Harry Potter y los Métodos de la Racionalidad
Capítulo 35
Problemas de
Coordinación, Parte 3
Se habían ido a la
oficina del Profesor de Defensa, y el Profesor Quirrell había
sellado la puerta antes de recostarse en su silla y hablar.
La voz del Profesor
de Defensa era muy calmada, y eso le alteró los nervios a Harry
mucho más que si el Profesor Quirrell hubiera estado gritando.
"Estoy
intentando," dijo el Profesor Quirrell sin alzar la voz, "hacer
más de una concesión por el hecho de que usted es joven. Que yo
mismo a su edad, era un tonto extraordinario. Usted habla como un
adulto y mete sus narices en juegos de adultos, y a veces olvido que
no es más que un niñato. Tengo la esperanza, Sr. Potter, de que sus
infantiles tonterías no acaben de hacerlo matar, arruinado su país,
y perdido la siguiente guerra."
Era
difícil para Harry controlar su respiración. "Profesor
Quirrell, expresé mucho menos de lo que hubiera deseado, pero tenía
que decir algo. Sus propuestas eran extremadamente alarmantes para
cualquiera con la más ligera familiaridad con historia Muggle en el
último siglo. Los fascistas Italianos, unas personas muy
desagradables, obtuvieron su nombre de las fasces,
un montón de varas puestas juntas para simbolizar que la unidad es
fuerza -"
"Así que los
desagradables fascistas Italianos creían que la unidad es más
fuerte que la división," lo interrumpió el Profesor Quirrell.
El filo empezaba a colarse en su voz. "Quizá también creían
que el cielo era azul, y avocaban por una política de no arrojar
piedras sobre tu propia cabeza."
La
estupidez inversa no es inteligencia; la persona más estúpida del
mundo podía afirmar que el sol estaba brillando, mas eso no hacia
que se pusiera oscuro... "De
acuerdo, usted está en lo correcto, eso fue un argumento ad hominem,
no está mal porque los fascistas lo hayan creído. Sin embargo
Profesor Quirrell, ¡no puede hacer que todos en el país tomen la
Marca de un dictador! ¡Es un punto único de fracaso! Mire, lo
pondré de este modo. Suponga que el enemigo nada más usa Imperius
sobre quien sea que controle la Marca -"
"Los magos
poderosos no caen fácilmente bajo el Imperius," alegó el
Profesor Quirrell con sequedad. "Y si no puede encontrar un
líder digno, en todo caso está condenado. Pero los líderes dignos
existen; la pregunta es si las personas deben seguirlos."
Harry
pasó sus manos sobre su cabello en frustración. Quería pedir un
tiempo fuera y hacer que el Profesor Quirrell leyera Ascenso
y caída del Tercer Reich
e iniciar la conversación otra vez. "Supongo que si sugiero que
la democracia es una mejor forma de gobierno que la dictadura -"
"Ya
veo," aseveró el Profesor Quirrell. Sus ojos se cerraron
brevemente, luego los abrió. "Sr. Potter, la estupidez del
Quidditch es transparente para usted porque no creció reverenciando
el juego. Si nunca hubiera escuchado de elecciones, Sr. Potter, y
nada más viera
lo que hay ahí,
lo que viera no lo complacería. Vea nuestro Ministro electo de
Magia. ¿Es él el más sabio, el más fuerte, el más grande de
nuestra nación? No; él es un bufón pagado por Lucius Malfoy. Los
magos fueron a las votaciones y escogieron entre Cornelius Fudge y
Tania Leach, quienes compitieron entre ellos en un concurso grande y
entretenido después de que el Diario
el Profeta,
que Lucius Malfoy también controla, decidieron que ellos dos eran
los únicos candidatos serios. Que Cornelius Fudge fue elegido
genuinamente como el mejor líder que nuestro país podía ofrecer no
es una sugestión que alguien haría con el rostro serio. No es
diferente en el mundo Muggle, por lo que he visto y escuchado; el
último periódico Muggle que leí mencionaba que el anterior
Presidente de los Estados Unidos había sido un actor de películas
retirado. Si usted no hubiera crecido con las elecciones, Sr. Potter,
serían para usted tan claramente tontas como el Quidditch."
