o había
sacrificado deliberadamente a Bellatrix para proteger su propio
escape -
¿Está
respirando?
Harry no podía ver
si estaba respirando.
No había forma,
sobre la escoba, de alcanzarla y tomar su pulso.
Harry miró hacia
adelante para asegurarse de que no se iban a estrellar contra alguna
roca voladora, siguió inclinando la escoba hacia al Sol, el niño
invisible y la mujer posiblemente muerta cabalgando hacia el
atardecer, mientras que sus dedos agarraron la madera con tanta
fuerza que se pusieron blancos.
No podía alcanzarla
y realizar respiración artificial.
No podía usar nada
de su equipo sanador.
¿Confiar en que
el Profesor Quirrell no la había puesto en peligro?
Extraño,
era extraño, que aún creyendo de forma genuina que el Profesor
Quirrell no tenía intención de asesinar al Auror (porque hubiera
sido estúpido), considerar los argumentos del Profesor de Defensa en
sí mismo ya no lo tranquilizaban.
Entonces se le
ocurrió a Harry que tenía que revisar -
Harry
miró hacia atrás, y siseó, "¿Professor?"
La serpiente no se
retorció dentro del arnés, y no dijo palabra alguna.
...tal vez la
serpiente, al no ser un verdadero jinete, no había sido protegido de
la aceleración. O quizá acercarse demasiado a los Dementores sin un
escudo, aunque fuera por un momento en forma de Animago, había
dejado inconsciente al Profesor de Defensa.
Eso no era bueno.
Era el Profesor
Quirrell quien tenía que informar a Harry cuando era seguro usar el
traslador.
Harry inclinó la
escoba con dedos emblanquecidos, y pensó, pensó con mucho esfuerzo
durante una pequeña cantidad de tiempo sin mesurar, durante la cual
Bellatrix podría o no haber estado respirando, durante la cual el
propio Profesor Quirrell podría no haber estado respirando desde un
rato aún más largo.
Y Harry decidió que
mientras era posible recuperarse del error de desperdiciar el
traslador en su posesión, no era posible recuperarse del error de
permitir que un cerebro estuviera demasiado tiempo sin oxigeno.
Por lo que Harry
cogió el siguiente traslador en la secuencia que estaba dentro de su
monedero, al tiempo que redujo la velocidad de la escoba hasta
detenerse en el brillante aire azul (Harry no sabía, cuando lo
consideró, si la habilidad de un traslador para ajustarse sobre la
rotación de la Tierra también incluía la habilidad de igualar la
velocidad en general con sus nuevos alrededores), tocó la escoba con
el traslador, y...
Harry hizo una
pausa, sosteniendo todavía la rama, la compañera de la rama que él
había partido lo que parecía hace dos semanas. De repente sintió
una reluctancia; su cerebro parecía haber aprendido la regla, por
algún proceso operante de condicionamento puramente neuronal, que
Partir las Ramas Es Una Mala Idea.
Sin embargo eso no
era realmente lógico, por lo que Harry partió la rama de todos
modos.
***
Hubo una explosión
estruendosa desde el otro lado de la cercana puerta de metal,
causando que Amelia dejara caer el espejo que sostenía y diera la
vuelta con la varita en la mano, y entonces esa puerta estalló para
revelar a Albus Dumbledore, de pie y frente a un gran hueco humeante
en la pared de la prisión.
"Amelia,"
explicó el mago anciano. No había trazo de su acostumbrada
ligereza, sus ojos eran duros como zafiros debajo de sus gafas de
media luna. "Debo abandonar Azkaban y debo hacerlo ahora.
¿Hay alguna manera más rápida que una escoba para salir del área
de las protecciones?"
"No -"
"Entonces
demando tu escoba más rápida, ¡de inmediato!"
El
lugar en donde Amelia quería
estar era con la Auror que había sido lastimada por ese Fuego
Demoníaco o lo que fuera que hubiera sido.
Lo
que ella necesitaba
hacer era descubrir lo que Dumbledore ya sabía.
