Capítulo 67 Capítulo 69
Harry Potter y los Métodos de la Racionalidad
Proceso de dibujar a Hermione por Katari |
Capítulo
68: Auto-Actualización, Parte 3
Hermione
no se estaba sintiendo muy amable en ese momento, ni tampoco Buena,
había una bola caliente de ira quemando dentro de ella y se preguntó
si eso se parecía a la oscuridad de Harry (aunque probablemente no
estaba ni cerca) y ella no debía haberse sentido así por un tonto
juego sin embargo -
Su
ejército completo. Dos soldados habían derrotado todo su ejército.
Eso era lo que le habían contado cuando despertó.
Era
simplemente demasiado.
"Bueno,"
dijo el Profesor Quirrell. De cerca el Profesor de Defensa no se veía
tan saludable como la última vez que ella había estado en su
oficina; su piel parecía más pálida, y se movía un poco más
lento. Su expresión era tan severa como siempre, y su mirada igual
de penetrante; sus dedos golpeando suave y rítmicamente sobre su
escritorio, rap-rap. "Supongo que de entre ustedes tres,
únicamente el Sr. Malfoy ha adivinado por qué les pedí que
vinieran aquí."
"¿Algo
que ver con las Más Nobles y Antiguas Casas?" inquirió Harry a
su lado, sonando confundido. "No rompí ningún tipo de ley loca
al disparar a Daphne, ¿o sí?"
"No
exactamente," el hombre respondió con pesada ironía. "Ya
que la Señorita Greengrass no invocó las formas correctas del
duelo, ella no tiene derecho a demandar que usted pierda el nombre de
su Casa. Aunque por supuesto yo no habría permitido un duelo formal.
Las guerras no respetan tales reglas." El Profesor de Defensa se
dobló, junto sus manos y sobre ellas apoyó su barbilla, como si
estar sentado derecho ya lo hubiera cansado. Sus ojos los midieron,
astutos y peligrosos. "General Malfoy. ¿Por qué los llamé
aquí?"
"El
General Potter contra nosotros dos ya no es una pelea justa,"
Draco Malfoy replicó en voz baja.
"¿Qué?"
espetó Hermione. "Nosotros casi
los vencimos, de no haberse desmayado Daphne -"
"La
Señorita Greengrass no se desmayó por agotar sus reservas de
magia," el Profesor Quirrell la cortó secamente. "El Sr.
Potter le disparó por la espalda con un Maleficio de Sueño mientras
sus soldados estaban distraídos al ver a su general volar y chocar
contra una pared. Pero felicitaciones de todos modos, Señorita
Granger, por casi
derrotar a dos Legionarios Caóticos con apenas veinticuatro Soldados
Rayo de Sol."
La
sangre flameando en sus mejillas se puso un poco más caliente. "Eso
- eso fue sólo - si tan sólo me hubiera dado cuenta que él estaba
usando armadura -"
El
Profesor Quirrell la miró fijamente por encima de sus dedos
tocándose. "Por supuesto que había maneras en las que usted
podría
haber
ganado, Señorita Granger. Siempre las hay, en cada batalla perdida.
El mundo a nuestro alrededor redunda con oportunidades, explota cpn
oportunidades, que casi todas las personas ignoran porque les
requeriría violar un hábito del pensamiento; en cada batalla hay
miles de huesos de Hufflepuff esperando ser afilados para convertirse
en lanzas. Si se le hubiera ocurrido intentar un Finite
Incantatem
masivo basada en principios generales, usted habría anulado la cota
de malla del Sr. Potter y todo lo demás que estaba vistiendo excepto
su ropa interior, lo que me lleva a sospechar que el Sr. Potter no se
dio cuenta del todo de su propia vulnerabilidad. O usted pudo haber
hecho que sus soldados se lanzaran por montón encima del Sr. Potter
y al Sr. Longbottom y físicamente quitar las varitas de sus manos.
La respuesta del Sr. Malfoy no fue lo que yo llamaría bien
razonada,
pero al menos no ignoró por completo las miles de alternativas que
tenía." Una sonrisa sardónica. "En cambio usted, Señorita
Granger, tuvo el infortunio de recordar cómo lanzar el Maleficio
Paralizador, y no usó su excelente memoria para buscar una docena de
hechizos más sencillos que podrían haber resultado eficaces. Y puso
todas las esperanzas de su ejército sobre su propia persona, por lo
que perdieron espíritu cuando usted cayó. Tras eso ellos
continuaron invocando sus fútiles Maleficios de Sueño, gobernados
por los hábitos de lucha en los que habían sido entrenados,
incapaces de romper los patrones como lo hizo el Sr. Malfoy. No puedo
comprender del todo lo que pasa por las mentes de las personas cuando
repiten la misma estrategia fallida una y otra vez, porque
aparentemente es una asombrosamente rara idea la de intentar algo
más. Y así el Regimiento Rayo de Sol fue destruido por dos
soldados." El Profesor de Defensa hizo una mueca sin alegría.