Harry se sentó con
la boca abierta, luchando por encontrar las palabras. "El punto
de las elecciones no es producir el mejor líder, es mantener a los
políticos muy asustados de los votantes para que no se vuelvan
completamente malvados como le pasa a los dictadores -"
"La
última guerra, Sr. Potter, se peleó entre el Señor Oscuro y
Dumbledore. Y aunque Dumbledore fuera un líder con falencias que
estaba perdiendo la guerra, ¡es ridículo
sugerir que cualquiera
de los Ministros de Magia elegidos durante ese periodo pudiera haber
reemplazado a Dumbledore! La fuerza nace de los magos poderosos y de
sus seguidores, no de las elecciones y los tontos que eligen. Esa es
la lección de historia reciente de la Bretaña Mágica; y dudo que
la siguiente guerra le enseñe una lección diferente. Si
la sobrevive, Sr. Potter, ¡cosa que usted no
hará a menos que abandone sus entusiasmadas ilusiones de la
infancia!"
"Si usted cree
que no hay peligros en el curso de acción por el que usted aboga,"
dijo Harry, y a pesar de todo su voz se hacía más afilada,
"entonces eso, también, es entusiasmo infantil."
Harry vio de manera
sombría directo a los ojos del Profesor Quirrell, quien le devolvió
la mirada sin parpadear.
"Tales
peligros," argumentó el Profesor Quirrell con frialdad, "son
para ser discutidos en oficinas como esta, no durante los discursos.
Los tontos que eligieron a Cornelius Fudge no están interesados en
complicaciones y precaución. Enséñeles algo con más matices que
un grito de alegría, y enfrentará su guerra solo. Eso,
Sr. Potter, fue su error infantil, que Draco Malfoy no hubiera
cometido ni cuando tenía ocho años. Debió haber sido obvio hasta
para usted
que era su obligación guardar silencio, y consultar
conmigo primero,
¡no hablar sus preocupaciones en frente de la muchedumbre!"
"No soy amigo
de Albus Dumbledore," replicó Harry, con voz tan helada como la
del Profesor Quirrell. "Sin embargo él no es ningún niño, y
no pareció pensar que mis preocupaciones fueran cosa de niños, ni
que debía esperar para hablar."
"Oh,"
exclamó el Profesor Quirrell, "así que ahora recibe los
consejos del Director, ¿no es así?" y se levantó de su
escritorio.
...
Cuando Blaise dio
vuelta en la esquina de camino a la oficina, vio que el Profesor
Quirrell ya estaba apoyándose contra la pared.
"Blaise
Zabini," saludó el Profesor de Defensa, enderezándose; sus
ojos eran duros como piedras oscuras sobre su rostro, y su voz envió
un escalofrío de miedo que descendió por la espalda de Blaise.
Él no puede
hacer nada contra mí, nada más tengo que recordar eso -
"Creo,"
explicó el Profesor Quirrell, con una clara, fría voz, "que ya
he adivinado el nombre de su empleador. Mas quisiera oírlo de sus
propios labios, y también confiese el precio con que lo compró."
Blaise sabía que
estaba sudando bajo su túnica, y que la humedad ya era visible en su
frente. "Tuve una oportunidad de mostrar que yo era mejor los
otros tres generales, y la aproveché. Muchas personas me odian ahora
pero también hay un montón de Slytherins que me aman por ello. Qué
le hace pensar que soy -"
"Usted no
elaboró el plan de batalla de hoy, Sr. Zabini. Revele quién lo
hizo."
Blaise tragó
saliva. "Bueno... O sea, en ese caso... Entonces usted ya sabe
quién lo hizo, ¿correcto? El único que es así de demente es
Dumbledore. Y él me protegerá si usted intenta hacerme algo."
"En efecto.
Dígame el precio." Los ojos del Profesor de Defensa seguían
muy duros.
"Es
mi prima Kimberly," Blaise espetó, tragó saliva otra vez y
procuró controlar su voz. "Ella es real, y en verdad está
siendo abusada, Potter revisó eso, él no es un tonto. Únicamente
Dumbledore me aseguró que se desharía de los abusones, nada más
por el plan, y si trabajaba para él
ella estaría bien cuando todo hubiera acabado, mas si yo iba
con Potter, ¡habría más problemas para Kimberly!"