"¡Ustedes!"
la bruja anciana le ladró al equipo a su alrededor. "Sigan
limpiando los corredores hasta que lleguen al fondo, podría ser que
no todos ellos hayan escapado!" Y entonces, para el mago
anciano, "Dos escobas. Puedes informarme en cuanto estemos en el
aire."
Se produjo un
concurso de miradas, pero no fue uno largo.
***
Un agobiante y
fuerte jalón atrapó el abdomen de Harry, considerablemente más
fuerte que el jalón que lo transportó a Azkaban, y en ésta ocasión
la distancia recorrida fue tan grande como para que pudiera escuchar
un instante de silencio, observar el oculto espacio entre espacios,
la grieta entre un lugar y otro.
***
El Sol, que había
iluminado a los dos por un breve momento, fue rápidamente oculto por
nubes de lluvia cuando salieron disparados muy lejos de Azkaban, en
la dirección del viento y más veloces que el viento.
"¿Quién está
detrás de ésto?" gritó Amelia a la escoba volando a su lado.
"Una de dos
personas," Dumbledore dijo a su vez, "Desconozco, en éste
instante, quién. Si es el primero, entonces estamos en problemas. Si
es el segundo, todos nosotros estamos en problemas aún más
grandes."
Amelia no
desperdició aliento suspirando. "¿Cuándo lo sabrás?"
La voz del mago
anciano era severa, calmada y de alguna manera se elevaba por encima
del viento. "Tres cosas necesita para la perfección, si es el
primero: La carne del sirviente más fiel del Señor Oscuro, la
sangre del más grande enemigo del Señor Oscuro, y acceso a una
cierta tumba. Había pensado que Harry estaba seguro, que su intento
contra Azkaban fracasaría – aunque de todos modos puse guardias
sobre él – mas ahora en verdad tengo miedo. Él tiene acceso al
Tiempo, alguien con un Giratiempo está enviando mensajes para él; y
sospecho que el intento de secuestro contra Harry Potter tuvo lugar
hace un par de horas. Razón por la cual todavía no hemos escuchado
sobre ello, al estar en Azkaban donde el Tiempo no puede atarse
consigo mismo. Ese pasado ocurrió después de nuestro propio futuro,
verás."
"¿Y si es el
segundo?" exclamó Amelia. Lo que ya había escuchado parecía
ser bastante preocupante de por sí; eso sonaba como el más oscuro
de los rituales Oscuros, y centrado alrededor del mismísimo y muerto
Señor Oscuro.
El mago anciano, con
rostro incluso más grave, no pronunció palabra, nada más sacudió
su cabeza.
***
Cuando el jalón del
traslador hubo amainado, el Sol apenas estaba asomándose por encima
del horizonte, pareciendo más ocaso que amanecer, y su escoba
flotaba no muy alto sobre una extensión de arena y rocas de color
naranja-oscuro, acomodadas en colinas grumosas como si alguien
hubiera amasado la masa de la tierra y luego se hubiera olvidado de
que la tenía que desenrollar para poderla aplanar. En la distancia
cercana, las olas se meneaban en una interminable vista de agua,
aunque la tierra sobre la cual la escoba levitaba estaba por encima
del mar al menos por unos metros.
Harry parpadeó ante
los colores del ocaso, y se dio cuenta que el traslador había sido
internacional.
"¡Anda!"
surgió un enérgico, femenino grito detrás suyo, y Harry giró
sobre la escoba para observar. Una dama de mediana edad estaba
sosteniendo una mano sobre la boca en un deliberado gesto de llamada,
y aproximándose rebosante. Sus bondadosos rasgos, ojos estrechos, y
piel ocre oscura marcaban una raza que no era familiar para Harry;
estaba revestida con una túnica purpura brillante de un estilo que
Harry no había visto antes; y cuando sus labios se abrieron de nuevo
ella habló con un acento que Harry no pudo ubicar, pues él no había
viajado mucho. "¿Dónde estabas? ¡Llegas con dos horas de
retraso! Casi me rendí contigo... ¿Hola?"
