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viernes, 2 de mayo de 2014

Instante

ATARDECER

Capítulo 2
Instante


Edward Cullen Dibujo
Fuente

La monotonía de la secundaria fue interrumpida por la llegada de la nueva estudiante.

Me alegro de que mi vieja camioneta no destaque. ¿Pero de quién rayos será ese brillante Volvo?

Pude escucharla con inusitada claridad. Me era imposible detener el flujo de pensamientos adolescentes: tediosos y angustiantes, cuando no obscenos y pervertidos. Abandoné las quejas sobre mi habilidad y realicé una nota mental sobre la chica nueva: es observadora. Alice y yo, los fenómenos entre los fenómenos, eramos los encargados de vigilar a quienes rodearan a nuestra familia, y detectar cualquier posible amenaza con antelación.

Voy a ser una niña buena, nada de perder mis llaves. Sí, las tengo en mi bolsillo, me voy a volver paranoica de seguir revisando. Bueno, de acuerdo al mapa estoy... aquí... y mi primera clase es Inglés... así que debo ir...

¿Por qué la sonrisa?” Preguntó Emmett lanzando un puño que esquivé agachando la cabeza. Pude ver en su mente mi reflejo sonriendo de manera anormal. Con la memoria perfecta de nuestra especie podía estar seguro que esa no era un expresión con la que los demás me vieran usualmente.

La chica nueva, la hija del Jefe de Policía Swan.” Respondí encogiéndome de hombros. “Es divertida.”

Antes de que Emmett pudiera decir,

Pero a ti nada te ha parecido divertido antes.

Alice anunció:

Salgamos ahora, ya casi todos han entrado.”

Una más del enjambre adolescente, super. Pensó con sarcasmo la chica nueva.

A mi pesar, volví a sonreír, esta vez fui consciente de los músculos en mi rostro alargándose. Todos me otorgaron extrañas miradas y un bombardeo de,

Edward esta alegre, concéntrate en eso Jasper, no respires y procura hablar lo menos posible.

Edward se que es incomodo sentir la sed de Jasper pero por favor no dejes de observarlo.

¿Qué mosca le pico a Edward hoy?

Me veo tan hermosa el día de hoy. Definitivamente todos los colores me quedan bien.

Asentí con la cabeza de manera imperceptible para todos menos Alice. Uno por uno y con gracia sobrehumana salimos del auto y nos dirigimos a clase, como habíamos hecho tantas veces.

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Este tema ya lo vi en mi otra escuela, lastima que no prestara mucha atención entonces. La campana sonó, ¡por fin!

Emmett y yo nos dirigimos a nuestra aburrida clase de Español.


Ahora es mi oportunidad, vamos Eric, solo saluda y luego pregúntale que en dónde será su próxima clase.

Chico de cabello negro, Eric, amistoso, creo que lo recordaré.

Le gustó que la llamara Isabella. Yo creo que Bella suena mejor, pero bueno, lo importante es que yo le agradé. Puedo llevarla cerca del edificio seis, voy para el cuatro.

Emmett y yo llegamos a nuestra aburrida clase de Español. Fuimos los primeros en llegar. Emmett se sentó a pensar en como conseguir una revancha, no estaba contento en como Jasper lo había derrotado. Leer la mente de Emmett era lo mismo que escucharlo hablar. Opté por ignorarlo y enfocarme en,

Tengo la impresión de que contestaré muchas preguntas sobre el clima en Phoenix. Tengo que preparar comentarios sobre el clima de Forks... ¡Aburrido! Ahora me pregunta por mi blancura “natural.” Tranquila, hay cientos de razones para... Mentiré y diré que no me gusta recibirlo, algo con el cáncer de piel.

¿Por qué tenía que mentir sobre el sol? Esa parte me dejo confundido. Decidí aprovechar cuando estuviéramos en la cafetería y preguntarle algo relacionado con la luz del día.