“Se puede percibir una similitud con la forma en que cincuenta
Mortífagos dominaron a toda la Bretaña mágica, y cómo nuestro muy
amado Ministro sigue gobernando."
El
Profesor de Defensa suspiro. "No
obstante,
Señorita Granger, permanece el hecho de que esta no es la primera
derrota de este tipo que usted ha sufrido. En la batalla previa,
usted y el Sr. Malfoy unieron fuerzas, y aún así lucharon hasta
empatar, por lo que el Sr. Malfoy y usted tuvieron que perseguir al
Sr. Potter hasta el tejado. La Legión Caos ha demostrado ya, en dos
veces consecutivas, fuerza militar equivalente a la de los otros dos
ejércitos combinados. Esto no me deja otra opción. General Potter,
usted va a elegir ocho soldados de su propio ejército, incluyendo al
menos un Teniente Caótico, para ser dividido entre el Ejército
Dragón y el Regimiento Rayo de Sol -"
"¿Qué?"
Hermione explotó de nuevo, ella miró de reojo a los otros generales
y vio que Harry se mostraba tan conmocionado como ella, mientras que
Draco Malfoy solamente se veía resignado.
"El
General Potter es más fuerte que ustedes dos juntos," el
Profesor Quirrell declaró con calmada precisión. "Su concurso
ha terminado, pues él ha ganado, y es hora de calibrar a los tres
ejércitos para que él afronte un nuevo reto."
"¡Profesor
Quirrell!"
exclamó Harry. "Yo no -"
"Esta
es mi decisión como el Profesor de Batalla Mágica en el Colegio
Hogwarts de Magia y Hechicería y no está sujeta a negociaciones."
Las palabras seguían siendo precisas, sin embargo la mirada en los
ojos del Profesor Quirrell le congeló la sangre a Hermione, incluso
si él no la veía a ella sino a Harry. "Y encuentro sospechoso,
Sr. Potter, que el momento en que usted deseó insolar a la Señorita
Granger y al Sr. Malfoy para forzar que lo persiguieran hasta el
tejado, usted fuera capaz de aniquilar exactamente la cantidad de sus
fuerzas unidas que a usted le convenía. En efecto, este es el nivel
de desempeño que yo esperaba
de usted desde el inicio del año, ¡y me molesta
descubrir que usted se ha estado conteniendo en mis clases todo este
tiempo! He visto lo que usted puede hacer en verdad, Sr. Potter. Está
muy por encima del punto donde el Sr. Malfoy o la Señorita Granger
pueden combatirlo en un nivel parejo, y no se le permitirá pretender
que es de otro modo. Esto, Sr. Potter, se lo digo en mi capacidad
como su profesor: Para que usted descubra todo su potencial, debe
ejercer sus habilidades al máximo y no contenerse por ninguna
razón - ¡particularmente no por preocupaciones infantiles ante lo
que podrían pensar sus amigos!"
...
Ella
abandonó la oficina del Profesor de Defensa con un ejército más
grande, y menos dignidad, y sintiéndose mucho más como un pequeño
y triste bicho que acababa de ser aplastado, e intentando no llorar
con mucha mucha fuerza.
"¡No
me estaba
conteniendo!" Harry dijo tan pronto dieron la vuelta en la
primera esquina afuera de la oficina del Profesor Quirrell, en cuanto
la puerta de madera quedó cubierta por las paredes de piedra. "No
estaba pretendiendo, ¡nunca permití
que alguno de los dos venciera!"
Ella
no respondió, no podía responder, todo se le saldría si procuraba
pronunciar una palabra.
"¿En
serio?" replicó Draco Malfoy. El General Dragón seguía
teniendo ese aire de resignación. "Porque Quirrell está en lo
correcto, sabes, es sospechoso
que pudieras vencer a casi todos en nuestros dos ejércitos tan
pronto como quisiste que te siguiéramos hacia el tejado. Y no
dijiste algo entonces, Potter, ¿sobre que necesitábamos vencerte
cuando estuvieras peleando en serio?"