El Profesor Quirrell
guardó silencio por un largo momento.
"Ya veo,"
habló el Profesor Quirrell, su voz ya mucho más suave. "Sr.
Zabini, si tal evento volviera a ocurrir de nuevo, usted podría
contactarme directamente. Tengo mis propias formas de proteger a mis
amigos. Ahora, una pregunta final: Aún con todo el poder que tuvo en
sus manos, forzar un empate hubiera sido difícil. ¿Dumbledore lo
instruyó en quien debía ganar si no lo hubiera logrado?"
"Rayo de sol,"
informó Blaise.
El Profesor Quirrell
asintió. "Como pensé." El Profesor de Defensa suspiró.
"En su futura carrera, Sr. Zabini, le sugiero que no intente
planes tan complicados. Tienen la tendencia de fallar."
"Este, eso
mismo le dije al Director, de hecho," Blaise explicó, "y
él me respondió que por eso era importante tener más de un plan al
mismo tiempo."
El
Profesor Quirrell se pasó una mano cansada por la frente. "Es
una maravilla que el Señor Oscuro no se haya enloquecido luchando
contra él.
Puede proceder a su reunión con el Director, Sr. Zabini. No abriré
mi boca sobre esto, sin embargo si el Director de algún modo
descubre que hemos conversado, recuerde mi oferta en pie de que le
daré toda la protección que pueda. Puede retirarse."
Blaise no espero más
palabras, sólo se giró y huyó.
...
El Profesor Quirrell
esperó un rato, y luego exclamó, "Adelante, Sr. Potter."
Harry
se quitó la Capa de Invisibilidad de su cabeza y la introdujo en su
monedero. Estaba temblando con tanta ira que apenas y podía
vocalizar. "¿Él qué?
¿Él hizo qué?"
"Usted debió
deducirlo por usted mismo, Sr. Potter," el Profesor Quirrell
razonó con suavidad. "Tiene que aprender a nublar su visión
hasta que pueda ver el bosque oscurecido por los árboles. Cualquiera
que haya escuchado historias sobre usted, y que desconozca que usted
es el misterioso Niño-Que-Vivió, podría haber deducido fácilmente
su posesión de una capa de invisibilidad. Aléjese de estos eventos,
oscurezca los detalles, ¿y qué observamos? Había una gran
rivalidad entre los estudiantes, y su competición terminó con un
empate perfecto. Ese tipo de cosas nada más pasan en las historias,
Sr. Potter, y hay una persona en esta escuela que piensa en las
historias. Había un extraño y complicado complot, que usted debió
darse cuenta no era característico del joven Slytherin que usted
enfrentó. Pero hay una persona en esta escuela que arma planes tan
elaborados, y su nombre no es Zabini. Y yo le advertí que existía
un cuádruple agente; usted sabía que Zabini era al menos un triple
agente, y por ello debió suponer que él tenía una probabilidad más
alta de serlo. No, no declararé la batalla como invalida. Los tres
fallaron la prueba, y perdieron ante su enemigo en común."
A
Harry no le importaban las pruebas a estas alturas. "¿Dumbledore
chantajeó
a Zabini amenazando
su prima?
¿Nada más para que nuestra batalla terminara en empate? ¿Por
qué?"
El
Profesor Quirrell soltó una risa sin alegría. "Quizá el
Director pensó que la rivalidad era buena para su héroe mascota y
deseaba verlo continuar. Por el bien mayor, tú entiendes. O tal vez
simplemente él está loco. Verá, Sr. Potter, todos conocen que la
locura de Dumbledore es una máscara, que él es un cuerdo
pretendiendo ser un loco. Se enorgullecen por su astuta observación,
y porque conocen la explicación secreta, dejan de creer. No se les
ocurre que también
es posible tener una máscara detrás de la máscara, ser un loco que
pretende ser un cuerdo que pretende estar loco. Y me temo, Sr.