Edward. Me llamó Alice mentalmente, ella quería preguntar por el estado de Jasper, pero su concentración en mí coincidió con mí decisión, lo que provocó que ella tuviera una visión y que yo fuera capaz de verla al mismo tiempo:

Alice, Jasper, Rosalie y Emmett irían a sentarse directamente en una mesa. Pero yo seguiría caminando con la intención de sentarme en la mesa de Isabella. Ella estaría acompañada por otros estudiantes, pude reconocerlos de un vistazo (Angela Weber, Eric Yorkie, Jessica Stanley, Mike Newton) pero la única que me importaba era Isabella. Pero antes de poder llegar lo suficientemente cerca de ella, una brisa de aire provino de su dirección y un olor embriagado le cantó a todos mis sentidos. El Edward de la visión de Alice comenzó a retorcerse como si estuviera a punto de desmayarse, de quedarse quieto, de lanzarse al ataque...

Mi puño se apretó con toda su fuerza sobre el lápiz que sujetaba en clase de Español, produciendo un fuerte chasquido que todos en la clase pudieron escuchar, mas antes de que pudieran voltear sus cabezas en mi dirección, escondí las astillas dentro de mi bolsillo. El chasquido repetido varias veces en cada uno de ellos fue como un timbrazo que me sacudió lo suficiente como para combatir la sed quemándome el cuello; la sed del futuro Edward, mi sed al imaginarme a que sabría aquello que olía tan delicioso, y la sed de Jasper no me hacía ningún bien.

¿Qué fue ese ruido?” Indagó la profesora hablando en español, con un fuerte y feo acento.

¡Edward! ¿Estás bien? Los pensamientos de Alice se me clavaron como dardos. Ella estaba muy preocupada, yo nunca había perdido el control de ese modo. Aún en mis días de oscuro justiciero, siempre mantuve el control para asesinar exclusivamente a los malos. Yo no quería... Pondría a mi familia en peligro si el secreto...

Me controlaría lo suficiente como para no atacarla en la cafetería delante de todos, pero le pediría que me acompañara a solas a un lugar, y ella se resistiría con una grosería y un empellón y me vería forzado a cargarla, todos comenzarían a gritar...

Supongo que nadie va a hablar. Se resignó la profesora.

Ella me estaba molestando, y la bestia dentro de mí sólo quería acercarse a ese olor...

Me levantaría, le torcería el cuello a todos mis compañeros antes la mirada atónita de Emmett.

No tengo porque matarlos a todos, no seré tan estúpido.

Me levantaría, pediría permiso para ir al baño en un español impecable que provocaría la envidia de la profesora y acecharía a mi presa hasta que la mejor oportunidad se presentara.

En todo momento guardaba un espacio de mi mente para odiarme a mí mismo. Pero en este instante dos personas más entraron allí: Isabella, por convertirme en lo que más aborrecía, y Alice, por mostrarme con perturbador detalle cada una de mis terribles acciones.

Eso me dio una idea. Volví a enfocarme en Isabella Swan, sin tomar ninguna decisión. Deje de sentir la sed de Jasper y las agitadoras visiones de Alice, absorbido por cada fútil pero extrañamente fascinador pensamiento de la chica que odiaba ser llamada Bella.

Supongo que era inevitable, finalmente el profesor de Trigonometría me ha pedido que me presente ante todos, soy una chica buena, sí lo soy. Repetiré mi nombre, repetiré que no me gustan los apodos, Isabella, Marie, incluso señorita Swan está bien, luego me siento.

Podía seguir percibiendo otras voces, lo más que podía lograr era convertir cada llamada de atención en un pitido molesto, como timbres de teléfono. Pero la única llamada que contestaba era la de Isabella, sólo me interesaba escuchar sus palabras. Ahora ella estaba en clase de Español.

Jessica Stanley, no muy alta, cabello negro rizado incontable, charla infinita, quiere sacar provecho de mi novedad. ¿Detecto rivalidad entre ella y esa chica Laura? Parece ser que Laura se siente amenazada por mí. No me importa, no le hablaré, evitaré cualquier posible y tonto conflicto. La la la, no te escuchó Jessica.

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Sonó la campana para ir a la cafetería. Planeaba quedarme sentado hasta que la oleada de adolescentes se abalanzara por las mejores comidas y mesas. Toda la mañana había escuchado los pensamientos de Isabella como un aliciente contra la sed insaciable y había funcionado bastante bien. La había observado brevemente en las mentes de otros, mas eso no era suficiente, en especial porque los ojos humanos percibían difusamente, dejaban escapar demasiados detalles, y quería verla, necesitaba verla. El monstruo dentro de mí rugió una vez más exigiendo que la asesinara y bebiera su sangre.

