Death Note Balance
Capítulo 1
Desolación
Fuente |
...
DEATH NOTE
Cómo
usarlo
I
El humano cuyo nombre sea escrito en este cuaderno morirá.
Este cuaderno no funcionara a menos de que el escritor tenga en su
mente la cara de la persona cuyo nombre escriba. De ese modo,
personas que compartan el mismo nombre no se verán afectadas.
Si la causa de muerte es escrita en los siguientes cuarenta segundos,
pasará del modo que se escriba.
Si la causa de muerte no es escrita, la persona simplemente morirá
de un ataque al corazón.
Tras escribir la causa del fallecimiento, los detalles de la muerte
deberán ser ingresados en los próximos seis minutos y cuarenta
segundos.
...
En el
mundo de los Shinigami –Dioses
de la Muerte– uno de ellos
dijo: “Cada día es igual... aburrido...”
En el
mundo de los seres humanos, una joven estudiante de último año de
secundaria, pensó mientras miraba distraídamente por la ventana:
“Este mundo está podrido.”
...
“Han
pasado cinco días,” meditó en voz alta Ryuk el Shinigami, “es
momento de ver qué pasa.”
“¿A
dónde vas, Ryuk?” Indagó otro Shinigami levantando la vista
de su juego con huesos.
“El
mundo de los Shinigami es un desierto adonde quiera que vayas.”
Comentó otro Shinigami, compañero de juegos del anterior, sin
desaprovechar la oportunidad para hacer trampa.
“He
perdido mi Death Note.” Respondió Ryuk.
“¡Ja
ja ja ja! ¿Qué tan despistado puedes ser?” Se burló el
primero.
“De
hecho, ¿no engañaste al Rey de los Shinigamis para conseguir dos
Death Note? ¿Perdiste las dos?” El segundo Shinigami era mas
consciente de la astucia de Ryuk y por ende sospechaba de él.
“¿Tienes
idea de dónde lo perdiste?” Continuó el primer Shinigami.
“En
el mundo de los humanos.” Se despidió Ryuk, dejando
confundidos a los de su especie.
Ryuk
se acercó al vórtice, el puente que conectaba ambos mundos.
Desplegando sus alas, se dejó tragar y cayó a toda velocidad, hasta
que no siguió cayendo y sus alas le permitieron flotar sobre el
mundo de los humanos.
Del
cuaderno perdido en el mundo de los humanos por este Shinigami... La
gran batalla entre los elegidos comenzó.
...
Arturia
León, de 17 años, fue la única que vio el cuaderno negro caer del
cielo. La chica tenía el cabello rizado y de color castaño claro,
casi rubio, un tono inusual. Su piel era morena. Sus ojos eran verdes
y sus labios muy sensuales. No era muy alta, pero sus pechos y cadera
tenían unas jugosas medidas.
¿Un
cuaderno? Pensó, dudando de lo que acababa de ver con sus
propios ojos.
El
cuaderno permaneció en el suelo hasta que las clases terminaron.
Arturia se acercó, y mirando de un lado al otro, lo tomó sin que
nadie sintiera curiosidad por lo que ella estaba haciendo.
Death
Note. Leyó Arturia el título del cuaderno y lo tradujo en su
mente de inmediato. ¿El Cuaderno de la Muerte? Con
una mezcla de humor e incredulidad Arturia lo abrió y leyó para sí
misma. Todo estaba escrito en inglés: “Este es el
cuaderno de un Dios de la Muerte. Cómo usarlo. El humano cuyo
nombre sea escrito en este cuaderno morirá.”
...
Incapaz de resistirse a la curiosidad, Arturia esperó hasta llegar a
su casa –y encerrarse en su cuarto– para leer todos los detalles
de cómo funcionaba el Death Note.
“Este
cuaderno no funcionara a menos de que el escritor tenga en su mente
la cara de la persona cuyo nombre escriba. De ese modo, personas que
compartan el mismo nombre no se verán afectadas.”
“Si
la causa de muerte es escrita en los siguientes cuarenta segundos,
pasará del modo que se escriba.”
“Si
la causa de muerte no es escrita, la persona simplemente morirá de
un ataque al corazón.”