Hubo una breve
pausa. Los pensamientos de Harry se movieron con extrañeza,
demasiado lentos, todo se sentía distante, como si hubiera un grueso
vidrio de cristal entre él y el mundo, y otro grueso vidrio de
cristal entre él y sus sentimientos, por lo que podía ver, mas no
tocar. Había caído sobre él tras ver la luz del ocaso y a la
amable bruja, y pensar que todo parecía un final apropiado para la
aventura.
Entonces la bruja se
adelantó corriendo y sacando su varita; una palabra murmurada cortó
las esposas que ataban a la demacrada mujer a la escoba, y Bellatrix
fue bajada flotando sobre la arenosa roca con sus brazos de esqueleto
y piernas pálidas colgando como cosas sin vida. "Oh, Merlín,"
susurró la bruja, "Merlín, Merlín, Merlín..."
Parece
preocupada,
pensó una abstracta, cosa distante entre dos vidrios de cristal. ¿Es
eso lo que pronunciaría una sanadora real, o es lo que diría
alguien a quien le pidieron actuar como tal?
Como si no fuera
Harry quien habló, sino otra parte de él que provenía de otro
vidrio de cristal, un susurro surgió de sus labios. "La
serpiente verde sobre su espalda es un Animago." No era un
susurro agudo, ni frío, sólo calmado. "Está inconsciente."
La cabeza de la
bruja se sacudió, para mirar hacia donde parecía que hablaba una
voz donde no había más que aire, y luego bajó los ojos de regreso
a Bellatrix. "Usted no es el Señor Jaffe."
"Ese
sería el Animago," murmuraron los labios de Harry. Oh,
pensó el Harry detrás del vidrio, escuchando el sonido de sus
propios labios, eso
tiene sentido; el Profesor Quirrell debe haber usado un nombre
diferente.
"Desde
cuándo es él
un – bah, olvidalo." La bruja apoyó su varita sobre la nariz
de la serpiente por un momento, entonces sacudió su cabeza con
agudeza. "Nada mal con él que un día de descanso no vaya a
curar. Ella..."
"¿Puede
despertarlo ya?" murmuraron los labios de Harry. ¿Es
esa una buena idea?
Pensó Harry, pero sus labios definitivamente lo creían así.
Otra vez el agudo
movimiento de cabeza. "Si un Innervate no funcionó con él -"
inició la bruja.
"Yo no intenté
uno," susurraron los labios de Harry.
"¿Qué?
Por qué - oh, no importa. Innervate."
Hubo una pausa, y
entonces una serpiente lentamente se arrastró por fuera de su arnés.
Despacio la cabeza de la serpiente se levantó, para observar sus
alrededores.
Un borrón después,
el Profesor Quirrell estaba de pie, y un momento después se había
hundido sobre sus rodillas.
"Acuéstate,"
dijo la bruja sin levantar la mirada de Bellatrix. "¿Estás
completo allí, Jeremy?"
"Sí,"
declaró el Profesor de Defensa con voz muy ronca, al tiempo que se
acostó con cuidado sobre un pedazo de naranja roca arenosa
relativamente plano. No estaba tan pálido como Bellatrix, sin
embargo a su cara le faltaba sangre bajo la tenue luz del ocaso.
"Saludos, Señorita Camblebunker."
"Te
pedí," replicó la bruja, con voz afilada y una ligera sonrisa
sobre su rostro, "que me llamaras Crystal, ésto no es Bretaña
y no tendremos nada de tu formalidad por aquí. Y
ahora es Doctora, no Señorita."
"Mis disculpas,
Doctora Camblebunker." Ésto fue seguido por una carcajada seca.
La sonrisa de la
bruja se hizo un poco más ancha, su voz mucho más afilada. "¿Quién
es tu amigo?"
"No necesitas
saberlo." Los ojos del Profesor de Defensa estaban cerrados,
mientras yacía sobre el suelo.
"¿Qué tan mal
fue?"
Con mucha sequedad
en efecto: "Puedes leer sobre ello mañana en cualquier
periódico con una sección internacional."
La varita de la
bruja estaba dando golpes ligeros por aquí, y por allá, pinchando y
auscultando por todo el cuerpo de Bellatrix. "Te extrañé,
Jeremy."
