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sábado, 26 de julio de 2014

Demasiados gatos en mi casa

Hace rato que no mencionó a los bebes de mi gata Tory, a lo mejor es porque me tienen como loco.


Las últimas inspecciones han arrojado el veredicto que tres de los gatitos son en realidad hembras. El blanco con negro, el único macho, ha sido el primero en abandonar a su madre al irse a tierras lejanas: la casa de al lado.

Resulta que todos los vecinos quedaron encantados con los hijos de Tory. La gata blanca ya está encargada, pero la persona que se la llevará, a tres casas de donde vivo, todavía no regresa de su viaje. Estoy contando con que al menos a la gris y la manchada sí se las llevaran lejos.


Mi gata amamantando a sus bebes
Mi gata amamantando a sus bebes. Como han crecido.



No es que no me gusten los gatitos, después de todo ayudé a traerlos al mundo y siento que soy responsable de ellos, sin embargo tener tantos gatos es problemático, por lo que lucho contra mi instinto mimoso.

Me ha sorprendido lo buena madre que ha salido Tory, y lo duro que le dio que se llevaran al gato blanco y negro, aunque fuera tan cerca. Se lo ha traído cargado en la boca varias veces, y lo ha intentado muchas veces más. No quiere aceptar que su bebe ya tiene otro hogar, se la pasa maullando desconsolada y no quiero imaginar cómo se pondrá cuando se vayan llevando al resto.

Gatos manchados
Gatos manchados. ¡Qué linda cara de susto!

Ahora que ya están comiendo y corriendo por todos lados, sí se nota que son de signo géminis. Aprovechan su diminuto tamaño para explorar cada rincón. Quieren que los carguen y soben todo el tiempo. Persiguen a su madre a todo lado. No se contentan con la leche que les da Tory y empiezan a exigir pedacitos de comida sólida. ¡Hasta le tiran zarpadas a su madre para que les permita comer de su alimento! Y Tory que es una pendeja, se hace a un lado.

Son unos terremotos, y la peor de todos es la gata blanca.

Gata blanca
Gata blanca. Burladora de trampas y acertijos.

La más inquieta entre los inquietos. Cada vez que Tory quiere salir a darse un respiro, ésta se le pega detrás de la cola. La gata blanca ya quiere pasearse por la calle como si fuera una adulta, sin temor de los perros y las motos que circulan con frecuencia frente a mí casa.

Por cierto, aprovecho para maldecir a quien sea que el dueño de esa PERRA que está en celo en mi barrio. Todos los perros están ladrando a horas demasiado tempranas por culpa de esa desgraciada PERRA.

En fin, que me impresiona la capacidad de la gata blanca para esquivar todos los obstáculos que le ponemos en frente para mantenerla dentro de la casa. Y es una experta en echarse carreras a toda prisa, es gracioso verla correr tan rápido con sus patas tan pequeñas.

En fin, si los ha enternecido un poquito este informe, pasen por mí casa y llévense a la gata gris, la más luchadora y aguerrida, o a la gata manchada, la más tímida de sus hermanas. ¡Gracias por leer!

Pidan una gata aquí:


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