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Mi
teoría del bien, el mal y la neutralidad
Creo
que el 15% de las personas son auténticamente buenas, y otro 15% son
realmente malvadas; el resto, el 70%, son simplemente neutrales.
No
hay estudio alguno que apoye mi hipótesis, y dudo mucho que llegue a
existir, pues si les preguntas a las mismas personas, la mayoría de
ellas responderán que son buenas. Además, las escalas de moralidad
varían de un individuo a otro.
En lo
personal, consideró bueno a alguien que tenga en alta estima tanto
el bienestar ajeno como el propio, y que estén dispuestos a entrar
en acción para hacer lo correcto. Cuando pienso en malvados, me
refiero a violadores, asesinos, y más sujetos de esa ralea. La
definición de neutralidad es más complicada; para mí son
individuos egoístas que no buscan hacer ni el bien ni el mal a
otros, pues sólo les interesan sus propias necesidades, placeres y
seguridad: en el fondo les tienen sin cuidado los demás, aunque a
menudo se ven forzados a fingir bondad para no ser estigmatizados
como malvados por la sociedad.
Llegué
a ésta creencia empíricamente. Aunque sin sustento científico, es
para mí una verdad subjetiva que me ha ayudado mucho al momento de
interactuar socialmente con otros. Aceptar que a la mayoría de
personas realmente no les importa mi vida, es un paso necesario para
pisar dentro de la realidad.
Hablando
de estadísticas personales, otra que manejo tiene que ver con el
porcentaje de niños y niñas abusados sexualmente. Si bien todos los
estudios que he leído al respecto estiman que la cifra sea mayor
considerando los casos no denunciados, ni la más alarmante de las
investigaciones es tan pesimista como yo.
Me
temo que cada 2 de 3 niños han experimentado alguna clase de abuso
sexual, y que por eso vivimos en un mundo tan egoísta. Si los dos
tercios de la población sufren un trauma tan grande desde la
infancia, no es de extrañar que al crecer la mayoría sólo se
preocupen de sí mismos; mientras que un puñado se inspira del dolor
para buscar ayudar a otros; y otro puñado se convierten en monstruos
tan horribles como los que los lastimaron a ellos, perpetuando el
ciclo de abuso una generación tras otra.
Y no
creo que haya afortunados, porque el tercio restante que no fue
abusado sexualmente, con toda seguridad tienen al menos un ser
querido que sí pasó por la terrible experiencia, y no sería de
extrañar que sea una persona amargada. ¿Y quién puede ser feliz
cuando sus seres queridos no lo son?
Creo
que para generar un cambio de impacto en la sociedad, el primer paso
sería prevenir las violaciones. ¿Pero cómo? Es demasiado fácil
para un violador salir impune. No puedo pensar en un método realista
para prevenir ésta atrocidad. En un vídeo que hice hace poco,
reflexionando sobre el crimen de YulianaSamboní, expuse unas
cuantas alternativas al castigo tradicional (cadena perpetua, condena
a muerte, castración química, experimentación humana) pero la
verdad es que no veo a los gobiernos del mundo poniéndose de acuerdo
para enfrentar éste problema, que en mi opinión es prioritario.
Una
vez más, los intereses particulares se interponen en el camino de un
mundo mejor.
Escrito entre el 7 de
Enero y el 11 de Enero de 2017.