“Tras
escribir la causa del fallecimiento, los detalles de la muerte
deberían ser ingresados en los próximos seis minutos y cuarenta
segundos.”
Puedes
hacerlos morir pacíficamente o de manera dolorosa. Concluyó
Arturia.
Ella
dejó el Death Note sobre el escritorio, reposando a un lado de su
computador. Se recostó sobre la cama. Se sentía ofuscada consigo
misma por no ser capaz de burlarse de la broma del Death Note. Una
parte de ella quería que fuera real, y otra parte de ella le alegaba
que eso era imposible.
Arturia
cerró sus ojos para dormir, y los abrió casi en el acto.
...
Cinco
días después, Arturia llegó a casa. A diferencia de otros días,
dos estudiantes de su clase la habían acompañado. Su madre lo tomó
como un buen augurio.
“¡Hola!”
Saludó Arturia con fuerza para que la escucharan todos en casa.
“Hola.
A ver, diga cómo le fue.” La madre de Arturia se refería a
los resultados del Examen de Estado que a su hija le habían sido
entregados esa mañana, en el colegio.
Rebuscando
en su mochila, Arturia encontró y le entregó el pedazo de papel a
su madre.
“¡Dizque
primera del país! Me imagino que querrá que le hagamos una fiesta.”
La madre de Arturia se molestó al imaginarse toda la organización
necesaria.
“No
gracias. Voy a estudiar.” Denegó Arturia secamente,
encerrándose en su cuarto de nuevo, como todos los días. Pudo
sentir sin mirar los ojos juzgadores de su madre clavándose en su
espalda.
Todo
lo que quería ya me lo han entregado. Habló Arturia consigo
misma.
La
joven estudiante, sin cambiarse el uniforme, procedió a encender el
televisor y el computador a la vez. Luego sacó el Death Note del
cajón del armario donde guardaba su ropa interior. Lo sostuvo entre
sus manos con una mueca de disgusto.
“No
parece que lo estés disfrutando.” Señaló una voz extraña
detrás de ella.
Arturia
se volteó asustada y no pudo reprimir un pequeño grito ante la
visión de Ryuk. El Shinigami era demasiado alto y delgado. Sus ojos
eran enormes, saltones y desorbitados como los de un sapo. Su piel
cadavérica. Su boca gigantesca amenazaba con ser capar de tragarse
la cabeza de la chica de un solo bocado. Su complexión era humanoide
mas su fisonomía y rasgos recordaban a un cuervo hambriento.
“¿Por
qué estás tan sorprendida? Soy el propietario del Death Note, el
Dios de la Muerte Ryuk. Creo que ya te has dado cuenta de que ese
cuaderno no es normal.”
“¿Di–Dios
de la Muerte?” Titubeó Arturia. En ese instante creyó que
había llegado el final de su vida. Quiso calmarse, por lo que sentó
en la cama, cerró los ojos, respiró profundamente, y los abrió de
nuevo para confrontar a su inesperado visitante.
“En verdad me ha impresionado, Señor Ryuk. Había
imaginado que el dueño del Death Note vendría por mi alma, aunque
no esperaba que fuera tan pronto. Antes de proceder, ¿podría ser
tan amable de conversar conmigo un rato?”
Arturia
le mostró el cuaderno abierto de par en par a Ryuk, varias páginas
repletas de nombres.
“¡Guau!
¡Esto es alucinante! ¡Yo soy el que ha quedado sorprendido!”
Celebró Ryuk. “He escuchado muchas historias de Death Note que
caen al mundo humano, aunque jamás me hubiera imaginado que hubieras
hecho tanto en no más de cinco días. Una persona normal habría
enloquecido antes de llegar tan lejos... Sin embargo, eso que hablas,
lo de llevarme tu alma, no es más que pura imaginación humana. Yo
no voy a hacerte nada. Una vez que el Death Note aterriza en el mundo
humano, pertenece a ese mundo. Ahora te pertenece a ti.”
“¿Me
pertenece?” Arturia no podía creer que no fuera a recibir un
castigo divino.
“Si
tú no la quieres entonces entrégalo a alguien más. Si eso sucede,
borraré las memorias concernientes al Death Note. Además...”