La
sensación de ardor estaba reptando por su garganta, y cuando llegara
a sus ojos ella estallaría en lágrimas, y desde entonces no sería
más que una pequeña niña chillona para los dos.
"Eso
-" Dijo la voz de Harry con urgencia, ella no lo estaba mirando
pero su voz sonó como si hubiera girado su cabeza hacia ella. "Eso
fue - Intenté hacer un mayor esfuerzo en esa ocasión, había una
razón importante, yo tenía
que, así que use un montón de trucos que había estado guardando -
y -"
Ella
siempre había estado intentando hacer su mejor esfuerzo, en cada
ocasión.
"-
y yo, yo permití salir a un lado de mí mismo que usualmente no
usaría para algo como clase de Defensa -"
Por
lo que si alguna vez ella estaba cerca de ganar contra Harry cuando
realmente
importara, él simplemente podría adentrarse en su lado oscuro y
aplastarla, ¿eso era cierto?
...por
supuesto que lo era. Ella ni siquiera podía mirar
a Harry a los ojos cuando él era aterrador, ¿cómo se le había
ocurrido pensar que ella podía llegar a vencerlo de verdad?
El
corredor se dividió, y Harry Potter y Draco Malfoy se dirigieron
hacia la izquierda para llegar a la escalera que los subía hasta el
segundo piso, y en cambio ella fue hacia la derecha, ni siquiera
sabía hacia dónde llevaba ese pasaje pero ahora mismo le era
preferible estar perdida en el castillo.
"Disculpa,
Draco," habló la voz de Harry, y luego un golpeteo de pisadas
siguiéndola.
"Dejame
sola," ella declaró, sonó severa pero tuvo que cerrar la boca
y presionar sus labios temblorosos y aguantar la respiración para
evitar que todo se le escapara.
El
niño siguió acercándose, corrió a su lado y se puso enfrente de
ella, porque era estúpido ese era el por qué, y Harry dijo, su voz
ahora era un susurro agudo y desesperado, "¡Yo no salí
corriendo cuando tú
me estabas venciendo a mí
en todas mis clases excepto montar escoba!"
Él
no entendía, y nunca lo comprendería, Harry Potter nunca lo iba a
captar, porque sin importar que concurso él perdiera seguiría
siendo el Niño-Que-Vivió, si tu eras Harry Potter y Hermione
Granger te estaba venciendo eso quería decir que todos estaban
esperando que elevaras para el reto, si eres Hermione Granger y Harry
Potter te estaba venciendo eso significaba que simplemente no eras
nadie.
"No
es justo," ella aulló, su voz estaba sacudida aunque no estaba
llorando, no todavía, "Yo
no tendría porqué luchar contra tu lado oscuro, yo sólo -
únicamente -" Yo
nada más tengo doce,
eso fue lo que pensó entonces.
"Yo
sólo usé mi lado oscuro una
vez
y eso fue - ¡cuando tenía
que hacerlo!"
"¿Así
que hoy venciste a todo
mi ejército
siendo simplemente Harry?" Ella seguía sin llorar todavía, y
aún así se preguntó cómo se vería su cara en ese momento, si se
vería como una Hermione enojada o una triste.
"Yo
-" Harry contestó. Su voz se puso más baja, "yo no
estaba... realmente no esperaba
ganar, esta vez, sé que afirme ser invencible sin embargo eso
únicamente fue para asustarte, realmente pensé que te íbamos a
detener por un rato -"
Ella
empezó a caminar de nuevo, pasó a un lado de él caminando, y
mientras pasó el rostro de Harry se endureció como si él
fuera a llorar.
"¿Está
el Profesor Quirrell en lo correcto?" llegó un murmullo agudo y
desesperado detrás suyo. "Si te tengo como amiga, ¿siempre
tendré que tener miedo de ser mejor que tú porque sabré que herirá
tus sentimientos? ¡Eso no es justo, Hermione!"
Ella
respiró profundamente y lo aguantó y salió corriendo, sus pies
resonando a través de la piedra tan rápido como podían, corriendo
tan veloz como se atrevía con la visión borrosa, corrió para que
nadie la fuera a escuchar, y esta vez Harry no la siguió.
...
Minerva
estaba revisando los pergaminos de Transformación para el Lunes, y
acababa de reducir doscientos puntos a un pergamino de quinto año
con un error que potencialmente podría haber asesinado a alguien.