Potter, que tengo un asunto urgente en otro lugar, y debo partir; sin
embargo debo sugerirle con mucho ahínco que no siga los consejos de
Albus Dumbledore cuando luche una guerra. Hasta luego, Sr. Potter."
Y el Profesor de
Defensa inclinó su cabeza con algo de ironía, y entonces se fue
dando zancadas en la misma dirección que Zabini había huido,
mientras que Harry se quedó de pie con la boca abierta por la
conmoción.
...
Conclusión:
Harry Potter.
Harry se arrastró
con lentitud hacia el dormitorio de Ravenclaw, ojos que no veían
paredes, pinturas, u otros estudiantes; subió las escaleras y bajó
las rampas sin mermar la velocidad, acelerar, o darse cuenta en dónde
pisaba.
Le había tomado más
de un minuto tras la partida del Profesor Quirrell para notar que su
única fuente de información sobre la participación de Dumbledore
era (a) Blaise Zabini, y sería un gigantesco idiota si volviera a
confiar en él, y (b) el Profesor Quirrell, quien con mucha facilidad
pudo haber falseado un complot al estilo de Dumbledore, y quien
también podría pensar que una pequeña rivalidad estudiantil era
algo bueno para tener; y quien había, si retrocedías y nublabas los
detalles, acabado de proponer convertir el país en una dictadura
mágica.
Y también era
posible que Dumbledore fuera el que estaba detrás de Zabini, y que
el Profesor Quirrell hubiera intentado sinceramente combatir la Marca
Oscura en realidad, y prevenir la repetición de una actuación que
él percibió como patética. Procurar asegurar que Harry al final no
acabara luchando contra el Señor Oscuro solo, mientras todos los
demás se escondían, aterrados, esforzándose por permanecer afuera
de la linea de fuego, esperando que Harry los salvara.
Mas la verdad era...
Bueno...
Harry estaba de
acuerdo con eso.
Era, él sabía, el
tipo de cosa que supuestamente hacía a los héroes resentidos y
amargados.
Al
infierno con eso. Harry estaba muy a favor de que todos los demás se
quedaran
fuera del peligro
mientras que el Niño-Que-Vivió derribaba al Señor Oscuro por sí
mismo, más o menos con un pequeño número de acompañantes. Si el
siguiente conflicto con el Señor Oscuro llegaba al punto de una
Segunda Guerra Mágica que mataba a muchas personas y embrollaba a un
país entero, eso implicaba que Harry ya
había fallado.
Y si después
estallaba una guerra en magos y Muggles, no importaba quien ganaba,
Harry ya habría fallado al permitir que llegara tan lejos. Además,
¿quien había dicho que las sociedades no podían integrarse
pacíficamente cuando el secreto se rompiera de manera inevitable?
(Aunque Harry podía escuchar la voz seca del Profesor Quirrell en su
mente, preguntándole si acaso era un tonto, y señalando todas las
cosas obvias...) Y si magos y Muggles no podían vivir en paz,
entonces Harry combinaría magia y ciencia y descubriría cómo
evacuar a todos los magos a Marte o a otro lado, en lugar de permitir
que estallara una guerra.
Porque si llegaba a
ocurrir una guerra de exterminio...
Esa fue la cosa que
el Profesor Quirrell no había comprendido, la pregunta más
importante que se le había olvidado realizar a su joven general.
La
razón real por la que Harry no tenía intención de dejarse
convencer en introducir una Marca de Luz, sin importar cuánto
le ayudara en su pelea contra el Señor Oscuro.
Un Señor Oscuro y
cincuenta seguidores Marcados habían sido una amenaza para toda la
Bretaña Mágica.
Si toda Bretaña
tomaba la Marca de un líder fuerte, se convertirían en una amenaza
para todo el mundo mágico.
Y si todo el mundo
mágico tomaba una única Marca, serían un peligro para el resto de
la humanidad.
Nadie sabía
exactamente cuántos magos había en el mundo. Él había hecho unos
cuantos estimados con Hermione y obtenido unos números alrededor de
un millón.
Sin embargo había
seis billones de Muggles.
Si ocurría una
guerra final...
El Profesor Quirrell
había olvidado inquirir a Harry sobre cuál lado protegería.