"¿En verdad?"
replicó el Profesor de Defensa, sonando ligeramente sorprendido.
"Ni siquiera un
poco. Si no fuera porque estoy en deuda contigo -"
El Profesor de
Defensa empezó a reír, y luego se convirtió más en una tos
ahogada.
¿Qué
piensas?
Le habló Slytherin al Crítico Interno, mientras Harry escuchaba
detrás de las paredes de cristal. ¿Actuación,
o realidad?
No
puedo decirlo,
comentó el Crítico Interno de Harry. No
estoy en mi mejor forma crítica en éste momento.
¿Puede
alguien pensar en una buena maniobra para reunir más información?
Solicitó Ravenclaw.
De nuevo el susurro
proveniente del aire vacío encima de la escoba: "¿Cuáles son
las probabilidades de deshacer todo lo que le hicieron a ella?"
"Oh,
vamos a ver. ¿Legeremancia y rituales Oscuros desconocidos, sufridos
durante diez años para que se cimentaran, seguido por diez años de
exposición a los Dementores? ¿Deshacer eso?
Estás por fuera de tus cabales, Señor Quien-Quiera-Que-Seas. La
pregunta es si queda
algo, y diría que tal vez hay una oportunidad de una en tres -"
La bruja de repente se interrumpió. Su voz, cuando habló de nuevo,
era más sosegada. "Si fuiste su amigo, antes... entonces no,
nunca la vas a recuperar. Es mejor que comprendas eso ahora."
Voy
a votar por actuación,
opinó el Crítico Interno. Ella
no expondría todo eso en respuesta a una sola pregunta a menos que
estuviera esperando una oportunidad para ello.
Anotado,
pero voy a poner poco peso de confianza en eso,
manifestó Ravenclaw. Es
muy difícil no dejar que tus sospechas controlen tu percepción
cuando intentas sopesar evidencia así de sutil.
"¿Qué poción
le diste?" la bruja preguntó abriendo la boca de Bellatrix y
echando un vistazo adentro, su varita resplandeciendo con múltiples
colores de iluminación.
El hombre que yacía
en el suelo contestó con calma, " Pimentónica -"
"¿Estabas
demente acaso?"
Otra vez la risa con
tos.
"Ella dormirá
durante una semana si tiene suerte," la bruja pronunció, y
chasqueó su lengua. "Te enviaré un búho cuando abra los ojos,
supongo, para que puedas regresar y convencerla para que haga ese
Juramento Inquebrantable. ¿Tienes algo que impida que me asesine en
cuanto me vea, si es que se las arregla para moverse antes de que
pase un mes?"
El Profesor de
Defensa, ojos aún cerrados, sacó una hoja de papel de su túnica;
un momento después, empezaron a aparecer palabras sobre dicho papel,
acompañadas por diminutas volutas de humo. Cuando el humo dejó de
alzarse, el papel flotó hacia la mujer.
La mujer observó el
papel con las cejas alzadas, soltó un bufido sardónico. "Mejor
que ésto funcione, Jeremy, o mi última voluntad y testamento dirá
que todo lo que poseo se convertirá en una recompensa por tu cabeza.
Y hablando de ello -"
El Profesor de
Defensa metió de nuevo la mano entre su túnica y le arrojó a la
bruja una bolsa que producía un sonido metálico. La bruja lo
atrapó, lo sopesó, hizo un ruido de complacimiento.
Entonces se levantó,
y la mujer pálida y esquelética flotó del suelo para ponerse a su
lado. "Voy a regresar," informó la bruja. "No puedo
iniciar mi trabajo aquí."
"Espera,"
pidió el Profesor de Defensa, y con un gesto retiró su varita del
arnés y de la mano de Bellatrix. Entonces con su varita en mano
apuntó a Bellatrix, y la movió en un pequeño gesto circular,
acompañada por un "Obliviate"
dicho en voz baja.
"Eso
es todo,"
espetó la bruja, "me la llevo lejos de aquí antes de que
cualquiera le haga más daño -" Uno de sus brazos abrazó la
huesuda forma de Bellatrix Black por un lado, y las dos
desaparecieron con el sonoro crujido de la Aparición.