Durante su primer año como profesora había estado indignada por las
locuras de los estudiantes en sus últimos años, ahora nada más
estaba resignada. Algunas personas además de no aprender nunca,
nunca se daban cuenta de que eran irremediables, seguían animados y
ansiosos y lo seguían intentando. A veces te creían cuando se los
decías, antes de que abandonaran Hogwarts, que ellos nunca
debían intentar nada inusual, rendirse con la Transformación y usar
las artes únicamente mediante Encantamientos establecidos; y a
veces... ellos no te hacían caso.
Estaba
a la mitad de intentar desenmarañar una respuesta particularmente
compleja cuando un llamado a la puerta interrumpió sus pensamientos;
y no eran sus horas de oficina, pero le había tomado muy poco tiempo
como Jefa de la Casa de Gryffindor aprender a suspender la sentencia.
Siempre podía restar puntos de Casa después.
"Adelante,"
ella dijo con voz rasposa.
La
niña que entró a su oficina claramente había estado llorando, y
luego se había lavado la cara con la esperanza de que no se notara -
"¡Señorita
Granger!" exclamó la Profesora McGonagall. Le había tomado un
momento reconocer el rostro con los ojos enrojecidos y las mejillas
hinchadas. "¿Qué sucedió?"
"Profesora,"
respondió la niña con voz temblorosa, "usted dijo que si
alguna vez estaba preocupada o incómoda por cualquier cosa, debía
venir con usted de inmediato -"
"Sí"
reiteró la Profesora McGonagall, "¿ahora qué sucedió?"
La
niña empezó a explicar -
...
Hermione
se quedó quieta y las escaleras giraron a su alrededor, una hélice
giratoria que no debió llevarla a ningún lado, y en vez de eso la
elevó continuamente hacia arriba.
Hermione pensó que se parecía al Encantamiento de Escalera Sin Fin,
que había sido inventado en 1733 por el hechicero Arram Sabeti que
vivió en la cima del Monte Everest en los días en que ningún
Muggle lo podía trepar. Sólo que eso no podía ser correcto porque
Hogwarts era mucho más vieja - ¿tal vez el encantamiento había
sido reinventado?
Ella
debió estar temerosa, debió estar nerviosa por su segundo encuentro
con el Director.
Ella
estaba,
de hecho, temerosa y nerviosa por su segundo encuentro con el
Director.
Sólo
que Hermione Granger había estado pensando; había estado pensando
mucho, tras no haber sido capaz de correr más y se había recostado
contra una pared con sus pulmones en llamas, pensando mientras se
enrollaba como una bola con la espalda contra la fría piedra y sus
piernas extendidas y llorando.
Incluso
si perdía contra Harry Potter ella nunca, jamás iba a perder contra
Draco Malfoy, eso era simplemente totalmente absolutamente
inaceptable, y el Profesor Quirrell había alabado al General Malfoy
por no ignorar sus miles de alternativas; por lo que después de
haberse desahogado en llanto pensó en otros catorce hechizos que
ella debió
haber
intentado contra Harry y Neville, y luego se preguntó a sí misma si
podría haber estado cometiendo el mismo tipo de equivocación sobre
otras cosas; y así fue como terminó llamando a la puerta de la
Profesora McGonagall. No para pedir ayuda, ahora mismo Hermione no
tenía ningún plan con
el
que podría haber pedido ayuda,
nada más le contaba todo a la Profesora McGonagall, porque cuando
pensó al respecto le pareció como una de las mil alternativas de
las que el Profesor Quirrell había estado hablando.
Y
le contó a la Profesora McGonagall sobre cómo Harry Potter había
cambiado desde el día en que el fénix había estado sobre su
hombro, y sobre cómo más y más personas parecían verla como algo
que le pertenecía a Harry, y cómo le parecía que Harry se estaba
alejando cada vez más de todos los demás en su año escolar e iba
por ahí con un aire triste a veces como si estuviera perdiendo a
alguien, y ella
ya no sabía qué hacer.
Y
la Profesora McGonagall le había dicho que necesitaban hablar con el
Director.
Y
Hermione se había sentido preocupada, pero entonces tuvo el
pensamiento de que Harry
Potter no
habría estado aterrado del Director. Harry Potter nada más se
habría lanzado hacia adelante haciendo lo que fuera que estuviera
intentando hacer. Quizá (le llegó el pensamiento) valía la pena
intentar
ser así, no
estar asustada, nada más hacer lo que fuera, y ver lo que le
ocurría, realmente no podía ser tan malo.
La
Escalera Sin Fin dejó de girar.
La
gran puerta de roble en frente de ellas con la aldaba metálica del
grifo se abrió sin haber sido tocada.