Ryuk sacó sus alas, salió por la ventana y se posó sobre un poste
eléctrico. Ninguno de los transeúntes gritó ni notó la aberrante
presencia del Shinigami. “Como fuiste tú quien usó mi Death
Note, nadie más que tú puede verme u oírme. El Death Note es el
vinculo que une a la humana Arturia León y el Dios de la Muerte
Ryuk.”
Ryuk
bajó del poste y se sentó en la ventana.
“¿En
verdad no tengo que pagar un precio por utilizar el Death Note?”
Reiteró la joven humana.
“Bueno,
por un lado está el miedo, culpa y estrés que sólo es
experimentado por el usuario del cuaderno. Además, seré yo quien
escriba tu nombre en mi cuaderno.” Arturia se fijó en que Ryuk
llevaba otro Death Note atado en la cintura. “Y un humano que
haya usado el Death Note no podrá ir ni al Cielo ni al Infierno. Eso
es todo.”
Los
ojos de Arturia y Ryuk se enfrentaron por un largo rato. Ninguno de
los dos sonrió.
“Yo
estaba por encima del miedo y del estrés aún antes de poseer el
Death Note, y he vivido con la culpa desde la niñez, nada ha
cambiado para mí en ese aspecto.” Afirmó Arturia sin dudar.
“Me alegro de que seas tú quien tomé la decisión de cuándo
llegará mi existencia a su fin. Toda mi vida he luchado contra el
deseo de suicidarme. No quisiera ir a una cárcel, prefiero morir
antes de que eso ocurra. Y desde el momento en que escribí el primer
nombre en el Death Note, tuve muy claro que las puertas del Cielo y
del Infierno se cerrarían para mí.”
“Eres
una humana muy particular, Arturia León.” Dijo Ryuk con una
medio sonrisa.
“Por
favor, Señor Ryuk, conteste la siguiente pregunta. ¿Por qué me
eligió?” Para Arturia el propósito era algo muy importante.
“No
seas tan vanidosa. Simplemente dejé caer el cuaderno. ¿Crees que
fuiste elegida? Sucedió que cayó en un lugar... Y por casualidad tu
pasaste por ese lugar. Por eso puse la explicación de cómo usarlo
en el lenguaje más popular, inglés.”
“Ya
veo. ¿Pero por qué lo dejó caer en primer lugar?” A lo mejor
era porque Ryuk no era humano, sin embargo para Arturia era difícil
comprender el carácter y los motivos del Dios de la Muerte.
“Porqué
estaba aburrido.” Replicó con sencillez Ryuk. “Esto puede
sonar extraño proviniendo de un Dios de la Muerte, pero no me sentía
vivo. Ser un Dios de la Muerte en la actualidad es muy tedioso. Nos
la pasamos apostando entre nosotros o durmiendo. Si alguien escribe
más de un par de nombres se le burlan por trabajar tan duro.
Asesinar humanos desde el mundo de los Dioses de la Muerte no es nada
divertido. Y escribir en el cuaderno los nombres de los que son como
yo no tiene ningún efecto. Me imaginé que sería más divertido
estar aquí abajo, como relataban las leyendas.”
Hubo
otro rato de silencio e incomprensión entre los dos.
“De
verdad has escrito muchos nombres.” Opinó Ryuk leyendo el
Death Note que le pertenecía a la humana desde hace cinco días.
“Aseguras
que fue aburrimiento; yo no estaría tan segura.” Contradijo
Arturia acomodándose en la cama. “A lo mejor, al igual que yo,
sentías desolación por el estado actual de tu mundo. Tal vez la
empatía de nuestros sentimientos fue lo que trajo tu Death Note
hasta mí. Es probable que este farfullando sandeces para ti, sin
embargo, yo creo en la ley universal de la acción y la reacción, y
por ello confío en que hay una voluntad última y suprema
guiándonos, queriendo lo mejor para todos nosotros. No estoy
completamente convencida que al aceptar el Death Note este siguiendo
los deseos de esa entidad suprema, pero, como humana, al menos espero
estar haciendo lo correcto. Es lo que sentí desde un principio.”
...
Cinco
días atrás.