Y hubo silencio en
ese espacio grumoso, excepto por la gentil acometida de las olas al
pasar, y una pequeña brisa de viento.
Creo
que la actuación ha acabado,
manifestó el Crítico Interno. Le
doy dos estrellas y media de cinco posibles. Probablemente ella no es
una actriz muy experimentada.
¿Me
pregunto si un sanador real parecería más falso que un actor al que
se le pidiera interpretar uno?
Se preguntó Ravenclaw.
Como ver un programa
de televisión, así fue como lo sentí, como ver un programa de
televisión con personajes con los que no pudiste tener empatía, eso
fue todo lo que pude ver y sentir detrás de las paredes de cristal.
De alguna manera,
Harry se las arregló para mover sus propios labios, enviar su propia
voz dentro del aire que todavía era de ocaso, y estuvo sorprendido
de escuchar su propia inquietud. "¿Cuántas personas diferentes
eres, de todos modos?"
El pálido hombre
que yacía en el suelo no sonrió, sin embargo desde la escoba los
ojos de Harry vieron los lados de los labios del Profesor Quirrell
curvarse hacia arriba, el previo a esa familiar y sardónica sonrisa.
"No puedo afirmar que me haya tomado el trabajo de mantener la
cuenta. ¿Cuántas eres tú?"
No debió sacudir
tanto el interior de Harry, escuchar esa respuesta, y aún así se
sintió - sintió – inestabilidad, como si su propio centro hubiera
sido substraído -
Oh.
"Disculpe,"
declaró la voz de Harry. Ahora se oía tan distante y despegada como
el propio y desvanecido Harry se sentía. "Voy a desmayarme en
unos pocos segundos, creo."
"Usa el cuarto
traslador que te di, el que dije que sería nuestro refugio de
emergencia," sugirió el hombre yaciendo sobre el suelo, con
calma mas sin perder tiempo. "Será más seguro allí. Y
prosigue vistiendo tu capa."
La mano libres de
Harry retiró otra rama de su monedero y la partió en dos.
Hubo otro jalón de
traslador, largamente internacional, y entonces él estuvo en algún
lugar a oscuras.
"Lumos,"
hablaron los labios de Harry, alguna parte de él buscaba que todo
fuera seguro.
Estaba dentro de lo
que parecía una bodega Muggle, una abandonada.
Las piernas de Harry
se bajaron de la escoba, se acostó sobre el piso. Sus ojos cerrados,
y alguna fracción ordenada de sí mismo permitió que su luz se
apagara, antes de que la oscuridad lo tomará a él.
***
"¿A dónde vas
a ir?" gritó Amelia. Ya casi estaban por fuera de las
protecciones.
"De regreso en
el tiempo para proteger a Harry Potter," contestó el mago
anciano, y antes de que Amelia pudiera abrir sus labios para
preguntarle si quería ayuda, ella sintió que cruzaron el limite de
las protecciones.
Hubo una explosión
de Aparición, y el mago y el fénix desaparecieron, dejando la
escoba prestada atrás de ellos.
***
Nota del
Traductor
No estoy seguro de si el autor se refiere a los
Años Oscuros de laEdad Media (De los siglos 5 al 15 D.C.) o a los
Años Oscuros deGrecia (Desde el 1.100 al 750 A.C.) Me inclinaría a pensar que debe
ser la de los Griegos por ciertas informaciones recibidas en
capítulos posteriores.
Para los que no lean mi blog o no estén pendientes de mi canal de
YouTube o de mis redes sociales, me van a realizar una cirugía para
extraer una muela cordal y estaré incapacitado durante 48 horas y
medio incapacitado durante una semana, por lo que todas las
actividades de Rhaidot quedan pospuestas para mí hasta que me
recupere por completo.
Sobre el capítulo, ¿qué piensan ustedes, actuación o realidad?
Espero que el siguiente capítulo esté listo en dos semanas, sin
embargo ese periodo depende de mi recuperación, por lo que es
probable que sea más.
Como siempre, gracias por leer.
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Escrito
por Less
Wrong / Eliezer Yudkowsky