Detrás
de un escritorio de roble negro con docenas de cajones saliendo en
todas direcciones, viéndose como si tuviera conjuntos de cajones
dentro
de otros cajones, estaba el Director de Hogwarts de barba plateada
sobre su trono, Albus Percival Wulfric Brian Dumbledore, dentro de
cuyos ojos gentilmente centelleantes Hermione miró durante tres
segundos antes de distraerse con todas las otras cosas en el cuarto.
Tiempo
después - ella no estaba segura de cuánto tiempo pero fue mientras
estuvo intentando contar el número de cosas en el cuarto por tercera
vez y todavía
no conseguía la misma respuesta, aún cuando su memoria insistía
que nada había sido añadido o removido - el Director se aclaró la
garganta y dijo, "¿Señorita Granger?"
La
cabeza de Hermione se dio la vuelta, y ella sintió un poco de calor
en sus mejillas; sin embargo Dumbledore no pareció molesto, sólo
sereno, y con una mirada intrigada en aquellos tibios, mitad ojos
mitad gafas.
"Hermione,"
habló la Profesora McGonagall, la voz de la bruja era gentil y su
mano sobre el hombro de Hermione era tranquilizadora, "por favor
cuenta al Director lo que me revelaste sobre Harry."
Hermione
empezó a hablar, a pesar de su nueva resolución su voz seguía
tropezando con algo de nerviosismo, al describir cómo Harry había
cambiado en las últimas semanas desde que Fawkes había estado sobre
su hombro.
Cuando
terminó hubo una pausa, y luego el Director suspiró. "Lo
lamento, Hermione Granger," declaró Dumbledore. Aquellos ojos
azules se habían vuelto más tristes mientras ella se explicaba.
"Eso es... desafortunado, pero no puedo decir que sea
inesperado. Es la carga del héroe, lo que has visto."
"¿Un
héroe?"
inquirió Hermione. Ella levantó la vista nerviosamente hacia la
Profesora McGonagall y vio que el rostro de la Profesora de
Transformación se había puesto más duro, aunque su mano seguía
apretando el hombro de Hermione de manera confortadora.
"Sí,"
respondió Dumbledore. "Yo fuí un héroe alguna vez, antes de
ser un misterioso mago anciano, en los días cuando me opuse a
Grindelwald. ¿Ha leído libros de historia, Señorita Granger?"
Hermione
asintió.
"Bueno,"
prosiguió Dumbledore, "eso es lo que los héroes tienen que
hacer, Señorita Granger, tienen sus tareas y deben crecer fuertes
para cumplirlas, y eso es lo que usted ve suceder a Harry. Si hay
algo que pueda ser hecho para hacer más gentil su camino, entonces
usted
será la que lo haga, y no yo. Pues yo no soy el amigo de Harry,
lastimosamente, no soy más que su misterioso mago anciano."
"Yo
-" titubeó Hermione. "No estoy segura - de querer seguir
siendo -" Su voz se paró, parecía demasiado horrible como para
decirlo en voz alta.
Dumbledore
cerró sus ojos, y cuando los abrió, se veía un poco más viejo que
antes. "Nadie puede detenerle, Señorita Granger, si elige dejar
de ser la amiga de Harry. En cuanto a lo que eso le haría, usted
puede saberlo mejor que yo."
"Eso
- no parece justo,"
Hermione dijo, su voz temblando. "¿Que yo tenga
que ser la amiga de Harry porque él no tiene a nadie más? Eso no
parece justo."
"Ser
una amiga no es algo a lo que usted pueda ser forzada, Señorita
Granger." Sintió como si los ojos azules la atravesaran. "Los
sentimientos están ahí, o no están. Si están ahí, usted puede
aceptarlos o negarlos. Usted es
la amiga de Harry - y escoger negarlo le haría a él un terrible
daño, quizá más allá de cualquier cura. Pero Señorita Granger,
¿que la empujará a semejante extremo?"
Ella
no podía hallar las palabras. Ella nunca había sido capaz de
encontrar las palabras. "Si te acercas demasiado a Harry - eres
tragada,
y ya nadie te mira a ti,
no eres más que algo que le pertenece a él,
todos creen que el mundo entero gira alrededor de él y..." Ella
no tenía las palabras.
El
mago anciano asintió con lentitud. "Es efectivamente un mundo
injusto en el que vivimos, Señorita Granger. Todo el mundo sabe que
fuí yo quien derrotó a Grindelwald, y pocos recuerdan a Elizabeth
Beckett quien murió abriendo el camino para que yo pudiera avanzar.