Arturia
intentó dormir y olvidarse del cuaderno. Mas le fue imposible, la
tentación de el Death Note sobre el escritorio era demasiado para
ignorarla.
Ella
razonó: Si en verdad funciona, me convertiré en una asesina. Hay
una persona que quisiera matar, desafortunadamente no conozco su
rostro como lo piden las instrucciones. Únicamente existe un tipo de
escoria humana que me siento con el derecho de exterminar. Sería
conveniente poder darme cuenta de inmediato si el Death Note a
surtido efecto.
Usando
el motor de búsqueda de la computadora, Arturia introdujo el
comando: VIOLADOR.
Luego especifico que acortara los resultados a las últimas
veinticuatro horas. Tuvo que revisar varias páginas hasta encontrar
con una que tuviera los datos necesarios.
La
siguiente nota en un blog llamó su atención:
NIÑA
VIOLADA POR 15 INMIGRANTES
En
el día de ayer, fueron capturados quince inmigrantes armenios en la
ciudad de París. Fueron atrapados en un hotel sin licencia y se les
imputa el crimen de violación. Las autoridades tienen en su poder un
vídeo en que los acusados abusan de una menor de tan solo 12 años
de edad. De algún modo el vídeo ha sido subido al Internet donde se
ha esparcido por todos lados. Aquellos que quieran ver el vídeo
pueden hacerlo en el siguiente Link bajo
su propia discreción. Abajo del vídeo pueden ver un listado con el
nombre de los acusados y una foto en el momento de su captura.
Arturia
tuvo que ver tres veces el vídeo para llenarse de odio. La ira la
embargó y la consumió por completo.
Invadida
por el deseo de venganza, Arturia escribió los quince nombres.
Durante
la siguiente hora, cada cinco minutos, refrescó el buscador
esperando que la noticia apareciera.
La ira
fue cediendo a la angustia, que dio paso a la decepción, luego a la
tristeza y por último a la resignación.
De
verdad anhelaba que el Death Note funcionara. Supongo que no ha sido
un desperdicio. Es como si hubiera realizado uno de esos ejercicios
terapéuticos en los que escribes el nombre de a quienes odias y
luego quemas el papel donde lo escribiste para que ese odio se
convierta en cenizas que se lleva el viento. No, no ha sido una mala
experiencia después de todo.
Entonces
Arturia lloró sobre la almohada hasta quedarse dormida.
...
“¡Arturia,
la comida!” La llamó su madre a cenar.
En la
mesa estaba toda su familia, habían empezado a comer sin ella.
Su
padre veía las noticias a la vez que comía a toda prisa. Era de
piel morena más oscura que la de su hija. Sus ojos eran negros al
igual que su cabello, que estaba cortado al estilo militar. Vestía
formalmente como correspondía al presidente de una compañía
respetable, aunque se había sacado el saco y la corbata para comer.
Tenía los puños muy grandes. En ese momento contaba cuarenta años.
Su
madre y su hermana menor intercambiaban chismes y hablaban mal de
alguien, como siempre. Ambas eran gordas y de cabello negro largo y
lacio. No era fácil ver que sus ojos eran verdes al igual que los de
Arturia, porque los tenían rasgados y uno de los ojos era un poco
bizco en ambas. La madre tenía cuarenta y tres años y la hermana
quince.
Sus
hermanos gemelos hablaban de videojuegos y chicas. Ambos eran muy
apuestos, de cabello castaño hasta los hombros, ojos negros grandes
y juguetones. A pesar de ser tan jóvenes sus cuerpos eran bastante
atléticos y se movían con mucha gracia. Tenían trece años.
Arturia
se metió un pequeño trozo de carne a la boca y lo masticó
lentamente.
“¿Por
qué siempre tenes que hacer tanto ruido para comer? ¡No me dejas
escuchar las noticias!” La regañó su padre.
Sus
hermanos y hermana se rieron. Incluso su madre no pudo ocultar una
sonrisa.
Arturia
bajó la cabeza y pretendió que no existía, hasta que una noticia
le llamó la atención.