Una civilización
científica, yendo más allá, avanzando hacía adelante, conociendo
que su destino era alcanzar las estrellas.
Y una civilización
mágica, desvaneciéndose lentamente a medida que su conocimiento se
pierde, todavía gobernada por una nobleza que veía a los Muggles
como si no fueran del todo humanos.
Era un sentimiento
de tristeza terrible, pero no uno que contuviera algún indicio de
duda.
...
Conclusión:
Blaise Zabini.
Blaise caminó a
través de los pasillos con cuidado, lentitud auto-impuesta, su
corazón palpitando salvajemente al tiempo que intentaba calmarse -
"Ejem,"
saludó una seca, susurrante voz proveniente de una alcoba entre
sombras por la que él pasaba.
Blaise saltó, pero
no gritó.
Lentamente, se
volteó.
En la pequeña,
oscurecida esquina había una capa negra tan ancha y ondulante que
era imposible determinar si la figura que estaba debajo era masculina
o femenina, y sobre la capa un sombrero negro redondo y ancho, con
una neblina negra que parecía reunirse por debajo para oscurecer la
cara de quien fuera o lo que fuera que pudiera yacer allí abajo.
"Reporte,"
susurró el Sr. Sombrero y Capa.
"Nada más dije
lo que me indicaste," explicó Blaise. Su voz un poco más
calmada ahora que ya no tenía que mentirle a nadie. "Y el
Profesor Quirrell reaccionó justo del modo en que esperabas."
El ancho sombrero
negro descendió y luego se enderezó, como si la cabeza por debajo
hubiera asentido. "Excelente," felicitó el murmullo no
identificable. "La recompensa que prometí ya va de camino a tu
madre, mediante búho."
Blaise titubeó, sin
embargo la curiosidad se lo estaba comiendo vivo. "¿Puede
contarme por qué quiere causar conflicto entre el Profesor Quirrell
y Dumbledore?" El Director no había tenido nada que ver entre
los abusones de Gryffindor hasta donde Blaise sabía, y además de
ayudar a Kimberly, el Director también había ofrecido hacer que el
Profesor Binns le diera notas excelentes en Historia de la Magia aún
si entregaba pergaminos en blanco para su tarea, aunque de todos
modos tendría que asistir a clases y pretender que los entregaba. De
hecho Blaise hubiera traicionado a los tres generales a cambio de
nada, y tampoco es que le importara mucho su prima, mas él no había
visto la necesidad de revelarlo abiertamente.
El ancho sombrero
negro se ladeó un poco, como si otorgara una expresión inquisidora.
"Responda, amigo Blaise, ¿se le ocurrió que los traidores que
traicionan demasiadas veces con frecuencia encuentran finales
mortales?"
"No,"
contestó Blaise, viendo directo hacia la niebla negra bajo el
sombrero. "Todos saben que nada realmente
malo le pasa a los estudiantes en Hogwarts."
El Sr. Sombrero y
Capa soltó una risa susurrante. "En efecto," admitió el
susurro. "Con el asesinato de una estudiante cinco décadas
siendo la excepción que prueba la regla, ya que Salazar Slytherin
protegió su monstruo con protecciones antiguas a un nivel más alto
que el del mismo Director."
Blaise
contempló la niebla negra, comenzando a sentirse un poco
intranquilo. Pero sólo un profesor de Hogwarts podría hacerle algo
significante sin prender las alarmas. Quirrell y Snape eran los
únicos profesores que harían algo como esto, y Quirrell no andaría
por ahí engañándose a sí
mismo,
y Snape no le haría daño a uno de sus propios Slytherins... ¿O sí?
"No, amigo
Blaise," murmuró la niebla negra, "únicamente deseaba
aconsejarlo para que nunca intentara hacer algo como esto en su vida
adulta. Tantas traiciones ciertamente llevarían al menos a una
venganza."
"Nadie
se vengó con mi madre,"
replicó Blaise con orgullo. "Aún cuando se casó con siete
esposos y cada uno de ellos murió misteriosamente y le dejó
montones de dinero."
"¿En serio?"
inquirió el susurro. "¿Cómo persuadió ella al séptimo de
casarse después de que se enteró de lo que había sucedido con los
primeros seis?"