Y aún así ella es recordada. Harry Potter
es el
héroe de esta obra, Señorita Granger; el mundo sí
gira alrededor de él. Él está destinado a grandes cosas; y creo
que llegará el momento en que el nombre de Albus Dumbledore será
recordado como el misterioso mago anciano de Harry Potter, más que
por cualquier cosa que yo haya hecho. Y tal vez el nombre de Hermione
Granger será recordado como su compañera, si demuestra ser digna de
ello en su tiempo. Por esto le diré la verdad: nunca hallará más
gloria por su cuenta, que en la compañía de Harry Potter."
Hermione
sacudió su cabeza con rapidez. "Pero eso no
es -" Ella sabía que no sería capaz de explicarlo. "No es
por la gloria,
es sobre ser - ¡algo que le pertenece a alguien más!"
"¿Así
que piensa que preferiría ser la heroína?" El mago anciano
suspiró. "Señorita Granger, yo he sido
un héroe, y un líder; y habría sido mil veces más feliz de haber
podido pertenecer a alguien como Harry Potter. Alguien hecho de algo
más duro que yo, para tomar las decisiones difíciles, y aún así
digno de ser mi líder. Pensé, una vez, que había conocido a tal
hombre, sin embargo estaba equivocado... Señorita Granger, usted no
tiene idea para
nada
de cuán afortunados son aquellos como usted, en comparación a los
héroes."
La
ardiente sensación estaba trepando por su garganta de nuevo, junto
con la impotencia, ella no comprendía por qué la Profesora
McGonagall la había traído aquí si el Director no la iba a ayudar,
y tras echar una ojeada a la cara de la Profesora McGonagall, parecía
como si la propia Profesora McGonagall tampoco estuviera segura de
que hubiera sido una buena idea
"Yo
no quiero ser una heroína," replicó Hermione Granger, "No
quiero ser la compañera de un héroe, nada más quiero ser yo."
(Unos
cuantos segundos después le llegó el pensamiento de que quizá ella
sí
quería en realidad convertirse en una heroína, pero decidió que no
iba a cambiar lo que acaba de pronunciar.)
"Ah,"
dijo el anciano mago. "Ese es un objetivo arduo, Señorita
Granger." Dumbledore se alzó de su trono, se apartó de su
escritorio, y apuntó a un símbolo en la pared, tan ubicuo que los
ojos de Hermione lo habían pasado por alto; un escudo descolorido
sobre el cual estaba inscrito la heráldica de Hogwarts, el león y
la serpiente, el tejón y el cuervo, y en Latín grabadas las
palabras cuyo significado ella nunca comprendió. Entonces, mientras
se daba cuenta dónde estaba puesto el escudo, y cuán viejo se veía,
de repente se le ocurrió a Hermione que éste podría ser el
original
-
"Un
Hufflepuff diría," declaró Dumbledore, golpeando suavemente
con su dedo el descolorido tejón y haciendo que Hermione se
retorciera del dolor por el privilegio (si es que era
el original), "que esas personas fracasaban en convertirse lo
que debían haber sido, porque eran demasiado perezosos para poner
todo el trabajo necesario. Un Ravenclaw," tocando el cuervo,
"repetiría aquellas palabras que los sabios reconocen como más
antiguas que Socrates, conocete
a ti mismo,
y dirían que las personas fracasan en ser lo que deberían ser, a
causa de la ignorancia y la falta de pensamiento. Y Salazar
Slytherin," Dumbledore arrugó la cara cuando su dedo tocó la
serpiente descolorida, "por alguna razón, diría que nos
convertimos en lo que debemos ser al seguir nuestros deseos adonde
quiera que nos lleven. Tal vez él creería que las personas fracasan
en convertirse en sí mismos porque se rehúsan a hacer lo que es
necesario para alcanzar sus ambiciones. Sin embargo es de notar que
casi todos los Magos Oscuros que han salido de Hogwarts han sido
Slytherins. ¿Se convirtieron en lo que se suponía debían ser? Yo
creo que no." El dedo de Dumbledore tocó al león, y luego se
giró hacia ella. "Dígame, Señorita Granger, ¿qué
respondería un Gryffindor? No necesito preguntar si el Sombrero
Seleccionador le ofreció esa Casa."
No
parecía una pregunta difícil. "Un Gryffindor diría que las
personas no se convierten en lo que deberían ser, porque tienen
miedo."