“La
noticia insólita del día.” Anunció el presentador
correctamente vestido y con un tono de urgencia demandante. “Quince
personas sindicadas de haber violado a una menor en París murieron
esta tarde de un ataque al corazón mientras aguardaban su juicio. La
muerte de estos presos ocurrió con pocos segundos de diferencia. Las
autoridades han descartado que haya sido obra de otros reos. Se
maneja la hipótesis de que estos sujetos consumieron algún tipo de
droga previamente a su arresto, aunque aún no se ha podido
establecer que tipo de sustancia pudo haber causado este extraño
evento.”
“¡Cosas
de Dios!” Clamó su padre persignándose.
“¡Bobadas!
Eso fue que los mató la misma policía y se inventaron todo ese
rollo.” Grito su madre, y el resto de la familia asintió en
acuerdo. Excepto Arturia.
Ella
estaba ocultando su rostro entre sus manos, para que no vieran sus
lágrimas ni su felicidad. Arturia susurró: “El Death Note...
Es real.”
...
La
chica no pudo dormir esa noche. Se quedo acostada boca arriba,
todavía vestida con la camisa y la falda del colegio, murmurando:
“He matado quince personas. He matado... A quince personas.
¿Puedo arrepentirme ahora? No, es demasiado tarde. Tengo el poder,
nadie más tiene este cuaderno. Y quien tiene el poder tiene la
responsabilidad. Este mundo está podrido, no, no el mundo, algunas
personas. Unas cuantas. Y aquella personas que son capaces de cometer
un abuso tan atroz no merecen otra cosa que la muerte, Una muerte
prematura. Seré yo quien los asesine. Puedo hacerlo. No me
enloqueceré, no me detendré. Me siento terrible por haber
extinguido una vida, a pesar de que esas personas fueran tan
malvadas. Pagaré el precio; mi mente o mi alma, lo entregaré todo
por este privilegio. Alguien debe cambiar el mundo. Y no involucraré
a nadie más, cualquier otro podría utilizar el Death Note para
cosas horribles, más de lo que ya hice. Más de lo que voy a hacer.
Seguiré matando hasta que alguien me detenga, y entonces...”
...
Presente.
Sin
pronunciar palabra, Ryuk escuchó interesado el relato de Arturia.
“Los
tres primeros días no pude dormir ni comer bien. Mi familia empezó
a sospechar, por lo que me he forzado a descansar y a alimentarme
apropiadamente. Para limpiar este mundo, he seguido escribiendo el
nombre de los violadores cuyos rostros y nombres han sido capturados
en vídeo. Algunos estaban en prisión, otros no. Es fácil de lograr
en esta época. Con la televisión e Internet es muy sencillo
encontrar a ese tipo de criminales.” Concluyó
Arturia un poco más serena. Ya se iba acostumbrando a la presencia
de Ryuk.
“Ya
veo. Aunque hay dos cosas que no entiendo. ¿Por qué únicamente
eliminar a los violadores? ¿Y por qué no has escrito ninguna causa
de muerte? Supongo que puede ser por pereza en ambos casos.”
Expresó el Shinigami.
“No
es por pereza, es parte de mi plan de purificación.” Mientras
más se explicaba, más sonreía y más brillaban sus ojos.
“Creo honestamente que la raíz de todos los problemas en este
mundo son las violaciones, en especial las que les suceden a los
niños y niñas. Algunas estadísticas apuntan que una de cada tres
personas ha sufrido algún tipo de abuso sexual en la infancia.
Personalmente, yo soy más pesimista: creo que dos de cada tres
personas han sido victimas de violación. Y la mayoría de esos
abusados, en especial los hombres, al crecer se transforman en
violadores. O ladrones, asesinos o criminales de algún tipo. Y
aquellos que no delinquen de algún modo, se transforman en sujetos
apáticos que destruyen sus propias vidas, unos con más prontitud
que otros. El abuso sexual es un veneno que a herido a la humanidad
desde el principio de los tiempos, y se repite con cada generación.
Si se detienen las violaciones, se detiene el crimen en este mundo
desde su mismo origen. Pero nada más asesinando a una cantidad de
violadores, por enorme que sea esa cantidad, no sería suficiente.
Por eso es necesario que hasta el más idiota se de cuenta de una
sencilla verdad: los violadores están siendo asesinados.