"Le pregunté
eso a mamá," replicó Blaise, "y ella respondió que no lo
podía averiguar hasta que fuera lo suficientemente mayor, y quise
saber cuán mayor era lo suficientemente mayor, y contestó, mayor
que ella."
De nuevo la risa en
murmullos. "Bueno entonces, amigo Blaise, mis felicitaciones por
seguir los pasos de su madre. Váyase, y si no revela nada de esto,
no nos encontraremos otra vez."
Blaise retrocedió
intranquilo, sintiendo una curiosa reluctancia a mostrar su espalda.
El
sombrero se ladeó. "Oh, vamos, pequeño Slytherin. Si usted
fuera realmente el igual de Harry Potter o Draco Malfoy, ya se habría
dado cuenta de que mis amenazas insinuadas son sólo para asegurarme
su silencio ante Albus. Si tuviera intención de hacerle daño, no lo
hubiera insinuado; de no haber dicho nada, entonces
debería preocuparse."
Blaise se enderezó,
sintiéndose un poco insultado, y asintió en dirección al Sr.
Sombrero y Capa; entonces se giró decisivamente y se alejó con
zancadas hacia su reunión con el Director.
Él
había estado esperando hasta el último segundo que alguien
más
apareciera y le diera la oportunidad de vender al Sr. Sombrero y
Capa.
Sin
embargo Mamá no había traicionado a siete esposos diferentes al
mismo
tiempo.
Cuando lo veías de ese
modo, él lo había hecho mejor que ella.
Y Blaise Zabini
siguió caminando hacia la oficina del Director, sonriendo, contento
de ser un quíntuple agente -
Por un momento el
chico se tambaleó, mas se enderezó al poco rato, sacudiéndose la
rara sensación de desorientación.
Y Blaise Zabini
siguió caminando hacia la oficina del Director, sonriendo, contento
de ser un cuádruple agente.
...
Conclusión:
Hermione Granger.
El mensajero no se
le aproximó hasta que estuvo a solas.
Hermione acababa de
salir del baño de chicas donde a veces se escondía para pensar, y
un gato brillante saltó de la nada y habló, "¿Señorita
Granger?"
Ella dejó escapar
un pequeño chillido antes de darse cuenta que el gato se había
expresado con la voz de la Profesora McGonagall.
Aún así no se
había sentido asustada, sólo sorprendida; el gato era
resplandeciente y luminoso y hermoso, brillando con una radiación de
blanca plata colorada como la luz de la luna, y no podía imaginarse
el sentirse asustada.
"¿Qué eres
tú?" cuestionó Hermione.
"Este es un
mensaje de la Profesora McGonagall," informó el gato, todavía
con la voz de la Profesora. "¿Puede venir a mi oficina, y no
decirle a nadie de esto?"
"Iré allí de
inmediato," respondió Hermione, todavía sorprendida, y el gato
saltó y se desvaneció; sólo que no se desvaneció, viajó muy
lejos de algún modo; o eso fue lo que su mente informó, aún cuando
sus ojos lo vieron desaparecer.
Para cuando Hermione
había llegado a la oficina de su profesora favorita, su mente estaba
totalmente agitada con con especulaciones. ¿Había algo malo con sus
resultados en Transformación? ¿Pero entones por qué la Profesora
McGonagall le pediría que no le contara a nadie? Probablemente era
sobre la Transformación parcial de Harry...
La expresión de la
Profesora McGonagall era de preocupación, no de severidad, cuando
Hermione se sentó en frente del escritorio – procurando mantener
sus ojos lejos del nido de casilleros que contenían las tareas de la
Profesora McGonagall, ella siempre había tenido la duda de qué
clase de trabajo hacían los adultos para mantener la escuela
funcionando y si podría hacer algo para ayudarlos...
"Señorita
Granger," inició la Profesora McGonagall, "permita que
comience confiándole que ya conozco todo sobre el deseo que le pidió
realizar el Director -"
"¿Él
le contó?"
espetó Hermione conmocionada. ¡El Director había dicho que no se
suponía que otros se enteraran!