"La
mayoría de las personas tienen
miedo, Señorita Granger," afirmó el mago anciano. "Viven
su vida entera circunscritos por temores paralizantes que les impide
alcanzar todo lo que podrían lograr, todo lo que podrían
convertirse. Temor de decir o hacer lo incorrecto, terror de perder
sus meras posesiones, miedo de la muerte, y sobretodo el temor a lo
que otras personas pensarán de ellos. Tal miedo es la cosa más
terrible, Señorita Granger, y es terriblemente importante saber eso.
Sin embargo no es eso lo que Godric Gryffindor había dicho. Las
personas se convierten en lo que se supone que deben ser, Señorita
Granger, al hacer lo que es correcto." La voz del mago anciano
era gentil. "Así que responda, Señorita Granger, ¿cuál le
parece a usted que es la elección correcta?
Porque eso
es quien usted es realmente, y a donde sea que ese camino la lleve,
esa es quien usted se supone debe convertirse."
Hubo
un largo espacio llenado con los sonidos de las cosas que no podían
ser contadas.
Ella
pensó al respecto, porque era una Ravenclaw.
"No
creo
que sea correcto," Hermione respondió con lentitud, "para
alguien tener que vivir dentro de la sombra de alguien más de ese
modo..."
"Muchas
cosas en este mundo no son correctas," replicó el mago anciano,
"la cuestión es lo que es correcto para usted
hacer al respecto. Hermione Granger, seré menos sutil de lo que es
usual para un misterioso mago anciano, y le revelaré sin rodeos que
usted no puede imaginar
cuán mal saldrían las cosas si los eventos alrededor de Harry
Potter cogieran un mal cariz. Su misión es de una importancia tan
grande que usted ni siquiera soñaría
con alejarse, de saber usted de que se trata."
"¿Cuál
misión?" interrogó Hermione. Su voz estaba temblando, porque
era muy claro cuál respuesta estaba buscando el Director y ella no
quería darla. "¿Que le sucedió
a Harry entonces, por
qué
estaba Fawkes sobre su hombro?"
"Él
creció," contestó el mago anciano. Sus ojos parpadearon varias
veces, bajo las gafas de media luna, y de repente su rostro pareció
muy arrugado. "Verá usted, Señorita Granger, las personas no
crecen por el tiempo, las personas crecen cuando se encuentran en
situaciones de adultos. Eso es lo que le ocurrió a Harry Potter este
Sábado. Se le dijo - usted no debe compartir esta información con
nadie, usted entiende - se le dijo que debía pelear con alguien. Yo
no puedo revelar con quién. No puedo revelar por qué. Pero eso es
lo que le sucedió a él, y la razón por la que necesita a sus
amigos."
Hubo
una pausa.
"¿Bellatrix
Black?"
Hermione inquirió. No habría estado más conmocionada ni siquiera
si alguien le hubiera enchufado un cable eléctrico dentro de la
oreja. "¿Usted va a hacer que Harry combata a Bellatrix
Black?"
"No,"
respondió el mago anciano. "No ella. No puedo decirle quién, o
por qué."
Ella
lo consideró un poco más.
"¿Hay
alguna manera en la que me pueda mantener
a la par con
Harry?" preguntó Hermione. "O sea, no estoy diciendo que
eso es lo que voy a hacer,
sin embargo - ¿si él necesita amigos entonces podemos ser amigos
iguales?
¿Puedo yo ser una heroína también?"
"Ah,"
exclamó el mago anciano, y sonrió. "Únicamente usted puede
decidir eso, Señorita Granger."
"Pero
usted no me va a ayudar como le está ayudando a Harry."
El
mago anciano negó con su cabeza. "Le he ayudado muy poco,
Señorita Granger. Y si usted me está pidiendo una misión -"
El mago anciano sonrió de nuevo, más bien irónicamente. "Señorita
Granger, usted está en su primer año de Hogwarts. No esté
demasiado ansiosa de crecer; después habrá suficiente tiempo para
eso."
"Yo
tengo doce. Harry tiene once."
"Harry
Potter es special," aclaró el mago anciano. "Como usted
bien sabe, Señorita Granger." Los ojos azules de repente la
perforaron bajo las gafas de media luna, y ella recordó el día del
Dementor cuando la voz de Dumbledore le había comunicado, dentro de
su mente, que él sabía sobre el lado oscuro de Harry.
Hermione
levantó su mano y tocó la mano de la Profesora McGonagall, que
había permanecido fuerte sobre su hombro durante todo el tiempo, y
Hermione dijo, ella estaba sorprendida de que su voz no se rompiera,
"Me gustaría irme, ya mismo, por favor."
"Por
supuesto," confirmó la Profesora McGonagall, y Hermione sintió
la mano sobre su hombro haciéndola girar gentilmente para encarar la
puerta de roble.