Correría a toda velocidad, pasando como una mancha borrosa que secuestraría a Isabella Swan y la llevaría lejos de allí. Todos lo verían, pero nadie sabría qué habían visto.

Edward no puedes seguir así. Se comunicó Alice sin hablar. Estaba frente a mí, con expresión sería.

El aula estaba vacía, a excepción de nosotros dos.

Me disculpó por haberte mostrado eso de mí, pero te prometo que no sucederá.” Dije.

Deberías alejarte de aquí, para alimentarte o para que Esme te acompañe y evite que cometas una locura. Prosiguió Alice sin pronunciar palabra.

En realidad estás molesta porque te he forzado a que me vigiles, cuando ya tenías tus manos llenas con Jasper.” Acusé, mantener a la bestia a raya había dañado mi humor. “¡Y tus visiones en lugar de ayudarme se me clavaban como dardos!”

Tu no eres así. Edward. Vete a casa. Suplicó mi querida hermana.

Sentí a Jasper acercarse antes que a Emmett o Rosalie, porque de inmediato usó su don para imponer calma sobre todo el grupo. Pude pensar con un poco más de claridad. Cuando todos estuviéramos reunidos, Alice les contaría lo que sucedía conmigo, de mi deseo perverso. Todos recordarían las dos veces que Emmett había estado en una situación similar y como había asesinado de inmediato a esas dos pobres mujeres. Se pondrían de acuerdo para restringir mis movimientos a toda costa y no podría llegar a cometer ningún mal. En ese momento sentí un breve momento de alivio, incrementado por el don de Jasper.

Un momento de descuido fue todo lo que se necesitó para que perdiera el control, para que bajara la guardia y la bestia desintegrara todo a mi alrededor.

Un rugido surgió de mi boca, un ruido más atronador que el de un león. Un humano ordinario habría quedado paralizado, pero Alice era un vampiro, y además gracias a sus visiones pudo ver con un segundo de antelación mis acciones. Ella fue capaz de suprimir el instinto de rugir a su vez y se proyecto sobre mí para intentar derribarme.

Sin embargo, mi velocidad siempre había sido superior, y el don de Alice también jugaba a mi favor.

Ella sujetó mi brazo derecho, o mas bien la manga de mi camiseta, que yo rasgué con mi propia fuerza para liberarme de su agarre, e hice una finta de golpe con mi puño izquierdo. Alice esquivó con un salto de gacela que no llegó muy alto, pues logré acertarla con una patada. Yo no estaba conteniendo mi fuerza, y el veneno corriendo por mis venas me fortaleció aún más. Mi patada casi parte en dos a Alice, dejando un enorme hueco en donde antes estaba su costado izquierdo.

Jasper rugió tan alto como yo lo había hecho antes, perdiendo el control al ver a su amada lastimada. Mi hermano se lanzó sobre mi, sin ningún pensamiento que delatara sus movimientos. Y su técnica era tan eficaz como mi velocidad.

Logré arrancarle un brazo a Jasper, y él me quitó uno de mis pies, a la altura de la rodilla.

Tambaleé, y en ese instante un proyectil rojo impactó contra mi pecho, empujándome contra una ventana, bañándome en cientos de fragmentos de vidrios, haciéndome volar por los aires y caer sobre el duro cemento. Alcancé a ver a Rosalie apartarse de mí. Con horrorosa lentitud me incorporé sobre mis codos, el daño en mi cuerpo me había despojado de mi agilidad. En cámara lenta observé la gigantesca sombra que cayó sobre mí y restringió todos mis movimientos.

La bestia en mí no se rindió, y le propinó una viciosa mordida a mi hermano en un brazo. Emmett gritó, pero no aflojó el agarre en lo más mínimo.

Lo siento Edward, pensó Rosalie, pero no me entusiasman las cicatrices.


Quise voltearme y morderla; justo lo que ella quería. Aprovechando mi acción, Rosalie puso sus manos sobre mi cuello, y con un brutal giro, me arrancó la cabeza.

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Nota del Autor

Edward e Isabella serán los narradores de este fic. El reto es alternarlos como narradores manteniendo un hilo argumentativo lógico e interesante. No es tan fácil cambiar de voz como pensé en un principio, pero vale la pena hacer el ejercicio para mejorar como escritor.




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