Y si más y más de ellos mueren por la misma causa, de un ataque
cardíaco, el patrón sera evidente. El mundo entero será consciente
del castigo que cae sobre la cabeza de estos monstruos. Con el
tiempo, aquellos con deseos de lastimar a los más pequeños se
refrenaran a si mismos por temor de esa entidad que siempre observa y
condena. Y así, una nueva generación, más pura e inocente, surgirá
y guiará este mundo en la dirección correcta.”
Arturia
hizo una pausa para llevarse una botella de agua a la boca.
“Entonces
tú serás la única bastarda que quede viva.” Aprovechó Ryuk
para acusar con cinismo.
Por un
momento, Arturia lo miró con los ojos encendidos por una llama de
rencor y odio. Luego ella pasó una mano por su rostro y regresó a
su cara neutral de antes.
“Tengo
un desprecio bastante grande con respecto a esa palabra, te pido por
favor que no vuelvas a llamarme así.” Pidió
con un tono de voz muy helado. “No pienso vivir por
siempre, Ryuk. Aún si el Death Note lo hiciera posible, vivir
eternamente sería lo peor que me podría pasar. Quiero vivir lo
suficiente como para ver el mundo cambiar con mis propios ojos. Y
estoy convencida de que en algún momento, la vieja justicia de este
mundo se alzará para atraparme. Lucharé contra ellos sin rebajarme
a su nivel, por lo que es muy probable que me atrapen más temprano
que tarde. Eso estará bien, porque... Cuando mi sangre se derrame,
me convertiré... en la mártir que este nuevo mundo
necesita.” Declaró Arturia, quizá más para si
misma que para Ryuk
Ante
la demostración final de la humana, el Shinigami Ryuk sonrió... Y
luego su boca se anchó hasta mostrar todos los dientes en una mueca
siniestra y diabólica que no había sido vista ni en el mundo de los
humanos ni en el mundo de los Shinigamis desde hace cientos de años:
el autentico rostro de alegría de un Shinigami.
“¡Lo
sabía! Los humanos son... ¡Tan divertidos!”
...
En
otro país, la Interpol se reunía en un consejo de emergencia.
Cientos
de los mejores policías del mundo, asistían a la presentación de
un caso que parecía una locura.
“Es
un total de 52 casos de los que hemos tenido conocimiento en esta
semana. Todos murieron por ataque al corazón. Eran criminales
arrestados por violación o prófugos de la justicia bajo la misma
acusación. Es lógico asumir que muchos más han sido asesinados.
Operamos bajo la asunción de que al menos 100...”
...
Había
otra persona asistiendo a la conferencia aunque no estaba presente en
ella. A través de la pantalla encendida, la única fuente de luz en
la oscuridad, el reflejo permitió dilucidar fugazmente a un muchacho
ni joven ni viejo, alto pero muy flaco, vestido con un jean azul y
una camisa blanca de manga larga que acusaba manchas de comida.
“Así
que la Interpol finalmente está actuando. No seré capaz de negar mi
ayuda a la policía en un caso como este.” Murmuró el
desconocido frente a la computadora.
Siguiente Capítulo
...
Nota del Autor
Death
Note le pertenece a Tsugumi Ōba y Takeshi Obata.
Cuando
empecé a escribir este capítulo, reflexioné mucho sobre mi
motivación para trabajar en fanfics. Con HPMOR, se trata de
conectarme con la racionalidad y una forma de pensar superior. Un
deseo de ser más maduro. Con Atardecer, se trata de vivir el
amor, una oda a mi propia relación amorosa y a los obstáculos que
mi pareja y yo hemos tenido que superar; y a la vez jugar con poderes
y combates increíbles. Esto que acabas de leer es algo aún más
personal que los anteriores. Con este fanfic quiero purgar traumas y
sentimientos muy oscuros, en especial el conocido como odio.
A
medida que avancemos en la historia más y más serán las
diferencias con la historia principal que todos conocen. Sin embargo,
escribo este fanfic de tal modo que no sea necesario haber leído el
material original para comprender lo que ocurre y por qué.
Espero
que les haya agradado este inició, y que con sus lecturas me ayuden
a llegar hasta el oscuro final que espero extraer de mi mente y
corazón. Gracias.
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