La bala
La
bala no sabía que pensaba, pero sí tenía pensamientos, al igual
que un perro. Cuando la empujaron dentro del tambor del revólver,
la bala no estaba desprevenida: era el momento que había esperado
toda su vida. A diferencia de sus hermanas, esta bala no estaría
satisfecha dando en el blanco. Era una bala que consideraba su vida
tan importante como la de una abeja: un solo blanco y luego la
muerte.
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Esta bala quería estrellarse contra algo importante, dejar
un testimonio palpable de su existencia. Esta bala quería sangre.
Tal
vez se debió a un agente contaminante durante su fabricación, o a la
voluntad de Dios, sin embargo ella no
estaría satisfecha dándole a una lata de cerveza, cómo era la
intención de quién la disparó. La bala pudo ver la lata a lo lejos, desde adentro del largo cañón negro: incluso dudo que el pistolero
pudiera acertar con esa incierta puntería. No importaba si iba a
acertar o no, porque la protesta anticipada de la bala no le daría
oportunidad de disparar.
La
bala puso todo su empeño en estirarse. Ya fuera arriba, abajo o a
los lados, no importaba, su propósito era atascarse.
Cuando el
gatillo fue jalado, la bala había crecido dos milímetros.
A lo
mejor la bala no se expandió, era un defecto que siempre tuvo y no fue notado en los
controles de calidad, o la bala logró aumentar su masa durante los titubeos
del pistolero. No se puede saber. El caso es que la bala no siguió
su trayectoria por fuera del cañón de la pistola ni impactó contra
la lata.
La
bala explotó dentro de la pistola, la destruyó y logró que una
esquirla se clavara en el ojo del niño que había tomado el arma
de su padre sin permiso.
Después de todo, era una bala que quería
sangre, y no sabía distinguir entre adultos y niños. Y era
consciente de sus limitaciones constructivas, por lo que quedó muy
satisfecha de sí misma al destruir una vida en la flor de la
juventud.
Nota del autor 1
¡Qué cuento más extraño! Lo sé, es otro ejercicio de escritura. Escribir desde el punto de vista de un objeto no es sencillo, además que mi objetivo era sorprender un poco al lector con esa inesperada moraleja. Quería jugar con eso que dicen, que las peligrosas no son las pistolas sino las personas, porque de acuerdo a mi relato eso es, y a la vez no, cierto.Nota de autor 2
Estoy muy feliz al escribir esto porque tras un año, volveré a encontrarme con mi amada novia. No es fácil llevar una relación a distancia, pero cuando hay amor hay fortaleza. Todavía no ha salido el sol y ya estoy bañado y emperifollado. ¿Por qué se demora tanto el sol? Bueno, lo importante es que estaré por unos días en Florida, Valle del Cauca, pasando un tiempo de calidad con la persona que tanta falta me hacía. ¡Qué el sol brille más pronto hoy!Vendo cuentos al por menor y al por mayor. Y no olviden desearme un feliz viaje:
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