"¿Has
elegido ya tu camino, Hermione Granger?" interrogó la voz de
Albus Dumbledore detrás suyo, al tiempo que la puerta crujía
lentamente al abrirse y revelar el Encantamiento de la Escalera Sin
Fin.
Ella
asintió.
"¿Y?"
"Yo,"
ella titubeó, su voz atascada, "yo, yo -"
Ella
tragó saliva.
"Yo
haré - lo que es correcto -"
No
añadió nada más, no era capaz, y entonces la Escalera Sin Fin
empezó a girar a su alrededor una vez más.
Ni
la Profesora McGonagall ni ella hablaron durante el descenso.
Cuando
las Fluidas Gárgolas de Piedra se hicieron a un lado para dejarlas
pasar, y las dos salieron hacia los corredores de Hogwarts, la
Profesora McGonagall finalmente habló, y lo hizo susurrando, "Lo
lamento terriblemente, Señorita Granger. No pensé que el Director
fuera a decir semejantes cosas a usted. Creo que él realmente ha
olvidado lo que se siente ser un niño."
Hermione
le devolvió la mirada y vio que la Profesora McGonagall parecía
como si ella
fuera a explotar en lágrimas... sólo que no realmente, pero había
una tensión en su cara que era similar a eso.
"Si
yo quiero ser una heroína también," pidió Hermione, "si
decido ser una heroína también, ¿hay algo que usted
pueda hacer para ayudar?"
La
Profesora McGonagall rápidamente negó con su cabeza, y contestó,
"Señorita Granger, no estoy segura de que el Director esté
equivocado sobre eso.
Usted tiene
doce."
"De
acuerdo," replicó Hermione.
Caminaron
un poco más.
"Disculpe,"
dijo Hermione, "¿está bien si regreso por mi cuenta a la torre
de Ravenclaw? Lo siento, no es su culpa ni nada, únicamente quiero
estar a solas en este momento."
"Por
supuesto, Señorita Granger," aceptó la Profesora McGonagall,
su voz sonando un poco ronca, y Hermione escuchó sus pasos
detenerse, y luego devolverse detrás suyo.
Hermione
Granger se fue caminando.
Subió
un tramo de escaleras, y luego otro, preguntándose si había alguien
más en Hogwarts que le diera la oportunidad de ser un héroe. El
Profesor Flitwick diría lo mismo que la Profesora McGonagall, e
incluso si no lo hacía, probablemente no le podría ayudar, Hermione
no sabía quién podía
ayudar. Bueno, al Profesor Quirrell se le ocurriría algo astuto si
ella usaba suficientes puntos Quirrell, pero ella tenía la sensación
de que preguntarle a él sería una mala idea - que el Profesor de
Defensa no podría ayudar a nadie a convertirse en el tipo de héroe
que valía la pena convertirse, y que él ni siquiera entendería la
diferencia.
Casi
había llegado a la torre de Ravenclaw cuando vio el destello dorado.
...
Capítulo 67 Capítulo 69
Nota del traductor
Han
pasado 84 años.
Aún
no estoy libre del todo de mis compromisos de escritor negro mal
pagado, pero ya casi.
Me
han sucedido varias cosas pero aún no se han concretado al punto en
que pueda explicarlas. Mañana tengo una cita médica y de eso
dependen muchas cosas en mi futuro. No es algún peligro inminente el
que me amenaza, sino más bien una de esas lindas enfermedades para
toda la vida, pero hasta que no haya nada confirmado es mejor no
comentarlo.
Sobre
HPMOR, confieso que a ratos quisiera que alguien más siguiera con el
proyecto o me colaborara. Pero el 100% de los que se han ofrecido a
hacer alguna de esas dos cosas no me ha cumplido, lamentablemente.
Supongo que en parte es mi culpa, porque quiero que la traducción se
haga con la mayor calidad posible.
Me
han reclutado para ser voluntario en mi biblioteca escapar, y aunque
quiero escapar del compromiso porque soy introvertido, me instigaron
suficiente culpa como para no poder decir que no sin remordimientos.
Tal vez pueda motivar a algunas personas a leer HPMOR como un método
para fomentar la lectura y el amor a la ciencia.
Tengo
la intención de que el siguiente capítulo no demore tanto, y creo
que ya empiezo a regresar a un ritmo de traducción normal, sin
embargo no quiero prometer fechas que no estoy seguro de cumplir
mientras haya tanta inestabilidad en mi vida.
Esta
saga con Hermione me gusta bastante, y espero hacerle justicia.