La
Profesora McGonagall hizo una pausa, miró a Hermione, y soltó una
risa triste. "Es bueno ver que el Sr. Potter no la ha corrompido
demasiado. Señorita Granger, usted no debería admitir
algo nada más porque yo afirme saberlo. Resulta que, el Director no
me informó, simplemente yo lo conozco demasiado bien."
Hermione se había
sonrojado furiosamente.
"¡Está bien,
Señorita Granger!" exclamó la Profesora McGonagall
apresuradamente. "Usted es una Ravenclaw en su primer año,
nadie espera que usted sea una Slytherin."
Eso
realmente
dolió.
"De acuerdo,"
siseó Hermione con algo de acerbidad, "Le pediré a Harry
Potter que me enseñe lecciones de Slytherin, entonces."
"Eso
no
fue lo
que yo quería..." empezó la Profesora McGonagall, y su voz se
apagó. "Señorita Granger, ¡me preocupa esto porque
las chicas jóvenes de Ravenclaw no deberían ser Slytherins! Si el
Director te solicita involucrarte en algo con lo que no está
confortable, Señorita Granger, en verdad está bien responder que
no. Y si se está sintiendo presionada, por favor dígale al Director
que le gustaría que yo estuviera ahí, o que quisiera consultar
conmigo primero."
Los ojos de Hermione
estaban abiertos de par en par. "¿Acaso el Director hace cosas
que son incorrectas?"
La
Profesora McGonagall ce mostró un poco triste ante eso. "No a
propósito, Señorita Granger, sin embargo creo... bueno,
probablemente es
verdad que a veces el Director tiene problemas recordando lo que era
ser un niño. Aún cuando era un niño, estoy segura que él debió
ser brillante, y fuerte de mente y corazón, con coraje suficiente
para tres Gryffindors. A veces el Director pide demasiado de sus
jovenes estudiantes, Señorita Granger, o no es tan cuidadoso como
para no hacerles daño. Él es un buen hombre, mas en ciertas
ocasiones hace planes que llegan demasiado lejos."
"Pero
es bueno
que los estudiantes sean fuertes y tengan coraje," dijo
Hermione. "Por eso es que usted sugirió Gryffindor para mí,
¿no es así?"
La Profesora
McGonagall sonrió con ironía. "Quizá sólo estaba siendo
egoísta, deseando que usted fuera a mi Casa. Acaso el Sombrero
Seleccionador le ofreció - no, no debí haber preguntado."
"Me
aseveró que podría ir a cualquier lugar excepto Slytherin,"
informó Hermione. Ella casi
había cuestionado el por qué no era lo suficientemente buena como
para Slytherin, antes de arreglárselas para detenerse a sí misma...
"¡Así que yo tengo
coraje, Profesora!"
La Profesora
McGonagall se inclinó hacia adelante en su escritorio. La
preocupación se mostraba claramente en su expresión. "Señorita
Granger, no es sobre coraje, ¡es sobre lo que es saludable para las
chicas! El Director la está involucrando en sus planes, Harry Potter
le está dando secretos para guardar, ¡y ahora está haciendo
alianzas con Draco Malfoy! ¡Y yo le prometí a su madre que usted
estaría a salvo en Hogwarts!"
Hermione
no sabía que pronunciar ante eso. Sin embargo tuvo el pensamiento de
que la Profesora McGonagall podría no estarle dando esta advertencia
si hubiera sido un chico en Gryffindor en vez de una chica en
Ravenclaw y eso
fue, bueno... "Procuraré ser buena," ella replicó, "y
no permitiré que nadie me convenza de lo contrario."
La Profesora
McGonagall presionó sus manos contra sus ojos. Cuando las removió,
las lineas de su cara se veían muy viejas. "Sí," ella
confesó en un susurro, "usted lo hubiera hecho bien en mi Casa.
Permanezca a salvo, Señorita Granger, y tenga cuidado. Y si usted
está preocupada o incomoda con cualquier cosa, por favor venga
conmigo de inmediato. No le quitaré más tiempo."
...
Conclusión,
Draco Malfoy:
Ninguno
de los dos quería en verdad hacer algo complicado ese Sábado, no
tras luchar una batalla poco antes. Por lo que Draco nada más estaba
sentado en un salón de clases sin usar esforzándose por leer un
libro llamado Física
Pensante.
Era una de las cosas más fascinantes que Draco había leído en su
vida, al menos las partes que podía comprender, al menos cuando el
maldito
idiota
que se rehusaba dejar sus libros por fuera de su vista se las podía
arreglar para callarse
y permitir que Draco se concentrara
-
"Hermione
Granger es una sangre
suuucia,"
cantó Harry Potter desde donde estaba sentado en un escritorio
cercano, leyendo uno de sus libros que era mucho más avanzado.
"Sé lo que
estás intentando hacer," alegó Draco calmadamente sin levantar
la vista de las páginas. "No va a funcionar. De todos modos
vamos a unir fuerzas y aplastarte."
"Un
Maaaalfoy
va a trabajar con una saaangre
suuucia,
qué pensarán todos los amigoooos
de tu padre -"
"¡Ellos
pensarán que los Malfoys no son tan fáciles de manipular como usted
cree, Potter! "
El
Profesor de Defensa estaba más loco que Dumbledore, ningún salvador
del mundo podía ser así de aniñado
e indigno
a ninguna edad.
"Oye,
Draco, ¿sabes que apesta en verdad? Tú
sabes que Hermione Granger tiene dos copias del alelo mágico, al
igual que tú y al igual que yo, mas todos tus compañeros de clase
en Slytherin no saben eso y túúúúúú
no tienes permitido explicaaaaarlo
-"
Los dedos de Draco
se estaban poniendo blancos de lo fuerte que apretaba el libro. Ser
golpeado y escupido no podía requerir tanto auto-control como esto,
y si no le hacía algo a Harry pronto, iba a terminar haciendo algo
que lo podía incriminar -
"¿Así
que cuál fue
tu deseo la primera vez?" inquirió Draco.
Harry no respondió
nada, por lo que Draco alzó la vista de su libro, y sintió un
respingó de maliciosa satisfacción por la triste expresión de
Harry.
"Este,"
Harry dudó. "Muchos me preguntaron eso, pero no creo que el
Profesor Quirrell desee que yo hable al respecto."
Draco
puso una mirada seria sobre su rostro. "Puedes compartirlo
conmigo.
Probablemente no es tan importante comparado con otros secretos que
ya me dijiste, ¿y para qué otra cosa son los amigos?"
¡Correcto,
soy tu amigo! ¡Siéntete culpable!
"Realmente
no era tan interesante," Harry declaró con una ligereza
obviamente artificial. "Nada más que, deseé
que el Profesor Quirrell enseñará Batalla Mágica el año
siguiente."
Harry suspiró, y
clavó de nuevo los ojos sobre su libro.
Y bromeó, tras unos
cuantos segundos, "Tu padre de seguro estará muy molesto
contigo esta Navidad, sin embargo si prometes que traicionaras a la
chica sangre sucia y destrozaras su ejército, todo regresará a la
normalidad, y de todos modos obtendrás tus presentes de Navidad."
Tal vez si él y
Granger le pedían al Profesor Quirrell con educación extra y usaban
algunos de sus puntos Quirrell, a los dos se les permitiría hacer
algo más interesante al General Caos que ponerlo a dormir.
Nota del traductor
Otro capítulo sin palabras raras, menos trabajo para mí, ¡yupi!
A juzgar por su extensión, el próximo capítulo debería estar listo en un par de semanas. Sin embargo, voy a tener problemas con el Internet en el mes de Abril. Estoy tomando todas las medidas a mi alcance para que esto no afecte mis actividades, mas es una posibilidad después de todo. Así que por favor ténganlo en consideración.
¿Quién es el Señor Sombrero y Capa? Es uno de los más grandes y sencillos misterios de este fanfic.
El lado oscuro de Harry sin duda alguna prevalece en él. Para ser un héroe de verdad tendrá que aprender, no a dominarle, sino a comprender por qué es así.
Poco a poco, esta traducción avanza. Lenta, pero segura.
Escrito por Less Wrong / Eliezer Yudkowsky
Traducido al español por Rhaidot